Exquisita Llegada [Angeline]

por **Jenna Saltzman** Lun Dic 16, 2013 3:44 am

Habían pasado alrededor de 15 días desde mi llegada a Francia, la última tuvo lugar en 1755, y al parecer todo se seguía desarrollando con normalidad. De hecho la razón de mi visita era ver las distintas modificaciones que de seguro habrían de existir. Me costaba un poco actualizar los cambios ocurridos arquitectónicamente, todavía mantenía un cuadro mental con su apariencia anterior.

Mis padres se habían criado en una mansión ubicada en el norte de París; recuerdo de pequeña cuando me solían traer aquí a visitar su hogar y a recorrer la ciudad.
Siempre me traían al centro. A absorber un poco de su historia, admirar las catedrales con la arquitectura propia del arte gótico; era algo que me producía mucha nostalgia.
Ahora podía ver los bellos y complejos (quizás demasiado) vestidos de las mujeres, y sus elaborados peinados; que a pesar de aparentar, más de una mostraba un aspecto de incomodidad en sus rostros. Los hombres por otra parte lucían en su mayoría sus elegantes y discretos fracs a los que muchos acompañaban con su sombrero. He de admitir que esta indumentaria me agradaba bastante, me sentía a gusto usándola –al menos durante el día-.

Si lo pienso un poco quizás me veía un poco tonta caminando sola y pensando en diversas cosas; todos iban con compañía perdidos en sus temas.
No era la persona indicada para hacer amistades. Debido a mi ritmo de movimiento a lo largo del mundo, no era algo a lo que podía aplicar de la mejor manera. He conocido a varios vampiros a través del tiempo, pero nada pasaba de una amistad pasajera. O tal vez me topaba con quienes no me gustaba su filosofía de vida. Se trataban de seres a quienes no les importaba a quien arrebatarles la vida, arrasaban con todo. No era algo que me importaba mucho, después de todo yo también me he paseado por varias yugulares ajenas; pero cuando digo todo, es “todo”.
…Aunque pensándolo bien, ya era el momento de alimentarse.

En mi caminata adentrándome por los lugares de la aristocracia, logré observar a un par de amigas conversando muy distraídas. El corset de sus vestimentas mostraba como sus cinturas se habían reducido a la de cual niña pequeña, mostrando un gran y apretado escote donde los senos pedían liberación a tal tortura. Claro que esto no se aplicaba a todas.
Tan sólo de mirar las expresiones en sus miradas me era algo repugnante. La mayoría de individuos de clase alta se manejaban por esa tendencia de quién representaba lo mejor, de aquí la razón por la que no me gusta involucrarme mucho con la élite. Su soberbia manchaba su dignidad.

El centro se encontraba poco habitado, era algo extraño. Ahora sin darme cuenta me encontraba siguiéndolas, estaba claro que serían las elegidas para mi almuerzo. Y por suerte sus caminos involucraban un callejón.
Ya adentrándose a la ligera oscuridad que brindaba aquel pasadizo, me aseguré de observar que nadie se encontraba demasiado cerca o mirando hacia está dirección. Estaba agradecida que no fuera así.

Dejé de caminar para poder agarrar la velocidad que me permite mi estado sobrenatural, y finalmente desnuqué a la primera a mi alcancé para que no pudiera gritar mientras atacaba a su compañera. Así finalmente arrimé el cuello de la otra mujer a mis colmillos, y los clavé profundo antes que pudiera emitir gemido alguno. El cálido flujo sanguíneo empezó a adentrarse por mi organismo y sentí que no me detendría, ya que no suelo hacerlo muy seguido. Los humanos que por error la han probado usualmente advierten que se trata de una horrible esencia metálica. Pero por el contrario, la encuentro muy exquisita.
Una vez que terminé con la primera me apuré en degustar a la segunda para luego irme de la escena del crimen.

por **Angeline Davies** Lun Dic 16, 2013 3:37 pm

Aquellos paseos exhibicionistas no eran lo mio, pero debía hacerlo, era mi deber como ultima soltera de la casa llamar la atención de los presentes en cada rincón de Paris. O al menos eso era lo que decía mi madre, de allí saque mi obsesión por tapar mi rostro cada vez que escapaba, era como dos personas distintas, siendo esta la que disfrazaba mi verdadero ser. Me gustaba bailar, me gustaba sonreír y socializar, no tenia problemas con ello, pero lo bonito se terminaba con la falsedad y aquel estado de falta de identidad que caracterizaba a cada uno de los miembros de las clases media, alta y aun mas la realeza. La realeza podía hacerlo porque... simplemente podía. La clase alta trataba de asemejarse a la realeza y... también podían. Pero los de la clase media como yo hacían un esfuerzo fuera de lo normal por aparentar mas, por estar a la altura de los demás, siendo que en algunos casos se estaba mas cerca del fondo.

Mi madre me había hecho poner aquel ridículo vestido que tanto odiaba. Era de color celeste con un bordado rosa y detalles en blanco. El corset apretaba hasta llegar a dejarme sin aire y mi cabello era lo único que había logrado salvar. Nunca lo usaba tan inflado con las demás, ni tan alto, solo tenia un recogido delicado. Ya era demasiado con haber puesto colores alegres y suaves en mi cuerpo.

Caminaba sin rumbo imaginando que llegaba a casa y cortaba con unas tijeras aquel corset que ya estaba asfixiándome y adornando la vestimenta con un nuevo color, el morado... cuando sentí la necesidad de apoyarme de forma disimulada contra un muro para dejar de estar tan erguida y buscar una posición donde pudiera respirar mejor. Vi un callejón pequeño entre dos calles principales y me entusiasme, podría aflojar un poco aquella tortura. Llegué y comencé a tantear para encontrar el cordón, pero levanté mi vista y no podía creer lo que pasaba. Una muchacha sostenía en sus brazos a otra mordiéndola en el cuello y otra estaba tirada como trapo en el suelo... al parecer muerta. Mis ojos estaban engañándome? Esto no podía ser real. Estaba ocurriendo otra vez, ya había presenciado un acto sospechoso como aquel en una de mis escapadas nocturnas, pero esto no era ninguna sospecha, estaba viéndolo sin ningún filtro.

Sabía que no debía acercarme, pero mi curiosidad a veces me ganaba la batalla. Y hubiera estado acertada si me quedaba, porque tropecé con un escombro salido de la pared e hice un ruido imposible de disimular. quedé inmóvil esperando su reacción.

por **Jenna Saltzman** Lun Dic 16, 2013 11:57 pm

No llegué a vaciar la sangre de mi segunda víctima como con la primera, la sed estaba completamente saciada. No me sentía tan mal de haberlas escogido, quizás hasta haya ingerido un poco de su hipocresía.
Imaginé las teorías que daría la gente al pasar por aquí, porque a pesar de que en Francia se encontraban muchos de mi tipo, la idea era no seguir alarmándolos. No deseaba ver a más inquisidores de los que ya existían en el área. Debía conseguir una cuartada, pero me temo que mi garganta seca no había dejado lugar a esa clase de pensamientos, sólo pensaba en acabar con mi ansia, y no tomé precaución de preparar alguna clase de encubrimiento.
Todas aquellas preocupaciones atravesaron mi mente durante unos escasos segundos, hasta que me di cuenta de mi posición allí; acechando aquellos cuerpos inertes con los labios derramando sangre.

Me paré de repente en un acto reflejo para huir lo más rápido que pudiese mientras analizaba las posibles soluciones de este encuentro mortal. Pero en ese entonces, sentí a alguien detrás de mí. Y para mi desgracia era algo confirmado, porque acto seguido oí golpear un escombro del paredón contra el piso. Las deterioradas paredes me querían advertir de una inoportuna presencia. Me di vuelta de manera brusca, no quería testigos.
Se trataba de una joven señorita con un elegante vestido algo juvenil para su edad, de rostro dulce y carismático a pesar de que sus ojos se mostrasen aterradoramente petrificados, en blanco.

Los poderes que me otorgaba mi condición, además de los años de antigüedad y su desarrollo, abrían un abanico de posibles medidas auxiliadoras (como otras no) a este tipo de situaciones. Entre ellos se encontraban desde la capacidad de transmitir una ilusión óptica, la telepatía, el infligir dolor por medio de la mente hasta la habilidad de poder percibir el color del aura de cada persona y alguna que otra criatura. Con este último me di cuenta que aquella chica no presentaba ningún nivel de maldad como las dos anteriores, sino todo lo contrario. Permanecía inmóvil estancando su inocente mirada a mi terrible acto. En ese momento no me apetecía atacarla, me encontraba satisfecha, y no me gustaba asesinar porque sí.
Fue en ese instante que decidí volver a tomar velocidad para luego tomarla de los brazos y llevarla hasta la otra esquina, donde se encontraba a mi favor un pequeño recoveco entre dos locales un poco alejados de la gran zona comercial.
Mi primer pensamiento fue en alterar su realidad mediante una alucinación que yo le opondría, pero la verdad era que sólo me limitaba a cambiar su visión por unos escasos segundos. No poseía la capacidad alterar sus pensamientos, mi cabeza no podía dominar una buena improvisación, debía ganar tiempo

Proseguí a limpiarme un poco las comisuras de la boca para luego seguir.
-No quiero lastimarte.- ¿Qué se suponía que le debía decir? No me encontraba cargada de imaginación. -Esas dos mujerzuelas se lo merecían porque… -nada en mente- porque sí, porque han hecho algo malo, y sinceramente no quisiera manchar ese delicado vestido tuyo. Que bonito.

Suelo cuidarme ante estas situaciones, francamente me ha tomado por sorpresa.
Tal era la fuerza que ejercía contra sus muñecas que podía sentir como su pulso golpeaba a un ritmo acelerado contra mi mano, así que continué arrinconándola pero esta vez liberando un poco de contracción a su cuerpo.
Ya no sabía como seguir. Ahora sólo esperaba su reacción, aunque tenía la certeza que seguro ninguna me serviría o ayudaría en absoluto.

por **Angeline Davies** Sáb Dic 21, 2013 9:08 am

Aún sintiendo el golpe de mi cuerpo contra el muro, no lograba reaccionar del todo a aquella situación. Acababa de ver a esa mujer asesinar a otras dos... pero no solo asesinar, estaba bebiendo su sangre. Ahora mi mente estaba visualizando mi destino, estaba casi segura de que terminaría en el suelo desangrada. Acaso me dolería?

Pero para mi sorpresa la muchacha intentaba calmarme, lograr que mi silencio no se convirtiera luego en gritos y llanto. Su tacto se sentía sumamente frió, como si la vida no se alojara en su cuerpo, como si la sangre no recorriera sus venas. Antes de que mi boca al fin se abriera para decir algo, traté de calmarme, de no parecer mas asustada de lo que estaba. Después de todo ya podría haberme matado, ya podría haber sido su... almuerzo.

Intenté zafar mi cuerpo de su presión, pero parecía tener la fuerza de cien hombres y terminé resignándome al hecho de que no podía escapar sin dialogar. Rogaba estar teniendo una pesadilla luego de desmayarme o algo parecido, pero era demasiado real. Ya había visto aquello, pero era en la noche y jamas fui vista. En esta ocasión no estaba preparada para algo así. Cuando escapaba siempre estaba la posibilidad de presenciar un acto de violencia en lo barrios mas bajos, o un asesinato. Este no era el escenario correcto.

- ¿Qué eres? - dije con la voz un poco quebrada a causa de la situación y del corset que aun me dejaba sin aire. Ya me sentía mareada desde antes . Con gusto dejaría que manchara el vestido, en este momento lo odiaba con todas mis fuerzas. - Acabas de matar a aquellas damas... ¿Como puedes asegurarme que no me lastimarás? - sonaba ilógico luego de ver lo que había visto.

por **Jenna Saltzman** Sáb Dic 21, 2013 11:29 pm

Ante aquellas palabras, asombrosamente, me sentí algo más tranquila. Hasta me creí una tonta al estar dando tantas explicaciones a alguien quien desconoce el tema. Pero que iba a saber yo. A pesar de saber que mi integridad corría peligro junto a los ojos accidentalmente curiosos, dicho mal y pronto, esto se había vuelto hilarante. Solté una pequeña risa burlona y con aires de alivio.
-¿Es en serio? -dije entre sonrisas- ¿Acaso no has visto a los inquisidores de Francia? Con sus carteles de “Se Busca” y demás. Aquellos individuos tóxicos que se dedican a nuestra muerte… ¡La peste sobrenatural!
Ahora bromeaba con tono de ironía. Sin embargo lograba seguir sintiendo su mirada de desconcierto en mí, no la culpaba, y francamente no podía desviar el tema o negar lo obvio. Preferiría que escuchara mi versión y no la de los parásitos.
Necesitaba analizar lo que le diría, pero el tiempo no estaba de mi lado.

–Mira niña –Aún sosteniéndola, aparte mi mirada un instante para luego volver a colocarlos en ella. Esperanzaba en que todo saldría bien –Aquí, como en otras partes del mundo, te encontrarás con vampiros, licántropos, brujos, cambiaformas y todo tipo de seres, algunos menos deseados que otros. Muchos tienen razones para odiarnos. Hay criaturas que obran mucho peor de lo que acabas de ver. Yo no descuarticé a nadie ¿o sí? Sí, sí, entiendo que no me justifica pero hay quienes matan a quién se les cruce por placer y no por necesidad. Y digamos que ellas tampoco eran merecedoras de misericordia, la única diferencia entre ellas y yo es su sucia mentalidad. Y claro, que hay sangre corriendo por sus venas. Pero realmente pienso que es mejor conservar a una criatura como yo de tu lado… que en tu contra. Se puede decir que no soy de las malas, tampoco una mala compañía. Necesito un poco de ayuda en esta ciudad ¿Qué te parece?

En ese momento me puse analizar lo que sería tener a una humana de mi lado, es evidente que me sería de gran ayuda. También conozco los riesgos que se correrían en una sociedad como ésta, siempre existirá el miedo que me delate sin escrúpulo alguno, pero así como con ella me puede pasar con cualquiera. Estaba harta de correr durante siglos sin ninguna compañía, a excepción de los animales (con los cuales permanecía un vinculo mayor al de cualquier hombre), pero después de todo la podía matar a la mínima sospecha de traición. Lamentablemente no encontraría otra salida, además la acababa de conocer; y para ser sincera no me daba mala espina. Sólo espero que no la este asustando lo bastante como para que empiece a chillar.
Pero no quería empezar a elaborar ideas, si todavía no emitía palabra alguna ante mi explicación/ propuesta/ ¿amenaza? Lo que realmente quería en ese momento –además de su aprobación- esa desaparecer del centro de París, como en un comienzo luego haber arrebatado la vida a mis últimas víctimas. Ya le había sido lo suficientemente directa con mis palabras. Esto necesitaba ir a un ritmo más veloz, tenía prisa.
De lo único que estaba segura era que ese corset la mataría antes de que se me cruzara esa acción por la mente. Ahora estaba considerando el hecho de que su cara de espanto no sólo era por mi figura frente a ella. Miré a la prenda con desprecio para finalizar.

–Ese corset quiere realizar lo que yo quiero evitar eh. ¿Por qué no te lo desatas un poco?

por **Angeline Davies** Lun Dic 23, 2013 7:34 am

Mi vista se nubló un poco al intentar imaginar todo aquello que decía. Acaso hablaba sobre criaturas sobrenaturales, propias de leyendas y mitos, viviendo verdaderamente entre nosotros?. Parecía una locura hasta que recordé lo que había visto, sentía su fuerza pujando mi cuerpo. Un humano no podría hacerlo jamas, y menos el hombre mas fuerte. Parecía no realizar ningún esfuerzo por mantenerme fija contra la pared, por lo tanto esa solo era una pizca de su fuerza real.

Las calles ahora me parecían mas peligrosas que nunca después de aquello... pero mi curiosidad se despertó aun mas y la diversión me llamaba mas que nunca pensando en intentos de conocer a alguien de aquella índole. Pensaba que lo mas divertido era conocer algún vagabundo, o ver a las prostitutas llamar la atención de los hombres lujuriosos, pero había un submundo lleno de verdades que aún no conocía.

Al escucharla hablar daba la impresión de que estaba algo nerviosa, intentando mas y mas que creyera que aquellas mujeres merecían morir en sus manos. La verdad era que nadie merecía morir en mi opinión, solo los violadores, pedófilos, y... asesinos a sangre fría. Pero no negaría su pensamiento o podría morir de seguro.

Escuche su propuesta, y distinto a lo que hubiera creído sería mi reacción mas lógica... me entusiasme. Sería una aventura extraordinaria tener a un... vampiro en mi vida. No podía ni pensar bien en aquella palabra, me costaba tomarla como algo serio. Lo único que pude hacer fue asentir con mi cabeza, en tono de aprobación, ya que mi voz aun estaba algo trabada.

Cuando comentó lo de mi corset pensé en que era demasiado obvio que casi no respiraba desde hacia minutos atrás - Si - dije con la voz algo quebrada, pero no podría desatarlo sola hasta que no me soltara.

por **Jenna Saltzman** Lun Dic 23, 2013 11:00 pm

Sí. ¡Dijo que sí!, mi estomago sintió un pequeño cosquilleo de aquellos que sienten los niños pequeños al enterarse que sus padres cumplirán uno de sus caprichos. No quería mostrarme muy inquieta, pero era demasiado tarde. Mi sonrisa no tardó en aparecer.
-Genial.
Tal vez mi entusiasmo era medianamente entendible, por así decirlo. Mis años de soledad parecían notarse demasiado, pero el permanecer muchísimos años así sostenía un buen motivo. El hecho que haya abandonado la vida en mi cuerpo no significaba que haya abandonado mis anteriores hábitos… o alguna de mis inmaduras reacciones. Creo que nadie se imagina a alguien de mi raza teniendo comportamientos tan infantiles. Solamente se limitarían a pensar en morder, matar, o de ese estilo.

No estaba muy segura de que su afirmación haya sido aprobada en todo término de la palabra, sería una pena que sólo estuviera aceptando por el miedo a que apliqué sobre ella el “incidente” de hace un rato. Pero no la culpaba después de todo, podría ser probable que con el tiempo se diera cuenta que no era en verdad el monstruo que acaba de ver, la primera impresión suele ser letal y difícil de cambiar.

Aparentemente ahora mi alegría no jugaba a su favor, ya que esta pequeña satisfacción dada provocaba involuntariamente que mis manos vuelvan a aumentar la fuerza con cual la estaba apretando. Al darme cuenta de esto, inmediatamente volví a aligerar la presión para no seguir causando estragos inocentes. Me estaba comportando como una completa idiota, y todo porque al fin iba a conseguir a alguien no-muerta de mi lado, me siento patética.
Aún pensando en las tonterías cometidas recientemente, la palabra Apretado tocó nuevamente mis pensamientos; logré entonces recordar la incómoda situación del corset.
¿Había dicho que sí a mi propuesta, o sólo estaba afirmando mi referencia sarcástica en relación a su prenda?

-Oh, perdona… -dije soltándola de manera definitiva para que pudiera desajustarse ese calvario.- ¿Y si mejor nos vamos de aquí? Sinceramente no me siento muy segura permaneciendo cerca de los cadáveres. La voz se correrá rápido, y los inquisidores, o hasta la masa de soberbios cazadores, no tardarán en venir.

No estaba segura de dónde ir, en un principio la idea era correr hacia el Norte y ocultarme en algún lugar no evidente. Pero ahora teniendo a una joven a mi lado, no creía que pudiera ser capaz de igualarme en velocidad. Así que esperaba que tuviera una buena idea.

por **Angeline Davies** Jue Dic 26, 2013 5:11 pm

Su entusiasmo ante mi insípida afirmación la hacia ver mas humana, mas como una niña con juguete nuevo... acaso yo sería su nueva muñeca?. La idea aun no me agradaba demasiado, si bien quería salir de mi horrible rutina, no estaba segura de si aun corría el riesgo de terminar como ellas, tirada en el suelo habiendo sido la comida de alguien.. o de algo. Sabía que estar cerca podría ocasionar el encuentro de muchas mas criaturas de las que había mencionado, este era el principio de mi nueva vida con ojos mas abiertos... menos ciegos a causa del escepticismo.

Su alegría llegaba cada vez mas a dificultar mi circulación sanguínea. Al parecer no se había dado cuenta de que estaba presionando cada vez mas mi carne y al soltarla fue un alivio tremendo, pensaba que era algún tipo de tortura, pero había aprendido que ella solo era muy expresiva y entusiasta... y un peligro para mi bienestar físico.

Me dedique rápido a solucionar mi otra obstrucción sanguínea... el maldito corset. me puse frente a la pared y comencé a desatar un poco los cordones, para atarlos luego mas flojos. Mi madre siempre exageraba para hacerme ver mas llamativa. Solo lograría matarme. Estaban atados tan fuertemente que tardé mas de lo que pensaba. De seguro en un enfrentamiento entre aquella vampiresa y mi madre... mi madre triunfaría.

Al terminar volví a mirarla y pensé que mi madre no tendría problema en llevar visitas, siempre y cuando fuera de clase alta o alguien importante... y ella parecía tener dinero suficiente. Seguramente estaría intentado interrogarla pero la esquivaría lo mas posible. No quería que la fastidiara y le cortara el cuello para callarla. Aunque no sería tan mala idea...

- Podemos ir a mi casa, allí nadie sospecharía - dije con la voz mas limpia que antes - Pero antes deberás decirme tu nombre. Mi nombre es Angeline - no sabía si era lo correcto darle mi nombre verdadero, pero después de todo ya sabría donde vivo y no tendría anonimato de todos modos.

por **Jenna Saltzman** Jue Dic 26, 2013 9:24 pm

Su acto reflejo era definitivamente desatar aquellos cordones, se veían tan ajustados. Era sabido que no fue por cuenta propia. ¿Quién haría cosa semejante? No supe interpretar si la brutal rapidez con la cual comenzó a hacerlo era fruto del aire que le quitaba o mi salvaje forma de demostrar mi felicidad. Sea cual sea la razón, su mirada volteó de nuevo mí.
Ahora me estaba, de alguna manera, invitando a su casa. Y realmente tenía razón, nadie sospecharía de la estadía de una vampiresa en el hogar de una humana. Porque, de ser otro, ya se hubiera convertido en su alimento y nunca hubiese contado la historia. Pero vamos a ser realistas, debe de haber otros vampiros que utilizan a humanos a su favor. Quién sabe, hasta logré conseguir una amistad.

¿Acaso te estas escuchando? Dije para mis adentros. Mi entusiasmo me lograba hacer ver como una imbécil (y lo peor de todo es que ya había ocurrido recientemente). Sobraba decir que en mi interior necesitaba a alguien a mi lado, para hacer lo que sea.
Cuando pierdes a tus seres queridos, y no te queda nadie, salvo tus preciados animales salvajes, todo se vuelve monótono. Podrás conocer grandes países con grandes culturas, sucesos extraordinarios en el mundo, y hasta lo más alocados paisajes, pero sin siquiera una amistad con quien contar, de poco serviría tus hallazgos. En verdad, no me importaba tropezarme una vez más.

Su nombre era Angeline, y quería saber el mío. Claro, no sabía si darle el real, en caso de que me traicione. Mi instinto de hecho me ha traicionado dos veces en el pasado, y dicen que la tercera es la vencida. ¡Que venga la ingenuidad!

-Mi nombre es Jenna, mucho gusto. -dije estrechando su mano. -Ahora dime, Angeline, ¿No conoces a nadie en tu familia que se dedique a la caza de “animales”? Debo estar muy segura que mi vida no corre peligro.
Más allá de todo, era de extrema necesidad estar cerciorada de que todo iría en orden. Además, sea por lo que sea, siempre terminaba acabando en los lugares equivocados, y temía que este fuera el siguiente.

El centro se comportaba extrañamente de la manera más natural, nadie pudo haber visto lo sucedido… o eso pensé torpemente.
“-¡Auxilio, por favor!” logré oír desde mi ubicación. Una señora que se encontraba en dirección horizontal hacía mí -casi entrando al callejón- había visto la cruel escena.
-¡Maldición! -Esto definitivamente estaba pasando -Eso mejor me lo cuentas en el camino, ¿vale?

por **Angeline Davies** Jue Ene 02, 2014 4:52 pm

Me dijo su nombre y notaba en sus ojos al volver a verla que su emoción crecía con la propuesta, era como si le dijera a una joven que iría a su primer baile en publico. Claro que no sabía a lo que se enfrentaba en mi hogar, a una charlatana chusma que la acecharía siempre que pudiera, para saber quien es. Tenía que armar en mi mente una historia, de porque esta joven vendría a parar a nuestro hogar. Debía ser algo convincente e interesante, para que la dejara pensando un buen rato y quedara satisfecha. Podía decir que era la hija de un duque de algún lugar de Londres, para que no pudiera hacer averiguaciones... si si, eso le diría. Tal vez agregar que estaba buscando hospedaje y que como tengo la intención de hacer amistades de alto poder adquisitivo - lo cual es mentira, ya que ella es la interesada principal - decidí ofrecer nuestro humilde hogar. Fue entonces que me pregunté si sería seguro dormir a su lado, si no sería un tentempié para la media noche. Pero podría serlo ahora, por lo tanto sería vivir unas horas mas.

Fue extraño que preguntara si alguien en mi casa cazaba animales. Eran demasiado aburridos para ser algo parecido a lo que ella había mencionado... inquisidores o cazadores... fue muy extraño imaginar a mi padre en una situación de riesgo siendo que era una persona sumamente pacifica y alejada de los conflictos.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un grito proveniente del otro extremo del callejón, donde habían quedado los cuerpos sin fluidos e inertes. Una mujer de mediana edad con ropas finas estaba gritando por ayuda, y nosotras aun estábamos en la escena, escondidas en la oscuridad de la zona media del callejón, pero aun expuestas y con la posibilidad de ser descubiertas. Me preguntaba como reaccionaría Jenna, mataría a quien se interpusiera en nuestro camino o solo correría por su vida. Fue entonces cuando ella me hizo volver a la realidad y me dijo que nos fueramos ya a mi casa. La tomé de la mano sintiendo su fría y suave piel y comencé a caminar a una velocidad mas rápida de lo habitual.

- Sigueme - dije tratando de mantener mi concentración - Trata de no correr para no llamar la atención. Si corremos sabrán que escapamos de la escena. Pero te advierto que tendrás que prepararte para mi madre... - y desaparecimos de la escena en cuestión de un par de segundos.

por **Jenna Saltzman** Vie Ene 03, 2014 12:42 pm

Mi cerebro automáticamente comenzaba a diseñar un reloj, en señal de desespero. Tic tac, tic tac… Podía visualizar como la joven se perdía en largos abismos de pensamientos, muy malos para este momento.
¡Apresúrate! pensé mientras clavaba mi mirada en ella. ¿Es que no lo iba a decidir nunca? Esto empezaba a quemarme los nervios; sabía defenderme muy bien de un par, pero si se trataba de un grupo numeroso… ya me veía empalada por ahí, en el medio del campo de sus entrenamientos con un cartel grabado en la estaca “Presa capturaba por omisa inteligencia a tiempo de huir”.

Mientras imaginaba la idea de desaparecer por mi cuenta, logré sentir el tacto de su mano en la mía, al fin. Estaban demasiado calientes… o quizás ya había olvidado por completo lo que significa la temperatura que uno tiene cuando se está vivo.
De pronto empecé a caminar alejándome cada vez más de allí, siendo arrastrada por su minuciosa rapidez, pidiendo que la siguiera y que contuviera mi habilidad de escabullirme a gran velocidad. ¿Acaso dejaba llevarme por una humana, siendo advertida?... ¿Y qué era eso de que me preparara para su madre? ¿Sería una cazadora tal vez?

Que importaba ya, al menos era salvada de la situación actual. Después vendría lo demás.
A tan sólo de haber dado unos pasos, sentí a nuestras espaldas como la gente comenzaba a llegar aterrorizada al gran espectáculo. Aquellos eran los clásicos masoquistas de las tragedias, los cuales por una parte lamentaban a gran voz el suceso, cubriéndose parte de la vista. Y por otra, simplemente permanecían allí inmóviles, probando su putrefacta ración de riesgo, dejando en claro que sus vidas no eran lo suficientemente interesantes como para querer soltar ese peligro que andaban necesitando. Otra razón por la cual me desagradaban.
En eso alcancé a escuchar la voz de un hombre proclamar: –¡Vampiro, vampiro! ¡Llamad a los inquisidores!
Demonios, lo que parecía haber sido la cuartada perfecta, terminó por ser un real fracaso. Y para agregar al mal tiempo, ahora debía huir de la plaga. Que emoción.

Caminando -casi trotando- aún por el centro, no pude aguantar la necesidad de volver a preguntarle: –¿Me has dicho tu madre entonces? ¿Es ella una cazadora?

por **Angeline Davies** Sáb Ene 04, 2014 3:40 pm

Escuche como el tumulto de voces crecía a nuestras espaldas, haciendo todo tipo de estipulaciones sobre la escena del crimen, hasta que al fin algun induviduo conocedor habia dado en el clavo, gritó la palabra vampiro e inquisidores, y mi corazon comenzó a palpitar con mas rapidés sin saber bien porqué, ya que al atraparla eso me dejaría libre de la situción, pero creo que me gustaba la emoción del escape y decidi seguir ayudando. Me sentía algo responsable, no sabía porqué exactamente.

El ambiente comenzaba a volverse denso, teniendo a más gente corriendo al lugar, yendo en contra de nuestra dirección, pensé que eso podía levantar sospechas. Dos mujeres más interesadas en llegar a casa que en ver lo que ocurría como toda la multitud. ¿Qué podía hacer para discimular nuestro protagonismo en aquel circo?, fue entonces que vi a una conocida con su carruaje a punto de subir y emprender viaje a su hogar, el cual estaba pasando unos metro a el mio. Tomé con mas fuerza su mano haciendo un absurdo intento de llevarla a donde yo me dirigía, ya que si no estuviera atenta a lo que le indicaba de seguro perdería un brazo intentando moverla de lugar... seria como mover una montaña para mi.

Al llegar a esta muchacha, la cual se llamaba Sofie, si mal no recordaba, le dediqué una gran sonrisa inmensa como las que realizaba en los encuentros sociales tratando de discimular mi mal humor o mi falta de entusiasmo. Me acerqué mas y le dije - Hola - omití su nombre en caso de estar equivocada, lo cual sería nuestra perdición - ¿Podrías acercarnos a mi hogar? mi... - como podía presentarla? - mi prima Jenna acaba de llegar de Londres y el viaje le ha afectado, se siente un poco mal y quisieramos llegar lo antes posible a casa. Lo viajes la marean y ya sabes como estan lo caminos para llegar a Paris. Mira lo pálida que está la pobrecilla! - dije señalando su blanco rostro.
Debía señalar que Sofie era bastante agradable, asintió con la cabeza y pudimos salir a mayor velocidad del lugar sin llamar la atención.

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