Veritable Sensualité (Francesca Piacchi)

por **Mikelangelo Van Dort** Mar Dic 03, 2013 11:37 pm

Intentaba desviarme de la noche ajetreada que había tenido por lo que dar un paseo por la Laguna esa noche me hacía sentir un poco más libre...
Solía venir aquí con mi violín Jeremy para poder reflexionar acerca de mis amargos pensamientos de pérdida, y sin mentir que me sentía bastante agobiado... cansado y muy anciano.

Disfrutar de la "Vida" que podía tener, realmente ya no era algo que existía en mi espíritu. Sin embargo el oír esa noche las pequeñas olas que se formaban en la orilla de la laguna, producían una leve sensación de placer a mis oídos, al igual que escuhar la sutil brisa Parisina, escondida entre los árboles, el hablar silencioso de las estrellas acomodadas en el cielo nocturno como un perfecto lienzo a óleo... todo era distinto esa noche. Mis sentidos se encontraban un poco más agudos que de costumbre, siendo que daba por seguro que estaría solo aquella noche...
Me recosté a los pies de un gran árbol de temible altura, casi como si aquellas ramas de lo alto llegaran a caer sobre mi cuerpo, mientras que podía encontrar alguna especie de refugio en su grueso y viejo tonco. Veía aquellas líneas talladas en el tronco, repasándolas con mis manos y reflejaba todos mis años en ellas...

Me era incómodo pensar en los siglos que llevaba sobre mi espalda, pero a la vez no perdía la calma y veía todo con más claridad... supongo que si pudiera, en esos momentos solo llegaría a morir de vejez... pero no de no haber vivido lo suficiente. Aún asi en aquel viaje de la Muerte, con las manos vacías te emprendes, y con las manos vacías llegas, nada digno de contar. Los recuerdos se olvidan, y solo el dolor emocional persiste en tu inerte cuerpo.
Así veía en esos momentos a la oscuridad, con aquellos ojos cansados de observar.

Por un momento creía haber visto una mujer a lo lejos, despojándose de sus ropas con libertad, quedando bajo el velo de la noche, desnuda y brillante, mientras que descansaba de lado en el suelo, a los pies del árbol... "No Mikelangelo, no es una ilusión. Está viva, es realmente lo que tu crees"...¿Vaya entonces que hago?... -me pregunté a mi mismo-
De seguro sería alguien que estaría buscando la paz de algún modo cerca de este lugar, el cual parcía ceñirse en un podio completamente externo, a la París central y llena de gente, luces y colores brillantes que se observaba cada noche.

Observé detenidamente a la mujer y sus movimientos, realmente era un alma libre de atar, alguien quien quizás no deseaba ser molestada o encontrada bajo ninguna circunstancia...
Más que nada, me había intrigado la belleza que poseía, una mujer realmente sensual ante mis ojos, no solo por el hecho de estar desnuda sino que había una cosa en ella que me llamaba mucho la atención... estéticamente me parecía perfecta, con un cuerpo perfecto, y comenzaron mis ojos a desearla etéreamente, era realmente una mujer hermosa... su piel se veía bien cuidada brillosa, al igual que sus rubios cabellos. ¿Sería acaso esa dulce tentación que tienes al observar a una mujer realmente hermosa en tu edad más puberta?...

...Realmente, el detalle de sus rasgos y terminaciones era como estar observando una perfecta representación en escultura, de la verdadera sensualidad de la mujer...
Deseé sacar de inmediato de mi maletín algunas hojas que aguardaba siempre conmigo y con un carboncillo recogido del mismo césped a los pies de aquel árbol, comencé a dibujarle... mis trazos eran lentos, ella se movía obviamente pero la rapidez de mis habilidades lograban captar lo que esperaba fuese su completa esencia... pero era imposible... nunca podría llegar a captársela tan solo en un simple dibujo, por lo que intentaba plasmarla en alguna melodía creada en mi cabeza.. y no pude.... ¿Que tenía esta mujer que poseía en mí todos los sentidos y los bloqueaba?

...Seguramente era su Veritable Sensualité...y entonces afirmé mi rostro sobre una mano y seguí admirándola desde mi posición esbozando una sonrisa dedicada...ya que realmente no querría interrumpirle con música, pintura... ni menos con el olor a muerte que traía desde mi ser...

por **Francesca Piacchi** Miér Ene 01, 2014 11:28 am

Después de una larga jornada de trabajo Francesca estaba algo agotada y se sentía sucia, necesitaba limpiarse y nada mejor que unir su limpieza a una de sus grandes aficiones: bañarse desnuda en la laguna. La sensación del agua helada le recordaba a la brisa que se podía percibir en su ciudad natal, aquella de la que hacía años había sido expulsada para no volver nunca. Mientras caminaba por las calles abrazandose a si misma intentaba pasar desapercibida entre los muchos borrachos que empezaban a invadirlas.

Cuando casi podía divisar el lago un hombre intentó agarrarla haciendo que sus piernas trastabillaran y cayera al suelo dañandose una de sus rodillas en un quejido silencioso, no pudo respirar tranquila hasta que medio cojeando llegó a la orilla del lago.

Distraidamente empezó a desnudarse para borrar de su cuerpo la señal del paso de los hombres, a su mente le llegaba el recuerdo de los de esa noche, sus ojos, sus manos, sus labios…

Francesca no podia negar que su trabajo le gustaba, su madre la había iniciado y desde siempre en su familia nunca habia sido un tema delicado pues todos vivían gracias a los ingresos de su madre así que cuando el dinero empezó a fallar no se negó a empezar a ser una cortesana. Le gustaba lo que hacía pero aunque se planteara dejarlo no podía hacerlo, había algo en ella, ademas de la necesidad de dinero de su familia, que no le dejaba tomar esa idea.

Cuando estuvo completamente desnuda empezó a mojar sus piernas y brazos buscando atemperar su cuerpo antes de sumergirse por completo en el agua aunque antes, un escalofrio se apoderó de ella, ¿la estarían observando?

por **Mikelangelo Van Dort** Lun Ene 06, 2014 4:47 pm

Yo no quería ser visto por aquella mujer, pero ya era demasiado tarde, pues observé como el escalosfríos de la muerte la recorrió en su ser interior y mas tarde se encontró con mi mirada. Senti como al momento exacto de ella sentir el escalosfrío y yo observarle con sorpresa, nuestras almas se conectaban de alguna forma. No le conocía, o quizás le había visto alguna vez por ahi... Ah si, ya recordaba, era una exquisita mujer del burdel.

Se me pasó por la mente acercarme y hablarle, con la tonta idea de que quizás me recordaría... pero era algo imprevisible en este tipo de mujeres, con el tipo de trabajo que tenían. Olvidé la idea y me quedé en mi posición aún observándola con interés, con atención. Quizás podría terminar su bosquejo o simplemente deleitarme con observarle. Pero luego bajé la mirada, pensando en que quizás podria molestarla.

Por un momento de inercia me levanté y me acerqué un poco recargando mi cuerpo sobre el grueso tronco del árbol y la dureza de mi rostro y mi mirar se transformó en una sonrisa y me quedé en silencio.

La vi a lo lejos, como comenzaba a frotarse con el agua del lago por todos los rincones de su cuerpo, entonces recordé la noche en que nuestros cuerpos se encontraron por primera vez...
Ella vestía un corset negro, con cintas rosas pasando entre su fino torso, semi abierto en su escote y detras por la espalda, en un enredado juego que era estéticamente perfecto, aunque recuerdo lo que me demoró quitarle ese corset, para tenerla prontamente bajo de mi, sin prenda alguna y comenzar nuestro sexo...
Ahora entendía por qué al divisarla en el lago produjo en mi, aquella sensación de admiración, pues sentí en mis memorias el recuerdo de los trazos de su piel que recorrieron la yema de mis dedos... tan sublimes caricias que volvían a mi memoria como el ligero roce de la brisa de esa noche, o el suave sonido de las ondas y olas del lago en su parte más mínima...

Recuerdo que después de aquel hermoso encuentro sexual que tuvimos, ella me pidió que me quedase y entonces entendía que volvería al burdel solo por volver a verle a ella... ¿Cómo se lo tomaba? Pues no lo sé, simplemente el hecho de que me pidiese que la acompañara hasta la mañana siguiente hizo en mi crecer el brillo de mis ojos, mis labios entreabiertos para besarle una vez más, y mis dedos se deslizaban con sutileza sobre su cuerpo una última vez... ¿Última vez? ...Ni ella ni yo lo queríamos...

El haber recorrido más tarde sus delineadas formas con una esponja de baño, para luego verle como se deshacía de mi aroma y mi hombría, me volvió al presente y entonces de inercia y un leve impulso me hizo acercarme hasta a ella:

-Francesca...-pronuncié ligera y suavemente, sintiendo como mi voz se perdió en un supiro y en el ruido del agua al caer por sobre la bella y blanca carne suya...

Le miré un poco más atento inclinando un poco mi cabeza con ternura hacia un lado sonriendo:
-Solo venía a saludarte.. si es que me recuerdas... soy yo. Mikelangelo... en una noche oscura recordando el delirio de haberme quedado a tu lado un noche más... ¿Me recuerdas cherie?...

Di unos pasos hacia atrás agachando la mirada para que no pensara que solo me detenía a contemplar su cuerpo un poco más... Aunque la verdad, era inevitable para mi hacerlo... tanto que las cosquillas en mi ser renacieron como si nunca hubiesen estado muertas por siglos...

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