Destino.

por Invitado Mar Ago 24, 2010 4:32 pm

Caminaba impaciente por las calles París, la deseada ciudad de tantos y la albergadora de tanta belleza reunida. Sus pasos de dirigían a la única biblioteca pública del lugar y su estado ansioso producía la velocidad de sus piernas. Generalmente, al trasladarse de un sitio a otro, acostumbraba detenerse en cada tienda viendo productos nuevos y recíen llegados. Sin embargo, ésta vez su motivación lo hacía cumplir su meta sin distracciones.
Llegó al lugar y entró calmado, puesto que ya había llegado a su destino y no necesitaba precipitarse tanto. Llevaba una puesta una largo abrigo, bajo este un saco color negro y calzaba zapatos negros, normales. Se limitó a recorrer las enormes estanterías, buscando un lugar solitario donde poder leer lo que necesitaba. Caminó varios segundos, encontrándose con distinta gente que constantemente veía allí, sumidos en libros. Pudo ver su estantería favorita y se aproximó a ella, sonriéndo como un niño pequeño al ver su juguete. Tomó un libro color verde musgo, antiguo. Lo abrió ante sus ojos y comenzó a lleer. - Sentimientos - pensó. Aquella palabra le resultaba ajena, no muchas veces aparecía en su vida, ya que a lo largo de ésta sólo se había preocupado de su condición y no de sus "Sentimientos".
Pensó largo instante en ello, como una piedra en su zapato. Había leído en varios tomos de psicología, que la principal meta de un ser humano es la autorrealización, asunto a que sus 25 años aún no podía resover... - Demonios - maldijo, ya que el libro había caído de sus manos debido a su desconcentración. Fue entonces cuando logró sentir el agudo perfume de alguien acercándose...

por Invitado Mar Ago 24, 2010 5:12 pm

Caminaba hacia la biblioteca. Venía de comer en un restaurante de buen precio, y me apetecía leer algo sobre la Religión. Yo era muy independiente en esos asuntos, pero quería leer algo desde el punto de vista de un buen creyente para entender por qué era así, y contrastar con la poca pasión que yo le tenía al asunto.

Llegué a la gran biblioteca, a la que entré con rapidez ya que fuera hacía algo de frío. Subí las escaleras hasta llegar a lo que buscaba, los libros de Religión. Cogí uno, soplé para quitarle el polvo de encima y lo abrí. Encontré algo que me iba a resultar de interés, así que fue a buscar un sitio donde sentarme.

Me acerqué a unos asientos, cerca de un chico al que se le acababa de caer su libro y se encontraba de espaldas a mí. Me senté tranquilamente, y llegó a mí aquel olor característico de los licántropo.

- ¡Un licántropo! -pensé.

Parecía que el chico iba a girarse hacia mí.

por Invitado Mar Ago 24, 2010 8:28 pm

Sintió como en pocos segundos sus músculos se petrificaban, dándole sólo el tiempo de girarse a ella. Había sentido sensaciones muy extrañas a lo largo de su vida, debidas a su obvia condición de licántropo. No obstante, aquel olor lo transformó en un loco y por pocos segundos creyó abalazarse sobre las estanterías para descargar su ánimo irreconocible en ellas. Pero Teo era alguien que lograba contenerse y gracias a sus conocimientos logró esconder sus raros atrevimientos.
Se fijó en la chica. Notando en seguida que también se trataba de alguien como él. Notó sus cabellos rojizos y sus destellantes ojos verdes, propios de un hombre lobo. Demoró en decirle algo, puesto que no encontró palabras para ella, aunque quizás no debía decir nada y sólo tenía que salir de allí corriendo con la rápidez que te otorgaban sus piernas. No quiso aceptarlo, pero un revoltijo de sentimientos, entre ellos el miedo, se apoderó de él al ver tan bellos ojos. Las palabras porfín salían de su boca con entrecortadas sílabas, como un verdadero idiota. - Oh - recojió el libro que cayó de sus manos minutos antes, se incorporó y observó. - Los libros de religión son mejores de aquel lado..¿Sabes? - Su voz de hombre sonó en sus oídos, y luego le dedicó una sonrisa tímida.

por Invitado Mar Ago 24, 2010 8:46 pm

Aquel joven parecía bastante nervioso. Comenzó a hablarme con palabras entrecortadas. Me resultó un poco extraño, ya que no solía pasar que un chico estuviera tan nervioso, así de repente.

Hice caso de lo que me dijo, avancé hacia el lugar que me había señalado y observé los libros. Aquel chico tenía razón, eran mejores en este lado. Dejé el que tenía en mis manos en una mesa cercana y cogí el que a primera vista me pareció el mejor de todos. Entonces miré de nuevo al chico.

- Tienes razón. Me llamo Rachel Anderson -dije, presentándome amablemente, ya que no quería ponerle más nervioso-. Sé que apenas nos conocemos, pero tú y yo compartimos un mismo don o una mis maldición. ¿Necesitas ayuda sobre algo? -después de decirle todo aquello me paré a pensar si habría sido muy precipitado, pero ya era tarde para echarse atrás.

por Invitado Mar Ago 24, 2010 9:03 pm

Miró cada detalle de la chica. Pensó en donde había visto facciones parecidas, pero llegó a la conclución de que en ninguna parte de su cerebro guardaba algo parecido a ella. Luego de escuchar su voz se quedó más seguro y tranquilo. La observó caminar hacia el lugar donde él le indicaba, sacar un libro y luego sentarse cerca de donde Teo se situaba. La escuchó presentarse, atento a cualquier movimiento de ella y de su rededor.
Comenzó a observar el libro distraídamente, dispuesto a presentarse. Sin embargo, segundo antes de hacerlo la escuchó hablar de la característica escencial que ambos compartían. No se asombró ni nada, le gustaba esa forma directa en que habló la pelirroja. A eso puedo responde rápidamente. - Creo que estoy muy bien , gracias - dijo amablemente, sonriendo de lado. - Soy Teo, Teo huston. Un gusto Rachel, ¿Puedo llamarte por tú nombre, no? - Preguntó.

por Invitado Miér Ago 25, 2010 7:10 am

Rachel escuchó lo que le había dicho el chico. Rechazó su invitación a compartir sus problemas con ella, al fin y al cabo era lo que ella esperaba. Sin embargo, se le podía notar algo menos nervioso. Él también se presentó.

- Sí, por supuesto. Yo también te llamaré Teo, si no te importa -dijo con una risita. Entonces reparó en el libro que Teo leía-. Yo leo sobre religión para intentar comprender a las personas que la veneran, pero tú, ¿sobre qué lees? -le preguntó curiosa, tan directa como siempre, y dejando ver una sonrisa.

por Invitado Miér Ago 25, 2010 3:54 pm

La muchacha se notaba particularmente Curiosa y a Teo, aquello le producía cierto interés ya que era lo que a él le falataba. Jamás tuvo como cualidad ser directo, siempre tenía miedo de preguntar por lo que se podría responder a su pregunta. Y si, sabía tanto sobre lo que le deparaba el destino, que preguntar más sobre algo le sonaba amargo.
La miraba despistadamente, sumido en un extraño pensamiento. Pocas veces hablaba con alguien así, tan fácilmente.
Luego, la escuchó preguntarle que leía. Se fijó en su libro, había olvidado completamente que hace unos minutos atrás estaba completamente impaciente por leer algo relacionado con el ser humano. Suspiró, la miró a los ojos y le sonrió amablemente. - Leo sobre seres humanos. - Abrió el libro, que había sido cerrado al caer. Lo Hojeo y subió la vista a ella. - Son difetente a nosotros. Cada uno tiene una meta, la autorrealización ó buscar su destino. Por otro lado, nosotros sabemos que cada luna llena nos saldremos de nuestras casillas...- Dijo lo último en un susurro, sentándose cerca de ella. - ¿Y tú, No crees en la religión? - le preguntó, dejando el libro a un lado, comenzando a jugar con sus dedos. Cada vez, el nerviosismo se iba llendo.

por Invitado Lun Ago 30, 2010 8:49 am

Escuché todo lo que me dijo y me senté a su lado.
- Lo cierto es que no -respondí. Era raro porque la mayoría de la gente lo hacía-. En mi opinión, si Dios existiera, no habría tantas desgracias como ocurren. Además, no creo que por rezar a alguien que nunca ha aparecido ante ti te vayan a venir fuerzas para soportar el día a día. Las fuerzas las encuentras en la gente a la que quieres -me expliqué, mirándole directamente a los ojos y casi sin pestañear-Dios no me da fuerzas cada luna llena. Tengo que encontrarlas yo -concluí con un suspiro- Pero no me meteré con Dios, por si tú le respetas. Veo que te cuesta comprender a los humanos... yo lo puedo hacer porque me han criado desde pequeña como a una humana, pero tú... ¿por qué no? -pregunté, curiosa.

por Invitado Lun Ago 30, 2010 5:21 pm

Sonrió ante su respuesta, su sonrisa se invadía de malicia, sin embargo, no era su intención simplemente era tanta su costumbre que sonreír de aquella forma ya era un hábito, parte de su carácter y personalidad. Escuchó a la muchacha con atención. Le gustaba escuchar y saber lo que la gente pensaba acerca de la vida. - Si - - Más bien creo en que "Dios" es una fuerza superior a lo que suena. Es amor, el amor mueve montañas, ¿Sabes? - La miró, observando cada una sus facciones y movimientos. Aquella mujer le parecía bastante agraciada y al mirar sus ojos sentía cierto nerviosismo, como si su instinto le sugeriera arrancar, pero no por miedo sino por el sentimiento que le provocaba. Teo vivió arrancando de las chicas en su juventud, por miedo a a provocarles daño. Así le había pasado varias veces y a los 20 años decidió alejarse por completo del amor, dispuesto a nunca más hacerle daño a una bella joven. - Me gusta pensar que el amor nos puede salvar a todos, y que sólo con aquel bello sentimiento la gente puede salir de sus problemas..- suspiró al contarle sus confidencias a esa desconocida mujer, sin embargo, notó en la igualdad que tenía con ella y eso lo hacía sentir tranquilo, tranquilo a su lado. comenzó diciendo, mirándola tranquilo, dándose cuenta recíen de la belleza de su ojos, bañados en el color verde, propios de un licántropo. - Respeto a la gente que cree en dios, pero eso no quiere decir que crea en él, señorita Anderson - tomó un poco de aire para continuar hablándole, le agradaba hablar con calma y lentamente, mucha gente lo apresuraba en especial sus hermanas, no obstante, el siempre mantenía su tono.

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