Brenna Hayley ID

Abierta y comunicativa, Brenna tiene mucho encanto y magnetismo. Sociable, extrovertida, es simpática, sonriente y agradable. Brenna está hecha para expresarse, hablar, divertirse (su nombre contiene dos letras de valor 3). Por eso busca el contacto y los intercambios, aunque esta no sea una conducta unívoca. En efecto, movida por influencias opuestas (las del 3 y el 4), a veces puede parecer desconcertante. Así, pasa por fases donde, como la cigarra, se inclina hacia la facilidad, las diversiones, los placeres y cierta dispersión…y fases donde, como la hormiga, afronta las dificultades de la vida, es capaz esforzarse, de asumir obligaciones, de dar muestras de seriedad y disciplina. En el primer caso (el más corriente, sin embargo, sobre todo si nació un 3, 12, 21, 30, o si posee un camino de vida 3), incluso puede dar la impresión de una cierta ligereza, como si la vida fuera nada más que un juego. En el segundo caso (menos frecuente, salvo si nació un 4, 13, 22, 31, o si posee un camino de vida 4) dominarán la seriedad y la firmeza. Brenna es una mujer concreta, materialista, que nunca pierde de vista el lado financiero de las cosas. Puede ser una buena mujer de negocios, persuasiva e incisiva, valiente y prudente. De niña, sería bueno tratar de que se desarrollen armoniosamente estas dos tendencias complementarias, sin privilegiar una en detrimento de la otra. Por eso, estimule su creatividad, como así también sus facultades de comunicación, mediante la música, el canto, el teatro, la escritura o las lenguas.

Aunque le gusta aturdirse entre la gente, Brenna aprecia la tranquilidad, la seguridad y la estabilidad. Incluso si a veces le gusta ser sofisticada, también le gusta lo natural, simple, sobrio y auténtico. Deseará construir, particularmente en su vida sentimental. Es cierto que será sensible a un compañero seductor, pero que también debe ser serio. Sin embargo, para agradarle, hay que asombrarla. Seguridad no es sinónimo de rutina: a Brenna también le gusta la fantasía.

Ser sacerdotisa, no es tan fácil como se lo puede plantear uno. Para serlo, tienes que ser célibe, dedicada a Gaia y estar 25 días en ayuno, pero, si no se puede cumplir ninguno de estos requisitos, evidentemente, no puedes darte el lujo de tal cosa. Esto mismo le paso a Brenna.

Desde que nació, Brenna había sido instruida en la disciplina de las espadas y de la guerra ya que su padre no obtuvo un varón,  ella tomaría ese puesto. También aprendió como ser una dama que representara el apellido de los Hayley con orgullo, pero cuando tuvo su primera premonición de pequeña con tan solo 13 años, supo que quería ser sacerdotisa en las montañas ocultas de la hermosa Escocia –a pesar de que ella era Inglesa- y vivir por siempre de la oración en todo momento, pero lo que dijeron sus padres, la decepciono aunque no se opuso a nada. La echarían de casa y bueno, podría seguir con sus planes de convertirse en sacerdotisa, pero hasta la temprana edad de los 20 no podías convertirte o hacer tales sacrificios como estar en ayuno 25 días por ejemplo. Cuando cumplió entonces los 18 años de edad empezó a prepararse a escondidas en las altas montañas del reino Unido, a las afueras de Inglaterra.

Comenzó a tener aptitudes para convertirse en lo que deseaba ser desde pequeña, pero en una fiesta de las muchas que organizaba su padre, aprovecho nuevamente para volver a escaparse hacia las montañas. Fue en ese momento cuando el mejor de los espías de su padre -que había estado siguiendo a su hija desde que empezó a escaparse de casa- la siguió hasta donde se reunía para orar. Aquel espía se quedó pasmado de la belleza de un extraordinario santuario de piedra que estaba adornado con hiedra alrededor seguramente para poder estar oculto del ojo humano. Aquel santuario estaba rodeado por tiras de tela ancha de un color puro, virgen, de un color blanco que daba temor tocarlo por el respeto que el paisaje en sí mismo transmitía. En verdad estaba en terreno sagrado y él mismo, por su naturaleza no podría cruzar el umbral. Observó como el corcel de blanco pelaje de la Srta. Hayley era atado a un poste donde había más caballos del mismo tipo. Vio cómo su señora entraba en aquel santuario y no volvió a salir hasta que alba hizo su aparición. En los primeros días que comenzó a seguirla, aquel lugar había sido un panteón de cuatro columnas y ahora era algo mucho más.

Eran ya más de media noche cuando la vio salir y montar en su caballo, volvía a su mansión para descansar y él mismo la siguió, pero cuando llegaron ambos a los establos, al parecer los criados que estarían acostumbrados a sus llegadas, la cogieron al vuelo cuando la vio desvanecerse sin fuerzas del caballo. Maldijo algo en anglosajón, se acercó a los criados cuando descendió de su propio caballo y tomo en brazos a Brenna, sin importarle las quejas de algunos criados que habían permanecido en silencio por su Srta. Hayley pero para cuando llegaron a la habitación de su “protegida” ella se había despertado como si nunca hubiera estado agotada y él se fijó en la mirada azul de ella. Eran demasiado brillantes para los que acostumbraba a observar de lejos, pero vio que el brillo menguo para convertirse en el iris que si conocía. Pensó que estaría en la cumbre y cuando la dejo sobre su cama, inmediatamente ella cerró los ojos para sumirse en el sueño que se rompería al día siguiente.

Las doncellas hicieron la tarea de sacar al espía fuera de la habitación y cambiar a la joven aprendiz de sacerdote de sus ropas elegantes a unas más cómodas. El espía se quedó en el pasillo, de algún modo pensativo y por primera vez en su vida, parado sin saber cómo actuar o que hacer después. Se había quedado congelado o en blanco por unos instantes pero una alta sensación de tener que proteger a la Srta. Hayley se había vuelto su prioridad. Él era un espía de la mejor clase que hubiera, no necesitaba el amor para sobrevivir pues tenía todas las amantes que quisiera y cuando quisiera.

Al terminar las doncellas en el interior de la habitación, Hayley se despertó y se sentó con la espalda contra el cabecero de la cama. Sin que el espía se hubiera dado cuenta, le había quitado una pluma de su armadura. Ella observo la pluma entre sus manos, negra y en la punta blanca, como si aquel hubiera sido tan valiente de quitarle a un ave sus plumas como recompensa. Las miraba con una sonrisa, que para cuando se dio cuenta, se sorprendió de lo que había pasado. Sentía su corazón acelerado cuando miraba la pluma de ave entre sus manos porque le recordaban al espía de su padre. Negó, no podía ser cierto. ¿Le gustaba un hombre que podría ser su padre?

Al final, con el pase de los años, Brenna descubrió que si se hubiera lanzado a su amor cuando lo supo de verdad, ahora no estaría viuda, podría ser sacerdotisa igualmente, no había que yacer con alguien. Podría haber seguido siendo virgen y al mismo tiempo estar casada con su amor, ser sacerdotisa y vivir satisfactoriamente. Con 26 años, te das cuenta que estas cerca de los 30 años, una edad en la que estas casi de la treintena y quieres volver a enamorarte, pero todo ahora es diferente.

Brenna, se casó a los 21 años con un agradable joven, que odiaba a las mujeres holgazanas, débiles y sin ninguna dote que darle. Brenna, era de ese tipo de mujeres pero no era holgazana, tenía en su nueva casa a doncellas que hacían lo que ella quería para en su tiempo libre poder orar en el mismo sitio de siempre, intentando olvidarse de aquel a quien amaba en verdad. Volvió a verle y todo fue un mundo lleno de rosa para ambos, se confesaron el uno al otro y juntos se fundieron en uno solo, tuvo que sacrificar su sueño por amor verdadero, así estuvieron durante cinco años más a espaldas de su esposo hasta que una noche, su amado espía, tras saber que su esposo le  había puesto la mano encima, no pudo controlar su ira y lo asesino a los ojos de Brenna. Él huyo. Nunca volvió a saber de él. Le hubiera gustado huir con él, haberse cambiado de nombre y poder juntos vivir.

Inglaterra ahora era una mota de polvo que tenía que limpiar de sus recuerdos. Con 25 años se mudó a Paris, en donde oyó que podría “quizás” restituir su pureza para poder seguir con la oración.

La fe era lo único que le quedaba.

- Suele caer ebria a menudo pero procura estar cerca de un sofá cómodo.
-Como toda bruja que es, tiene un gato de pelaje negro puro de ojos ambar y otro gato de pelaje blanco puro de ojos grisaceos.
-Su biblioteca subterranea es mas grande que su mansión vista a los ojos de la gente.
-Confundía la mayonesa con la crema hidratante.
-Ahora lo etiqueta todo.
-Ambos gatos son machos.
-Echa de menos a su difunto amado.
-Se siente solterona y sola.
-Adora la luna en todo su esplendor.