Juegos estos nunca cesan || Hadewish Van Dussel

por Invitado Dom Abr 27, 2014 12:39 am

En el circo gitano cada día encuentras que hacer, desde las prácticas para las presentaciones hasta trabajos individuales en las tiendas gitanas…todo con tal de tener el día ocupado, y aun así los encopetados de los blancos suelen decirnos que somos unos perezosos, vagos o ladrones…incluso mentirosos, nos insultan pero luego vienen a nuestras presentaciones, buscan de todos nuestros servicios y no necesariamente los de leer las cartas, manos o el cigarro sino también de servicios de cama.
En mi caso bueno dependía del cliente, ya que muchos de los que nombraban An era por trabajo de "limpieza" si me llamaban Lans era para trabajar como Gitana y si me decían Ani, bueno eso ya queda clara entre sábanas blancas o de otro color.

En fin, esa mañana mi Nona Katrina, me había pedido que me hiciera cargo de la tienda de ella, pues ahora mi anciana cuidadora tenía asuntos que tratar en la ciudad con alguno de esos estirados ricachones, así que me quede en la tienda, con la música a todo volumen bailando…limpiando y sobre todo arreglando las cosas para la noche y recibir la clientela a mi querida Nona.

La tarde va cayendo y entre una práctica de malabares con los demás y otros trucos que nos enseñan en la caravana la noche comienza a llegar haciendo que todos tomen sus posiciones, Katrina no ha regresado así que la tienda de leer el futuro y los sueños quedará cerrada…aunque me piden que la abra yo, no puedo no quiero que descubran mi mejor escondite y algo les pase así que me niego y me quedo ahí esperando a mi querida "abuela"…el tiempo pasa, la luces se van encendiendo, el ruido de los lanza llamas y de las panderetas surge de lo más recóndito, el llamado del maestre hacia el circo y sus atenciones, cada acto es nombrado incluso un acto sorpresa

-Será la adivinadora de cartas- suspiro y salgo de la tienda parada en la entrada de esta mirando, el viento corre y hace que los vuelos de mi falda comienzan a jugar, mi blusa es ceñida al cuerpo haciendo notar los senos y casi mostrándolos por el escote, las mangas hacia medio brazo mostrando que no llevo corsé por debajo. -Maldita sea a qué hora llegara esta mujer…quiero hacer mi parte en el circo como bailarina y con la máscara- mis dedos repiquetean en mi brazo y miro a los niños correr por todo el lugar…mi número ahí sería de danzar con una máscara ocultando mi rostro por el miedo a ser reconocida.

Los cabellos negros comienzan a bailar al son del viento mientras mis pies van avanzando llevando a rumbo desconocido por el circo gitano…mirando a la gente pasar y reír…viendo cómo se besan y otros se tocan entre la oscuridad de la noche haciendo que mi mente vuele a recuerdos pasados y otros jamás existidos

por **Melanie Dominique** Mar Jun 17, 2014 11:11 pm

Hoy se marcharon los Van Wijs, o quizá ayer, no lo sé. Pero la decisión de Benelope había sido algo realmente estúpido y me había ofendido. ¿Una familia... en serio? Esa unión me era repugnante y aunque no tenía el menor interés en regresar a La Haya, tenía claro que no sabía que hacer en París, realmente odiaba también la ciudad pero mis ánimos me dificultaban abandonarla. Aunque, meditándolo mejor algo me ataba aquí, no era un amor, ni siquiera era Benelope o la “familia”, era una fuerza que no podía explicarla, manipularla ni siquiera verla. Era frustrantemente excitante.

—¡Ven, no huyas!— dije a un pequeño fantasma que seguramente no sabía que estaba vivo, pobres y patéticas almas que siempre usaba para mis propósitos. No puedo jactarme de decir que son malignos pero evidentemente no soy una mujer que haga el bien... Por lo tanto, soy complicada. Entré por el callejón donde él penetró para esconderse y tendí entonces mi poder titiritero como hilos invisibles sobre el desdichado y totalmente sometido lo atraje a mi. No lloraba, no podía llorar y supe que sabía que estaba muerto, que era un fantasma y lo que yo era, lo supo mucho antes de que yo lo controlara. —¿No quieres jugar?— le sonreí con malicia y lo introduje a un pedazo de metal que se encontraba tirado no muy lejos de mi y ahí, siendo un pedazo de hierro lo alce sin tocarlo, flotaba de un lado a otro haciéndome sonreír.

A ese metal que tenía la forma de una hoja, comencé a darle nueva forma, lo doblé hasta que formé una bola mal hecha y empecé -sin tocarla- ha hacer malabares, era entretenido sobre todo por el hecho de tener prisionera un alma en ese insignificante objeto. Caminé, y caminé sin dejar de hacer lo que haceia y vislumbre a lo lejos el gran Circo Gitano. Dejé caer la pelota metálica y capturé a todas las almas a mi alrededor convirtiéndolas en luces redondas que hice girar a mi alrededor al tener mis manos ligeramente alzadas al frente, así como los cristianos rezan a ese falso Dios que causa más estragos de los que resuelve. ¡Ah, cómo debieron ser los tiempos en los que se adoraban a los Dioses Nórdicos!, era lamentable que Benelope pese a ser una vampiro de un par de siglos haya vivido el Cristianismo, puff, pero que se le haría. Y aunque era consciente de la existencia de algunos grupos paganos no me sentía con intención de unírmeles, después de todos cuando los grandes problemas llegan a sus puertas tristemente corren a los brazos del Dios Cristiano... que patéticos.

Me dirigí entonces al circo ordenando a un par de almas que ya estaban controladas por mi poder se adentraran y me avisaran de algún posible ser que pudiera descubrirme haciendo mis juegos con esas almas; que, aunque no me importaba realmente lo que pensaran no siempre era conveniente y eso lo sabía, no era una tonta impulsiva... bueno, no siempre. Cuando entré por la carpa hasta los pasillos que conducían a las gradas, justo del otro lado pude contemplar a una hermosa gitana que me robó el aliento, una morena delgada, su cabello negro danzaba, era como una ninfa griega. Tenía que llamar su atención, así que mandé un alma que se adihrió a la falda y antes de que pudiera manipular esa falda con mi poder titiritero, me hice de una máscara que una joven poseía en una grada a mi costado derecho. Sin que ésta se percatara del robo di un par de pasos sin salir completamente al escenario o al límite de las gradas.

Alcé ligeramente mi mano como lo hace un titiretero a la hora de hacer bailar el titire, luego, hice que las almas se rebelaran como luces a mi alrededor, jalé la falda con mi poder haciéndola caminar un par de pasos al frente y finalmente me oculté trás la máscara para no revelarle mi rostro. Mi vestido no era distinto al que usaban las gitanas por lo que fácilmente me podría hacer pasar por una de ellas y con la luz colorida a mi alrededor convertían el vestido en una gran pieza digna de la princesa de los Países Bajos.

por Invitado Vie Jun 27, 2014 10:36 pm

El viento jugaba con todos los asistentes al lugar, en aquel sitio jamás había aburrimiento ni tristezas todo estaba lleno de vida y algarabías con la música de los gitanos que van resonando por cada rincón del lugar así como las risas de los niños que corren en direcciones opuestas, todo es parte del truco, atrae gente para que se divierta y olvide la vida agitada de la ciudad y para ello siempre hay espectáculos elaborados y divertidos desde juegos hasta arriesgadas prácticas con objetos punzantes.

Entre las personas que ajetreaban la vida dentro del circo, me abría paso lento por ellas riendo y saludando con un guiño o un movimiento de la mano, estaba más alejada de todos ellos de lo que suelo pasar en las mañanas, busque incesantemente con la mirada a mi nona, aquella vieja gitana que atendía la tienda de “adivinadora”, entre bufidos maldecía a la mujer porque el tiempo pasaba y lo estaba perdiendo en vez de estar cambiándome y practicando para el numero de la cuerda floja con danza y máscaras, era parte de los contorsionistas gracias a la flexibilidad de mi cuerpo en ciertos movimientos que uso para realizar “otros” trabajos, como robar.

El Robar esta tan de moda pero pocos lo hacen con seudónimos como el “El zorro de plata”, un hombre que roba lo que sea sin dejar huellas ni ruidos a su paso, hombre? Ja, si era una fémina, una gitana como yo que era más bulliciosa que nadie.

El viento comenzó a cambiar de dirección se estaba tornando más fuerte y frío como si llamara a alguien o algo lo estuviera haciendo cambiar, como si las manos de la muerte tirara de los hilos de las ventiscas para volverlas más bramantes y así asustar a todas las almas que allí buscaban diversión, mis cabellos se alborotaron más que antes y algo extraño paso, un tiró a mi falda me hizo voltear, nuevamente el tirón que guiaba la tela con fuerza a la carpa central donde se llevan a cabo las presentaciones, nuevamente el tirón se hizo más fuerte para hacer que mis pies dieran unos pasos, cerrando los ojos negué avanzando en dirección de donde “aquello” me guiaba, poco a poco iba sintiendo en la tela que cedía los tirones, quizás porque había cumplido, sea lo que fuera, su objetivo.

Al llegar a la entrada mis ojos van al centro, aun no estaba lleno del todo el lugar pero ya se podía ver gente, familias, solteros, amantes, de todo lo que da esta maldita ciudad, cada uno de ellos ansiosos por ver cada acto que el anunciador pregonaba por las calles y por el mismo circo, miré las ropas negando –Debería ir a cambiarme en vez de seguir tirones sin sentido- susurré delicadamente hasta sentir la presencia de alguien, era una presencia fuerte y de cuidado, pero ¿Cuándo hago caso a esas sensaciones? Nunca, esa es la respuesta, pues cuando uno escucha aquello se vuelve aburrido mejor arriesgar todo por algo nuevo y divertiro.

Un suspiro profundo dejé salir para luego tomar el aire fuertemente captando el aroma intrusa o “invitada”, una media sonrisa plasmé en mi rostro para luego recargar ligeramente el cuerpo en la entrada de la carpa, los pies cruzados entre sí con la punta del pie derecho repiqueteando en el suelo y la zurda agitando más mis cabellos, mejor dicho acomodándolos luego de la ventiscas –Y? a qué debo el honor, placer, disgusto de ser llamada de esta forma poco convencional? Acaso desea una tirada de cartas? Si así fuera la tienda está por allá y pronto abrirá- la voz tenía el matiz de la tranquilidad, una tranquilidad antes de la tormenta, como un cántico agudo pero grave en las entonaciones necesarias, era una voz calmada opuesta a la personalidad que presentaba en el momento, miré a un lado y ahí estaba una máscara dorada que ocultaba el rostro de una mujer, una mujer cuya aura tenía muchos colores en tonos oscuros, los tonos del peligro y diversión, con una sonrisa viajé la mirada por todo su ser, cuerpo y presencia con una sola pregunta ¿Qué hacía una mujer como ella en un sitio como este?.

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