Random Access Memories

por **Payne Manie Folie** Vie Ene 31, 2014 11:14 pm

Sanatorio Mental, hace casi diez años.

Una mesa separa a la paciente de los interrogadores. La comisión está compuesta por dos médicos y una enfermera que llevará el registro de lo que ahí se diga. Todos tienen los ojos atentos en la muchacha de cabellos claros, revueltos y los ojos abiertos casi desorbitados. La sesión, tal como las anteriores, comenzará con preguntas acerca de su vida anterior, de esa que dice no poder recordar dato alguno. Uno de los psiquiatras se pone de pie y la mira directamente al rostro, intenta intimidarla pero ella ni se inmuta, está al parecer con la cabeza en otro lado, quizás en algunos de esos mundos que al parecer posee tan arraigados.

— Señorita… ¿puede decirme su nombre? ¿Su verdadero nombre? — dice con una expectación notoria que llevaría a pensar que no ha hecho esa pregunta ya por semanas.

La muchacha alza los ojos y encuentra los del hombre, los de ellas son del color del otoño, una mezcla perfecta de marrones y verdes que se ve levemente oscurecida por lo que ellos llaman “locura”.

—Folie… — responde la chica y comienza a reír a carcajadas pese a que nadie ha dicho algún chiste — mi nombre, como ustedes me han bautizado, es Folie… ¿le gusta? ¿prefiere que invente otro? ¿quiere que busque otro? —

Se levanta y comienza a moverse sin darse cuenta que todos retroceden como si le tuvieran miedo, como si esa “loca” pudiera hacerles algo pese a que apenas es una mujer delgada sin fuerza alguna.

—Puedo llamarme Manie si así lo prefiere… ¿ese le gusta más? Manie es un buen nombre ¿no cree? — exclama esperando que las voces al interior de su cabeza se callen por un momento. Todas gritan nombres distintos, se van entrelazando y le piden que haga algo distinto. Como si tuvieran un poder sobre ella que desconoce.

Se sienta en el suelo y lleva sus manos a su cabeza, no quiere oír a nadie más. Comienza a golpearse las sienes intentando espantar a quienes ahí habitan pero es inútil y sólo consigue que dos hombres entren y la levanten desde los brazos, arrastrándola a esa celda que ellos llaman “habitación”.

—¡Mi nombre es Payne! ¡Mi nombre Payne! ¿Ven como duele esto? ¿Sienten como duele? ¡Mi nombre es Payne y ustedes me han bautizado de ese modo! —

Esta vez un golpe llega.
Y nuevamente se hace el silencio.