Champagne, bailes y algo más... (Rita Anasztázia Kövér)

por **Lisbeth Vaughn** Miér Abr 23, 2014 12:40 pm

Observaba como la luz de las velas reflectaba sobre los cristales rusos, que pendían del candelabro estilo araña. Su rostro, afirmado por su mano nívea y fría, miraba sin punto fijo. Una mueca con sus labios y sus dedos de la otra mano jugando con sus cabellos denotaban un momento de lo más aburrido.

La misma gente, los mismos temas de conversación; mujeres con vestidos vaporosos, peinados extravagantes, maquillaje pronunciado y risas flotando por todo el lugar. Sus sentidos parecían querer explotar y las ganas de beber aquel elixir carmín, se acrecentaban a cada segundo que pasaba cerca de ellas. Se regañó el hecho de desear beber en aquel lugar, tan poco discreto y es que sólo imaginarse caer sobre aquella piel sonrosada y tierna provocaba que la punta de sus colmillos de extendiera hasta rozarle la lengua.

Se levantó tratando de espabilar su mente y se acercó a uno de los mesones de bufete, cogió una copa de champagne con unas guindas en su fondo. El color era llamativo y aunque sabía que le sabría a nada, lo llevó a sus labios pintados de carmesí, dejando que su mente jugara imaginando que provenía de alguna mujer, en lo posible doncella.

Se dejó caer liviana sobre uno de los sofás, que estaban elegantemente cubiertos con sedas y organzas de color plata y marfil, acarició la tela notando lo suave y sensual que era al tacto.
Llevó nuevamente la copa a sus labios, bebiéndola de una sola vez, mordiendo las guindas que resbalaron a su boca al terminar el líquido.

Giró su vista al percibir aquel aroma característico de su especie y no sonrió para si al notar que no estaba equivocada. Unos cabellos de cobrizo brillante aparecieron como halo, guiados por una figura esbelta y de avanzar ligero, como si flotara.

" vaya... quien pensaría que íbamos a encontrarnos por aquí..."

Se puse de pie rápidamente, dejando que la copa vacía rodara por la alfombra. avanzó de la misma forma, aunque con esa cualidad liviana y etérea que las féminas de su raza poseían y que era tan atrayente para los humanos y muchas veces entre ellos mismos.

Se puso tras ella y cogió un mechón de su cabello color fuego con delicadeza.

-Veo que viniste a divertirte... querida.

Su voz escapó de su cuerpo melodiosa, con un toque trémulo que era difícil de notar por los demás.

por **Rita Anasztázia Kövér** Miér Abr 23, 2014 3:14 pm

Rita debía aceptar que desde su llegada a París las cosas habían mejorado un poco, especialmente por que había conocido a un par de vampiresas y vampiros que para su gusto hacían un excelente papel de conocidos e incluso amigos lejanos. Suponía que así era como se empezaba en una socialité completamente diferente a la que se había acostumbrado en Hungría, en donde ella hacía parte de los conocidos más no de los recién llegados. Aquella noche estaba invitada a una fiesta de alguien con cierto renombre en la ciudad, algo que por nada se perdería.

Se colocó un delicado vestido negro, unos zapatos del mismo tono, relucientes rubíes y dejó que organizasen su cabello en un simple tocado que dejaba escapar algunos mechones ondulados de su cobriza cabellera, un contraste perfecto para el color del vestido y claro, su pálido tono de piel. Salió de su casa en el coche que recién había adquirido y se dirigió al Palacio Royal en donde la fiesta se llevaría a cabo.

Llegó allí pasada la hora de inicio de la fiesta, sólo veinte minutos tarde todo un récord para la vampira, ya que siempre llegaba tarde. Entro al lugar, saludando con delicadeza y elegancia a cada una de las personas que había en la entrada, pequeñas reverencias de aquí a allá, un saludo para los anfitriones y ya estaba adentro. Al parecer no era un evento exageradamente grande como el que se habría esperado, pero era mejor así, le daría tiempo para acostumbrarse.

Todos allí eran humanos, o al menos eso le pareció en principio. Todas aquellas doncellas y todos esos jóvenes destilaban un aroma que a Rita parecía volverle loca, podía imaginarse el sabor de su sangre, aquél líquido tan preciado y deseado, la calidez de esta, el placer de beberla, todo aquello empezaba a agobiarla, aún si sentía que debía controlarse. Fue entonces cuando sintió un aroma diferente en la habitación, uno propio al de un vampiro o vampiresa, lo que significaba que aún después de todo no estaría sola en aquella fiesta. Continúo caminando hasta que al detenerse escuchó una voz vagamente familiar. Sonrió de medio lado y miró hacia atrás encontrándose con la rubia.

-Así es, aunque nunca me imaginé encontrarte aquí, encanto. -Comentó, dándose la vuelta aún con una sonrisa, para acercarse a la mejilla de la chica y depositar un suave beso en esta, algo que Rita llamaría un gesto de familiaridad. Mantuvo la sonrisa, en lo que observaba de reojo el lugar, buscando alguna "presa" de la cual beber.

por **Lisbeth Vaughn** Miér Abr 23, 2014 3:36 pm

De todas sus congéneres nunca esperó que Rita Anasztázia estuviera en París. La Había conocido en uno de sus tanto viajes a la Europa antigua. Recibió con placer aquel ósculo en su mejilla, hielo contra hielo, como si una brisa hubiera pasado rozando su piel.

-Pues vuestros ojos no te engañan, aquí me tienes y déjame confesar que tu presencia me ha sacado del horrible aburrimiento que son estas fiestas...

le cogió del brazo llevándola hasta uno de los rincones donde un sofá de elegante diseño estaba libre.

-acompáñame, tal vez podamos planear juntas cómo darle una vuelta a esta situación, tú sabes, divertirnos un poco, me sigues?

Se fijó en como Rita miraba de reojo el ambiente, buscando de seguro alguna presa fácil y atractiva. Lisbeth sabía muy bien que la mezcla perfecta para pasarlo de maravilla para los vampiros como ellas era la noche, sangre y el roce de la piel...

Se mordió el labio. Encontró a la distancia la imagen que estaba esperando, cerca de los ventanales se reunía un grupo de hombres a conversar, el tema no era lo importante, el foco era uno de aquellos seres cálidos y de carne tierna. Un hombre de cabello castaño y piel Blanquecina, de buen porte y de apariencia juvenil. Al parecer no había notado cuán bien ella lo estaba observando, tal como deseaba. Atacar de sorpresa y sin sospecha era lo ideal.

- Dime mon Cherie... ¿qué te gustaría hacer?- Sus ojos celestes se posaron en los de la pelirroja, su amiga era hermosa y coqueta, así que de seguro ya tenía algo en mente, le emocionaba el pensar lo bien que podían pasarla, atacar en grupo de dos siempre era algo divertido y fácil.

por **Rita Anasztázia Kövér** Miér Abr 23, 2014 5:10 pm

Para Rita fue toda una sorpresa encontrarse con Lisbeth allí. Era cierto que le conocía desde hacía bastante tiempo, pero pensó que jamás le volvería a ver, o al menos no se la imaginó en París. Si quería ser sincera la presencia de aquella chica le había arreglado además de alegrado la velada, pues para su suerte compartía muchas opiniones con ella.
Sonrió una vez más, mientras le seguía por aquella fiesta en lo que parecía una búsqueda por un lugar cómodo para sentarse y hablar.

-Me alegra que no me engañen. Bueno, pues entonces si mi presencia te ha salvado del aburrimiento deberíamos hacer de este encuentro de uno memorable, así como sugieres Lisbeth querida. -Sonrío, un poco de sorna y malicia se asomó en su mirada pues bien sabía que era lo que significaba un encuentro memorable y diversión para un vampiro, sangre y lujuría. Acomodó sus ropas y su peinado, dejando que el escote del vestido fuese algo más notorio. Fijó entonces la mirada en un grupo cercano de hombres, parecían hablar de lo típico, negocios. Pero eso para Rita no significaba ningún impedimento y mucho menos para su acompañante.

-¿Qué te parece una divertida velada de excesos?. Estoy segura que entre las dos es más que suficiente como para doblegar a todos estos humanos y humanas. -Comentó con algo de emoción mientras se paraba del sofá, con la elegancia y delicadeza que tanto le caracterizaba. Empezó a caminar entonces hacia el pequeño grupo de hombres, despacio para que así la chica le alcanzara. Había fijado sus coquetos ojos en un hombre de cabellos claros, altura destacable, elegancia y de apariencia jovial, además de destacarse por su buena condición física, probablemente un aficionado a la equitación. Por ahí sí que podían empezar. Echó un vistazo hacia atrás, se detuvo y esperó a que Lisbeth le alcanzara, esas cosas debían hacerse al tiempo y en equipo.

por **Lisbeth Vaughn** Miér Abr 23, 2014 8:10 pm

Sonriò ante los comentarios de su amiga y decidida a ponerse a la altura la siguió, levantándose del sofá y caminando tras de ella, cogió la amplia falda de su vestido para no pisar sus zapatillas de raso. El foco de atención eran aquellos hombres que conversaban de forma amena y entusiasta. Ambos eran muy atractivos, tanto físicamente como por la sangre cálida y deliciosa que corría por sus venas.

Amabas se detuvieron frente a aquellos hombres, Lisbeth tenía bastante carácter y experiencia abordando temas de hombres, por lo que decidió comenzar el dialogo, no sin antes realizar una reverencia elegante y femenina.

-Buenas noches caballeros, los veo interesados en la conversación, es acaso una interrupción molesta el que vengamos a sumarnos a ella?

Los observó quedarse perplejos y dando señales con las manos que no era una molesta el recibirlas. Se ubicó junto al castaño; era alto y corpulento, tal como le gustaban. Miró a Rita, hablándole con los ojos.

Aquella caza no sería compleja. El rubio se había acercado a su amiga pelirroja, saludándola dándole un beso en su mano, a lo que el castaño, algo más atrasado imitó saludándome de igual forma.

- Soy Lisbeth Vaughn y ella es mi amiga, la señorita Rita Anasztázia Kövér.

El castaño procedió a acercarse más, presentándose y luego a su amigo.

-Mi nombre es August Le Brion y mi amigo presente es Luis Van Fontaine, es un gusto su compañía, no imaginé que unas damiselas pudieran interesarse en entablar charla con unos caballeros algo aburridos como nosotros.

No despegué mi mirada celestina de la verde de August, era realmente atractivo, sin embargo no olvidaba que era humano y pronto estaría siendo parte de mi cena y tal vez de algo más.

- No auspicie el futuro de esa forma, nosotras disfrutamos de la compañía interesante y nos interesan los temas con aroma a tabaco y metal, no es así mon amie Rita?.

Me acerqué al castaño, marcando mi terreno.

por **Rita Anasztázia Kövér** Jue Abr 24, 2014 8:10 pm

Con una pícara y llamativa sonrisa se acercó a los hombres que anteriormente habían mencionado con Lisbeth. Muy amablemente ambos caballeros se presentaron aunque debía admitir que la elección de su compañera parecía algo lenta y torpe en comparación de la suya quién inmediatamente tras la introducción de August había tomado con delicadeza su mano y posado un beso en la misma a forma de saludo. -El gusto es nuestro, Monsieur Le Brion y Monsieur Van Fontaine. ¿No es así Lisbeth?. -Comentó, observando de reojo a su presa de ojos oscuros y penetrantes con una media sonrisa marcada en los labios. Se mantuvo concentrada un rato en los demás acompañantes que parecían alejarse a medida que la conversación entre August, Lisbeth, Luis y ella misma avanzaba, dejándoles completamente solos a los cuatro, suspiró y miró nuevamente a la chica atendiendo a su pregunta. -Así es Lisbeth. Es muchísimo más interesante hablar de negocios y temas políticos que de los últimos matrimonios que ha visto la ciudad, un tema recurrente en damas de nuestra edad.

Rita rió con delicadeza, llevando sus pequeñas manos a sus labios únicamente para cubrirlos como un gesto de educación y vanidad, al tiempo se acercó un poco más al rubio presionando "accidentalmente" su cuerpo contra el de él. Luis como era de esperarse reaccionó algo sorprendido y automáticamente se disculpó pensando que había sido su culpa, aunque claro era el deber de Rita el reaccionar como toda una dama y disculparse, argumentando que no importaba aquél pequeño roce inoportuno que sabía había provocado más de una reacción positiva en el muchacho. -Aún así, espero que no sea inoportuna mi pregunta. ¿A qué negocios se dedican señores?. Creo que a Lisbeth y a mi nos encantaría saber de aquello, es probable que nuestras familias puedan apoyar o hacer inversiones en los mismos ¿No te parece, Lisbeth querida? -Aquello lo dijo con algo que parecía ser un entusiasmo desconocido incluso para la misma Rita, aunque aquella era una de sus habilidades, actuar de tal manera que incluso algunas reacciones o emociones mostradas resultaban increíbles para ella.

Pretendió continuar la conversación, hasta que de forma inesperada Luis le invitó a bailar, sugiriéndole también a su compañero August que hiciera lo mismo con Lisbeth. Rita asintió tranquilamente y se alejó de la pareja restante no sin antes guiñarle un ojo a su amiga, al parecer la velada sería más emocionante de lo que esperaba.

por **Lisbeth Vaughn** Vie Abr 25, 2014 8:42 am

August notó mi presencia al acercarme, me percaté cuando tragó saliva de forma demasiado perceptible. Sonreí y no aparté mi vista de la suya. Quería que notara mi interés por él, la noche era breve y el hambre carcomía mi interior.

-Ehm.. Nosotros somos inversionistas bancarios, somos socios del banco Internacional de Zurich...

De pronto su amigo lo interrumpió de sorpresa, mencionando lo aburrido que sería escuchar eso para nosotras. Miré a Rita de soslayo, al parecer ellos estaban avanzando nuestra labor y mi querida amiga no se quedaba atrás, estaba pegada como imán al cuerpo del humano cabellos de sol.

Luis cogió la mano de Rita y la guió al salón de baile, la cuál aceptó

-No quiero presionarla...ni hacerla sentir mal... yo

Lisbeth le sonrió y lo cogió del brazo. Llevándolo a donde fluía la música. Le pareció que aquel hombre no era más que un adolescente con aires de adulto, una ternura llena de sangre dulce y apetecible, no sería difícil la conquista y tal vez hasta se aseguraba un esclavo por unos días.

-Vamos, quiero bailar...

El rostro de August se tiñó de rojo, resaltando más el verde de sus ojos. Avanzó con ella de forma lenta, como si estuviera meditando que decirle.

-La verdad es que...la he visto un par de veces en estos eventos... usted es muy hermosa.

Lis se gira para posicionarse y bailar de esa forma tan poco cercana, que da el baile de la época, giros y vueltas y vuelta a girar.

-muchas gracias... pero sólo eso quieres decirme?, no sea tan tímido, que en este momento mi mente imagina cosas más interesantes, con usted incluido.

Se acerca de forma insistente, siendo recibida con igual intensidad por el hombre.

"Que forma más incongruente de mezcla eres...apariencia varonil y emociones a flor de piel, deberías protegerte de mejor forma, querido... te voy a comer en un dos por tres."

Miraba a ratos como iba su amiga y al parecer iba más adelantada, el rubio se había atrevido a besarla sin tapujos y ella respondía de igual forma a esa osadía.

sonrió a August.

-Tu amigo al parecer comprende mejor como funciona esto de...pretender a alguien.

Se acercó y le besó los labios de forma delicada, dándole espacio a que le respondiera de forma más atrevida.

por **Rita Anasztázia Kövér** Mar Abr 29, 2014 7:10 pm

De Zurich, que gran invención. Aunque sería raro que un par de mujeres "tan jóvenes" hablasen de negocios y de las inversiones familiares con aquél aire de familiaridad. -Esa es la familia de Lisbeth. La mía tiene grandes inversiones en el área de la bancaria y las artes, además de negocios varios que honestamente desconozco. -Dicho esto se retiró a bailar con si reciente conquista.

La música era bastante agradable y emocionante, aunque debía admitir que los bailes de salón no era lo suyo; era irónico pensando que era una bailarina clásica que había ganado mucha fama en su tierra natal y que ahora se buscaba su momento de fama allí. Suspiró y continúo con aquella perezosa y aburrida coreografía propia de los bailes de salón hasta que por sorpresa su acompañante endulzó sus labios con un fugaz pero atrevido beso el cual la vampiresa correspondió con todo el gusto. Echó un pequeño vistazo hacía atrás y observó como Lisbeth empezaba a bailar con August su compañero, sonrió para sus adentros satisfecha antes de concentrarse nuevamente en el baile, mientras charlaba un poco con Luis.

Le sorprendió lo bastante interesado que estaba aquél chico en ella algo que hacía las cosas muchísimo más fáciles aunque algo aburridas, aún si debía admitir que era un hombre a la mar de interesante nada en comparación con Matÿas, aquél estúpido que le había arruinado la vida por completo. Suspiró e intentó no pensar en eso, hasta que de forma inesperada el baile la llevó a la retirada terraza en donde se podía hablar más a gusto, sólo esperaba que pronto Lisbeth y su conquista pronto se sumasen a su charla. Aún así Rita consideraba que estaban ganando cierta ventaja, o al menos por su parte ya que si lograba llevárselo a los jardines, podría morderlo un poco para después utilizarlo como esclavo por un rato, después de todo el objetivo era uno:sangre y diversión.
-Al parecer tu amigo August está un poco enredado con mi amiga...pero no te preocupes Lisbeth es una chica fantástica y sabrá entenderle, en cambio tendrás que buscar una mejor forma de entretenerme, ya me he cansado de hablar de inversiones y negocios Luis, a pesar de todo soy una chica de las artes no de negocios. -Soltó, mientras se alejaba un poco regalándole una mirada un tanto provocativa, antes de volver a su lado y besarle con un poco de impetú, aunque nada exagerado o impropio para un lugar como aquél.

por **Lisbeth Vaughn** Jue Mayo 01, 2014 4:11 pm

Lisbeth soltó una risita posterior a la actitud dominante que había tomado August. La estrechaba entre sus brazos como si no deseara dejarla ir, sus manos se tornaron curiosas, dejándo un rastro de calor sobre la piel de su espalda y cintura. Lo miró a los ojos con cierta perspicacia, indagando en aquellas emociones a punto de estallar, como si fuera un adolescente entrando al mundo adulto.

Acarició su piel nívea y suave, como lo era la juventud. su boca comenzó a salivar, tentándose como paja seca con el fuego.

-Tranquilo... no escaparé, mejor; Que tal si conocemos más a fondo el palacio, hay rincones que me gustaría visitar.

Buscó con su vista a su amiga de cabellos de fuego, la que estaba de lo mejor con el jovenzuelo de cabello claros, Rita sin duda era obstinada en cuanto a lo que le agradaba. Iba por ello a como diera lugar y su pareja no hacía otra cosa más que jugársela por ello.

Chocó su mirada con la de ella y asintió mientras le indicaba con sus ojos que ella se dirigiría al interior del palacio, todo debía estar coordinado, no quería interrumpir su diversión y podrían encontrarse al final de la fiesta. Si, tal vez sería lo mejor.

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La sangre corría de forma veloz por el cuerpo de Luis, quien nunca esperó volver a sentirse así, mucho menos en una fiesta del palacio; aquel lugar serio y donde debía de mostrar lo bien educada que era su persona. Sin embargo aquella refinada mujer de cabellos color rojizo estaba hechizándolo lenta y peligrosamente. Su piel estaba fría y la única explicación coherente para ello era por lo expuesta que estaba la mujer en aquella terraza al aire libre.

Su afán de caballero no podía dejar eso pasar y sin olvidar su posición la invita a ingresar nuevamente, sin sacar de sus pensamientos el deseo de entregarle el calor que ella solicitaba sin decirlo; tocó la piel de sus hombros enjutos y delicados.

-Querida, no cabría en la mente del mejor poeta las palabras que mi boca quisiera dejar escapar por accidente, es usted un rubí de exquisito corte e inigualable presencia; debo decir que me siento afortunado y me honraría el que me acompañara esta noche.

La guió hacia el interior del salón para continuar avanzando por el pasillo del ala Norte, que curiosamente llevaba al piso superior, lugar de las habitaciones de visita.

-Prometo que haré de este momento, algo inolvidable, me permite usted?

Bajó su rostro besándole el comienzo del cuello y percibiendo de paso aquel perfume femenino que le impedía detenerse.

por **Rita Anasztázia Kövér** Jue Mayo 29, 2014 5:46 pm

Rita, encantada empezó a seguir el juego impuesto por aquél chico, quién de forma encantadora y galante empezaba a sugerirle aquello que ella tanto deseaba, tanto como la sangre que corría por las venas del chico. Suspiró y sonriente aceptó aquél gesto para volver una vez más al palacio, y empezar a caminar hacía el ala norte del mismo, justo en donde se encontraban las habitaciones de los invitados, esperaba que su acompañante tuviese una, pues al menos por su parte no la tenía, no podía correr aquél riesgo. -Querido, agradezco tu adorable y ferviente invitación, pero dime...¿debo preocuparme por alguna chica que te esté esperando en tu morada? -Preguntó un tanto divertida, mientras apoyaba brevemente su cuerpo contra el del chico, ejerciendo cierta presión en su pecho, provocando de forma "accidental" que las mangas de su vestido se deslizasen hacía abajo, descubriendo un poco más sus hombros.

-Algo inolvidable. ¿Cómo cree que estén nuestros compañeros?, probablemente necesiten algo de nuestra ayuda...pero claro, después de vivir aquél momento tan inolvidable que usted menciona. -Dicho esto presionó un poco más su cuerpo contra el del muchacho, mientras una cantidad de pensamientos lujuriosos se asomaban por su cabeza, excitándola y haciendo que su deseo por la sangre que viajaba a través de aquellas venas aumentase muchísimo más, sentía como lentamente su verdadera naturaleza empezaba a asomarse. Suspiró y cerró los ojos echando un poco la cabeza hacía atrás, mientras dejaba escapar un suave gemido provocado por el beso de Luis. Enredó sus brazos en el cuello del muchacho, buscando nuevamente sus labios y así ofreciéndole un cándido beso a medida que finalmente entraban a la habitación que pertenecía a su presa.

***

August se sentía agobiado por la belleza de aquella chica. Sentía que su corazón latía con una fuerza y un deseo que jamás había llegado a experimentar o imaginar, suponía que así debía sentirse el amor; aquello le resultaba sumamente extraño, pues en base a toda la educación que había recibido a lo largo de su vida, el amor a primera vista o en un primer encuentro como aquél no podía existir, sin embargo el deseo era más fuerte, llevándolo así a olvidar cualquier pensamiento razonable para dejarse guiar por la delicadeza de la piel de aquella mujer.

-Señorita Lisbeth...no sé que tan de acuerdo esté usted con lo que estoy a punto de proponerle... -Dijo el muchacho con una voz tímida y temblorosa mientras guiaba a la joven dama a la parte interior del palacio, no sin antes verificar en donde se encontraba su amigo, Luis quién parecía de lo más encantado con la amiga de Lisbeth. Parecía que Luis al igual que él, empezaba a caer bajo el efecto de la belleza femenina, finalmente su amigo se liberaba y dejaba escapar su galantería y pasión con aquella jovencita.

Una vez en la parte interior del palacio August tomó firmemente a Lisbeth de la cintura y la besó, mientras el deseo libidinoso se escapaba por sus labios para colarse en el cuerpo de la muchacha. La acercó un poco más a él y la presionó contra su cuerpo mientras caminaba y la apoyaba contra la pared al inicio de las escaleras, sus manos traviesas empezaron a acariciar la espalda baja de la muchacha, mientras contraponía con más fuerza su cuerpo al de ella. Finalmente se separó y la tomó nuevamente del brazo, guiándola hasta la habitación que había tomado allí, una vez en esta empezó a repartir besos por su cuello y hombros hasta llegar a su escote, le dedicó una mirada y sonrió, volcándose nuevamente en sus labios, después de recostarla en la cama.

Spoiler:

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