AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un rubor descarado
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Un rubor descarado
Los agudos murmullos se alzaron sobre el cantar de las aguas del rio.
Helida giró el rostro en la oscuridad y clavó los ojos en el par de muchachas que se acercaban por el camino. Bufó molesta. Necesitaba la zona limpia.
-¿Es que no os habéis enterado que anoche forzaron a una muchacha aquí?-preguntó acercándose a ellas.
Ambas damiselas se detuvieron en el camino y juzgaron el traje de cazadora de Helida con la mirada. Una de ellas contuvo una risa despectiva, pero su mirada fue de envidia al contemplar su rostro.
-¿Y vos no os habéis enterado que así no deben vestir las mujeres? Aunque dudo que os pudierais ver como una dama ni en el mejor de los vestidos...
Las dos jovenes rieron con desprecio. Helida puso los ojos en blanco.
-¿Acaso no habéis escuchado lo que he dicho?
-Por su puesto que lo hemos escuchado, ¿y que tiene de malo ser forzada? Es un halago a nuestra posición de mujer, significa que somos hermosas, que nos desean...
La cazadora no pudo contener una mueca de asco, extrajo el revolver y jugueteó con la punta con una sonrisa peligrosa.
-Si así es...¿No os importará ser forzadas por el acero?
Las chicas palidecieron.
-No os atreveríais...
-Ponedme a prueba...-dio un paso hacia ellas con el revolver en ristre y las muchachas recularon inseguras-Ahora largo.
-Advertiremos al sanatorio-aseguró una mientras se alejaban con pasos apresurados.
-Estúpidas...
Regresó el revolver a su lugar y continuó su rastreo.
El aroma a sangre surgió de la nada con brusquedad. Automáticamente los músculos de Helida se tensaron, la adrenalina tomó control de su cuerpo como una droga y la muchacha no pudo contener una sonrisa anticipada. Se adentró por un camino cercano al rio. La sangre se presentó ante ella inicialmente con un pequeño rastro, pero poco a poco comenzaron a aparecer charcos de ella en el sendero.
-¿Qué es esto? Menudo desastre...
Todo conducía a que era obra de un neofito descuidado. La última vez que había visto algo así, había hallado un joven vampiro que había rogado que lo matara, aquella experiencia no había sido para nada divertida, esperaba que no le ocurriera lo mismo.
Ni si quiera se molesto en sacar ningún tipo de arma, aquel trabajo tenía toda la pinta de ser pan comido. Sin embargo había algo extraño en él, podía decirse que los rios de sangre inocente eran demasiado descarados...como si hubieran sido colocados a propósito para ella...
Helida giró el rostro en la oscuridad y clavó los ojos en el par de muchachas que se acercaban por el camino. Bufó molesta. Necesitaba la zona limpia.
-¿Es que no os habéis enterado que anoche forzaron a una muchacha aquí?-preguntó acercándose a ellas.
Ambas damiselas se detuvieron en el camino y juzgaron el traje de cazadora de Helida con la mirada. Una de ellas contuvo una risa despectiva, pero su mirada fue de envidia al contemplar su rostro.
-¿Y vos no os habéis enterado que así no deben vestir las mujeres? Aunque dudo que os pudierais ver como una dama ni en el mejor de los vestidos...
Las dos jovenes rieron con desprecio. Helida puso los ojos en blanco.
-¿Acaso no habéis escuchado lo que he dicho?
-Por su puesto que lo hemos escuchado, ¿y que tiene de malo ser forzada? Es un halago a nuestra posición de mujer, significa que somos hermosas, que nos desean...
La cazadora no pudo contener una mueca de asco, extrajo el revolver y jugueteó con la punta con una sonrisa peligrosa.
-Si así es...¿No os importará ser forzadas por el acero?
Las chicas palidecieron.
-No os atreveríais...
-Ponedme a prueba...-dio un paso hacia ellas con el revolver en ristre y las muchachas recularon inseguras-Ahora largo.
-Advertiremos al sanatorio-aseguró una mientras se alejaban con pasos apresurados.
-Estúpidas...
Regresó el revolver a su lugar y continuó su rastreo.
El aroma a sangre surgió de la nada con brusquedad. Automáticamente los músculos de Helida se tensaron, la adrenalina tomó control de su cuerpo como una droga y la muchacha no pudo contener una sonrisa anticipada. Se adentró por un camino cercano al rio. La sangre se presentó ante ella inicialmente con un pequeño rastro, pero poco a poco comenzaron a aparecer charcos de ella en el sendero.
-¿Qué es esto? Menudo desastre...
Todo conducía a que era obra de un neofito descuidado. La última vez que había visto algo así, había hallado un joven vampiro que había rogado que lo matara, aquella experiencia no había sido para nada divertida, esperaba que no le ocurriera lo mismo.
Ni si quiera se molesto en sacar ningún tipo de arma, aquel trabajo tenía toda la pinta de ser pan comido. Sin embargo había algo extraño en él, podía decirse que los rios de sangre inocente eran demasiado descarados...como si hubieran sido colocados a propósito para ella...
Helida Darsian- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 25/04/2014
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Re: Un rubor descarado
La vida como cazador no era sencilla, mucho menos cuando se debía lidiar con una parte tan salvaje como la de las criaturas que se cazaban, pero eso nunca había sido un impedimento para que alguno de los Pharzuph se detuviera de lo que caracterizaba a toda su familia desde hacía tanto tiempo. Elías ahora era el único que cargaba con ese apellido y con esa responsabilidad, desde que su hermano muriera en manos de un inquisidor que no podía encontrar y del cual, al parecer, nunca se vengaría. En lugar de mantenerse frustrado por la imposibilidad de lograr sus fines es que se inmiscuyo mucho más en sus trabajos de cacería y en esta ocasión le llevaba a ir tras de un vampiro neófito. El licántropo se divertía en grande cuando le tocaban esa clase de presas, pues era imposible que entre enemigos naturales no se detestaran y los neófitos siempre tenían una sed de sangre insaciable que les volvía erráticos y estúpidos en su manera de actuar, de ahí que la mayoría de ellos terminaran muertos y solo un pequeño numero se volvieran realmente vampiros antiguos.
Jugueteaba con una daga en la mano, con sus pasos guiándole cada vez más en el interior de la zona de bosques cuando un poco más allá de donde se encontraba escucho a un par de chicas. Ambas se quejaban de que era increíble que una mujer tan loca las hubiera amenazado con un arma, decían también que era indispensable que dieran aviso a las autoridades. Esas palabras sacaron una sonrisa a Elías, que aún bien sabía no sería el único detrás de aquella presa, tampoco espero que tan pronto se hubieran corrido los rumores de aquella. Ignoro por completo los comentarios de las jóvenes que no repararon en su presencia debido a la distancia a la que se hallaban y la oscuridad de aquellos lugares.
El aroma a sangre inundo de un instante a otro sus sentido del olfato y se dejo guiar por él. Le causaba curiosidad saber que era lo que había pasado exactamente con las jóvenes que se alejaban y la “mujer loca” que mencionaban; además de que la idea de una presa más no le desagradaba por nada del mundo. Conforme se acercaba más al lugar donde provenía la sangre, otro aroma se hizo presente y dedujo que andaba cerca de la quien quiera que, buscara también al vampiro neófito. El rastro de la sangre le guiaba por sitios cercanos al río y entre la oscuridad de la noche fue que diviso una figura femenina. El olor de persona viva le indico que definitivo aquella no era la presa que buscaba, así que se limito a seguir andando con cautela hasta que creyó que mantenerse oculto no serviría de nada ya. Pronto ambos terminarían por enfrentarse y que mejor que quizás llegar a un acuerdo sobre la presa de caza; eso si no era aquella una inquisidora, en cuyo caso se vería en la necesidad de ver quien ganaba aquel codiciado premio. Los inquisidores no le agradaban, pero tampoco le eran relevantes mientras se mantuvieran apartados de su camino y claro, que no intentaran darle caza a él.
– Debo deducir – habló aún desde una zona segura – Que tu eres la loca que ha asustado a un par de jóvenes que se alejaban de estos rumbos. Dime ¿Estas buscando un vampiro por estos lugares? – Estaban cerca, quizás demasiado. El aroma a sangre era cada vez mayor y por tanto el riesgo de ser atacados sin que se percataran de ello.
Jugueteaba con una daga en la mano, con sus pasos guiándole cada vez más en el interior de la zona de bosques cuando un poco más allá de donde se encontraba escucho a un par de chicas. Ambas se quejaban de que era increíble que una mujer tan loca las hubiera amenazado con un arma, decían también que era indispensable que dieran aviso a las autoridades. Esas palabras sacaron una sonrisa a Elías, que aún bien sabía no sería el único detrás de aquella presa, tampoco espero que tan pronto se hubieran corrido los rumores de aquella. Ignoro por completo los comentarios de las jóvenes que no repararon en su presencia debido a la distancia a la que se hallaban y la oscuridad de aquellos lugares.
El aroma a sangre inundo de un instante a otro sus sentido del olfato y se dejo guiar por él. Le causaba curiosidad saber que era lo que había pasado exactamente con las jóvenes que se alejaban y la “mujer loca” que mencionaban; además de que la idea de una presa más no le desagradaba por nada del mundo. Conforme se acercaba más al lugar donde provenía la sangre, otro aroma se hizo presente y dedujo que andaba cerca de la quien quiera que, buscara también al vampiro neófito. El rastro de la sangre le guiaba por sitios cercanos al río y entre la oscuridad de la noche fue que diviso una figura femenina. El olor de persona viva le indico que definitivo aquella no era la presa que buscaba, así que se limito a seguir andando con cautela hasta que creyó que mantenerse oculto no serviría de nada ya. Pronto ambos terminarían por enfrentarse y que mejor que quizás llegar a un acuerdo sobre la presa de caza; eso si no era aquella una inquisidora, en cuyo caso se vería en la necesidad de ver quien ganaba aquel codiciado premio. Los inquisidores no le agradaban, pero tampoco le eran relevantes mientras se mantuvieran apartados de su camino y claro, que no intentaran darle caza a él.
– Debo deducir – habló aún desde una zona segura – Que tu eres la loca que ha asustado a un par de jóvenes que se alejaban de estos rumbos. Dime ¿Estas buscando un vampiro por estos lugares? – Estaban cerca, quizás demasiado. El aroma a sangre era cada vez mayor y por tanto el riesgo de ser atacados sin que se percataran de ello.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Un rubor descarado
Sintió la urgente necesidad de detener sus pasos cuando escuchó un susurro artificial proveniente de los arbustos. La cazadora vaciló un segundo, pero continuó como sin no hubiera odio nada. No podía ser un neófito, puesto que no podría haber resistido el impulso de sus insititos al oler semejante desastre de sangre. Tampoco podía ser un vampiro antiguo, puesto que de haber sido el caso, Helida no habría sido capaz de escuchar como se acercaba a menos que el ser lo hubiera deseado, lo que también era otra opción. La lista se había reducido a un cazador, inquisidor, hechicero, humano travieso, o licántropo. No tenía interés en dar caza a ninguno de ellos, enzarzarse en alguna pelea quizás si tanteaban su humor. Y en el caso de ser un licántropo o un hechicero, se mediría en la violencia de su castigo según lo mal que se habían portado.
La voz masculina la alcanzó entonces, clara y segura de sí misma. Helida sonrió, deteniéndose, ahora sí, en su camino. Le gustaba que fueran seguros de sí mismos. Oh.., como le encantaba.
La necesidad de cazar se disparó por todo su cuerpo de manera casi dolorosa. Sus músculos se tensaron al instante.
― ¿Buscando un vampiro? ―anvanzó con cautela hacia el foco del sonido― Puede que lo anda buscando sí. A no ser…que ya lo haya encontrado. Lo cual es divertido, puesto que seriáis el primer vampiro que se esconde de una niñita como yo ¿Queréis salir de vuestro escondite compañero? ¿O sois tan irremediablemente horrendo que os da pudor vuestro rostro? En tal caso, no os preocupéis…Mi estómago es duro como el hierro.
Se cruzó de brazos, esperando que la provocación fuera suficiente motivo como para que el tipo saliera de los arbustos.
La voz masculina la alcanzó entonces, clara y segura de sí misma. Helida sonrió, deteniéndose, ahora sí, en su camino. Le gustaba que fueran seguros de sí mismos. Oh.., como le encantaba.
La necesidad de cazar se disparó por todo su cuerpo de manera casi dolorosa. Sus músculos se tensaron al instante.
― ¿Buscando un vampiro? ―anvanzó con cautela hacia el foco del sonido― Puede que lo anda buscando sí. A no ser…que ya lo haya encontrado. Lo cual es divertido, puesto que seriáis el primer vampiro que se esconde de una niñita como yo ¿Queréis salir de vuestro escondite compañero? ¿O sois tan irremediablemente horrendo que os da pudor vuestro rostro? En tal caso, no os preocupéis…Mi estómago es duro como el hierro.
Se cruzó de brazos, esperando que la provocación fuera suficiente motivo como para que el tipo saliera de los arbustos.
Helida Darsian- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 25/04/2014
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Re: Un rubor descarado
Humana, cazadora, segura y quizás un tanto arrogante. Que interesante persona que le tocaba tratar en esos momentos donde la prioridad no era iniciar una pelea entre ellos, sino en encontrar a la criatura que estaba dejando desastres en aquellos lugares y ponía en peligro a todo aquel que cruzara esas zonas. Ella no estaba lejos de ser algo que al vampiro le encantaría probar y Elías se preguntaba si es que no estuviera él ahí; en una batalla entre humana y vampiro ¿Quién llevaría las de ganar? Por un momento la idea le resulto tan tentadora que creyó haberse mantenido en el anonimato, escudriñando la oscuridad para ver si es que dicha batalla se llevaba a cabo y quien saldría con la victoria.
Los pasos de la humana se dirigieron entonces hasta donde se encontraba él. Era demasiado tarde para mantenerse oculto y esperar por verla actuar a ella o al vampiro.
– Eso es precisamente lo que he preguntado ¿o no? – habló despreocupado por la cercanía que parecía cada vez mayor por parte de la cazadora. Aquella mujer era demasiado segura y eso podía costarle caro en el futuro. Si bien Elías no estaba ahí para atacarla, otro podría hacerlo sin dudar ni un instante. Una carcajada afloró con ganas desde la garganta del licántropo quien era al parecer confundido con un vampiro – ¿Vampiro? ¿Esconderme? Estas demasiado equivocada si piensas que eso es lo que esta pasando junto ahora. Yo solo estoy aquí buscando lo mismo que tu al parecer – y ante aquellas palabras que eran más una especie de reto que una verdadera petición, Elías abandono levemente las sombras, apenas lo suficiente como para que la poca luz existente dejara su rostro a la vista – ¿Así te parece suficiente de que haya salido de mi “escondite”? – existía una posibilidad porque la humana le atacará y pese a eso, salía. Creía de manera firme que en la mente de ambos existía algo mucho mayor que destruirse mutuamente cuando en las cercanías existía una presa mayor.
– Ahora, si me disculpas creo que debería seguir mi camino, tengo un vampiro a quien darle caza – iba a reanudar su andar pero se detuvo y miro fijamente a los ojos de la fémina – y un dato, las chicas que dejaste ir pudieron servir de carnada para atraer al vampiro – para él no importaba si es que debía sacrificar una vida inocente, lo que era realmente importante era salvar un grupo de vidas. Una por varias, ese era un buen trato.
Los pasos de la humana se dirigieron entonces hasta donde se encontraba él. Era demasiado tarde para mantenerse oculto y esperar por verla actuar a ella o al vampiro.
– Eso es precisamente lo que he preguntado ¿o no? – habló despreocupado por la cercanía que parecía cada vez mayor por parte de la cazadora. Aquella mujer era demasiado segura y eso podía costarle caro en el futuro. Si bien Elías no estaba ahí para atacarla, otro podría hacerlo sin dudar ni un instante. Una carcajada afloró con ganas desde la garganta del licántropo quien era al parecer confundido con un vampiro – ¿Vampiro? ¿Esconderme? Estas demasiado equivocada si piensas que eso es lo que esta pasando junto ahora. Yo solo estoy aquí buscando lo mismo que tu al parecer – y ante aquellas palabras que eran más una especie de reto que una verdadera petición, Elías abandono levemente las sombras, apenas lo suficiente como para que la poca luz existente dejara su rostro a la vista – ¿Así te parece suficiente de que haya salido de mi “escondite”? – existía una posibilidad porque la humana le atacará y pese a eso, salía. Creía de manera firme que en la mente de ambos existía algo mucho mayor que destruirse mutuamente cuando en las cercanías existía una presa mayor.
– Ahora, si me disculpas creo que debería seguir mi camino, tengo un vampiro a quien darle caza – iba a reanudar su andar pero se detuvo y miro fijamente a los ojos de la fémina – y un dato, las chicas que dejaste ir pudieron servir de carnada para atraer al vampiro – para él no importaba si es que debía sacrificar una vida inocente, lo que era realmente importante era salvar un grupo de vidas. Una por varias, ese era un buen trato.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Un rubor descarado
Alzó una ceja expectante, cuando la sombra se movió.
Un chorro de luz inundó el rostro del desconocido. Helida esbozó una genunina sonrisa.
— No sois precisamente horrendo —concluyó satisfecha— Siempre es preferible una compañía indeseable apuesta que fea.
La luz de la luna dejó ver su cuerpo entero cuando salió al camino y comenzó a alejarse. Helida lo siguió burlona.
—¿Dar caza al vampiro? Decidlo más alto, puede que no os haya escuchado todavía —Su intención no era otra más que provocar, como siempre. Lo analizó de la cabeza a los pies. Una vez descartada la etiqueta de "vampiro", la de cazador le quedaba extrañamente torcida. No parecía uno convencional —Dato —continuó irremediablemente insoportable—, puede que la dejara marchar para sacarla precisamente de aquí.
Con un encogimiento de hombros se interpuso en el camino del hombre.
—Me llamo Eve.Dame la mano —le pidió, extendiendo la propia.
Un chorro de luz inundó el rostro del desconocido. Helida esbozó una genunina sonrisa.
— No sois precisamente horrendo —concluyó satisfecha— Siempre es preferible una compañía indeseable apuesta que fea.
La luz de la luna dejó ver su cuerpo entero cuando salió al camino y comenzó a alejarse. Helida lo siguió burlona.
—¿Dar caza al vampiro? Decidlo más alto, puede que no os haya escuchado todavía —Su intención no era otra más que provocar, como siempre. Lo analizó de la cabeza a los pies. Una vez descartada la etiqueta de "vampiro", la de cazador le quedaba extrañamente torcida. No parecía uno convencional —Dato —continuó irremediablemente insoportable—, puede que la dejara marchar para sacarla precisamente de aquí.
Con un encogimiento de hombros se interpuso en el camino del hombre.
—Me llamo Eve.Dame la mano —le pidió, extendiendo la propia.
Helida Darsian- Cazador Clase Media
- Mensajes : 288
Fecha de inscripción : 25/04/2014
Localización : Paris
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Re: Un rubor descarado
Elías estaba bastante acostumbrado a ser tomado como la compañía indeseable pero esa era la primera vez que una mujer admitía de manera tan abierta y espontánea que le preferían apuesto. Una risotada salió de sus labios y su mirada se enfocaba en aquella mujer.
– Pues gracias por su sinceridad, usted no es precisamente desagradable de hecho hasta pensaría en que su atractivo se debe a la inmortalidad – una sonrisa burlona apareció en sus labios – el detalle es que apestas demasiado a mortal como para que eso sea posible y por tanto, deberías alejarte. No vaya a ser que salgas herida y pierdas esa linda cara que tienes y que es lo único que quizás te garantice un futuro decente – que se largara a buscarse marido o algo así, pero que se alejara de una buena vez de aquellos lugares donde el licántropo realizaría su caza de la noche.
– Querida, no me interesa si mi escucha o no. Lleva demasiado tiempo en estos bosques, no se ira porque este es su sitio predilecto de caza – ladeo el rostro mirándole como si fuera una chiquilla a la que se necesitaba explicar todo – ¿Crees que se ira? ¿Arriesgara perder este lugar donde todo le funciona tan bien? Yo lo dudo bastante, salir de aquí significa ponerse más a la vista de inquisidores y otros cazadores – y entonces se dispuso a alejarse sin prestar más atención a lo que la mortal aquella le decía. Lo mejor era que buscara al vampiro y terminara todo pronto antes de que ella tratara de dárselas de la gran mujer que todo lo puede, tratando de hacerle compañía a Elías.
Se alejaba con pasos seguros cuando la figura femenina se interpuso en su camino y de manera automática un gruñido se quedo en la garganta del cazador.
– Te gusta fastidiar ¿Verdad? – le miro la mano y enarco la ceja – Elías y no voy a darte la mano, así que muévete de una buena vez que te pido las cosas de manera delicada, pero si sigues metiéndote en mi camino, no te lo diré de manera tan decente – pensaba seguirle amenazando cuando el aroma a muerte se hizo presente en el ambiente y el cuerpo del lobo se tenso. Tal parecía ser que el vampiro que ambos buscaban decidía hacer acto de presencia ya que ninguno se dignaba a ir a él.
– Pues gracias por su sinceridad, usted no es precisamente desagradable de hecho hasta pensaría en que su atractivo se debe a la inmortalidad – una sonrisa burlona apareció en sus labios – el detalle es que apestas demasiado a mortal como para que eso sea posible y por tanto, deberías alejarte. No vaya a ser que salgas herida y pierdas esa linda cara que tienes y que es lo único que quizás te garantice un futuro decente – que se largara a buscarse marido o algo así, pero que se alejara de una buena vez de aquellos lugares donde el licántropo realizaría su caza de la noche.
– Querida, no me interesa si mi escucha o no. Lleva demasiado tiempo en estos bosques, no se ira porque este es su sitio predilecto de caza – ladeo el rostro mirándole como si fuera una chiquilla a la que se necesitaba explicar todo – ¿Crees que se ira? ¿Arriesgara perder este lugar donde todo le funciona tan bien? Yo lo dudo bastante, salir de aquí significa ponerse más a la vista de inquisidores y otros cazadores – y entonces se dispuso a alejarse sin prestar más atención a lo que la mortal aquella le decía. Lo mejor era que buscara al vampiro y terminara todo pronto antes de que ella tratara de dárselas de la gran mujer que todo lo puede, tratando de hacerle compañía a Elías.
Se alejaba con pasos seguros cuando la figura femenina se interpuso en su camino y de manera automática un gruñido se quedo en la garganta del cazador.
– Te gusta fastidiar ¿Verdad? – le miro la mano y enarco la ceja – Elías y no voy a darte la mano, así que muévete de una buena vez que te pido las cosas de manera delicada, pero si sigues metiéndote en mi camino, no te lo diré de manera tan decente – pensaba seguirle amenazando cuando el aroma a muerte se hizo presente en el ambiente y el cuerpo del lobo se tenso. Tal parecía ser que el vampiro que ambos buscaban decidía hacer acto de presencia ya que ninguno se dignaba a ir a él.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
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