AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
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Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene."
Bien dicen que los menesterosos no le importan a nadie, que guardan tal ruina que a ninguno se le ocurre siquiera acercarse. Dicen que sus muertes no se sienten, no se extrañan, no se anhelan… y que la enfermedad se los lleva sin que lleguen a ellos ni las medicinas ni las atenciones. Ella suponía que sus sueños eran ciertos, que el viejo que veía al dormir y al que creía su abuelo la llamaba desde el más allá y que los espíritus que le advertían que sería como ellos pronto tendrían razón.
Los sueños, Alexia a veces los odiaba, aunque debía aceptar dolorosamente que también los amaba. Mientras duraban, ella podía ser feliz en ese mundo por momentos idílicos, donde ya no había hambre, ni frío, ni dolor. El vasto mundo de los sueños, del que tantos y tantos habían hablado en todos los tiempos y todos los mundos, contenido para ella entre aquellas cuatro húmedas paredes… o quizá sólo la tierra de los muertos, donde ella moraba, y donde su compañía eran meros visitantes espectrales.
En aquel lugar, en aquella misma cripta sometida al hechizo de la noche, ella aceptaba también esa posibilidad de pasar del lado de la muerte que la rodeaba. Sabía bien de la eternidad que había del otro lado la esperaba con risas agradables o siniestras como si quisiera cobrar cada favor hecho o pendiente. Alexia se limitaba a observar las paredes con ojos tristes mientras sentía que el cuerpo no le respondía. A veces le parecía que la cripta comenzaba a expandirse vertiginosamente al tiempo que ella intentaba darse vuelta y respirar mejor. Otras veces sentía que todo se le venía encima, que la alcanzaba sin importar si el paso era rápido y lento. Ella avanzaba hacia la muerte sobre el suelo frío, con los pies descalzos, con su gato como única compañía física y el cuál poseía una inexplicable y enorme fidelidad para con la bruja. A duras penas Alexia le podía sonreír, ya sabía que luego de haber terminado el agua luego de esos escalofríos y fiebres repentinas que le aparecieron un día, había empezado la trayectoria inevitable hacia la muerte que esperaba en medio de su juventud. –Te voy a extrañar Canelito- fue lo último que alcanzó a decirle la noche anterior antes de empezar a sumirse en sueños más largos y despertares más llenos de alucinaciones, si es que podía abrir los ojos. Se despertaba jadeando en muchas ocasiones en busca de aire, sudando frío con la frente caliente, llorando.
Había un fantasma que la visitaba cada tanto y esa noche volvió. Entró en silencio, y acercándose despacio y en silencio se sentó al borde de la maltrecha y delgada manta sobre la que estaba Alexia, sentándose allí antes de acariciarle el rostro, como siempre hacía… -¿Estás lista? He venido por ti- mencionó. Alexia estaba dormida, o más bien inconsciente, pero sabía todo esto. Lo veía desde su reino de sombras. Dormía cuando aquél se acercaba, y seguía durmiendo después de que la hubiera despertado. Sin embargo hoy había llegado distinto. Sintió que le delineó con los dedos las enormes marcas negras bajo sus ojos y le acarició una vez más el rostro que parecía más delgado de lo que solía ser, con la piel pegada a los huesos mientras ella moría, mientras se dejaba ir. En algún momento sonrío, el roce se sintió tan helado y reconfortante que le recordó al vampiro que había conocido en el parque de diversiones. Él era así de frío y ese roce de aquél momento le calmaba la piel ardiendo que le provocaba la fiebre. –Drake- murmuró entre dientes de modo casi inentendible y pretendió despedirse del mundo con esa agradable sensación y con la imagen de él en su mente, con el mero recuerdo de la noche en que se sintió protegida como no ocurría hace tanto, tanto tiempo.
Los sueños, Alexia a veces los odiaba, aunque debía aceptar dolorosamente que también los amaba. Mientras duraban, ella podía ser feliz en ese mundo por momentos idílicos, donde ya no había hambre, ni frío, ni dolor. El vasto mundo de los sueños, del que tantos y tantos habían hablado en todos los tiempos y todos los mundos, contenido para ella entre aquellas cuatro húmedas paredes… o quizá sólo la tierra de los muertos, donde ella moraba, y donde su compañía eran meros visitantes espectrales.
En aquel lugar, en aquella misma cripta sometida al hechizo de la noche, ella aceptaba también esa posibilidad de pasar del lado de la muerte que la rodeaba. Sabía bien de la eternidad que había del otro lado la esperaba con risas agradables o siniestras como si quisiera cobrar cada favor hecho o pendiente. Alexia se limitaba a observar las paredes con ojos tristes mientras sentía que el cuerpo no le respondía. A veces le parecía que la cripta comenzaba a expandirse vertiginosamente al tiempo que ella intentaba darse vuelta y respirar mejor. Otras veces sentía que todo se le venía encima, que la alcanzaba sin importar si el paso era rápido y lento. Ella avanzaba hacia la muerte sobre el suelo frío, con los pies descalzos, con su gato como única compañía física y el cuál poseía una inexplicable y enorme fidelidad para con la bruja. A duras penas Alexia le podía sonreír, ya sabía que luego de haber terminado el agua luego de esos escalofríos y fiebres repentinas que le aparecieron un día, había empezado la trayectoria inevitable hacia la muerte que esperaba en medio de su juventud. –Te voy a extrañar Canelito- fue lo último que alcanzó a decirle la noche anterior antes de empezar a sumirse en sueños más largos y despertares más llenos de alucinaciones, si es que podía abrir los ojos. Se despertaba jadeando en muchas ocasiones en busca de aire, sudando frío con la frente caliente, llorando.
Había un fantasma que la visitaba cada tanto y esa noche volvió. Entró en silencio, y acercándose despacio y en silencio se sentó al borde de la maltrecha y delgada manta sobre la que estaba Alexia, sentándose allí antes de acariciarle el rostro, como siempre hacía… -¿Estás lista? He venido por ti- mencionó. Alexia estaba dormida, o más bien inconsciente, pero sabía todo esto. Lo veía desde su reino de sombras. Dormía cuando aquél se acercaba, y seguía durmiendo después de que la hubiera despertado. Sin embargo hoy había llegado distinto. Sintió que le delineó con los dedos las enormes marcas negras bajo sus ojos y le acarició una vez más el rostro que parecía más delgado de lo que solía ser, con la piel pegada a los huesos mientras ella moría, mientras se dejaba ir. En algún momento sonrío, el roce se sintió tan helado y reconfortante que le recordó al vampiro que había conocido en el parque de diversiones. Él era así de frío y ese roce de aquél momento le calmaba la piel ardiendo que le provocaba la fiebre. –Drake- murmuró entre dientes de modo casi inentendible y pretendió despedirse del mundo con esa agradable sensación y con la imagen de él en su mente, con el mero recuerdo de la noche en que se sintió protegida como no ocurría hace tanto, tanto tiempo.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“La muerte es el final del camino pero el tuyo apenas esta comenzando”
Las noches pasaron con tal velocidad que el recuerdo de la bruja que había conocido en el parque amenazaba con desaparecer de su mente, eso inquietaba al vampiro, que había debido mantenerse alejado unos cuantos días de lo que prometio. Cuidar a Alexia sobre todo. Ese día le pareció particularmente largo, todo porque estaba aguardando desesperadamente que la noche se cerniera sobre París para dirigir su andar hasta el cementerio, refugio de la joven bruja de los cabellos plata. Durante la mañana en los momentos que no podía salir, tenia en sus pensamientos una extraña sensación, algo que le llevaba a estar mucho más desesperado por llegar al lado de ella. Atribuyo todo solamente a los deseos de ver nuevamente su sonrisa, enfrascarse en sus conversaciones inocentes y alejar los demonios que amenazaban con hacer que la bruja perdiera lentamente la cordura y la seguridad.
Lexi había sido a quien no estaba buscando, pero a quien era necesario que encontrara. Pensar en ella había desvanecido parte de la tristeza de no poder volver a ver a sus hermanos o a su familia, le daba una razón para mantenerse en pie y buscar la seguridad de alguien. Ella de una manera muy particular y veloz, se había adentrado en lo más profundo del inmortal y él se aferro a ella, como si fuera lo más valioso en el mundo. En cierto sentido lo era.
Durante su humanidad, se había enamorado de algunas jóvenes y por eso es que sabía que también se enamoro de Lexi. ¿Repentino? Quizás, pero no existía nada que perder; él no tenía que perder más que a la bruja y ese pensamiento, prefería omitirlo.
En el instante en que la oscuridad comenzó a engullir con delicia a la luz del día, Drake ya se encontraba listo, pendiente al momento en que la luz se desvaneciera por completo y una vez que no quedaron rastros de esa luz que significaba mortal para él, pero que suplía con la compañía de la bruja; se lanzo a las calles con la única finalidad de conocer finalmente a Canelo, el amigo Jack de Lexi y ver la clase de refugio que quien le robaba los pensamientos tenía para si misma. Apresuro sus pasos, aprovechando aquella condición que le brindaba la oportunidad de caminar mucho más veloz que cualquier humano y por tanto llegar a sitios alejados en poco tiempo.
La entrada el cementerio le dio la bienvenida y la velocidad que llevaba disminuyo. No sabía exactamente donde era que se encontraba la bruja, así que camino lento, entrando más y más en el cementerio, siguiendo los aromas, buscando entre todos ellos el aroma de la joven. Tardo algo de tiempo en poder localizar el aroma pero una vez que el ligero rastro de Lexi llego hasta su sentido del olfato, lo siguió sin dudar un instante. Llegó hasta una construcción maltrecha y recordó que según la bruja, no muchos visitaban aquel sitio. Sin esperar mucho más llamó a la bruja.
– Lexi, soy Drake. ¿Quieres salir a pasear hoy? – no hubo respuesta alguna y ante ese hecho, opto por entrar y ver que era lo que sucedía. Nada de aquel lugar era relevante, solo buscaba a la mujer que sabía que se encontraba allá y que pudo divisar recostada. La respiración de ella se escuchaba tenue, los latidos de su corazón demasiado calmos y de haber tenido un corazón aún latiendo en su pecho, se habría exaltado ante la visión. Aquello que había tratado de evitar desde el momento en que la vio se encontraba tocando a la puerta de Alexia. La muerte estaba cercana y no tenía intención alguna de darle su bien más preciado.
Dando zancadas grandes y veloces logro llegar hasta ella. Ignoro al gato que estaba cercano a la bruja y se centro en el sudor que recorría la frente ajena.
– Lexi… – La mano del vampiro descanso suavemente en su mejilla, preguntándose si aún estaría un poco consciente, pero sobre todo, si existiría la posibilidad de salvarle y mantenerla humana aún.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo que perder.
Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón."
Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón."
La muerte era algo natural para ella desde que era una niña, desde que su madre falleció en su presencia y en sus brazos dejándola sola, desde que su espíritu le pidió a su pequeña que la enterrara en el patio de su casa como si fuera la cosa más normal del mundo…
Luego vino el manicomio, donde pasó unos buenos años. Ese era el lugar en el que veía a la gente desaparecer de la nada y luego los veía de nuevo pero como espíritus confusos, que no aclaraban si estaban vivos o muertos y cuya locura continuaba aún latente y sin consciencia alguna. Eso hasta que escapó. Por último vino el cementerio, el lugar que reunía todas las características de años anteriores y la acunaba entre muertos como si fuera uno más de ellos y, finalmente lo sería dentro de poco.
El cuerpo débil no aguantaba más, tenía la garganta reseca y una tos ocasional que le daba cierto sabor a sangre en la garganta. Se sentía muy mareada al punto de no poder siquiera levantar la cabeza. Los ojos le dolían y en cierto modo agradecía la oscuridad en la que se encontraba sumida. Los temblores eran tan involuntarios que ni siquiera los sentía y las gotas de sudor sobre su frente no lograban refrescar de ningún modo la fiebre. Ni siquiera la lengua rasposa de su gato Canelo quien intentaba despertarla lograba nada. Era su hora, si no sumían su cuerpo en agua helada para bajarle la fiebre y le daban los cuidados necesarios, ella se iría, para siempre, sin remedio, sin nadie.
¿Sería más cómodo si se dejara ir? Ya no sentiría más hambre, ni temor, ni sed o soledad. Ya no le dolería el estómago luego de su mala alimentación. Ya no la lastimarían ni las palabras ni los golpes y tampoco volvería a necesitar dinero. Pero en el fondo ella quería vivir y se aferraba a esa última esperanza sin descripción alguna pero con ideas en desorden que le alimentaban las ganas de volver a despertar como antes. Quería el sol sobre su pálida piel, deseaba acariciar más a su gato y corretearlo de tanto en tanto, anhelaba ver de nuevo a Drake aunque creía que él no volvería, que se había cansado o que, como todos, había visto en ella más las desventajas de sí que le gritaban desde adentro. ¿Por qué entonces lucharía por quedarse? A su lado el único que permanecía era su gato y bien sabía lo independiente que podía a llegar a ser él. Lo sabía porque en ocasiones él desaparecía y volvía días después como si nada hubiese pasado, como si jamás se hubiese ido del lado de Alexia.
Era todo, incluso cuando escuchó ese “Lexi” de la voz de Drake sintió que estaba alucinando. Canelo gruñía como cuando estaba enojado y lo sintió subirse sobre su costado con fuerza. Pero él también sentía a la muerte, no había remedio. Con esfuerzo y sin abrir los ojos medio sonrió. –Drake- repitió –Otra vez estoy soñando, como el otro día. Pero ya es hora de irme- dijo entre dientes y de nuevo cerró los ojos debido a la alta fiebre.
Y de nuevo soñó, pero esta vez escuchaba gritos en medio de la oscuridad. Ella caminaba, avanzaba, llamaba a otros: -¿Madre? ¿Abuelito? ¿Dónde están?- preguntaba en el sueño aunque de seguro también podía estar siendo audible para Drake -¿Debo irme ya? ¿Viene mi gato conmigo? Tengo miedo, algo me persigue- y empezó a correr, sin saber a donde exactamente y en medio de la oscuridad de su pesadilla donde la luz al final del túnel era sólo una mentira más de los vivos. Allí no había nada, tampoco nadie. Sólo habían gritos de todo tipo, de los que desgarraban la garganta por causa del horror, de los burlones, de los que claman, de los que ríen sin poder detenerse… todo era confuso y el cuerpo de la bruja se movía en el suelo con inquietud, suavemente por la debilidad pero con la suficiente angustia que las gotas sobre su frente se le iban deslizando más y más por el rostro, por el cuello. –No, no quiero…- lloraba.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“Y si la muerte te quiere, deberá pelear contra mi antes porque estoy seguro de que te quiero más que ella”
El gato reclamaba la osadía del vampiro por entrar en donde nadie más que él y su bruja podían. El animal sin duda alguna sentía que debía protegerla, incluso de Drake y no podía culparlo, la ausencia de latidos, la falta de una respiración e incluso la frialdad de su cuerpo eran lógicamente signos de muerte que alertaban a cualquier ser vivo coherente, pero no a Lexi. Ella le había hablado como si fuera uno más de los muertos que la acompañaban día y noche, sin la verdadera intención de alejarle de su lado porque temiera que le fuera a usar de alimento. Le dejo ver sus temores, pudo tratar de ayudarla pero más que nada, le dejo recordar como era que se sentía enamorarse de alguien.
Nunca antes había visto a nadie estar al borde de la muerte y sin embargo, sabía como era. Parecía ser que el estar muerto le daba esa sabiduría misteriosa que le decía que ella no duraría mucho tiempo más. En el rostro pálido de ella no existía sonrisa alguna y con cada dificultosa respiración se iba un poco más de ella. Le dolía verla de esa manera así como dolían las cosas cuando era humano, al igual que al dejar a su familia y mucho más parecido a cuando creyó ver a su hermana solo para terminar convertido en lo que era ahora; dolía más incluso que cuando murió para volver a abrir los ojos con una sed indescriptible que le quemaba en la garganta y una desesperación como nunca antes creyó sentir. No quería que ella muriera.
Sonrió ligeramente pese a que Canelo aún se quejaba de su presencia, pero apenas escucho la voz tenue y cansada de Lexi, dejo de pensar en todos para concentrarse en ella.
– No estas soñando – sus dedos fríos pasaban por la frente y mejillas ajenas, buscando de esa manera bajar un poco la temperatura que debía tener y la cual debía dificultarle mantenerse consciente – Aquí estoy porque vine a verte. No te vayas, quédate Lexi. Quédate conmigo – y entonces volvió a pederla, sumergida en sus sueños delirantes esta vez no por las fuerzas misteriosas que actuaban sobre ella, sino por la enfermedad que la estaba consumiendo y por la cual en parte se sentía culpable. ¿No se mojaron el día del parque? A él no iba a sucederle nada, todo porque estaba tan muerto como Jack pese a que pudiera moverse, pero la bruja aún era frágil, se encontraba viva y era vulnerable a las enfermedades humanas que nunca más sufriría el inmortal.
Los delirios aumentaron, diciendo al vampiro que era necesario bajar la temperatura de la bruja lo más pronto posible si es que quería tenerla más tiempo a su lado. Cuando con sus brazos comenzó a roderar el cuerpo de Lexi, Canelo soltó un arañazo en su dirección.
– Deja de hacer eso, solo voy a ayudarla – aquello que decía Alexia que le perseguía en los sueños, debía ser nada más que la muerte – No dejes que te alcance Lexi, corre y regresa a mi – la levanto de la piedra donde se encontraba y salió de la tumba donde se hallaban, tratando de pensar donde es que existía agua. La temperatura del exterior era mucho más fría que dentro, pero eso no ayudaría demasiado y su mente tampoco estaba ayudando con la preocupación que estaba afectando – Nada va a pasarte Lexi, todo va a estar bien – el único sitio entonces al que se le ocurrió llevarla y que estaría a salvo, bajo sus cuidados y atenciones fue su propio hogar. Allá encontraría agua fría y un lugar adecuado para el reposo de la bruja. Ella lo comprendería cuando se pusiera mejor y fue por eso que sin aguardar más, partió en dirección a su hogar todo a la mayor velocidad que le permitía su condición siempre vigilando que la respiración y los latidos de Lexi no se detuvieran.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"¡Te reto a un duelo!... dijo la muerte."
Se preocupaba por ella un gato, le compartía la comida un gato, la acompañaba el mismo y nada de eso era sinónimo de cordura. Dormía en una cripta y su hogar era un cementerio, eso tampoco significaba salud. Pero eso era todo lo que quedaba mientras su cuerpo perdía las fuerzas y su corazón palpitaba cada vez más débil.
En el fondo, era increíble que el animal que también estaba rodeado de muertos, supiera de algún modo que Drake era diferente y que pese a que no emitía calor representaba algo distinto. Le gruñía con el lomo erizado pero extrañamente no le atacaba, lo dejaba acercarse bajo su inútil amenaza e incluso permitió que tocara a la bruja a quien hace poco le lamía la nariz y maullaba dolorido intentando de ese modo llamarla, pedirle que abriera los ojos y se levantara. Pero nada era suficiente, ella seguía inconsciente y las alucinaciones continuaban sucediéndose sin parar, generándole incluso una angustia que manifestaba únicamente su cuerpo.
Los dedos fríos de Drake sobre su rostro fueron refrescantes, pero ella no se daba cuenta en medio de su fiebre y del estado general de su salud. Su cuerpo fue envuelto con prontitud por los brazos ajenos y la primera reacción violenta del gato se manifestó en el arañazo que le propinó a Drake de modo inmediato. El gato no iba a permanecer tranquilo mientras ella abandonaba su lugar y gruñó aún con más violencia que en un primer momento. Sin embargo no lo repitió y se quedó mirándolo amenazante. Sin duda era un animal aún más extraño que su dueña quien lo había adoptado cuando apenas era un bebé. Era un gato raquítico, abandonado en cualquier lugar. Tenía el pequeño cuerpo siendo alimento de pulgas y garrapatas y solo la bruja encontró la belleza en un animal casi al borde de la muerte. Lo tomó en brazos ese día, lo llevó al cementerio y tras dedicarse a limpiarlo de cada animalejo, lo alimentó con lo que pudo. Había valido la pena, Canelo había sobrevivido.
Cuando Drake salió de la cripta, el gato le seguía de cerca, sin quitarle los ojos de encima. Tampoco se acercaba mucho, pero permanecía tras él indicándole a su manera que iba a seguirlo a donde sea que fuera. –Déjame ir…- dijo de pronto Alexia, entre dientes. Pero lo que murmuraba no se lo decía a Drake, sino a lo que sea que la persiguiera en sus alucinaciones y que por ahora sentía que la halaba de un brazo. Muchos decían que cuando se iba a morir se veía la luz, pero en su caso era una visión tan horrible que cualquier se hubiera dejado ir con tal de no soportar aquello.
El vampiro se movió veloz en su afán de trasladarla y curiosamente, sin importar cuanto tardara en volver a aparecer, Canelo le seguía incansable. Por su parte, ella permanecía igual: manteniendo la fiebre, el constante silencio que sólo cortaban algunos quejidos que iban siendo cada vez más débiles y el cuerpo que se dejaba caer sobre los brazos ajenos sin oponer resistencia ni tampoco condiciones para afianzarse al mismo. Por un momento abrió a medias los ojos y sus pupilas dilatadas parecieron reconocerlo cuando se cruzaron con los ojos ajenos. Sonrió y de nuevo cerró los ojos, quedando una vez más inconsciente.
Alguna vez él le prometió flores, ella lo recordaba, pero ¿Las llevaría entonces si ella moría? de haber estado lúcida lo único que hubiera pedido sería que cuidara de lo más importante que tenía por ahora, Canelo. Un suspiro se le escapó de los labios y de nuevo susurró con dificultad -No quiero ir, déjame ya- lloriqueó débilmente mientras fruncía un poco el ceño -Drake- repitió con dificultad su nombre como si creyera que él podía hacerlo de nuevo, alejarle los temores con tan sólo aparecer, como cuando alejó el mal en el parque de diversiones y la hizo sonreír en medio de las voces y del dolor de sus lastimadas manos. Sin asimilarlo bien, sentía que él estaba ahí, pero ¿No podría ser parte de todo el engaño de su mente que se despedía del mundo como pequeños flash de recuerdos? Nada se sabía, cada vez quedaba menos tiempo.
En el fondo, era increíble que el animal que también estaba rodeado de muertos, supiera de algún modo que Drake era diferente y que pese a que no emitía calor representaba algo distinto. Le gruñía con el lomo erizado pero extrañamente no le atacaba, lo dejaba acercarse bajo su inútil amenaza e incluso permitió que tocara a la bruja a quien hace poco le lamía la nariz y maullaba dolorido intentando de ese modo llamarla, pedirle que abriera los ojos y se levantara. Pero nada era suficiente, ella seguía inconsciente y las alucinaciones continuaban sucediéndose sin parar, generándole incluso una angustia que manifestaba únicamente su cuerpo.
Los dedos fríos de Drake sobre su rostro fueron refrescantes, pero ella no se daba cuenta en medio de su fiebre y del estado general de su salud. Su cuerpo fue envuelto con prontitud por los brazos ajenos y la primera reacción violenta del gato se manifestó en el arañazo que le propinó a Drake de modo inmediato. El gato no iba a permanecer tranquilo mientras ella abandonaba su lugar y gruñó aún con más violencia que en un primer momento. Sin embargo no lo repitió y se quedó mirándolo amenazante. Sin duda era un animal aún más extraño que su dueña quien lo había adoptado cuando apenas era un bebé. Era un gato raquítico, abandonado en cualquier lugar. Tenía el pequeño cuerpo siendo alimento de pulgas y garrapatas y solo la bruja encontró la belleza en un animal casi al borde de la muerte. Lo tomó en brazos ese día, lo llevó al cementerio y tras dedicarse a limpiarlo de cada animalejo, lo alimentó con lo que pudo. Había valido la pena, Canelo había sobrevivido.
Cuando Drake salió de la cripta, el gato le seguía de cerca, sin quitarle los ojos de encima. Tampoco se acercaba mucho, pero permanecía tras él indicándole a su manera que iba a seguirlo a donde sea que fuera. –Déjame ir…- dijo de pronto Alexia, entre dientes. Pero lo que murmuraba no se lo decía a Drake, sino a lo que sea que la persiguiera en sus alucinaciones y que por ahora sentía que la halaba de un brazo. Muchos decían que cuando se iba a morir se veía la luz, pero en su caso era una visión tan horrible que cualquier se hubiera dejado ir con tal de no soportar aquello.
El vampiro se movió veloz en su afán de trasladarla y curiosamente, sin importar cuanto tardara en volver a aparecer, Canelo le seguía incansable. Por su parte, ella permanecía igual: manteniendo la fiebre, el constante silencio que sólo cortaban algunos quejidos que iban siendo cada vez más débiles y el cuerpo que se dejaba caer sobre los brazos ajenos sin oponer resistencia ni tampoco condiciones para afianzarse al mismo. Por un momento abrió a medias los ojos y sus pupilas dilatadas parecieron reconocerlo cuando se cruzaron con los ojos ajenos. Sonrió y de nuevo cerró los ojos, quedando una vez más inconsciente.
Alguna vez él le prometió flores, ella lo recordaba, pero ¿Las llevaría entonces si ella moría? de haber estado lúcida lo único que hubiera pedido sería que cuidara de lo más importante que tenía por ahora, Canelo. Un suspiro se le escapó de los labios y de nuevo susurró con dificultad -No quiero ir, déjame ya- lloriqueó débilmente mientras fruncía un poco el ceño -Drake- repitió con dificultad su nombre como si creyera que él podía hacerlo de nuevo, alejarle los temores con tan sólo aparecer, como cuando alejó el mal en el parque de diversiones y la hizo sonreír en medio de las voces y del dolor de sus lastimadas manos. Sin asimilarlo bien, sentía que él estaba ahí, pero ¿No podría ser parte de todo el engaño de su mente que se despedía del mundo como pequeños flash de recuerdos? Nada se sabía, cada vez quedaba menos tiempo.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“Ella será siempre mía”
Un latido débil pero que se mantenía regular, al igual que las esperanzas del vampiro porque la bruja a quien ya le tenía demasiado afecto -aunque más bien sufría un enamoramiento por ella- se mantuviera viviendo. Estaba dispuesto a sacrificar todo lo necesario porque ella estuviera a salvo; notando la debilidad de Lexi incluso estaba dispuesto a tratar de llamar al espíritu que en el parque le hiciera mantenerse al margen, esperaba en ese acto desesperado que las fuerzas de Lexi se restablecieran al menos un poco y que su latido se volviera más fuerte.
Pese a los deseos de que aquella fuerza desconocida le mantuviera con vida, se negó a implorarle. Primero optaba por ser el mismo quien tratara de mantener en el mundo de los vivos a su querida bruja. La tomo entre sus brazos de manera cuidadosa, buscando que el contacto de su piel o si quiera la frialdad que esta emitía mantuvieran a la fiebre a raya y ayudara a que la bruja se mantuviera más consciente, que si corazón resistiera en lo que llegaban a su hogar, donde Drake estaba convencido de que tendría muchas más probabilidades de mantenerla con él. Canelo le seguía de cerca y aunque le ataco, parecía ser que en parte el animal sabia que aquel ser no buscaba lastimar a quien fuera su compañera de vida; por el contrario, parecía estar ahora consciente de que lo que el vampiro buscaba era la salud de la bruja.
– Resiste Lexi, pronto te recuperaras y todo habrá pasado. Volverás a sonreír como siempre y yo estaré ahí para llevarte a todos los lugares que he prometido hacerlo – le beso suave la frente mientras terminaban de salir de la cripta – no hagas trampa Lexi, aún falta mucho para que la muerte te lleve. Quédate a mi lado – el gato prestaba atención a todo cuando hacía y de un instante a otro fue cuando Drake echo a correr. Existían momentos en los que le era necesario cambiar de dirección y en esos momentos en los que se detenía podía vislumbrar la figura del gato muy al pendiente de lo que hacía – No piensas dejarla, entonces alcanzame. Te esperaremos en casa – aquellas palabras las soltaba al viendo antes de reiniciar su carrera. No pensaba si quiera en rendirse, por más que escuchaba como la bruja deliraba en la fiebre y entre sus palabras escucho su nombre, impulsando al vampiro a continuar sin descanso. No cedería, no daría a su bruja a la muerte.
Disminuyo la velocidad que llevaba cuando estaba cerca de la casa que mantenía como suya. No andaba mucha gente por las calles lo cual le ayudo a llegar sin tener que fingir ser un hombre normal y abrió de golpe la puerta de su hogar. Se dirigió de manera rápida a abrir una de las ventanas en espera de que Canelo llegara a estar al lado de su dueña y después de hacer aquel gesto dirigido al animal protector de Lexi se dirigió al cuarto de baño. Cuando aún era humano y vivía con sus padres podía recordar la manera en la que eran cuidados tanto él como su hermano Ryley. Recordaba una ocasión de hecho en la que el mayor de ambos tuviera fiebre y para bajarla su madre le metiera en la bañera con agua fría y justo era lo que Drake tenía planeado hacer con Lexi. No se detuvo a sacar las ropas del cuerpo de la bruja, únicamente la puso en la bañera y le lleno con agua; siempre estaba fría el agua que usaba Drake en su hogar, pues siendo vampiro no notaba la diferencia real entre la calidez o la frialdad del agua, para él era exactamente igual.
La bañera comenzó a llenarse lentamente, entre las respiraciones dificultosas de Lexi y la mirada de Drake que no la alejaba mucho tiempo de ella, pendiente de alguna novedad. Fijaba sus sentidos en el ritmo cardiaco de la joven bruja y estaba en eso cuando unas patas andar en su hogar le hicieron observar a la entrada del cuarto de baño, donde estaba el gato Canelo. Tal como lo supuso, aquel inteligente felino había encontrado el camino a casa de Drake.
– Ella estará bien, todo va a pasar pronto porque Lexi es solamente mía – su mirada se dirigía entonces a Alexia y su mano se posaba sobre la frente femenina – ella vivirá, luchare contra lo que sea. La muerte no se la llevara, nunca – y ahí mantuvo su mano, pendiente de todo lo que pasaba en la bruja y en no alejar su fría mano de la frente de ella, pues de esa manera la mantenía a una temperatura más ideal, al igual que el agua que rodeaba el cuerpo y que llegaba casi al tope de la bañera.
Última edición por Drake Ende el Dom Oct 19, 2014 8:35 pm, editado 1 vez
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"Buscaba algo que decir, algo que escuchar, algo que sentir y algo que mirar. Todo antes de irse"
Un panorama típico de invierno se cruzó en la mente de Alexia, los árboles eran sólo tronco y ramas porque las hojas habían sido llevadas por el viento de algún otoño. En esa visión o sueño, ella caminaba descalza y sin mayor abrigo e incluso iba con los brazos desnudos. Avanzaba con los copos de nieve chocando contra su piel y derritiéndose en cada impacto. No sentía frío, ni hambre, ni temor a pesar que no se veían sino nieve sobre el suelo sin vegetación y los árboles prácticamente sin vida. No habían montañas ni protuberancia alguna sobre el suelo, todo era llano y vacío, sin sonidos iniciales hasta que una risita infantil se escuchó tras de ella.
Alexia aguardó durante unos minutos hasta que sintió que alguien la tomaba suavemente del brazo y la invitaba a girar. Al darse vuelta bajó la mirada y se encontró con una niñita, rubia y casi albina también. Sus ojos eran altones y verdes como los de Alexia. En resumen, era ella, cuando era niña. Se sonrieron y se tomaron de la mano para caminar juntas. No había necesidad de decir nada, cada una sabía quién era la otra. –¿Vamos a morir? – preguntó la chiquilla, que representaba la parte más dulce de la bruja y que continuaba vigente –No lo sé, yo creo que sí– dijo Alexia –¿Mi abuelito está aquí o es… mamá? – preguntó con cierta angustia y bajando la voz como si temiera ser escuchada. Si era el lugar donde yacía su abuelo, sería feliz, estaría en paz. Pero si era su madre, sabía que era el peor de los sitios a los que pudiera ir su alma y no quería compartir ese lugar de eternidad con la que fuera su progenitora y actual ente poseedor. –No sé, yo llegué aquí detrás de ti– comentó la pequeña encogiéndose de hombros –Drake está con nosotras ¿Te diste cuenta? – comentó la niña con una enorme sonrisa en sus labios –¿Nos llevará pastelillos? – continuó emocionada. –No lo sé– respondió Alexia con una voz dulce pero más madura al estar separada de su parte infantil –Pero quiero abrir los ojos para verlo un poco, antes de irnos a donde sea. Esta vez si quiero despedirme– dijo la Alexia mayor –Puedes hacerlo. Yo te esperaré aquí– susurró la niña y le apretó la mano con fuerza. Alexia cerró los ojos al sueño o visión y los abrió al mundo.
En un segundo, de nuevo volvió la debilidad, el cansancio, el ardor en la piel. Sintió su cuerpo flácido y algo doblado por la posición de la bañera aunque ella no identifica en donde estaba. Con los ojos a medio abrir supo que estaba en otro lugar, pero que al frente o más bien, hacia arriba, veía a Drake. Con la respiración entrecortada levantó la mano hacia él. Su pulso estaba alterado pero quería tocarle la mejilla. Él tenía su mano en la frente de ella y entonces le sonrió. –Hola– susurró. –Creo… que moriré hoy– la voz era un hilillo, pero lo miraba de un modo tan dulce que podría hacerle creer a cualquiera que estaba tranquila. Cuando alcanzó la mejilla ajena, apoyó la mano ahuecada allí –Eres hermoso– quizás él notara que su parte infantil e ingenua no estaba con ella en ese momento. Ahí, casi agonizante, estaba ella sola, sin su parte de niña ni tampoco la posesión. Lo miraba como sus recuerdos de él encapsulados en la mente de sus veinti tantos años –¿Me darías un beso como cuando nos conocimos? Quiero llevármelo– tosió de pronto obligándose a callar y volteó el rostro, retirando de paso la mano que había estado posada en el rostro de Drake. Se sintió ahogada y tenía el pecho tan comprimido que le dolía –Canelo…– dijo ya casi sin voz. –Ven mi pequeño– lo llamaba sin poder mirarlo mucho, sentía que en pocos minutos volvería a cerrar los ojos para volver a su nieve.
–Vine a despedirme de ti, Drake. Quería verte– tomó aire y cerró los ojos de nuevo. En esa ocasión no estaba inconsciente de repente, sencillamente el malestar la obligaba a hacerlo y hasta hablar la agotaba. Quería acariciar a Canelo, sentir un beso del vampiro y entonces, podría descansar en paz.
Alexia aguardó durante unos minutos hasta que sintió que alguien la tomaba suavemente del brazo y la invitaba a girar. Al darse vuelta bajó la mirada y se encontró con una niñita, rubia y casi albina también. Sus ojos eran altones y verdes como los de Alexia. En resumen, era ella, cuando era niña. Se sonrieron y se tomaron de la mano para caminar juntas. No había necesidad de decir nada, cada una sabía quién era la otra. –¿Vamos a morir? – preguntó la chiquilla, que representaba la parte más dulce de la bruja y que continuaba vigente –No lo sé, yo creo que sí– dijo Alexia –¿Mi abuelito está aquí o es… mamá? – preguntó con cierta angustia y bajando la voz como si temiera ser escuchada. Si era el lugar donde yacía su abuelo, sería feliz, estaría en paz. Pero si era su madre, sabía que era el peor de los sitios a los que pudiera ir su alma y no quería compartir ese lugar de eternidad con la que fuera su progenitora y actual ente poseedor. –No sé, yo llegué aquí detrás de ti– comentó la pequeña encogiéndose de hombros –Drake está con nosotras ¿Te diste cuenta? – comentó la niña con una enorme sonrisa en sus labios –¿Nos llevará pastelillos? – continuó emocionada. –No lo sé– respondió Alexia con una voz dulce pero más madura al estar separada de su parte infantil –Pero quiero abrir los ojos para verlo un poco, antes de irnos a donde sea. Esta vez si quiero despedirme– dijo la Alexia mayor –Puedes hacerlo. Yo te esperaré aquí– susurró la niña y le apretó la mano con fuerza. Alexia cerró los ojos al sueño o visión y los abrió al mundo.
En un segundo, de nuevo volvió la debilidad, el cansancio, el ardor en la piel. Sintió su cuerpo flácido y algo doblado por la posición de la bañera aunque ella no identifica en donde estaba. Con los ojos a medio abrir supo que estaba en otro lugar, pero que al frente o más bien, hacia arriba, veía a Drake. Con la respiración entrecortada levantó la mano hacia él. Su pulso estaba alterado pero quería tocarle la mejilla. Él tenía su mano en la frente de ella y entonces le sonrió. –Hola– susurró. –Creo… que moriré hoy– la voz era un hilillo, pero lo miraba de un modo tan dulce que podría hacerle creer a cualquiera que estaba tranquila. Cuando alcanzó la mejilla ajena, apoyó la mano ahuecada allí –Eres hermoso– quizás él notara que su parte infantil e ingenua no estaba con ella en ese momento. Ahí, casi agonizante, estaba ella sola, sin su parte de niña ni tampoco la posesión. Lo miraba como sus recuerdos de él encapsulados en la mente de sus veinti tantos años –¿Me darías un beso como cuando nos conocimos? Quiero llevármelo– tosió de pronto obligándose a callar y volteó el rostro, retirando de paso la mano que había estado posada en el rostro de Drake. Se sintió ahogada y tenía el pecho tan comprimido que le dolía –Canelo…– dijo ya casi sin voz. –Ven mi pequeño– lo llamaba sin poder mirarlo mucho, sentía que en pocos minutos volvería a cerrar los ojos para volver a su nieve.
–Vine a despedirme de ti, Drake. Quería verte– tomó aire y cerró los ojos de nuevo. En esa ocasión no estaba inconsciente de repente, sencillamente el malestar la obligaba a hacerlo y hasta hablar la agotaba. Quería acariciar a Canelo, sentir un beso del vampiro y entonces, podría descansar en paz.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“Si tengo que existir sin ella, prefiero mil veces desaparecer a su lado”
Antes de ella había existido un mundo. Una vida donde Drake fue humano, un cazador orgulloso de lo que lograba y que en una mala jugada del destino había terminado siendo una de esas criaturas de las que cazaba tan incesantemente, pero nada era tan malo como parecía en un inicio; gracias a todo aquello fue capaz de encontrarse con Alexia y de encontrar algo que hacer con su existencia inmortal que hasta esos momentos estaba basada únicamente en aferrarse a la vida humana que ya no tendría o las ganas de ver a sus hermanos que muy probablemente tampoco vería. La observaba como lo que significaba para él, la humana más valiosa y preciada que encontrara, ya fuera en su vida mortal o la inmortal.
No tenía la menor idea de la lucha interna o los sueños de muerte que Alexia tenía, cuando la muerte había llegado a él fue de una manera tan repentina que apenas había logrado sentirle un poco cuando estaba de nuevo en el mundo de los vivos, de una manera que nunca más le permitiría contemplar la luz del sol o envejecer. Tenía que ver a las personas que le importaban morir, sin que el paso del tiempo le afectara en lo absoluto y si bien acepto todo aquello en un inicio, ahora era la idea más despreciable del mundo. Ya no tenía idea de como eran las cosas cuando la bruja le llenaba los pensamientos, no estaba consciente de como había logrado sobrevivir sin ella tanto tiempo pero ahora, podía estar viviendo los últimos momentos en compañía de aquella alma que llenaba su universo interno de luz.
– Lexi – susurro su nombre, con la mano firme sobre la frente ajena y Canelo vigilando que no hiciera nada a su bruja. Ambos deseaban ver a Alexia despertar y sonreír, estar como siempre y saber que viviría aún mucho tiempo más. Drake sabía que aquel gato también esperaba eso porque no existía alguna otra razón para que se mantuviera expectante al igual que él.
Sonrió un poco, apenas para demostrar que estaba feliz de verla consciente y se mantuvo sin hacer algún movimiento que afectara a la bruja. Alexia fue la que se movió antes y le saludo. Aquel saludo sabía a despedida y eso le dolía a Drake que no porque hubiese dejado la humanidad había dejado de sentir el dolor de la perdida de alguien.
– Hola Lexi – negó a sus palabras de muerte. No pensaba permitir que ella se fuera de su lado porque de hacerlo no tendría otro motivo más que seguirla a donde quiera que fuera y para eso, solo debía esperar el amanecer en el exterior de su hogar – No lo harás, te lo asegura alguien que esta muerto. Hoy no es tu día, para eso falta mucho tiempo – la mano húmeda de la bruja le alcanzo la mejilla y no pudo más que buscar más ese contacto, pegando más su mejilla a ella. Una risa se escapo entre sus labios, dejando al descubierto los colmillos que siempre se esforzaba por mantener ocultos – Que cosas dices, tu eres más hermosa. Eres la más hermosa del mundo para mi, palabra de vampiro – la mano que mantenía libre fue hasta sujetar la ajena. ¿Cómo no enamorarse de ella cuando sus palabras le llenaban los vacíos al vampiro? – Te daré todos los besos que quieras, cuando quieras y donde quieras pero no me digas que te los llevaras – Hasta ese momento en que ella hablaba de besos es que el inmortal caía en cuenta de que hablaba con mayor claridad, con más consciencia de las cosas que la rodeaban y lejos de alegrarle, se alarmo. La consciencia de esa clase solo significaba que realmente estaba muriendo; Lexi se encontraba en ese estado en que la muerte hace que todo a nuestro alrededor tome sentido, que nos sintamos incluso llenos de vida cuando la realidad es que el fin esta cerca.
La mano de Drake se alejo de la frente de la bruja, mientras que ella llamaba a su gato. Canelo no parecía dudar ni un instante en acercarse a ella pero por el lado opuesto de donde se hallaba Drake.
– No Lexi, no te despidas de mi ahora – ¿Cómo es que lloraba un vampiro? Podían existir quizás muchas maneras, pero para Drake, su llanto era el sentir que su cuerpo estaba por partirse a la mitad. El mundo se volvía oscuro porque estaba perdiendo una batalla contra la muerte. El gato maulló, llamando a su dueña a que abriera los ojos y se quedara con ambos. Drake se acerco mucho más a la bañera, tanto como para lograr poner su frente contra la de la bruja y cerrar los ojos al igual que ella – Quédate conmigo. Resiste Lexi y te prometo que nunca voy a dejarte. Tenemos tanto que ver y tanto que hacer – y ahí estaba, esa sensación que le hacía creer que moría nuevamente – No me dejes – susurró apenas y se alejo, solo para besarle después la frente. Aún mantenía la esperanza en que ella podía resistir y de no ser así, usaría su propia naturaleza para traerla de regreso a él – Lexi, por favor – y cumpliendo con la petición de la bruja se acerco a sus labios y la beso, justo como lo había hecho antes y como pensaba seguirlo haciendo cuando ella estuviera fuera de peligro.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"Que hermosa es la oscuridad que sabiendo que puede perderte, se esfuerza por iluminarte"
Lo que Alexia tenía era desconocido, pero hacía que le doliera el cuerpo completo, que se le dificultara respirar, que tuviera fiebre, el pulso débil y perdiera de tanto en tanto la consciencia. Dadas las condiciones de vida de la bruja, había vivido bastante. Era de esperarse que comer mal y casi cualquier cosa, dormir en el cementerio y no consumir las vitaminas necesarias le estuviera cobrando la vida para aquella hora. Ya venía dando señales, Alexia era demasiado delgada e incluso daba una enorme sensación de fragilidad a la hora de agarrarla hasta por los brazos.
–Yo no voy a despertar más. Tú sí y está bien– susurró con la voz ronca y tosió de nuevo. Se tapó la boca con la mano y sintió el sabor a sangre en la boca. Por supuesto, cuando bajó la mano, el agua juagó la sangre que había expectorado al toser. –En el cementerio no hay espejos y los vidrios mienten– susurró explicando que no podía verse, que no sabía cómo era y, en el fondo, que sabía que no debía verse nada bien para esos momentos donde lucía más como una calavera que como una mujer. Suspiró con un dolor que se le reflejó en el ceño fruncido y cerró los ojos de nuevo. –Volví por eso, estaba... – tosió otra vez –caminando en la nieve a no sé dónde– le costaba demasiado hablar, pero quería explicarle que regresaba de donde fuera para verlo y no partir sin despedidas, como sí había hecho antes. Nunca había querido irse así, pero era lo mejor, o lo fue para ese momento.
–Mi gato– habló bajo otra vez y sacó la mano del agua, abriendo los ojos a medias y notando que el pequeño tenía las patas delanteras apoyadas en el borde de la bañera, mirándola. Alexia le acarició la cabeza, detrás de las orejas, sonriendo sin ganas –Pórtate bien mi chiquito– Canelo ronroneo, se frotó contra la mano débil de la bruja hasta que la misma se deslizó sin fuerza y fue a dar de nuevo al agua. De los ojos cerrados le brotaban lágrimas, eran gotas enormes que se deslizaban por sus mejillas al escuchar hablar a Drake. Se sentía querida por él y era extraño sentirse así. Desde que quedó huérfana había sido todo desolación, es más, desde que murió su abuelo había quedado sola, puesto que su madre se dedicaba a sus experimentos para revivir a su difunto esposo. Alexia no le había importado demasiado, la amó mientras el hombre de su vida estaba ahí para ellas. Luego nada. –Drake, por favor, no dejes a mi gato solito– le pidió cuando sintió la frente ajena pegada a la suya. –No sé cuánto me queda– le susurró de nuevo, sintiendo que tenía demasiado que decir para tan poco tiempo. Él la besó como le había pedido. Lexi abrió los ojos, le sonrió y se volvió a ir.
De nuevo estaba en el lugar de la nieve, tomada de la mano de la pequeña y sintiéndose fuerte de nuevo pero destrozada a la vez –¿Tú crees que nos quería? – le preguntó a la niña mientras empezaban a caminar de nuevo –Yo creo que sí, él va a cuidar de nuestro Canelito. Cuando te fuiste el abuelito me acompañó– dijo la pequeña dando un saltito, mientras que la Alexia mujer le sonrió como si apenas quisiera reconfortarla –Sólo no quiero que esté mamá. Si está el abuelito, vamos a ir a un lugar bueno– suspiró.
Alexia creía que había muerto ya y se limitó a avanzar, con esa energía que le daba la salud de su paraíso. Había cerrado los ojos al mundo que tantos golpes le había dado y sí, el corazón se le había detenido y ya no respiraba más. Le faltaron muchos cuidados, era necesario sacarla en un rato del agua, retirar las ropas mojadas para abrigarla y alimentarla bien. Por eso había avanzado tanto la enfermedad, ella no disponía de medicamentos y no sabía cómo debía cuidarse. No habían los medios, ni el lugar, ni el conocimiento, ni nada.
–¿Por qué el abuelito no esperó a que volviera? – preguntó tras un buen rato de caminar. En su cuerpo, habían pasado cinco minutos en los que su cuerpo yacía sin vida en una bañera llena de agua y con quienes más quería a su lado. En el lugar en el que estaba ahora, había transcurrido al menos una hora en la que sólo avanzó en silencio. –Fácil– dijo la niña –El abuelito dice que te falta una cosa más para verlo, a ti no te toca, pero tal vez a mí sí. Dijo también que ese muchacho es bueno y que de él depende si vienes con nosotros o no– sonrió nostálgica y le agitó la mano –Lexi despierta, Drake te está llamando–.
–Yo no voy a despertar más. Tú sí y está bien– susurró con la voz ronca y tosió de nuevo. Se tapó la boca con la mano y sintió el sabor a sangre en la boca. Por supuesto, cuando bajó la mano, el agua juagó la sangre que había expectorado al toser. –En el cementerio no hay espejos y los vidrios mienten– susurró explicando que no podía verse, que no sabía cómo era y, en el fondo, que sabía que no debía verse nada bien para esos momentos donde lucía más como una calavera que como una mujer. Suspiró con un dolor que se le reflejó en el ceño fruncido y cerró los ojos de nuevo. –Volví por eso, estaba... – tosió otra vez –caminando en la nieve a no sé dónde– le costaba demasiado hablar, pero quería explicarle que regresaba de donde fuera para verlo y no partir sin despedidas, como sí había hecho antes. Nunca había querido irse así, pero era lo mejor, o lo fue para ese momento.
–Mi gato– habló bajo otra vez y sacó la mano del agua, abriendo los ojos a medias y notando que el pequeño tenía las patas delanteras apoyadas en el borde de la bañera, mirándola. Alexia le acarició la cabeza, detrás de las orejas, sonriendo sin ganas –Pórtate bien mi chiquito– Canelo ronroneo, se frotó contra la mano débil de la bruja hasta que la misma se deslizó sin fuerza y fue a dar de nuevo al agua. De los ojos cerrados le brotaban lágrimas, eran gotas enormes que se deslizaban por sus mejillas al escuchar hablar a Drake. Se sentía querida por él y era extraño sentirse así. Desde que quedó huérfana había sido todo desolación, es más, desde que murió su abuelo había quedado sola, puesto que su madre se dedicaba a sus experimentos para revivir a su difunto esposo. Alexia no le había importado demasiado, la amó mientras el hombre de su vida estaba ahí para ellas. Luego nada. –Drake, por favor, no dejes a mi gato solito– le pidió cuando sintió la frente ajena pegada a la suya. –No sé cuánto me queda– le susurró de nuevo, sintiendo que tenía demasiado que decir para tan poco tiempo. Él la besó como le había pedido. Lexi abrió los ojos, le sonrió y se volvió a ir.
De nuevo estaba en el lugar de la nieve, tomada de la mano de la pequeña y sintiéndose fuerte de nuevo pero destrozada a la vez –¿Tú crees que nos quería? – le preguntó a la niña mientras empezaban a caminar de nuevo –Yo creo que sí, él va a cuidar de nuestro Canelito. Cuando te fuiste el abuelito me acompañó– dijo la pequeña dando un saltito, mientras que la Alexia mujer le sonrió como si apenas quisiera reconfortarla –Sólo no quiero que esté mamá. Si está el abuelito, vamos a ir a un lugar bueno– suspiró.
Alexia creía que había muerto ya y se limitó a avanzar, con esa energía que le daba la salud de su paraíso. Había cerrado los ojos al mundo que tantos golpes le había dado y sí, el corazón se le había detenido y ya no respiraba más. Le faltaron muchos cuidados, era necesario sacarla en un rato del agua, retirar las ropas mojadas para abrigarla y alimentarla bien. Por eso había avanzado tanto la enfermedad, ella no disponía de medicamentos y no sabía cómo debía cuidarse. No habían los medios, ni el lugar, ni el conocimiento, ni nada.
–¿Por qué el abuelito no esperó a que volviera? – preguntó tras un buen rato de caminar. En su cuerpo, habían pasado cinco minutos en los que su cuerpo yacía sin vida en una bañera llena de agua y con quienes más quería a su lado. En el lugar en el que estaba ahora, había transcurrido al menos una hora en la que sólo avanzó en silencio. –Fácil– dijo la niña –El abuelito dice que te falta una cosa más para verlo, a ti no te toca, pero tal vez a mí sí. Dijo también que ese muchacho es bueno y que de él depende si vienes con nosotros o no– sonrió nostálgica y le agitó la mano –Lexi despierta, Drake te está llamando–.
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“El demonio aún desea al ángel sobre la tierra”
¿Así es como iba a terminar su historia? El espíritu que antes tomara posesión de ella se lo había ya informado. Lexi iba a morir y él se había negado a creerlo porque pensaba que sería capaz de hacer que la bruja resistiera un poco más. Sería entonces que ella jamás tuvo oportunidad de vivir más tiempo; la luz que Drake finalmente encontraba estaba destinada a extinguirse frente a sus ojos sin que pudiera hacer algo, solo mirar. Aún no sabía que hacer, pero no la dejaría partir de su lado. El inmortal demostraría tanto a la muerte como a aquel espíritu que se hallaban en un error y que su querida bruja aún viviría mucho más tiempo.
Negó más firme que antes, y el olor de la sangre llegó hasta él cuando la bruja tosió aunque en realidad no pudo ver el liquido aquel que ayudaba a que él mismo se mantuviera existiendo.
– Yo no voy a despertar porque ni siquiera soy capaz de dormir Lexi. Tú eres la que despertara y veras a Canelo, veras dulces y a mi, debes estar tranquila porque todo va a estar bien Alexia, te lo prometo, dije que te cuidaría siempre y eso es lo que pienso hacer así que confía en mi – No deseaba escuchar que hablara de la situación tan precaria en que se encontraba y en la seguridad sobre que la vida se le estaba yendo de las manos. La bruja pedía cosas sencillas, cosas que estaba dispuesto a darle sin necesidad alguna de que las pidiera – No te esfuerces de más, debes descansar así que después me contaras donde es que has andado caminando. Quizás pueda llevarte a un lugar similar si es que te gusta – entendía a la perfección que había regresado para mediante el beso pedirle una despedida, pero no estaba dispuesto a darle esa despedida. Drake era egoísta, quería que la bruja sobreviviera porque la necesitaba a su lado, la quería más que a cualquiera y la existencia sin Alexia se sentía tan vacía en su mente que era inconcebible que muriera.
Canelo se mantiene fiel, aguardando su turno paz recibir los mimos de su dueña, aquella mujer que le compartía la comida, el refugio y hasta el cariño. El animal también sentía como las fuerzas la abandonaban y maulló al notar como ella no tenía más fuerzas más que para hablar un poco y mirar al vampiro con cierta dificultad. Con cada segundo, los parpadeos de la bruja se volvían más largos. El inmortal le prometía algunas cosas, partes pequeñas de todo lo que en verdad estaba dispuesto a darle si es que se aferraba a la vida, justo como él se estaba aferrando a ella, con desesperación.
– Te queda mucho tiempo, ninguno nos dejaremos solos. Todo esta bien Lexi, Canelo y yo estamos aquí – sonrió consciente de que la luz se extinguía cada vez más deprisa y no fue hasta que la beso, cuando los ojos de Alexia se abrieron por ultima vez para toparse con los suyos y entonces llego el caos.
Canelo maulló con fuerza y los latidos de Lexi disminuyeron de una manera tan drástica que Drake no supo como reaccionar en un primer momento y fue hasta que los latidos de la bruja se detuvieron que comenzó a moverse de manera casi involuntaria. Se levanto con velocidad y tomando cuerpo de la bruja entre sus brazos la llevo a la habitación, la única que tenía en su hogar. En el camino en dirección a aquel lugar saco las ropas de la bruja que ya no respiraba ni daba signo alguno de estar viva. El gato le seguía de cerca y para cuando llegaron a la habitación, en el camino estaba lo que quedaba de la ropa de Alexia que sin nada de ropa que enfriara su cuerpo fue puesta sobre la cama. Drake no tenía mucho más tiempo, los segundos eran valiosos en situaciones de esa clase y aunque ella ya no sintiera nada, Drake le cubrió el cuerpo y comenzó a dar a la bruja respiración y masajes para ver si de esa manera se reanudaban los latidos de su corazón pues a momentos creía escuchar como el corazón de Lexi aún no se rendía. Quizás fuera su delirio, cosa que no creía y si es que no podía estabilizarla aún tenía su sangre para intentar mantenerla a su lado.
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"Quise volver a ti, pero ya me había perdido a mí misma en el camino"
Ni la vida ni la muerte funciona del mismo modo para nadie. En el caso de Alexia, las dos cosas habían actuado en una fusión permanente que la acompañaba día y noche e incluso se colaba a través de sus sueños. Nunca se pudo decir que tuvo una vida fácil porque el horror de lo sobrenatural y la crueldad de la vida misma fueron como su aire día a día y siempre se encargaron de recordarle que viviría poco. También le confirmaban que las compañías jamás le duraban, que todos se iban para no regresar. Excepto Canelo y, ahora, Drake.
Mientras estuvo en la bañera, cubierta por el agua fría que le iba bajando tarde la fiebre, fue consciente más que nunca que su momento había llegado y que no habría lugar a una segunda oportunidad por parte de la muerte. Había advertido muy lento su llegada y parecía no querer retroceder. Alexia tampoco luchaba ya, había despertado a despedirse de su gato y del vampiro que tanto le gustaba y luego había cerrado los ojos, con una sonrisa en los labios que decía que había estado esperando ese momento y que finalmente estaba lista para aceptarlo y partir.
Sin embargo lo que sucedía en su especie de cielo no era lo que hubiera esperado. Allá se sentía más nostálgica y el hecho de ver a la pequeña que le recordaba la presencia de Drake le aumentaba la desazón de su deceso. Las propias palabras de Drake también resultaron más cálidas de lo que ella jamás pudo imaginar. Era algo sumamente grato y que Alexia lamentaba no haber vivido mientras podía respirar bien y caminar con agilidad. No pudo responderle muchas cosas porque utilizaba el aire que le costaba para decir lo que consideraba más importante. Pero en el fondo agradecía por todo y dibujaba la sonrisa para saludar a la dulce parca.
En su muerte pareció hacerse el silencio. Al silencio lo arrulló el sonido del agua agitarse y las pequeñas gotas que caían del grifo y hacían ondas que nadie notaba. El gato maulló a los pocos segundos, notando que ya su ama no estaba para acariciarlo o compartir el alimento. Se había ido quien le acariciara por horas y lo apretara hasta cansarlo. Unos segundos más pasaron y el agua se agitó de nuevo con brusquedad cuando el cuerpo ya sin vida fue retirado a toda velocidad de la bañera en la que hubiera muerto. Su cuerpo delgado y más pálido que nunca fue despojado de las ropas viejas y empapadas y tendido sobre una cama tan cómoda como la que anhelaba siempre pero que ya no disfrutaría. Su cuerpo fue cubierto por encima como si buscaran calentarlo pero ella ya no sentía. La respiración y los masajes en su pecho ya eran inútiles porque no sucedía nada y tanto el gato como el vampiro debían comprender que no había nada que pudieran hacer. Ese era el fin de Alexia Voltaire.
¿Pero no le habían dicho que podía regresar? Eso intentó, pero no pudo del todo. Su espíritu logró moverse, ver el cuerpo y a Drake intentando revivirla. También vio al gato junto a su rostro y sonrió. Avanzó sin que nadie notara su escencia hacia su cuerpo pero la sonrisa se le borró de los labios cuando Canelo se erizó furioso y le gruñó al cuerpo de quien fuera su ama. Alexia observó asustada y su cuerpo, sin ser ella, abrió los ojos.
—En el parque te dije que regresaría, vampiro— dijo eso que fuera en su cuerpo y lo vio sonreír y sentarse dejándole el cuerpo medio descubierto —No me digas que también te gusta la necrofilia— se burló y soltó una risa mientras se levantaba sin importarle su desnudez y estiró los brazos como quien se saca la pereza —Llévate a ese gato, no podré divertirme contigo si sigue gruñendo. Además, quiero saber que tan bien folla un vampiro. Y date prisa, voy a irme pronto y supongo que por algo me desnudaste— ¿Sería capaz de Drake de notar la diferencia? ¿Sería capaz de matarla de ser así?. Ella ya estaba muerta, pero si su cuerpo era tomado de ese modo por otro ente, implicaría que tendría que pasar la eternidad convertida apenas en un fantasma que no podrá partir hacia lo que fuera su destino.
Mientras estuvo en la bañera, cubierta por el agua fría que le iba bajando tarde la fiebre, fue consciente más que nunca que su momento había llegado y que no habría lugar a una segunda oportunidad por parte de la muerte. Había advertido muy lento su llegada y parecía no querer retroceder. Alexia tampoco luchaba ya, había despertado a despedirse de su gato y del vampiro que tanto le gustaba y luego había cerrado los ojos, con una sonrisa en los labios que decía que había estado esperando ese momento y que finalmente estaba lista para aceptarlo y partir.
Sin embargo lo que sucedía en su especie de cielo no era lo que hubiera esperado. Allá se sentía más nostálgica y el hecho de ver a la pequeña que le recordaba la presencia de Drake le aumentaba la desazón de su deceso. Las propias palabras de Drake también resultaron más cálidas de lo que ella jamás pudo imaginar. Era algo sumamente grato y que Alexia lamentaba no haber vivido mientras podía respirar bien y caminar con agilidad. No pudo responderle muchas cosas porque utilizaba el aire que le costaba para decir lo que consideraba más importante. Pero en el fondo agradecía por todo y dibujaba la sonrisa para saludar a la dulce parca.
En su muerte pareció hacerse el silencio. Al silencio lo arrulló el sonido del agua agitarse y las pequeñas gotas que caían del grifo y hacían ondas que nadie notaba. El gato maulló a los pocos segundos, notando que ya su ama no estaba para acariciarlo o compartir el alimento. Se había ido quien le acariciara por horas y lo apretara hasta cansarlo. Unos segundos más pasaron y el agua se agitó de nuevo con brusquedad cuando el cuerpo ya sin vida fue retirado a toda velocidad de la bañera en la que hubiera muerto. Su cuerpo delgado y más pálido que nunca fue despojado de las ropas viejas y empapadas y tendido sobre una cama tan cómoda como la que anhelaba siempre pero que ya no disfrutaría. Su cuerpo fue cubierto por encima como si buscaran calentarlo pero ella ya no sentía. La respiración y los masajes en su pecho ya eran inútiles porque no sucedía nada y tanto el gato como el vampiro debían comprender que no había nada que pudieran hacer. Ese era el fin de Alexia Voltaire.
¿Pero no le habían dicho que podía regresar? Eso intentó, pero no pudo del todo. Su espíritu logró moverse, ver el cuerpo y a Drake intentando revivirla. También vio al gato junto a su rostro y sonrió. Avanzó sin que nadie notara su escencia hacia su cuerpo pero la sonrisa se le borró de los labios cuando Canelo se erizó furioso y le gruñó al cuerpo de quien fuera su ama. Alexia observó asustada y su cuerpo, sin ser ella, abrió los ojos.
—En el parque te dije que regresaría, vampiro— dijo eso que fuera en su cuerpo y lo vio sonreír y sentarse dejándole el cuerpo medio descubierto —No me digas que también te gusta la necrofilia— se burló y soltó una risa mientras se levantaba sin importarle su desnudez y estiró los brazos como quien se saca la pereza —Llévate a ese gato, no podré divertirme contigo si sigue gruñendo. Además, quiero saber que tan bien folla un vampiro. Y date prisa, voy a irme pronto y supongo que por algo me desnudaste— ¿Sería capaz de Drake de notar la diferencia? ¿Sería capaz de matarla de ser así?. Ella ya estaba muerta, pero si su cuerpo era tomado de ese modo por otro ente, implicaría que tendría que pasar la eternidad convertida apenas en un fantasma que no podrá partir hacia lo que fuera su destino.
Última edición por Alexia Voltaire el Lun Dic 22, 2014 6:42 pm, editado 1 vez
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“Y cuando quiero renunciar, de alguna manera me brindas esperanza”
Cuando la sacara del cementerio podía jurar que todo iría viento en popa. La bruja se recuperaría y entonces podrían hacer muchas cosas juntos. Drake sería capaz de contemplar aquella sonrisa de niña y cada inocente palabra que saliera de los labios de la bruja. No se cansaba de verla y escucharla, mucho menos de pensarla mientras se encontraron separados y sino la tenía a su lado, Drake creía podría enloquecer. Sin embargo, el cuerpo de Lexi y su fortaleza tenia planes diferentes a los que el inmortal generaba en su mente y de un momento a otro, ella ya no estaba más. Tanto él como el gato Canelo se supieron que las cosas no iban a mejorar y aún así, imploraban de manera diferente que ella se quedara al lado de ambos porque la necesitaban.Ahí estaba Drake, aferrándose a una vida humana que se había escapado de sus dedos, tal cual se escapara el agua de los dedos de la bruja mientras aún mantenía algo de vida y se encontraba en la bañera. Ya nada podía salvarla y pese a todo, tanto Drake como el gato de la bruja parecían no perder las esperanzas. Algo dentro de Drake le impedía renunciar a Alexia. La bruja había llegado a su vida de una manera inusual, tal como la vida se le había ido a él; sin darse cuenta de nada y ya para cuando se diera cuenta era inmortal, solo que con Lexi todo era diferente. Antes de que se diera cuenta, ya estaba enamorado de ella y por eso es que no podía renunciar a verla una vez más. Sus promesas aún requerían ser cumplidas, aún tenía que protegerla de sus demonios y conocer que era aquello que la atormentaba.
– Lexi, vamos… no te rindas – pero la bruja se entrego a la muerte. Aquella enemiga de Drake se la llevaba a sabiendas que nunca podría tenerlo a él.
Canelo se mantenía a su lado y el inmortal juraba que el gato le pedía que la trajera de vuelta. Sus maullidos se volvían desesperados mientras que las manos de Drake trabajaban tratando de reanimar a la bruja. La respiración de Alexia era nula, sus latidos habían cesado y su cuerpo lucía cada vez más pálido -aunque no hubiera creído que eso era posible- la frustración mezclada con rabia inundaba el cuerpo de Drake que sabía debía darse por vencido antes de que la desesperación hiciera que dañara aquel cuerpo que mientras mantenía vida le perteneciera a la mujer a quien hubiese cuidado por siempre. Sus cuidados sin embargo no fueron suficientes y se culparía para siempre de esos.
– Lo lamento Lexi… – alejaba sus manos de ella cuando Canelo pareció alterarse y entonces algo cambio. La mirada del vampiro fue a posarse sobre el rostro de Alexia y aquellos ojos se abrieron de golpe. Drake observo la escena sin comprender del todo que era lo que sucedía. Aquello parecía ser un milagro -según lo llamaban los mortales- aunque Drake no creía en ellos y la manera en que el gato se erizaba le daba a entender de que aquello que abría los ojos, no era la bruja.
La voz era la de Alexia. Un tanto más madura y firme; una voz que él ya había sido capaz de escuchar anteriormente. Su ceño se frunció y la rabia le inundo el cuerpo; su mirada estaba clavada sobre el cuerpo de su querida bruja y unas ansias de destrucción le recorrían el cuerpo.
– No me gusta la necromancia, aunque sería algo complicado de asegurar ya que también yo estoy muerto – respondió sin nada de sentimentalismo o dulzura en la voz; para aquella criatura que invadía a Lexi solo existía frialdad. Su mirada fue a posarse sobre el gato y sin esperar que se dejara lo tomo entre sus brazos – Es Canelo y prefiero tenerlo cerca porque no quiero tener nada que ver contigo – le sonrió como si ella se tratara de una presa más, porque así era. Aquella frente a él no era Alexia – Lo único que quisiera hacer contigo es asesinarte pero primero debo hacerte unas preguntas – le escucho hablar de la desnudez y negó – lo hice por ella; no por ti además que ya te dije, quiero saber algunas cosas – Canelo se removió entre sus brazos pero el inmortal no le soltó, pues le usaba para contenerse y no terminar con aquel cuerpo posesionado – ¿Lexi aún esta por ahí? ¿Aún tiene salvación? –no renunciaría tan fácil y mucho menos sabiendo que con aquel espíritu era probable que existiera esperanza en que la bruja estuviese con vida – De tu respuesta dependerá la manera en que decida proceder así que esfuérzate por saber realmente donde es que esta y si Lexi puede volver.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
¿Cómo es que lograras quedarte conmigo aunque yo me haya ido?
Si Alexia alguna vez estuvo confundida, jamás podría compararse con lo que sucedía ahora. Era un espíritu que veía caminar a su cuerpo sin ser ahora suyo y lo peor, es que reconocía bien quien era el nuevo ocupante. Y no podía hacer nada.
Dentro de sí, estaba el peor ejemplo de una madre. Aquella quien fuera su progenitora, se encargó de destruir a Alexia desde que era una niña. El caos de la muerte temprana de su esposo la había devastado y, si se pensaba bien, se podía decir que la había enloquecido. Murió joven y con un parecido con la Alexia adulta bastante importante. Obligó a su pequeña a sepultarla y le atormentó hasta el punto de hacerla lo suficientemente débil como para poseer su cuerpo a su antojo y practicar la nigromancia como tanto quería. Con todo eso, era evidente que aquél ser no amaba a su hija sino que la había tenido para ser una extensión de ella misma cuando fuera necesario. Y tal como había pensado, había hecho.
El espíritu, alma o lo que fuera de Alexia, no podía hacer nada. Intentaba tocar las cosas, pero sólo las atravesaba. Quería gritar, pero no había sonido que se emitiera. No sabía estar así, pero se horrorizaba al pensar que no podría ser ella misma de nuevo y que su cuerpo sería usado de cualquier modo, incluyendo lastimar tanto al gato como a Drake.
—¿Crees que no sé cómo se llama el gato? Jaa, he estado más cerca que tú de él, pero ahora cree que con ponerse así lograra algo. Es mejor que se hagan a la idea que Alexia murió. Así de simple. Tomé su cuerpo y ya— dijo ella con tono cínico y una sonrisa descarada en los labios, como si la muerta no fuera su propia hija. Sin temer en absoluto, caminó desnuda como estaba hacia Drake, aprovechando que el gato se escabullía y escapaba de sus brazos —No puedes asesinarme— susurró extendiendo la mano para acariciarle la mejilla —Siente la tibieza de este cuerpo que querías. Recorre con tus manos esto que no perecerá pronto. Abre tus ojos y disfruta de una mujer en vez de una niña— la voz le sonaba seductora como jamás se esperó de ella e incluso acercó su cuerpo al del vampiro, queriendo provocar más al varonil inmortal que tenía frente a ella, en vez de al sentimental muchacho que se ligaba a una ingenua.
—Yo he visto lo sólo que te sientes. Sé de tus hermanos, de lo que has querido morir. Quizás te conozco más que ella— dijo manteniendo los susurros y se estiró un poco para morder el mentón de Drake —La pregunta es ¿Tú tienes salvación? Deja que los muertos descansen entre los muertos. Date el gusto de saciarte, voy a permitirte probar el manjar que anhelabas—. El espíritu que ocupaba el cuerpo de Alexia hablaba muy en serio. No pensaba irse pronto, sino más bien tenía en mente alimentar mejor el cuerpo, disfrutar de él como no había podido en el plano espiritual y además usar sus dones de hechicera para mejorarse la vida. Bien pudo matar a Drake, pero su cuerpo anhelaba otra cosa, era como si en su despertar, todo hubiera aumentado al punto de necesitar satisfacerlo en todo sentido. Y eso haría, fuera o no con Drake, eso estaba en sus manos y se lo haría saber de ser necesario.
Canelo había salido del lugar hace unos minutos, como si supiera que no podría hacer nada y que su rumbo estaba en otro lugar, como el mausoleo donde solía vivir con la bruja. Y la bruja, la dueña real del cuerpo, permanecía como congelada en el tiempo, el espacio y la confusión. Intentaba irse, no ver aquello y volver al plano donde estaba su niña interior, el abuelo que no había podido ver y cualquiera que le pudiera dar una respuesta para volver a ser la misma, que le enseñara a tomar posesión de su cuerpo y sobre todo, volver a él.
Dentro de sí, estaba el peor ejemplo de una madre. Aquella quien fuera su progenitora, se encargó de destruir a Alexia desde que era una niña. El caos de la muerte temprana de su esposo la había devastado y, si se pensaba bien, se podía decir que la había enloquecido. Murió joven y con un parecido con la Alexia adulta bastante importante. Obligó a su pequeña a sepultarla y le atormentó hasta el punto de hacerla lo suficientemente débil como para poseer su cuerpo a su antojo y practicar la nigromancia como tanto quería. Con todo eso, era evidente que aquél ser no amaba a su hija sino que la había tenido para ser una extensión de ella misma cuando fuera necesario. Y tal como había pensado, había hecho.
El espíritu, alma o lo que fuera de Alexia, no podía hacer nada. Intentaba tocar las cosas, pero sólo las atravesaba. Quería gritar, pero no había sonido que se emitiera. No sabía estar así, pero se horrorizaba al pensar que no podría ser ella misma de nuevo y que su cuerpo sería usado de cualquier modo, incluyendo lastimar tanto al gato como a Drake.
—¿Crees que no sé cómo se llama el gato? Jaa, he estado más cerca que tú de él, pero ahora cree que con ponerse así lograra algo. Es mejor que se hagan a la idea que Alexia murió. Así de simple. Tomé su cuerpo y ya— dijo ella con tono cínico y una sonrisa descarada en los labios, como si la muerta no fuera su propia hija. Sin temer en absoluto, caminó desnuda como estaba hacia Drake, aprovechando que el gato se escabullía y escapaba de sus brazos —No puedes asesinarme— susurró extendiendo la mano para acariciarle la mejilla —Siente la tibieza de este cuerpo que querías. Recorre con tus manos esto que no perecerá pronto. Abre tus ojos y disfruta de una mujer en vez de una niña— la voz le sonaba seductora como jamás se esperó de ella e incluso acercó su cuerpo al del vampiro, queriendo provocar más al varonil inmortal que tenía frente a ella, en vez de al sentimental muchacho que se ligaba a una ingenua.
—Yo he visto lo sólo que te sientes. Sé de tus hermanos, de lo que has querido morir. Quizás te conozco más que ella— dijo manteniendo los susurros y se estiró un poco para morder el mentón de Drake —La pregunta es ¿Tú tienes salvación? Deja que los muertos descansen entre los muertos. Date el gusto de saciarte, voy a permitirte probar el manjar que anhelabas—. El espíritu que ocupaba el cuerpo de Alexia hablaba muy en serio. No pensaba irse pronto, sino más bien tenía en mente alimentar mejor el cuerpo, disfrutar de él como no había podido en el plano espiritual y además usar sus dones de hechicera para mejorarse la vida. Bien pudo matar a Drake, pero su cuerpo anhelaba otra cosa, era como si en su despertar, todo hubiera aumentado al punto de necesitar satisfacerlo en todo sentido. Y eso haría, fuera o no con Drake, eso estaba en sus manos y se lo haría saber de ser necesario.
Canelo había salido del lugar hace unos minutos, como si supiera que no podría hacer nada y que su rumbo estaba en otro lugar, como el mausoleo donde solía vivir con la bruja. Y la bruja, la dueña real del cuerpo, permanecía como congelada en el tiempo, el espacio y la confusión. Intentaba irse, no ver aquello y volver al plano donde estaba su niña interior, el abuelo que no había podido ver y cualquiera que le pudiera dar una respuesta para volver a ser la misma, que le enseñara a tomar posesión de su cuerpo y sobre todo, volver a él.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“Poseo un corazón muerto, pero no ha muerto mi esperanza”
Falto a su promesa, a todas sus promesas. No había sido capaz de estar al lado de sus hermanos y ahora, no fue capaz de salvar a la bruja que se juro proteger contra todo. La muerte había ganado la batalla que Drake creyera más importante, porque él siempre estuvo dispuesto a morir, incluso en sus años de cazador supo que la vida le sería arrebatada en un instante y sin embargo se aferro a la vida de Alexia de una manera antinatural, aun conociendo la naturaleza mortal de ella.La idea de recuperarla fue pasajera. El corazón de la bruja volvía a latir con fuerza y sin embargo no era ella. Aquel cuerpo era posesionado por la criatura que le amenazara en el parque, aquella que dijera que los días de su querida bruja estaban contados y la ira dentro de él afloró. Ni cuando su propia vida humana fue arrebatada se sintió de esa manera. Le era imperdonable que algún ser tomara el cuerpo de Alexia con tanta familiaridad, cuando él apenas y se había atrevido a robarle algunos besos. Aquel espíritu tomaba el cuerpo que tanto adoraba, y le hablaba con la voz de Alexia, pero con una rudeza que no era nada parecida a la infantil manera de la bruja de hablarle. Ni siquiera Canelo se sentía cómodo al lado de aquel ser y a Drake no le extrañaba en lo más mínimo.
– No te pregunte si es que llevas más o menos tiempo cerca de él y Alexia – respondió con toda la firmeza que era capaz. Metía si decía que no le afectaba ver el cuerpo de Lexi moverse y saber que la bruja no era quien lo controlaba, además que la nueva poseedora del cuerpo le garantizaba que aquel cuerpo era suyo, por tanto era dar por sentado que no sería capaz de volver a ver su querida bruja.
Le amenazo guiado por la ira y el dolor internos. El cuerpo de Alexia era de lo más hermoso que sus ojos inmortales vieran, pero al no pertenecerle a ella del todo, no lo deseaba más que solo carnalmente, no de la manera en que antes lo hiciera pues le faltaba el alma de quien se enamorará. La mano ajena toco su mejilla y el calor e transmitido a su cuerpo muerto; fue entonces que sonrió. Las palabras de la fémina aquella le traigan esperanza de la manera menos esperada y con suavidad tomo la mano de ella y la aparto de su mejilla.
– Tienes razón, no puedo asesinarte porque tu ya estas muerta. Sin embargo me has hecho darme cuenta de algo bastante interesante – observo aquel par de ojos, buscando aún la presencia de Alexia en ellos y con decisión le tomo de la mandíbula para hacer que le viera fijo. Su cuerpo de manera inconsciente deseaba la cercanía de la bruja aquella, pero únicamente porque era el cuerpo de Lexi, no por el espíritu que lo tomaba como suyo – Este cuerpo esta tibio y tu estas muerta. Si Lexi estuviese del todo muerta no serias más que un cadáver con movimiento, tal cual yo lo soy – solo aquella mandíbula y rió – lo que significa que ella, sigue viva aunque trates de hacer creer lo contrario.
Pese a su decisión, su interior era conocido por aquella alma que posesionaba el cuerpo de su bruja. Sabía de los suyos, de la realidad que sentía por Lexi y de todo cuanto le rodeaba.
– Quizás tienes razón y me conoces más que Lexi, pero con todo y eso sé que ella esta por ahí. ¿Qué la deje descansar? Puedo dejarla tratar de regresar a este cuerpo que le pertenece – dijo al tiempo que rodeaba con una de sus manos las cintura delicada y desnuda de ella – tarde o temprano lo hará y tu lo sabes. ¿Tengo salvación? Muy probablemente no, pero tu tampoco la tienes – No podía permitirse perder aquel cuerpo en manos de un espíritu que bien podía terminar del todo con la vida de Alexia, o lo que quedara de ella. Para mantener a salvo a la bruja haría cuando estuviera en su poder y si eso se resumía en cumplir los deseos y caprichos de un alma errante y oscura, valía la pena el esfuerzo – ¿Soy el único que va a saciarse? No eres tu la que se acerco primero a mi – se inclino y rozo sus labios con los ajenos antes de besarle. No lo hizo como antes fuera con Alexia, sino que le beso de manera diferente, más meramente carnal y solo por el deseo que provocaba en él aquel cuerpo – No podré llamarte Alexia por siempre ¿Cuál es tu nombre? – pregunto al separarse de sus labios, pero no así de su cuerpo. El inmortal estaba decidido a salvar a la bruja, pese a lo que debiera hacer.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
"Quizás, cuando menos pienses, ya me habré ido.
Y tal vez, sea lo mejor para ti."
Y tal vez, sea lo mejor para ti."
Quien estuviera en el cuerpo de Alexia tenía una larga lista de intenciones para llevar a cabo con y para ese cuerpo y, Drake, claramente estaba en esos planes. El abrir los ojos frente a esa presencia que cuidaba de quien fuera la bruja, comprobaba ese punto especial que tenía Drake y que ahora anhelaba quien fuera la “nueva” Alexia.
—Wow, cuánta hostilidad— respondió ella en una sonrisa a lo que el vampiro había dicho de mala gana. —Tampoco vas a decir que tú y Canelo se llevaban muy bien. Ni tampoco es que vieras demasiado a Alexia— Agregó con el mismo tono que usara antes Drake. Sin embargo aquella situación le resultaba graciosa a ella y se le notaba a leguas.
La sonrisa que emitió el inmortal cuando la mano de la bruja le acariciara la mejilla, no eran sino un aliciente más para que ella siguiera con el juego que tramaba y no confesaba. A diferencia de la verdadera Alexia, este espíritu no hacía nada porque sí, sino que, más bien, todo lo hacía en pos de algo mucho mayor. Pero esa creencia que todo funcionaba se evaporó un poco cuando él le apartó la mano, aunque con cuidado. —¿Ah sí? Pareces emocionado. Dime qué has descubierto— preguntó ella con suma curiosidad y sin alejarse ni un poco de él, ni siquiera cuando la tomó del mentón obligándola a mirarlo con firmeza —Ella está como todos los muertos, genio. Hay un plano espiritual y podemos decir que hemos cambiado de lugares— espetó burlona aunque reconociendo para sí misma que no esperaba que él notara algo como aquello. Drake Ende no era ningún ingenuo y seguramente ella tendría que andarse con cuidado para evitar que él se las ingeniara para lograr una debilidad tal en ese cuerpo que le diera la oportunidad a la verdadera Alexia de volver. Aunque claro, era un doble riesgo porque podía morir definitivamente.
—Imagínala donde quieras. El hecho es que no puedes comunicarte con ella. Sobre todo porque aunque hay brujos que contactan a los muertos, dudo mucho que alguno quiera hacerle ese favor a un vampiro. Ahh y claro, ese intento de hacerla regresar por tu cuenta puede costar incluso la muerte de este cuerpo que ocupo y, de ser así, lo único que tendrás de Alexia son los huesos cuando terminen de devorar esta carne los gusanos— argumentó. Más valía sembrar el miedo en el vampiro sobre la pérdida total de Alexia. No se podía flaquear con él, tenía que ganárselo en ese cuerpo que ya le daba la mitad de la ventaja. Se notaba, en cada roce de Drake que según ella se contenía por el mero cariño que le tenía a la anterior ocupante. —Entonces termina de condenarte y no busques la salvación a través de otros— susurró ella, pegando su pecho a la ajeno, dejando que la presión de sus senos rozaran las ropas del vampiro —Yo nunca he negado nada. Pero afirmo que pienso quedarme contigo— el cinismo de aquél espíritu no tenía límite, pero fue saciado en ese beso lleno de la pasión inmortal que Drake contenía y ella respondió del mismo modo. Su modo de besar era distinto al de la Alexia ingenua. Lexi besaba entre risas, con torpeza. Pero la nueva ocupante sabía para qué se usan los labios y la lengua y aprovecharía todo eso para aferrar a sí misma al vampiro. Eso tenía que lograr algún efecto en él, creía.
—Pensé que no lo ibas a preguntar nunca— respondió al separar los labios pero no el cuerpo —No te será difícil recordarlo porque Alexia no sólo es la viva imagen de mi juventud, sino que también su nombre es una extensión del mío. Me llamo Alexandria. — contesto robándole un beso mucho más corto y alejándose apenas unos pasos, lo suficiente para permitirle a él contemplarle el cuerpo completo, que aunque delgado, poseía lo necesario para atraer a cualquier hombre.
—Tanto tú como yo queremos cuidar este cuerpo. Así que voy a salir por la mañana a comprar un par de hierbas para terminar de curar esta estúpida enfermedad de la que Alexia se dejó ganar. Ella era bruja, pero quería morir y eso era demasiado obvio. También sabes eso. Sin embargo voy a necesitar tu ayuda porque como sabrás, ella no tenía nada de dinero— se encogió de hombros y volvió a la cama, cubriendose apenas por una frazada porque obviamente él no necesitaba estar demasiado arropado. —Por ahora quiero que te quites la ropa y te acomodes a mi lado, tú eres frío y me parece mejor idea para bajar la fiebre que volver a esa bañera helada, eso sólo me daría pulmonía. Anda, ven— invitó luego de explicarle todo como si no fuera un ente abusivo que se sentía como dueño en aquél delgado cuerpo.
—Wow, cuánta hostilidad— respondió ella en una sonrisa a lo que el vampiro había dicho de mala gana. —Tampoco vas a decir que tú y Canelo se llevaban muy bien. Ni tampoco es que vieras demasiado a Alexia— Agregó con el mismo tono que usara antes Drake. Sin embargo aquella situación le resultaba graciosa a ella y se le notaba a leguas.
La sonrisa que emitió el inmortal cuando la mano de la bruja le acariciara la mejilla, no eran sino un aliciente más para que ella siguiera con el juego que tramaba y no confesaba. A diferencia de la verdadera Alexia, este espíritu no hacía nada porque sí, sino que, más bien, todo lo hacía en pos de algo mucho mayor. Pero esa creencia que todo funcionaba se evaporó un poco cuando él le apartó la mano, aunque con cuidado. —¿Ah sí? Pareces emocionado. Dime qué has descubierto— preguntó ella con suma curiosidad y sin alejarse ni un poco de él, ni siquiera cuando la tomó del mentón obligándola a mirarlo con firmeza —Ella está como todos los muertos, genio. Hay un plano espiritual y podemos decir que hemos cambiado de lugares— espetó burlona aunque reconociendo para sí misma que no esperaba que él notara algo como aquello. Drake Ende no era ningún ingenuo y seguramente ella tendría que andarse con cuidado para evitar que él se las ingeniara para lograr una debilidad tal en ese cuerpo que le diera la oportunidad a la verdadera Alexia de volver. Aunque claro, era un doble riesgo porque podía morir definitivamente.
—Imagínala donde quieras. El hecho es que no puedes comunicarte con ella. Sobre todo porque aunque hay brujos que contactan a los muertos, dudo mucho que alguno quiera hacerle ese favor a un vampiro. Ahh y claro, ese intento de hacerla regresar por tu cuenta puede costar incluso la muerte de este cuerpo que ocupo y, de ser así, lo único que tendrás de Alexia son los huesos cuando terminen de devorar esta carne los gusanos— argumentó. Más valía sembrar el miedo en el vampiro sobre la pérdida total de Alexia. No se podía flaquear con él, tenía que ganárselo en ese cuerpo que ya le daba la mitad de la ventaja. Se notaba, en cada roce de Drake que según ella se contenía por el mero cariño que le tenía a la anterior ocupante. —Entonces termina de condenarte y no busques la salvación a través de otros— susurró ella, pegando su pecho a la ajeno, dejando que la presión de sus senos rozaran las ropas del vampiro —Yo nunca he negado nada. Pero afirmo que pienso quedarme contigo— el cinismo de aquél espíritu no tenía límite, pero fue saciado en ese beso lleno de la pasión inmortal que Drake contenía y ella respondió del mismo modo. Su modo de besar era distinto al de la Alexia ingenua. Lexi besaba entre risas, con torpeza. Pero la nueva ocupante sabía para qué se usan los labios y la lengua y aprovecharía todo eso para aferrar a sí misma al vampiro. Eso tenía que lograr algún efecto en él, creía.
—Pensé que no lo ibas a preguntar nunca— respondió al separar los labios pero no el cuerpo —No te será difícil recordarlo porque Alexia no sólo es la viva imagen de mi juventud, sino que también su nombre es una extensión del mío. Me llamo Alexandria. — contesto robándole un beso mucho más corto y alejándose apenas unos pasos, lo suficiente para permitirle a él contemplarle el cuerpo completo, que aunque delgado, poseía lo necesario para atraer a cualquier hombre.
—Tanto tú como yo queremos cuidar este cuerpo. Así que voy a salir por la mañana a comprar un par de hierbas para terminar de curar esta estúpida enfermedad de la que Alexia se dejó ganar. Ella era bruja, pero quería morir y eso era demasiado obvio. También sabes eso. Sin embargo voy a necesitar tu ayuda porque como sabrás, ella no tenía nada de dinero— se encogió de hombros y volvió a la cama, cubriendose apenas por una frazada porque obviamente él no necesitaba estar demasiado arropado. —Por ahora quiero que te quites la ropa y te acomodes a mi lado, tú eres frío y me parece mejor idea para bajar la fiebre que volver a esa bañera helada, eso sólo me daría pulmonía. Anda, ven— invitó luego de explicarle todo como si no fuera un ente abusivo que se sentía como dueño en aquél delgado cuerpo.
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Re: Se terminó la pesadilla, ven a despedirte (Drake Ende)
“Jugare con sus reglas, porque en parte, ella eres tú”
Su hostilidad estaba guiada por la ira de que usaran aquel cuerpo. Lexi había muerto y quien fuera que estaba dentro de ella se aprovechaba de eso para obtener el cuerpo de la mujer de quien se había descubierto enamorado. La inocencia y torpeza de Alexia, así como su facilidad de caer en la posesión le hacían desear protegerla más, pero ahora, terminaba observando impotente como es que alguien más se apoderaba de aquel preciado cuerpo.
– No necesitaba verla mucho, ella se daba a querer como nadie en el mundo. Y Canelo quizás sea el único que me comprende en ese aspecto – sería simplemente un gato, pero aquel felino ya había demostrado lo inteligente y devoto que era hacía la bruja – Igual tampoco puedes quejarte de mi hostilidad cuando la primera vez fuiste tu quien me atacara y amenazara para alejarme de ella ¿o me equivoco? – aquella era una manera de cobrarle lo que le debía, pero eso no sería suficiente hasta que de alguna modo pudiese ser capaz de regresar a la bruja a su cuerpo.
Descubrir que existía siquiera la mínima posibilidad de volver a verla le lleno de un ánimo diferente. Las cosas no serían sencillas, pero nada que valiera la pena lo era y esta dispuesto a intentar todo lo que fuese posible para traerla de regreso. Incluso las palabras que salieron de los labios de aquel espíritu que poseía el cuerpo de la bruja le resolvía más dudas, ayudando así a que su mente se convenciera de que era posible verla una vez más.
– Cambiaron de lugares pero ¿Qué te garantiza que te quedaras aquí mucho tiempo? – le delineo la mejilla con la yema del dedo. Aquel gesto hasta casa parecía ser un cariño, uno que enviaba de manera quizás imposible hasta Alexia, era su manera de decirle que resistiera, que la llevaría de regreso a ese mundo costara lo que costara y que lo único que debía hacer ella era resistir – Aunque igual tu presencia no sea tan mala después de todo – le miro el cuerpo con un poco más de descaro, pues finalmente ese cuerpo era el que deseaba más que a nadie.
Escucho con atención lo que aquel espíritu tenía por decir y por uno segundos dudo de sus propios actos. Aquella voz que hablaba desde Alexia tenía razón respecto a que la bruja podía no encontrar el camino de regreso hasta su cuerpo y eso terminaría por significar la muerte para ella. El vampiro en esos momentos la prefería muerta a estar en manos de aquel espíritu de intenciones ocultas y palabras burdas, pero desde ese momento y en delante, lo mejor era mantener sus planes en secreto y hacer todo lo que aquella invitada inesperada le pidiera. Mantenerla contenta y satisfecha era lo mejor que podía hacer por Alexia en esos momentos y para eso, necesitaba jugar el juego que aquel espíritu dictara. Se dejo envolver por el efecto del cuerpo desnudo de la bruja, los efectos que aquella visión tenían sobre él eran más que obvios y una risa divertida salió de sus labios cuando la palabra salvación salió a colación.
– ¿Quién dice que busco salvarme? Yo ya estoy condenado después de todo y tampoco dije que te dejaría irte – su condena había nacido el día que se convirtiera en cazador y desde ese momento no había hecho nada más que aumentarla. Lexi fue lo único que había llegado a inspirarle en que realmente existía la salvación, pero para salvarla a ella, no le interesaba condenarse más que nunca. Demostró la nueva convicción que poseía al besar a aquella mujer; un beso completamente diferente a los que le diera a Alexia, cosa que hizo aumentara el deseo en el cuerpo del vampiro.
Su pregunta no tardo en recibir respuesta y obtuvo respuestas a cosas que no había preguntado. Era la madre de Alexia aquella que poseía su cuerpo; los fines de aquella madre no eran del todo claros pero aún así, Drake le sonrió.
– Soy malo usando los nombres completos, además, me agrada tener un poco más de familiaridad – dijo mientras su sonrisa se tornaba más juguetona y los dedos de Drake se deslizaban por la cintura desnuda de la bruja y se detenían en su cadera – Me gusta como suena Alex – afirmo al tiempo que se separaba ella y los ojos del inmortal se paseaban por todo aquel cuerpo.
Una risotada salió de sus labios y asintió a las palabras de Alexandria.
– Claro que quiero cuidar ese cuerpo, más que a nada – aseguro aún sin dejar de verle y asintió a cada una de las palabras de la mujer aquella – Te daré lo que necesites, siempre que mantengas ese cuerpo y que no te atrevas a alejarte de mi o querer pasarte de lista. Adoro ese cuerpo, pero como has dicho que ella no puede regresar, más vale que sepas que no me gusta jugar y no terminar ganando. Así que cuida tus movimientos o me encargare yo mismo de que ningún alma vuelva a entrar en ese cuerpo – y no lo decía en serio, pero lo hacía parecer lo más convincente posible. Si aquella bruja no permitía que Lexi regresara y le amenazaba de cierta manera; él, haría lo mismo. Lo único bueno era que Alexandria sabía como cuidarse a si misma y por eso fue que camino en dirección a la cama, dejando en el camino hasta ella sus ropas – Fue lo único que se me ocurrió, jamás pensé que mi cuerpo serviría para algo así – aseguro aquello y se acomodo en la cama, pegando la desnudez de su cuerpo frío a ella para bajarle la temperatura – Descansa entonces, mañana tienes muchas cosas que hacer Alex – aún de manera protectora le rodeo con un brazo y se quedo quieto, porque a fin de cuentas, aquella mujer era parte de Lexi y solo por eso, también la amaba.
TERMINADO
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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