Servicios puntuales [Priv. Carrie]

por **Kvothe du Roux** Dom Ene 12, 2014 4:29 pm

Había recabado información. La había asegurado. Se había cerciorado más aún. Y, al final, allí estaba, buscando a la tal 'Carrie'. Cosas que había sacado en claro: que era la mejor en su oficio, que nadie salía insatisfecho, y que sus clientes eran, mayoritariamente, mujeres. Los hombres solían abstenerse o, en todo caso, mantenerlo en secreto; por lo visto hacía que la gente poniera en duda tu sexualidad. En mi caso, por otro lado, estaba curado de espanto. Aquel era un problema que llevaba siglos arrastrando, y que requería de soluciones no demasiado bien vistas por la sociedad masculina. Pero, si en algún momento me hubiese dejado influenciar por la imagen que pudiese dar, jamás habría llegado vivo tan lejos, de pura angustia social. Preocuparse por aquella clase de cosas me resultaba, simplemente, absurdo.

Así que, resumiendo, me adentré en los "dominios gitanos". Apestaba a ellos, en realidad; no es que oliesen mal, ni nada por el estilo; como mucho en casos personales, ya sabéis: el dulce aroma del tipo con quien te cruzas que te avisa de que no se ha dado un baño en, como mínimo, un mes.
No; me refiero, claro está, a mi habilidad para detectar la presencia o cercanía de "criaturas" concretas. En este caso, gitanos. Gitanos por todas partes. Era lo que tenía andar por la zona gitana, claro.

Me pregunté cómo podría localizar a la susodicha. No había avisado, ni habría sabido a quién avisar. Sencillamente me paseé entre las tiendas, cabañas y demás, pregunté a algunas personas, y todas me mandaron en la misma dirección. Pero, cuando caminé todo lo caminable, llegué a un punto sin salida, de esos que no sabes si son final del camino o una bifurcación a todas partes. No sé si me explico con claridad.

Miré en una dirección, y en otra. Por allí no había nadie y, aunque podría hacerlo y montar un escándalo por el mero hecho de entretenerme, no me parecía decoroso meterme en ningún sitio a fisgonear. Eran gitanos, al fin y al cabo; uno nunca podía saber qué esperarse de una comunidad tan concetrada. Era mejor no jugar con esas cosas.

Me planteé, de todos modos, el dar media vuelta y buscar otra forma de "calmar" aquello; si tenía que merodear por allí hasta encontrar a una completa desconocida, no iba a conseguir absolutamente nada.
Me rasqué la cabeza, contemplando todo el dominio gitano que abarcaban mis ojos, empezando a pensar que aquello era una absoluta pérdida de tiempo.

por **Yuki Onna** Jue Ene 23, 2014 3:26 pm

No le gustaba en lo más mínimo que la interrumpieran cuando estaba en medio de un tratamiento, porque rompían la armonía del lugar, podían distraer o incomodar a la clienta y eso no quedaba bien con lo que trataba de crear allí. Pero al parecer alguien la había venido buscando. Una de sus compañeras se asomó, de forma muy silenciosa y le hizo gestos con la cabeza para decirle que ahora saldría, que esperase un poco.

Se centró de nuevo en su clienta, extendiendo la mascarilla de color verdoso y olor intenso que le estaba poniendo. Tendría que estar un buen rato con ella, pues debía secarse para crear un efecto tensor en su piel. Además se lavó las manos en el cuenco que tenía para ello y colocó unas cuantas piedras calientes sobre su vientre y torso. La dejó allí relajada, echando unas cuantas hierbas sobre unas brasitas que tenía en otro cuenco, para que estas se quemaran y llenaran la tienda de un aroma relajante. Lo importante era todo el ambiente, no solo los productos que usaba, por eso acudían a ella, porque ponerse cremas podían hacerlo solas en casa perfectamente.

Una vez la tuvo atendida y ya solo debía dejarla descansar -y muy probablemente dormir- salió de la pequeña carpita que era su hogar. Como estaban allí asentadas indefinidamente, tenían la carreta a un lado y se habían creado una carpa para los trabajos que ejercían. Al abrir la tela el aroma del interior se escapó un poco hacia fuera, aunque ella misma olía a todo lo que usaba, una mezcla de aromas intenso. Sus ojos buscaron a quién la buscaba, dando con un varón al que no recordaba haber visto antes. Los hombres también buscaban sus servicios, pero mucho menos y de forma mucho más clandestina, ya que los cuidados se suponía que eran solo para mujeres y no querían rumores extraños. Además parecía un poco perdido, básicamente porque ni siquiera estaba mirando en su dirección, como si estuviera perdido. Alzó una ceja con curiosidad y se acercó algo más a él, y sabía que era él porque el resto de la gente que andaba por allí eran de los suyos.

— ¿Me buscaba, monsieur? — preguntó, de forma amable, dedicándole una sonrisa. No podía evitar tener curiosidad por el motivo que había llevado a un desconocido a buscarla, así que simplemente esperó a que se lo dijera — Soy Carrie.

Disculpa la demora épica, cosa de clases.

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