AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Detrás de la Marea (Stephen)
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Detrás de la Marea (Stephen)
La noche me envolvía después de una larga tarde mientras recorría las empedradas calles del lugar. Caminaba sin prisa observando de vez en cuando a la luna, la cual parecía esta noche ejercer un silencioso influjo sobre mí, muy diferente al de otros días, encóntrandose esta vez en cuarto menguante pero iluminando aún mi recorrido para alentarme a seguir en dirección hacia el mar.
Caminé tranquilamente apreciando las lumbreras de las calles que parecían alejarse cada vez más la una de la otra a medida que me acercaba al puerto. Fácilmente distinguía los sonidos a mi alrededor, y notaba como la actividad decrecía a medida que se adentraba la noche. Y sin embargo aún había algún puñado de pescadores que aprovechaban la dirección de la marea para alzar sus velas y echarse a la mar procurando alcanzar alguna exitosa pesca nocturna con sus redes.
Sonreí a medida que me acercaba al muelle. A pesar de no mostrarse completa la luna iluminaba el lugar permitiendome apreciar la blancura de la arena y el contraste con el colorido de los diversos botes anclados en la orilla a todo lo largo de la costa. Me distraje aproximándome a éstos para leer el nombre de cada uno de ellos. Era interesante notar como cada uno había sido bautizado con un nombre femenino que los pescadores seguramente habían elegido como tributo a alguna mujer que se hubiese atravezado en su camino o que formase parte de alguna leyenda.
La noche era ligeramente fría y la brisa marina soplaba agradablemente sobre mi rostro. Me detuve en una zona un poco más aislada de todo de frente al mar para apreciar el vaivén de las olas. Contrario a otras ocasiones en que había pasado por el lugar esta vez las aguas se tornaban más agitadas formando algunas olas enormes que traían consigo el aroma de sus profundidades y salpicaban alegremente el sencillo vestido que me había puesto intencionalmente para resultar más discreta en mi paseo nocturno y las botas que había tomado prestadas de uno de nuestros mozos permitíendome caminar con mucha más comodidad.
Mientras contemplaba el espectáculo frente a mis ojos me pregunté como sería adentrarse en esas aguas y cerré los ojos brevemente para apreciar el lugar con el uso de mis otros sentidos. Éstos me trajeron un aroma muy diferente a los que había apreciado hasta el momento, sugiriendo la presencia de alguien más. Abrí los ojos lentamente mientras comenzaba a intuir que quien fuese que se encontrase cerca no era de naturaleza mortal ni semejante a la mía, sino completamente diferente...
Caminé tranquilamente apreciando las lumbreras de las calles que parecían alejarse cada vez más la una de la otra a medida que me acercaba al puerto. Fácilmente distinguía los sonidos a mi alrededor, y notaba como la actividad decrecía a medida que se adentraba la noche. Y sin embargo aún había algún puñado de pescadores que aprovechaban la dirección de la marea para alzar sus velas y echarse a la mar procurando alcanzar alguna exitosa pesca nocturna con sus redes.
Sonreí a medida que me acercaba al muelle. A pesar de no mostrarse completa la luna iluminaba el lugar permitiendome apreciar la blancura de la arena y el contraste con el colorido de los diversos botes anclados en la orilla a todo lo largo de la costa. Me distraje aproximándome a éstos para leer el nombre de cada uno de ellos. Era interesante notar como cada uno había sido bautizado con un nombre femenino que los pescadores seguramente habían elegido como tributo a alguna mujer que se hubiese atravezado en su camino o que formase parte de alguna leyenda.
La noche era ligeramente fría y la brisa marina soplaba agradablemente sobre mi rostro. Me detuve en una zona un poco más aislada de todo de frente al mar para apreciar el vaivén de las olas. Contrario a otras ocasiones en que había pasado por el lugar esta vez las aguas se tornaban más agitadas formando algunas olas enormes que traían consigo el aroma de sus profundidades y salpicaban alegremente el sencillo vestido que me había puesto intencionalmente para resultar más discreta en mi paseo nocturno y las botas que había tomado prestadas de uno de nuestros mozos permitíendome caminar con mucha más comodidad.
Mientras contemplaba el espectáculo frente a mis ojos me pregunté como sería adentrarse en esas aguas y cerré los ojos brevemente para apreciar el lugar con el uso de mis otros sentidos. Éstos me trajeron un aroma muy diferente a los que había apreciado hasta el momento, sugiriendo la presencia de alguien más. Abrí los ojos lentamente mientras comenzaba a intuir que quien fuese que se encontrase cerca no era de naturaleza mortal ni semejante a la mía, sino completamente diferente...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Detrás de la Marea (Stephen)
La noche anterior había estado con cierta ansiedad, sentía las ganas de que se acabara para que fuera una nueva pronto ya que algo dentro de mi decía que algo tal vez interesante sucedería. Apenas desperté me cambié de ropa con rapidez, como si estuviese apurado en llegar a algún lugar, percibía el apuro en mi como si estuviera atrasado para alguna cita o algo por el estilo siendo que no había quedado con nadie.
Me vestí un poco más elegante que lo normal y me puse el abrigo encima y salí de la finca rápidamente, ni siquiera le expliqué a Phillipe, mi mayordomo de confianza, donde iría ni tampoco acepté ir en carruaje ya que tenía ganas de pasear solo y disfrutar un poco de aquella noche cautivante. La luna de aquella noche estaba tal cual me gustaba, cuarto menguante y con una estrella brillante a su lado, sonreí estúpidamente ante esto porque rara vez veía algo así a pesar de ser una criatura de la noche.
Seguí el rumbo un tanto distraído con un punto fijo en mi cabeza, sabía exactamente donde ir y que camino tomar. Mi paso aumentaba de apoco inconscientemente sintiendo como la brisa y un suave olor a pescado acariciaban mi rostro, comenzaba a darme cuenta que estaba llegando al puerto y sonreí sin razón aparente sin detenerme. A lo que iba avanzando fui alzando mi rostro fijándome que aún habían pescadores intentando aprovechar la noche, era lamentable que personas tan esforzadas murieran en manos de criaturas sobrenaturales, me encogí de hombros y seguí avanzando esta vez con cautela.
Una vez en con el paso más calmado puse mis manos en los bolsillos de mi abrigo observando con cuidado mi alrededor, el puerto jamás había sido uno de mis lugares favoritos pero necesitaba saber y comprender la razón por la cual había llegado hasta allí. Me detuve un momento al ver a lo lejos a alguien cerca de mar un tanto aislado y no dudé demasiado en acercarme ya que tal vez era por ella que estaba donde estaba.
Cuando estuve más cerca me percaté del particular aroma que emanaba su cuerpo, no pude evitar tensarme un momento y luego suspiré repetidas veces agradeciendo que no fuera luna llena. Se veía que era joven, cosa que me ponía aún mas nervioso pero no sería excusa para no acercarme, titubé unos momentos y luego avancé con extrema lentitud sabiendo que no sería necesario el decir que éramos así que solo sonreí y rasqué mi cabeza con notorio nerviosismo - Buenas noches...mademoiselle...- hablé casi en un susurro preguntándome si era buena idea estar ahí.
Si hay algo que no te guste y/o incomode me mandas un MP y me dices
Me vestí un poco más elegante que lo normal y me puse el abrigo encima y salí de la finca rápidamente, ni siquiera le expliqué a Phillipe, mi mayordomo de confianza, donde iría ni tampoco acepté ir en carruaje ya que tenía ganas de pasear solo y disfrutar un poco de aquella noche cautivante. La luna de aquella noche estaba tal cual me gustaba, cuarto menguante y con una estrella brillante a su lado, sonreí estúpidamente ante esto porque rara vez veía algo así a pesar de ser una criatura de la noche.
Seguí el rumbo un tanto distraído con un punto fijo en mi cabeza, sabía exactamente donde ir y que camino tomar. Mi paso aumentaba de apoco inconscientemente sintiendo como la brisa y un suave olor a pescado acariciaban mi rostro, comenzaba a darme cuenta que estaba llegando al puerto y sonreí sin razón aparente sin detenerme. A lo que iba avanzando fui alzando mi rostro fijándome que aún habían pescadores intentando aprovechar la noche, era lamentable que personas tan esforzadas murieran en manos de criaturas sobrenaturales, me encogí de hombros y seguí avanzando esta vez con cautela.
Una vez en con el paso más calmado puse mis manos en los bolsillos de mi abrigo observando con cuidado mi alrededor, el puerto jamás había sido uno de mis lugares favoritos pero necesitaba saber y comprender la razón por la cual había llegado hasta allí. Me detuve un momento al ver a lo lejos a alguien cerca de mar un tanto aislado y no dudé demasiado en acercarme ya que tal vez era por ella que estaba donde estaba.
Cuando estuve más cerca me percaté del particular aroma que emanaba su cuerpo, no pude evitar tensarme un momento y luego suspiré repetidas veces agradeciendo que no fuera luna llena. Se veía que era joven, cosa que me ponía aún mas nervioso pero no sería excusa para no acercarme, titubé unos momentos y luego avancé con extrema lentitud sabiendo que no sería necesario el decir que éramos así que solo sonreí y rasqué mi cabeza con notorio nerviosismo - Buenas noches...mademoiselle...- hablé casi en un susurro preguntándome si era buena idea estar ahí.
Si hay algo que no te guste y/o incomode me mandas un MP y me dices
Invitado- Invitado
Re: Detrás de la Marea (Stephen)
Su aroma se intensificaba mientras se acompañaba de una serie de pasos tan discretos que me costaba en realidad escucharlos, no pareciendo estos reales sino más bien provenientes de algún sueño. La sensación de encontrarme cerca de alguna presencia sobrenatural se acrecentaba confirmándome que lo que presentía era real, pero lo extraño era que no era su naturaleza inmortal la que me agitaba sino más bien el presentir que quien fuese el que se acercase, de alguna manera, debía estar aquí, en este preciso lugar, aunque yo misma no entendía como lo sabía con tanta seguridad ni porque fue hasta que hizo acto de presencia que tuve la certeza de que yo también tenía que encontrarme aquí.
Volteé mi rostro suavemente al escuchar una voz apenas por encima de un susurro. Él se había acercado con lentitud permitiéndome ahora observarlo bajo la luz de la luna. Lo contemplé en silencio sin moverme del lugar, con las olas a mi lado meciéndose aún más fuerte y produciendo distintivos sonidos al suavizar su recorrido sobre la arena. Supe con toda seguridad que aunque hasta ahora no había tenido ningún encuentro cercano con los suyos él era parte de esa raza de la cual me habían prevenido tanto algunas personas a las que verdaderamente apreciaba. Las descripciones que había escuchado me habían inquietado en su momento haciéndome desear nunca encontrarme con ninguno de ellos. Asesinaban por diversión, no como nosotros, lo hacían a sabiendas y buscaban ante todo nuestra destrucción. Cuídate de ellos... me habían advertido.
Mi mirada se cruzó con la de él rechazando todo lo que había escuchado. Su aspecto era elegante pero no por su ropaje, aunque esta inevitablemente le brindaba un toque distinguido. No, era algo en él que me pareció que le hacía lucir naturalmente así, aunque no atinaba a precisar que era aquello. Su rostro se mostraba con una expresión suave debido a esa sonrisa con la que había acompañado su saludo. Su edad... no la pude adivinar con exactitud. Todo en él era joven excepto su mirada que me hacía creer que ya había visto muchísimo más que cualquier ser viviente con el que hubiese intercambiado palabras hasta ahora.
Sí, me olvidé por completo del hecho de que debía cuidarme de los de su raza y lo contemplé silenciosamente, notando el azul de sus ojos y lo oscuro de sus cabellos, los cuales por un momento me recordaron otros tan preciados para mí, pero los que observaba en este momento eran a su vez muy diferentes, intensos y contrastantes con una piel que me pareció de una blancura similar a la mía, y por un momento no quise apartar la mirada de él, como si de repente me viese envuelta en algún hechizo convocado por algo que no conocía y que lo hacía presentarse a él frente a mi.
-Quién eres?- fue todo lo que atiné a decir suavemente, mientras mis oidos ya no percibían ningún sonido en lo absoluto más que el de mi respiración y aguardaban conocer la respuesta al misterio...
Volteé mi rostro suavemente al escuchar una voz apenas por encima de un susurro. Él se había acercado con lentitud permitiéndome ahora observarlo bajo la luz de la luna. Lo contemplé en silencio sin moverme del lugar, con las olas a mi lado meciéndose aún más fuerte y produciendo distintivos sonidos al suavizar su recorrido sobre la arena. Supe con toda seguridad que aunque hasta ahora no había tenido ningún encuentro cercano con los suyos él era parte de esa raza de la cual me habían prevenido tanto algunas personas a las que verdaderamente apreciaba. Las descripciones que había escuchado me habían inquietado en su momento haciéndome desear nunca encontrarme con ninguno de ellos. Asesinaban por diversión, no como nosotros, lo hacían a sabiendas y buscaban ante todo nuestra destrucción. Cuídate de ellos... me habían advertido.
Mi mirada se cruzó con la de él rechazando todo lo que había escuchado. Su aspecto era elegante pero no por su ropaje, aunque esta inevitablemente le brindaba un toque distinguido. No, era algo en él que me pareció que le hacía lucir naturalmente así, aunque no atinaba a precisar que era aquello. Su rostro se mostraba con una expresión suave debido a esa sonrisa con la que había acompañado su saludo. Su edad... no la pude adivinar con exactitud. Todo en él era joven excepto su mirada que me hacía creer que ya había visto muchísimo más que cualquier ser viviente con el que hubiese intercambiado palabras hasta ahora.
Sí, me olvidé por completo del hecho de que debía cuidarme de los de su raza y lo contemplé silenciosamente, notando el azul de sus ojos y lo oscuro de sus cabellos, los cuales por un momento me recordaron otros tan preciados para mí, pero los que observaba en este momento eran a su vez muy diferentes, intensos y contrastantes con una piel que me pareció de una blancura similar a la mía, y por un momento no quise apartar la mirada de él, como si de repente me viese envuelta en algún hechizo convocado por algo que no conocía y que lo hacía presentarse a él frente a mi.
-Quién eres?- fue todo lo que atiné a decir suavemente, mientras mis oidos ya no percibían ningún sonido en lo absoluto más que el de mi respiración y aguardaban conocer la respuesta al misterio...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Detrás de la Marea (Stephen)
Estaba en el puerto, de noche frente a una desconocida de la cual no sabía absolutamente nada, solo que era licántropa. Me resultaba extraño el por qué estaba ahí ya que no sabía la razón, solo sabía que debía estar ahí. Estaba tan distraído siguiendo mi intuición que no me detuve en ningún momento a pensar en cómo se sentiría ella con mi presencia, comencé a sentirme nervioso y rasqué mi cabeza obviando aún más mi estado.
Cuando se volteó para mirarme me di cuenta que era una licántropa bastante atractiva haciéndome quedar mudo antes unos segundos, no entendía el por qué decían que esta raza era inferior o había que exterminarla, no veía nada de malo con ellos a pesar de que fuéramos tan diferentes. Me alegré que no intentara atacarme y tenía claro que en este tiempo había tenido suerte de no encontrarme con ningún licántropo con la intención de hacerlo, sonreí y miré a la joven a los ojos.
Le resté importancia a la razón por la cuál estaba ahí frente a ella, en realidad no era tan importante saberlo y tampoco sería una respuesta muy fácil de encontrar. Decidí que era mejor prestarle atención a la situación y disfrutar el momento que se veía bastante interesante. Me perdí en sus ojos durante unos momentos y luego miré con atención su rostro completo, notando desde sus delicadas y perfectas facciones hasta lo pálido de su piel que a pesar de si ser bastante blanca no era tanto como la mía.
Cuando escuché su suave voz me distraje y la miré a los ojos, no tenía razón alguna pero le sonríe nuevamente ahora más tranquilo dejando nuevamente mis manos en los bolsillos, antes de contestarle suspiré sin desviar mi mirada - Yo soy Stephen Windsor, mademoiselle - dije con suavidad y al terminar mi presentación hice una reverencia - Creo que está demás decirle lo que soy...ya que sin duda ya se dio cuenta - Volví a mirarla a los ojos para ver su reacción - ¿Y usted es? - Pregunté con curiosidad manteniendo mi sonrisa.
Cuando se volteó para mirarme me di cuenta que era una licántropa bastante atractiva haciéndome quedar mudo antes unos segundos, no entendía el por qué decían que esta raza era inferior o había que exterminarla, no veía nada de malo con ellos a pesar de que fuéramos tan diferentes. Me alegré que no intentara atacarme y tenía claro que en este tiempo había tenido suerte de no encontrarme con ningún licántropo con la intención de hacerlo, sonreí y miré a la joven a los ojos.
Le resté importancia a la razón por la cuál estaba ahí frente a ella, en realidad no era tan importante saberlo y tampoco sería una respuesta muy fácil de encontrar. Decidí que era mejor prestarle atención a la situación y disfrutar el momento que se veía bastante interesante. Me perdí en sus ojos durante unos momentos y luego miré con atención su rostro completo, notando desde sus delicadas y perfectas facciones hasta lo pálido de su piel que a pesar de si ser bastante blanca no era tanto como la mía.
Cuando escuché su suave voz me distraje y la miré a los ojos, no tenía razón alguna pero le sonríe nuevamente ahora más tranquilo dejando nuevamente mis manos en los bolsillos, antes de contestarle suspiré sin desviar mi mirada - Yo soy Stephen Windsor, mademoiselle - dije con suavidad y al terminar mi presentación hice una reverencia - Creo que está demás decirle lo que soy...ya que sin duda ya se dio cuenta - Volví a mirarla a los ojos para ver su reacción - ¿Y usted es? - Pregunté con curiosidad manteniendo mi sonrisa.
Invitado- Invitado
Re: Detrás de la Marea (Stephen)
Lo miré a los ojos durante un momento, aguardando su respuesta mientras aprovechaba para estudiarlo un poco más en silencio. Me di cuenta de inmediato de que observarlo me resultaba agradable, así como la manera en que se dibujaba una sonrisa en su rostro suavizando su expresión e indicándome otra vez que no era alguien a quien debía de temer. A menos que esta noche mis instintos se fuesen de paseo y se equivocasen de manera terrible, haciendo de tu enemigo alguien que se presentaba frente a ti para llamarte poderosamente la atención, y no precisamente de manera desagradable, aunque no estuviese segura del por qué.
Stephen Windsor, repetí en mis adentros, pensando que el nombre le sentaba muy bien. No le conocía es verdad, pero su nombre iba de acuerdo con lo que él irradiaba al observarle por primera vez.
Sonreí divertida al observar su reverencia y luego entrecerré ligeramente mis ojos al escuchar su comentario acerca de lo que éramos. -No es algo que uno pueda empeñarse en ocultar...- respondí, dándome inmediata cuenta de la insipidez de mi respuesta, aunque era cierto que no había necesidad de ocultar lo que éramos.
-A menos señor Windsor que usted se esté refiriendo a que parece usted ser alguien que aprecia la noche tanto como yo, sobre todo cuando la luna se presenta algo más hermosa que de costumbre.- añadí felizmente, dejando vagar mi vista hacia el óceano y detenerse sobre este brevemente. -Hace mucho que no veía al cuarto menguante ejercer tan bello contraste al posar sus rayos de luz sobre la superficie de las aguas...- Era cierto que eso era así y es que conocía el lugar como anillo al dedo después de haberlo recorrido ya tantas veces, aunque nunca lo suficiente como para no querer volver.
Sonreí volviendo a fijar mi mirada en él. -Aunque creo que usted no suele frecuentar estos rumbos...- comenté, mirándolo con curiosidad. Era lógico permanecer de pie frente a él, aunque existiese cierta distancia de por medio, o era el lugar el que me sugestionaba, haciéndome creer que no siempre el odio entre las razas tenía que ejercer su validez.
-Soy Giselle...- titubeé un momento antes de añadir mi apellido, pero sentí que no tenía que ocultarlo o tal vez no quería. -Lobita involuntaria Laroche, a su servicio, monsieur Windsor.- bromeé, antes de corresponder a su previa presentación con una reverencia de parte mía.
Stephen Windsor, repetí en mis adentros, pensando que el nombre le sentaba muy bien. No le conocía es verdad, pero su nombre iba de acuerdo con lo que él irradiaba al observarle por primera vez.
Sonreí divertida al observar su reverencia y luego entrecerré ligeramente mis ojos al escuchar su comentario acerca de lo que éramos. -No es algo que uno pueda empeñarse en ocultar...- respondí, dándome inmediata cuenta de la insipidez de mi respuesta, aunque era cierto que no había necesidad de ocultar lo que éramos.
-A menos señor Windsor que usted se esté refiriendo a que parece usted ser alguien que aprecia la noche tanto como yo, sobre todo cuando la luna se presenta algo más hermosa que de costumbre.- añadí felizmente, dejando vagar mi vista hacia el óceano y detenerse sobre este brevemente. -Hace mucho que no veía al cuarto menguante ejercer tan bello contraste al posar sus rayos de luz sobre la superficie de las aguas...- Era cierto que eso era así y es que conocía el lugar como anillo al dedo después de haberlo recorrido ya tantas veces, aunque nunca lo suficiente como para no querer volver.
Sonreí volviendo a fijar mi mirada en él. -Aunque creo que usted no suele frecuentar estos rumbos...- comenté, mirándolo con curiosidad. Era lógico permanecer de pie frente a él, aunque existiese cierta distancia de por medio, o era el lugar el que me sugestionaba, haciéndome creer que no siempre el odio entre las razas tenía que ejercer su validez.
-Soy Giselle...- titubeé un momento antes de añadir mi apellido, pero sentí que no tenía que ocultarlo o tal vez no quería. -Lobita involuntaria Laroche, a su servicio, monsieur Windsor.- bromeé, antes de corresponder a su previa presentación con una reverencia de parte mía.
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
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