Konstantin es un hombre carismático, encanta a la mayoría de las personas, tanto por su belleza como por su trato. Sin embargo este trato amable y compresivo que otorga tras una sonrisa falsa siempre tiene una finalidad, complacer a su ama y asegurar que las cosas salgan a su favor. Es trabajador, eficiente, maneja a sus subordinados con un tono cariñoso pero firme, y los castiga severamente si no hacen las cosas “mínimamente impecables”. Hace todo perfectamente, no deja nada al azar. Puede llegar a ser burlón, esto lo demuestra con sonrisas traviesas. Ama el orden y la limpieza, tanto en el hogar, personas, como en sí mismo.
Sigue teniendo conflictos con su pasado y esto se evidencia en algunas situaciones. No le gusta estar en un mismo lugar, así que continuamente se está moviendo por toda la casa. Tiene el don buscar soluciones rápidamente. Es muy observador y desconfiado, pero suele acercase a la gente que desconfía para desentrañar sus verdaderas intenciones. Protector pero sincero con su ama.
—Mi lady: Yo soy sus ojos, sus manos, sus oídos, sus pies y su boca, sus ordenes son ley, complacerla mi pasión. Usted mande y yo llegaré más lejos de que lo pueda imaginar —.
Nací un 29 de Diciembre, en pleno invierno Ruso. Fuí el primer hijo de la familia Dragomirov y también el último. Siempre me pregunté porqué si tenía 6 años me veía tan pequeño, pero a pesar de tener la apariencia de un niño de 3 años, mi inteligencia y mi vocabulario era mejores que los de los niños de mi misma edad. Mi madre intentaba ponerme ropas de niño grande, pero esto no ayudaba. A pesar de esto mis años en Rusia fueron gratos, hasta que a la edad de 10 años descubrí mi poder. Mi madre se desmayó al ver cómo me transformaba en un gato; mi padre, por suerte, no estaba en casa. Él odiaba a los animales. Desde ese día el trato que me daba mi madre era distinto, no me veía a la cara. Pasó de rechazo a odio.
Un día le pregunté —Madre, ¿qué soy?
A lo que me respondió: Un asqueroso cambiaformas; por eso no creces.
Mi madre no era cambiaformas; mi padre tampoco. Con los acontecimientos que ocurrieron años después teoricé que fui fruto de un adulterio.
—Tú no digas ni una palabra sobre esto a tu padre. Si sabe te mata ¿oíste? —asentí.
Continuamente me decía:
—¡Eres un fenómeno! ¡¿por qué tuviste que nacer!?
A los 14 años intenté recuperar su amor realizando tareas hogareñas, sobretodo con la limpieza.
—¿Qué es esto? ¿a esto le llamas limpiar? —gritó. Me agarró de los cabellos y frotó mi cara contra el suelo.
—Limpia —dijo con rabia.
—Sí madre, pero no puedo hacerlo en esta posición —dije balbuceando.
—¿Ah, no? para eso tienes la lengua —obedientemente saqué mi lengua, y limpié el piso. Me sentí sucio, humillado.
Cuando mi padre llegaba, ella me trataba de una manera completamente opuesta.
—Querido, Konstantine me ha ayudado con las tareas de la casa ¡es un niño tan bueno! ¡Tan obediente! ¡tan perfecto! —Mis ojos se llenaban de lágrimas al escuchar las alabanzas de mi madre; me hacían inmensamente feliz.
Todos los días hacía mi mejor esfuerzo, hasta que ya podía limpiar y cocinar a la perfección. Todo debía ser perfecto. Llegué a un punto en que ya no lo hacía para complacer a mi madre; se había transformado en una necesidad y no podía haber suciedad. Mi madre dejó de hacer las labores del hogar.
Cuando cumplí 22 años, sucedió algo gracioso: Mi madre me mandó a hacer algunas compras. Cada vez me mandaba más seguido y eran cosas innecesarias. La tienda estaba lejos, 2 horas a pie, ida y vuelta. Aquella vez encontré las cosas que necesitaba en un carrito andante; no tenía que ir al pueblo. Regresé. La puerta estaba asegurada, no golpeé. Podía percibir dos auras en la casa; una era la de mi madre y la otra era desconocida para mí. Me transformé en gato para trepar por la casa y mirar por las ventanas. Me dirigí a la habitación de mi madre y estaba fornicando con un hombre que no era mi padre. Me quedé viéndolos. Sólo una cosa pasó por mi mente:
—Mi madre está sucia. La suciedad debe limpiarse, debe eliminarse.
Bajé hasta la puerta principal y me transformé en un león. Fue la primera vez que lo hice y no sé cómo fue. Rompí la puerta, avancé rápidamente por las escaleras y los encontré frente a frente. En sus caras de horror podía ver la suciedad; estaban asquerosos y tenían un olor putrefacto. ¡No podía contener las ganas de limpiarlos! Primero desgarré a aquel hombre, corté sus partes más sucias. Dejé a mi madre para el final, tal suciedad merecía ser limpiada con esmero. Con mis garras arranqué sus manos, esas que habían tocado a aquel hombre sucio. Ella gritaba de dolor.
—Gritar así no es propio de una dama, debo castigarte.
De un solo zarpazo, deformé su cara. Volví a mi forma humana y vi lo que había hecho. Empecé a reír, una risa desenfrenada y luego salieron lágrimas de mis ojos, un mar de lágrimas.
—¡Oh no!… ¡está sucio!… ¡estoy sucio! —grité. Corrí al baño, y empecé a lavarme. Me froté tanto que me lastimé la piel, pero al fin estaba limpio.
Dejé el baño en orden. Volví donde estaba mi madre. La miré sin darle mayor importancia y recordé que había olvidado comprar otro uslero. Para cuando volví a casa, mi padre estaba de rodillas en el suelo, en estado de shock por la escena que tenía frente a sus narices.
—Matar es un crimen —pensé. Fingí un grito de terror y un llanto desconsolado.
Mi padre entró en un estado deplorable; no podía dormir y ya no comía. Dejó de ir al trabajo, ni siquiera hacía lo que más le gustaba: la caza de osos. Había perdido el interés de toda actividad placentera. Para olvidar los acontecimientos de la muerte de mi madre empezó a beber, llegaba a casa con un hedor repugnante y sucio. Me hubiera encargado de limpiarlo, pero se encargó el mismo. Lo encontré colgado en su habitación, lo miré sin expresión, recogí los ahorros de mi padre y me fui.
Tenía 24 años cuando inicié mi largo viaje sin rumbo. Quería alejarme de esa casa. A pesar de manejar tan bien el dinero, este terminó por esfumarse.
—Tengo hambre… y no tengo dinero —murmuré
Aún estaba en Rusia cuando descubrí que podía cazar siendo un animal; no lo controlaba bien, pero el deseo de comer hacía que me transformase instantáneamente y de esa forma sobreviví. A los 25 años, caminando por un lugar boscoso en medio de la noche, escuché un ruido ensordecedor.
—Es el sonido de un arma —pensé.
Mis instintos me llamaron a convertirme en gato y ocultarme en las alturas de los árboles. Observé cada detalle y pude notar a un hombre arrastrándose ensangrentado, el cual gritaba: ¡maldito cazador!
El cazador sacó de su bolsillo algo brillante: era un bala plateada. La dispuso rápidamente en su arma.
—Estoy de suerte; encontrar un cambiaformas es rarísimo —dijo el cazador.
Me sentí mareado. Escuché un voz quejumbrosa.
—Aléjate, niño… —El cambiaformas me estaba hablando telepáticamente— De aquí en adelante estará repleto de cazadores y de los inquisidores… ellos intentaran matarte, las criaturas sobrenaturales no son bienvenidas... aléjate.
Con un fuerte ruido del arma se interrumpió la comunicación. Pude ver que su aura se desvanecía; había muerto.
Siempre recordé sus palabras, y también al cazador. Recordar cómo vestía me ayudó mucho en el futuro a poder reconocerlos. Me quedé oculto, hasta que vi alejarse y desaparecer el aura del asesino. Bajé del árbol y me acerqué al cuerpo del cambiaformas. Sentí el olor de las bala y me alejé rápidamente.
—Esto es plata, ya reconozco su olor —procesé antes de mirar al difunto— No puedo enterrarte, la tierra es suciedad, lo siento —abandoné el cuerpo.
Caminé por varias semanas y llegué a una cuidad en Polonia. Allí conseguí un pequeño trabajo de limpiador de aceras en la calle. Aseé por 5 meses hasta que ocurrió aquel acontecimiento. Había cumplido 30 años para entonces.
Limpiaba las aceras circundantes de un edificio extraño, había muchas auras dentro. Del interior salía despedido un olor que me causaba náuseas. Me acerqué al edificio y salieron a mi encuentro 3 mujeres vestidas de manera extravagante, con ropas que dejaban a la vista sus pechos, usaban mucho maquillaje y grandes peinados con accesorios escandalosos.
—Vaya, vaya. Pero ¿qué tenemos aquí? —dijo una de las mujeres
—Un pequeño cliente —sonrió la del medio, vestida de rojo.
—Qué jovencito tan hermoso, no se ven caras tan bonitas por aquí —dijo la tercera mujer que vestía de fucsia.
Las miré sorprendido. Apenas podía distinguir el olor propio de esas mujeres, sus cuerpos estaba impregnados de olores distintos, era asqueroso.
—Eres virgen, ¿verdad, niño? —dijo la de rojo.
—Nosotras te daremos mucho amor. No te cobraremos sólo por esa hermosa cara —susurró la mujer de azul.
Entre las 3 me tomaron y me metieron dentro de ese edificio. Era un olor tan insoportable que vomité ahí mismo.
Me metieron a una habitación y empezaron a desnudarse. Yo no podía moverme, estaba en shock… tenía miedo y el olor me estaba matando. Las mujeres se incorporaron desnudas y empezaron a quitar mis ropas. Mi cabeza daba vueltas, empecé a sudar, recordé a mi madre desnuda.
—Me van a ensuciar, me van a ensuciar, me van a ensuciar, me van a ensuciar —pensaba.
Mis músculos se tensaron y antes de que pudiera pensar estaba transformando en un león. Las asesiné a las tres sin piedad. El escándalo provocó que varias entraran a la habitación. No dejé a ninguna ramera viva en aquel edificio.
Salí ensangrentado del lugar y encontré que alguien me esperaba en las afueras: era un cazador. Su aura estaba agitada, sentí el peligro.
—Mira el desastre que has hecho. Era el mejor burdel de la cuidad— dijo desinteresadamente el cazador.
—Esto es malo, debo correr… ¡debo alejarme! —sin pensar me transformé en un felino delgado moteado.
—¡Mierda!— gritó furioso el cazador.
Lo perdí en cuestión de segundos
—Estoy a salvo —suspiré.
Le di una última mirada a aquella ciudad desde la distancia y continúe mi viaje.
Tenía 40 años cuando llegué a Francia. Para pasar desapercibido exploré la cuidad en mi forma de gato. Fue cuando cerca de un café vi un anuncio.
—“Escuela de mayordomos Fleur d'iris noirs. Lo hacemos todo a la perfección”—
—Perfección… —dije para mi mismo.
Vi la dirección y me dirigí al lugar. Era un hermoso edificio blanco, tenía unas rejas cubiertas de rosas y el pasto era del verde más puro y cortado perfectamente. Me asomé par la ventana y pude ver a personas vestidas de un negro finísimo, limpiando y cocinando vigorosamente.
—Esto es lo que he estado buscando —dije complacido. Volví a mi forma humana y llamé a la puerta. Un hombre serio e impecable me recibió.
—¿Qué desea, joven? —dijo el hombre con una expresión incomoda.
—Muy buenas tardes, mi nombre es Konstantin Dragomirov. Lamento importunarlo, pero he visto lo maravillosa que es esta institución y quisiera ser parte de ella. ¿Me permite saber su nombre? —dije con una sonrisa.
—Mi nombre es Pierre Dubois. —contestó sin interés— Usted luce bastante joven… ha de saber que esta institución cobra por formar a los mejores mayordomos y que alguien como usted no la podría pagar.
—Yo no tengo dinero, pero... ¡sé limpiar, cocinar y enmendar! —dije con voz firme.
—Un mayordomo no debe solamente saber hacer esas cosas joven. Sin dinero lamento decirle que no puede formar parte de nuestra respetable institución —Estaba por cerrar la puerta, pero la detuve.
—¡Por favor! ¡deme una oportunidad! No puedo pagar con dinero, pero pagaré limpiando y haciéndome cargo del edificio… se lo suplico —me arrodillé ante el hombre que tenía una expresión confundida.
—Muy bien —dijo Pierre con una mirada maliciosa— Acompáñeme adentro.
Me llevó hasta una enorme biblioteca. Quedé maravillado ante aquel lugar.
—¡Estos libros no tienen ni una pizca de polvo! —Sonreí.
Pierre no respondió y sacó un libro enorme, de unas 2000 paginas.
—Este libro es parte de la Biblioteca que contiene todas las recetas conocidas en el mundo, tanto de postres como de platillos. Quiero que los aprendas y realices 50 recetas a tu elección para mañana. El resto las evaluaré de manera oral. Si lo logras, dejaré que estudies gratis —dijo.
—¡Sí, señor! —Pierre quedó sorprendido por esta respuesta tan convincente.
Empecé de inmediato, memoricé cada receta y elegí hacer de todo, desde platillos, y sopas hasta postres, café, y té. Al día siguiente estaba todo incorporado perfectamente sobre una mesa. Dispuse un mantel apropiado y decoré con flores de iris.
Todos estaban anonadados al llegar a salón y se incorporaron en la mesa. Mis platillos rápidamente desaparecieron. Hubo un silencio que me pareció eterno.
Furioso el señor Pierre gritó —¿¡Quién ha ayudado a este joven!?
Los estudiantes murmuraban, y negaban con la cabeza.
—Esto es extraordinario, Konstantin. Me has dejado sin palabras. Ven conmigo —me llevó hasta su oficina y empezó con el examen oral. Dije cada receta a la perfección.
—No puedo creerlo. No pensé que tendríamos a alguien así en nuestra institución —dijo complacido.— Konstantine, bienvenido a la Escuela de mayordomos Fleur d’iris noirs. La educación impartida dura aproximadamente 6 años y nuestros mayordomos sólo pueden ser contratados por la realeza. Felicitaciones.
Fui el mejor estudiante de la escuela. En mi estadía pude leer todos los libros de la biblioteca. Aprendí, además de lo que debía saber un mayordomo, de historia, artes, ciencias y del mundo actual.
Salí de la escuela con honores y me asignaron junto con otros a la Baronesa Inge D’Auxy, para que ella eligiera al más apto. En ese día comenzaron mis servicios de mayordomo.
* Datos Extras: Le encantan los postres; sus favoritos son el Ptichie moloko y el macaron. Odia el polvo y la suciedad. Le complace ver el brillo de los pisos y de los cubiertos. Disfruta de las conversaciones con los animales de la zona.
-Habilidad/Poder:
► Poderes Innatos
→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el cambiaformas está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves. El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros cambiaformas o licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
► Otros Poderes:
→ Memoria fotográfica: Capacidad de recordar cosas oídas y vistas con un nivel de detalle perfecto. Las personas con esta habilidad no olvidan nunca escritos, sonidos, imágenes y los recuerdan mucho tiempo después como si lo hubieran escuchado/visto apenas unos días antes.
→ Bloqueo mental: Es la habilidad para bloquear su mente y nadie (ni siquiera los vampiros que leen mentes) pueden saber lo que piensa.
→ Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros cambiaformas por medio de la mente (cuando están transformados) y con otros animales que no sean parte de su raza (incluidos los Licántropos). Funciona únicamente a cortas distancias.
Formas:
1.
- Gato:
2.
- Chita:
3.
- León:
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