Soluciones sin encuadernar [Priv]

por **León Braga de Amiano** Mar Abr 29, 2014 12:42 pm

Se había levantado tarde y ya el sol estaba en el punto más alto, rociando su fulgor a las plantas de su jardín y al interior de su habitación en la que permanecía aun en cama. Sentía su cuerpo más pesado que nunca y no porque tuviera un peso encima, con los cabellos castaños, tez pálida y una mirada viperina en su rostro. No dijo nada pues solo suspiro y termino por levantarse de su cama, aquella en la que habían sido limpiados pecados incestuosos con un cuerpo que no les pertenecía. Incontables habían sido las veces en las que se había vaciado en el cuerpo que tenía encadenado en la habitación contigua, pero temía por su hermana.

En la que en esos momentos era su prometida. No se encontraba dormida pues era algo que ya no podía hacer -….echo de menos verte dormir….-murmuro mientras se fijaba en la belleza de su hermana, la observaba y termino de nuevo sentándose sobre las sabanas de aquella cama, rascándose la nuca con lentitud, suspirando y esperando a los suspiros que su hermana jamás emanaría de su cuerpo -…En realidad echo de menos todo tu ser…-Susurro sobre los labios ajenos a cuales beso después con un lento roce.

En realidad sí que tenía ella un cuerpo al que aferrarse y él también, pero a mitad, Penélope no podía con la unión haciendo que la mujer enseguida entrara en histeria y aquello le estaba costando parte de su paciencia y de su carácter el cual no tenía pensado que tuviera tanta aguardando -….Buscare una manera en la que podamos estar juntos….te lo prometo…-Sonrió afable mientras remetía un mechón de pelo del cabello de su hermana y ahora su prometida -….Mi prometida…estaremos…Sé que son promesas de cuentos, pero ansió poder follarte a ti y no a una loca….-Tuvo que reír por lo que dijo-…Iré a la biblioteca aunque dudo encontrar algo que me sirva….de todas maneras no pierdo nada en intentarlo….-Sonriendo se fue al baño para acicalarse, llevándose consigo ropa interior y ropa oscura, en realidad la acostumbrada que solía llevar siempre a la calle.

Finalmente salió de la mansión para subirse en uno de sus lujosos carruajes que le llevarían hacia su destino. Tenía en cuenta el tiempo y que hace unos días había habido un altercado con el mercado y entonces estaban vigilando las entradas y salidas de cada cual que pasaba por la ciudad. Hubo una vez que le pararon pero con sus poderes no hubo nada que le siguiera reteniendo. Ahora, estaba soñando despierto en que quizás le gustaría que su hermana pudiera tener el gesto y el dolor al parir un bebe y ese era su propósito, intentaría devolverla a la vida de una vida aunque fuera magia muy, pero que muy oscura.

-Dios…-León noto como la impaciencia le reconcomía por dentro. Miro por la ventana y vio que el carruaje se había parado de repente, ¿Qué paso? Se estaba preguntando aquel brujo. Al parecer lo que había intuido, estaba pasando, delante del carruaje en el que iba, había habido un accidente, varias personas alrededor y una persona medianamente herida-….No tengo tiempo para esto…-Murmuro para sí mismo hasta que finalmente decidió ir andando. No estaría tan lejos la biblioteca y solo esperaba que no comenzara a llover. No le gustaría que coger un catarro.

por **Brün Rothschild** Jue Jun 05, 2014 8:10 pm

Ella siempre estaba a su lado, aunque en ocasiones no pudiera verle por su misma voluntad, pero él sabía que podía hablarle y ella le respondería con un tono amoroso y encantador, pero en esta ocasión estaba a si lado, sonriendo mientras lo escuchaba atentamente, no sabía si se daba cuenta, pero todas aquellas palabras comenzaban a darle en los más profundo de su ser, ella nunca sería lo suficientemente viva como para poder estar junto a su amado y antiguo hermano, solamente le quedaba resignarse en lo que la vida le había dado. Aunque estaba totalmente muerta, sin un cuerpo verdadero, su amor hacia él era tan fuerte que podía sentir la ilusión del calor de su pecho ante tal amor.

Eran bellas sus intensiones, llenaban de alegría a Penélope, pero sabía que era imposible poder hacer algo como tal, no podía volver a la vida, también dudaba que lo deseara hacer, pero solamente se limito a sonreír, su querido león estaba obsesionado con el deseo que en su corazón gritaba, de cierta forma su ego de engrandecía, porque el cuerpo de una verdadera mujer no había aun cegado completamente al brujo, aun pensaba en ella, no se quedaba satisfecho con el cuerpo de otra, aunque Penélope se encontrara poseyéndola. Aun así comenzaba a preocuparse por las ideas que podría estar rondando la mente de su hermano, se sentía netamente culpable por no poder controlar a la mujer que habían elegido.

Cuando León se fue decidió practicar un poco por sí sola, debía dominarla completamente, le fue fácil dirigirse al lugar en donde su hermano la tenia cautiva, la joven estaba decaída, se podía escuchar su amargo llanto mientras sus manos estaban encadenadas y apenas una fina ropa le cubría su cuerpo, estaba acostada en una mullida cama, sujeta a ella como si fuera un animal en cautiverio. Cuando Penélope entro a la habitación, la mujer la sintió, comenzaba a ser sensible a su presencia, dejo de llorar y su semblante se volvió serio y opaco, se movió un poco y las cadenas sonaron, el estar mucho tiempo sintiendo la presencia de aquel ser sobrenatural la poseía cuando quería, utilizándola como un muñeco de trapo a su voluntad.

―Hola Meredith iremos a dar un pequeño paseo ― le susurro a su oído. La mujer se exalto, ya sabía lo que venía, poco a poco comenzaba a resignarse a la descabellada vida que le había tocado ― Iremos a pasear, veremos qué tal te comportas estando afuera en la calle ―

―No, por favor, no me domines… ― susurro Meredith gimoteando, pero Penélope ya había entrado a su interior, invadiendo poco a poco su mente y partes motoras, había encerrado a Meredith en una gran habitación oscura, sujetada a una silla que estaba incrustada en el suelo, la mente de la mujer estaba atrapada.

Abrió los ojos y se encontraba mirando todo de una forma más mortal, duro unos momentos para sentir la completa dominación del cuerpo, cada vez se le había más fácil, termino quitándose los grumetes que tenia y abriendo la puerta para salir un poco de aquel encierro que tenían las dos mujeres. Eligio uno de los más elegantes vestidos que había comprado su hermano para aquella mujer y con cuidado salió de la mansión, para adentrarse en el gran mundo parisino. Para Penélope era algo extremadamente fascinante, posiblemente si León se enterara terminaría regañada, pero no le importaba, necesitaba sentirse libre, humana, necesitaba demostrarle que podía controlar aquel cuerpo a la perfección, para que olvidara las otras posibilidades que podrían ser sumamente peligrosas para él. No quería terminar viéndolo muerto…

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