El reencuentro de los amantes | Privado-Brenna

por **Hades Brunetto** Mar Ago 26, 2014 10:48 pm

El tiempo era el mejor amigo del olvido pero no en su caso, siempre estaba en su mente una mujer que había conocido en el pasado alguien a quien amo profundamente y que por malas movidas del destino debió abandonar e irse lejos de su lado. Continuamente se cuestionaba sobre el paradero de esa mujer, la única que le confundía y le llenaba las ilusiones por igual; aún pese al tiempo y la distancia que pudieran mantener seguía siendo de esa manera. Se preguntaba si ella podría encontrar otro amor como el suyo u otros brazos que le rodearan como hacían los de él en los momentos más íntimos que compartieron juntos. Sufría continuamente con los pensamientos sobre verla alguna vez con alguien más, pero tantos años sin saber nada de ella le dejaban seguro de que no se encontrarían nuevamente y que al fin, el día menos esperado terminaría también por olvidarse de ella y lo que significaba.

Esa mañana había recibido una invitación. Era la petición de que su presencia sería necesaria en una cena que se llevaría a cabo en una sala especial del hotel, se le especificaba además que su presencia era de suma importancia y que no debía faltar a la cita por nada del mundo así que ante una petición de tal magnitud no poseía excusa alguna para faltar.

Por la tarde, Hades se vistió como era esperado; usaba un traje de color gris que le hacía lucir bastante bien pero no lo suficiente como para atraer la atención de las mujeres que deseaban tener algo serio con su persona, cosa a la cual siempre se negaba rotundamente, algunas ocasiones siendo demasiado duro con las damas que no hacían más que seguir los instintos de su corazón y pese a eso, el del aristócrata le pertenecía a otra mujer. Ya cuando estaba listo, subió al carruaje que le llevaría hasta el lugar de la cita sumido en las ideas probables de lo que le depararía aquella reunión seguro de que lo más probable era tener que lidiar con un grupo de molestas damas que pelearían de manera discreta el tener una charla con él.

El carruaje se detuvo de golpe anunciando así la llegada al destino final de esa noche. Rápidamente bajo del carruaje e ingreso en el edificio siguiendo el camino del lugar donde se decía que sería la reunión. A la distancia pudo ver el salón, cerrado por una elegante puerta no muy grande que cualquier persona podría abrir, sospechaba que así era para no tener que interrumpir a los que se encontraban trabajando en aquel hotel con peticiones ridículas como abrir puertas pesadas. Estiraba su mano para alcanzar la puerta cuando esta comenzó a abrirse y en un acto instintivo se movió a un lado, permitiendo así que la persona apareciera. Cuando miro a la persona que salía de aquel lugar frente a él apareció un rostro terriblemente conocido -¿Brenna?...- pregunto inmóvil, atónito ante la visión que esa noche aparecía frente a si, jurando que era un acto de mera ilusión o una confusión por pensar tanto en ella.

por **Brenna Hayley** Dom Ago 31, 2014 6:01 pm

Finalmente ella encuentra la solución que iba buscando durante todos estos años. Hace mucho tiempo, cuando perdió todo cuanto tuvo, ya no persiguió más aun su sueño de convertirse en una sacerdotisa a la que todos pidieran apoyo o una opinión de sabiduría, pero la noche en que quería quitarse la vida, recibió una visión que hizo tirar las cuchillas hacia el otro lado del lavabo. Una doncella, al entrar en el baño, primero la abofeteo para que reaccionara, regaño a su señora y después le dijo que había llegado una carta importante, una carta dirigida a ella de unas personas, de un consejo de altos sacerdotes que al parecer la conocían bien de antaño. Brenna abofeteo de vuelta a la doncella, pero sabía que ninguna de las dos se lo tomaría a mal. Ambas se abrazaron y escucho la confesión de la doncella, escuchando la doncella que no quería separarse de su ama, que la quería servir tanto como amiga como su señora.

Brenna con solo la toalla alrededor de su cuerpo leyó la carta y después de cinco minutos su rostro se iluminó. En la carta estaba escrito que le pondrían bajo la protección de nuevo de la magia y de lo físico, es decir, le pondrían protección para que no pudieran matarla aquellos que ahora eran de la inquisición. Lo que pasa, es que no tenía un vestido blanco con el que se requería ir a este tipo de reuniones, pero tenía uno blanco roto que tiraba más para dorado ocre. Se sentía en cierto modo nerviosa por lo que pudiera pasar a continuación. Sabía que cuando un consejo así te invoca es para darte una oportunidad de nuevo o simplemente proponerte alguna otra cosa. El caso era que no sabía que.

-Ivette, prepara el carruaje, debo ir a algún sitio enseguida…-Mando mientras se hacía un recogido escueto en la base de su nuca, colocándose unos pendientes poco llamativos y solamente pensaba en lo que pudiera pasar. Estaba poniéndose nerviosa pero tenía que tranquilizarse, sino todo saldría mal. Los nervios siempre la habían hecho pasar un mal trago ante algo importante. Una vez lista se subió al carruaje en el que estuvo como mucho unos quince minutos, el lugar al que fueron no estaba bastante lejos y cuando llego, estaba en el hotel. ¿Aquí? Pensó que podría estar equivocado la dirección que la dieron, reconoció a un sirviente de uno de los sacerdotes y este mismo la acompaño hacia el interior donde estaban tres de los más altos cargos de los sacro sacerdotes druídicos. Era un honor estar ahí frente a tres de las personas más ocupadas del mundo espiritual. Aquellos que la pusieron a prueba durante 25 largos días pero por la infracción que ella cometió, no la dejaron tomar su camino de sacerdotisa.

-Srta. Hayley….-Escucho su nombre de la boca del hombre que estaba entre otros dos más ancianos – Recordando su historia, no fue en el pasado seleccionada como la siguiente sacerdotisa a tomar la protección de nuestra deidad o al menos a tomar participe de las actividades espirituales que hubieron hace tiempo. Usted y como toda su familia materna siempre ha seguido el camino del espiritismo, pero usted misma no pareció seguirlo por variables a tomar en cuenta –Aquel hombre paro y se lamio los labios para recuperar la saliva – Ahora queremos darle una segunda oportunidad como gran sacerdotisa en la cual las variables que entraron en su camino sí que son permitidas…aunque no podemos darle luz verde ya que no vemos alianza en su dedo..

-Oh eso…No…el tiempo en sí, me ha alejado del amor…-Si se casaría algún día, seguramente sería con aquel hombre que vio huir de su casa para que este se salvara. Si le volviera a ver, sería con él con quien se casaría. Tuvo que salir de la sala ya que no quería verse metida en más problemas. Quería respirar, pero se congelo al oler el aroma de un conocido. No quiso moverse porque no podía moverse. Estaba congelada e intento pensar en que no le había visto pero giro su mirada y ver para creer – E..espia? –murmuro asombrada de quien se había encontrado. Estaba ahí, plantado frente a ella.

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