Buzon Piacchi

por **Francesca Piacchi** Dom Feb 05, 2012 7:29 am

Encantada estaré de recibir sus cartas, ya sean de amistad o trabajo y prometo contestar lo antes posibles.
Bienvenidos sean todos pues a mi buzon.

por **Max de Vectis** Dom Feb 05, 2012 8:33 am

*Camina despacio para no hacer el más mínimo ruido cuando sus pies pisan el suelo de la habitación. La oscuridad reina en el lugar exceptuando algunos reflejos de la luna que le dejan admirar la belleza de tan admirable dama. Su cuerpo refleja el descanso de ese día pues duerme a pierna suelta. Un seno busca libertad fuera de las sábanas haciéndole sonreir ante tan magnífica vista. Se acerca a ella con un sobre en las manos sellado con lacre azul. Besa el pecho de Franny, su amiga, antes de arroparla y besar sus labios. Sus manos dejan con cuidado la carta en la mesilla de noche. Besa su frente comprobando que sigue dormida y marcha como llegó*

Querida amiga

Os escribo para deciros que sois digna de admiración. Quiero que sepáis que siempre que mi mirada se cruza con vos la noche toma su mejor color. Dicen que caer en los lazos de una cortesana solo puede acarrear desgracia y sufrimiento pues su trabajo te dañará. Al recordar estas palabras no puedo sino reír mientras os escribo esta carta pues quien las dijo no os conocía como yo lo hago. Quisiera ser sincero y deciros que cuando os conocí no creí que pudiese encariñarme con vos como lo estoy ahora mismo pero la vida da vueltas y ahora sois parte de la mía. Por ello y si no tenéis inconveniente os enviaré una carta semanalmente para saber de vos y vuestras inquietudes así como para vernos tanto como sea posible.

Os quiere y os desea con todo su corazón, vuestro amigo más sincero, Máximus de Vectis.

por **Max de Vectis** Dom Feb 05, 2012 12:56 pm

El camino de la noche es largo mas la recompensa merece la pena. Todavía con una gota de sangre recorriendo sus rojizos labios llega al hogar. Su lengua repasa sus labios, que pronto serán mordidos con suavidad por el sabor de la sangre, cuando divisa una carta sobre la almohada. La toma con cuidado, como si se tratara de algo tan frágil que el viento lo rompiese. La acerca a su nariz deseoso de sentir aunque sea la más mínima expresión del perfume de quien escribe la carta. Pronto la reconoce y procede a abrir la carta. Su rostro muestra alegría creciente conforme lee. Nada más acabar toma papel, tinta y pluma y escribe una respuesta, tal vez con demasiadas ansias para responder a una simple amiga; aparentemente.

Mon coeur Franny,

No sabéis la alegría que me hace encontrar este papel en el que me expresáis tan gratos sentimientos mas hay una nota de tristeza que me rompe por dentro. Me encanta poder deciros que vos tenéis gran parte de mi corazón en vuestro poder, es cierto que hay alguien a quien profeso un gran amor y por ello es mi pareja, mas no por ello no puedo amaros. Me conformaré con vuestra amistad y trataré de controlar mis celos al veros con otros hombres pues no puedo pediros nada pero si puedo daros tanto tiempo como el que disponga para estar junto a vos. Así pues, pero no se lo digáis a nadie, sois correspondida.
En relación a la correspondencia, os escribiré siempre que encuentre un hueco mas prometo intentar que en las peores circunstancias sea semanalmente.

Os quiere, desea y ama, vuestro más leal amigo y confidente, Máximus de Vectis.

Tras escribir la carta impuso el sello sobre el mismo lacre azul de la otra vez. La carta descansará en el bolsillo interior de la gabardina hasta que llegue a su destinataria, o casi. Al llegar a la puerta cree escuchar ruidos, seguramente su imaginación y sugestión de que esas cartas sean un juego en el que no se vean al darlas, el caso es que la desliza bajo la puerta y marcha al abrigo de la noche.

por **Max de Vectis** Lun Feb 06, 2012 4:11 am

Tras dejar la carta volvió al hogar. Decidió asearse un poco antes de arreglar unos asuntos, tal vez salir el resto de la noche o tal vez poner en orden sus ocupaciones en la casa. Cuando el agua todavía corre por su rostro cree escuchar en la puerta un sonido extraño pero es tan sumamente suave que no le presta mayor atención. Toma una toalla entre las manos desapareciendo tras ella, al reaparecer su rostro vuelve a estar seco y limpio. Pasa a la habitación y hay algo que le llama la atención, algo ha variado en su ausencia y pronto su mirada recae sobre ese pequeño trocito de papel que para él es algo demasiado grande. Se acerca lentamente hasta agacharse y recogerlo, lo reconoce, es de ella y abre la puerta raudo mas nadie hay esperándolo al otro lado. Con un sonrisa sincera cierra la puerta lentamente, gira sobre sus talones y se apoya en la puerta a leer. Pequeñas risitas y sonrisillas aparecen a cada momento en su rostro. Pronto comienza a escribir la respuesta.

Mon bien-aimé Franny,

Es un placer leeros esas palabras pues demostráis ser digna de una admiración que ya os profeso. Sabed que si mi corazón latiera sería en gran parte gracias a vos y vuestra más que agradable amistad. Es cierto que sois correspondida y que vuestros besos y caricias se esperan con la misma o más ansia que plasmáis en el papel. Tal y como esta carta llegará a vos espero que algún día vos regreséis a mí. No sé cuando volveré a veros mas recibid cada carta como un suave y profundo beso en los labios, recibidla como una caricia por todo el cuerpo, recibidla allá donde me deseeis y como más gustéis. Hoy mismo parto en viaje de negocios mas he dejado a saber que cada carta recibida ha de ser enviada a mí con la mayor prontitud que sea posible. Me encantaría llevaros conmigo mas me es imposible llevar a nadie. Espero prontas noticias de mi querida y amada amiga. Os deseo lo mejor y os deseo a vos.

Os espera, desea y ama, Máximus de Vectis.

De nuevo el lacre azul sobre la carta menguando en tamaño por tanta correspondencia constante. De nuevo el sello para evitar que fuese leida menos por su destinataria. Aprovecharía la salida para cazar esa noche. No corría pero sus pasos eran enérgicos, deseaba llegar y dejar la carta, no sabía cuando respondería de nuevo a Franny pero en su interior deseaba otra carta aunque solo contuviese dos palabras. Al tomar la última esquina divisó su silueta al entrar en la casa. Esperó unos minutos para no ser descubierto y dejó la carta en un recoveco oculto junto a una ventana, tomó una ramilla larga, la partió en tres e hizo una flecha en el alfeizar de la ventana para que supiese donde la había escondido, entre el marco de la ventana y la solida edificación, sobresalía una esquinita. Marchó de nuevo a sacir su sed y preparar el viaje.

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