Recordando viejos dolores - [tema libre]

por **Yue Himura** Dom Mayo 11, 2014 7:01 pm

Era una tranquila noche de primavera y un viento fresco traido del norte recorría los terrenos oscuros y solitarios del bosque localizado a las afueras de París, un lugar tétrico sin duda pero lleno de calma y tranquilidad. Un joven vestido de ropajes negros y elegantes, con una máscara cubriendo la mitad de su rostro caminaba lentamente por entre los árboles.

Aquel ser parecía un ser fantasmal, su piel blanca casi como la nieve le otorgaba un aspecto fúnebre y más con la luz de la luna iluminando, sus ojos grises mostraban un brillo inusual y espeluznante que asombraría a cualquiera.

El nombre del muchacho es Yue, que significa Luna en su idioma natal, sus padres le habían otorgado ese nombre por causa de su nacimiento que había transcurrido a la luz de la luna llena tal vez por esa razón, aquel joven sentía un apreció especial al satélite.

Continuó su andar como dirigiéndose a un lugar en especifico, deteniéndose a la orilla de un arrollo, sonrió levemente al ver aquel sitio y buscó un árbol caído para sentarse un momento a contemplar el paisaje.

-No había presenciado una noche más tranquila en 200 años - murmuró el joven mientras observaba al horizonte, suspiraba levemente mientras recordaba algunos viejos tiempos en los que había llegado a ese país tan extraño para el. - Me pregunto ¿como será ahora mi nación? - dijo para sí mismo mientras cerraba sus ojos por un leve instante lleno de melancolía.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Jue Mayo 15, 2014 6:34 pm

¿Cuántas veces había estado ya en aquel pacífico bosque? ¿Cuántas veces lo había atravesado sin siquiera detenerse a contemplar el paisaje? Nunca en su vida de inmortal había tenido la oportunidad de cruzar aquel sitio sin la necesidad de cuidar sus espaldas o sin la adrenalina y el éxtasis recorriendo su inerte cuerpo, y aquella noche no había nada que le exigiera llegar a París cuanto antes.

Antes de disponerse a entrar al bosque, había tenido la suerte de atrapar a un joven que paseaba solitario y despistado por los verdes parajes franceses, por lo que la pálida piel de Gabrielle comenzaba a adoptar color y la calidez de cualquier cuerpo mortal. Caminaba tranquilamente, removiendo los últimos rastros de sangre mientras evadía los árboles que le impedían seguir un sendero recto y habiéndose olvidado ya del rostro de su reciente víctima.

Aquella noche planeaba dedicarse únicamente a encontrar algún sitio decente en el cual hospedarse al norte de París donde, según tenía entendido, estaba viviendo su hijo, la única persona a la que estaba dispuesta a ver. Sin embargo sus planes debían ser pospuestos, ya que inesperadamente avistó a un hombre, el cual se hallaba sentado tranquilamente a la orilla del arroyo, que aparentemente era un condenado al igual que ella.

No era su intención acercársele e interactuar con él, pero si éste de verdad era un condenado ya se habría percatado de la presencia de la rubia, como cualquier mortal habría sentido su pesada mirada. Aun así, permaneció inmóvil justo donde estaba, esperando la reacción de aquel hombre.

por **Yue Himura** Jue Mayo 15, 2014 10:49 pm

Los recuerdos iban y venían de la mente de aquel joven que pensaba en aquel instante en el que había llegado por primera vez a París, todo parecía tranquilo hasta que sintió una pesadez detrás suya, como si alguien con una gran energía le estuviese mirando fijamente.
El chico no se movió en unos momentos, pues no quería demostrar ninguna reacción, ya que había sentido ese aura muerto característico de los vampiros al igual que el.

Lentamente giró su cabeza hacia la dirección de donde provenía esa sensación, y de re-ojo observó a una bella mujer de cabellos rubios, la máscara de Yue no permitía que se observara el brillo de su mirada.

Se levantó con algo de lentitud completamente serio, y caminó unos pasos hacia aquella mujer, hizo una reverencia en señal de respeto y dijo con amabilidad -¿Quién es tan bella dama que ha posado su mirada por unos instantes en este servidor? –El tono de voz era tranquilo pero en sus palabras podía notarse el acento extraño de su idioma.

Al incorporarse de la reverencia la luz de la luna impactó las orbes del chico mostrando un brillo más siniestro en su mirada, le sonrió y esperó a que aquella contestara.

Mientras permanecía en silencio, notó el aura de muerte más fuerte en aquella mujer, lo que indicaba que acababa de alimentarse de algún miserable que había tenido la mala fortuna de toparse con aquella.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Dom Mayo 18, 2014 12:46 pm

Los orbes azules de la rubia permanecieron posados sobre la oscura figura del desconocido y su rostro continuaba sin mostrar expresión alguna. Al estar inmóvil, cada rasgo de ella le hacía parecer un maniquí, su piel de porcelana, su rostro perfectamente conservado, sus mejillas coloradas a causa de la sangre consumida y su mirada vacía.

Observó con recelo cada movimiento que el hombre hacía, esperando finalmente el más mínimo signo de respuesta para definir con qué clase de persona tendría que lidiar, aunque no percibía ningún tipo de hostilidad de su parte. El contacto visual entre amos se perdió momentáneamente cuando el extraño inclinó en su cuerpo en una cortés reverencia. Únicamente estando cerca de Gabrielle era perceptible el sutil subir y bajar de su pecho al ritmo de su relajada respiración. Demoró un momento en responder, pues sus ojos curiosos recorrían cada rasgo del extranjero. – Gabrielle. – Resultaba difícil considerar la voz de la rubia como real, pues contrastaba con el silencio y al mismo tiempo armonizaba con él. – Gabrielle de Lioncourt – Añadió.

Aquel hombre no era tonto. Gabrielle podía percibir cómo la examinaba de la misma manera en la que ella lo hacía y era consciente de lo evidente que era su reciente asesinato. Muy a pesar de la cordialidad del extraño, la rubia no era el tipo de persona con el que se pudiera iniciar una conversación así de fácil, por lo que esperó a que el hombre realizara una presentación por sí mismo.

por **Yue Himura** Lun Mayo 19, 2014 8:19 pm

Aquel escuchó con atención el nombre de la extraña, así que con un tono amable dijo.

-Es un bello nombre – después con sumo cuidado tomó la mano derecha de aquella y con respeto y amabilidad le besó en el dorso, esto le permitió conocer más sobre el aura de la mujer, y así Yue aclaró sus dudas, aunque no podría decir desde hacía cuando había fallecido aquella dama, era igual que él, una criatura de la noche.

Rápidamente soltó la mano de la mujer, el beso duró escasos segundos y al soltar aquella mano tan delicada y blanca con cuidado se incorporó y colocando su diestra en su pecho, inició su presentación.

-Soy Himura Yue , Para servirle madame- (cabe aclarar que la costumbre japonés es siempre mencionar el apellido seguido del nombre, y algo que el joven había decidido conservar era todas las costumbres y tradiciones de su país natal a pesar de las eras).

Aquel al momento de su presentación cerró por un instante sus ojos y retirando la máscara de su rostro la colocó cercano a su pecho igualmente con una reverencia un poco más corta que la anterior, algo que caracterizaba al chico era que siempre gustaba de ser amable y cortes con cualquier dama no importando la raza. (Aparte que eso le ayudaba cuando se trataban de una humana para convertirla en su cena).
El silencio invadía rápidamente el ambiente, y para no hacer el momento tedioso, Yue prefirió tratar de hacer charla (cosa que no suele hacer a menos de que sea completamente necesario).

-y ¿Qué la trae por estos lugares Lady Gabrielle?- el tono de voz seguía siendo amable, y aunque no esperaba una respuesta por el tono de voz de la mujer, quedó en silencio por si aquella hablaba.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Jue Mayo 22, 2014 5:05 pm

Sin importarle mucho el contacto de la fría piel del extraño, la rubia permitió que éste tomara su mano y la besara, pues la manera en la que llevó a cabo aquel acto de cordialidad le indicó que esa criatura de la noche de aspecto siniestro no tenía dentro de sus planes el ser imprudente y no pretendía fastidiarla. Las exquisitas facciones de la vampiresa se relajaron y sus ojos le miraron con más familiaridad, como si dispuesta estuviera a conversar con él.

No podía negar que los buenos modos de aquel hombre le inclinaban a dejar atrás aquella fría faceta suya, sin embargo Gabrielle no era el tipo de mujer que se dejaba llevar por un par de frases amables. No, ella no poseía ni el más mínimo interés de lidiar con los de su propia especie, al menos no desde todos aquellos problemas que París le había traído tiempo atrás. – Es un placer – Respondió mientras su rostro inmutaba para formar una cordial sonrisa en sus labios.

¿Que qué hacía en París? Pues volvía satisfecha de tantos viajes y descubrimientos a reencontrarse con su amado hijo, volvía deseosa de estrechar en sus brazos a su creador, volvía agotada de tantos años de extrañar aquella compañía. Incluso si París le había traído tantos problemas en el pasado, sabía que Lestat continuaría allí y por esa razón regresaba. Meditó un momento en cómo resumir su respuesta lo más que fuera posible y finalmente habló. – Sólo he venido de visita. A ver a mi hijo, si me lo pregunta. – Hubiese sido descortés de su parte dejarle hablando, por lo que se aventuró a atender las intenciones de aquel hombre. – ¿Qué hay de usted? –.

por **Yue Himura** Jue Mayo 22, 2014 9:07 pm

Aquel con sumo respeto y atención escucho las palabras de la dama, en cierto modo aquella presencia fuerte de la mujer le recordaba a su preciada vampiresa Akira, quien tiempo atrás le había transformado en la criatura que era para salvarle.

-Por el momento solo pretendo llevar una existencia tranquila ....- El joven hablaba con la verdad puesto que aquellos que le habían hecho mal habían fallecido siglos atrás y ahora solo podía seguir en una nueva exisitencia.

Por momentos un viento helado empezó a correr por el sitio, ya pasaba más de media noche y solo la escasa luz de la luna otorgaba cierta iluminación que cubría a ambos seres.

Aquel guardó en su gabardina la máscara que llevaba mientras el viento movía sus cabellos. Pasando unos segundos el chico miró hacia el horizonte - Es agradable este viento, me trae buenos recuerdos .... - Ese viento era muy similar al de aquella noche en el que fue transformado, por ciertos momentos en su muerto corazón sintió una gran melancolía.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Vie Mayo 23, 2014 8:39 am

“Una existencia tranquila” ¿Era aquello posible siendo un inmortal? Gabrielle había aprendido desde el inicio de su existencia como condenada que la suya era una especie hostil, totalmente vulnerable al éxtasis que producía la sangre, a la manera en la que adornaba a cada ser con ilusoria belleza y el deseo que provocaba. Sabía que los vampiros eran en su mayoría orgullosos y jactanciosos de sus propias habilidades naturales, conscientes todos de que tan sólo su cuerpo bastaba para hechizar a su víctima. Claro que no era posible llevar una existencia tranquila, incluso si, como Gabrielle, se dedicaba a viajar por el mundo y a estudiar cualquier cosa que se cruzara por su camino.

Lo escuchó atentamente al igual que él lo hacía con cada palabra que se escapaba de sus labios, meditando sobre todo lo que oía. Era, sin duda, envidiable la manera en la que él hablaba de una utópica vida pacífica, sin embargo consideraba que, si aquello era en verdad posible, sería probablemente una existencia larga y tediosa.

El viento frío y fresco la distrajo un segundo de sus meditaciones, envolviéndola completamente y acariciando con suavidad el cuello de la rubia. El contraste de la calidez de su piel con el aire frío le provocó cierto placer al darle una curiosa y renovada sensación de libertad. – Lo es… – Dijo aun disfrutando del gélido viento en el rostro. – La noche es muy hermosa además, es inevitable que traiga memorias consigo. – Por alguna razón, los recuerdos que invadieron su memoria eran acerca de su vida mortal, de aquella tediosa existencia que todo lo aborrecía.

por **Yue Himura** Jue Mayo 29, 2014 9:44 pm

-Defnitivamente ... – murmuró aquel cerrando sus ojos y disfrutando de lo más posible aquel viento, ese era muy similar a aquel que empezó a correr cuando estaba amordazado y fue llevado por aquella vampiresa que le transformó en lo que ahora era.

En ese instante, Yue vio en el reflejo de la luna que llegaba al agua del arrollo, la apariencia de su dulce Akira, aquella mujer de mirada misteriosa que le había transformado. En ese instante aquel suspiró profundamente como si su alma se fuese a separar de su cuerpo como en aquel instante de muerte y agonía que sufrió tiempo atrás.

“Espero que se encuentre bien” – aquel parecía en ese momento algo enamorado de la dama de blanco que había conocido, tal vez era el gran cariño que le tomó después del tiempo y quizá el agradecimiento de haberlo rescatado de aquellos aldeanos trastornados. Realmente no sabía la respuesta.

-Usted, me recuerda a un ser muy querido... - Le dijo a la dama sin siquiera mirarle, pero con un tono de voz dulce y amable que casi parecía decirlo con cariño, en efecto, la actitud dura y elegante de aquella mujer era algo similar a la vampiresa de Japón que tanto recordaba Yue.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Jue Jun 05, 2014 8:23 pm

Por un momento permitió que le embargara una sensación de comodidad y a continuación comenzaron a llegar a su mente vagos recuerdos de aquel pueblo pequeño y frío del que era marquesa cuando humana. El bosque en el que se encontraba no se comparaba con el que rodeaba su antigua morada, a esos árboles de troncos altos y frondosos ni a esos peligrosos parajes que en invierno se tornaban blancos y tan mortíferos como su naturaleza actual. Sin embargo, Gabrielle aborreció ese lugar desde la primera vez que estuvo ahí. Lo pintoresco del paisaje jamás fue lo suficientemente llamativo para sus ojos en comparación a su odio a lo que por años debía llamar hogar. Su carácter juvenil y enérgico se vio opacado considerablemente en el momento en el que sus padres arreglaron su matrimonio con el marqués de Auvergne. Definitivamente ese bosque no tenía comparación.

Cerró sus ojos momentáneamente en un esfuerzo por apartar aquellas memorias de su mente, y fue la voz del extranjero que logró distraerla, al menos por un momento. Jamás había tenido oportunidad de hablar con un vampiro que no fuese su hijo, de modo que se sorprendió un poco al escuchar lo que decía. – ¿Y quién es esa persona? – Preguntó a fin de fomentar una pequeña conversación y mantener los recuerdos alejados de su mente – ¿Desea contarme? – Añadió. En su voz ya no se encontraba aquel sutil tono de hostilidad, ahora se había tornado suave, pero permaneció siempre firme.

por **Yue Himura** Vie Jun 06, 2014 12:18 am

Aquel con un tono amable de voz, pero cerrando los ojos por un instante, como si se tratara de revelar un sueño, el más hermoso sueño que tuvo en vida dijo – Me recuerda a la dama de la noche Akira, aquella vampiresa milenaria de mi país, a la que le debo lo que soy ahora – dijo al fin ternando con un tono más serio de voz.

Después de unos segundos suspiró lentamente y miró con dulzura a la mujer, - aquella tenía también ese porte imponente que usted pose... por eso al verle y sentir su presencia, me hizo recordar a aquella doncella.

Volvió a hacer una reverencia amable y cortés pero en su mente, veía a aquella dama de blanca tez y cabello lacio tan negro como el carbón cuyos ojos brillaban en la noche cual ámbar, a esa mujer vestida de kimono y con tonalidades claras con algunas manchas rojas, muestras silentes de las víctimas que había matado escasas horas para alimentarse, aquella dama que en una noche después de espantar a los aldeanos furiosos, le había rescatado y tornado en una nueva vida de sangre y oscuridad.

-A esa dama le tengo mucho respeto y cariño, desde ese momento se volvió mi guía – Concluyó con un tono amable de voz.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Miér Jun 11, 2014 2:35 pm

Escuchaba con atención a aquel hombre que le revelaba parte de su pasado al tiempo que permanecía absorto en ellos. Por su manera de hablar, la rubia comprendió que esas memorias resultaban tan vívidas para él, sin embargo no logró determinar la antigüedad de éstas. Aun así, el escuchar de un igual con tantos años de existencia captaba su atención de forma u otra, a pesar de no acostumbrar preocuparse por otros vampiros.

Jamás pensaba en cómo los demás le verían, ni mucho menos cuidaba que su porte siempre fuera tal. Ella simplemente era Gabrielle. Las comisuras de sus labios se alzaron de manera sumamente sutil para dar lugar a una sonrisa, que a ojos de un mortal sería simplemente un gesto inexpresivo y vacío. Pero el vampiro seguro se percataría de ello.

– Es curioso el efecto que tienen nuestros creadores sobre sus vástagos, ¿no lo cree? Incluso con aquellos que, a diferencia de nosotros, no los recuerdan de buena manera. – Su mirada se perdió una vez más en la nada, meditando sobre sus propias palabras, pues de la misma manera que el vampiro recordaba cariñosamente a su creadora, ella misma lo hacía con aquel que compartió el Don Oscuro sin pensárselo dos veces. Considerando la vida que llevaba cuando humana, se encontraba terriblemente en deuda, pues no sólo se le había otorgado vida eterna y longevidad, sino una libertad que ningún humano jamás tendría la libertad de saborear.

por **Yue Himura** Vie Jun 13, 2014 9:30 pm

-Así lo creo – respondió a las palabras de aquella dama sin siquiera mirarle al rostro, estaba algo absorto en sus recuerdos, pero luego agachó la mirada y cerrando los ojos trató de pensar en otra cosa, aunque era algo inevitable el que recordara y deseara saber como se encontraba Akira, pero sabía que no le era posible además, no tenía intenciones de regresar a su patria pues también le traían malos recuerdos.

La noche seguía avanzando lentamente, ya era de madrugada más sin embargo la oscuridad todavía permanecía ofreciendo refugio a los hijos de la noche, mientras Yue volvía a suspirar profundamente.

-Por lo menos el recuerdo de aquella mujer me inspira ... – dijo ya con un tono alegre, después le miró y con algo de curiosidad aunque no lo mostró le preguntó -¿Quién fue aquel que le transformó en una bella rosa negra My Lady – al decir “rosa negra” se refería al vampirismo aunque también haciendo alusión a la belleza de la dama.

por **Gabrielle De Lioncourt2** Lun Jun 23, 2014 7:02 pm

Vampiros antiguos, vampiros novicios. ¿No terminarían todos bajo la desesperación que finalmente acabaría con su magnífica existencia, según las predicciones del antiguo Armand? Lo cierto era que no le interesaba averiguarlo, no pretendía cambiar sus costumbres y convivir con los de su especie para así conocer los efectos que el tiempo tenía sobre ellos. ¿Era propio de ellos encontrar un hechizo, una razón, que les mantuviera al borde de la locura? ¿O es que en verdad no era necesario y aquello era algo menos que una invención por el vampiro que se lo dijo a fin de no quedarse solo? Una existencia tranquila terminaría matando a cualquier inmortal de la misma manera en que lo haría una vida ajetreada.

– Mi hijo –Respondió sin meditar en ello – Es a él a quien le debo mi inmortalidad – Su mente se sumergió gustosa en las memorias que la transportaban a sus primeros días como vampiresa, a esos días eufóricos en los que apresuradamente probaba su nueva naturaleza, recordando cómo Lestat había dejado de ser su hijo para convertirse en su igual, en un amante con el que podría apoderarse del mundo con aquella mirada azul y penetrante. Curiosa mujer había sido Gabrielle y de no haber sido por su amado matalobos, jamás habría tenido la oportunidad de responder el sinfín de preguntas que iban surgiendo.

por **Yue Himura** Dom Jul 27, 2014 5:00 pm

El vampiro se sorprendió un poco al escuchar que aquel el que le había transformado en una criatura de la noche a aquella dama era su propia sangre, un lazo aún más fuerte si se cuenta la nueva existencia que se tiene y al percibir el orgullo que la mujer tiene sobre su vida.

Volvió a recordar a su vampiresa sonriendo con cierto orgullo, ya que su transformación, para él fue su salvación de una muerte injusta.

-interesante – murmuró para sí aquel mientras veía el horizonte, al ver que la luz del astro sol empezaba a asomarse, hizo una reverencia hacia la dama y dijo – le invito a pasar el día en una cabaña que tengo cercano a este lugar.

El joven sonrió amablemente mientras esperaba alguna respuesta, aunque todavía había tiempo de que la luz del alba saliera y los cubriera borrando así su existir, aquel hombre no estaba preocupado, al contrario disfrutaba aquel momento como un desafío que afrontar.

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