Me has buscado [Alice]

por **Theodore Morandé** Dom Mayo 11, 2014 11:45 pm

“Me estas llamando y siento la extraña sensación de que debo ir allí”

Era de tarde, el sol se estaba escondiendo y yo seguía intentando ver qué clase de habilidades me había dado la muerte. Había paseado por el parque con mi cuerpo materializado, había pensado miles de veces en Floki y en cómo me había ayudado y me había reído de mi misma al pensar que justo ahora, después de estar muerta me había convertido en una mujer más digna. ¡Qué tontería ser así de rara! Al parecer muchos de verdad necesitan morir para apreciar la vida. Había puesto en mi cuerpo una ropa fina que había visto en una vidriera, eso de poder vestirse como uno quisiera era algo muy cómodo. No era ajustado, se amoldaba a mí y claro que no me hacía sentir que no podía respirar, porque yo no hacía eso. Estaba tan muerta como una flor seca, pero aun así conservaba una belleza tranquila y seductora. Mi nariz ancha y mis ojos enormes seguían provocando miradas de desconcierto cuando pasaba de forma material por cerca de algún grupo de personas. Y yo me cubría los labios como si de verdad sintiera cosas. Estaba tan enamorada que era imposible sentir necesidad de algún otro hombre o mujer. No era como antes, que aunque no recordaba mucho, estaba segura de que tenía una personalidad malvada y casi sexual.

Mi recorrido matutino estaba calmado, pero algo me decía que habría una situación extraña, empecé a escuchar una voz, no era como la luz habitual que se aparecía cada tanto detrás de mí. Era la perfecta voz de una dama pidiendo por mi presencia. Extraño, porque justo en ese momento había dejado de ser corpórea y andaba levitando hacia la parte donde estaban los niños jugando y revoloteando por allí. Pensé que no debería ir, podía ser peligroso, pero luego me reí de mi misma. ¿Qué podía ser peor que estar muerto? En esos días, yo no conocía las habilidades que tenían algunos brujos de controlar las almas y hasta encerrarlas, así que me decidí a ir sin prejuicios, dejé que mi esencia me guiara hasta el lugar donde estaba la voz. Y allí la vi, era una mujer de cabellos rubios muy hermosa, mis pies dieron contra el césped y caminé a ella con mis enormes ojos abiertos y curiosos. — ¿Disculpa, tú me estas llamando? Sentí la necesidad de venir a tu voz, ¿Te conozco? — Me sentí alarmada y miré a todos lados, empezaba a tener algo de miedo. Aunque despistada y algo martirizada por estar hablando fluidamente con un humano, pensé que se echaría a correr y me tiraría con cosas y me diría maldiciones. Eso era lo que me habían hecho hasta el momento cuando había aparecido frente a alguien sin hacerme de carne y hueso. Estaba claro que era entendible y por eso no había vuelto a intentar hablar con nadie más de esa forma.

—Me llamo Éléonore… No quiero asustarte, pensé que me llamabas. — Bajé la cabeza y no dije nada, miré a un lado y al otro y vi un banquito en un costado, caminé haciendo la ilusión de que hacía ruidito cuando caminaba con los tacos. Me gustaba parecer humana. Y me senté allí con las manos sobre la falda, me vestido no era demasiado pomposo, así que había lugar para las dos. Mi rostro estaba suavemente pintarrajeado, pestañas larga con un colorete en las mejillas y labios levemente rosados. El cabello estaba acomodado a los lados, lacio con un pequeño copito en un costado y los collares y joyería eran también delicados y no muy descabellados. Cuando era humana estaba segura que me ponía las cosas más caras, más descabelladas y las que me hacían notar, pero ahora, ahora estaba muerta y solo tenía que estar bonita para un hombre que era sencillo e incapaz de hacerse aparecer una camisa sin manchas en la ropa. Reí en voz baja y cubrí mis labios, como una dulce dama a la espera que le cuenten para qué está allí. — ¿Cuál es tu nombre? ¿Debería irme ya? — Pregunté educadamente, levantando una de mis manos, esperando a que ella se acercara, no sabría decir como era su expresión, quizá no esperaba que esto le sucediera.

“No quiero causar miedos ni plegarias mal gastadas.”