AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Crónica de una mujer insensible
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Crónica de una mujer insensible
20 de enero de 2014
Empezar un diario nunca había sido opción para mí, pero ¿Qué hacer cuando no hay nadie que te escuche? Simplemente escribir, no queda de otra más que intentar vaciar tus pensamientos en algún lado y tener amigos no es algo que yo haga con facilidad, por lo mismo mejor en un papel, aunque al final termine quemándolo con la brasa que deja el cigarrillo que ahora intenta calmar mis nervios.
¿Debí empezar con “Querido Diario”? Tal vez, pero la realidad es que no quiero a nadie o quizá que me niego todavía a creer que hay alguien que puede remover mi interior, eso no puede ser y precisamente por ello ahora intento llenar de humo mi cabeza, ¿Por qué no puedo ser normal? ¿Por qué no puedo pensar que en verdad alguien me quiere? Pero sobre todo, que quiero a alguien. ¡Demonios! La única persona que merece mi cariño se llama Devany Vixen y ahora que levanto la mirada para observar aquél reflejo en el espejo del tocador, simplemente veo un rostro bastante demacrado, con unas ojeras impresionantes y con los nervios de puntas, esa persona no merece el cariño de nadie, ni siquiera el mío.
Los ojos que intentan penetrarme se dan cuenta que la frialdad que había antes ya no existe, simplemente hay… ¿Melancolía? Tal vez, pero todo es culpa de Iván, es un estúpido, no hay otro calificativo para poder nombrarlo, no sabía cómo era que se atrevió a invitarme a su boda, brillante idea, me hubiera muerto de ganas de ser la que le entregaba a aquella mujerzuela que no tenía oficio ni beneficio, mucho menos clase, no era guapa, no tenía buen cuerpo y yo me daba cuenta que sólo estaba sobreprotegiendo a mi hermano. Creo que debo dejar que haga su vida y por eso es mejor que lo mantenga como si estuviera muerto, porque él es capaz de hacer lo mismo si se entera que yo tengo este mar de sentimientos en el pecho por culpa de un ser de la noche.
Siempre me fijaba en el físico y en la cartera, eran puntos principales para que yo aceptara a alguien dentro de las filas de mis “clientes”, por mucho dinero que tuvieran sino me llamaban la atención de forma visible no había nada y viceversa, tenían que hacer en conjunto o se podían buscar otra cortesana. ¿Y él? Se pudría en dinero, lo cual supe después, pero ¿Y antes? Ni antes, ni ahora, ni nunca me había dado un solo franco por tener que quitarme la ropa, ¿Lo peor? Es que yo tampoco se lo había pedido, simplemente me nacía estar en sus brazos hasta que ya no hubiera tiempo, espacio y fuerzas. Terminar rendidos en las sábanas era simple hobbie, un pasatiempo que ahora estaba cobrando factura ¿Y para qué? Para nada, sólo para que yo estuviera en medio del mullido colchón fumando como desquiciada mientras intento sacar todo lo que me atormenta en estas malditas hojas las cuales quiero romper cada que recuerdo que soy una más.
¿Qué pasaría si yo aceptara lo que me estaba sucediendo? Simplemente se reiría, se iría y haría lo que pasa con todas las demás, pero cuando estaba cerca lo que le agradecía era que me hacía sentir única, como si nadie más hubiera existido entre sus brazos, como si nadie más pudiera llegar a probar sus labios, sólo yo podía acariciarle. Un temblor me recorre de sólo estar pensando en aquello, ¡Lo odio! Sí, es eso, es odio, no es cariño, ni mucho menos amor, pero al final del día es un sentimiento, uno que comienza a remover las entrañas hasta lo más profundo, dejando huella en cada milímetro de mi ser, justamente como cuando sus labios y dedos me recorren con deseo.
Que patética me veo, no lo digo porque lo pienso, sino porque es la verdad, me arrepiento de haber intervenido con el destino, prohibiendo que la Muerte hiciera lo que tenía que hacer, tal vez así estuviera mucho mejor, pero… Quizá lo estaría maldiciendo por haberse vuelto por donde había venido, formar una familia con una mujer de clase, yo tenía dinero, era una puta por convicción, nunca por necesidad, sin embargo ahora ni siquiera me podía meter debajo de ninguno.
Un “Te amo” retumba en mi cabeza, pero una risa amarga logra terminar con aquél eco que intenta derrumbarme, hacer cenizas lo poco que queda de aquella rubia que siempre decía estar perfecta. El vaso que había en el taburete casi se encuentra vacío, ya no hay licor ahí, entre el humo y el whisky intentan que mi mente no trabaje como es debido, aunque ¿Qué importa? Nadie vendrá a verme, he pedido que nadie me moleste y sé que todos son capaces de obedecer una orden tan simple.
Por un momento pienso que el ondear de las cortinas puede ser el anuncio de que alguien puede venir a robarme la noche y la soledad, pero no es así, me siento tan estúpida por tener que esperar, por tener ese deseo interno que me consume al igual que el cigarro que pende de mis dedos, estoy enojada conmigo, ni siquiera con él, pero nunca admitiré lo que siento, prefiero dejarlo en esta hoja antes que pronunciarlo, aunque me quema, me quema por dentro y se aviva con sólo cruzarme con su mirada.
Nunca pensé que escribir pudiera servir de desahogo pero justo ahora me siento más tranquila, admitir un sentimiento como este... Puede ser difícil pero en algún momento lo tenía que hacer, esta hoja es el único testigo de este amor que callan mis labios y acelera el corazón.
Devany.
Empezar un diario nunca había sido opción para mí, pero ¿Qué hacer cuando no hay nadie que te escuche? Simplemente escribir, no queda de otra más que intentar vaciar tus pensamientos en algún lado y tener amigos no es algo que yo haga con facilidad, por lo mismo mejor en un papel, aunque al final termine quemándolo con la brasa que deja el cigarrillo que ahora intenta calmar mis nervios.
¿Debí empezar con “Querido Diario”? Tal vez, pero la realidad es que no quiero a nadie o quizá que me niego todavía a creer que hay alguien que puede remover mi interior, eso no puede ser y precisamente por ello ahora intento llenar de humo mi cabeza, ¿Por qué no puedo ser normal? ¿Por qué no puedo pensar que en verdad alguien me quiere? Pero sobre todo, que quiero a alguien. ¡Demonios! La única persona que merece mi cariño se llama Devany Vixen y ahora que levanto la mirada para observar aquél reflejo en el espejo del tocador, simplemente veo un rostro bastante demacrado, con unas ojeras impresionantes y con los nervios de puntas, esa persona no merece el cariño de nadie, ni siquiera el mío.
Los ojos que intentan penetrarme se dan cuenta que la frialdad que había antes ya no existe, simplemente hay… ¿Melancolía? Tal vez, pero todo es culpa de Iván, es un estúpido, no hay otro calificativo para poder nombrarlo, no sabía cómo era que se atrevió a invitarme a su boda, brillante idea, me hubiera muerto de ganas de ser la que le entregaba a aquella mujerzuela que no tenía oficio ni beneficio, mucho menos clase, no era guapa, no tenía buen cuerpo y yo me daba cuenta que sólo estaba sobreprotegiendo a mi hermano. Creo que debo dejar que haga su vida y por eso es mejor que lo mantenga como si estuviera muerto, porque él es capaz de hacer lo mismo si se entera que yo tengo este mar de sentimientos en el pecho por culpa de un ser de la noche.
Siempre me fijaba en el físico y en la cartera, eran puntos principales para que yo aceptara a alguien dentro de las filas de mis “clientes”, por mucho dinero que tuvieran sino me llamaban la atención de forma visible no había nada y viceversa, tenían que hacer en conjunto o se podían buscar otra cortesana. ¿Y él? Se pudría en dinero, lo cual supe después, pero ¿Y antes? Ni antes, ni ahora, ni nunca me había dado un solo franco por tener que quitarme la ropa, ¿Lo peor? Es que yo tampoco se lo había pedido, simplemente me nacía estar en sus brazos hasta que ya no hubiera tiempo, espacio y fuerzas. Terminar rendidos en las sábanas era simple hobbie, un pasatiempo que ahora estaba cobrando factura ¿Y para qué? Para nada, sólo para que yo estuviera en medio del mullido colchón fumando como desquiciada mientras intento sacar todo lo que me atormenta en estas malditas hojas las cuales quiero romper cada que recuerdo que soy una más.
¿Qué pasaría si yo aceptara lo que me estaba sucediendo? Simplemente se reiría, se iría y haría lo que pasa con todas las demás, pero cuando estaba cerca lo que le agradecía era que me hacía sentir única, como si nadie más hubiera existido entre sus brazos, como si nadie más pudiera llegar a probar sus labios, sólo yo podía acariciarle. Un temblor me recorre de sólo estar pensando en aquello, ¡Lo odio! Sí, es eso, es odio, no es cariño, ni mucho menos amor, pero al final del día es un sentimiento, uno que comienza a remover las entrañas hasta lo más profundo, dejando huella en cada milímetro de mi ser, justamente como cuando sus labios y dedos me recorren con deseo.
Que patética me veo, no lo digo porque lo pienso, sino porque es la verdad, me arrepiento de haber intervenido con el destino, prohibiendo que la Muerte hiciera lo que tenía que hacer, tal vez así estuviera mucho mejor, pero… Quizá lo estaría maldiciendo por haberse vuelto por donde había venido, formar una familia con una mujer de clase, yo tenía dinero, era una puta por convicción, nunca por necesidad, sin embargo ahora ni siquiera me podía meter debajo de ninguno.
Un “Te amo” retumba en mi cabeza, pero una risa amarga logra terminar con aquél eco que intenta derrumbarme, hacer cenizas lo poco que queda de aquella rubia que siempre decía estar perfecta. El vaso que había en el taburete casi se encuentra vacío, ya no hay licor ahí, entre el humo y el whisky intentan que mi mente no trabaje como es debido, aunque ¿Qué importa? Nadie vendrá a verme, he pedido que nadie me moleste y sé que todos son capaces de obedecer una orden tan simple.
Por un momento pienso que el ondear de las cortinas puede ser el anuncio de que alguien puede venir a robarme la noche y la soledad, pero no es así, me siento tan estúpida por tener que esperar, por tener ese deseo interno que me consume al igual que el cigarro que pende de mis dedos, estoy enojada conmigo, ni siquiera con él, pero nunca admitiré lo que siento, prefiero dejarlo en esta hoja antes que pronunciarlo, aunque me quema, me quema por dentro y se aviva con sólo cruzarme con su mirada.
Nunca pensé que escribir pudiera servir de desahogo pero justo ahora me siento más tranquila, admitir un sentimiento como este... Puede ser difícil pero en algún momento lo tenía que hacer, esta hoja es el único testigo de este amor que callan mis labios y acelera el corazón.
Devany.
Devany Vixen- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/01/2013
Localización : En tu cama
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Re: Crónica de una mujer insensible
Un día más...
Creo que debo dejar de beber, no hace bien para la cabeza y menos para el desahogo. Hoy es uno de esos días en donde los demonios despiertan con ganas de joder gente, de revivir recuerdos y de crear heridas que una vez pensaste cerradas.
Pensaba en acostarme con alguien y... No pude, pero ¿Qué me sorprende? Hace mucho que no puedo hacer mi trabajo, pero creo que eso ya te lo había contado, sólo que recuerdo como sus labios me van besando mientras comenzamos a caminar hacia la pared más cercana. Su cuerpo contra el mío dibujando cada curva que sale de mí para hacerla propia, no se necesita más que tiempo y espacio para podernos entregar. Su boca es el néctar que tanto deseo y sus labios la calidez que necesito para poder sentirme en la gloria, un escalofrío recorre mi espina dorsal cada que él toca el punto exacto de mi cuerpo, aquél mismo que conoce como si de la palma de su mano se tratara, la misma palma que la acaricia con deseo y amor mezclados haciendo que vibre de pies a cabeza, hasta perder la noción del mundo, encerrándose en un sitio donde sólo hay cavidad para dos personas envueltas en pasión y lujuria, donde descargan los sentimientos, donde un "te amo" va escondido en cada caricia, donde los "te necesito" se llevan en jadeos y el "eres mío" se queda en los arañazos que se marcan en su espalda.
Así hablo yo, pero no sé si él y yo hablamos el mismo idioma, aunque sus besos me dicen lo que quiero, lo único que soy capaz de poderle confesar es que lo deseo y eso es algo que no puedo ocultar pues con tan sólo tenerle cerca la respiración se acelera mientras el pulso comienza un choque que intenta hacer que el corazón se salga por la boca hasta llegar al pecho ajeno, ahí donde siente que pertenece, el cuerpo quiere hacer más pero mi orgullo no me deja, además el juego me gusta, si él sabe que me tiene me dejará o eso es lo que creo, y no pretendo averiguarlo, me quedaré con las ideas, siempre hay que confiar en los sentidos.
Hoy también lo extraño, también me hace falta y también quisiera besarlo, amarrarlo a la cama pero no para tener sexo, sino para hacerle el amor y que no se vaya de nuevo. Claro que me estoy riendo de mí al escribir estar palabras mientras bebo lentamente aquél líquido que se empeña en nublar mis pensamientos, haciendo que mi cabeza no funcione y lo logra, pero lo único que no puede lograr es que lo olvide, pues sobria o borracha siempre es el primer pensamiento de mis días, porque en la mañana sólo quiero que sea la noche para que su caballero salga y quizá tenga necesidad de mí.
Devany.
Creo que debo dejar de beber, no hace bien para la cabeza y menos para el desahogo. Hoy es uno de esos días en donde los demonios despiertan con ganas de joder gente, de revivir recuerdos y de crear heridas que una vez pensaste cerradas.
Pensaba en acostarme con alguien y... No pude, pero ¿Qué me sorprende? Hace mucho que no puedo hacer mi trabajo, pero creo que eso ya te lo había contado, sólo que recuerdo como sus labios me van besando mientras comenzamos a caminar hacia la pared más cercana. Su cuerpo contra el mío dibujando cada curva que sale de mí para hacerla propia, no se necesita más que tiempo y espacio para podernos entregar. Su boca es el néctar que tanto deseo y sus labios la calidez que necesito para poder sentirme en la gloria, un escalofrío recorre mi espina dorsal cada que él toca el punto exacto de mi cuerpo, aquél mismo que conoce como si de la palma de su mano se tratara, la misma palma que la acaricia con deseo y amor mezclados haciendo que vibre de pies a cabeza, hasta perder la noción del mundo, encerrándose en un sitio donde sólo hay cavidad para dos personas envueltas en pasión y lujuria, donde descargan los sentimientos, donde un "te amo" va escondido en cada caricia, donde los "te necesito" se llevan en jadeos y el "eres mío" se queda en los arañazos que se marcan en su espalda.
Así hablo yo, pero no sé si él y yo hablamos el mismo idioma, aunque sus besos me dicen lo que quiero, lo único que soy capaz de poderle confesar es que lo deseo y eso es algo que no puedo ocultar pues con tan sólo tenerle cerca la respiración se acelera mientras el pulso comienza un choque que intenta hacer que el corazón se salga por la boca hasta llegar al pecho ajeno, ahí donde siente que pertenece, el cuerpo quiere hacer más pero mi orgullo no me deja, además el juego me gusta, si él sabe que me tiene me dejará o eso es lo que creo, y no pretendo averiguarlo, me quedaré con las ideas, siempre hay que confiar en los sentidos.
Hoy también lo extraño, también me hace falta y también quisiera besarlo, amarrarlo a la cama pero no para tener sexo, sino para hacerle el amor y que no se vaya de nuevo. Claro que me estoy riendo de mí al escribir estar palabras mientras bebo lentamente aquél líquido que se empeña en nublar mis pensamientos, haciendo que mi cabeza no funcione y lo logra, pero lo único que no puede lograr es que lo olvide, pues sobria o borracha siempre es el primer pensamiento de mis días, porque en la mañana sólo quiero que sea la noche para que su caballero salga y quizá tenga necesidad de mí.
Devany.
Devany Vixen- Humano Clase Alta
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