¿Perdon, Interrumpo? (Jenna)

por **Zirano Xanaddo** Jue Ene 02, 2014 6:06 pm

La tercera luna del año asoma por el horizonte, poco a poco la noche gana terreno al día, y las sombras cubren París por completo. Despierto de mi letargo, estoy tendido en la cama completamente desnudo sobre la sabana de seda roja. Estiro mis brazos, el contacto con la seda me hace sonreir, tan suave como la piel de una jovencita. Me incorporo y me levanto dirigiéndome al cuarto de aseo para darme un baño.

Una hora mas tarde estoy ya vestido por completo con mi uniforme de policía. Bajo al salón donde cojo mi sombrero, cojo una manzana y salgo a la calle mirando al cielo estrellado que me recibe totalmente descubierto. Voy a la cuadra que hay en una esquina a buscar a Blade, le doy la manzana y lo saco a la calle par montar en él.

Hoy me toca patrullar por la zona del cementerio y voy hacía allí a paso tranquilo, tomándome mi tiempo disfrutando del París nocturno. Los ciudadanos pasean charlando tranquilos, y los carruajes circulan de regreso a las casas.

Llego al cementerio, el silencio sepulcral de las tumbas me reciben, pero el miedo se respira en el ambiente. Algo extraño ocurre, lo presiento. Ato a mi caballo en la puerta del cementerio y entro en el campo santo. Sonidos de pisadas me llegan de alguna zona alejada, y el viento sigue trayendo hacía mi un extraño olor a miedo, algo pasa aquí, pero que es?

Camino entre las lápidas, el silencio es mi única compañía, cuando veo un hombre corriendo al otro lado del cementerio. -No! Piedad!- Grita sin dejar de correr y una sombra se abalanza sobre él. ¿Que demonios? pienso corriendo hacía el lugar.

Encuentro una chica sentada sobre un hombre inmovilizándolo, el hombre esta totalmente aterrorizado. Miro a la chica y poniendome tras ella le digo. -¿Perdon, interrumpo?-

por **Jenna Saltzman** Vie Ene 03, 2014 1:58 pm

Tomando pequeños sorbos de una copa de vino que descubrí en el hogar de mi compañera, visualizaba como la noche empezaba a adentrarse al circo que terminó siendo la ciudad. El clima prometía fervientemente refrescar cada vez más, era como si esta onda de torbellinos ventosos no quisiera dar lugar a otra cosa.
Suspiré. Nada indicaba, sin embargo, que fuera a hacer una gran noche. Ciertamente conocía como iban mis picos de ánimo; mientras el sol esté en lo alto, dando su máxima de calor, era sinónimo de mi aborrezco al día. Pero con un poco de viento, sin señales de rayos luminosos, era sinónimo de buen carácter y entusiasmo. Nada mejor que un aire voraz que alimente mis ganas al andar.
¿Qué podría ser yo para mejor mi situación?

En eso mire a la copa que aún sostenía en la mano, y me di cuenta que ya ni sabor le sentía. Era tiempo de otras de mis caminatas en busca de algo diferente. Por el momento, alguna otra clase de vino, licor, o lo que sea que haya.
Busqué entre mis ropas algún atuendo que no quedara tan fuera de lugar a estas horas, ya que el de ahora consistía en pequeños harapos que solía usar cuando todavía la vida corría por mis venas. El que sea de clase alta, no significaba que debía torturarme reprimiendo los huesos de mis costillas, desplazando un par de órganos, como estaba al tanto que sucedía en la mayoría de féminas de tal nivel social.
Así salí en búsqueda de lo que parecía ser otro anochecer inhóspito. O eso era lo que realmente esperaba…

Andando por las calles, tomé el camino dónde un estrecho cruzaba al Cementerio de Montmartre, para no toparme con nadie. No obstante sentí una clase de presencia vulgar, siguiendo mis pasos. Fue cuando me di cuenta que ningún otro individuo se presentaba en la zona.
–Pequeña sanguijuela, al fin te encuentro– conseguí oír a mis espaldas. Debía ser uno de los que decidieron tomar mi caza debido al incidente de mis primeros días aquí. ¿En serio? Me preguntaba porque hasta ahora no había podido disfrutar de una noche en paz.

Mi rostro se transformó en lo que era algo neutral a uno en defensiva, dándome vuelta a su encuentro, para finalizar rápido con esto. Casualmente la plaga se encontraba escondida detrás de una lápida. Pensándolo bien… quizás no necesitaría ir en busca de otra bebida.
No quería perder tiempo en juegos, como lo podría haber hecho con algún otro, estaba exhausta y quería finalizar de una vez por todas, para luego irme a revolcarme entre mis sábanas, sumiéndome al sueño profundo que mis ojos tanto pedían.
–No tardaré en terminar, no te dolerá mucho– le advertí.
Y al parecer se trataba de un principiante, a quien mandaban a practicar, ya que de un solo movimiento ya estaba tumbado en el suelo, rogando piedad.
Y eso fue lo que hice al clavar mis atributos en él sin pestañeo alguno, vaciando velozmente la sangre de su cuerpo. Pero definitivamente, hoy no era mi día de suerte, de nuevo.

–Perdón, ¿interrumpo?– alcancé a escuchar detrás de mí. Pero esta vez olía a Vampiro, y no a otra presa. Esto me estaba hartando la paciencia.
Al finalizar con aquel hombre, aún con el fluido derramado en las comisuras de mi boca, replique: –Sinceramente, sí, estás interrumpiendo. Si quieres alimentarte de algún inquisidor/cazador… busca el tuyo.

por **Zirano Xanaddo** Sáb Ene 04, 2014 4:57 pm

La cara del hombre cada vez palidece mas, la mujer de cabello moreno tiene sus colmillos clavados en la garganta del hombre, bebe ávidamente y veo como la mirada del pobre diablo pierde su brillo por completo. La chica se gira con la sangre en la comisura de sus labios. Me dice que si que la molesto, que si quiero alimentarme me busque mi presa. Sonrío, por lo visto ni se ha fijado en mi indumentaria. -Lo siento my lady, no era mi intención importunarla. Yo solo estaba en mi ronda.- Digo explicándome, el olor a sangre fresca me despierta un poco la sed.

Sangre... Sangre... Sangre... Grita una voz en mi mente. Es la sed que lucha por salir. Tengo que cerrar los ojos con fuerza dos segundos, y respirar hondo una vez, para así volver a la normalidad. Sacudo disimuladamente la cabeza y la miro directamente a los ojos. En un su mirada se ve la eternidad, fuerza y inteligencia, una inteligencia abrumadora. Es una vampiresa antigua, de eso estoy seguro.

-Disculpe my lady donde están mis modales.- Digo quitándome el sombrero con mi mano izquierda y lo pongo en mi vientre. -Soy Zirano Xanaddo, policía de París.- Digo a la vez que cojo su mano haciendo una cortes reverencia. -A su servicio mi señora.- Y beso el dorso de su mano. Me levanto y la miro. -Y vos my lady?- Le pregunto intentando saber su nombre, y mientras habla me pongo el sombrero y observo al cadáver. sus ropas, harapos de piel poco curtida y en su cinturón armas contra vampiros. Un cazador? posiblemente. Y ese tatuaje en la mano? Un cerbero. Me suena... Pero si acabé con su líder. Y si cazan lo mismo que antes entonces....

-My lady, sabe quien era este hombre?- Le pregunto saliendo de mis propios pensamientos. Sin saber por que noto mucho peligro, la mirada de la vampiresa es intensa, penetrante y muy intimidante. Pero yo se la mantengo, con dulzura y tranquilidad.

por **Jenna Saltzman** Dom Ene 05, 2014 1:40 pm

Podía dilucidar a simple vista como la criatura hacía merito en no dejarse enloquecer por el exquisito aroma que emanaba el cuerpo de aquel hombre, donde poca sangre restaba ya. Entonces vi a grandes rasgos su uniforme. ¿Un vampiro policía? Esto ya era satírico. Entendía las razones de algunos por proteger a otros seres, pero nunca uniéndose a tal oficio.
Como toda regla en la naturaleza, no puedes desprenderte de tu instinto así como así. Cada uno sabrá a manejarlo de acuerdo a su ansia, y eso se logra ver si te permites aprender sobre el control cuando los años de antigüedad te lo otorgan. ¿Xana…que cómo era su apellido?

–Lamento informarte que los buenos modales no forman parte de mi estructura filosófica. Ah… y te recomiendo que no me toques– me atreví a decir.
Hacía poco que llegaba a la ciudad, y raramente solía entablar una buena conversación. Mi desconfianza era algo que no se iba a ir. Ya era extraño que compartiera cierta parte de mi vida alojándome en lo de una humana. Sólo que algo en ella me decía que no sería riesgo, sino todo lo contrario.
A mí nadie iba a empezar a indagarme acerca de mis “comensales”.
Quién era este hombre. ¿Que quién era? Simple, era mi alimento… y tú serás el próximo si me sigues molestando de esa manera.

–Era un inquisidor, alguien digno de convertirse hasta en carne ahumada –dije secamente mientras lo fulminaba en la mirada– My lady, my lady… my lady va a matarte si continuas comportándote así.

por **Zirano Xanaddo** Lun Ene 06, 2014 12:14 pm

Miro a la vampiresa, ella me dice que es un inquisidor. Un superviviente que se unió a la inquisición tal vez, pero no lo recuerdo, su rostro no me suena. Como me hubiese gustado interrogarlo un poco. En todo caso, ya esta muerto. Su mirada me fulmina y sus palabras siguientes me intimidaron, podía percibir la diferencia de nivel entre nosotros. Pero yo me baso en mi experiencia. Torres mas grandes han caído.
Pero mi intención no es acabar con ella, tan solo hemos cruzado nuestros caminos. Y que me parta un rayo si no tengo ganas de alejarme. Pero me mantengo quieto, sin desviar mi mirada de sus ojos.

El aire comienza a soplar con fuerza, trayendo olores lejanos de todos los tipos. El viento silba l pasar entre las tumbas, y el cabello de la chica se aparta de su cara, y es realmente hermosa. Su aspecto es letal.

-My lady a mi me da igual la filosofía que vos tengáis. Es mas solo pretendí ser cortés. Pero no importa.- Le digo con tono tranquilo y neutro. Por dentro noto escalofríos y la sed se entre mezcla, haciendo que mis ojos enrojecieran.
-No voy a meterme en sus asuntos. Pero, ¿podría encargarse del cuerpo? No quiero tener que guiar a mis compañeros a un callejon sin salida por una completa desconocida.- Le digo con media sonrisa y siempre, mi mirada fija en sus ojos. Saco un pañuelo limpio y se lo entrego con amabilidad.

por **Jenna Saltzman** Jue Ene 09, 2014 1:42 pm

El tipo seguía con su plan de hacerme enfadar. Hiciera lo que hiciera, al parecer nada ni nadie lo apartaría de su camino. A mí comenzaba a irritarme, tan sólo por el hecho de llamarme así, o el que estuviera continuamente rodeándome de preguntas. Si no iba a meterse como el creía decir ¿por qué lo seguía haciendo? ¿Y por qué eso de mirarme tanto? No entiendo.
Hay veces en que suelo perder la paciencia en cuestión de minutos. Y hoy era uno de esos días. Pensé en las cosas que podría hacer para que me dejara con sus cuestionamientos, y tal vez vaya a seguir “patrullando”. Si bien la idea de cuidar la cuidad no era mala en absoluto, sino todo lo contrario, yo particularmente no me veía en la piel de una policía. Al final de todo, cada uno con su oficio es feliz, y debía respetarlo. Correría el peso de muerto del lugar si con eso estaba satisfecho, y a mí me dejaba seguir lo que restaba del paseo nocturno.

Ni siquiera intenté mirarlo a los ojos, para que entendiera el mensaje que quería darle. Frecuentemente opto por la opción de ser lo más directa posible, sin ser demasiado irrespetuosa. Lo que no guarda ninguna relación a lo que le había contestado antes. Mis padres me habían educado de una forma, y yo no iba a fallar en eso. Desgraciadamente ya se había instalado en mí.

La noche sigue su curso, ahora con la luna en otra ubicación. Al parecer esto estaba tomando demasiado tiempo, y Angeline… ¡Angeline! No estaba muy segura de que iba a preocuparse demasiado por mi larga ausencia, pero lo que sí sabía era que al conocer un poco su personalidad, esta iba ir en busca de mi persona. Así sólo sea para complacerse a sí misma.
Además, la copa con sangre debía estar todavía sobre la mesa. Argh, que podría llegar a pensar… O peor, ¡que podría llegar a pensar su madre! Eso si me asustaba.

–Tranquilo “oficial”, yo me encargaré del cuerpo. Puede seguir ahora con sus tareas a gusto, no molestaré más –dije en tono desganado -. Pero eso sí, no me vuelva a hablar así. Y tampoco pretenda estar acechando mi alimento cada vez que le plazca.

por **Zirano Xanaddo** Jue Ene 09, 2014 3:24 pm

La vampiresa me dice con desgana que ella se encargaría del cuerpo y que yo siguiera con mi trabajo. Sonrío divertido puesto que hoy me debo quedar toda la noche por la zona. Parezca extraño o no, el cementerio es un lugar donde bastantes cosas ocurren a estas horas de la noche.
Muchas han sido las noches en las que he tenido que acabar con algún que otro ser sobrenatural, ya sea vampiro o cambia formas. Pero esta noche no tenia las mismas intenciones, por mucho que sea intimidante. Es una joven de gran belleza y de aspecto dulce. Puedo otorgar la frialdad de sus palabras a que sea una vampiresa y que realmente la he interrumpido comiendo.

-Tiene razón my lady, eh sido algo descortés.- digo disculpándome. -Pero hoy estaré toda la noche por aquí.- Le digo con media sonrisa. Miro al cadáver y me giro para irme. Pero me lo pienso mejor.
-Ya que estamos aquí, le parece si le ayudo a enterrarlo?- Le digo par no dejar a la dama con todo el trabajo, ya que se había cruzado en su camino y la reacción de ella era amistosa aunque a la defensiva. -Me ha parecido ver un par de palas, deme un momento.- Digo girándome, dejándola con la palabra en la boca y me dirijo a una esquina junto a la caseta del enterrador, y como esperaba allí había dos palas de buena calidad, con mucha tierra pegada de tanto uso.

Observo los alrededores de la caseta, que esta casi en el centro del cementerio, una belleza sobrecogedora, triste y silenciosa. La muerte trae aquí a las almas para su última despedida, aun que creo que todas las almas lleguen a conocer a la muerte. Sigo observando a mi alrededor, con divagaciones inspiradas por el paisaje y veo a la vampiresa, de inmediato salgo de mis pensamientos por la mirada impaciente de ella. No puedo evitar sonreir desafiándola y vuelvo a paso tranquilo junto a ella. -Perdón por la espera, pero este lugar es hermoso por las noches.¿No cree?- Le digo a la vez que le doy una de las palas, la que veo mas robusta y buena.

Mientras ella me habla comienzo a caminar por las tumbas mirando las lapidas. "James Predon 1710-1793" Demasiado nuevo, miro la siguiente. "Dinara guimm 1698-1789" Igual, miro la siguiente. "Fernand Mileon 1675-1944" Este es perfecto. Tras elegir la tumba que tiene el césped bien cortado a su alrededor. Para que no se note decido usar la punta par dibujar el contorno que cavaremos, y retiro con cuidado el césped a cuadrados, para luego poder colocar de nuevo las piezas en su lugar y que no se note demasiado. Una vez tengo el césped despejado miro a la chica. -Bien aquí es buen sitio, no me dejaras cavar solo verdad?- Le pregunto y comienzo cavar, con la idea d llegar hasta el ataúd.

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