AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La muñeca perfecta +18 | Privado
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La muñeca perfecta +18 | Privado
Su mirada permanecía fija en aquella creación que le tenia sonriendo orgulloso. Era lo mismo siempre que aquel cambiaformas terminaba una muñeca; se quedaba horas contemplandolas antes de ser capaz de ponerlas en el aparador, listas para ser vendidas a quien les estuviese buscando una para algún regalo o simple colección. Sin embargo existía algo que siempre le atormentaba interiormente, jamas había encontrado la muñeca que quisiera para si mismo. No importaba cuantas veces la viera en su mente, siempre que trataba de recrearla le era imposible hacerlo de manera firme y eso le frustraba pues quizás no fuese tan bueno como siempre creyó serlo, prueba de eso era su incapacidad para crear su muñeca perfecta.
Un suspiro salió de aquellos finos labios y con calma se levanto de la mesa donde había nacido aquella hermosa muñeca. Le vistió con un pequeño vestido rojo y caminando sin prisas la acomodo en la vitrina de la entrada de la tienda. Permanecía con una extraña mezcla en su interior, por un lado se enorgullecía de su obra y por el otro se frustraba de que no fuera suya. Harto de esos pensamientos que le rondaron cerca de 2 horas mas fue que tomo su abrigo, cambio el anuncio de la tienda a cerrado y salió a las frías calles, aguardando porque aquel paseo le despejara los pensamientos o al menos le diera un poco de animo. Las calles estaban frías, poco gente andaba por las calles. Cuando las fiestas estaban cerca eso solía pasar, aunque lo bueno era que el negocio estaba en su apogeo por aquellos momentos, aun así lo que le amargaba no desaparecía. Todos iban de un lado a otro y el perro comenzaba a creer buena idean visitar a su familia a los bosques. Sus ojos estaban analizando todo frente a él, hasta que sus orbes se detuvieron en una joven y su andar se detuvo de golpe, no podía creer lo que estaba viendo.
Tanto tiempo buscando la perfección de la muñeca de sus sueños y en un instante inesperado frente a él, aparecía alguien que se asimilaba a esa muñeca, por no decir que eran idénticas pues aunque lo parecieran necesitaba examinarla para asegurarse del parecido de ambas. Sus pasos avanzaron lentos pero firmes en dirección a la dama, solo que cuando pensó en avanzar más rápidamente para darle alcance ya que no podía contener su curiosidad, un grupo de personas paso y le perdió de vista unos segundos, retomando su visión a la joven más lejos de lo que recordaba y sin prestar atención comenzó a caminar detrás de ella. Era un hombre embrujado por el sueño de toda una vida y nada se interpondría entre él y ese sueño.
Un suspiro salió de aquellos finos labios y con calma se levanto de la mesa donde había nacido aquella hermosa muñeca. Le vistió con un pequeño vestido rojo y caminando sin prisas la acomodo en la vitrina de la entrada de la tienda. Permanecía con una extraña mezcla en su interior, por un lado se enorgullecía de su obra y por el otro se frustraba de que no fuera suya. Harto de esos pensamientos que le rondaron cerca de 2 horas mas fue que tomo su abrigo, cambio el anuncio de la tienda a cerrado y salió a las frías calles, aguardando porque aquel paseo le despejara los pensamientos o al menos le diera un poco de animo. Las calles estaban frías, poco gente andaba por las calles. Cuando las fiestas estaban cerca eso solía pasar, aunque lo bueno era que el negocio estaba en su apogeo por aquellos momentos, aun así lo que le amargaba no desaparecía. Todos iban de un lado a otro y el perro comenzaba a creer buena idean visitar a su familia a los bosques. Sus ojos estaban analizando todo frente a él, hasta que sus orbes se detuvieron en una joven y su andar se detuvo de golpe, no podía creer lo que estaba viendo.
Tanto tiempo buscando la perfección de la muñeca de sus sueños y en un instante inesperado frente a él, aparecía alguien que se asimilaba a esa muñeca, por no decir que eran idénticas pues aunque lo parecieran necesitaba examinarla para asegurarse del parecido de ambas. Sus pasos avanzaron lentos pero firmes en dirección a la dama, solo que cuando pensó en avanzar más rápidamente para darle alcance ya que no podía contener su curiosidad, un grupo de personas paso y le perdió de vista unos segundos, retomando su visión a la joven más lejos de lo que recordaba y sin prestar atención comenzó a caminar detrás de ella. Era un hombre embrujado por el sueño de toda una vida y nada se interpondría entre él y ese sueño.
Última edición por Réne Prescott el Mar Ene 21, 2014 11:48 pm, editado 1 vez
Réne Prescott- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 07/12/2013
Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Más dentro de su interior procesaba la necesidad de sentirse ella misma por una vez.
Era su día libre y no estaba con Josephine. Rodo los ojos al pensar en ella. Después un suspiro salió de sus pulmones a través de su boca. A decir verdad había veces que la cansaba hasta que la dejaba muerta de cansancio. Era imposible tratar con una voz tan viperina como la de Josephine, acabo rindiéndose en no seguir ni haciéndola nada de caso. Se había tomado por si sola el día libre y bueno, el fin de semana entero y con lo que tenía ahorrado fue a una tienda de muñecas la cual hacia unas obras de arte, pero quería una que se le pareciera mucho. Se extrañó al ver la puerta cerrada del negocio. Siempre estaba ese muchacho callado al que nunca miraba con fineza pues su atención era para las muñecas que estaban expuestas en el escaparate y en la tienda. Ahora, la tienda estaba cerrada. Suspiro, apoyando su frente contra el cristal bastante deprimida.
Se fue yendo de aquella tienda lentamente.
Se paró en un puesto de ropa de una gitana que había puesto ahí su puesto. Le gusto las ropas que venida, de una seda preciosa y de un tacto muy suave-….Señora, ¿Cuánto cuesta? – La señora tan solo se acercó a ella y le tomo de los senos con ambas manos, Dominique gimió de placer, aquello le gustaba, sonreía-….-Aunque el tiempo en el que ya duraba los roces en sus senos se estaba alargando, se apartó lentamente de la gitana, que levanto sus faldas y mostro que en realidad tenia pene. A Dominique se le descolocaron los términos, salió corriendo de aquel puesto, de aquella señora con pene, algo extraño pues sabia de hace tiempo que las mujeres tenían vagina. ¿Cómo que ella tenía pene? AAh! No lo entendía en absoluto - ¡Socorro! –Grito corriendo calle abajo, siendo perseguida por aquella mujer que cuando miro hacia atrás, era un atractivo gitano, persiguiéndola desnudo como Dios le trajo al mundo.
- ¡A PAPA QUE LE PIDO PERDON! ¡SOCORRO! –Siguió gritando cosas que no tenían sentido, se metió en un callejón, no tenía salida, y para su mala suerte comenzaba a llorar, aquel hombre se acercaba de nuevo a ella - ¿Te acuerdas de mí? –Le pregunto a Dominique – El Jardín Botánico…. –Rio aquel malvado hombre desnudo de pene corto -…Antes estaba por violarte si no hubiera sido por tu amiga la pájara loca….-bufa recordando así a Zuriñe, aquella que no había vuelto a ver desde hace mucho tiempo. Aquel hombre con los pequeños atributos al aire, acariciaba la mejilla pálida de Dominique, después le tomo el escote y con un cuchillo que llevó en mano todo el rato, le hizo añicos el vestido por la parte superior. Aquel vestido de encaje que ahora si que estaba agujereado del todo, el gitano siguió vía abajo, cortando poco a poco hasta abrirle el vestido en dos.
Dominique lloraba sin poder evitarlo.
Intentaba moverse, pero no podía esta vez.
Necesitaba ayuda.
¡La necesitaba ya!
Era su día libre y no estaba con Josephine. Rodo los ojos al pensar en ella. Después un suspiro salió de sus pulmones a través de su boca. A decir verdad había veces que la cansaba hasta que la dejaba muerta de cansancio. Era imposible tratar con una voz tan viperina como la de Josephine, acabo rindiéndose en no seguir ni haciéndola nada de caso. Se había tomado por si sola el día libre y bueno, el fin de semana entero y con lo que tenía ahorrado fue a una tienda de muñecas la cual hacia unas obras de arte, pero quería una que se le pareciera mucho. Se extrañó al ver la puerta cerrada del negocio. Siempre estaba ese muchacho callado al que nunca miraba con fineza pues su atención era para las muñecas que estaban expuestas en el escaparate y en la tienda. Ahora, la tienda estaba cerrada. Suspiro, apoyando su frente contra el cristal bastante deprimida.
Se fue yendo de aquella tienda lentamente.
Se paró en un puesto de ropa de una gitana que había puesto ahí su puesto. Le gusto las ropas que venida, de una seda preciosa y de un tacto muy suave-….Señora, ¿Cuánto cuesta? – La señora tan solo se acercó a ella y le tomo de los senos con ambas manos, Dominique gimió de placer, aquello le gustaba, sonreía-….-Aunque el tiempo en el que ya duraba los roces en sus senos se estaba alargando, se apartó lentamente de la gitana, que levanto sus faldas y mostro que en realidad tenia pene. A Dominique se le descolocaron los términos, salió corriendo de aquel puesto, de aquella señora con pene, algo extraño pues sabia de hace tiempo que las mujeres tenían vagina. ¿Cómo que ella tenía pene? AAh! No lo entendía en absoluto - ¡Socorro! –Grito corriendo calle abajo, siendo perseguida por aquella mujer que cuando miro hacia atrás, era un atractivo gitano, persiguiéndola desnudo como Dios le trajo al mundo.
- ¡A PAPA QUE LE PIDO PERDON! ¡SOCORRO! –Siguió gritando cosas que no tenían sentido, se metió en un callejón, no tenía salida, y para su mala suerte comenzaba a llorar, aquel hombre se acercaba de nuevo a ella - ¿Te acuerdas de mí? –Le pregunto a Dominique – El Jardín Botánico…. –Rio aquel malvado hombre desnudo de pene corto -…Antes estaba por violarte si no hubiera sido por tu amiga la pájara loca….-bufa recordando así a Zuriñe, aquella que no había vuelto a ver desde hace mucho tiempo. Aquel hombre con los pequeños atributos al aire, acariciaba la mejilla pálida de Dominique, después le tomo el escote y con un cuchillo que llevó en mano todo el rato, le hizo añicos el vestido por la parte superior. Aquel vestido de encaje que ahora si que estaba agujereado del todo, el gitano siguió vía abajo, cortando poco a poco hasta abrirle el vestido en dos.
Dominique lloraba sin poder evitarlo.
Intentaba moverse, pero no podía esta vez.
Necesitaba ayuda.
¡La necesitaba ya!
Alizée Rhône- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/11/2013
Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Creía haber visto antes aquella chica, aquella perfecta encarnación de cualquiera de sus creaciones pero no podía recordar ¿dónde? ni ¿cuándo?, probablemente en alguno de sus sueños donde sentía haberle encontrarlo y hacerla suya. René no solía desear muchas cosas en la vida, las pasiones del cuerpo no eran realmente una necesidad suya pero cuando se trataba de los pensamientos que envolvían su idea de la muñeca perfecta, en ese caso deseaba hacerla suya de todas las maneras posibles todo para que fuera únicamente su muñeca y nadie nunca se atreviera a hacerle nada. Pero le había perdido de vista y aún no conocía el aroma que despedía aquella “muñeca” como para poder seguirle; miraba de un sitio a otro, hasta que pudo encontrarla observando un puesto pero lo único que veía realmente era a ella. Embelesado avanzó en su dirección pero cuando vio como era tocada por alguien más se detuvo, una sensación extraña le recorrió el cuerpo, algo que nunca antes había sentido.
El cambiaformas pensó en alejarse aunque no era muy de su agrado dejar a su muñeca una vez que le había encontrado, pero tampoco es que pudiera hacer mucho realmente así que comenzaba a darle la espalda a todo aquello cuando escucho un grito y de manera automática se giro solo para darse cuenta de que quien gritaba era su muñeca. Le vio correr calle abajo y le siguió, solo que se vio retrasado por la gente que estaba en aquellos lugares, reunida en pequeños grupos y viendo algunas cosas. El creador de muñecas estaba desesperado, no podía alcanzar a la mujer que corría si la gente continuaba en aquellos grupos por lo que decidió hacerse a una orilla para después cambiar su forma humana a una que pudiese correr más fácilmente entre las personas. Salió del pequeño callejón transformado en Beagle, corriendo entre las piernas de todos y ladrando. La gente no dudo un segundo en moverse al ver la figura canina corriendo entre sus piernas y de esa manera fue como termino por dar alcance a aquellos que perseguía.
Llegó hasta un callejón, guiado por los lloriqueos de una mujer que eran demasiado parecidos a los de su muñeca, y ahí estaba, con el vestido roto y la cara empapada en lagrimas mientras aquel hombre comenzaba a tocarle. Sin saber que clase de fuerza misteriosa se apoderaba de él, Réne cambio una vez más para transformarse en un Boyero, que si bien no lucía tan salvaje era lo suficientemente grande como para que el otro se llevara una buena mordida. Ladró cuando estuvo en aquella figura. -Pero que… - el hombre se giro y antes de que pudiese hacer algo, la figura animal de Réne le salto encima y le mordió la mano, provocando que el cuchillo que llevaba cayera al suelo y gritos de dolor salieran de su boca. Como pudo y entre más de una mordida el hombre aquel se levanto par salir corriendo aterrorizado y Réne se giro con el hocico algo manchando de sangre en dirección a ella, a su muñeca y se acerco a ella mientras su forma cambiaba una vez más al hombre que era. - ¿Estas bien? - le miraba, aquel pequeño y frágil cuerpo era sin duda la perfección.
El cambiaformas pensó en alejarse aunque no era muy de su agrado dejar a su muñeca una vez que le había encontrado, pero tampoco es que pudiera hacer mucho realmente así que comenzaba a darle la espalda a todo aquello cuando escucho un grito y de manera automática se giro solo para darse cuenta de que quien gritaba era su muñeca. Le vio correr calle abajo y le siguió, solo que se vio retrasado por la gente que estaba en aquellos lugares, reunida en pequeños grupos y viendo algunas cosas. El creador de muñecas estaba desesperado, no podía alcanzar a la mujer que corría si la gente continuaba en aquellos grupos por lo que decidió hacerse a una orilla para después cambiar su forma humana a una que pudiese correr más fácilmente entre las personas. Salió del pequeño callejón transformado en Beagle, corriendo entre las piernas de todos y ladrando. La gente no dudo un segundo en moverse al ver la figura canina corriendo entre sus piernas y de esa manera fue como termino por dar alcance a aquellos que perseguía.
Llegó hasta un callejón, guiado por los lloriqueos de una mujer que eran demasiado parecidos a los de su muñeca, y ahí estaba, con el vestido roto y la cara empapada en lagrimas mientras aquel hombre comenzaba a tocarle. Sin saber que clase de fuerza misteriosa se apoderaba de él, Réne cambio una vez más para transformarse en un Boyero, que si bien no lucía tan salvaje era lo suficientemente grande como para que el otro se llevara una buena mordida. Ladró cuando estuvo en aquella figura. -Pero que… - el hombre se giro y antes de que pudiese hacer algo, la figura animal de Réne le salto encima y le mordió la mano, provocando que el cuchillo que llevaba cayera al suelo y gritos de dolor salieran de su boca. Como pudo y entre más de una mordida el hombre aquel se levanto par salir corriendo aterrorizado y Réne se giro con el hocico algo manchando de sangre en dirección a ella, a su muñeca y se acerco a ella mientras su forma cambiaba una vez más al hombre que era. - ¿Estas bien? - le miraba, aquel pequeño y frágil cuerpo era sin duda la perfección.
Réne Prescott- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/12/2013
Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
El rico aroma del peligro se había disipado cuando un canino de raza Boyero se le acerco, para después quedarse muda a la transformación de este. Se había transformado en humano, si, en un humano que no pretendía otra cosa que preocuparse por cómo iba vestida. Olía a miedo, decepción por no haber sabido ella defenderse y que otra persona llegue a socorrerla inmediatamente. No entraba eso en sus planes que estaba entonces pensativa a lo que hacer después. Estaba después mirando a aquel joven que se le ofreció la pregunta de que si estaba en buen estado. Ella como respuesta asintió a su pregunta -…Sí…Claro…-Lo estaba, no había conseguido tocarla del todo, pero si su orgullo – Solo mi orgullo está herido, oh caballero…que… ¿Os paso? No tenéis ropa encima…¿Os han robado también?
Preocupada por el joven que tenía al lado, se quedó mirando a aquella mirada perdida con sus ojos claros, amplios y azules que dedicaban su mirada al joven –Decidme…-Con su vestido casi a trizas, fue levantándose -….Os dejaría alguna muda, pero por poco me une a vos con vuestra desnudez…-murmuro sonrojándose sin ser vista tras ladear su rostro hacia uno de los lados, sus hebras doradas se enredaron en sus finos dedos y lo colocaron detrás de su oreja, finalmente volvió a mirar al joven que la miraba aún -…Pero cerca está mi hogar…. Podría dejaros algo de ropa…-Ahora que lo pensó, tenía que agradecerle lo que hizo.
-Muchas gracias por cierto…-sonrió un poco-….No nos conocemos, pero me gustaría agradeceros esta muestra de atención hacia mi…-suspiro con lentitud, cogió algo de aire -…Bueno…No sé…creo que me emocione por vuestra ayuda que inmediatamente me deje llevar por mi buena voluntad…deje llevarme para poder veros necesitado de ropa alguna…-murmuro nuevamente acercándose a quien no conocía, pero que desde entonces se había convertido en su salvador…Al menos por esa noche. La noche era cruel, pues mostraba su frialdad en simples soplos de viento que se colaban por los huecos del vestido hecho trizas, termino por acurrucarse en el cuerpo ajeno del desconocido, de su salvador -…Si…creo que hoy es mi noche de suerte…-clavo nuevamente su mirada ajena en la del joven-….Decidme, ¿Cómo os llaman las lenguas de este país? –Pregunto con curiosidad.
Pensó en callarse pues poco se dio cuenta de que estaba hablando sin dejar descansar al otro oído. Lo lamentaba pues se había emocionado. Se sujetaba su vestido como podía –Lo….lamento… ¿Hablo demasiado, quizás? No se conoce a nadie nuevo todos los días y menos si te ayuda a salir de un aprieto…-sonrió para terminar por buscar algo para poder taparse el vestido. Suspiro ya que no encontró lo que quería.
Preocupada por el joven que tenía al lado, se quedó mirando a aquella mirada perdida con sus ojos claros, amplios y azules que dedicaban su mirada al joven –Decidme…-Con su vestido casi a trizas, fue levantándose -….Os dejaría alguna muda, pero por poco me une a vos con vuestra desnudez…-murmuro sonrojándose sin ser vista tras ladear su rostro hacia uno de los lados, sus hebras doradas se enredaron en sus finos dedos y lo colocaron detrás de su oreja, finalmente volvió a mirar al joven que la miraba aún -…Pero cerca está mi hogar…. Podría dejaros algo de ropa…-Ahora que lo pensó, tenía que agradecerle lo que hizo.
-Muchas gracias por cierto…-sonrió un poco-….No nos conocemos, pero me gustaría agradeceros esta muestra de atención hacia mi…-suspiro con lentitud, cogió algo de aire -…Bueno…No sé…creo que me emocione por vuestra ayuda que inmediatamente me deje llevar por mi buena voluntad…deje llevarme para poder veros necesitado de ropa alguna…-murmuro nuevamente acercándose a quien no conocía, pero que desde entonces se había convertido en su salvador…Al menos por esa noche. La noche era cruel, pues mostraba su frialdad en simples soplos de viento que se colaban por los huecos del vestido hecho trizas, termino por acurrucarse en el cuerpo ajeno del desconocido, de su salvador -…Si…creo que hoy es mi noche de suerte…-clavo nuevamente su mirada ajena en la del joven-….Decidme, ¿Cómo os llaman las lenguas de este país? –Pregunto con curiosidad.
Pensó en callarse pues poco se dio cuenta de que estaba hablando sin dejar descansar al otro oído. Lo lamentaba pues se había emocionado. Se sujetaba su vestido como podía –Lo….lamento… ¿Hablo demasiado, quizás? No se conoce a nadie nuevo todos los días y menos si te ayuda a salir de un aprieto…-sonrió para terminar por buscar algo para poder taparse el vestido. Suspiro ya que no encontró lo que quería.
Alizée Rhône- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/11/2013
Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Había usado el valor que no poseía para salvar a aquella muñeca, sus ojos recorrían el delicado cuerpo femenino en busca de alguna herida o lastimadura que pudiera volver menos perfecta aquella piel y por tanto a la joven. Sonrió al estar cerca de ella, no se percataba realmente de su desnudez pues en muchas ocasiones Réne era verdaderamente torpe y despistado consigo mismo o con lo que vivía, pocas cosas eran las que tenían su completa atención y eso eran solo las muñecas que se dedicaba a hacer. - Me alegra escuchar que se encuentra bien a pesar de que orgullo este herido - arrugo los labios - alguna forma existirá de reparar su orgullo herido, así que no piense en eso - solo hasta que ella lo menciono, se miro a si mismo para notar que estaba completamente desnudo. Al ser cambiaformas estaba acostumbrado a que le vieran de esa manera y solo logro encogerse de hombros - deje mi ropa en otro sitio por venir a ayudarle señorita, es que… - no pudo decir nada más porque sus ojos se detuvieron a delinear aquellos labios, analizando cual sería el color más adecuado para que ella usara.
- No, descuide, estoy bien así después de todo creo que puedo ir a casa por algo de ropa - le acomodo de un lado el vestido hecho jirones que llevaba, sus intenciones no eran realmente maliciosas porque el cuerpo de aquella joven era lo más valioso que poseía en aquellos segundos y no deseaba que nadie más que el pudiera contemplarlo. Entre sus descuidos además, no notaba que la joven parecía no extrañarse ante el cambio que había sufrido de animal a persona momentos atrás y eso había quedado en el pasado, por lo que mucha menos atención le prestaría ahora - bueno, tiene algo de ropa que le cubra así que algo es algo.
- Tiene razón no nos conocemos - abrió los ojos muy grandes al sentir a la pequeña muñeca recargada contra el y no evito que sus manos fueran a rodearle de manera protectora - Mi nombre es Réne ¿cuál es el tuyo? - ladeo el rostro, no estaba de acuerdo en que aquella era la noche de suerte de la muñeca, pues él había encontrado lo que tanto tiempo busco y hasta ahora fue capaz de encontrar - la suerte ha sido toda mía que he encontrado a una criatura tan hermosa… ¿Te lo han dicho ya? - recargo su mejilla en los cabellos rubios - eres muy bonita, eres como una muñeca… perfecta - susurraba aquellas palabras, cegado ante la belleza que poseía.
Negó ante las ultimas palabras que ella mencionaba. - No hablas demasiado, me agrada la gente que habla porque casi nunca tengo tiempo de hablar solo con las muñecas y tampoco yo conozco a mujeres tan hermosas todos los días - capto entonces que seguían en la calle y le sujeto por los hombros de manera firme pero suave - necesitamos ropa, el taller de muñecas esta cerca y tengo ropa que seguramente te quedara muy bien - se inclino y con sus manos comenzó a medir y tocar el pequeño cuerpo en una manera de ver si sus vestidos entrarían en aquella figura - perfecta… - dijo para si, volviendo a mirarle - me gustaría que te probaras algunos vestidos pero si necesitas ir a tu casa te acompañare para que nadie te lastime… solo si no te importa que vaya como perro porque - se mira - así solo tendríamos problemas.
- No, descuide, estoy bien así después de todo creo que puedo ir a casa por algo de ropa - le acomodo de un lado el vestido hecho jirones que llevaba, sus intenciones no eran realmente maliciosas porque el cuerpo de aquella joven era lo más valioso que poseía en aquellos segundos y no deseaba que nadie más que el pudiera contemplarlo. Entre sus descuidos además, no notaba que la joven parecía no extrañarse ante el cambio que había sufrido de animal a persona momentos atrás y eso había quedado en el pasado, por lo que mucha menos atención le prestaría ahora - bueno, tiene algo de ropa que le cubra así que algo es algo.
- Tiene razón no nos conocemos - abrió los ojos muy grandes al sentir a la pequeña muñeca recargada contra el y no evito que sus manos fueran a rodearle de manera protectora - Mi nombre es Réne ¿cuál es el tuyo? - ladeo el rostro, no estaba de acuerdo en que aquella era la noche de suerte de la muñeca, pues él había encontrado lo que tanto tiempo busco y hasta ahora fue capaz de encontrar - la suerte ha sido toda mía que he encontrado a una criatura tan hermosa… ¿Te lo han dicho ya? - recargo su mejilla en los cabellos rubios - eres muy bonita, eres como una muñeca… perfecta - susurraba aquellas palabras, cegado ante la belleza que poseía.
Negó ante las ultimas palabras que ella mencionaba. - No hablas demasiado, me agrada la gente que habla porque casi nunca tengo tiempo de hablar solo con las muñecas y tampoco yo conozco a mujeres tan hermosas todos los días - capto entonces que seguían en la calle y le sujeto por los hombros de manera firme pero suave - necesitamos ropa, el taller de muñecas esta cerca y tengo ropa que seguramente te quedara muy bien - se inclino y con sus manos comenzó a medir y tocar el pequeño cuerpo en una manera de ver si sus vestidos entrarían en aquella figura - perfecta… - dijo para si, volviendo a mirarle - me gustaría que te probaras algunos vestidos pero si necesitas ir a tu casa te acompañare para que nadie te lastime… solo si no te importa que vaya como perro porque - se mira - así solo tendríamos problemas.
Réne Prescott- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 07/12/2013
Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
No habría palabras para describir a aquel chico. ¿Extraño? Bueno ella era más extraña que él y ambos estaban desnudos -….Yo puedo transformarme en ave…-sonríe-…Espera cierra los ojos y te aviso…-Le tapo los ojos a Rene para comenzar a transformarse, pero antes de nada, sonríe-…Me llamo Dominique…pero mis amigos me llaman Domi, mini o quiqui…-sonríe besándole en los labios a aquel joven con el que tan bien conecto-…Espera…-Ahora sí, ella misma cerro los ojos, sus ropas rotas y raídas cayeron al suelo para que sus manos y piernas desaparecieran, dando paso a una bellísima ave de pelaje blanco, una lechuza.
Pululo varias veces mientras volaba alrededor de René. En su interior se reía pero no a mal. Seguía pululando y solo esperaba que le siguiera por el camino que le indicaría hacia su casa, después irían a la tienda de René que decía que hablaba con las muñecas, pero, ¿No se quedaban quietos los muñecos cuando los mirabas? Es decir, a ella le dijeron que cuando no mirabas a los juguetes, estos cobraban vida inmediatamente para poder cuidarte en tus sueños, pero cuando los mirabas, estos volvían inmediatamente a su posición inicial como si nunca hubiera pasado algo. Era extraño que con aquel joven hubiera conectado tan rápidamente, aun así, iría tranquila. Tenía una buena estructura ósea y quizás se lo podría presentar…ah…No...Sus padres están ausentes, pero seguramente si supieran de su hija, que está trabajando con una tal Joshephine, que tenía un amigo que se llamaba René y que era muy atractivo. Parecía un buen joven. Observo aquel cuerpo cuando volaba alrededor de René, sonriendo esta se posó en su hombro antes de volver a volar por el cielo.
“-¡sígueme…!”-Dijo mentalmente a René, llevándolo entre las personas, ella esperaba que la estuviera siguiendo, volaba y volaba con elegancia, vigilando que la estuviera siguiendo de cerca para no perderla de vista “-Vamos a mi casa y después iremos a tu morada…” –Dijo con ilusión. Quería llevar ropa encima para cuando fuera a la tienda, esperaba que no le molestara a René y así, ella misma le prestaría ropa de cuando su padre era un zagal. Ahora sus padres estaban ausentes. Esperaba que aun estuvieran vivos, perdió la cuenta de si los había visto vivos alguna vez de las muchas veces que estaba sola. Prácticamente era como si la hubieran abandonado a su suerte, pero le pagaban la estancia, vestidos que venían a la puerta cada X tiempos por semana o un gran cargamento de comida que solamente degustaba ella sola.
Había llegado a la puerta rojiza de su acostumbrado hogar. Miraba a las personas que estas la miraban mirando el pelaje blanquecino de sus plumas. Era elegante y no estaba de más. Solamente fue al suelo con un leve planear de ambas alas, volvió a transformarse en lo que era, una bella jovencita de cabellos rubios, casi plateados, de ojos azules y pálida piel. Sin que nadie mirara, se fue agachando hacia un adoquín suelto bajo el felpudo en donde cogió la llave, se levantó y abrió la puerta pequeña, la dejo libre, pero ella abrió la puerta grande para poder entrar. Por la puerta pequeña solamente entraban animales como perros o gatos u otro animal que cupiera por ahí, pero ella ahora era humana y entro en la casa, cerrando la puerta grande pero dejando la pequeña libre.
Se tumbó sobre el suelo boca abajo para ver si llegaba René o si se habría despistado por la multitud, pero le pareció ver algo entre los pies de la gente. Parecía ser ese perro que llegaba por las escaleras. Dominique saco la manita esperando que fuera él -…Muestra tu patita y dime de quien fiarme…
Pululo varias veces mientras volaba alrededor de René. En su interior se reía pero no a mal. Seguía pululando y solo esperaba que le siguiera por el camino que le indicaría hacia su casa, después irían a la tienda de René que decía que hablaba con las muñecas, pero, ¿No se quedaban quietos los muñecos cuando los mirabas? Es decir, a ella le dijeron que cuando no mirabas a los juguetes, estos cobraban vida inmediatamente para poder cuidarte en tus sueños, pero cuando los mirabas, estos volvían inmediatamente a su posición inicial como si nunca hubiera pasado algo. Era extraño que con aquel joven hubiera conectado tan rápidamente, aun así, iría tranquila. Tenía una buena estructura ósea y quizás se lo podría presentar…ah…No...Sus padres están ausentes, pero seguramente si supieran de su hija, que está trabajando con una tal Joshephine, que tenía un amigo que se llamaba René y que era muy atractivo. Parecía un buen joven. Observo aquel cuerpo cuando volaba alrededor de René, sonriendo esta se posó en su hombro antes de volver a volar por el cielo.
“-¡sígueme…!”-Dijo mentalmente a René, llevándolo entre las personas, ella esperaba que la estuviera siguiendo, volaba y volaba con elegancia, vigilando que la estuviera siguiendo de cerca para no perderla de vista “-Vamos a mi casa y después iremos a tu morada…” –Dijo con ilusión. Quería llevar ropa encima para cuando fuera a la tienda, esperaba que no le molestara a René y así, ella misma le prestaría ropa de cuando su padre era un zagal. Ahora sus padres estaban ausentes. Esperaba que aun estuvieran vivos, perdió la cuenta de si los había visto vivos alguna vez de las muchas veces que estaba sola. Prácticamente era como si la hubieran abandonado a su suerte, pero le pagaban la estancia, vestidos que venían a la puerta cada X tiempos por semana o un gran cargamento de comida que solamente degustaba ella sola.
Había llegado a la puerta rojiza de su acostumbrado hogar. Miraba a las personas que estas la miraban mirando el pelaje blanquecino de sus plumas. Era elegante y no estaba de más. Solamente fue al suelo con un leve planear de ambas alas, volvió a transformarse en lo que era, una bella jovencita de cabellos rubios, casi plateados, de ojos azules y pálida piel. Sin que nadie mirara, se fue agachando hacia un adoquín suelto bajo el felpudo en donde cogió la llave, se levantó y abrió la puerta pequeña, la dejo libre, pero ella abrió la puerta grande para poder entrar. Por la puerta pequeña solamente entraban animales como perros o gatos u otro animal que cupiera por ahí, pero ella ahora era humana y entro en la casa, cerrando la puerta grande pero dejando la pequeña libre.
Se tumbó sobre el suelo boca abajo para ver si llegaba René o si se habría despistado por la multitud, pero le pareció ver algo entre los pies de la gente. Parecía ser ese perro que llegaba por las escaleras. Dominique saco la manita esperando que fuera él -…Muestra tu patita y dime de quien fiarme…
Alizée Rhône- Hechicero Clase Alta
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Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Los ojos de Réne se abrieron como los de un cachorro curioso, no por nada era un canino y después de escuchar que aquella muñeca era una de los suyos la emoción corrió por todo su cuerpo a una velocidad inimaginable, creía solo haber sentido esa felicidad al estar haciendo muñecas que le encantaban pero ahora con ella en aquel lugar no existía más felicidad que esa. Hizo justamente lo que ella le pedía, fascinado ante la idea de ver aquella ave volando y aún con los ojos cubiertos susurro aquel nombre, tal como los brujos susurraban sus hechizos para que fueran eternos - Dominique… - escucho entonces el sonido del ave pulular y abrió los ojos para observar como un niño que ve algo por primera vez aquella ave que era bastante bonita, aunque él siguiera prefiriendo la figura humana de la chica, después de todo una muñeca de un ave no era muy normal.
Dejo que el animal se posara en su hombro y le sonrió - Eres una bella ave Domi - ese nombre le gustaba aunque claro, prefería el nombre completo que le daba la mayor idea de una muñeca en su totalidad, aún así cuando ella salió volando no perdió oportunidad y cambio a su animal más pequeño solo para ladrar entre la gente y correr lo más rápido que le daban las patas para no perder de vista al ave que le guiaba a su casa, no estaba del todo seguro porque debían ir primero a aquel lugar pero aún así le seguía con ilusión, perdiéndole a momentos pero encontrando rápidamente y reanudando la carrera. Pensó que cuando estaban saliendo de los lugares con más gente le perdería pero no fue de esa manera y paulatinamente se acercaron a una casa, pero él aún se encontraba lejos de ella y pudo ver como entraba. Réne lloro como un pequeño cachorro perdido mientras iba a aquella casa solo para que cuando estuviese cerca ver la pequeña puerta que le daría acceso al interior.
Apuro un poco más sus perrunas extremidades hasta estar muy cerca de la puerta y vio como la blanca mano de Dominique se extendía al exterior, así que termino por lamer esa hermosa mano y después metió la cabeza en la puertita sin dejar de admirar a la chica que estaba boca abajo dentro de aquella casa. De un movimiento termino por entrar después de saltar sobre ella fue que cambio a su forma humana y se sentó dandole la espalda - Puedes fiarte de mi, pero pensé que me dejarías fuera de esta casa y lamento haber entrado así pero no quería quedarme afuera por más tiempo - suspiro - y perdón por no mirarte pero sigo estando desnudo y no sé si será correcto - rió y le miro sobre el hombro.
Dejo que el animal se posara en su hombro y le sonrió - Eres una bella ave Domi - ese nombre le gustaba aunque claro, prefería el nombre completo que le daba la mayor idea de una muñeca en su totalidad, aún así cuando ella salió volando no perdió oportunidad y cambio a su animal más pequeño solo para ladrar entre la gente y correr lo más rápido que le daban las patas para no perder de vista al ave que le guiaba a su casa, no estaba del todo seguro porque debían ir primero a aquel lugar pero aún así le seguía con ilusión, perdiéndole a momentos pero encontrando rápidamente y reanudando la carrera. Pensó que cuando estaban saliendo de los lugares con más gente le perdería pero no fue de esa manera y paulatinamente se acercaron a una casa, pero él aún se encontraba lejos de ella y pudo ver como entraba. Réne lloro como un pequeño cachorro perdido mientras iba a aquella casa solo para que cuando estuviese cerca ver la pequeña puerta que le daría acceso al interior.
Apuro un poco más sus perrunas extremidades hasta estar muy cerca de la puerta y vio como la blanca mano de Dominique se extendía al exterior, así que termino por lamer esa hermosa mano y después metió la cabeza en la puertita sin dejar de admirar a la chica que estaba boca abajo dentro de aquella casa. De un movimiento termino por entrar después de saltar sobre ella fue que cambio a su forma humana y se sentó dandole la espalda - Puedes fiarte de mi, pero pensé que me dejarías fuera de esta casa y lamento haber entrado así pero no quería quedarme afuera por más tiempo - suspiro - y perdón por no mirarte pero sigo estando desnudo y no sé si será correcto - rió y le miro sobre el hombro.
Réne Prescott- Cambiante Clase Media
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Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Dominique suspiro, cogió y tiró de una suave capa oscura que después la lanzo sobre Réne. Su pálido cuerpo pero sano se acercó al de su nuevo amigo-…No…no te dejaría fuera….-sonriendo se fue levantando, ella tampoco tenía ropas encima y lo que pudo notar fue que el frio le acariciaba la piel -. ..Ven…-Murmuro tomándole la mano, acercándose más a él y finalmente, comenzó a guiarle cerca de la chimenea que estaba encendida -…Quieres algo de comer? Beber? –Pregunto con curiosidad-….A-Ahora vengo…-suspira para ir a la cocina, intentar respirar tranquilamente. Había ocultado que estaba nerviosa por estar desnuda y ahora su nuevo amigo estaba cubierto con una capa de su padre. Bien, tenía que controlar la situación.
Tiro todo lo que había sobre la encimera haciendo demasiado ruido. No supo porque lo hizo. A segundos después de ver todo en el suelo, se fue corriendo hacia arriba, pero volvió escaleras abajo-…No…te…muevas…-Dijo fijamente, con firmeza hacia Réne que estaba cerca de la chimenea. Termino por subir al piso superior y se vistió rápidamente con un sencillo vestido blanco, después, fue a la habitación de su padre para coger una camisa, un pantalón y unos tirantes y zapatos para él.
-Un amigo…-murmuro para sí misma-…Un…amigo…un...amigo….-seguía murmurando que por fin tenía un amigo, estaba saliendo de sí. No llevaba bien que la mirasen carnalmente o que solo fuera un objeto para otras personas -…Da igual…Él no parece ser así…-Murmuro para sí misma, mirándose en un espejo que había pertenecido a su madre. Se arregló el pelo y bajo con la ropa de hombre-….Mira…Réne…traje estas ropas de mi padre….espero que te sirvan…-sonríe mientras le deja la ropa en el brazo de uno de los sillones...pero no veía que se pusiera la ropa-…¿no te gusta? –murmura lentamente frunciendo el ceño, observando las ropas por si hubiera algún problema hasta que encontró el problema- …ah! Perdóname….-Lentamente fue dándose la vuelta con un leve rubor en sus mejillas, sinceramente pensaba que no pasaba nada ya que se habían visto antes en el callejón como Dios los trajo al mundo.
-Eres mi primer amigo y el primero que viene aquí…..-murmuro hacia Réne aun sin darse la vuelta para verle el rostro, para ver cómo le quedaba aquella ropa de talla L. La noche parecía que iba a ser algo larga, comenzó a retorcer sus manos por el simple apogeo del nerviosismo, queriendo ya darse la vuelta lentamente -….¿Te los has puesto ya? –Sin darse cuenta, noto algo finalmente que rozaba su nalga, la tela del vestido hacia presión en su piel mientras sentía algo cerca de ella -… ¿Qué? –No sabía que era, fue dándose la vuelta lentamente-….¿No te ha gustado la ropa? Pu-puedo ir a buscar más…si…quieres….-susurro observando la mirada castaña de Réne.
Su corazón estaba acelerado, no podía calmarse -….Ré-ré…ne…-murmuro entrecortadamente, simulando que estaba nerviosa aunque estaba asustada. Esa mirada castaña ausente mirando sus ojos azules como el cielo. El silencio acompañaba al misterio del silencio de aquellos labios ajenos que aún no se movían para responderle -…..Oye…¿Te-te pasa algo? –Pregunto varias veces pues estaba algo asustada, pensando en lo peor.
Tiro todo lo que había sobre la encimera haciendo demasiado ruido. No supo porque lo hizo. A segundos después de ver todo en el suelo, se fue corriendo hacia arriba, pero volvió escaleras abajo-…No…te…muevas…-Dijo fijamente, con firmeza hacia Réne que estaba cerca de la chimenea. Termino por subir al piso superior y se vistió rápidamente con un sencillo vestido blanco, después, fue a la habitación de su padre para coger una camisa, un pantalón y unos tirantes y zapatos para él.
-Un amigo…-murmuro para sí misma-…Un…amigo…un...amigo….-seguía murmurando que por fin tenía un amigo, estaba saliendo de sí. No llevaba bien que la mirasen carnalmente o que solo fuera un objeto para otras personas -…Da igual…Él no parece ser así…-Murmuro para sí misma, mirándose en un espejo que había pertenecido a su madre. Se arregló el pelo y bajo con la ropa de hombre-….Mira…Réne…traje estas ropas de mi padre….espero que te sirvan…-sonríe mientras le deja la ropa en el brazo de uno de los sillones...pero no veía que se pusiera la ropa-…¿no te gusta? –murmura lentamente frunciendo el ceño, observando las ropas por si hubiera algún problema hasta que encontró el problema- …ah! Perdóname….-Lentamente fue dándose la vuelta con un leve rubor en sus mejillas, sinceramente pensaba que no pasaba nada ya que se habían visto antes en el callejón como Dios los trajo al mundo.
-Eres mi primer amigo y el primero que viene aquí…..-murmuro hacia Réne aun sin darse la vuelta para verle el rostro, para ver cómo le quedaba aquella ropa de talla L. La noche parecía que iba a ser algo larga, comenzó a retorcer sus manos por el simple apogeo del nerviosismo, queriendo ya darse la vuelta lentamente -….¿Te los has puesto ya? –Sin darse cuenta, noto algo finalmente que rozaba su nalga, la tela del vestido hacia presión en su piel mientras sentía algo cerca de ella -… ¿Qué? –No sabía que era, fue dándose la vuelta lentamente-….¿No te ha gustado la ropa? Pu-puedo ir a buscar más…si…quieres….-susurro observando la mirada castaña de Réne.
Su corazón estaba acelerado, no podía calmarse -….Ré-ré…ne…-murmuro entrecortadamente, simulando que estaba nerviosa aunque estaba asustada. Esa mirada castaña ausente mirando sus ojos azules como el cielo. El silencio acompañaba al misterio del silencio de aquellos labios ajenos que aún no se movían para responderle -…..Oye…¿Te-te pasa algo? –Pregunto varias veces pues estaba algo asustada, pensando en lo peor.
Alizée Rhône- Hechicero Clase Alta
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Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
La capa golpeo el cuerpo desnudo de Réne, quien se sentía un poco más seguro de esa manera pues la realidad es que Dominique era tan bonita y cumplía tan a la perfección sus ideales de siempre que el cuerpo del cambiaformas estaba reaccionando ante la mera visión de aquel pálido y delicado cuerpo desnudo. Se estaba repitiendo una y otra vez que no debía de mirarle tanto pues luego algo malo podría pasar y no se perdonaría perder la cercanía de aquella hermosa criatura que llegaba a su vida cuando más necesitaba de una musa que inspirara sus creaciones. Tapo su cuerpo envolviendo la capa tan bien como podía antes de ser llevado cerca de la chimenea y nuevamente contemplar la desnudez del cuerpo ajeno - Estoy bien así, gracias por preocuparte por mi - se sentó y se enfoco en mirar el fuego, concentrado en ver las llamas y nada mas que eso, aún así cuando escuchaba como iba o venia Dominique se giraba a verle.
En determinado momento le vio desaparecer con las nalgas al aire, solo para reaparecer y hacer que Réne desviara su vista asintiendo - aquí te espero - suspiro, escuchando los pasos femeninos en el piso superior de aquella casa - Tonto, no la mires tanto o te quedaras sin amiga y sin ver lo perfecta que es. No quieres eso así que portate bien - el regreso de Dom no se hizo esperar mucho y el perro le miro de reojo pues aunque se habían visto desnudos antes, su cuerpo aún no se tranquilizaba del todo y mostrarse de esa manera frente a la hermosa muñeca era algo que no consideraba - la ropa esta bien… - susurro, aguardando hasta ella entendió cual era el problema y le dio la espalda para que terminara por levantarse y dejar que la capa se deslizara por su cuerpo.
Tomo la ropa y la vio, solo que se encontraba más interesado en ver la espalda de la lechuza y como aquel vestido blanco le hacía lucir de una manera tan pura, tan perfecta, tan deseable - Primer amigo… - susurro sin apartar la mirada de aquel cuerpo y termino por soltar las ropas que ella especialmente le había llevado. Le era sencillamente muy difícil mantenerse apartado, fue ese el motivo que le impulso a avanzar hacia ella e ignorar aquellas preguntas que le hacía. Réne termino pegando su cuerpo entero a ella, estaba excitado algo que era verdaderamente complicado en él.
Los ojos de ambos se toparon en aquella cercanía y el cambiaformas paso su mirada por cada una de las partes del rostro ajeno. Le escuchaba preguntar pero no respondió a nada hasta que la ultima pregunta fue realizada - No me pasa nada, es solo que… nunca antes me había sentido así y es algo extraño sabes Dominique, y lo siento… pero no puedo controlarme - termino antes de sujetarle de las nalgas y pegarle a él mientras se las estrujaba y masacraba con deseo. Busco aquellos labios y los devoro en un beso que se encontraba necesitado de ella. La fina tela del vestido blanco le permitía sentir de manera fiel el cuerpo ajeno y eso no hizo más que aumentar su excitación que era rozada contra aquel perfecto cuerpo.
En determinado momento le vio desaparecer con las nalgas al aire, solo para reaparecer y hacer que Réne desviara su vista asintiendo - aquí te espero - suspiro, escuchando los pasos femeninos en el piso superior de aquella casa - Tonto, no la mires tanto o te quedaras sin amiga y sin ver lo perfecta que es. No quieres eso así que portate bien - el regreso de Dom no se hizo esperar mucho y el perro le miro de reojo pues aunque se habían visto desnudos antes, su cuerpo aún no se tranquilizaba del todo y mostrarse de esa manera frente a la hermosa muñeca era algo que no consideraba - la ropa esta bien… - susurro, aguardando hasta ella entendió cual era el problema y le dio la espalda para que terminara por levantarse y dejar que la capa se deslizara por su cuerpo.
Tomo la ropa y la vio, solo que se encontraba más interesado en ver la espalda de la lechuza y como aquel vestido blanco le hacía lucir de una manera tan pura, tan perfecta, tan deseable - Primer amigo… - susurro sin apartar la mirada de aquel cuerpo y termino por soltar las ropas que ella especialmente le había llevado. Le era sencillamente muy difícil mantenerse apartado, fue ese el motivo que le impulso a avanzar hacia ella e ignorar aquellas preguntas que le hacía. Réne termino pegando su cuerpo entero a ella, estaba excitado algo que era verdaderamente complicado en él.
Los ojos de ambos se toparon en aquella cercanía y el cambiaformas paso su mirada por cada una de las partes del rostro ajeno. Le escuchaba preguntar pero no respondió a nada hasta que la ultima pregunta fue realizada - No me pasa nada, es solo que… nunca antes me había sentido así y es algo extraño sabes Dominique, y lo siento… pero no puedo controlarme - termino antes de sujetarle de las nalgas y pegarle a él mientras se las estrujaba y masacraba con deseo. Busco aquellos labios y los devoro en un beso que se encontraba necesitado de ella. La fina tela del vestido blanco le permitía sentir de manera fiel el cuerpo ajeno y eso no hizo más que aumentar su excitación que era rozada contra aquel perfecto cuerpo.
Réne Prescott- Cambiante Clase Media
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Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Hacía mucho tiempo que Dominique no estaba cerca de un hombre, ni recordaba la sensación de cuando su padre le presentaba a muchachos capaces de convertirse en su esposo. Ninguno se había convertido en tal para ella. Siempre había seguido las órdenes de una caprichosa mujer y después ver a su padre un día y después partía de nuevo de viaje a ver a su madre la cual, en el último viaje del que llego su padre, recibió la noticia de que su madre no quería verla hasta que obtuviera un marido que la alimentara y la dominara como una dama de clase alta a pesar de lo que era por naturaleza. Pues ahí se iba a quedar la gorda vieja con sus expectativas que jamás le contaría ni querría verla jamás.
Dominique tenía muchas preguntas en la cabeza pero todas pasaron a segundo plano cuando aquel cuerpo desnudo de Réne se apegó contra el suyo propio, la tela del vestido no dejaba mucho que ocultar así que simplemente pensaba en que había llegado el momento de…¿Tener un amigo? O algo más? Estaba confundida por ese beso que inundo sus cinco sentidos, quería separarse para poder respirar y ver lo que estaba haciendo, pero se vio en la tesitura de seguir el beso mientras rodeaba el cuello ajeno con insistencia, casi tirando de aquellos cabellos cortos, pero de repente se separó de aquel cuerpo que la tenía aprisionada.
-….Espera…¿Y si me dejas embarazada? –Parecía que la gorda chocha de su madre se había metido en su mente, diciéndole que y como vivir su vida, pero vamos, estaba con Réne, un tipo que andaba desnudo y…ahora mismo se estaba excitando-….Juguemos a una cosa….-Sonríe cubriéndose más la desnudez de aquel vestido-….Vístete…y juguemos a Verdad y Reto…-Sonríe acercándose a las ropas antiguas de su padre para ofrecérselas a Réne de nuevo-….¿Que te parece la idea Réne…? –Le pregunto con aquella voz aguda que tenía pero que a su vez era aterciopelada y susurradora-….Si voy a yacer contigo…y veo que es lo que deseas…pues al menos que sea lento…-Con firmeza en el sitio estaba de Dominique de pie, esperando a que cogiera aquellas ropas, pero no, ahora ella fue quien tiro las prendas al suelo, se quitó el vestido que tenía encima y sus labios fueron a atrapar los ajenos, con ambas manos ir a acariciar las mejillas ajenas con suavidad mientras que llegaba a sentir en su vientre aquel miembro, pero que enseguida se separó por la reacción al sentir aquella extremidad.
Se dio la vuelta de la vergüenza que sentía.
-Lo...lo siento…-sus mejillas se tornaron rosadas y jugaba con su pelo y con nerviosismo-…Seguro que esto lo sueles hacer con esas mujeres que van ligeras de cascos….o con…no sé….-Temía que la primeriza fuese ella solamente y que Réne hubiera practicado ya el sexo…o lo que se supone que iban a tener -….Ya...se….no hagamos nada…quedémonos así desnudos….además hace una buena temperatura y no hay nadie además de nosotros aquí en esta casa….-Lentamente se dio la vuelta-….Réne…Soy virgen y no quiero perderla así solamente por un acto del deseo….-suspira-…Te…confesare que llevo observándote como trabajas en tu tienda…de muñecas y siempre quise conocer a quien las hacia…-junto las manos entre si poniéndolas sobre su vientre-….ehm bueno a ti….-volvió a jugar entre nervios con su pelo-…O si…no sé…el sexo debería de ser algo más que dos cuerpos uniéndose en….bueno ya me entiendes…-Suspiro, nunca había estado desnuda frente a nadie que fuera del sexo opuesto, pero no sentía motivos para esconder lo que tenía o lo que Dios le había otorgado como aquel bello cuerpo y pálido.
Alizée Rhône- Hechicero Clase Alta
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Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
Sentía el cuerpo extraño, de una manera que nunca antes pensó sentir pero aparte de la sensación de extrañeza que le provocaba la cercanía del frágil cuerpo de la muñeca, era la primera vez que deseaba realmente estar cerca de alguien vivo, no solamente de sus perfectas creaciones de porcelana. Si bien ella era como una de aquellas muñecas, la temperatura de aquel cuerpo y la suavidad de su piel no era nada parecida a la de una muñeca, era mucho mejor. Con un jadeo mordió aquellos labios, reclamando la perfección de aquella diminuta figura como suya, pero antes de poder hacer algo más Dominique se separo de él, dejándole solamente con las ganas de notar el cuerpo ajeno cerca.
- … Pues… - cierto era que cabía la posibilidad de que le dañara embarazada, pero en ningún momento había caído en la seriedad del asunto en que se estaba metiendo. Solamente estaba seguro de que no buscaría despegarse de ella nunca más, se mantendría al lado de la cambiaformas como un fiel perro guardián siempre que ella le necesitara y si es que no le odiaba por lo que estaba haciendo - no creo que eso vaya a pasar pero… perdona… - era un cachorro regañado por su dueña y ante la invitación para un juego le sonrió. No debía ser tan malo después de todo llevar las cosas con calma, por más que su “amiguito” no esperara eso - Pues si es algo que quieres hacer… - se encogió de hombros, dando un paso hacía Domi para tomar las ropas aquellas - … entonces por mi estada bien, muñequita - su mano se acercaba más a aquellas ropas, hasta que de un par de movimiento ella ya estaba desnuda y besándole nuevamente. Sus manos le rodearon la cintura, yendo de arriba a abajo por la tersa piel de su cuerpo mientras que la excitación en él se volvía cada vez mayor. Era una especie de tortura para él tenerla tan cerca pero no poder poseerla como su cuerpo deseaba, hasta que una vez más se alejo de él y un gruñido de frustración salió inesperadamente de sus labios.
Le miro descaradamente el trasero, tenía ganas de apresar aquellas nalgas, llenarlas de besos y hacerle sentir como él se sentía en esos momentos -Yo… yo no suelo estar cerca de nadie porque… siempre estoy con mis muñecas… - trago con algo de dificultad, mirando aún aquellas perfectas nalgas - … ¿qué?… - ladeo el rostro pues no se esperaba aquellas palabras tan directas y de hecho, él tenía experiencia nula en aquellos sentidos por lo mismo de que siempre se la paso metido en sus muñecas. Tampoco había esperado que ella le viera cuando trabajaba con las muñecas y eso, le hizo sentir importante, al menos un poco - Yo… - le miro pues no estaba dispuesto a dejar que su muñeca perfecta se fuera de su lado - …yo estaré contigo siempre, no es solo por querer hacerlo contigo, eres la única con quien he querido hacerlo porque yo tampoco… - se quedo callado, con aquello le daba a entender que su experiencia era nula.
- … Pues… - cierto era que cabía la posibilidad de que le dañara embarazada, pero en ningún momento había caído en la seriedad del asunto en que se estaba metiendo. Solamente estaba seguro de que no buscaría despegarse de ella nunca más, se mantendría al lado de la cambiaformas como un fiel perro guardián siempre que ella le necesitara y si es que no le odiaba por lo que estaba haciendo - no creo que eso vaya a pasar pero… perdona… - era un cachorro regañado por su dueña y ante la invitación para un juego le sonrió. No debía ser tan malo después de todo llevar las cosas con calma, por más que su “amiguito” no esperara eso - Pues si es algo que quieres hacer… - se encogió de hombros, dando un paso hacía Domi para tomar las ropas aquellas - … entonces por mi estada bien, muñequita - su mano se acercaba más a aquellas ropas, hasta que de un par de movimiento ella ya estaba desnuda y besándole nuevamente. Sus manos le rodearon la cintura, yendo de arriba a abajo por la tersa piel de su cuerpo mientras que la excitación en él se volvía cada vez mayor. Era una especie de tortura para él tenerla tan cerca pero no poder poseerla como su cuerpo deseaba, hasta que una vez más se alejo de él y un gruñido de frustración salió inesperadamente de sus labios.
Le miro descaradamente el trasero, tenía ganas de apresar aquellas nalgas, llenarlas de besos y hacerle sentir como él se sentía en esos momentos -Yo… yo no suelo estar cerca de nadie porque… siempre estoy con mis muñecas… - trago con algo de dificultad, mirando aún aquellas perfectas nalgas - … ¿qué?… - ladeo el rostro pues no se esperaba aquellas palabras tan directas y de hecho, él tenía experiencia nula en aquellos sentidos por lo mismo de que siempre se la paso metido en sus muñecas. Tampoco había esperado que ella le viera cuando trabajaba con las muñecas y eso, le hizo sentir importante, al menos un poco - Yo… - le miro pues no estaba dispuesto a dejar que su muñeca perfecta se fuera de su lado - …yo estaré contigo siempre, no es solo por querer hacerlo contigo, eres la única con quien he querido hacerlo porque yo tampoco… - se quedo callado, con aquello le daba a entender que su experiencia era nula.
Réne Prescott- Cambiante Clase Media
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Re: La muñeca perfecta +18 | Privado
- ¡Qué fuerte! –No había conocido a nadie que fuera igual que ella -…¿Tampoco has estado desnudo…frente a una persona? ¿Ni tampoco cuando te transformas en esa forma animal tan adorable? –Ladeo su cara para ver que tenía un bichito en aquel cabello oscuro y desordenado -…Tienes…algo…-alzo la mano para sacudir el pelo ajeno, tiro el bichito y se escuchó un gemidito del insecto que seguramente habría caído a la chimenea -…ah…-De algún modo las lágrimas estaban comenzando a brotar, ¿sería por el bichito? –El...el bichito…-noto como las lágrimas ya salían solas.
-….Se ha quemado...no quería que pasara en serio…lo siento…-se mordió el labio inferior tras gimotear sus disculpas, sus ojos celestes se oscurecieron por no haber sido tan cuidadosa, pero levanto su rostro y entonces junto su cuerpo con el ajeno, sin importarle cuanta experiencia tuvieran ambos, ella le abrazo por su cintura, acurrucándose en ese momento en aquel torso, alzo su mirada para que se cruzara con los ojos castaños de él.
-….Ahora…que me fijo más…detenidamente, tienes una mirada especial, una mirada que no esperaba encontrar en una persona…-termino por darle un beso corto y torpe sobre una de las comisuras ajenas cuando había querido besarle en los labios, pero no se sentía preparada ¿o si ya estando ambos desnudos? Había ido demasiado rápido en mostrarle su casa, las ropas de su padre hasta su cuerpo desnudo, pero su corazón lo sentía palpitar acelerado, sus labios estaban resecos de la ansiedad del momento y su cuerpo estaba pegado al ajeno cuando extrañamente se sintió húmeda en su entrepierna -..Hum…-Trago saliva lentamente -…¿Le haces el amor a menudo a ..a…a tus...tus muñecas? –Su voz tartamudeaba del momento que estaban experimentando -…¿P...Podría ser yo tu muñeca? – Con aquella pregunta ¿Qué es lo que quiso decir? Dominique tenía una vida, pero al recordar cómo le espiaba por el escaparate y veía como le dedicaba su tiempo a las muñecas un deje de celos pudo sentir Dominique cuando le observaba trabajar y salía corriendo para que no la encontrara y pensara mal de ella.
Los días cambiaron cuando fue contratada por su...digamos “ama” que más bien era una cabra loca que una persona a dos patas. No podía ir más veces por aquellas tiendas en los callejones de Paris pues la obligaban a ir por las tiendas de la alta moda, llenándola de vestidos caros, perfumes que olían de maravilla, pero eso a Dominique no la llenaba en absoluto. En sus tiempos libres intento hacer un muñeco de trapo con hebras oscuras de caballo como una simulación capilar en el muñeco, que representaba al misterioso fabricante de muñecas. Ella cuando su mente se libraba, se acordaba de él hasta que ya comenzó a perder la esperanza de recordarle tras la vida tan ocupada que tenía con su Cabra a dos patas.
Alizée Rhône- Hechicero Clase Alta
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