AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una tarde cualquiera - (Privado)
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Una tarde cualquiera - (Privado)
Rannia, sonrió feliz, por primera vez en toda su vida, era libre, - gracias señora – pensó mientras recordaba a su antigua ama, - prométeme que no dejarás que nadie mas te mande, eres inteligente y puedes valerte por ti sola, mira los hermosos trajes que creas, debes explotar eso – le había dicho su amiga y antigua ama Giulia. Cerró los ojos mientras se repetía mentalmente, - nunca más tendré una ama, desde ahora yo seré mi propia dueña – inspiró con todas sus fuerzas, manteniendo los parpados entornados, el aroma a pan recién hecho de una panadería le hizo recordar que aun no había desayunado, la boca se le aguó y estuvo a punto de correr a comprarse una hogaza de pan, pero primero tenía que ir a dejar sus cosas en el edificio donde viviría, aunque no pertenecía al teatro Garnier, era el hogar de la mayoría de los artistas de la compañía y poseía un tipo de convenio para dejar los apartamentos mas accesible a la economía de los trabajadores .
Caminó varias calles arrastrando sus exiguas maletas, y cuando estuvo en frente de la enorme construcción tragó saliva, - en verdad es hermosa – se dijo mientras contemplaba los cinco pisos, contando la buhardilla con sus típicas tejas planas de color pizarra. Dejó en el suelo las maletas y se arregló como pudo sus cabellos, volvió a tomar sus pertenencias y con un poco de inseguridad, dio tres golpes en la puerta. Esperó paciente y luego de pocos minutos, una hoja de la puerta doble, se abrió, la figura de una mujer con gesto duro y vestida con un traje azul oscuro con pechera blanca y un camafeo en el centro de su pecho la miró con ojos inquisitoriales. Los cabellos de Rannia se pusieron de punta, por un segundo pensó seriamente en salir huyendo, pero el aura que pudo distinguir le dijo que no era amenazante, aunque lo pareciera. La cambiaformas hizo un leve saludo y luego de presentarse, la mujer la llevó hasta el departamento que estaba en alquiler. Rannia apenas entrar quedo sin aliento, - nunca en mi vida tuve algo así – dijo en voz alta y sin pensar que no estaba sola – es, es... demasiado para una pobre mujer como yo- , la voz se le quebró, estaba tan emocionada y se sentía tan frágil, que si aquella mujer le hubiera dado una mínima señal de empatía hubiera corrido a ella y llorado de alegría en sus brazos, - oh disculpe, es que en verdad todo esto es nuevo para mi – dijo secando sus lagrimas.
Luego de acomodar sus cosas, darse un baño en una bañera y ponerse uno de los vestidos que su señora Giulia le regaló, decidió salir a dar una vuelta, había juntado bastantes francos y ya tenía trabajo como vestuarista del Garnier, no se podía quejar, sonrió a su propia imagen cuando pasó por el escaparate de una tienda de ropa de hombres, miró si reflejo y el maniquí que tenía puesto un hermoso traje y se imaginó yendo del brazo de un hombre, recorriendo las calles de Paris, feliz y sin miedos. Su mente le jugó una mala pasada y el rostro de aquel vampiro se le presentó en el maniquí, lo que hizo que ella gruñera y diera la vuelta enfurruñada, para luego dejar que la frustración saliera en un largo suspiro.
Siguió caminando, hasta llegar a un café, el estomago rugió levemente, haciéndole recordar que ya había pasado casi un día entero de la última vez que comiera algo decente, por lo que decidió sentarse, en una de las mesas que daban a la calle y desde el ventanal contempló las parejas y los transeúntes, como se movían apresurados, sin darse un minuto para contemplar lo hermoso que podía ser una tarde cualquiera.
Caminó varias calles arrastrando sus exiguas maletas, y cuando estuvo en frente de la enorme construcción tragó saliva, - en verdad es hermosa – se dijo mientras contemplaba los cinco pisos, contando la buhardilla con sus típicas tejas planas de color pizarra. Dejó en el suelo las maletas y se arregló como pudo sus cabellos, volvió a tomar sus pertenencias y con un poco de inseguridad, dio tres golpes en la puerta. Esperó paciente y luego de pocos minutos, una hoja de la puerta doble, se abrió, la figura de una mujer con gesto duro y vestida con un traje azul oscuro con pechera blanca y un camafeo en el centro de su pecho la miró con ojos inquisitoriales. Los cabellos de Rannia se pusieron de punta, por un segundo pensó seriamente en salir huyendo, pero el aura que pudo distinguir le dijo que no era amenazante, aunque lo pareciera. La cambiaformas hizo un leve saludo y luego de presentarse, la mujer la llevó hasta el departamento que estaba en alquiler. Rannia apenas entrar quedo sin aliento, - nunca en mi vida tuve algo así – dijo en voz alta y sin pensar que no estaba sola – es, es... demasiado para una pobre mujer como yo- , la voz se le quebró, estaba tan emocionada y se sentía tan frágil, que si aquella mujer le hubiera dado una mínima señal de empatía hubiera corrido a ella y llorado de alegría en sus brazos, - oh disculpe, es que en verdad todo esto es nuevo para mi – dijo secando sus lagrimas.
Luego de acomodar sus cosas, darse un baño en una bañera y ponerse uno de los vestidos que su señora Giulia le regaló, decidió salir a dar una vuelta, había juntado bastantes francos y ya tenía trabajo como vestuarista del Garnier, no se podía quejar, sonrió a su propia imagen cuando pasó por el escaparate de una tienda de ropa de hombres, miró si reflejo y el maniquí que tenía puesto un hermoso traje y se imaginó yendo del brazo de un hombre, recorriendo las calles de Paris, feliz y sin miedos. Su mente le jugó una mala pasada y el rostro de aquel vampiro se le presentó en el maniquí, lo que hizo que ella gruñera y diera la vuelta enfurruñada, para luego dejar que la frustración saliera en un largo suspiro.
Siguió caminando, hasta llegar a un café, el estomago rugió levemente, haciéndole recordar que ya había pasado casi un día entero de la última vez que comiera algo decente, por lo que decidió sentarse, en una de las mesas que daban a la calle y desde el ventanal contempló las parejas y los transeúntes, como se movían apresurados, sin darse un minuto para contemplar lo hermoso que podía ser una tarde cualquiera.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 10/08/2013
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Re: Una tarde cualquiera - (Privado)
- Esta usted muy alterado. Desde que regresó de su cita de negocios no hace mas que pensar . ¿Tan mal a ido? - Nacyra, su acompañante parlachina perturbaba todo el silencio que el vampiro buscaba en su regreso a Francia. Las cejas se fruncieron ,bajó un poco el periódico y miró a su criada con firmeza - Nacyra, si me a ido mal o bien el único que lo sabrá es Pierre. Tu solo sabrás cuando tengo visita, servir a mis invitados y encargarte de las tareas de la casa. Te lo dejé bien claro hace años.No entiendo por que te empeñas en saber todo lo que me traigo entre manos mientras tienes comida y una cama caliente - tras soltar las palabras con una voz de lo mas cansina posible volvió a leer el periódico. Supuestamente intentaba leer y lograba hacerlo pero su mente viajaba a otro momento ,a otro tiempo y ...a otra mujer. Rannia, recordó su rostro y por inercia volvió a redibujar su cuerpo. ¿Tendría el mismo sabor dulce que la otra?. Todas sus dudas y preguntas parecían no tener respuestas y eso perturbaba y si el estaba perturbado o molesto todos de la casa lo estarían . Volvió a su mente el inesperado encuentro con ella , su mirada inocente y aquella voz que solo los ángeles lograban pronunciar. Cuando intentó huir de el,este mismo la persiguió hasta una de las habitaciones hospitalarias del hotel -restaurante, recordó como su cabello brillaba con los rayos de luna que lograban colarse desprevenidas con una única intención: mostrar la verdadera belleza de Rannia. Sin ser consciente , el periódico se dobló y el vampiro sonrió tontamente sin poder evitar o esquivar el recuerdo placentero de las sensaciones que le provocó aquel viaje a Italia. Nacyra ,con ojos como platos balbuceó algo parecido "Por Aláh" ,conociendo al vampiro mas de la cuenta - Quiera o no,me tendrá que contar que a ocurrido en Italia . No creo que su sonrisa pertenezca a uno de los comerciantes ,se trata de una mujer y creo que no es Nadia. Soy mujer, puede contármelo - su lengua intentaba por todos los medios sonsacar información sobre lo ocurrido. Rashid no era tonto y cuando volvió en si ,su mirada pareció haber sonreído también - Yak-fz Nacyra - la detuvo pero sin autoridad ,podríamos decir que su tono fue suave algo impropio de el - Por eso mismo, eres mujer y no te lo contaré. No,no te lo contaré y si no quieres que te corte la lengua por imprudente sera mejor que te calles . Lo poco que queda de este viaje en carruaje quiero disfrutarlo en silencio - todo aquello se lo había explicado como a un niño pequeño ,lo que provocó una mirada asesina por parte de su criada.
En silencio, Rashid plegó el periódico y observó la oscura noche que atormentaba su viaje de regreso a Francia. Todo el camino Nacyra no dijo nada, se limitó a observar y analizar al vampiro en silencio. Llegaron a París tras media hora de acallar la voz de su criada y una vez allí , Rashid detuvo el carruaje en cuanto entraron en la zona comercial a pocas manzanas de la zona residencial - Nacyra,tengo que ocuparme de unos asuntos. Ve a casa ,haz a todos saber que e vuelto y deshaz las maletas - tras indicarle sus tareas salió del carruaje haciendo caso omiso a las múltiples quejas. Lo primero que tenía en su lista de quehaceres era comprar el traje que hace unos días había encargado a una tienda ,concretamente,a la única tienda a la que iba.Luego, cazaría algún hombre que sobraba en la sociedad o las típicas fulanas que no hacían mas que tocar paquetes ajenos por las esquinas. Repugnado por sus propios pensamientos, entró en la tienda que aun se mantenía abierta - Assalamoe alaykum,Joseph - saludó en su lengua natal a pesar de que el propietario de la tienda era francés. Los parisinos conocían a Rashid ,sabían de donde provenía y algunas costumbres . Joseph era un buen negociante y conocido del vampiro así que un árabe bastante torpe contestó a su saludo . Estuvieron conversando media hora ,poniéndose al día con las cosas que había pasado en su ausencia y en un final Rashid pidió el traje. Joseph se disculpó pues no lo tenía ,era la primera vez que tardaba con un pedido por lo tanto el vampiro asintió y le alargó el plazo de la entrega . De nuevo en la calle, Rashid captó todos los olores tanto de los turistas como de la gente que vivía en París. Estaba complacido,la noche prometía una buena cena.
Había un olor extrañamente conocido en el aire, tal vez creyó que era su imaginación pero podía meter la mano en el fuego de que le era familiar. Detuvo su caminata en frente de una cafetería ,convencido de que provenía de alli . Debatió la posibilidad de entrar o seguir con su camino ,cenar y volver a casa antes del amanecer. Era curioso, y aquella curiosidad nunca era buena. Despejó su mente y entró haciendo a todos saber (gracias a la campanilla) de que un nuevo cliente estaba hambriento y para ser sinceros,lo estaba. Cada vez el olor se intensificaba, el aroma era una mezcla de humano con una..especie que aun no podía calificar muy bien. Giró el rostro hacía la mesa que estaba pegada al gran ventanal y vio a una mujer perdida en sus pensamientos, estaba de espaldas. Por mas que se negaba en acercarse por miedo a encontrarse con Rannia,el vampiro seguí encaprichado en averiguar quién era. Dio los pasos necesarios para observar a la susodicha y en cuanto descubrió quién era deseó con todas sus fuerzas no haber insistido en el tema. Con el porte frío e indomable, intentó sonar de lo mas severo así que se sentó sin permiso juntó sus manos en señal de querer explicaciones y habló - Rannia,Rannia.. ¿pretendes volverme loco? - se limitó en hacer aquella pregunta retorica. Bien sabía que seguía loco por ella aunque lo negaba por encima de todo.
En silencio, Rashid plegó el periódico y observó la oscura noche que atormentaba su viaje de regreso a Francia. Todo el camino Nacyra no dijo nada, se limitó a observar y analizar al vampiro en silencio. Llegaron a París tras media hora de acallar la voz de su criada y una vez allí , Rashid detuvo el carruaje en cuanto entraron en la zona comercial a pocas manzanas de la zona residencial - Nacyra,tengo que ocuparme de unos asuntos. Ve a casa ,haz a todos saber que e vuelto y deshaz las maletas - tras indicarle sus tareas salió del carruaje haciendo caso omiso a las múltiples quejas. Lo primero que tenía en su lista de quehaceres era comprar el traje que hace unos días había encargado a una tienda ,concretamente,a la única tienda a la que iba.Luego, cazaría algún hombre que sobraba en la sociedad o las típicas fulanas que no hacían mas que tocar paquetes ajenos por las esquinas. Repugnado por sus propios pensamientos, entró en la tienda que aun se mantenía abierta - Assalamoe alaykum,Joseph - saludó en su lengua natal a pesar de que el propietario de la tienda era francés. Los parisinos conocían a Rashid ,sabían de donde provenía y algunas costumbres . Joseph era un buen negociante y conocido del vampiro así que un árabe bastante torpe contestó a su saludo . Estuvieron conversando media hora ,poniéndose al día con las cosas que había pasado en su ausencia y en un final Rashid pidió el traje. Joseph se disculpó pues no lo tenía ,era la primera vez que tardaba con un pedido por lo tanto el vampiro asintió y le alargó el plazo de la entrega . De nuevo en la calle, Rashid captó todos los olores tanto de los turistas como de la gente que vivía en París. Estaba complacido,la noche prometía una buena cena.
Había un olor extrañamente conocido en el aire, tal vez creyó que era su imaginación pero podía meter la mano en el fuego de que le era familiar. Detuvo su caminata en frente de una cafetería ,convencido de que provenía de alli . Debatió la posibilidad de entrar o seguir con su camino ,cenar y volver a casa antes del amanecer. Era curioso, y aquella curiosidad nunca era buena. Despejó su mente y entró haciendo a todos saber (gracias a la campanilla) de que un nuevo cliente estaba hambriento y para ser sinceros,lo estaba. Cada vez el olor se intensificaba, el aroma era una mezcla de humano con una..especie que aun no podía calificar muy bien. Giró el rostro hacía la mesa que estaba pegada al gran ventanal y vio a una mujer perdida en sus pensamientos, estaba de espaldas. Por mas que se negaba en acercarse por miedo a encontrarse con Rannia,el vampiro seguí encaprichado en averiguar quién era. Dio los pasos necesarios para observar a la susodicha y en cuanto descubrió quién era deseó con todas sus fuerzas no haber insistido en el tema. Con el porte frío e indomable, intentó sonar de lo mas severo así que se sentó sin permiso juntó sus manos en señal de querer explicaciones y habló - Rannia,Rannia.. ¿pretendes volverme loco? - se limitó en hacer aquella pregunta retorica. Bien sabía que seguía loco por ella aunque lo negaba por encima de todo.
Rashid Sayf al Dîn- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/08/2013
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Re: Una tarde cualquiera - (Privado)
Rannia se encontraba perdida en sus pensamientos, recordando a ese hombre que había jurado olvidar, aunque ella misma supiera que poco podía hacer, en un solo encuentro había puesto su mundo de cabezas y simplemente huyó de él como si fuera culpable de un pecado atroz. ¿Acaso no la había culpado de todos sus males? - Rashid – susurró, mientras negaba con un suave movimiento de cabeza.
Intentó componer su expresión de tristeza cuando el mesero tomó su pedido y se retiró con prisa. Mas tranquila, sacó de su bolso de mano, un librillo de notas, junto con un lápiz. Con presteza, boceto algunas parejas que pasaban por la acera. Luego se dedicó a diseñar los trajes masculinos que eran parte del vestuario del Garnier, sin prestar mucha atención se dedicó a plasmar el rostro a cada uno de los dibujos, cuando terminó y contempló su trabajo quedó muy sorprendida y algo frustrada, con la mirada clavada en el rostro de hombre que había dibujado, no era otro que Rashid, estuvo a punto de arrancar las hojas y hacerlas un bollo, pero en ese momento el mozo se acercó con su pedido, una humeante taza de chocolate con una porción generosa de pastel de limón. Por un segundo se le borró del rostro el ceño fruncido y el disgusto de no poder olvidar a ese vampiro, para mirar lo que estaba ahora sobre su mesa, listo para que ella se deleitara con aquel manjar, - gracias – dijo en el momento en que intentaba probar el liquido caliente, - de nada señorita – sonrió el joven – permitame decirle que dibuja muy bien – la cambiaformas se cohibió con el alago simple y frontal del empleado y solo atinó a sonreír inclinando la cabeza en un tímido mercí.
Cuando quedó de vuelta sola, tomó con cuidado el cuadernillo y acarició ese rostro, - porque no dejas que recomience mi vida, ¿a caso no deseabas no verme mas? - le reprochó a ese hombre que no podía defenderse y que ni siquiera sabía que ella se encontraba en Paris. Suspiró pensando que era mejor que no se enterara, ni en ese momento, ni nunca y rogaba tener la suerte de no encontrarlo, - la ciudad es enorme y ademas no estamos en la misma escala social, es casi imposible que nos encontremos – se dijo sonriendo y mas tranquila al pensar que si se cuidaba de salir de noche, no podrian encontrarse jamas.
Al acabar con la suculenta merienda, se decidió a seguir diseñando algunos vestidos para la obra teatral, debía crear el vestuario para el estreno y solo le quedaban dos meses. No tenía mucho tiempo y tendrían que estár listos los treinta vestidos para actrices y bailarinas. En verdad había tenido mucha suerte en comenzar a trabajar en el nuevo espectáculo del teatro Garnier.
Sonrió admirada al comprobar que en una tarde ya tenía el posible diseño de más de la mitad de los trajes y que debería ir a ver las telas para comenzar a confeccionarlos. Recapacitó que debería preguntar en el teatro donde se encontraban las casas de telas o si ellos mismo se encargaría de entregarle los materiales para realizar el vestuario.
Se estiró con disimulo, había estado sentada mas de tres horas y la espalda le dolía. Se apoyo en el respaldo de la silla y masajeó su cuello, cerró sus ojos y al abrirlo volvió a mirar por el ventanal -¿donde se fue la tarde?- pensó mientras observaba como la noche había caído sobre la ciudad, las luces iluminaban tenuemente las calles, - debería regresar al apartamento – caviló mientras pensaba que debía llamar al mesero para pagar y partir a su nuevo hogar. Pero en ese momento una pareja llamó su atención, una mujer se aferraba al brazo de su pareja, se contemplaban con tanto sentimiento que Rannia sintió celos, ella también deseaba amar a una persona así, con esa fuerza que hacía olvidar todo lo que pasaba a su alrededor.
Pensaba en ello, cuando un hombre se sentó en su mesa mientras le hablaba. Con solo oír la primera silaba, el tono de voz, el perfume que despedía ese caballero, supo de quien se trataba. Todo su ser tembló, con suma lentitud giró su cabeza hasta enfrentar esos ojos, se puso pálida, parecía que nuevamente iba a tener uno de esos ataques que solían asaltarle cada vez que vivía una emosión muy fuerte. Rashid le preguntó si deseaba desquiciarlo y ella le sonrió con tristeza, - no, pero si tu intención es matarme, sigue asustándome y lo lograras – le dijo mientras intentaba cerrar el libro de bocetos ocultando los incontables croquis del rostro del vampiro – porqué antes de sermonearme, no me ayudas a conseguir agua, antes que me desmaye – levantó su mano y tocó suavemente el brazo del vampiro, - por favor – susurró mientras se hacía mas evidente su palidez.
Intentó componer su expresión de tristeza cuando el mesero tomó su pedido y se retiró con prisa. Mas tranquila, sacó de su bolso de mano, un librillo de notas, junto con un lápiz. Con presteza, boceto algunas parejas que pasaban por la acera. Luego se dedicó a diseñar los trajes masculinos que eran parte del vestuario del Garnier, sin prestar mucha atención se dedicó a plasmar el rostro a cada uno de los dibujos, cuando terminó y contempló su trabajo quedó muy sorprendida y algo frustrada, con la mirada clavada en el rostro de hombre que había dibujado, no era otro que Rashid, estuvo a punto de arrancar las hojas y hacerlas un bollo, pero en ese momento el mozo se acercó con su pedido, una humeante taza de chocolate con una porción generosa de pastel de limón. Por un segundo se le borró del rostro el ceño fruncido y el disgusto de no poder olvidar a ese vampiro, para mirar lo que estaba ahora sobre su mesa, listo para que ella se deleitara con aquel manjar, - gracias – dijo en el momento en que intentaba probar el liquido caliente, - de nada señorita – sonrió el joven – permitame decirle que dibuja muy bien – la cambiaformas se cohibió con el alago simple y frontal del empleado y solo atinó a sonreír inclinando la cabeza en un tímido mercí.
Cuando quedó de vuelta sola, tomó con cuidado el cuadernillo y acarició ese rostro, - porque no dejas que recomience mi vida, ¿a caso no deseabas no verme mas? - le reprochó a ese hombre que no podía defenderse y que ni siquiera sabía que ella se encontraba en Paris. Suspiró pensando que era mejor que no se enterara, ni en ese momento, ni nunca y rogaba tener la suerte de no encontrarlo, - la ciudad es enorme y ademas no estamos en la misma escala social, es casi imposible que nos encontremos – se dijo sonriendo y mas tranquila al pensar que si se cuidaba de salir de noche, no podrian encontrarse jamas.
Al acabar con la suculenta merienda, se decidió a seguir diseñando algunos vestidos para la obra teatral, debía crear el vestuario para el estreno y solo le quedaban dos meses. No tenía mucho tiempo y tendrían que estár listos los treinta vestidos para actrices y bailarinas. En verdad había tenido mucha suerte en comenzar a trabajar en el nuevo espectáculo del teatro Garnier.
Sonrió admirada al comprobar que en una tarde ya tenía el posible diseño de más de la mitad de los trajes y que debería ir a ver las telas para comenzar a confeccionarlos. Recapacitó que debería preguntar en el teatro donde se encontraban las casas de telas o si ellos mismo se encargaría de entregarle los materiales para realizar el vestuario.
Se estiró con disimulo, había estado sentada mas de tres horas y la espalda le dolía. Se apoyo en el respaldo de la silla y masajeó su cuello, cerró sus ojos y al abrirlo volvió a mirar por el ventanal -¿donde se fue la tarde?- pensó mientras observaba como la noche había caído sobre la ciudad, las luces iluminaban tenuemente las calles, - debería regresar al apartamento – caviló mientras pensaba que debía llamar al mesero para pagar y partir a su nuevo hogar. Pero en ese momento una pareja llamó su atención, una mujer se aferraba al brazo de su pareja, se contemplaban con tanto sentimiento que Rannia sintió celos, ella también deseaba amar a una persona así, con esa fuerza que hacía olvidar todo lo que pasaba a su alrededor.
Pensaba en ello, cuando un hombre se sentó en su mesa mientras le hablaba. Con solo oír la primera silaba, el tono de voz, el perfume que despedía ese caballero, supo de quien se trataba. Todo su ser tembló, con suma lentitud giró su cabeza hasta enfrentar esos ojos, se puso pálida, parecía que nuevamente iba a tener uno de esos ataques que solían asaltarle cada vez que vivía una emosión muy fuerte. Rashid le preguntó si deseaba desquiciarlo y ella le sonrió con tristeza, - no, pero si tu intención es matarme, sigue asustándome y lo lograras – le dijo mientras intentaba cerrar el libro de bocetos ocultando los incontables croquis del rostro del vampiro – porqué antes de sermonearme, no me ayudas a conseguir agua, antes que me desmaye – levantó su mano y tocó suavemente el brazo del vampiro, - por favor – susurró mientras se hacía mas evidente su palidez.
Irene Manzoni- Condenado/Cambiante/Clase Alta
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Re: Una tarde cualquiera - (Privado)
- Camarero - llamó insistente ,con la suficiente autoridad como para ser atendido . En cuestión de segundos el mesero hizo su presencia ,sonriendo a Rannia coqueto. Rashid sintió celos, una enorme sensación de romperle el cuello por la osadía de su sonrisa y atrevimiento .Hizo su petición, agua y una copa de vino tinto ,el más viejo posible - ¿A que esperas?.No tengo toda la noche - bramó con el tono grave de su voz ,aun molesto ante su comportamiento. Una vez que el mesero se fue , toda su atención tuvo el descaro destino de Rannia. Recordó vagamente la noche de Italia, el cuerpo desnudo de ella y su transformación mágica. Oh,por Aláh era realmente hermosa!. La tenía cerca y en aquel instante podía vislumbrar su encanto irresistible ,el espejismo de gracia que recorría como una canción cada uno de sus gestos causó un tremendo dolor en sus sentidos. Sabía, incluso en aquel torbellino de arrebato, que aunque pudiera estrechar entre sus brazos y para siempre aquel suave y redondeo cuerpo, todavía seguiría ansiando la plenitud que la carne no podría darle. Aquella belleza suscitó un ansia en su alma más enloquecedora que cualquier apetito carnal,el cerebro le daba vueltas por el deseo de poseer esa intangible belleza que sabía a ciencia cierta que podría ser suya con locura. El deseo bramó en su interior como la locura,con tanta violencia que el restaurante parecía oscilar ante ellos y ella,seguía siendo tan inalcanzable como las estrellas - Estás preciosa, Rannia - murmuró con un ansia innombrable .
Estiró su mano para coger la de Rannia, exactamente la que había tocado su fuerte brazo . Sus labios se inclinaron y no dieron por vencido hasta llegar al dorso de su mano, depositando un beso apasionado - No estoy aquí para sermonearte - comentó sin soltar su mano, entrelazándola con la de ella posesivo - Esta vez no me escaparas tan fácilmente - susurró con voz aterciopelada, pellizcando levemente su mejilla con la otra mano libre . Rashid sabía que ella era como un delirio provocado por las drogas ,una adicción que nunca pasaría dejándolo ávido de su poder .Pero no podía controlar sus anhelos más de lo que podía deshacer los nudos gordianos que ya enmarañaba la madeja de su destino. Rannia tenía cierto poder sobre el vampiro,cada vez que intentaba explicarme su complicada vida y construir enormes muros entre ellos ,llegaba con un nuevo hechizo y él padecía de amnesia instantánea - Bueno.. - titubeó sonriendo de oreja a oreja - ¿por qué has venido aquí?¿dónde te alojas? - el bombardeo de preguntas tal vez podría asustarla, el solo deseaba saber más sobre ella y por supuesto,cuanto tiempo iba a quedarse en Paris. El mesero irrumpió de nuevo,con los pedidos anteriores. Una mirada fugaz y penetrante lograron alejar al Casanova ,por un módico tiempo tras dejar la copa de vino y el agua sobre la mesa.
Rashid no se percató de la presencia de un cuadernillo hasta que el mesero les sirvió - ¿Puedo verlo? -preguntó curioso enseñando con un ligero movimiento de cabeza el dibujo .Las ascuas de sus pupilas le traicionaban. Ellas revelaban que la frialdad, en la que su razón pretendía doblegar a su voluntad, no era más que una pose. Su mirada quedó en aquel cuadernillo pero su mente divagaba entre el cuerpo de una mujer y un animal feroz. En un final volvió a retener la mirada de Rannia con una tranquilidad desafiable - ¿Por qué me has abandonado en Italia? - preguntó en una asonancia provocadora y turbulenta. Soltó su mano,la cual estuvo presa desde que su delirio amoroso le incitaba hacer gestos incoherentes .La sentía temblar y eso ,a pesar de que le excitaría ,en su interior provocaba otros sentimientos más turbios. En los brazos de un vampiro podía temblar de placer o..de dolor - Me temes..- concluyo en tono enigmático,envolvente. Llevó la copa a sus labios y de un trago logró vaciarla. No le caracterizaba la imagen poco elegante pero en ese momento ,los comentarios de la gente le importaba una mierda . Una autentica lastima que el alcohol no hiciese su efecto como a todos los demás, una de las cosas que añoraba en situaciones como aquellas. ¿Con que podía embriagarse aparte de la fragancia dulce de Rannia?.
Con su cuerpo ..tal vez,o tal vez no - Te advertí,Rannia. Soy capaz de protegerte de todo, de tus pesadillas ,de tus enemigos mas tenebrosos..pero nunca podré protegerte de lo que soy - esquivó su mirada - Ante tu presencia soy débil,olvido mis instintos y el animal que soy ...sin embargo estás aquí plantada ,temblando por lo que ves o tal vez por lo que sientas. Dime..- elevó la barbilla de ella en un gesto sutil,o lo que parecía un ademán de ternura - dime como lograré protegerte de mi si todos los caminos que llevan al infierno están empedrados de gestos amables y buenas acciones..- en un camino escurridizo ,la mano que sujetaba el mentón fue delineando sus facciones hasta sus pómulos ,rosados tal vez por las palabras del vampiro o tal vez por la furia que sentía - Te perdí una vez, no quiero volver a hacerlo..y si eso significa dejarte marchar lo haré - en la fugacidad del instante,los labios de Rashid dejó escapar un leve suspiro. No recibía respuesta por su parte y el no pretendía pasarse toda la noche ante ella,el amanecer se mostraba cruel . Abandonó aquel rostro angelical, sacando de su bolsillo unas monedas las suficientes para pagar la cuenta con la intención de marcharse.
{Lo sé,me a salido dramático el pobre xD}
Estiró su mano para coger la de Rannia, exactamente la que había tocado su fuerte brazo . Sus labios se inclinaron y no dieron por vencido hasta llegar al dorso de su mano, depositando un beso apasionado - No estoy aquí para sermonearte - comentó sin soltar su mano, entrelazándola con la de ella posesivo - Esta vez no me escaparas tan fácilmente - susurró con voz aterciopelada, pellizcando levemente su mejilla con la otra mano libre . Rashid sabía que ella era como un delirio provocado por las drogas ,una adicción que nunca pasaría dejándolo ávido de su poder .Pero no podía controlar sus anhelos más de lo que podía deshacer los nudos gordianos que ya enmarañaba la madeja de su destino. Rannia tenía cierto poder sobre el vampiro,cada vez que intentaba explicarme su complicada vida y construir enormes muros entre ellos ,llegaba con un nuevo hechizo y él padecía de amnesia instantánea - Bueno.. - titubeó sonriendo de oreja a oreja - ¿por qué has venido aquí?¿dónde te alojas? - el bombardeo de preguntas tal vez podría asustarla, el solo deseaba saber más sobre ella y por supuesto,cuanto tiempo iba a quedarse en Paris. El mesero irrumpió de nuevo,con los pedidos anteriores. Una mirada fugaz y penetrante lograron alejar al Casanova ,por un módico tiempo tras dejar la copa de vino y el agua sobre la mesa.
Rashid no se percató de la presencia de un cuadernillo hasta que el mesero les sirvió - ¿Puedo verlo? -preguntó curioso enseñando con un ligero movimiento de cabeza el dibujo .Las ascuas de sus pupilas le traicionaban. Ellas revelaban que la frialdad, en la que su razón pretendía doblegar a su voluntad, no era más que una pose. Su mirada quedó en aquel cuadernillo pero su mente divagaba entre el cuerpo de una mujer y un animal feroz. En un final volvió a retener la mirada de Rannia con una tranquilidad desafiable - ¿Por qué me has abandonado en Italia? - preguntó en una asonancia provocadora y turbulenta. Soltó su mano,la cual estuvo presa desde que su delirio amoroso le incitaba hacer gestos incoherentes .La sentía temblar y eso ,a pesar de que le excitaría ,en su interior provocaba otros sentimientos más turbios. En los brazos de un vampiro podía temblar de placer o..de dolor - Me temes..- concluyo en tono enigmático,envolvente. Llevó la copa a sus labios y de un trago logró vaciarla. No le caracterizaba la imagen poco elegante pero en ese momento ,los comentarios de la gente le importaba una mierda . Una autentica lastima que el alcohol no hiciese su efecto como a todos los demás, una de las cosas que añoraba en situaciones como aquellas. ¿Con que podía embriagarse aparte de la fragancia dulce de Rannia?.
Con su cuerpo ..tal vez,o tal vez no - Te advertí,Rannia. Soy capaz de protegerte de todo, de tus pesadillas ,de tus enemigos mas tenebrosos..pero nunca podré protegerte de lo que soy - esquivó su mirada - Ante tu presencia soy débil,olvido mis instintos y el animal que soy ...sin embargo estás aquí plantada ,temblando por lo que ves o tal vez por lo que sientas. Dime..- elevó la barbilla de ella en un gesto sutil,o lo que parecía un ademán de ternura - dime como lograré protegerte de mi si todos los caminos que llevan al infierno están empedrados de gestos amables y buenas acciones..- en un camino escurridizo ,la mano que sujetaba el mentón fue delineando sus facciones hasta sus pómulos ,rosados tal vez por las palabras del vampiro o tal vez por la furia que sentía - Te perdí una vez, no quiero volver a hacerlo..y si eso significa dejarte marchar lo haré - en la fugacidad del instante,los labios de Rashid dejó escapar un leve suspiro. No recibía respuesta por su parte y el no pretendía pasarse toda la noche ante ella,el amanecer se mostraba cruel . Abandonó aquel rostro angelical, sacando de su bolsillo unas monedas las suficientes para pagar la cuenta con la intención de marcharse.
{Lo sé,me a salido dramático el pobre xD}
Rashid Sayf al Dîn- Vampiro Clase Alta
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