Duchesse Lumia

Rowena es una muchacha de dieciocho años de edad, grácil y prodigio de la familia Lumia. El reflejo de todo lo que una mujer vacía puede demostrar. Un diamante brilloso que años de preparación han logrado pulir al máximo. Es una muchacha que posee una gran inteligencia innata desde pequeña y siempre busca enriquecerse en conocimientos en todo momento pues sabe que, avanzando en edad, la memoria y la lucidez se pierde prontamente. Perfeccionista hasta la médula, no le gusta dejar las cosas inconclusas o que queden así como están siendo que se pueden mejorar. No es una persona muy sociable pero lo disfraza perfectamente en las sedas de la elegancia y la buena educación.
Su mayor defecto podría consistir en una estructura de personalidad terca pues, aunque le digan que no, si ella quiere llegar al fondo de algo lo hará de todos modos aún si le ponen miles de obstáculos en el camino. Ella sabe muy bien lo que quiere y no es del tipo de personas que se conforman con migajas ni viven de halagar a otros para sentirse parte de un lugar o grupo. Es fría y solitaria. Pocas personas se ganan su afecto en el mundo, de entre esas personas cuentan uno que otro familiar, un par de amigos y ya. Esto le lleva a ser un tanto  sobreprotectora con sus relaciones. Rowena es capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir lo que ella quiere y llegar a lo alto de la escala, ser la mejor y ser reconocida como tal. Pues su familia eso le ha inculcado por años; que demuestre ser más que los demás... O sino, simplemente desaparezca del mundo.
Es también una persona valiente, audaz, decidida y llena de valores. Muchas veces tomando el rol de líder de un grupo si la situación lo merita. Justa y noble en todo sentido de la palabra, se preocupa por el bienestar de los suyos, incluso ignorando su propia estabilidad emocional y mental pues ella está convencida de que es una esfinge de hielo que nada necesita en la vida.Es muy confiada de sí misma, perseverante en sus objetivos y con actitud de líder.
Los Lumia siempre han velado por el bien de la familia y nadie más, pero Rowena es la excepción de la regla pues esta joven  es capaz de tener altruismo y espíritu filántropo detrás de esa faceta de hielo que no pretende derretirse.
Quien le conoce diría que es una fría flor de invierno incansable y están en lo cierto. Pero dentro de lo desalmada que puede ser muy en el fondo de ella existe un corazón piadoso y considerado, sólo que reducido a un número mínimo de personas. Teme arriesgarse a confiar en la gente pues piensa que nada bueno nacerá de ello.
No le gusta verse ni frágil ni débil, mucho menos como una damita que necesita protección constante. Por eso siempre prefiere llevar sus asuntos a sola, en lo posible huyendo de sus guardaespaldas y si existe un momento tenso, prefiere ella misma resolverlo.

Familiares

Datos Básicos

Gustos

Disgusto

Historia

Los Lumia siempre han sido un núcleo cerrado y poco accesible de los cuales poca información se desprende más allá de las paredes de piedra del gran castillo Lumia. Hijos de reyes que alguna vez gobernaron Francia en un pasado que quedó muy atrás, descendiente de caballeros reales que siempre llenaron sus escudos con los símbolos de honor y gloria, los Lumia han nacido para ser parte importante del reino de Francia.
Los hijos de la casa Lumia comparten todos las mismas características físicas que los hacen distinguibles fácilmente, el cabello platinado como rayo de luna, una suave piel de nácar y los ojos azules como el océano.

Monsieur François Lumia, duque de Francia, fue la cabeza de la familia cuando su padre, Monsieur Amadeus Lumia abdicó del título noble que le confería el ducado de Francia a los Lumia desde tiempos de antaño. François y Francette tuvieron dos hijos, el primero de ellos fue un varón Lumia quien felizmente heredó los rasgos de familia. Años después nacería una niña de grandes ojos oceánicos, a ella la llamaron Rowena.

La pequeña Rowena fue educada en casa por los mejores profesores del reino y bajo una disciplina absorbente que la convirtieron rápidamente en una niña prodigio y de admirable intelecto. Lamentablemente al vivir prácticamente en el encierro no pudo desarrollar grandes dotes para las relaciones sociales y se volvió pronto en una niña de pocos amigos y tacto. Su único amigo fue su hermano en todo momento, era su único amigo, su compañero, su héroe, su centro de afectos y su todo. Los hermanos Lumia sólo eran ellos dos siempre pues los demás Lumia vivían centrados en sus asuntos y los pequeños infantes apartados en una torre del castillo donde habitaban sólo ellos dos. Eran unos niños prisioneros que nada conocían más allá de las paredes del castillo. Con las únicas personas que interactuaban eran con sus maestros y los sirvientes. La infancia de los hermanos era muy solitaria si no fuera porque se tenían el uno para el otro.
Condenada a vivir en la torre más apartada, Rowena no tuvo amigas de infancia ni grandes aventuras que pudiera contar luego en una cena social. Pero ella era feliz teniendo a su hermano. Él era lo único que le importaba en la vida. Los hermanos Lumia existían para acompañar al otro. Compartiendo el secreto más guardado de la familia: El de poseer dotes mágicos. Esto, por supuesto, nadie debía saberlo. Mucho menos la iglesia y la inquisición pues los Lumia desde tiempos arcaicos siempre fueron asociados a la iglesia.

Un día, Amadeus Lumia llegó con un joven hombre el cual fue presentado ante los niños. Él tenía buen porte y en su cinto llevaba consigo un par de interesantes espadas. El abuelo de los niños le había contratado para que fuese el maestro de armas de Astoria. Su maestro de armas, un hombre que a simple vista se notaba como un gran conocedor de las artes tácticas y defensas personales como también el completo dominio de la espada. Astoria día a día entrenaba con él mientras Rowena les observaba desde la sombra de un árbol. Ella siempre apoyaba a su hermano, sintiendo tristeza por el duro entrenamiento al cual era sometido, pero, al mismo tiempo, admiraba en secreto al maestro de su hermano. Admiración que con el tiempo fue convirtiendo en esa figura en una especie de amor platónico de infancia. Afectos que siempre mantuvo encerrados en lo más profundo de ella pues ante él, se mostraba como una niña apática y un tanto desafiante contradiciéndolo todo el tiempo por el resentimiento guardado hacia su persona debido a las peripecias que hacía pasar a su hermano.

Mientras los niños vivían conferidos en la torre por orden del padre. Monsieur François Lumia se encargaba de empañar años de gloria y prestigio de su familia. La enfermedad mental que el duque Lumia padecía lo llevó a hacer grandes locuras, ganarse enemigos imaginarios y el odio de todo un pueblo por sus actos inhumanos. Era tan paranoico que se hizo de enemigos ingleses y españoles a los cuales siempre amenazaba con llevar tropas para arrebatar sus tierra. François Lumia era aberrante. Torturaba, aniquilaba y se arrepentía de ello cada domingo en la inglesa para el lunes volver a hacer exactamente las mismas barbaridades. Fue la gran vergüenza de la familia. Fue tanto su grado de locura que convirtió a su esposa en espía a quien enviaba a Inglaterra a codearse con los grandes nobles de ese país y ganándose una reputación poco admirable entre la sociedad inglesa.
Llegó el momento en que la corona inglesa descubrió que Francette Lumia era espía y no tardó mucho en ser encontrada boca abajo en un río caudaloso muerta aparentemente por ahogarse en las turbulentas aguas. Eso no detuvo las locuras del duque quien derrochaba su fortuna en armas y máquinas de guerra pues estaba convencido de que los ingleses y los españoles querían atacar a Francia.
Pero el Duque debió cuidar mejor las relaciones con sus súbditos pues llevarlos a la quiebra empeoró su débil situación y el odio hacia él creció sin límites. Jamás debió despreciar a su propio pueblo... Incluso sus propios familiares querían su cabeza. Fue así como una tarde de otoño el duque Lumia degustaba una merienda a solas en una habitación apartada. Llamó la atención que a las horas no se presentara ante su padre, Amadeus Lumia, así que el hombre mandó a buscarlo. Cuando los sirvintes entraron en el cuarto, encontraron el cuerpo de Francois tendido en el suelo con el corazón perforado en una perfecta estocada. En su mano, una daga y en la mesa una presunta carta que explicaba su suicidio. Un suceso demasiado extraño pues Francois Lumia era un hombre demasiado egocéntrico como para cometer suicidio.

Rowena no sufrió por la muerte de sus padres pues a penas los veía una vez cada dos meses y jamás llegó a tener apego con ellos. Pero el peor día de su vida llegó cuando su hermano, cansado de vivir prisionero en su propio castillo, cansado de tener que obedecer a su abuelo y no poder vender a su maestro, le dijo a su hermana que escaparía y vería el mundo con sus propios ojos. Él le prometió venir a buscarla luego, pero jamás volvió y Rowena se quedó realmente sola. Ni siquiera podía contar con el maetro de su hermano, pues éste también había partido ya que permanecer en el castillo sin el aprendiz por el cual lo contrataron no tenía sentido. Así vio partir, de algún modo, a la segunda persona importante en su vida.
Los sirvientes no le hablaban a Rowena pues el señor Lumia siempre vio a la servidumbre con desaprobación y por ningún motivo les permitía que hablasen con los señores de la casa. A la niña Lumia se le veía hablando sola, con espíritus que pretendían ser sus amigos y creaciones mentales para compensar la soledad a la que la sentenciaban. Le creían loca, después de todo su padre era un demente.

Apareció entonces su abuelo, Amadeus Lumia, a buscarla en el castillo y la sacó de su encierro enloquecedor. Por primera vez en su vida Rowena conoció lo que había más allá de la torre en donde estaba encerrada. Su abuelo le llevó hasta su castillo y rápidamente tuvieron una charla en la oficina del hombre. Él le indicó que desde ese preciso instante Rowena era la única heredera Lumia y por tanto la duquesa. Ella preguntó por su hermano, su abuelo adoptó una expresión de repulsión y le dijo que su hermano mayor había sido borrado del árbol genealógico al haber elegido una vida apartada de la gracia de Dios. Su querido hermano, su único interés en la vida, su eterno tormento y ahora debía fingirlo muerto.

Amadeus no sólo movió los hilos necesarios para que su nieta fuera reconocida como la duquesa, también la obligaría ser parte de la obra de la inquisición para que trabajase como espía. La joven duquesa odió profundamente a todas esas criaturas malditas pensando que esos había llegado por el mal camino a su hermano y eso hizo que su compromiso con la inquisición no fuera algo tedioso de aceptar. Pero en el fondo sabe que llegará el día en que tenga que enfrentar a su amado hermano. ¿Será Astoria el mismo chico de sonrisa cálida quién fue su amado príncipe por tantos años?

Los azares de la vida son curiosos, más para Rowena Lumia quien, ante eventuales ataques de criaturas nocturnas hacia su persona, fue puesta bajo tutela de un maestro por parte de la inquisición. Este maestro, irónicamente, es el mismo quien lo fue de Astoria, quien años atrás fue el maestro de su hermano. Pese a que la duquesa objetó la decisión de la iglesia, poco y nada pudo hacer ante la orden de su abuelo así que a regaña dientes tuvo que aceptar tener a ése hombre como maestro. De algún modo guarda cierto resentimiento hacia su persona por su desaparición.

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