Tanz mein Leben... tanz [w/Gianluca]

La noche comenzó como la mayoría de esos 400 años, asearme, luego vestirme con un elegante traje y tomar el carruaje para acercarme al despacho a comprobar como fue el día. Tras repasar los papeles y dejar todo preparado para el día siguiente, llegaba el momento de la diversión.

Podía optar por dirigirme a uno de esos lugares elegantes, donde damas y caballeros de pomposos trajes y gestos, cotilleaban de unos y otros. O podía acercarme a uno de esos burdeles, donde no había tanto lujo, pero solía ser más divertido rara era la ocasión en la que no se producía alguna pelea, por los favores de una de esas camareras, aunque también había de reconocer que el ambiente en general era más llevadero.

Al final me deje llevar por la segunda opción, por lo que pedí a Jean Luc que dirigiera el carruaje hacia un burdel que a veces frecuentaba. El viaje fue algo incómodo en su final, se notaba que esa parte no estaba muy cuidada. Cuando paro el carruaje y se abrió la portezuela, baje con sumo cuidado y luego elegantemente me encamine hacia el interior.

Tras que los porteros me abrieran la puerta les di su correspondiente propina "Si quieres que te traten como un señor no hay mejor cosa que esto", al entrar el silencio de la calle cambio, por música y voces charlando, riendo y gritando. En otro momento podría molestarme, pero ahora mismo me gustaba, me apetecía aquel pequeño bullicio. El humo del tabaco creaba una capa en el techo, mientras buscaba escapatoria por alguna de las ventanas.

El encargado de la sala me observo y se acercó casi al instante, supongo que oliendo el dinero. Buenas noches caballero, ¿Desea un lugar apartado como siempre?. Vaya se notaba que las propinas grababan en la gente la imagen de uno. Si por favor. Conteste. Sígame por favor. Entonces el tipo se giró y comenzó a moverse abriendo espacio para que pasara, en pocos segundos llegamos a un lado de la sala, donde unas gruesas y oscuras cortinas creaban una privacidad en aquella sala. Antes de despedirle, le solicite una botella de vino.

Mientras esperaba la botella de vino una joven empezó su espectáculo bailando, con sensuales movimientos. Vestía corsé rojo y encajes negros, medias de red y el resto de uniforme de las trabajadoras de aquel lugar. Me agradaban sus movimientos, podrían pulirse algo más, pero al menos tenía un cuerpo espectacular. Seguí observando cómo se acercaba saltando de un caballero a otro, hasta acercarse a mí, mientras bailaba cerca de mi pude apreciar sus voluptuosas curvas, sus generosos senos y tersas nalgas, se sentó unos segundos encima de mí, solo hacía que sonreírla y mirarla "Querida si supieras con que estás jugando".

Tras bailar para mí siguió su labor bailando. Debía reconocer que mi cuerpo respondió en cierta forma al baile de aquella gatita callejera. Al rato llego el vino, pregunte al encargadillo el nombre de la chica, el cual me lo dijo "Lilith, bonito nombre". Después pague la botella junto con una pequeña propina.

Antes de finalizar su acto, la peliroja le bailó a dos caballeros mas los cuales lucían atractivos. El primero, un joven cualquiera que se encontraba fumando en las mesas de hasta delante un puro que tenía un placentero olor para el olfato de la joven. Él no dudó en tocarle un poco de la cintura mientras ella bailaba, así que aprovechó para acercar sus labios a la cara y en un movimiento quitarle el puro mientras se dejaba tocar. El hombre solamente sonrió y dejó que Lilith se quedara con el obsequio.

La joven había notado como desde el principio de su acto un hombre maduro no le quitaba los ojos de encima, claro que nadie se perdía ni un segundo de cada uno de los sensuales movimientos de Lilith, pero este hombre de cabellos largos y ropas elegantes le llamaba especialmente la atención desde el momento en que entró ya que parecía ser el rey del lugar: todo lo que pedía se lo traían en un santiamén. Era muy raro ver a sus compañeros meseros del burdel trabajar tanto para complacer a alguien. "Debe estar forrado de francos..." pensó.

A pesar de que sabía que todos los hombres de clase alta eran gente muy creída y prepotente, quiso probar si este era alguien 'diferente', además... tenía dinero.

Para cerrar su acto eligió a ese caballero de elegantísimo traje para bailarle y antes de acercarse a el, fumó un poco de ese puro que antes le había robado al hombre anterior. Sin ningun pudor se acercó al último hombre y hasta se atrevió a sentarse encima de el con sus piernas abiertas y alzando los brazos al ritmo de la música con el puro aún en mano. Definitivamente a el le gustaba, lo supo no solo con su sonrísa y mirada llena de lujuria, si no porque su cuerpo lo había delatado lo que a Lilith, ya la hacía sentir como ganadora.

Al finalizar la música la chica se puso de pie y se dio la media vuelta, no sin antes sonreirle de manera coqueta y dedicarle un guiño al caballero. Caminó directo a donde se encontraban las bebidas aún con el puro en mano para relajarse después su acto fumando y esperando que algo interesante pasara o si no... proseguir con su trabajo de entregar las bebidas.

Uno de sus compañeros del burdel le sonrió y le comentó que alguien había preguntado por ella, lo cual se le hacía extraño... a nadie le interesaba saber su nombre ya que normalmente solo preguntaban su precio y el tiempo. La cortesana preguntó quien había sido esa misteriosa persona a lo que su compañero se limitó a señalarlo para continuar su trabajo.

-Interesante... -dijo para ella misma y miró al hombre a la distancia para dedicarle una sonrisa y seguir fumando su puro mientras sus ojos seguían posados a el. Ya había decidido no quitarle la mirada.

La joven tras bailar conmigo me miro y se despidió con un guiño, la verdad que ella había hecho algo que hacía mucho que no había sentido. Pero eso no era lo que me guiaba, a diferencia de algunos hermanos, yo prefería otras cosas que el sexo, aunque nunca era algo despreciable. Su actitud no era para nada timorata, aunque la verdad en aquel lugar sería extraño ver a una mujer timorata.

En la chica podía ver una mezcla de elegancia, sensualidad y fuerza. Algo que no era muy habitual ver, me recordaba a una tigresa. Aparte esa aura de seguridad, le daba un toque especial. Pero igual esta vez el bocado podría ser demasiado grande para ella. Podía ver cómo tras llegar a su destino continuaba fumando, alguien se le acercó y le dijo algo al oído y me señalo. Entonces ella clavo sus ojos en mí, como si de una presa me tratara, la tigresa comenzaba a pensar cómo abordarme "Me juego a que ella será la que traiga mi botella de vino" No mostré ninguna sonrisa, si quería jugar, jugaríamos. Así que cambie mi mirada a otra joven bella que se encontraba al otro lado de la sala. La chica reía mientras servía una botella de licor a un par de caballeros.

"Veamos si deja escapar la presa la tigresa" La noche aún era joven quedaban horas por delante, para divertirnos.

Después de que Lilith le sonrió notó como este simplemente esquivaba la mirada y volteaba a ver a otra sus compañeras. ¿Era enserio? La otra aunque era su compañera lucía demasiado corriente, algo claro propio de un burdel pero por lo menos Lilith trataba de no verse tan vulgar a pesar de que de eso se tratara su trabajo.

"El arma de la seducción no es para cualquiera" pensaba mientras veía como su compañera servía las copas y proseguía a negociar con los hombres para algun otro asunto. La peliroja no podía ser de esa manera y simplemente 'vender su negocio al mejor postor' como las demás chicas del lugar.

Aunque un poco de su orgullo fue golpeado por un momento al sentirse desplazada por alguien mas corriente, siguió sin quitarle la mirada al hombre, aunque esta vez cambió un poco de coqueteo a una mirada mas fría y seria mientras pensaba "Posiblemente y si sea como los demás... creyéndose dueños de todo y buscando tan solo un momento de aburrido placer"

Pero había algo en el que le llamaba la atención... no era solamente el dinero que se notaba que tenía, si no que también demostraba inteligencia dentro de esa persona tan atractiva.

Terminó el puro y se dedicó a seguir sirviendo algunas copas que le pedían mientras en cada mesa que atendía la felicitaban por su show dado, algunos con elogios y otros pidiendo que alguna otra noche les bailara en privado, a lo que Lilith accedió riendo y condicionándolos a que solo sería el baile.

Siguió mirando al caballero misterioso quien parecía seguía viendo a otras muchachas, ¿Como alguien tan elegante como el podría fijarse en cualquier cosa? Alguien que disipaba una imagen tan fina y que pedía las mejores cosas y los mejores vinos no podía gustar de cualquiera.

El ego de la bailarina invadía su mente sin poder creer como otras mujeres podían atraerle mas la atención a ese hombre quien hace unos momentos hasta le bailó mas cerca que a los demás.

¿Enserio era un rico vulgar como cualquiera? Necesitaba sacarse de esa duda.

"Un pequeño acercamiento y conoceré quien eres en realidad..." pensó, así que cuando terminó de servir las demás copas se acercó con la charola vacía a la mesa del hombre.

-¿Quiere que le ofresca algo mas? -le preguntó sonriendo y mirándole de forma seductora.

Aunque disimuladamente veía como la muchacha mostraba ahora algo de frialdad en su mirada, pero aun así de vez en cuando me miraba, al igual que miraba a las otras muchachas. Notaba cierto enfado al igual que algo de frustración por la situación, no podía negar cierta diversión, pero habría que tratar con cuidado a esa joven no quería que me sacara las garras.

Acabo de fumar y se dispuso a servir varias mesas, podía apreciar como charlaba con algún caballero, asintiendo de vez en cuando a alguno de ellos,  aunque mientras lo hacía clavaba sus ojos en mí. Por la forma de hacerlo parecía que ya tomo la decisión de probar su presa, cuando no tenía ya a quien servir se acercó a mi pequeño reservado.

Vaya pues ahora que lo comenta me gustaría tomar algo con usted, si eso es posible. Respondí con una voz suave y sensual, con un elegante movimiento retire mis binoculares de cristales azules, para mostrar mi mirada "Veamos cómo se comporta" me dije. El sonido del lugar seguía siendo festivo, risas y música, llenaban la sala. Aunque no era tan alto que impidiese mantener una conversación.

Había demostrado ser una excelente bailarina, saber contonearse y excitarme. Pero ahora quedaba lo más divertido, saber si podría mantener una conversación sin llegar a aburrirme, como me ocurrió varias veces con muchachas de aquel lugar, que meramente servían para un pequeño disfrute, una lástima.

El hombre le contestó con una voz muy atractiva, lo cual sorprendió mas a la cortesana. Fino, elegante, rico, amable...  "¿Enserio existian seres humanos tan perfectos?" inmediatamente su cabeza retornó a esas leyendas que había escuchado en la taberna acerca de la existencia de criaturas chupasangre que te hipnotizaban con tanta perfección pero inmediatamente desechó la idea. "No porque alguien te guste mucho quiere decir que sea la criatura que tanto buscas" rió para si misma.

-¿Gusta que le prepare algo especial o prefiere mandarlo a pedir y que me siente con usted ahora mismo? -le dijo

Parecía algo confusa tras la pregunta, aunque podía ser también mi tono melodioso. Pero rápidamente se recompuso y volvió a tomar su rostro felino, escudriñándome. Eso era lo que me gustaba por ahora ella quería manejar la situación, se veía que los hombres caían en sus garras.

Me hizo una pregunta interesante, podía decir que se quedara y tomar algo ya preparado, pero porque no ver otra faceta de la chica. Pensándolo bien me gustaría paladear vuestra habilidad con los licores, si sois tan hábil como bella, creo que llegare al cielo con ese brebaje que podáis preparar. Luego habrá tiempo para otros licores. Conteste a la joven mientras me acerque un poco para retirar un cabello rebelde de su melena a la par que acariciaba su mejilla.

Ahora no retire mi vista sino que la clave en sus ojos, escudriñándola, pero sin asustarla, usando esa mirada mía que no dejaba ver nada. Quería que siguiera con sus técnicas de conquista, pero que notara que no le seria fácil, para que fuera así un reto mayor. Si algo hacia volverse loca a una mujer así, acostumbrada que los hombres se murieran por ella, era que uno se le resistiera. Digamos que era el orgullo del cazador, cuanto más difícil más mérito atrapar a la presa.

“Me alegro de haber venido esta noche aquí y no a un aburrido teatro”

El caballero quiso probar alguna de las bebidas de la chica por lo cual se dirigió inmediatamente al lugar.

Debido a que aún le conocía muy poco, no sabría que podría gustarle mas, pero aún así se atrevió a hacer el intento y vertir en el vaso de ese licor italiano que pedía la gente mas recatada del lugar junto con un ligero toque de arándano, su fruta afrodisíaca favorita.

Virtio la mezcla en unas copas de buen tamaño y las llevó con el hombre.

-Espero sea de su agrado -le dijo mientras dejaba las copas en aquella mesa y se sentaba frente a el.

Lo miró para poder notar su reacción ante la bebida, aunque a decir verdad también ya se había acostumbrado a admirar su elegancia y atractivo.

-Y dígame... ¿Que lo trae por aquí?, ¿Buscas algo en especial? -le dijo después mezclando las formalidades, preguntandole de 'usted' y luego de 'tu'. Luego procedió a tomar un poco de su propio brebaje.

La chica tras decirle que me apetecía algo hecho por ella se levantó y fue a preparar las copas, mientras marchaba no pude evitar mirar su espalda y lo que no era la espalda "Todo como debe ser", no fui el único, otros caballeros también miraban.

Durante su ausencia admire el resto de la sala, en ella chicas risueñas bromeaban con caballeros, algunos de abultadas barrigas tanto como sus chequeras. En cierta manera me hacían gracia, esos posibles empresarios u hombres respetados en manos de aquellas habilidosas gatas.

Unos minutos después pude ver como mi anfitriona volvía con la bandeja en la que portaba un par de copas, las deposito en la mesa y luego se sentó frente a mí. Aun mantenía esa aura, tras sentarse me pregunto que me traía a aquel lugar.

Lo cierto que buscaba pasar una noche agradable, con una buena compañía, cosa que creo estoy consiguiendo. Digo amablemente con una sonrisa, a la vez que agarraba la copa, primero la moví despacio olisqueando el aroma que procedía de su interior. Un olor algo afrutado "¿Arándano? Creo que es afrodisiaca. Muy bien querida bien jugado" Aunque en mi caso necesitaría gran cantidad de arándano si quería surtir algún efecto.

Y decirme ¿Lleváis mucho tiempo aquí? Lo cierto que no creo haber coincidido con vos, sino lo recordaría. Pregunto tras dar un pequeño trago a la copa degustándola, su sabor era tan exquisito como el olor. Algo asombroso para un lugar como este. Una pequeña sonrisa mostraba mi satisfacción.

Sentía en el hombre una energía muy... seductora. Eso le agradaba ya que demostraba que no era cualquier hombre fácil que caería a la primer mirada, no... él era el que atraía a su presa.

Por un momento Lilith se sintió en una guerra de seducción, a veces ella disparaba sintiéndose en ventaja pero, cuando se descuidaba, aquel hombre atacaba con algo inesperado... como cuando le confesó que estar con ella era agradable mientras una leve sonrisa vagaba por su rostro lo cual causó que ella por fin bajara la mirada algo apenada y sintiendo como sus mejillas se ponían algo tibias.

El hombre le hizo una pregunta también, así que pensó que sería el momento de hablar un poco de ella. Se recargó en su silla mientras dejaba caer ambos brazos en la mesa antes de contestar.

-Algunos meses solamente... antes trabajaba en una taberna lejos de aquí. Decidí venir al burdel en busca de... -se detuvo por un instante. No podía decir el propósito de su búsqueda, seguramente la tomaría como loca y le diría a los demás lo cual arruinaría su objetivo. Pensó por unos breves segundos y prosiguió -...de un propósito personal. Ya sabe, la vida es muy corta como para no aprovecharla y hacer lo que se te pegue en gana. -rió

"Pero si todos esos rumores son ciertos algún día podré ser eterna y hacer mucho mas cosas..." -pensó para ella misma mientras seguía riéndo.

Al parecer mis palabras hacían ruborizar a la mujer, en cierta manera eso me extraño. Una mujer como ella debía estar acostumbrada a todo tipo de frases o palabras cargadas de doble sentido, aunque podía ser eso, quizás nadie le había dicho que su compañía era agradable. Al parecer se decidió a charlar "Me alegro estoy cansado de mujeres que usan el doble sentido para llamar la atención" aunque algo de juego de seducción estaba bien, charlar era un arte que se perdía y más en estos sitios, pero realmente igual la culpa era mía por esperar eso en un lugar así. "Pero esta noche parece que tuve suerte".

Escuche lo que dijo Lilith, llevaba unos meses en el burdel procedente de una taberna, aunque algo paso cuando pretendía comentar el motivo de ese cambio, trato de cambiar de tema, no había que ser un adivino o un vástago para darse cuenta de ello, solo en la expresión de su cara y esa pausa eran más que suficiente. "Vida corta y querer aprovecharla" por un segundo eso me traslado a mi vida en La Toscana, cuando simplemente en mi cabeza estaba disfrutar el hoy, corriéndome grandes fiestas, disfrutando de ellas antes de que pasara mi juventud, temiendo envejecer. Sin embargo ahora la visión era distinta, poseía la eternidad, pero esta puede ser muy dura.

Rápidamente desterré ese pensamiento, los sentimientos eran un problema, al menos para mí no me gustaba dejar manejarme por ellos. Bueno al menos tenéis un deseo que os motiva, creerme que eso os hace más rica que la mayoría de los que están aquí, una vida sin eso es una vida vacía. Comente a la chica mientras acababa la deliciosa copa. Pero por favor Lilith sentaros a mi lado, hoy permitirme haceros mi invitada. Comente mientras me hacía a un lado en aquel sofá, para que ella tomara asiento, parecía que tenía cosas que contar y yo estaba con ganas de seguir escuchando y quien sabe luego volver al juego de antes.

Levante la mano llamando al encargado, este no tardó mucho en venir. Por favor traerme una botella del mejor champagne para la dama, a mí una botella de licor que ya conocéis. Ah por cierto la señorita esta noche será mi invitada supongo que no os molestara. Le dije al encargado, aunque en principio se quedó parado parece que se dio cuenta del beneficio que estaba sacando, cuando dispuse un par de billetes por los gastos. Este con una sonrisa y tomando los billetes se alejó, en busca del encargo.

Disculpadme no trato de ofenderos, conozco que este es vuestro trabajo, por lo que me gustaría que aceptarais esto, solo por seguir la charla. Dije a Lilith mientras le daba una cantidad de dinero, no quería que aquella chica perdiera dinero por estar conmigo, conocía el valor de este vil elemento en el mundo de hoy en día y ella no parecía que pudiera permitirse el lujo de perder un día de labor. Aceptadlo por favor, tomarlo por tener esta noche la exclusiva de vuestra atención.

"Una vida sin un deseo, es una vida vacía" esa frase le retumbo por la cabeza algunos instantes y se apresuró a contestar.

-¡Pero claro! No pienso quedarme aquí para siempre... una vez que cumpla mi objetivo pienso dejar el lugar. -le dijo para después acercarse un poco mas a el por encima de la mesa -Aunque me divierte lo que hago y aprovecho el dinero, no es mi principal motivo para estar aquí.

El hombre le sugirió hacerla su invitada, lo cual la hizo sentir muy bien, eso era lo que merecía alguien como ella. Lilith sonrió e inmediatamente se sentó a lado suyo mientras el hombre pedía un poco mas de alcohol, por un momento se preguntó a si misma si debería beber en horas de trabajo y estuvo a punto de rechazar la oferta... pero nunca se presentaba una oportunidad como esta en la que le invitaran del mejor Champagne y además ¿Cuando volvería a surgir algo como esto?

Toda la atención del hombre ahora era suya, por fin había logrado lo que quería... ¿Y ahora que seguía? Sin duda, Lilith tenía que disfrutar de su victoria y no dudaría en actuar como su invitada de ahora en adelante. Aunque... ahora su anfitrión le ofrecía dinero.

-¿Acaso usted suele darles dinero a todos sus invitados siempre? -lo miró a los ojos pero sin molestarse. -Yo estoy disfrutando mucho de esta pequeña charla, y debo admitir que su comportamiento conmigo al convertirme en su invitada me ha dejado algo halagada por lo cual aceptar eso que usted me ofrece sería un aprovechamiento de mi parte.

La chica acepto mi invitación, sin pensárselo mucho, suponía que muchos le habrían dicho algo similar, aunque mi objetivo no era el que ella suponía, al menos eso creía. Ahora ella estaba a mi lado, en un momento pareció que dudaba si estaba bien o mal aceptar, aunque por su sonrisa pareció decidirse por lo aceptar.

Las palabras rechazando mi dinero por el tiempo de Lilith me dejaron algo perplejo, si bien era mi invitada, también estaba trabajando, pero saco orgullo rechazando esos billetes, eso fue algo que me gusto, si algo valoraba siempre era el orgullo, aunque a veces un orgullo desmedido también es malo.

Entiendo, tenéis razón Lilith, os pido disculpas. Bueno decidme ¿Tenéis alguna afición, algo que os guste hacer? Pregunte a la mujer mientras miraba la sala, notaba algunas miradas de otros caballeros algo molestos, quizás fuera por tener para mí a Lilith. Aunque también alguna chica pude notar miradas hacia Lilith, supongo que las envidias existen en cualquier lugar y profesión. Me acomode en el sofá, dejando el bastón y mi sombrero a mi izquierda en el sofá, para que no molestaran.

Por cierto he notado algunas miradas, creo que algunos de los caballeros de la sala me odian ahora mismo. Comente a la mujer con tono dulce y algo jocoso.

Rápidamente el hombre pudo comprenderla y no insitió mas con el dinero, sin embargo él seguía interesado en ella.

-¿Afición? Pues solamente vivir como me plazca sin seguir las reglas de la sociedad que por cierto, es muy aburrida... -le dijo con un tono de voz de fastidio, pues de tan solo pensar en como las demás mujeres vivían tan apegadas a todas esas reglas que se les imponía, le causaba algo de repudio. Todas casadas a la fuerza y sin esforzarse por sacar adelante su vida, simplemente dedicarse a los deberes de la casa y salir cuando el hombre se los permitiera... no quería eso para ella.

El hombre interrumpió sus pensamientos al hablarle nuevamente, pues efectivamente estaban siendo atacados por muchas miradas desaprobatorias del resto de la gente en el burdel.

-Me he acostumbrado ya a las miradas de mis compañeras, no me llevo bien con ellas ¿sabe? Y yo que usted me cuidaría a la salida de esos hombres celosos... podrían matarlo por estar con la mujer que ellos deseaban -le dijo mientras lo miraba en forma amenazadora para inyectarle un poco de miedo pues ya se sabía que la mayoría de los hombres ricos que habitaban el lugar eran personas de la mafia pura que se atrevían asesinar sin ninguna compasión a cualquiera que no fuera de su mas mínimo agrado.

Pronto llegaron las bebidas pedidas anteriormente y el mesero prosiguió a servirlas en copas, fue entonces cuando Lilith se dio cuenta que aunque se estaba pasando un rato agradable aún no sabía quien era aquel caballero con el que compartía la noche.
-Por cierto... ¿Puedo saber el nombre de vuestro anfitrión esta noche?

Al parecer la chica tenia ambiciones y era algo rebelde, no le gustaban las normas, las reglas de comportamiento. Pobre al final todos nos debemos a alguna de ellas, sino simplemente somos eliminados por quienes protegen esas normas. Hasta entre los míos existían normas inviolables, pero me gustaba esa actitud "¿Alguna vez tuve yo esas ideas?" me preguntaba ya apenas me acordaba si es que fuera así.

Querida siento decir que todos nos debemos a unas normas y reglas, hasta los reyes. Cierto es que cuando posees dinero y poder, esas normas son más flexibles. Conteste con un tono amable. Aunque estoy de acuerdo en que algunas mujeres se comportan como perros falderos y es una lástima, pero se dejan llevar por las comodidades que ello las supone, o por una educación orientada hacia eso. Esto me hizo recordad a mi creadora, una mujer con carácter e independiente.

El intento de provocarme miedo con su mirada mientras me hablaba me hizo gracia, soltando una ligera carcajada. Tener miedo de esos caballeros algunos obesos, que eran mafiosos y podían matarme "Por el bien de los caballeros esperaba que no fueran tan osados". Gracias por vuestro consejo lo tendré muy en cuenta, espero poder volver a mi hogar sin altercados. Conteste a Lilith con cierta ironía y mostrando una ligera mirada heladora, por un segundo.

La última frase de la chica me hizo darme cuenta mi falta de educación no me había presentado, enfrascado en la conversación se me paso, un error imperdonable. Oh por favor disculparme, mi nombre es Gianluca Audittore un placer. Le digo mientras me pongo en pie y hago una reverencia, para sentarme luego.

El mesonero trajo las bebidas y luego volvió a irse, dejándonos tranquilos, me dispuse a servir una copa a la chica y una de licor a mí. Pues una de mis aficiones es el arte, me impresiona ver como personas son capaces de realizar semejantes obras de arte. Debo reconocer que soy algo negado para el arte así que solo me queda admirar las obras de otros. Le digo a Lilith a la vez que le acerco una copa con champagne.

Lilith se sintió ofendida por un momento al escuchar que le llevaban la contraria, pues ella no quería ser 'parte del ganado' y dejarse guiar por un montón de reglas estúpidas, sin embargo el siguiente comentario acerca del comportamiento común en las mujeres, hizo hacerla relajar un poco mas... No estaba del todo en su contra.

El hombre con el que estaba no tardó en presentarse minutos después.
-Gianluca Audittore... -susurró repitiendo el nombre -estoy segura de haber escuchado ese nombre antes por la taberna o por estos lares. ¿Es usted dueño de algún famoso lugar?

Muy amablemente Gianluca sirvió un poco de bebidas para ambos mientras le escuchaba hablar sobre sus aficiones al arte, algo de lo que Lilith no sabía mucho.
-Es una pena que yo no sepa mucho sobre arte para poder compartir opiniones acerca de grandes artistas -comentó mientras aceptaba la copa de champagne -Pero si algún día se animara a intentar pintar algo por usted mismo, yo estaría dispuesta a ser la modelo de ese futuro gran pintor... Gianluca Audittore -dijo sobresaltando su nombre y alzando la copa para brindar.

Al parecer que le llevaran la contraria no le era muy agradable, al menos eso pude apreciar por un segundo cuando le hice mi comentario, aunque no duro mucho. La fiesta continuaba en aquel sitio, risas, voces y música alegre, amenizaban el sitio, mientras yo compartía unas copas con una joven dama con carácter.

Cuando escucho mi nombre pareció que le sonaba. Oh no querida no poseo un lugar como este, soy dueño de un bufete y de algún negocio más, aparte de unas tierras. Intuía que quizás quisiera saber el volumen de mi cartera o quizás hubiera algún otro Gianluca en la zona, aunque no era un nombre usual en estos lares. Pero bueno uno siempre está abierto para invertir en negocios, siempre que den ganancias. Acabo por decir guiñando un ojo, ciertamente estos locales parecían dar ganancias a sus dueños, por lo que en un futuro quien sabe.

La gente continuaba moviéndose, alguna chica bailaba insinuante para otros caballeros, la noche se veía que era movida en el lugar, un amago de pelea al fondo me hizo centrarme un poco en aquella zona, pero nada solo fueron unos gritos, así que mi atención volvió a la mesa y a la mujer a mi lado.

Vaya no me atrevería a mancillar el arte, ni vuestra belleza intentando pintaros en un lienzo. La verdad que tampoco soy un gran entendido en arte, pero se lo que me gusta y que no, al final eso es lo que importa, tener claro lo que le gusta a uno mismo. Le digo a Lilith acercándome un poco a ella, poniendo mi boca cerca de su oreja derecha, dejando que pueda oler mi perfume. Por ejemplo vuestros ojos me gustan, vuestras mejillas también y vuestro cuello resulta realmente atractivo. Le susurro mientras acaricio su mejilla bajando hasta el cuello, en su parte izquierda para luego volver a mi sitio y tomo un sorbo de mi copa, que se quedó vacía, asi que procedo a llenarla para seguir brindando con Lilith.

Ella cada vez se sentía mas cómoda con el caballero que acompañaba, notaba que sabía apreciar su belleza y no quería desperdiciarla pintando algo que quizás no pudiera quedarle bien. Le agradaba que las demás personas supieran apreciar la belleza y la sensualidad que ella poseía.

Una pelea se presentó cerca de donde se encontraban ambos charlando, pero Lilith no prestó mucha atención ya que estaba acostumbrada a ese tipo de actos a altas horas de la noche cuando los demás hombres se ahogaban en tanto alcohol, además de que en esta ocasión no había ninguna mujer de por medio, algo que le molestaba mucho ya que a veces esos hombres se atrevían a golpearlas y humillar a sus compañeras cortesanas frente a todo el público.

Tan pronto la atención de Gianluca volvió a ella, se apresuró a hablarle con algunos halagos mientras se acercaba a su oreja. Un suave y relajante aroma inundó su espacio mientras aquel hombre le decía palabras seductoras al mismo tiempo que acariciaba su cara y bajaba hasta su cuello. El sentir de su tacto le hizo sentir un pequeño escalofrio agradable que recorrió su espalda.

-¿Mi cuello, monsieur? -le dijo algo sorprendida con una leve sonrisa marcada en los labios... aunque le gustaba lo que acababa de escuchar, ese halago era algo nuevo para ella. ¿Quien se sentiría atraído por el cuello de otra persona? -Dígame, ¿Porque le atraería mi cuello?, ¿Tiene algo significativo para usted acaso? -preguntó sin perder su toque seductor y mientras seguía bebiendo de ese delicioso champagne que le había invitado Audittore.

Lilith ignoro el altercado que ocurrió parecía que estaba acostumbrada en aquellas situaciones. Lo que no parecía que le molestara, más bien lo contrario eran mis palabras y caricias. Era de esperar esta era otra parte del juego, de nuevo me encontraba en aquella situación con la mujer, lo cierto que el juego de la seducción era algo que me encantaba, nunca era igual, a veces podías estar cerca del objetivo y una frase te hacia retroceder varias casillas.

En este caso parecía que mi rival estaba a gusto. Vuestro cuello se asemeja al de esos bellos animales, los cisnes, largo y esbelto, os dotá de un porte elegante. Susurro de nuevo a Lilith. Tan sensual como vuestros carnosos labios, esos ojos luciendo como luceros en la noche, un curioso pelo. Me gutan muchas cosas de vos querida, al menos de lo que pude ver Acabo de decirle, con tono insinuante y picaro, mientras tomo un sorbo de mi copa.

La música volvió tras el altercado que ocurrió unas mesas más allá y todo volvía a la normalidad, la música comenzó de nuevo así como las risas de mujeres y hombres. Me senté en mi sitio, ahora dejaría que la chica actuara, veríamos si la tigresa que parecía ser volvía, o simplemente era una gatita. No podía evitar estar feliz con este juego, aparte de que si algo me gustaba eran las mujeres bellas y en este caso me encontraba junto a una, además de tener un carácter que me atraía.