AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
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Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Alexia: Abuelito, habla conmigo... Me ahogo.
Abuelo: Eso no es nada, ocurre antes de la muerte, palomita. No te preocupes. ¡Espera! ¡Cuando te mueras, descansarás! No necesitarás nada, no debes tener miedo. ¡Silencio, tranquilidad! La muerte lo tranquiliza todo, nos acaricia. Dicen: "¡Cuando te mueras descansarás!" Y es verdad, querida, ponte aquí, ¿Donde vamos a descansar?
Alexia: ¿Y que pasará allí? ¿También habrá tormentos?"
La joven abrio los ojos de golpe y unas gotas perladas le empapaban la frente. Respiraba agitada pero se mantenía inmóvil como si ya estuviera acostumbrada a ello pero de todos modos le causara cierto ardor. No obstante, estaba en una especie de sopor que hizo que cerrara los ojos de nuevo y volviera a soñar. En esta nueva ocasión, pudo ver a un gigantesco buitre que agarraba a una pequeña de las ropas con sus garras amarillas, salía por una ventana rota y se perdía en un cielo cargado de densos nubarrones. La despertó el ruido de la tormenta, el viento azotando los árboles, la lluvia sobre el techo, los relámpagos y truenos. La bruja abrio los ojos e intentó ver el techo en medio de la penumbra. Encendió una vela que tenía junto a ella y la sensación de ir en un barco a la deriva le produjo un mareo que la obligó a tumbarse nuevamente. Se quedó boca arriba, inmóvil sobre aquella tabla en medio de una cripta de cementerio. Calculó que a unas pocas cuadras habían lugares para recorrer y distraer su mente pero se le pasó el tiempo escuchando la tormenta y pensando en el pajaro enorme y negro y en su madre, esa que esperaba como golpes de tambor a que su hija flaqueara para poder dominarla, esperaba de la misma manera en que su corazón latía en aquél momento. Todavía estaba enredada en las imágenes del sueño.
Habría pasado una media hora, eran alrededor de las nueve y media de la noche, hora de levantarse. Decidió que ése será una noche fatal, una de esas noches en que más valía quedarse encerrada todo el día porque todo salía mal. Los sueños parecían augurar a la muerte, como si la rondara y le diera el aviso de su visita sin motivo alguno. Pero la bruja de cabellos pálidos creía también que su único alivio era escapar, salir a correr a donde fuera hasta quedar sin aliento y como si al ahogarse ella sin morir, pudiera ahogar también el aliento fétido de la muerte. Pero de nuevo llovía y llovía, como desde hace una semana, era un verdadero diluvio en el que no podía salir con su gato porque lo había mordido un venado y no podía moverse. Lexi pensaba que tenía a la mascota más bobalicona de la historia, un felino de contextura delgada y mirada asesina mordido por un venado... en sus dos años de vida lo habían atacado un mapache, el perro del señor de la panadería y ahora un venado, sin contar las ocasiones en que lo rociaron los zorrillos y hubo que bañarlo en salsa de tomate para amortiguar el olor. Lexi salio de su "cama" y se abrigó apenas tiritando, no tenía calefacción y entre ella y el animal no alcanzaban a tibiar un lugar tan frio y oculto.
A la hora de salir, la joven no salio de muy buen humor y no tuvo ánimo para disfrutar del sendero hacia el parque de diversiones. Parecía que se llevaba la contraria al ir a un lugar así con semejante enojo y sobre todo porque la lluvia empezaba a mojarle los cabellos, el rostro y las ropas mientras ella caminaba con pereza y pateaba piedras por todo el camino.
-¿Cuando me vas a llevar, mamá?- preguntó Alexia, intentando que el espíritu de su madre apareciera con una respuesta.
-¡Cállate, tonta.! Como si no supieras que no te quiere- le parecio escuchar de una voz risueña.
-¡Mentirosa!¡Sí que me quiere!- chilló la bruja y caminó con mayor rapidez mirando al piso y frunciendo el ceño con todas sus fuerzas. -Eres una mocosa que no sabe nada- refunfuñó de nuevo y haciendo un puchero se metio las manos al bolsillo y apuro el paso para llegar al parque. No quería escuchar nada, no quería enojarse más porque no le gustaba y por eso se quería meter al parque como si el sólo lugar le pudiera contagiar un mejor ánimo.
Como era de esperarse ya no había nadie, pero no podía sacar de su cabeza esa falsa necesidad de estar allí y tal vez encontrar un lugar más cálido donde pasar el resto de la noche. Podría caminar, al menos eso le mantendría el calor, el problema era que le faltaban las ganas. Como pudo, se abrio paso al interior a través de un agujero incómodo por el que incluso se enredo el delgado saco de lana de llevaba y tras unos 30 segundos de caminata tuvo que volver tras sus pasos y liberar aquél enredo del alambre. Hasta ahora, sus augurios parecían ciertos y sus premoniciones inescapables y caminó con la cabeza baja mientras hacía pequeños nudos con la delgada lana que se había enredado hace poco. -Si vas a venir por mí, muerte, pues ven ya, que tengo frío y sueño y si me da pereza ya no querré nada. Eres una lenta...- murmuró sin detener su paso y sin mirar hacia ningún costado.
Abuelo: Eso no es nada, ocurre antes de la muerte, palomita. No te preocupes. ¡Espera! ¡Cuando te mueras, descansarás! No necesitarás nada, no debes tener miedo. ¡Silencio, tranquilidad! La muerte lo tranquiliza todo, nos acaricia. Dicen: "¡Cuando te mueras descansarás!" Y es verdad, querida, ponte aquí, ¿Donde vamos a descansar?
Alexia: ¿Y que pasará allí? ¿También habrá tormentos?"
La joven abrio los ojos de golpe y unas gotas perladas le empapaban la frente. Respiraba agitada pero se mantenía inmóvil como si ya estuviera acostumbrada a ello pero de todos modos le causara cierto ardor. No obstante, estaba en una especie de sopor que hizo que cerrara los ojos de nuevo y volviera a soñar. En esta nueva ocasión, pudo ver a un gigantesco buitre que agarraba a una pequeña de las ropas con sus garras amarillas, salía por una ventana rota y se perdía en un cielo cargado de densos nubarrones. La despertó el ruido de la tormenta, el viento azotando los árboles, la lluvia sobre el techo, los relámpagos y truenos. La bruja abrio los ojos e intentó ver el techo en medio de la penumbra. Encendió una vela que tenía junto a ella y la sensación de ir en un barco a la deriva le produjo un mareo que la obligó a tumbarse nuevamente. Se quedó boca arriba, inmóvil sobre aquella tabla en medio de una cripta de cementerio. Calculó que a unas pocas cuadras habían lugares para recorrer y distraer su mente pero se le pasó el tiempo escuchando la tormenta y pensando en el pajaro enorme y negro y en su madre, esa que esperaba como golpes de tambor a que su hija flaqueara para poder dominarla, esperaba de la misma manera en que su corazón latía en aquél momento. Todavía estaba enredada en las imágenes del sueño.
Habría pasado una media hora, eran alrededor de las nueve y media de la noche, hora de levantarse. Decidió que ése será una noche fatal, una de esas noches en que más valía quedarse encerrada todo el día porque todo salía mal. Los sueños parecían augurar a la muerte, como si la rondara y le diera el aviso de su visita sin motivo alguno. Pero la bruja de cabellos pálidos creía también que su único alivio era escapar, salir a correr a donde fuera hasta quedar sin aliento y como si al ahogarse ella sin morir, pudiera ahogar también el aliento fétido de la muerte. Pero de nuevo llovía y llovía, como desde hace una semana, era un verdadero diluvio en el que no podía salir con su gato porque lo había mordido un venado y no podía moverse. Lexi pensaba que tenía a la mascota más bobalicona de la historia, un felino de contextura delgada y mirada asesina mordido por un venado... en sus dos años de vida lo habían atacado un mapache, el perro del señor de la panadería y ahora un venado, sin contar las ocasiones en que lo rociaron los zorrillos y hubo que bañarlo en salsa de tomate para amortiguar el olor. Lexi salio de su "cama" y se abrigó apenas tiritando, no tenía calefacción y entre ella y el animal no alcanzaban a tibiar un lugar tan frio y oculto.
A la hora de salir, la joven no salio de muy buen humor y no tuvo ánimo para disfrutar del sendero hacia el parque de diversiones. Parecía que se llevaba la contraria al ir a un lugar así con semejante enojo y sobre todo porque la lluvia empezaba a mojarle los cabellos, el rostro y las ropas mientras ella caminaba con pereza y pateaba piedras por todo el camino.
-¿Cuando me vas a llevar, mamá?- preguntó Alexia, intentando que el espíritu de su madre apareciera con una respuesta.
-¡Cállate, tonta.! Como si no supieras que no te quiere- le parecio escuchar de una voz risueña.
-¡Mentirosa!¡Sí que me quiere!- chilló la bruja y caminó con mayor rapidez mirando al piso y frunciendo el ceño con todas sus fuerzas. -Eres una mocosa que no sabe nada- refunfuñó de nuevo y haciendo un puchero se metio las manos al bolsillo y apuro el paso para llegar al parque. No quería escuchar nada, no quería enojarse más porque no le gustaba y por eso se quería meter al parque como si el sólo lugar le pudiera contagiar un mejor ánimo.
Como era de esperarse ya no había nadie, pero no podía sacar de su cabeza esa falsa necesidad de estar allí y tal vez encontrar un lugar más cálido donde pasar el resto de la noche. Podría caminar, al menos eso le mantendría el calor, el problema era que le faltaban las ganas. Como pudo, se abrio paso al interior a través de un agujero incómodo por el que incluso se enredo el delgado saco de lana de llevaba y tras unos 30 segundos de caminata tuvo que volver tras sus pasos y liberar aquél enredo del alambre. Hasta ahora, sus augurios parecían ciertos y sus premoniciones inescapables y caminó con la cabeza baja mientras hacía pequeños nudos con la delgada lana que se había enredado hace poco. -Si vas a venir por mí, muerte, pues ven ya, que tengo frío y sueño y si me da pereza ya no querré nada. Eres una lenta...- murmuró sin detener su paso y sin mirar hacia ningún costado.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
Una inmortalidad que no deseaba, una vida que de una manera poco usual había llegado a su fin. Lamentaba pocas cosas en la vida, pero algo que sentía terriblemente es que no había sido capaz de ver finalmente a sus hermanos, esos que se encontraban por alguna zona de París y a los cuales lo más probable es que nunca en su existencia volviera a ver. Siempre cargaba la ingenua creencia de que el día que vio a su hermana en la oscuridad de la noche era realmente ella y no solamente una mera ilusión de aquel vampiro que poseía otra clase de planes para Drake.
La noche cayo lenta sobre los tejados parisinos y el vampiro salió de aquella casa en la que se ocultaba de los rayos del sol y de la destrucción. Salía de nuevo, esperanzado a encontrarse con alguien que quizás nunca más volvería a ver y que creía claro que era mucho mejor que no se viesen nunca más. Llevaba apenas un año sumido en aquella oscuridad eterna y aún así, temía terminan hiriendo a las personas que tanto amaba solo por un mero acto de la irracionalidad de su raza ante la sangre y los latidos de los corazones humanos. Sus pasos le guían entre las calles cada vez más lejos de las zona con gente y cada vez sumiéndolo en más oscuridad hasta que llega el momento en el que es incapaz de toparse con alguna alma mortal, solo siente a sobrenaturales a su alrededor y eso no le agrada. La sensación de saber que antes entrenaba para matarlos y que ahora pertenece a ellos le fastidia; solo por ese motivo busca la soledad del parque de diversiones.
Para esas horas Luna Park esta desierto, es como un parque fantasma en el que solo queda el leve aroma a humanos y sobrenaturales por el lugar, como un recuerdo borroso de la infancia de cualquier humano. Sus pasos son los únicos sonidos por aquel sitio y un dejo de nostalgia llega hasta él. Luna Park como a mucha gente nacida y criada en París le lleva recuerdos de una niñez ya lejana, de un tiempo en el que creyó que las familias eran siempre felices y que todos estarían juntos por siempre. Una risa de auto compasión se escucha, que tonto fue en alguna vez creer en que el mundo solo estaba lleno de felicidad y que fácil se escapo ella de sus manos, al igual que las mariposas escapaban de las manos de su única hermana la primera vez que todos fueron a aquel parque.
Antes de darse cuenta queda cerca de un gran árbol. Recuerda bien ese árbol y de hecho la corteza continua teniendo las marcas de las iniciales tanto de él como de todos sus hermanos. - Solo una vez más… - susurra para si mismo al tiempo que sus fríos dedos acarician la corteza marcada y con veloces movimientos termina por llegar hasta una rama desde la cual es capaz de vislumbrar la entera soledad de Luna Park y deja de esa manera que más horas pasen mientras que él se mantiene sumido en sus recuerdos hasta la voz de alguien interrumpe sus pensamientos. Es una mujer, una de cabellos bastante extraños que le hace darse cuenta de que ahora llueve; Drake no tiene la menor idea del tiempo que llevan las gotas cayendo pero eso es algo que le pasa continuamente desde que ha adquirido aquella naturaleza, ahora es incapaz de notar cosas que antes eran demasiado notorias.
Con rapidez pero sin hacer mucho ruido baja de la rama en la que se encontraba mientras que por su mejilla fría escurren algunas gotas que indican el tiempo que ha estado bajo las gotas. Se acerca a la mujer con cuidado, llamado por la curiosidad que le provoca saber que esa ella en ese lugar y a tan altas horas de la noche cuando aquel lugar no es más que un parque muerto, como él. - Ella no debe querer venir por ti, quizás esta esperando a que te llegue la pereza y entonces poder librarte de su frío y mortal roce - Dice aquellas palabras cuando esta cerca de ella a una distancia prudente que se acorta con algunos pasos de él solo para que sus dedos fríos como los de la muerte rocen aquel rostro que aún mantiene la calidez de la gente viva. - Aunque si quieres apresurarla, yo podría ayudarte con eso pero antes deberíamos jugar un juego ¿Te apuntas? - Una enorme sonrisa se dibuja en su rostro, no cree que sean necesarias presentaciones, no cuando probablemente la mujer termine como lo pide. Muerta.
La noche cayo lenta sobre los tejados parisinos y el vampiro salió de aquella casa en la que se ocultaba de los rayos del sol y de la destrucción. Salía de nuevo, esperanzado a encontrarse con alguien que quizás nunca más volvería a ver y que creía claro que era mucho mejor que no se viesen nunca más. Llevaba apenas un año sumido en aquella oscuridad eterna y aún así, temía terminan hiriendo a las personas que tanto amaba solo por un mero acto de la irracionalidad de su raza ante la sangre y los latidos de los corazones humanos. Sus pasos le guían entre las calles cada vez más lejos de las zona con gente y cada vez sumiéndolo en más oscuridad hasta que llega el momento en el que es incapaz de toparse con alguna alma mortal, solo siente a sobrenaturales a su alrededor y eso no le agrada. La sensación de saber que antes entrenaba para matarlos y que ahora pertenece a ellos le fastidia; solo por ese motivo busca la soledad del parque de diversiones.
Para esas horas Luna Park esta desierto, es como un parque fantasma en el que solo queda el leve aroma a humanos y sobrenaturales por el lugar, como un recuerdo borroso de la infancia de cualquier humano. Sus pasos son los únicos sonidos por aquel sitio y un dejo de nostalgia llega hasta él. Luna Park como a mucha gente nacida y criada en París le lleva recuerdos de una niñez ya lejana, de un tiempo en el que creyó que las familias eran siempre felices y que todos estarían juntos por siempre. Una risa de auto compasión se escucha, que tonto fue en alguna vez creer en que el mundo solo estaba lleno de felicidad y que fácil se escapo ella de sus manos, al igual que las mariposas escapaban de las manos de su única hermana la primera vez que todos fueron a aquel parque.
Antes de darse cuenta queda cerca de un gran árbol. Recuerda bien ese árbol y de hecho la corteza continua teniendo las marcas de las iniciales tanto de él como de todos sus hermanos. - Solo una vez más… - susurra para si mismo al tiempo que sus fríos dedos acarician la corteza marcada y con veloces movimientos termina por llegar hasta una rama desde la cual es capaz de vislumbrar la entera soledad de Luna Park y deja de esa manera que más horas pasen mientras que él se mantiene sumido en sus recuerdos hasta la voz de alguien interrumpe sus pensamientos. Es una mujer, una de cabellos bastante extraños que le hace darse cuenta de que ahora llueve; Drake no tiene la menor idea del tiempo que llevan las gotas cayendo pero eso es algo que le pasa continuamente desde que ha adquirido aquella naturaleza, ahora es incapaz de notar cosas que antes eran demasiado notorias.
Con rapidez pero sin hacer mucho ruido baja de la rama en la que se encontraba mientras que por su mejilla fría escurren algunas gotas que indican el tiempo que ha estado bajo las gotas. Se acerca a la mujer con cuidado, llamado por la curiosidad que le provoca saber que esa ella en ese lugar y a tan altas horas de la noche cuando aquel lugar no es más que un parque muerto, como él. - Ella no debe querer venir por ti, quizás esta esperando a que te llegue la pereza y entonces poder librarte de su frío y mortal roce - Dice aquellas palabras cuando esta cerca de ella a una distancia prudente que se acorta con algunos pasos de él solo para que sus dedos fríos como los de la muerte rocen aquel rostro que aún mantiene la calidez de la gente viva. - Aunque si quieres apresurarla, yo podría ayudarte con eso pero antes deberíamos jugar un juego ¿Te apuntas? - Una enorme sonrisa se dibuja en su rostro, no cree que sean necesarias presentaciones, no cuando probablemente la mujer termine como lo pide. Muerta.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Se dejaba llevar por un globo hasta el sexto cielo.
Era demasiado echar a volar."
Era demasiado echar a volar."
La lana se le enredaba en los dedos y el saco empezaba a pesarle por lo mojado que se ponía, pero Alexia seguía caminando despacio. La lluvia no cesaba y París estaba completamente encharcada y ella iba mirando su reflejo en cada pequeña laguna que se formaba sobre los baches del asfalto a medida que avanzaba. Creía que nadie la miraba, que nadie se miraba, era completamente libre para llorar sin el temor de que alguien la viera. Pero le faltaban ganas y enojo para lograr que derramara un par de lágrimas cuando se sentía como una chiquilla que quería saltar de charco en charco y que tal vez se le cruzara algún perro para poder jugar con él en tanto se mojaban. Se imaginó tumbándose allí, riendo con ese canino que sólo estaba en sus pensamientos y que muy probablemente no aparecería por aquella noche; seguro que hasta los perros tenían donde escapar de la lluvia, supuso. Siguio caminando despacio, saboreando cada reflejo que su silueta dejaba en el agua, jugando con las ondas que se hacían con cada paso que daba y sonriendo a medida que se le pasaba el enojo y olvidaba como había empezado todo.
-Ah ¿Qué?- dijo sin pensar en cuanto una voz masculina interrumpio sus infantiles ideas de diversión y volvio la mirada hacia donde provenía la voz. Observó al hombre con su aura teñida de rojo y no sintio el más mínimo temor. Era obvio, ella no discernía muy bien del bien y del mal y todo podía ser cualquier cosa a los ojos de la bruja. Además, había tenido que ver y vivir cosas peores, presencias intangibles a la hora de atacar pero muy firmes a la hora de molestar. -Pero entonces es una lenta, porque casi siempre tengo pereza- se rió apenas sin despegar los labios. En su mente estaba esa idea de que no moriría, creía que había rogado demasiado porque su madre se la llevara muy a pesar que era un espíritu no muy agradable. Suponía que al menos del otro lado no pasaría hambre ni frío y más bien se podría entretener asustando a algún humano ingenuo o simplemente podía escapar de todos evaporándose como el humo que se levanta del suelo cuando llueve. Así, sin explicación y sin cuestionamientos pero también sin respuestas.
El vampiro se acercó, la miraba con seguridad y ella lo miraba con los ojos bien abiertos al tiempo que intentaba secarse la frente para que no le cayera más agua bajo las pestañas. No sintio su tacto frío, no hayó la diferencia porque la temperatura era ya demasiado baja como para notar algún cambio. La joven estornudó pero asintio y se restregó la nariz con la mano para eliminar la picazón que produce el estornudo. -¿Osea que primero jugamos y luego la llamamos?- cuestionó sin hacer alusión a la naturaleza del hombre que había aparecido de la nada. -Mmm yo también quería jugar. Pero ¿A quién quieres apresurar? Bueno, no importa, dime que se te ocurre antes que deje de llover- respondio a la sonrisa del muchacho como si hubiera sido una luz al final de su túnel y como si ella misma hubiese olvidado las primeras palabras que dijo en cuanto llegó al parque. Lamentablemente su confusión distaba mucho de lo que imaginaba. Ese joven jamás sería luz y el llamado que había realizado tal vez se sucediera aunque ella no lo recordara ya. A la hora de la verdad era bueno, su memoria era selectiva y era lo único que la mantenía con esa sonrisa frecuente y con todas esas incoherencias que solía decir. No era todo tan maravilloso, por supuesto, puesto que esa selectividad le cobraba la razón y era bastante probable que a la edad de 30 años -si es que no moría antes- ya no recordara ni como se llamaba y viviera más alucinaciones que ideas racionales. Lo bueno, era que ella jamás se daría cuenta. Lo mejor, es que era probable que a menos que fuera muy doloroso ella ni siquiera sintiera venir la muerte.
-Ah ¿Qué?- dijo sin pensar en cuanto una voz masculina interrumpio sus infantiles ideas de diversión y volvio la mirada hacia donde provenía la voz. Observó al hombre con su aura teñida de rojo y no sintio el más mínimo temor. Era obvio, ella no discernía muy bien del bien y del mal y todo podía ser cualquier cosa a los ojos de la bruja. Además, había tenido que ver y vivir cosas peores, presencias intangibles a la hora de atacar pero muy firmes a la hora de molestar. -Pero entonces es una lenta, porque casi siempre tengo pereza- se rió apenas sin despegar los labios. En su mente estaba esa idea de que no moriría, creía que había rogado demasiado porque su madre se la llevara muy a pesar que era un espíritu no muy agradable. Suponía que al menos del otro lado no pasaría hambre ni frío y más bien se podría entretener asustando a algún humano ingenuo o simplemente podía escapar de todos evaporándose como el humo que se levanta del suelo cuando llueve. Así, sin explicación y sin cuestionamientos pero también sin respuestas.
El vampiro se acercó, la miraba con seguridad y ella lo miraba con los ojos bien abiertos al tiempo que intentaba secarse la frente para que no le cayera más agua bajo las pestañas. No sintio su tacto frío, no hayó la diferencia porque la temperatura era ya demasiado baja como para notar algún cambio. La joven estornudó pero asintio y se restregó la nariz con la mano para eliminar la picazón que produce el estornudo. -¿Osea que primero jugamos y luego la llamamos?- cuestionó sin hacer alusión a la naturaleza del hombre que había aparecido de la nada. -Mmm yo también quería jugar. Pero ¿A quién quieres apresurar? Bueno, no importa, dime que se te ocurre antes que deje de llover- respondio a la sonrisa del muchacho como si hubiera sido una luz al final de su túnel y como si ella misma hubiese olvidado las primeras palabras que dijo en cuanto llegó al parque. Lamentablemente su confusión distaba mucho de lo que imaginaba. Ese joven jamás sería luz y el llamado que había realizado tal vez se sucediera aunque ella no lo recordara ya. A la hora de la verdad era bueno, su memoria era selectiva y era lo único que la mantenía con esa sonrisa frecuente y con todas esas incoherencias que solía decir. No era todo tan maravilloso, por supuesto, puesto que esa selectividad le cobraba la razón y era bastante probable que a la edad de 30 años -si es que no moría antes- ya no recordara ni como se llamaba y viviera más alucinaciones que ideas racionales. Lo bueno, era que ella jamás se daría cuenta. Lo mejor, es que era probable que a menos que fuera muy doloroso ella ni siquiera sintiera venir la muerte.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“Deja que esta oscuridad
sea la que proteja tu luz”
sea la que proteja tu luz”
La mirada de la bruja se posa sobre la suya y entonces Drake se detiene. Los ojos ajenos le parecen hermosos, guardan una inocencia que no ve desde hace mucho tiempo y un arrebato deseo de proteger aquello le nace desde la oscuridad que ahora mantiene a su alma cautiva en las sombras. Intenta recordar hace cuanto que no veía eso en alguien y solo puede recordar a la ultima vez que vio a Vanesa, antes de que su hermano se la llevara lejos de ellos, despojadoles de la luz que despedía ella. Es inevitable para él dedicarle una sonrisa a la bruja y de hecho, desea conocer más acerca de ella no solo el hecho de que este mojada y ande sola por las calles; eso también le genera curiosidad ahora. - Yo nunca tengo pereza, debes haberte robado toda la que tenía y yo he robado tus energías - esta mintiendo con demasiado descaro pero no le interesa, la inocencia en los ojos de aquella mujer pueden hacer que crea cualquier cosa y eso jugara a favor del inmortal. - ¿Cuál es tu nombre?, ¿Qué haces sola en este lugar? - Aquello en definitiva no era de su incumbencia pero no podía no preguntar aquellas cosas.
Rió de ella de una manera exagerada, aquella muchacha era realmente divertida y la manera en la que se limpiaba e intentaba alejar las gotas de agua de su rostro le volvían un encanto, una luz en aquella oscura noche en la cual Drake pensó que no sería capaz de encontrar que le distrajera lo suficiente de su recuerdos, pero ahí estaba ella. La manera en la que ella preguntaba cosas y parecía ignorar el peligro en el cual se encontraba fue entonces lo que alerto al vampiro. Existía algo que no estaba bien en ella pero no podía saber aún si solo es que era así o si realmente su confusión se debía a otra clase de cosas. - Así es, primero jugamos y después le llamamos para que venga a nosotros. - Si ella no lo notaba, no tenía porque hacerle ver que no era precisamente alguien que los demás consideraran como buena compañía, Drake podía terminar asesinando a esa solitaria mujer en el momento en que se le viniera en gana pero por algún motivo no quería hacerlo, no en aquellos momentos y tal vez nunca lo hiciera. - Yo solo quiero jugar, así que si ya tenias algo planeado dime y lo haremos después de todo puedo hacer casi cualquier cosa. - No era su manera normal de actuar pero esos ojos y todo en ella le llamaban.
Sin pensar mucho más que era lo que la bruja tenía que le llamaba tanto puso su mano en la cabeza de ella y alejo algunos de los mojados cabellos de la frente. - ¿Que te parece si en lo que decididnos a que jugar caminamos un poco por el parque? Debe haber algún juego que podamos abrir y entonces ya tendremos algo que hacer ¿Te gustaría? - De aquella forma se sentía como si realmente la inmortalidad tenia sentido, tenía algo que hacer y por aquello efímeros momentos deseaba que eso durara la eternidad, a pesar de que la mujer frente a él solo duraría un segundo comparada con la larga existencia que tenía el por delante. No importaba realmente cuanto duraba, porque el tiempo que fuera se encargaría de estar cerca de ella y si es que lo distraída que era no era solo porque estuviese pensando en otras cosas o fingida, en ese caso aunque no fuera lo mejor o nadie se lo pidiera, cuidaría de ella.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Te cambiaba los fantasmas por sonrisas. Imaginate."
-¿Ah no?- se rió más abiertamente -¿No te gusta dormir? es lo mejor de la pereza, es como si también se llevara el hambre y esas cosas.- continuó hablando como solía hacer, generalizando su situación y proyectándola en otros como si aquellos también pasaran hambre y anhelaran una buena cama con frazadas calientes para temporadas como esas. Pero ella no lo diría así ¿Cómo podría hacerlo si en su memoria ya se había esfumado ese idea de comodidad que vivió tan fugazmente cuando era una niña? Sin embargo, muy seguramente de dar con una buena cama no querría volver a salir de ella en mucho tiempo. -Yo me llamo Alexia ¿Y tú?- preguntó justo antes de darse cuenta que se le había enredado parte de la lana entre los dedos e intentaba librarse de esa incomodidad en sus manos -Ah, me enrredé... vine a...- habló entrecortado, con pausas y frunció el ceño como si no entendiera en que momento había hecho aquél enrredo y le molestara no poder liberarlo -a pasear.. ¿Tú a qué venías?- dijo bajando las manos y dejando caer al suelo el hilo de lana que tenía en las manos pero que aún pendía de una parte de su saco gris.
¿Había ido a pasear? ¿A quién se le ocurría hacer algo así con una lluvia de tal magnitud y un frío tan demencial como el que hacía? Alexia necesitaba distraer su mente, eliminar los fantasmas reales y los de sus pensamientos con otras ideas, otros parajes, otras sensaciones y en este caso, con alguien más que probablente le aniquilara los fantasmas y la pasara de ese lado en un abrir y cerrar de ojos. Sin duda no se descartaba que todos los pasos adelante, logros y progesos de la noche de la bruja fueran como desde la rueda de un hámster.
La bruja parpadeaba más de lo que podía ver a aquél joven en medio de la penumbra. La estatura de él era más elevada y justo cuando ella levantaba el rostro para verlo, el agua le seguía corriendo por la cara impidiéndole una visión con total libertad. -No sé a qué jugar, yo venía casi saltando entre los charcos. ¿Y tú para que quieres que venga?- podría parecer que todo el tiempo hablaba incoherencias pero, de tanto podría ser al menos un poco perspicaz. ¿Acaso él también anhelaba la muerte? ella no preguntó nada porque no le salieron las palabras y ni siquiera se le cruzó la idea por la mente. Lo que había dicho era suficiente como para indagar un poco pese a que no era lo más inteligente que podría haber hecho. -¿Viniste a jugar? yo trataba de encontrar un perro o perseguir gatos como hago siempre... he corrido tanto al mío que ya soy buena en eso. Mira..- dijo sonriente y se levantó la manga del pesado saco mojado hasta la altura del codo señalando un largo arañon que no llevaba ahí demasiado tiempo y que estaba en la parte interna del brazo y un poco más arriba de la muñeca. Lo recorrió con el delgado dedo índice y se mordió ligeramente el labio aunque se sentía orgullosa de su marca-.. el otro día me hizo esto pero no se pudo escapar. Bueno, al menos no hasta que lo solté y huyó despavorido. Creo que lo apreté muy fuerte y, tal vez no le gusta que le bese el hocico. ¿Tú tienes animales?- parecía la charla de una pequeña, pero era de entenderse que alguien solitario que no recibe instrucciones de comportamiento desde hace mucho, haga cosas como esas. Los animales solían ser su única compañía, al menos viva, porque por lo demás consideraba compañía a cada uno de los muertos que habían en la cripta en la que "vivía". En ocasiones al llegar los saludaba a todos y recordaba con claridad los nombres completos que estaban grabados en la piedra frente a cada féretro en la pared. Los recitaba anteponiendo un "Hola" para cada uno mientras se sentaba en el suelo y se retiraba medias y calcetines para intentar secarlos para el día siguiente. El invierno costaba en todo sentido.
Era extraño, hace mucho no tenía contacto con nadie y a él no parecía molestarle la desaliñada apariencia de la jovensita. Le retiró los cabellos de la cara y ella le sonrió como si no tuviera otra forma de agradecer pequeños detalles. -¡Sí!- respondió emocionada y sin dudar al pensar en la sola idea de habilitar algún juego por más simple que fuera; incluso, con sólo sentarse en alguno de esas lugares sería suficiente. Era evidente que de día ella no podía acceder a esas comodidades e incluso no podía permanecer mucho tiempo allí sin ser retirada por comportarse extraño o alguna particularidad de esas. Alexia por un momento lo vio como si no hubiera nada más importante y poderoso que él, su atención y la sola intensión del tema de los juegos la compró por completo. Ese "¡Sí!" no necesitó más palabras, ella haría lo que le pidiera. Acaso ¿Estaba comprando su sentencia o la había seducido la muerte como se encandila a un niño con un algodón de azúcar?
¿Había ido a pasear? ¿A quién se le ocurría hacer algo así con una lluvia de tal magnitud y un frío tan demencial como el que hacía? Alexia necesitaba distraer su mente, eliminar los fantasmas reales y los de sus pensamientos con otras ideas, otros parajes, otras sensaciones y en este caso, con alguien más que probablente le aniquilara los fantasmas y la pasara de ese lado en un abrir y cerrar de ojos. Sin duda no se descartaba que todos los pasos adelante, logros y progesos de la noche de la bruja fueran como desde la rueda de un hámster.
La bruja parpadeaba más de lo que podía ver a aquél joven en medio de la penumbra. La estatura de él era más elevada y justo cuando ella levantaba el rostro para verlo, el agua le seguía corriendo por la cara impidiéndole una visión con total libertad. -No sé a qué jugar, yo venía casi saltando entre los charcos. ¿Y tú para que quieres que venga?- podría parecer que todo el tiempo hablaba incoherencias pero, de tanto podría ser al menos un poco perspicaz. ¿Acaso él también anhelaba la muerte? ella no preguntó nada porque no le salieron las palabras y ni siquiera se le cruzó la idea por la mente. Lo que había dicho era suficiente como para indagar un poco pese a que no era lo más inteligente que podría haber hecho. -¿Viniste a jugar? yo trataba de encontrar un perro o perseguir gatos como hago siempre... he corrido tanto al mío que ya soy buena en eso. Mira..- dijo sonriente y se levantó la manga del pesado saco mojado hasta la altura del codo señalando un largo arañon que no llevaba ahí demasiado tiempo y que estaba en la parte interna del brazo y un poco más arriba de la muñeca. Lo recorrió con el delgado dedo índice y se mordió ligeramente el labio aunque se sentía orgullosa de su marca-.. el otro día me hizo esto pero no se pudo escapar. Bueno, al menos no hasta que lo solté y huyó despavorido. Creo que lo apreté muy fuerte y, tal vez no le gusta que le bese el hocico. ¿Tú tienes animales?- parecía la charla de una pequeña, pero era de entenderse que alguien solitario que no recibe instrucciones de comportamiento desde hace mucho, haga cosas como esas. Los animales solían ser su única compañía, al menos viva, porque por lo demás consideraba compañía a cada uno de los muertos que habían en la cripta en la que "vivía". En ocasiones al llegar los saludaba a todos y recordaba con claridad los nombres completos que estaban grabados en la piedra frente a cada féretro en la pared. Los recitaba anteponiendo un "Hola" para cada uno mientras se sentaba en el suelo y se retiraba medias y calcetines para intentar secarlos para el día siguiente. El invierno costaba en todo sentido.
Era extraño, hace mucho no tenía contacto con nadie y a él no parecía molestarle la desaliñada apariencia de la jovensita. Le retiró los cabellos de la cara y ella le sonrió como si no tuviera otra forma de agradecer pequeños detalles. -¡Sí!- respondió emocionada y sin dudar al pensar en la sola idea de habilitar algún juego por más simple que fuera; incluso, con sólo sentarse en alguno de esas lugares sería suficiente. Era evidente que de día ella no podía acceder a esas comodidades e incluso no podía permanecer mucho tiempo allí sin ser retirada por comportarse extraño o alguna particularidad de esas. Alexia por un momento lo vio como si no hubiera nada más importante y poderoso que él, su atención y la sola intensión del tema de los juegos la compró por completo. Ese "¡Sí!" no necesitó más palabras, ella haría lo que le pidiera. Acaso ¿Estaba comprando su sentencia o la había seducido la muerte como se encandila a un niño con un algodón de azúcar?
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“En el laberinto de la inmortalidad
eres la luz al final del camino”
eres la luz al final del camino”
Existían cosas complicadas de explicar a los niños, aunque buscara él las palabras correctas no las encontraría porque los niños toman cualquier cosa de las palabras de los adultos y entonces los vuelven sus fantasías. Sabe que si le dijera que es un vampiro es probable que le crea, pero es probable que no lo haga y de creerle quizás termine por alejarse de él. Sonríe, aunque no deba hacerlo y termine por engancharse a alguien que no debe seguirá mintiendo. - Me gusta, pero creo que prefiero mantenerme despierto la mayor parte del tiempo y en el hambre debe estar el secreto porque te diré. - Mira a un lado y a otro, como si en aquel solitario lugar alguien fuera a escuchar lo que le dice a la bruja. - Yo nunca tengo hambre de comida y tampoco tengo frío pero no se lo digas a nadie. - Su mano se posa sobre sus labios y le guiña el ojo, siente que esta al lado de una niña y eso le gusta.
- Alexia, que nombre tan bonito. ¿Yo? Me llamo Drake, un gusto poder conocerte en esta noche lluviosa. - Le mira con curiosidad, es divertida hasta cuando no trata de serlo pero cuando se enreda en el hilo de sus ropas es finalmente que el vampiro nota que las ropas de la bruja son apenas un recuerdo de lo que alguna vez fueron. No es como que él mismo tuviera muchos bienes materiales o ropas, pero esta seguro de que no debe usar ropas que están en las ultimas de considerarse servibles. Pesar. Eso es lo que le causa que alguien tan bonita e inocente como ella deba estar en esa situación y aunque ella sigue sin pedirle ayuda termina por sonreír y alejar del todo de su saco gris aquella bola de lana. - Venía a buscar recuerdos, pero se han escapado de mi manos desde hace mucho tiempo, así que ahora haré nuevos recuerdos, contigo.
¿Necesitaba él realmente recuerdos nuevos? Le gustaban sus recuerdos, imaginarse a sus hermanos en otros tiempos, la luz del sol que ya no podía contemplar y una vida lejana; esos recuerdos solo estaban ahora para hacerle añorar y sufrir en silencio. Luna Park no era lo que debía para hacer nuevos recuerdos y mucho menos considerando que solo había dos personas en aquel lugar pero las cosas eran diferentes para Drake desde hacía un tiempo, así que para una vida nueva, o algo así, recuerdos nuevos con gente nueva.
Alexia pregunto lo único que jamás espero y se quedo callado, pensando. No sabía si es realmente quería llamarla para que se llevara a la joven o si en realidad buscaba llamarla para que se lo llevara a él. Que ideas. - No lo sé, creo que quiero conocerla pero como ya te conocí a ti ahora no quiero que venga más. - En eso al menos, no mentía. Se río de ella y de la manera en la que tan orgullosa presumía la manera en la que su gato le había herido. - Pero eres una descuidada y pobre gato, eso de que le aprietes hará que terminen peleados. Deberías ser más cariñosa con él y seguro que se acerca a ti por mero gusto aunque… - Su mirada recorrió el delgado arañon del animal. - Si te queda cicatriz será un hermoso recuerdo de tu mascota y de mi, no, no tengo mascotas porque también huyen de mi como si fuera la peor persona del mundo ¿Puedes creerlo? - Le hablaba como si fuera algo increíble hasta para si mismo, pero para los vampiros no era lo mejor tener animales, además de que realmente huían de él. Los animales eran muy listos y olían a la muerte en Drake. - Oye Alexia ¿Dónde vives? - Hacía aquellas preguntas con la sonrisa en la cara, de verdad que planeaba cuidar aquella mujer aunque fuese la peor idea de su inmortal existencia.
La emoción el el rostro de Alexia no le dio pauta a dudar en lo que estaba haciendo, termino por tomar la mano de la bruja como si fueran conocidos de hacia mucho tiempo. - Bueno, entonces vamos. - Sujeto la mano de ella antes de ponerse en marcha hacía los juegos que existían en el lugar. Las ventajas de ser vampiro es que podía hacer prácticamente cualquier cosa, así que ninguno de aquellos juegos estaba prohibido para ellos. En su andar lo primero que encontró fue un laberinto. Recordaba ese laberinto pues era como los grandes patios de la gente rica y en el centro, existían algunas ventas de dulces y baratijas. - ¿Te gustan los dulces? Porque se un sitio en el que podríamos tener todos los que quisiéramos y quizás alguna comida de otra. Ven… - No soltaba la delgada mano de ella y sonriendo le guió a la entrada del laberinto. - ¿Jugamos a ver quien llega primero al centro? - Le miro de reojo. - Quien gana escoge el siguiente juego - Antes de esperar si quiera a que ella le dijera algo le hizo caminar un poco dentro del laberinto y se alejo de ella. - Nos vemos en el centro Alexia. - Se despidió y comenzó a avanzar, sin perder ni un segundo atención en los pasos ajenos.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Como un caramelo de limón, que se rompe cuando lo muerdes
y te corta la lengua para que lo disfrutes en silencio."
y te corta la lengua para que lo disfrutes en silencio."
La joven bruja creyó que tal vez él le temiera a algo y por eso evitara el sueño; de nuevo recaía en el reflejo de sus teorías. ¿Pero qué temores podría tener un vampiro? en la mente de Alexia ellos eran como una especie de seres super poderosos, capaces de recorrer enormes distancias sin fatigarse, derribar muros sin esforzarse, pasar años sin enfermarse y ser poseedores de dones que los hacían imponentes y casi invencibles. -Pues... que envidia- le susurró ella respondiendo a aquella especie de juego de prudencia que había empezado él.
Aquél hombre era un completo misterio. Había aparecido como si fuera mensajero de la muerte y ahora parecía que la muerte misma se tomaba un descanso para pasar a la simpatía a la que cedía con suma facilidad Alexia. Ella por supuesto sabía que estaba frente a un vampiro, entendía bien que él no comía, que tampoco tenía frío pero, también comprendía con claridad que si tenía sed ella podría ser su cena y que si sentía frío, su sangre podría calentarle el cuerpo. Muy a pesar de eso ella sonrió como si lo asimilara perfectamente. -Y no le diré a nadie. Aunque... pues tampoco me creerían así que mejor me quedo callada. Mi mamá me dice: "Calladita te ves más bonita" y yo, que no tengo de otra, le hago caso- le guiñó esta vez ella siguiendole de nuevo el hilo que había tomado esa parte de la charla.
-Drake- repitió ella intentando tener la misma pronunciación perfecta del nombre que emitía él. Se giró apenas y permitió que las manos ajenas la liberaran de esa molesta tira de lana que la venía "persiguiendo" desde que entro al parque, según pensaba la muchacha. -Es que los recuerdos no se guardan en las manos. Seguro que tienes todo escondido en tu cabeza y no lo quieres sacar- dijo como si fuera algo obvio, sin ir más allá de lo que quería decir él pero afirmando con tal naturalidad que no erraba en lo que respondía. Con respecto a lo de los recuerdos nuevos no supo que decir, sencillamente no entendió nada.
-¿No quieres que venga? Yo pensé que ya estaba aquí. Yo pensé que...- se detuvo ante la risa de él y ella apenas emitió una pícara risita al tiempo que se bajaba la manga del saco y cubría el bonito recuerdo que le había dejado su gato. -¡Pero no lo apreto tan fuerte, de verdad! es que a él no le gustan los mimos y yo trato que aprenda que deben gustarle. A veces creo que no quiere entender que lo quiero mucho, jum- se encogió de hombros y se mantuvo como si nada, como si siguiera hablando de algo común y corriente para cualquiera, incluído un vampiro. -Lo ves, así es Canelo, también se me escapa y por eso tendré muchoos recuerdos más- afirmó abriendo un poco más los ojos como si eso cuantificara la cantidad de arañones que había sufrido y que segurían apareciendo.
-Yo vivo a diez veces cien pasos de aquí...creo que era así- dijo mirando hacia arriba tratando de hacer memoria. Contaba corto porque era lo que recordaba mejor y siempre que caminaba iba contando de cien en cien y cuantificando con los dedos cuantas veces habían sido. -Bueno, ¿Sabes donde queda el cementerio? pues ahí- sonrió como si vivir en aquél lugar no resultara aterrador, enfermizo y por sobre todo insalubre. Ya ella se había acostumbrado y muy a pesar de lo que incómodo que era, ya lo conocía y lo catalogaba como una especie de hogar. Allí podía esconderse, al menos de los vivos. Nadie iría a buscarla en un lugar como ese y, si cerraba bien la cripta desde adentro, nadie la molestaría cuando decidía dormir de noche. El día no le preocupaba, aquellos muertos estaban más abandonados que ella misma y ya no quedaban ni los tallos de las flores que algunas vez les hubieran dejado. -¿Tú vives cerca también?- devolvió la pregunta sin el más mínimo sentido de alarma.
Cuando Drake le tomó la mano, ella se aferró como si ese fuera el camino a la diversión y a la felicidad de lo que ella creía su última noche. Por eso se veía tan sonriente y se mantenía tan tranquila pese a saber la naturaleza de él. -¿Dulces? ¡Mmm. Qué rico! hace mucho no como uno- la sonrisa fue más visible en ella, casi le pudieron doler las mejillas al imprimirle tal emoción al asunto. Apretó algo más la mano de Drake para que no fuera a escaparse y poniéndolo a él en el centro de sus ilusiones de la noche. Su delgada contextura se quedaba casi perdida en las formas de él, pero lo mantendría cerca con toda su fuerza, como cuando a un niño muy pequeño le entregan un globo que no quiere soltar. La idea de la competencia le gustó, a ella le encantaba correr y era de las pocas cosas en las que era realmente buena. Era lógico, alguien que se la pasa huyendo puede adquirir una habilidad así por medio de la práctica. -1, 2, 3...- dijo y se dejó soltar la mano por pura emoción. Arrancó a correr, con toda la velocidad que pudo e intentando no dejarse dominar por la risa que le provocaba aquello. Avanzó y tuvo que retroceder, los caminos cerrados eran más que la salida que no encontraba. Pero depronto emitió un ahogado gemido que la hizo devolver sus pasos. Era de esperarse, sus fantasmas siempre estaban presentes, incluso aquellos que más la aterraban y, en una carrera donde han sido olvidados, cualquier aparición repentina resulta chocante. Ahora corría, pero buscaba más el escape que la propia salida.
Aquél hombre era un completo misterio. Había aparecido como si fuera mensajero de la muerte y ahora parecía que la muerte misma se tomaba un descanso para pasar a la simpatía a la que cedía con suma facilidad Alexia. Ella por supuesto sabía que estaba frente a un vampiro, entendía bien que él no comía, que tampoco tenía frío pero, también comprendía con claridad que si tenía sed ella podría ser su cena y que si sentía frío, su sangre podría calentarle el cuerpo. Muy a pesar de eso ella sonrió como si lo asimilara perfectamente. -Y no le diré a nadie. Aunque... pues tampoco me creerían así que mejor me quedo callada. Mi mamá me dice: "Calladita te ves más bonita" y yo, que no tengo de otra, le hago caso- le guiñó esta vez ella siguiendole de nuevo el hilo que había tomado esa parte de la charla.
-Drake- repitió ella intentando tener la misma pronunciación perfecta del nombre que emitía él. Se giró apenas y permitió que las manos ajenas la liberaran de esa molesta tira de lana que la venía "persiguiendo" desde que entro al parque, según pensaba la muchacha. -Es que los recuerdos no se guardan en las manos. Seguro que tienes todo escondido en tu cabeza y no lo quieres sacar- dijo como si fuera algo obvio, sin ir más allá de lo que quería decir él pero afirmando con tal naturalidad que no erraba en lo que respondía. Con respecto a lo de los recuerdos nuevos no supo que decir, sencillamente no entendió nada.
-¿No quieres que venga? Yo pensé que ya estaba aquí. Yo pensé que...- se detuvo ante la risa de él y ella apenas emitió una pícara risita al tiempo que se bajaba la manga del saco y cubría el bonito recuerdo que le había dejado su gato. -¡Pero no lo apreto tan fuerte, de verdad! es que a él no le gustan los mimos y yo trato que aprenda que deben gustarle. A veces creo que no quiere entender que lo quiero mucho, jum- se encogió de hombros y se mantuvo como si nada, como si siguiera hablando de algo común y corriente para cualquiera, incluído un vampiro. -Lo ves, así es Canelo, también se me escapa y por eso tendré muchoos recuerdos más- afirmó abriendo un poco más los ojos como si eso cuantificara la cantidad de arañones que había sufrido y que segurían apareciendo.
-Yo vivo a diez veces cien pasos de aquí...creo que era así- dijo mirando hacia arriba tratando de hacer memoria. Contaba corto porque era lo que recordaba mejor y siempre que caminaba iba contando de cien en cien y cuantificando con los dedos cuantas veces habían sido. -Bueno, ¿Sabes donde queda el cementerio? pues ahí- sonrió como si vivir en aquél lugar no resultara aterrador, enfermizo y por sobre todo insalubre. Ya ella se había acostumbrado y muy a pesar de lo que incómodo que era, ya lo conocía y lo catalogaba como una especie de hogar. Allí podía esconderse, al menos de los vivos. Nadie iría a buscarla en un lugar como ese y, si cerraba bien la cripta desde adentro, nadie la molestaría cuando decidía dormir de noche. El día no le preocupaba, aquellos muertos estaban más abandonados que ella misma y ya no quedaban ni los tallos de las flores que algunas vez les hubieran dejado. -¿Tú vives cerca también?- devolvió la pregunta sin el más mínimo sentido de alarma.
Cuando Drake le tomó la mano, ella se aferró como si ese fuera el camino a la diversión y a la felicidad de lo que ella creía su última noche. Por eso se veía tan sonriente y se mantenía tan tranquila pese a saber la naturaleza de él. -¿Dulces? ¡Mmm. Qué rico! hace mucho no como uno- la sonrisa fue más visible en ella, casi le pudieron doler las mejillas al imprimirle tal emoción al asunto. Apretó algo más la mano de Drake para que no fuera a escaparse y poniéndolo a él en el centro de sus ilusiones de la noche. Su delgada contextura se quedaba casi perdida en las formas de él, pero lo mantendría cerca con toda su fuerza, como cuando a un niño muy pequeño le entregan un globo que no quiere soltar. La idea de la competencia le gustó, a ella le encantaba correr y era de las pocas cosas en las que era realmente buena. Era lógico, alguien que se la pasa huyendo puede adquirir una habilidad así por medio de la práctica. -1, 2, 3...- dijo y se dejó soltar la mano por pura emoción. Arrancó a correr, con toda la velocidad que pudo e intentando no dejarse dominar por la risa que le provocaba aquello. Avanzó y tuvo que retroceder, los caminos cerrados eran más que la salida que no encontraba. Pero depronto emitió un ahogado gemido que la hizo devolver sus pasos. Era de esperarse, sus fantasmas siempre estaban presentes, incluso aquellos que más la aterraban y, en una carrera donde han sido olvidados, cualquier aparición repentina resulta chocante. Ahora corría, pero buscaba más el escape que la propia salida.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Observa mis ojos para que puedas darte cuenta de que soy real
y estaré siempre a tu lado."
y estaré siempre a tu lado."
Era la primera vez desde que se convirtiera en inmortal que pensaba en que podía vivir de manera normal, entablar relaciones comunes con la gente aunque considerando que la bruja estaba un poco mal mentalmente, era probable que solo fuera capaz de tener amistades con gente como ella. La idea le causo gracia y nada de descontento; Alexia era tan interesante que bien podía pasarse toda la noche a su lado aunque eso significara extinguirse ante los primeros rayos de sol que acariciaran su fría y muerta piel.
- ¿Cómo es que estas tan segura de que no te creerían? Si me lo dijeras a mi te creería, aunque no sería lo más correcto ya que soy quien te ha dicho ese secreto pero no veo la razón por la que deba dudar de tus palabras - Para Drake, era sincera y la manera en que era se lo demostraba. Alexia era naturalmente ella misma, con toda esa demencia interna que pareciera cargar, era sin duda la persona más sincera que existía.
Miro a Alexia con una sonrisa, indicando de esa forma que aguardaba por lo que tuviera que decirle y cuando pudo escuchar la manera en la que ella razonaba e interpretaba sus palabras no pudo evitar reír de si mismo. - Pero que razón tienes, creo que entonces los he intentado guardar en el lugar equivocado y por eso es que no los encuentro. - Se quedo pensando él mismo la implicación que llevaba lo que decía y negó de manera suave - Tienes razón, no quiero sacar los recuerdos. Temo que de sacarlos termine por perderlos y entonces no tendré nada que hacer, pero sabes, este sitio me trae muchos de ellos. - Levanto su mirada al cielo - En mis recuerdos sin duda no llueve - Dicho eso volvió a mirar los ojos inocentes de la bruja.
El que pensara que estaba ahí le desconcertó un poco, pero otro tanto de él mismo se decía que ella debía estar consciente de su naturaleza aunque no lo pareciera y aparentara como que era completamente inofensivo, o tal vez ella ya estaba dispuesta a abrazar realmente a la muerte y solo aguardaba a que decidiese atacarla cosa que no pasaría. Ignoro entonces sus propios pensamientos inútiles y le sonrío. - Debe de saber que lo quieres mucho, si te araña tanto y no te molestas con él debe suponerlo. - Mentalmente hizo el calculo de los pasos que le decía Alexia, pero e parecía una forma bastante rara de decirle donde es que ella vivía o lo fue hasta que le dijo que su hogar era el cementerio y no pudo evitar mirarle con mucha más curiosidad que antes. - ¿Vives en el cementerio? ¿Te gusta estar ahí? - Para Drake no era que le resultara de lo más raro vivir en un sitio como aquel pero él estaba muerto al igual que los cadáveres del cementerio, sin embargo Alexia estaba viva, y ese lugar no era precisamente el mejor sitio para que una mujer viviese. - ¿Yo? Pues podría decirse que si y bueno quizás algún día pueda ir al cementerio a visitarte y si quieres algún día puedes ir a mi casa, de día nadie molesta y en la noche por lo general no estoy - Sus intenciones no iban más allá de saberle a salvo y ofrecerle un lugar en el cual se sintiera cómoda y hasta pudiera quedarse en días como aquel en los que el clima no era favorable.
- Pues cuando lleguemos a nuestro destino, comerás todos los dulces que quieras Alexia - Sujetaba aquella mano, que a pesar de la lluvia y el frío era aun mucho más cálida que la suya y eso era algo que le gustaba. Una vez que se hubo separado de ella después de que saliera corriendo a gran velocidad, sonrió, pues podía escucharle perfectamente por aquel lugar y parecía que se divertía. El vampiro había planeado dejar que ella llegara primero y por un momento pensó que ella sería capaz de llegar mucho antes que él pero entonces se dio cuenta de que el andar de Alexia se había vuelto un tato irregular y desesperado, además de que las risas que antes emitía ahora eran solo una parte más de los recuerdos de Drake. Sin esperar más tiempo fue que guiado por los pasos y el olor de Alexia comenzó a buscarle en aquel laberinto, hasta que los pasos se volvieron más cercanos y delgada figura de la bruja apareció un poco más adelante de donde se encontraba e iba corriendo directo en su dirección. - Alexia… tranquila. - Cuando se topo completamente con ella de frente, le sujeto de los hombros de manera firme, buscando contenerle pero en los ojos de la bruja había algo que antes no estaba, miedo. La incomodidad que le provoco aquello fue inexplicable para él mismo, no le gustaba como lucía el rostro de ella con eso en la mirada. - ¿Qué ha pasado? Respira despacio que estoy aquí y nada malo va a pasarte Alexia, de hecho casi has llegado al centro - le sonrió, buscando calmar los fantasmas de la bruja, esos que no conocía pero que ahora que veía lo que provocaban en ella, le desagradaban.
Sujetándole con cuidado, comenzó a guiarle por lo que les faltaba para llegar al centro del laberinto; el cual no tardo mucho en aparecer. Pero Drake se sentía más preocupado por su compañera que por haber llegado al destino, lo único que quería era que Alexia estuviese bien.
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"¿Sabes cómo suena un corazón sano?
Porque tal vez eso sea lo único sano que encuentres"
Porque tal vez eso sea lo único sano que encuentres"
Le miraba cual borreguito y la maldad propia de cualquier vampiro le era negada al razonamiento de Alexia a la hora de observarlo como lo hacía. ¿Él de verdad le estaba creyendo? la muchacha suponía que tal comportamiento de su parte no duraría mucho, jamás sucedía y ella estaba preparada. -Pues nunca me creen. Es que dicen que estoy loca y que digo cosas sólo para molestar y, sobre todo dicen que soy mentirosa. ¡Pero no lo soy!, soy todo menos una mentirosa..- frunció los labios en un puchero que sólo denotaba molestia y resignación, pero como siempre se le olvido pronto, tal como pasaba con la gran mayoría de sus emociones negativas. La bruja superaba fácil, no guardaba rencores ni planeaba venganzas por más que llevara una vida dura. Olvidaba rápido, pasaba por alto injurías, maltratos, burlas y todo ese tipo de cosas porque así era su naturaleza.
-Yo creo que los recuerdos son como los muertos. Cuando los entierras los recuerdas mucho al principio, le llevas flores con frecuencia y... luego los olvidas. Así les pasa a los de las tumbas cerca de las que descanso, ya nadie les lleva nada, se olvidaron de ellos ya hace un tiempo.- ¿Siempre hacía comparaciones con la muerte? no podía evitarlo, era con lo que "convivía" a diario, si es que así se le puede llamar a ese tipo de vida austera. -Tal vez se te olviden luego, pero al menos no llueve.- le sonrió e intentó secarse de nuevo la frente con la mano.
-Ya me acostumbré a él y sus cosas y, él a veces es dulce, sobre todo cuando hace mucho, mucho frío.- sonrió al recordar -En esas ocasiones, él se me acuesta aquí junto- se puso la mano sobre el vientre para señalar que justo ahí era donde se acomodaba su gato -O sino se pone sobre mis pies y me los calienta. Y como siempre es taan calentito me ayuda a dormir mejor- ella adoraba a su mascota. Si bien era un animal medianamente salvaje, tenía momentos en que parecía apreciar el cariño de Alexia, que cada noche, le llevaba cualquier cosa para comer, incluso aunque ella no lo hiciera. Ese pequeño animal de rayas era su compañía en el cementerio y ella asintió cuando Drake le preguntó con incredulidad si realmente vivía ahí. -Sí, pues es que nadie me saca- se río apenas -Nadie va, nadie me dice que me salga, ni que eso no es mío...- era cierto, aunque más cierto era que no tenía otra opción, más allá de las calles que solían ser inclementes y peligrosas incluso para una bruja. -¿Irías a visitarme? no puedo ofrecerte nada, aunque... tampoco es que lo necesites- soltó de nuevo una leve carcajada aunque luego frunció el ceño ¿Iría a visitar acaso su tumba?¿Eso quería decir? -Pero ¿Para que ir a tu casa si de día duermes porque de noche no estás?- era una pregunta en extremo lógica pero que por ello podría sonar estúpida, sobre todo teniendo en cuenta ese tono inocentón que le ponía ella a cada cuestionamiento que realizaba.
-¿De verdad? ¿Todos los que quiera? ¿Hasta que me duela la panza?- la sonrisa en su rostro era enorme, tal como la que tenían los niños que observaba cuando caminaba cerca de los parques y plazas y los veía comer algodón de dulce hasta hastiarse y tirarlo como si no valiera nada. -¿Y hay manzanas recubiertas de caramelo? siempre he querido probar una recién hecha- la boca se le hizo agua de sólo imaginarlo y si hubiera estado mirando para aquél momento al vampiro, él habría notado ese brillo que tenían sus ojos tan sólo con tener la idea en mente. Realmente seria una pena que él no cumpliera su palabra, sin duda eso le dolería mucho a la jovensita.
Eso tenía en mente Alexia mientras corría, hasta que sus demonios corrieron más rápido que ella. Eran deformes, monstruosos como muchos no han visto, perturbadores al extremo tal de espantar a alguien con el don de ver a los espíritus y convivir con ellos. Esa era la razón por la que ella masticaba romero con constancia y, de cierto modo descansaba con eso. Por esas visiones ella quizo correr a ciegas, cerrar los ojos y cubrirse los oídos y eso hizo hasta que unas manos sobre sus hombros la detuvieron en seco y ella giro para ponerse tras la espalda de él. -No quiero ver...- le susurró poniéndo la frente en la espalda del vampiro como si él fuera menos peligroso y se aferró a él con las manos en sus brazos. Los dientes le castañeaban producto del temor y el frío, pero se quedó ahí, quieta, apretando los ojos con fuerza al tiempo que sus manos seguían aferradas a los firmes brazos del hombre. -Sólo no quiero ver... por un rato, mientras se van...- susurró de nuevo con la respiración agitada. ¿Escucharía él ese corazón que latía desbocado? desde luego que sí. ¿Qué tan contraproducente podría ser? a ella no le importaba, temía más de lo que no podía tocar que de los colmillos en la boca amable de aquél chico.
Si él la guiaba, ella se dejaría, caminaría guiada por él hasta aquél centro que mencionaba, pero, por un buen rato, no pretendía abrir los ojos.
-Yo creo que los recuerdos son como los muertos. Cuando los entierras los recuerdas mucho al principio, le llevas flores con frecuencia y... luego los olvidas. Así les pasa a los de las tumbas cerca de las que descanso, ya nadie les lleva nada, se olvidaron de ellos ya hace un tiempo.- ¿Siempre hacía comparaciones con la muerte? no podía evitarlo, era con lo que "convivía" a diario, si es que así se le puede llamar a ese tipo de vida austera. -Tal vez se te olviden luego, pero al menos no llueve.- le sonrió e intentó secarse de nuevo la frente con la mano.
-Ya me acostumbré a él y sus cosas y, él a veces es dulce, sobre todo cuando hace mucho, mucho frío.- sonrió al recordar -En esas ocasiones, él se me acuesta aquí junto- se puso la mano sobre el vientre para señalar que justo ahí era donde se acomodaba su gato -O sino se pone sobre mis pies y me los calienta. Y como siempre es taan calentito me ayuda a dormir mejor- ella adoraba a su mascota. Si bien era un animal medianamente salvaje, tenía momentos en que parecía apreciar el cariño de Alexia, que cada noche, le llevaba cualquier cosa para comer, incluso aunque ella no lo hiciera. Ese pequeño animal de rayas era su compañía en el cementerio y ella asintió cuando Drake le preguntó con incredulidad si realmente vivía ahí. -Sí, pues es que nadie me saca- se río apenas -Nadie va, nadie me dice que me salga, ni que eso no es mío...- era cierto, aunque más cierto era que no tenía otra opción, más allá de las calles que solían ser inclementes y peligrosas incluso para una bruja. -¿Irías a visitarme? no puedo ofrecerte nada, aunque... tampoco es que lo necesites- soltó de nuevo una leve carcajada aunque luego frunció el ceño ¿Iría a visitar acaso su tumba?¿Eso quería decir? -Pero ¿Para que ir a tu casa si de día duermes porque de noche no estás?- era una pregunta en extremo lógica pero que por ello podría sonar estúpida, sobre todo teniendo en cuenta ese tono inocentón que le ponía ella a cada cuestionamiento que realizaba.
-¿De verdad? ¿Todos los que quiera? ¿Hasta que me duela la panza?- la sonrisa en su rostro era enorme, tal como la que tenían los niños que observaba cuando caminaba cerca de los parques y plazas y los veía comer algodón de dulce hasta hastiarse y tirarlo como si no valiera nada. -¿Y hay manzanas recubiertas de caramelo? siempre he querido probar una recién hecha- la boca se le hizo agua de sólo imaginarlo y si hubiera estado mirando para aquél momento al vampiro, él habría notado ese brillo que tenían sus ojos tan sólo con tener la idea en mente. Realmente seria una pena que él no cumpliera su palabra, sin duda eso le dolería mucho a la jovensita.
Eso tenía en mente Alexia mientras corría, hasta que sus demonios corrieron más rápido que ella. Eran deformes, monstruosos como muchos no han visto, perturbadores al extremo tal de espantar a alguien con el don de ver a los espíritus y convivir con ellos. Esa era la razón por la que ella masticaba romero con constancia y, de cierto modo descansaba con eso. Por esas visiones ella quizo correr a ciegas, cerrar los ojos y cubrirse los oídos y eso hizo hasta que unas manos sobre sus hombros la detuvieron en seco y ella giro para ponerse tras la espalda de él. -No quiero ver...- le susurró poniéndo la frente en la espalda del vampiro como si él fuera menos peligroso y se aferró a él con las manos en sus brazos. Los dientes le castañeaban producto del temor y el frío, pero se quedó ahí, quieta, apretando los ojos con fuerza al tiempo que sus manos seguían aferradas a los firmes brazos del hombre. -Sólo no quiero ver... por un rato, mientras se van...- susurró de nuevo con la respiración agitada. ¿Escucharía él ese corazón que latía desbocado? desde luego que sí. ¿Qué tan contraproducente podría ser? a ella no le importaba, temía más de lo que no podía tocar que de los colmillos en la boca amable de aquél chico.
Si él la guiaba, ella se dejaría, caminaría guiada por él hasta aquél centro que mencionaba, pero, por un buen rato, no pretendía abrir los ojos.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“La separación no será un obstáculo
pues con esto, estaré siempre a tu lado”
pues con esto, estaré siempre a tu lado”
- Yo se que no eres mentirosa, lo sé porque si lo fueras no mirarías a los ojos. Cuando alguien miente no te mira como tu lo haces conmigo - Cabía la posibilidad de que realmente fuera la locura la cual le hacía creer que lo que dijera era real, pero la locura no era para llamarle de mentirosa, si Alexia creía firmemente en eso desde su mente era cierto y nada ni nadie tenia el derecho de hacerle ver otra cosa. Drake solo podía sonreír, es que estaba tan fascinado con ella que casi podía volver a sentir la dicha humana de la curiosidad ante lo desconocido, incluso era capaz de arriesgarse y decir que parte de su corazón latía un poco al verle sonreír. - Si alguien vuelve a llamarte mentirosa dime y veras como me encargo de que no lo hagan nuevamente, ¿esta bien? - Con dulzura paso su mano por la frente aun mojada de la bruja, intentando alejar nuevamente aquellos cabellos que se revelaban e insistían en obstruirle la vista.
Escuchar como comparaba por recuerdos con los muertos le afecto de manera leve, después de todo él mismo estaba muerto y pronto solo pasaría a ser un recuerdo en aquello que tanto le importaban y después ellos se quedarían como un recuerdo en su mente. Las cosas desde esa perspectiva eran un asco. - Puede ser también que los que están cerca de las tumbas donde descansas ya no tengan quien los recuerde - Aquella idea era a la vez un salvavidas para sus pensamientos, pero le creía que era cierto. - Es probable ¿no? - le miro - ¿Tu no vas a olvidarme o si? - bromeo un poco y después agradeció que cambiaran de tema al menos un poco.
Avanzaba a su lado, cuidando los pasos de ella aunque no lo pareciera. Creía que en algún momento sería tan despistada como para terminar cayendo en un charco y no quería que eso le ocurriera a la bruja. - Que descuidados tu y él, si tanto quieren estar calentados creo que podría darte un abrigo o algo para que no pasen tanto frío, ¿Qué te gustaría? - Le resultaba imposible no querer estar cerca de ella, como un niño a un dulce que ha deseado mucho o un sediento a un poco de agua. La noche se le había alegrado solo con la presencia de ella, sin importar que no estuviese tan cuerda y que para muchos luciera andrajosa, para el vampiro ella estaba perfecta de esa manera. Enarco la ceja y después de soltar una carcajada le miro fijamente. - Sal de ahí, eso no es tuyo - Reía al decir aquello, porque parecía que era lo que necesitaba ella escuchar aunque realmente no fuera a abandonar ese lugar, igual, tal vez algún día pudiera llevarle a su casa. -¿Qué significa eso? Yo necesito cosas pero aunque no tengas nada que ofrecerme iré a visitarte, me agrada estar a tu lado. A menos claro que no quieras que te visite y no te guste estar a mi lado, en ese caso no hay mucho que pueda hacer y entonces no te molestare - Hizo una cara de pena, como si fuese un cachorro mojado en la lluvia aunque presentía que lucía terriblemente ridículo. Aquella extraña mueca desapareció de su rostro y de nuevo la sonrisa le invadió los labios. - Bueno, yo duermo de día pero has dicho que tu también ¿no? entonces ¿Qué tal dormir de día y pasear de noche? Puedo ir contigo a donde quieras a esa hora. - Estaba dispuesto a arriesgar su seguridad o algo de ella pues no estaba del todo seguro en que ella no hablaría sobre él, sin embargo tampoco era capaz de desconfiar de esa bruja.
- Si te duele la panza tendremos un problema porque entonces no podrás comer más, pero si, todos cuantos quieras y eso incluye manzanas con caramelo - Miro al laberinto y suspiro por el mero hecho de que en esos momentos lo necesitaba en extremo. - Además uno de nosotros debe de comer por ambos y tu Alexia eres la elegida para eso - Le miro de reojo, solo para que cuando estuvieran separados por el laberinto dejarle correr de manera libre y alegre, aunque eso no durara mucho tiempo.
¿Qué era aquello que le atormentaba de esa manera? Drake observaba el lugar por el que Alexia había llegado corriendo y no vio nada más que el laberinto, se sintió frustrado por eso, quería saber que era aquello que veía y como es que podría hacerle notar que si estaba con él nada de esas alucinaciones o fantasmas que veía serian capaces de dañarle. - Entonces cierra los ojos, yo te llevare al centro así que confía en mi porque te cuidare. - El corazón de la bruja le llamaba, corría desbocado en su pecho y le era imposible no notarlo. Agradecía no estar sediento porque entonces no dudaría en beber de ella aunque para ese punto ya se creía incapaz de beber una sola gota de la bruja. - Se irán Alexia, ya veras que se irán. - No se detuvo hasta que llegaron al centro, pero aun así ella continuaba cerrando los ojos. Aquel corazón gritaba en su pecho y el vampiro creía que la mejor opción era distraer la mente volátil de la bruja para que olvidara el temor de lo que estaba sucediendo, en parte era eso y por otro lado, era tan encantadora que aunque no diera muestra de poder alguno o hechizo, estaba embrujando si inmortal existencia. - Alexia, no pienses en eso. Piensa en que yo voy a cuidarte y no dejare que nada ni nadie te lastime nunca - Su dedo frío acaricio suavemente la mejilla ajena y antes de que se diera cuenta termino por juntar sus labios con los de ella, robando de la bruja un beso. Le parecía tan hermosa que no se perdonaría a si mismo si es que no lo hacía en esos momentos. - Abre los ojos, solo estoy yo aquí.
No era lo mejor que pudo haber hecho, pero era lo único que deseaba hacer realmente.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"La belleza es aún más difícil de explicar que lo sobrenatural"
-¿Ah no? Ahhmm- se llevó el pulgar a la boca y lo mordió pensativa. -Bueno, al menos tú lo sabes- no entendía porque él había tomado la desición de creerle, pero lo decía de una forma tan convincente que Alexia no podía chistarle nada al respecto. ¿Porqué se había vuelto tan amable luego de haber dado una especie de amenaza en un primer encuentro? nada de eso importaba ahora porque lograba que la mente de la bruja se entretuviera con ideas felices y muy distintas a su entorno extraño y medianamente enfermo. Asentía como niña buena, con esa cara emocionada que sólo podía dejar ver esa ingenuidad que le había costado tantas cosas pero que también la había salvado de otras. Por cosas como aquella la inquisición la había pasado por alto y tras examinarla un poco, hubo optado por declararla demente para finalmente delegarla a la medicina. -Ellos no ven como deberían...- declaró con tono confuso aunque esa mención de defensa por parte de Drake la emocionó. Alexia siempre quiso algo así en sus momentos de completa lucidez; anhelaba una figura fuerte, firme pero amable que pudiera darle un punto de partida y de llegada y que de algún modo le estabilizara la mente que no tenía otras opciones más que pensar en buscar alimento y escapar de situaciones extrañas. -¿Crees que deje de llover pronto? ya tengo mucho frío- mencionó en cuanto él le retiro de la frente sus cabellos pálidos y tan volubles como ella misma. -¿A ti no te da frío?- quiso saber al verlo tan tranquilo y sonriente como si el clima no afectara en lo más mínimo lo que sentía su cuerpo.
-Me tienen a mí... a veces les llevo unas florecitas amarillas que me encuentro por el camino.- dijo aunque él tenía toda la razón y ella lo sabía, por eso se quedaba allí, porque hace años que esos muertos tampoco le importaban a nadie. La única diferencia que Alexia encontraba con aquellos era que ella estaba viva y todavía sentía, aunque se hubiese cambiado por ellos de vez en cuando. -No, porque creo que tampoco me dices mentiras. Si es como dices, tú también me miras muy fijo y eso ¿significa que dices la verdad, cierto?- hablaba como si repitiera la lección buscando la aprobación de su maestro y, de cierto modo, era lo que quería y siempre había sido muy dada a aprender con facilidad pese a cualquier otra circunstancia.
-Pues, sólo lo quiero a él- mencionó con voz amable rechazando con disimulo su oferta. En su mente estaba presente que por cada favor que le hicieran, debería devolver otro con creces y, el camino de favores de Alexia había estado plagado de malas intensiones. Eso explicaba porque vivía en el cementerio en vez de asistir a alguna casa de acogida o algo por el estilo. Esa lección le había quedado clara. -Tengo una frazada y a mi Canelo- le sonrió con todo el amor que le inspiraba el felino. Sólo lo buscaba a él, no le importaba su saco raído y la frazada sencilla y hecha girones con la que se cubría; finalmente, había logrado sobrevivir casi de milagro al invierno con tan poco. -Nadie me visita nunca, soy como los de las tumbas- se río como si eso fuera un buen chiste -Pero sí sería genial que fueras, a todos nos gusta eso- ¡Claro que lo sería! ella no escuchaba a nadie más mientras le ponía atención a él y eso justamente era lo que quería. Era extraño, pero era como si la sola presencia del vampiro le ahuyentara lo demás ¿Cómo lo hacía? la bruja se sintió tentada a preguntar pero no quería que él la viera raro como hacía todo el mundo, sobre todo cuando ponía esos gestos que lograban que ella se siguiera sonriendo al punto que ya le dolía la cara. Por supuesto, no le generaba la más mínima molestia. -¿Sí? ¿Y podemos ir a donde yo quiera?- se sentía todavía más emocionada. Por lo general, habían lugares a los que ella no podía ir porque quedaban muy lejos o eran en extremo peligrosos y, ella estaba medio loca, pero no era una suicida como para ver a un lobo y meterle la mano en las fauces. ¿O no? ¿No era eso lo que hacía ahora?
-¿Me puedo llevar algunos? mejor no me como todos, luego me los termino rápido y después quiero de nuevo..- era mejor, al menos así podría tener una reserva como le gustaba tener a ella siempre, aunque lo único que nunca faltaba era la canela y el romero que solía masticar de vez en cuando la muchacha. -Y si nadie está a esta hora para venderlos ¿Los robaremos?- no era algo que no hubiera hecho, pero sabía que estaba mal y él se veía tan pulcro y tan correcto que por un momento temio alejarlo con alguno de sus comportamientos "delictivos". De nuevo, buscaba aprobación. -¿No tienes hambre?- preguntó con cierto temor aunque seguía pensando que en cualquier momento la camuflada amenaza del principio de la noche se llevaría a cabo.
-Los tengo cerrados- habló de nuevo muy bajito como si fuera un secreto una vez que él intentó darle calma. -¿Tú también los ves? si los ves, avísame cuando se vayan... por favor.- Susurró otra vez como si pensara que sólo él podría escucharla y que por eso mismo sus espíritus podrían irse. -¿Nunca?- repitó sin abrir los ojos como si no lo creyera ¿De verdad planeaba seguir apareciendo en su vida llevándole la contraria a la naturaleza misma que huía de la bruja? En un intento de tranquilizarse liberó sus manos de los brazos ajenos y sintió cuando le hablaba nuevamente de frente. Respiró de modo más regular pero aún no quiso abrir los ojos, realmente empezaba a calmarse, lo intentaba con todas sus fuerzas. Sin embargo, la tranquilidad no le duró mucho. Esa nueva cercanía por parte de Drake hizo que sintiera que el estómago se le contraía y que los pulmones se derretían todos dejándola sin aire. Ese tipo de cosas eran de esas que ella no sabía explicar y que de algún modo sabía lo que significaban. Esas sensaciones era capaces de superponerse a la locura por más que esta última quisiera cambiarle el sentido a todo. Alexia se quedó como congelada, se le olvidó por completo lo que había visto y el temor que sintió ahora era distinto del anterior. Básicamente, esta especie de miedo y parálisis reciente le gustaban. Al separarse, le habló de nuevo y ella, que tenía los ojos más que bien cerrados, abrió no sin cierto miedo el primer ojo, viéndolo a medias como si le estuviera guiñando o como si viera con vergüenza a alguien al que le ha hecho alguna travesura. Luego abrió el otro quedándose viendolo con los ojos entrecerrados y de nuevo le sonrió.
-Me tienen a mí... a veces les llevo unas florecitas amarillas que me encuentro por el camino.- dijo aunque él tenía toda la razón y ella lo sabía, por eso se quedaba allí, porque hace años que esos muertos tampoco le importaban a nadie. La única diferencia que Alexia encontraba con aquellos era que ella estaba viva y todavía sentía, aunque se hubiese cambiado por ellos de vez en cuando. -No, porque creo que tampoco me dices mentiras. Si es como dices, tú también me miras muy fijo y eso ¿significa que dices la verdad, cierto?- hablaba como si repitiera la lección buscando la aprobación de su maestro y, de cierto modo, era lo que quería y siempre había sido muy dada a aprender con facilidad pese a cualquier otra circunstancia.
-Pues, sólo lo quiero a él- mencionó con voz amable rechazando con disimulo su oferta. En su mente estaba presente que por cada favor que le hicieran, debería devolver otro con creces y, el camino de favores de Alexia había estado plagado de malas intensiones. Eso explicaba porque vivía en el cementerio en vez de asistir a alguna casa de acogida o algo por el estilo. Esa lección le había quedado clara. -Tengo una frazada y a mi Canelo- le sonrió con todo el amor que le inspiraba el felino. Sólo lo buscaba a él, no le importaba su saco raído y la frazada sencilla y hecha girones con la que se cubría; finalmente, había logrado sobrevivir casi de milagro al invierno con tan poco. -Nadie me visita nunca, soy como los de las tumbas- se río como si eso fuera un buen chiste -Pero sí sería genial que fueras, a todos nos gusta eso- ¡Claro que lo sería! ella no escuchaba a nadie más mientras le ponía atención a él y eso justamente era lo que quería. Era extraño, pero era como si la sola presencia del vampiro le ahuyentara lo demás ¿Cómo lo hacía? la bruja se sintió tentada a preguntar pero no quería que él la viera raro como hacía todo el mundo, sobre todo cuando ponía esos gestos que lograban que ella se siguiera sonriendo al punto que ya le dolía la cara. Por supuesto, no le generaba la más mínima molestia. -¿Sí? ¿Y podemos ir a donde yo quiera?- se sentía todavía más emocionada. Por lo general, habían lugares a los que ella no podía ir porque quedaban muy lejos o eran en extremo peligrosos y, ella estaba medio loca, pero no era una suicida como para ver a un lobo y meterle la mano en las fauces. ¿O no? ¿No era eso lo que hacía ahora?
-¿Me puedo llevar algunos? mejor no me como todos, luego me los termino rápido y después quiero de nuevo..- era mejor, al menos así podría tener una reserva como le gustaba tener a ella siempre, aunque lo único que nunca faltaba era la canela y el romero que solía masticar de vez en cuando la muchacha. -Y si nadie está a esta hora para venderlos ¿Los robaremos?- no era algo que no hubiera hecho, pero sabía que estaba mal y él se veía tan pulcro y tan correcto que por un momento temio alejarlo con alguno de sus comportamientos "delictivos". De nuevo, buscaba aprobación. -¿No tienes hambre?- preguntó con cierto temor aunque seguía pensando que en cualquier momento la camuflada amenaza del principio de la noche se llevaría a cabo.
-Los tengo cerrados- habló de nuevo muy bajito como si fuera un secreto una vez que él intentó darle calma. -¿Tú también los ves? si los ves, avísame cuando se vayan... por favor.- Susurró otra vez como si pensara que sólo él podría escucharla y que por eso mismo sus espíritus podrían irse. -¿Nunca?- repitó sin abrir los ojos como si no lo creyera ¿De verdad planeaba seguir apareciendo en su vida llevándole la contraria a la naturaleza misma que huía de la bruja? En un intento de tranquilizarse liberó sus manos de los brazos ajenos y sintió cuando le hablaba nuevamente de frente. Respiró de modo más regular pero aún no quiso abrir los ojos, realmente empezaba a calmarse, lo intentaba con todas sus fuerzas. Sin embargo, la tranquilidad no le duró mucho. Esa nueva cercanía por parte de Drake hizo que sintiera que el estómago se le contraía y que los pulmones se derretían todos dejándola sin aire. Ese tipo de cosas eran de esas que ella no sabía explicar y que de algún modo sabía lo que significaban. Esas sensaciones era capaces de superponerse a la locura por más que esta última quisiera cambiarle el sentido a todo. Alexia se quedó como congelada, se le olvidó por completo lo que había visto y el temor que sintió ahora era distinto del anterior. Básicamente, esta especie de miedo y parálisis reciente le gustaban. Al separarse, le habló de nuevo y ella, que tenía los ojos más que bien cerrados, abrió no sin cierto miedo el primer ojo, viéndolo a medias como si le estuviera guiñando o como si viera con vergüenza a alguien al que le ha hecho alguna travesura. Luego abrió el otro quedándose viendolo con los ojos entrecerrados y de nuevo le sonrió.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“Nunca lo dudes. Cambiaría cada segundo inmortal
por segundos a tu lado”
por segundos a tu lado”
Bastaba con que él lo supiera. Todo lo que ella pensara y fuera juzgado por otros, lo vería como normal después de todo él tampoco era completamente normal. Quien que supiera que viviría eternamente es normal, seguro que nadie. Pero al menos esa vida le daría la oportunidad de ver personas maravillosas y conocer un poco más, justo como la bruja frente a él, esa que sonreía como si estuvieran a pleno día y estar con él en ese sitio fuera lo más natural del mundo. El vampiro había olvidado nuevamente la lluvia, solo que la primera vez, lo había hecho en nombre de los recuerdos y ahora era algo que se llamaba presente lo que le provocaba a perderse de la lluvia, el nombre era específicamente Alexia. - La lluvia es caprichosa, puede que deje de llover en cualquier segundo o que siga lloviendo mucho más tiempo y no, yo nunca tengo frío porque más frío que yo no se puede estar - Sonrió a la bruja antes de sacarse el saco que llevaba y que usaba como parte de su coartada como humano normal, al final no iba a enfermar de nada y mucho menos a morir por exponerse a las gotas. Toma, cubre tu cuerpo un poco más con esto, yo no lo necesito y es mejor que lo use alguien que si. Ya después me lo regresaras. - Si se lo quedaba o se lo daba, era exactamente lo mismo para él.
- Cuando vaya entonces a visitarte también les llevare flores para que no estén tan solitarios, así tendrán a dos personas que les lleven flores y les alegren el descanso. - No solo les llevaría flores a ellos, sino que también le regalaría algunas a la bruja, aunque era probable que después ella terminara por dar las flores a las tumbas solitarias, aún así le parecía hermosa la idea de darle flores. - Vaya pero que has entendido la idea a la perfección - Le acaricio la mejilla - Tienes razón, te digo la verdad y sabes, nunca te mentiría.
La idea de obsequiarle algo fue rechazada por la joven bruja y claro, no insistió más. Confirmo en su mente que si deseaba regalarle algo era de dárselo y no decirle, ya después que hiciera con las cosas lo que más le pareciera. Hablaba en plural y le resultaba curioso pensar en cuantos amigos cadáveres era que tenía la bruja, cómo se llamaban y que tenia que decir al respecto de cada uno. Como bien lo pensó antes, no la sacaría de su delirio, no si eso era algo que le hiciera feliz ya que solo planeaba retirar de la mente de la bruja aquello que dañara su noble y hermoso corazón. - Bueno, el día que menos te lo esperes iré a visitarles y claro - Asintió y levanto una mano de manera solemne - Iremos al lugar que más te guste, solo hasta antes de que el sol salga porque si sale, entonces yo tendré problemas buscando donde ocultarme de él. - Adoraba la idea de salir y pasear nuevamente al lado de Alexia, no importaba que lugares fueran los que a ella le gustara ir y visitar, seguramente no serían del todo raros para un vampiro como él. Las cosas cambiaban de perspectiva una vez que alguien moría y los últimos lugares que se pensó visitar son los primeros que tocan los pies inmortales, desde su experiencia eso había sido.
Asintió a cada una de las ideas de la bruja. - Claro que te puedes llevar algunos, todos los que quieras ya que si no puedes con ellos yo te auxiliare a que llegues a tu destino sana y salva y con tantos como quieras. - Una sonrisa traviesa se extendió en su rostro y levanto una ceja a Alexia. - No hay nadie para venderlos, pero no creo que realmente extrañen algunos caramelos y de ser así dejare algunas monedas, así sabrán que todo esta en orden por eso es que no debes preocuparte y dejármelo todo a mi - le miro de reojo - ¿Confías en mi? - Esa pregunta se le antojo tonta, era obvio que la bruja confiaba en él, de no ser así es que no caminaría tan confiadamente a su lado así que solo movió su cabeza en una ligera muestra de negativa y siguió a su lado. Disfrutando de los latidos de un corazón vivo y de la calidez aunque poca, que expulsaba aquel cuerpo.
- Yo no puedo verlos, pero lo haría si es que algún día te asustan y quieres que los enfrentemos juntos - Aquella habilidad no la usaba mucho y tampoco estaba seguro de que usándola viera exactamente lo que atormentaba a Alexia, pero debía intentarlo, para algo más útil que descubrir cosas es que debía usar su visión compartida. - Pero estoy seguro de que en estos momentos se han ido, deben de haberse asustado de saber que voy a cuidarte - Aunque ella no le viera, le sonrió. Su inocencia se llevaba la amargura del vampiro, aquellos deseos de volver a ser humano eran un mero recuerdo vago cuando parecía ser que ella le necesitaba. No estaba seguro del todo pero algo incluso le decía que si era vampiro, todo eso era por Alexia. Las ideas se le volvían más descabelladas con el pasar de los minutos, pero aún así dejaban sobre él una sensación más placentera que la misma sangre que tanto necesitaba para sobrevivir. - Ya dije que nunca, así que no pienses en que te dejare que sabes que no te miento - Presiono ligeramente los hombros de Alexia, antes de sentir aquellos labios suaves contra los suyos. Llegaron allá planeando robar dulces y el vampiro había robado alga más valioso e importante para si mismo.
- Hola - Susurró cuando uno de los ojos de la bruja se enfoco en su rostro y le sonrío - Viste como se han ido - Ladeo el rostro y no dijo nada de aquel beso, ya suficiente había sido con robárselo como para preguntar algo al respecto a la bruja que aún le miraba con aquella inocencia. Las gotas de lluvia comenzaron a caer con menor regularidad y Drake le guiño un ojo - Al parecer la lluvia nos apoya para ir por los dulces - No esperando respuesta alguna le tomo de la mano y avanzo por aquel centro del laberinto, hasta llegar a lo que parecía una pequeña carpa con el anuncio de madera que decía “dulces” y en letras pequeñas debajo de eso “manzanas con caramelo”. - Bueno, manos a la obra - La seguridad en Luna Park no era la gran cosa, después de todo, nadie entraba nunca a robar más que aquel divertido par. La carpa estaba clavada al piso, a modo de impedir que alguien “no autorizado” entrara pero de un leve tirón Drake provoco que el clavo saliera y entonces levanto la carpa de esa zona. - Después de usted - Hizo una leve inclinación y espero entonces que la bruja entrara primero solo para seguirle.
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Cuando nuestros sueños se han cumplido es cuando comprendemos
la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de la realidad."
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A ella le gustaba la lluvia después de todo; pese al frío, a la posibilidad de enfermar, a no tener ni donde sentarse por causa del agua... todo se compensaba con la tranquilidad y con el sonido que causaban las muchas gotas al chocar con la superficie del suelo, de las cosas. Nada era tan tranquilizador como la lluvia, por eso le gustaba. -¿Te gusta que llueva? a mí sí. Me gusta como suena, es el sonido más bonito de todos- mencionó mirando con dificultad hacia el cielo negro que, para aquella noche, no dejaba vislumbrar ni una sola estrella. -¿Entonces nunca sientes frío? y... ¿Qué tal el calor?- preguntó bajando la mirada para encontrarse de nuevo con la de Drake, que para entonces ya se había retirado su saco y lo ponía sobre los temblorosos hombros de la bruja. -Gracias- respondió recordando que alguien alguna vez, le dijo que cuando alguien intenta ser amable y tiene gestos como esos no hay que rechazarlos.
-¿De verdad? ¡Se pondrán felices, sobre todo Jack!- Afirmó como si la emoción no la dejara pensar con claridad. ¿Qué pensaría él? ¿Preguntaría por Jack? aquél no era su gato, sino su muerto favorito y el único que no había sido metido en el cajón en un hueco de pared, sino que su féretro reposaba con firmeza en el suelo, cerca de donde descansaba Alexia y sobre el cual se sentaba de tanto en tanto su gato Canelo. Aquél, era alguien que había muerto jóven y que había sido asesinado. Era pobre y Alexia lo había conocido porque fue el último que alguna vez le llevó flores a los otros muertos de la pared. Pero él tampoco le importaba a nadie, no tenía familia viva y cuando falleció, ni siquiera se molestaron en darle mayor sepultura que tirar su féretro cerca de donde más se la pasaba, esa cripta que era ahora el hogar de la bruja. -¿Hasta cuando es nunca?- preguntó de pronto sabiendo que todo tenía un final y ella quería entender ese nuevo. O quizás sólo quisiera seguir confirmando que la amabilidad de él llegaría a tener un precio.
-¿Me avisarás? A mi me gusta la noche, no hay tanta gente afuera.- lo cuál era una ventaja a la hora de perseguir gatos, cazar palomas o lo que sea que fuera. -Mejor iremos a donde más te guste a ti ¿Sí? seguro que conoces lugares más lindos que yo.- exclamó y de nuevo soltó un estornudo tras el cuál sonrió. Definitivamente nada le importaba más que aquella noche, hasta ahora, sabía que cada cosa sucedida desde la aparición del vampiro plagaría sus recuerdos y que, cuando no pudiera conciliar el sueño, eso sería lo que intentaría reconstruir en su mente para irse a dormir con una buena sonrisa que sobrepasara todo lo demás.
-¡Ayy eres tan bueno!- de nuevo lo vio con esos ojos brillantes de pura alegría. -Te pagaré cuando pueda- respondió a la sonrisa de Drake sabiendo que cuando tuviera los dulces alfrente no podría contenerse y no era justo que él dejara el dinero cuando muy seguramente no comería nada. Alexia asintió, confiaba en él demasiado, tanto y tan ciegamente que no pensaría nada dos veces.
-Si aparecen de nuevo sólo cerrare los ojos y me quedaré quietita- cerró los ojos y se quedó inmóvil como si hiciera la representación de lo que haría luego si sus fantasmas llegaban a aparecer de nuevo. -Así vas a saber que pasa- sus manos se dirigieron a unos de los brazos del vampiro como aferrándose a él -Mejor me quedaré así, quietita pero así para que se vayan apenas vean que estás aquí- una risita se le escapó de los labios y lo soltó de nuevo.
Ese hola al abrir los ojos logró una sonrisa diferente. Ella ni siquiera abrio los labios, sino que la emoción se le quedó contenida en la boca fruncida bajo unos pómulos que se pronunciaban por sonreír de ese modo y se quedaban sostenidos sobre los hoyuelos que se notaban en sus mejillas. -Hola, Drake- susurró y abriendo un poco más sus ojos muy verdes, miró hacia lado y lado y no vio nada extraño. -Sí, se fueron. Gracias- susurró de nuevo y se dejó llevar de la mano hacia la anhelada promesa. En el camino no dijo nada, iba pensando y caminaba muy firme sin pretender separarsele de nuevo. A lo lejos, divisó la carpa a rayas rojas y blancas y reconoció en ella la tienda de dulces que había visto una vez durante el día. Al llegar, él se abrio paso con facilidad y la invitó a entrar. Ella avanzó sin dudarlo un segundo.
Apenas estuvo adentro, recorrió todo con la mirada y con absoluto detalle. Al fondo, pudo notar las bandejas de dulces dentro de las vitrinas, llenas todas ellas de deliciosos postres. Habían cisnes de crema y unicornios de azúcar, pastelitos de limón en forma de rosa, galletas de miel especiadas, tartas de mora, tartaletas de manzana y ruedas de queso cremoso. Y al otro lado, un par de manzanas recubiertas de caramelo junto a la máquina de hacer algodones de azúcar de color rosa. Ya no sabía que podía probar, estaba embelesada, la boca se le hacía agua y ella estaba ahí, parada cubriendose la boca con una mano como si no creyera lo que estaba pasando. Se giró y miró al vampiro, esperando su aprobación antes de hacer cualquier cosa. Sin embargo quizo decir algo en medio de tanta maravilla -Pellízcame. Ya ahora sí creo que estoy soñando-
-¿De verdad? ¡Se pondrán felices, sobre todo Jack!- Afirmó como si la emoción no la dejara pensar con claridad. ¿Qué pensaría él? ¿Preguntaría por Jack? aquél no era su gato, sino su muerto favorito y el único que no había sido metido en el cajón en un hueco de pared, sino que su féretro reposaba con firmeza en el suelo, cerca de donde descansaba Alexia y sobre el cual se sentaba de tanto en tanto su gato Canelo. Aquél, era alguien que había muerto jóven y que había sido asesinado. Era pobre y Alexia lo había conocido porque fue el último que alguna vez le llevó flores a los otros muertos de la pared. Pero él tampoco le importaba a nadie, no tenía familia viva y cuando falleció, ni siquiera se molestaron en darle mayor sepultura que tirar su féretro cerca de donde más se la pasaba, esa cripta que era ahora el hogar de la bruja. -¿Hasta cuando es nunca?- preguntó de pronto sabiendo que todo tenía un final y ella quería entender ese nuevo. O quizás sólo quisiera seguir confirmando que la amabilidad de él llegaría a tener un precio.
-¿Me avisarás? A mi me gusta la noche, no hay tanta gente afuera.- lo cuál era una ventaja a la hora de perseguir gatos, cazar palomas o lo que sea que fuera. -Mejor iremos a donde más te guste a ti ¿Sí? seguro que conoces lugares más lindos que yo.- exclamó y de nuevo soltó un estornudo tras el cuál sonrió. Definitivamente nada le importaba más que aquella noche, hasta ahora, sabía que cada cosa sucedida desde la aparición del vampiro plagaría sus recuerdos y que, cuando no pudiera conciliar el sueño, eso sería lo que intentaría reconstruir en su mente para irse a dormir con una buena sonrisa que sobrepasara todo lo demás.
-¡Ayy eres tan bueno!- de nuevo lo vio con esos ojos brillantes de pura alegría. -Te pagaré cuando pueda- respondió a la sonrisa de Drake sabiendo que cuando tuviera los dulces alfrente no podría contenerse y no era justo que él dejara el dinero cuando muy seguramente no comería nada. Alexia asintió, confiaba en él demasiado, tanto y tan ciegamente que no pensaría nada dos veces.
-Si aparecen de nuevo sólo cerrare los ojos y me quedaré quietita- cerró los ojos y se quedó inmóvil como si hiciera la representación de lo que haría luego si sus fantasmas llegaban a aparecer de nuevo. -Así vas a saber que pasa- sus manos se dirigieron a unos de los brazos del vampiro como aferrándose a él -Mejor me quedaré así, quietita pero así para que se vayan apenas vean que estás aquí- una risita se le escapó de los labios y lo soltó de nuevo.
Ese hola al abrir los ojos logró una sonrisa diferente. Ella ni siquiera abrio los labios, sino que la emoción se le quedó contenida en la boca fruncida bajo unos pómulos que se pronunciaban por sonreír de ese modo y se quedaban sostenidos sobre los hoyuelos que se notaban en sus mejillas. -Hola, Drake- susurró y abriendo un poco más sus ojos muy verdes, miró hacia lado y lado y no vio nada extraño. -Sí, se fueron. Gracias- susurró de nuevo y se dejó llevar de la mano hacia la anhelada promesa. En el camino no dijo nada, iba pensando y caminaba muy firme sin pretender separarsele de nuevo. A lo lejos, divisó la carpa a rayas rojas y blancas y reconoció en ella la tienda de dulces que había visto una vez durante el día. Al llegar, él se abrio paso con facilidad y la invitó a entrar. Ella avanzó sin dudarlo un segundo.
Apenas estuvo adentro, recorrió todo con la mirada y con absoluto detalle. Al fondo, pudo notar las bandejas de dulces dentro de las vitrinas, llenas todas ellas de deliciosos postres. Habían cisnes de crema y unicornios de azúcar, pastelitos de limón en forma de rosa, galletas de miel especiadas, tartas de mora, tartaletas de manzana y ruedas de queso cremoso. Y al otro lado, un par de manzanas recubiertas de caramelo junto a la máquina de hacer algodones de azúcar de color rosa. Ya no sabía que podía probar, estaba embelesada, la boca se le hacía agua y ella estaba ahí, parada cubriendose la boca con una mano como si no creyera lo que estaba pasando. Se giró y miró al vampiro, esperando su aprobación antes de hacer cualquier cosa. Sin embargo quizo decir algo en medio de tanta maravilla -Pellízcame. Ya ahora sí creo que estoy soñando-
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“Por un beso tuyo conseguiré el mundo”
– Me gusta y es un buen sonido para cuando uno espera a poder dormir – y ahí estaban de nuevo los recuerdos atacándole, él ya no era capaz de dormir de la manera en la que lo hacían los humanos. Su sueño era más ligero y nada necesario para mantener un cuerpo que ya estaba muerto y que solo necesitaba sangre para seguir funcionando – Y no, nunca siento frío ni calor, tampoco dolor o hambre… solo sed – respondió con una voz un tanto entristecida mientras que aquello ojos le miraban con el sincero agradecimiento que sus labios ya habían pronunciado – De nada, ya dije que es mejor que lo uses tu que realmente lo necesitas. Luego me sentiré culpable por llevarte a otro sitio si es que terminas enfermando y si eso pasa, ¿Quién cuidara de Canelo? – aunque Alexia parecía perder el sentido de algunas cosas, el hecho de que fuera “responsable” respecto a aquello que deseaba cuidar y que era parte de ella significaba que no debía estar tan mal como en un inicio lo pensó.
Jack, no pudo evitar hacerse muchas ideas sobre quien era el tal Jack al escuchar ese nombre de labios de la bruja – Lexi… ¿Puedo llamarte Lexi? – le dedico una enorme sonrisa que dejo al descubierto sus colmillos al menos unos segundos – ¿Quién es Jack? – algo dentro de Drake le provocaba una curiosidad tremenda conocer a ese Jack pero esperaba que no fuera alguien que pudiera poner en peligro a la bruja o alguien que dijera que debía alejarse de ella. Existían mucho puntos que podían tener al vampiro un tanto intranquilo con respecto a ella.
Una risa más tranquila escapo de los labios del vampiro, hablar con Alexia era como estar al lado de una niña pequeña que desea saber todo sobre aquello que le rodea o que aún es incapaz de comprender de todo. – Para siempre es mucho tiempo, tanto que no puedes contarlo ni decir una fecha exacta, eso es nunca – buscaba la manera más simple de explicar aquello sin que fuera a generar muchas más dudas en ella.
– A mi me gusta porque es el único momento en el que podría salir a verte y claro que te avisare, encontrare la manera de hacerlo. Iremos a mucho lugares entonces, he tenido tiempo para ir a varios sitios pero no se si serán más bonitos que los que has conocido tu hasta ahora, pero haré mi mayor esfuerzo porque lo sean – paso su mano por la cabeza ajena y sonrió – espero que de verdad no termines enferma o tendré que ir todas la noches a cuidarte hasta que te recuperes – hasta ese momento no había pensado que esa era una excusa perfecta para permanecer al lado de aquella joven de cabellos blancos y mirada inocente. El vampiro sabía muy bien que cuando llegara el momento en esa noche en que debiera separarse de ella, se la pasaría pensando sobre que era lo que ella poseía que le llamaba tanto, eso que le provocaba no desear dejarle ni un segundo.
No dijo nada ante la idea de pagarle los dulces después, igual no pensaba recordárselo luego o pedirle nada a cambio, la única que comería dulces era ella y eso era un regalo de su parte. De ser otra clase de mujer, quizás la bruja hubiese creído que intentaba comprarla con aquello pero agradecía que pareciera no pensar eso, pues solo eran sus deseos de permanecer cerca de ella y verle más tiempo.
Asintió aunque ella no podía verle con los ojos cerrados, pero con aquella indicación sabría que era el momento de usar sus habilidades para poder ver que era aquello que torturaba la mente de la bruja, eso que le generaba tanto miedo como para salir corriendo de un segundo a otro olvidando completamente los momentos buenos. Poso su mano sobre la ajena en lo que estaba aferrada a él, le resultaba tan agradable que se lamento cuando ella se alejo. – Esta bien, cuando hagas eso lo sabré y entonces voy a defenderte de ellos y de todo lo que piense hacerte daño.
No pudo evitar sujetarle las mejillas justo donde se mostraban aquellos hoyuelos que solo le daban una apariencia mucho más hermosa de lo que ya era, de haber sido aún humano, Drake estaba seguro que se hubiese sonrojado al verle de esa manera. – No tienes que darme las gracias, dije que te protegería y eso es lo que hago así que estoy cumpliendo lo que te he prometido. Pero vamos que el tesoro de dulces aguarda por nosotros – después de que dejo el espacio suficiente y que estaban dentro de aquel lugar miro a Alexia – Anda, ve a tomar todo lo que quieras que este lugar es solo tuyo y mío en estos momentos, todo es tuyo – espero verla avanzar, pero contrario a eso ella permaneció inmóvil, admirando todo aquello que se encontraba dentro de la carpa.
¿Soñando? – negó suavemente y antes de dejarle en libertad por aquel lugar se acerco a una vitrina donde estaba un pastelillo de limón con algo de betún encima – tengo una mejor manera de probarte que no es sueño, una que seguro no duele tanto como un pellizco – ya con el pastelillo en sus manos regreso hasta donde estaba ella y a modo de juego le mancho con betún los labios y de nueva cuenta le beso, apenas lo suficiente para que el betún desapareciera – Esta rico y ves que no es un sueño – sonrío, ofreciéndole aquel pastelillo – toma todo lo que quieras ahora, que si no puedes con los dulces te ayudare yo a llevarlos – y así fue como le fío la libertad de hacer dentro de aquella carpa tanto como ella deseara.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Y entre tantas nubes, ahí estaba, tu sonrisa que me vencía los miedos."
-¿Y dormir si te gusta?- era evidente que quería saber más de él. Hasta ahora, Alexia jamás había conversado de ese modo con un vampiro puesto que ninguno se había mostrado tan amable con ella y tan dispuesto a escuchar cada disparate del que hablaba. Drake había superado la presencia de los espíritus de la bruja, su temor inicial a la muerte, el frío, el hambre, cualquier otro pensamiento... todo aquello en un par de minutos, tan pocos que era increíble que lograra tanto y siguiera acumulando pequeñas victorias que harían que incluso Alexia no opusiera resistencia si es que al final de todo si reclamaba su sangre. Así era ella, tan fácil de ilusionar pero tan difícil de soportar, sencilla para confiar pero un caos para mantener, de dulce hablar pero de complicado entender... -¿Sólo sed? pero debe haber algo que te guste aunque parezca que no sientes nada ¿no?- ¿Preguntaba demás? no podía evitarlo y no planeaba dejar de hacerlo, se hallaba envuelta en el encanto del vampiro, en esa manera confiada de sonreír y enseñar los colmillos como si no fueran su más mortal arma y en la caballerosidad que nadie antes le había mostrado a la bruja durante tanto tiempo. Se sentía confiada básicamente porque había pasado más tiempo del que ella estaba acostumbrada a esperar para que otro mostrara malas intenciones. No tenía amigos, ni familia, nada; aquello explicaba el amor que volcaba en el gato e incluso en el cadáver que yacía encerrado a su lado cuando dormía. -Casi siempre se cuida sólo. Yo a veces le llevo algo de comida y él a veces hace lo mismo...- se quedó pensativa y calló. Los gatos tienen la costumbre de llevar a sus amos lo que cazan en forma de regalo y Canelo no era la excepción. En ocasiones llegaba con aves o ratas casi ensartadas entre sus fauces y las compartía con su cuidadora. Alexia los tomaba, los arreglaba y prendía un pequeño fuego que le permitiera asar un poco al animal y devorar pequeñas porciones de su carne acompañadas algunas veces con lechuga o tomate que podía haber agarrado de lo que caía en el mercado. Otras veces sólo eran esas diminutas porciones que puede tener un animal de esos y pasaba un rato dando un bocado cocinado al gato y otro para ella, otro al gato, otro para ella y así hasta el final. Amaba con todo su ser al pequeño animal.
-Me gusta Lexi- Lexi, así la llamaba su madre cuando era niña y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro al tiempo que asentía. -Jack es mi amigo, antes era más que ahora. Mmmm cuando estaba vivo me hacía compañía, iba a cazar palomas conmigo, quería a Canelo y le llevaba flores a los que te dije hace un rato. Pero un día desapareció y cuando lo volví a ver estaba dormido. Lo dejaron en un cajón en el suelo, ahí en la cripta donde duermo también. Y está ahí, sin abrir sus ojitos ni nada.- un gesto de ligera tristeza se hizo evidente en ella. Alexia sabía bien que él estaba muerto y que su espíritu jamás se había mostrado a ella, muy probablemente porque descansaba en paz. Sin embargo, la muchacha extrañaba su compañía y no hablaba de él como si realmente estuviera absolutamente muerto. -Entonces ¿Para siempre es nunca?- frunció el ceño sin entender pero no pensó demasiado en aquello.
Alexia sonrió de nueva cuenta -Soy muy fuerte y no me enfermo. Tampoco voy a enfermarme cuando nos encontremos para salir de noche e ir a esos lugares que dices. Más tarde buscaré naranjas y comeré muchas para que no me dé resfrío- ¿Fuerte? ¿Realmente lo era? en cierto modo sí, pues muy a pesar de las condiciones insalubres en las que vivía seguía ahí, en pie y diciendo tonterías de tanto en tanto. Que Drake pudiera cuidarla no le molestaría, pero era claro que prefería salir a caminar con él en vez de estar siendo observada mientras se sentía pésimamente. Parecía tan protector que ella sencillamente se sentía encantada.
¿Era demasiada cercanía? su tacto frío no le disgustaba a Alexia de ninguna manera. Sus manos se sentían suaves y amables cada vez que la tocaba y por eso ella ni siquiera intentaba apartarse. Sus palabras cándidas la convencían de todo y le daban una tranquilidad que traspasaba el peor de sus temores.
-Es que... ¿Ah no?- y luego todo pasó tan rápido que para cuando ella fue consciente estaba de nuevo muy cerca de él, permitiendo que sus labios limpiaran el "desastre" que habían hecho sus manos con la crema y queriendo en el fondo que ese momento se extendiera para durar más. -Yo creo que sí lo es- dijo muy bajo una vez él se retiró de nuevo, todo aquello seguía pareciendole un sueño del que no quería despertar. Alexia se sonrojó esta vez y tomó el pastelillo sin atreverse a mirarlo a la cara. Después de todo, parecía aturdida con cosas de lo sobrenatural, pero en el plano de lo físico sí que comprendía de que se trataba aquello pero no podía apartarse, no quería. Sonrió con los labios contraídos y se llevó el pastelillo de limón a la boca dándole un pequeño mordisco. -Mmmm- cerró los ojos y negó -Sabe muy rico ¿Tú no pruebas nada, nadita?- dijo una vez abrió los ojos pero con la mirada de nuevo en el postre en vez de en Drake, quien llamaba más su atención que todos esos dulces que tanto había anhelado.
-Me gusta Lexi- Lexi, así la llamaba su madre cuando era niña y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro al tiempo que asentía. -Jack es mi amigo, antes era más que ahora. Mmmm cuando estaba vivo me hacía compañía, iba a cazar palomas conmigo, quería a Canelo y le llevaba flores a los que te dije hace un rato. Pero un día desapareció y cuando lo volví a ver estaba dormido. Lo dejaron en un cajón en el suelo, ahí en la cripta donde duermo también. Y está ahí, sin abrir sus ojitos ni nada.- un gesto de ligera tristeza se hizo evidente en ella. Alexia sabía bien que él estaba muerto y que su espíritu jamás se había mostrado a ella, muy probablemente porque descansaba en paz. Sin embargo, la muchacha extrañaba su compañía y no hablaba de él como si realmente estuviera absolutamente muerto. -Entonces ¿Para siempre es nunca?- frunció el ceño sin entender pero no pensó demasiado en aquello.
Alexia sonrió de nueva cuenta -Soy muy fuerte y no me enfermo. Tampoco voy a enfermarme cuando nos encontremos para salir de noche e ir a esos lugares que dices. Más tarde buscaré naranjas y comeré muchas para que no me dé resfrío- ¿Fuerte? ¿Realmente lo era? en cierto modo sí, pues muy a pesar de las condiciones insalubres en las que vivía seguía ahí, en pie y diciendo tonterías de tanto en tanto. Que Drake pudiera cuidarla no le molestaría, pero era claro que prefería salir a caminar con él en vez de estar siendo observada mientras se sentía pésimamente. Parecía tan protector que ella sencillamente se sentía encantada.
¿Era demasiada cercanía? su tacto frío no le disgustaba a Alexia de ninguna manera. Sus manos se sentían suaves y amables cada vez que la tocaba y por eso ella ni siquiera intentaba apartarse. Sus palabras cándidas la convencían de todo y le daban una tranquilidad que traspasaba el peor de sus temores.
-Es que... ¿Ah no?- y luego todo pasó tan rápido que para cuando ella fue consciente estaba de nuevo muy cerca de él, permitiendo que sus labios limpiaran el "desastre" que habían hecho sus manos con la crema y queriendo en el fondo que ese momento se extendiera para durar más. -Yo creo que sí lo es- dijo muy bajo una vez él se retiró de nuevo, todo aquello seguía pareciendole un sueño del que no quería despertar. Alexia se sonrojó esta vez y tomó el pastelillo sin atreverse a mirarlo a la cara. Después de todo, parecía aturdida con cosas de lo sobrenatural, pero en el plano de lo físico sí que comprendía de que se trataba aquello pero no podía apartarse, no quería. Sonrió con los labios contraídos y se llevó el pastelillo de limón a la boca dándole un pequeño mordisco. -Mmmm- cerró los ojos y negó -Sabe muy rico ¿Tú no pruebas nada, nadita?- dijo una vez abrió los ojos pero con la mirada de nuevo en el postre en vez de en Drake, quien llamaba más su atención que todos esos dulces que tanto había anhelado.
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“Mi sabor favorito: La crema sobre tus labios”
Dormir. No era realmente que no le gustara sino que desde que hubiese entrado en aquello llamado inmortalidad le era muy divicil realizar aquella actividad que de humano era más que nada un mero requisito para seguir con vida. Algunas noches en las que no deseaba salir e incluso en las mañanas, el vampiro cerraba los ojos, en un ritual que se asemejaba al que seguía cuando era un humano normal pero que por el contrario de cuando era humano solo lograba frustrarle debido a que no conseguía absolutamente nada. Lo bueno del asunto y no precisamente que lo creyera desde antes sino que desde ese momento y en adelante lo vería como algo positivo es que podría cerrar los ojos e intentar ver nuevamente por lo menos en sus recuerdos a la bruja que estaba en esos momentos de su compañera nocturna. – Me gustaba y mucho, ahora… creo que volverá a gustarme – Rió porque aquello era como una mera broma que solo él entendía. De nueva cuenta las preguntas de Alexia le parecieron infantiles pero independientemente de eso le llevaban a reflexionar de una manera mucho más seria. La sangre le gustaba, no solo porque fuera lo único que le mantenía con vida, se debía además a que cada persona poseía un sabor diferente que incrementaba o disminuía dependiendo de cual fuera su estado emocional o hasta las comidas que ingerían algunos días antes, todo se mezclaba para crear en algunos casos sangre más deliciosa que cualquier comida mortal que recordara. – Sí, me gusta mucho y no es que no sienta es solo que siento muy poco, demasiado poco quizás – Hizo un gesto con dos dedos para demostrar lo que para él era sentir poco, aunque no podía ser comparado con la realidad porque los vampiros sentían de manera muy mínima y solo con algunas cosas. En ocasiones Drake se cuestiono de manera sería acerca de si era realmente que sentía o solo se imaginaba todo eso porque en parte extrañaba su mortalidad. Al final, era una respuesta que nunca descubriría. Le miro y asintió. – Es natural que te lleve comida y que tu le des a él, después de todo son amigos. Así como lo somos tu y yo ahora – No estaba seguro de que el termino amigos fuera el adecuado en esos momentos y después de tan poco pero no podía evitarlo estando al lado de la bruja de los cabellos blancos.
– Pues entonces Lexi será – Dijo firme. Llamarle así le gustaba más que decirle el nombre completo. Alexia era un nombre muy bonito y le gustaba, pero parecía ser que Lexi le quedaba mucho mejor con aquellas actitudes inocentes e infantiles que presentaba y que eran las que estaban atando lentamente a Drake a esa vida mortal y frágil que en cualquier momento podía perderse; pero mientras eso no pasara, él se aferraría a ella y no le dejaría ir, trataría de tenerla en ese mundo tanto como fuera posible. Le tranquilizo el saber que Jack estaba muerto, era una lastima que la bruja hubiese perdido un amigo, pero no creía querer ver a alguien cerca de ella. Era un tonto, de eso se daba cuenta seguido pero al lado de ella lo notaba más. Era además celoso con alguien que estaba libre por el mundo y sobre quien no tenía derecho alguno. La expresión de tristeza en aquel pálido rostro le hizo sentir mal. – Bueno, todo mundo tiene que morir algún día y ahora tu amigo Jack esta al lado de aquellos a los que llevaba flores y esta a tu lado siempre. Y ya dije que iré a conocerlo – Estaba decidido a ir y conocer a aquel cadáver que ella tomaba como compañía. No le pareció para nada extraño eso, considerando que Lexi estaba sola y que parecía tan inestable. – Sí, es algo así pero dicho de otra manera – Respondió de manera simple porque no deseaba confundírle más.
Soltó una carcajada al hablar de la fuerza. – Tienes razón, eres bastante fuerte. No sé como es que no lo he notado antes, quizás porque estaba mirando tus ojos… son muy bonitos – susurro aquello como si fuera un secreto, algo que únicamente él podía notar. – Eso me parece una excelente idea, come tantas naranjas como puedas y así podremos salir mucho más a tantos lugares que no pensaras que pudiéramos ir a tantos – Se emocionaba al hablar con ella y mucho más al saber que no rechazaba sus invitaciones o su compañía.
– Pensé que con lo que con que probaras la crema sería suficiente para que supieras que no es un sueño – Se mantuvo pensativo unos instantes – Tal vez debería hacerlo de nuevo hasta que quedes convencida de que es la realidad aunque cuando volvamos a vernos y te des cuenta de que realmente existo entonces te darás cuenta de que esto es real – Le gustaba verla tan fascinada con aquel lugar y con el pastelillo que llevaba en la mano. Llevo una de sus manos hasta sus propios labios, donde había quedado un poco de la crema que había retirado con el beso de los labios de la bruja; sonrió divertido pues se sentía como un humano detrás de una joven, tratando de ganarse sus afectos y eso no estaba realmente fuera de la realidad sobre lo que estaba intentando; el pequeño detalle es que ninguno de los dos eran humanos normales, él por ejemplo, no podía si quiera considerarse ya un humano. – Claro que también comeré – Termino por tomar un pastelillo de limón, pero solo se mantuvo comiendo la crema. – Lexi, puedo preguntarte algunas cosas… – Le miro desde donde estaba – Así como… ¿Tienes cumpleaños?, ¿Qué colores te gustan?, ¿Te gustan las flores?… – le sonrió.
Podía ser un vampiro, una criatura a la que todos deberían temer en cierto sentido. Pero también era un hombre después de todo y como tal, siempre existía una debilidad, las mujeres. Drake, ya había encontrado la suya.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Podía llegar a ser como una barca que le permitía navegar sobre su mar de monstruos.
En paz, como si ninguna otra cosa importara más que su compañía"
En paz, como si ninguna otra cosa importara más que su compañía"
-Dormir es lo mejooor del mundo. Porque cuando duermes no piensas en nada, no ves ni oyes cosas raras, no sientes hambre, ni dolor, ni nada, así me pasa a mí- en cierto modo, ella parecía decir: "¿Para qué sufrir si dormir lo soluciona todo?" aquello constituía su mejor medicina y el mayor aliciente que tenía para entonces -Cuando me siento mal siempre intento dormir ¿Tú no?- ella seguía preguntando con total normalidad y seguramente se metía en cosas que no debía. Posiblemente hablaba demás sin conocer realmente el carácter que tenía Drake y los puntos débiles que pudiera tocar para alterarlo. La bruja seguía caminando como a ciegas, hurgando donde no debía y justificando todo a punta de sonrisas inocentes como si él fuera absolutamente inofensivo.
Por otra parte, las sensaciones en un vampiro eran un completo misterio. En algunos todo se potenciaba y en otros parecía que el frío de su cuerpo se calaba hasta la mismísima personalidad, abarcando cada sensación y emoción tal como si estuvieran totalmente muertos. -Es el mejor y el que más me ha durado. Debe de estar loco- soltó una carcajada al aplicar las teorías con la que la catalogaban a ella, para su gato, pero es que la fidelidad y amor de ese animal eran tan extraños que no se podía imaginar a Alexia sin su mascota, sin su proveedor temporal de alimento, de calor y de cariño. -¿Serás mi amigo?- aquello le causó cierta sorpresa y se encogió de hombros -Casi no me duran- afirmó aunque le gustaba la idea. La verdad era que cuando la bruja tenía episodios extraños, la gente se alejaba dando por hecho que Alexia jamás tendría remedio. Las soluciones se veían lejanas para ella y alguien en sus cabales intentaría mantenerse al margen tan sólo para no compartir con ella sus demonios.
-¿A ti cómo te gusta que te llamen?- Le preguntó tras sonreír cuando la llamó Lexi, como tanto le gustaba. Pensó y pensó y no halló modo alguno de acortar su nombre y, además ya le gustaba así, sonaba a fuerza, aunque la viera contenida u oculta en ese rostro amable. -Mmmm yo creo que está en otro lado porque nunca le vi más- se quedó meditando por unos segundos como hacía cada vez que se cuestionaba a donde había podido ir Jack. -El otro día una señora de esas a la que le llevo flores me dijo que lo iba a acompañar pronto. Dijo también que me quedara tranquila porque iba a ser así como ahora, como cuando duermo. No sé bien lo que quiso decirme- o tal vez en el fondo lo sabía, le habían vaticinado la muerte, una muerte de cripta en medio de los otros muertos.
Las risas de Drake eran contagiosas y Alexia no podía evitar responderle siempre. -Los tuyos también son muy bonitos- le susurró también y le afirmó la mirada como si quisiera confirmar lo dicho por ambos.-Ahora en primavera comeré muchas. Hace ya bastante que no las pruebo porque habían muy pocas, pero el calor les gusta y a mí también- ya la jovencita estaba convencida que saldría a pasear con él y que tendría que buscar el modo de no enfermarse porque ¿Cada cuánto alguien quería caminar con ella como si fuese una chica absolutamente normal? ella estaba medio loca, su gato también y era probable que Drake también lo estuviera un poco.
-Es que la crema me gusta mucho- retiró apenas con los labios un poco más de sobre aquél pastelillo, a ojos cerrados -Mmmm es que hace mucho que no la probaba, por eso me sigue pareciendo un sueño, uno muy bonito, el mejor de todos, así que mejor no me despiertes porque aún quiero estar feliz, así como ahora- Mordió la última porción de su postre y suspiró como si lo anhelara desde hace mucho. Cuando abrió los ojos, dobló el papel que sostenía su ya terminada delicia y lo dobló para meterlo en uno de sus bolsillos. Le echo un vistazo al lugar y no supo que más comer, podría seguir con las pequeñas tartas rellenas de mora o... se mordió los labios, confundida y de nuevo miró a Drake -¿Cumpleaños? No sé- le miró con duda, pues hace demasiado tiempo no sabía la fecha en la que estaba y los cumpleaños eran algo que nadie se celebra sólo, a tal punto que olvidó cuantos años tenía y cuando era la fecha que conmemoraba su nacimiento. -Las flores si me gustan, pero no todas, algunas saben amargo- acotó y dio un paso para tomar alguna otra cosa de la vitrina, pero se detuvo en seco y bajó la mirada, como cuando alguien intenta prestar atención a algún sonido cercano.
Las risas se hicieron audibles para ella, como si unos tres o cuatros niños pasaran sus dedos por fuera de la carpa y le gritaran cosas -Shhh- dijo Alexia -Váyanse...- susurró permaneciendo aún inmóvil. -¿Puedes hacer que se vayan? dicen cosas feas y quieren entrar- anunció en tono más alto y casi suplicante al vampiro poniendo en él de nuevo ese poder por sobre sus miedos, sobre sus permanentes fantasmas que le decían que corriera, que se alejara de él y fuera de nuevo con ellos.
Por otra parte, las sensaciones en un vampiro eran un completo misterio. En algunos todo se potenciaba y en otros parecía que el frío de su cuerpo se calaba hasta la mismísima personalidad, abarcando cada sensación y emoción tal como si estuvieran totalmente muertos. -Es el mejor y el que más me ha durado. Debe de estar loco- soltó una carcajada al aplicar las teorías con la que la catalogaban a ella, para su gato, pero es que la fidelidad y amor de ese animal eran tan extraños que no se podía imaginar a Alexia sin su mascota, sin su proveedor temporal de alimento, de calor y de cariño. -¿Serás mi amigo?- aquello le causó cierta sorpresa y se encogió de hombros -Casi no me duran- afirmó aunque le gustaba la idea. La verdad era que cuando la bruja tenía episodios extraños, la gente se alejaba dando por hecho que Alexia jamás tendría remedio. Las soluciones se veían lejanas para ella y alguien en sus cabales intentaría mantenerse al margen tan sólo para no compartir con ella sus demonios.
-¿A ti cómo te gusta que te llamen?- Le preguntó tras sonreír cuando la llamó Lexi, como tanto le gustaba. Pensó y pensó y no halló modo alguno de acortar su nombre y, además ya le gustaba así, sonaba a fuerza, aunque la viera contenida u oculta en ese rostro amable. -Mmmm yo creo que está en otro lado porque nunca le vi más- se quedó meditando por unos segundos como hacía cada vez que se cuestionaba a donde había podido ir Jack. -El otro día una señora de esas a la que le llevo flores me dijo que lo iba a acompañar pronto. Dijo también que me quedara tranquila porque iba a ser así como ahora, como cuando duermo. No sé bien lo que quiso decirme- o tal vez en el fondo lo sabía, le habían vaticinado la muerte, una muerte de cripta en medio de los otros muertos.
Las risas de Drake eran contagiosas y Alexia no podía evitar responderle siempre. -Los tuyos también son muy bonitos- le susurró también y le afirmó la mirada como si quisiera confirmar lo dicho por ambos.-Ahora en primavera comeré muchas. Hace ya bastante que no las pruebo porque habían muy pocas, pero el calor les gusta y a mí también- ya la jovencita estaba convencida que saldría a pasear con él y que tendría que buscar el modo de no enfermarse porque ¿Cada cuánto alguien quería caminar con ella como si fuese una chica absolutamente normal? ella estaba medio loca, su gato también y era probable que Drake también lo estuviera un poco.
-Es que la crema me gusta mucho- retiró apenas con los labios un poco más de sobre aquél pastelillo, a ojos cerrados -Mmmm es que hace mucho que no la probaba, por eso me sigue pareciendo un sueño, uno muy bonito, el mejor de todos, así que mejor no me despiertes porque aún quiero estar feliz, así como ahora- Mordió la última porción de su postre y suspiró como si lo anhelara desde hace mucho. Cuando abrió los ojos, dobló el papel que sostenía su ya terminada delicia y lo dobló para meterlo en uno de sus bolsillos. Le echo un vistazo al lugar y no supo que más comer, podría seguir con las pequeñas tartas rellenas de mora o... se mordió los labios, confundida y de nuevo miró a Drake -¿Cumpleaños? No sé- le miró con duda, pues hace demasiado tiempo no sabía la fecha en la que estaba y los cumpleaños eran algo que nadie se celebra sólo, a tal punto que olvidó cuantos años tenía y cuando era la fecha que conmemoraba su nacimiento. -Las flores si me gustan, pero no todas, algunas saben amargo- acotó y dio un paso para tomar alguna otra cosa de la vitrina, pero se detuvo en seco y bajó la mirada, como cuando alguien intenta prestar atención a algún sonido cercano.
Las risas se hicieron audibles para ella, como si unos tres o cuatros niños pasaran sus dedos por fuera de la carpa y le gritaran cosas -Shhh- dijo Alexia -Váyanse...- susurró permaneciendo aún inmóvil. -¿Puedes hacer que se vayan? dicen cosas feas y quieren entrar- anunció en tono más alto y casi suplicante al vampiro poniendo en él de nuevo ese poder por sobre sus miedos, sobre sus permanentes fantasmas que le decían que corriera, que se alejara de él y fuera de nuevo con ellos.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“Toma mi mano carente de vida y deja que te guíe a un sitio seguro.
Conmigo no existira mal que permita que te dañe.”
Conmigo no existira mal que permita que te dañe.”
No dudaba para nada de las palabras de la joven bruja. Dormir era necesario para todo humano y hacía poco más de un año que él también disfrutaba de todo aquello, de una manera tan normal como Lexi lo hacía. No sabía si era lo mejor decir que no sentir era bueno, él extrañaba sentir en algunas ocasiones pero sus circunstancias era diferentes a las ajenas y quizás si hubiese vivido de la misma manera en que ella, hubiera pensado lo mismo. Lo que la bruja hacía después de todo no era vivir, sino sobrevivir y pese a las distracciones que su mente parecía formularle y las sonrisas llenas de inocencia que le dedicaba a Drake, sobrevivía demasiado bien. Era imposible saber cuanto tiempo exactamente viviría un alma callejera como la de la bruja, por eso es que el vampiro se convencía cada vez más de ser la sombra que velara por ella en las noches. Era todo lo que podía ofrecerle, ni más ni menos.
– Solía hacerlo, antes. Ahora solo busco distraerme saliendo a pasear justo como estaba haciendo hoy antes de encontrarte – hablar de las cosas humanas le ponía ligeramente nostálgico, más sabiendo que si aún los rayos del sol pudieran tocar su piel, se encargaría de velar por Lexi todo el tiempo que le fuera posible.
Termino por reírse. Si se analizaban las palabras de la bruja parecía ser que de una manera extraña le decía que estaba tan loco como Canelo al querer ser su amigo y que si duraba tanto como el gato, eso se corroboraría.
– Bueno debe ser porque tanto a Canelo como a mi nos agradas ¿no lo piensas así? además que te aseguro que durare mucho más que cualquiera de los amigos que hayas podido tener antes – otra cosa de la cual estar seguro. Si se cuidaba debidamente, cuando la chica de los cabellos plateados muriera, él seguiría andando por las calles, alimentandose de la sangre cálida de los humanos y teniendo la imagen de la bruja solo como un recuerdo hermoso – Entonces ¿somos amigos? – le sonrió de la manera más encantadora que podía darle, esperando que le permitiera ser su compañero nocturno.
– A mi solo me llaman Drake – frunció los labios – No creo que puedan decirme de otra manera – rió; una risa que desapareció cuando escuchaba que ella estaba tan cerca de la muerte y tan lejos de él. Le miro con pesar, no porque morir fuera triste. El vampiro de alguna manera que puede considerarse peculiar, experimento la muerte y si algo podía decir de ella es que no era tan temible como las personas esperaban cuando estaban vivas. Lo que llenaba de pesar su rostro era saber que alguien como Alexia estaba destinada a terminar pronto en una tumba fría y abandonada – ¿Tu quieres irte a visitar donde tus amigos han ido? – era tan inocente. Un alma tan bella que seguro le diría que si y él no podría culparle, solo retenerle a su lado tanto como le fuera posible, tanto como ella se lo permitiera – No es necesario que entiendas lo que trato de decir, es probable que solo lo dijera sin saber muy bien que quería decir.
Naranjas, moras, pasteles, dulces. Le daría tanto cuanto pudiera a la bruja, no por obligación ni porque entre esas comida pudiera robarle besos con sabores interesantes, sino porque le gustaba verla feliz. La felicidad ajena era tan contagiosa que se olvidaba a ratos de los momentos en que parecía estar sufriendo ella por alguna visión que él era incapaz de ver o comprender.
– Gracias. Solo que yo creo que tu eres muy bonita, más que mis ojos de hecho, tan bonita eres que seguro las naranjas se animan a surgir antes solo para verte.
– No voy a despertarte, porque ya te dije y te demostré que no estas soñando. Estas aquí de verdad y todo esto es tan real como yo y como tu. Todo esto esta aquí para ti – incluso él estaba ahí para ella. Se le escapo una sonrisa cuando hablo de las flores y aunque no supiera de su cumpleaños, él se encargaría de hacer que cada día fuera disfrutable y divertido para ella – Seguro que algunas saben raro, la verdad es que hace mucho que no como flores – rió – algún día te daré flores, pero no serán para comerse ¿entendido? – le dejo disfrutar del momento mientras que él mismo caminaba curioso por aquel lugar hasta que de los labios de la bruja salió un sonido que llamo su atención.
Sin esperar mucho se acerco a ella, quedando bastante cerca. No era necesario que dijera la gran cosa, por su aspecto pudo deducir que algo más estaba molestandola. La mano del vampiro fue a la mejilla de la bruja, tratando de calmarla.
– No van a hacerte nada porque yo estoy aquí, de hecho, ¿Me dejaras verles? Muestrame aquellos que te dicen cosas, deja que mis ojos también los vean de esa manera podré defenderte mejor – Buscaba que le dijera que si, que la visión de la bruja se convirtiera en la suya y de esa manera comprenderla más. La mano que se mantenía en la mejilla de Lexi le abandono y termino abrazando el pequeño cuerpo de la bruja – Aquí estoy, estamos juntos y no nos harán nada – ningún mal iba a tocarla, no con él ahí.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
"Ella en realidad no era mala, a veces sólo se dejaba ir para poder estar"
A ella le hubiera gustado buscar distracción en sus sueños pero, lamentablemente, no tenía la comodidad suficiente para hacerlos gratos. Le faltaba esa ventaja que tiene uno cuando despierta a la madrugada en medio de una noche fría, esa misma que nos permite taparnos hasta la cabeza y acomodarnos buscando el calor bajo las frazadas y hacernos un ovillo sobre un cómodo colchón que reconforta nuestros cuerpos al punto de no querer salir más de allí. –Yo quisiera dormir unas 20 horas algún día- dijo justo antes de soltar una carcajada que denotaba que lo anhelaba pero que sabía muy bien que aquello no sucedería. De ser así, se levantaría sin poder retomar sus pasos durante un buen par de horas debido a la dureza de su "cama" si es que se le podía llamar así.
-¿De verdad? Tal vez están tan locos como dicen que estoy yo, jum- se encogió de hombros como si no comprendiera los motivos o, como si quizás prefiriera no pensar cuanto tiempo soportaría Drake sus desvaríos. Esos mismos que él apenas si estaba conociendo. Tal vez Canelo permanecía allí porque comían juntos, se calentaban en medio del frío y Alexia lo mimaba como ningún otro. Pero en el caso del vampiro era diferente, él podría responderle las preguntas y por eso mismo ella formularía muchas más. Podría matarla en algún momento de absoluta sed porque sea como fuere ella seguía haciendo parte de su cadena alimenticia y así, había un sinnúmero más de situaciones por las que él podría alejarse más temprano que tarde de la joven de apariencia dulce. –Está bien- extendió la mano hacia él con gesto sonriente –Seremos amigos- la idea le gustaba, demasiado. –Luego te presentaré a mis otros amigos aunque dudo que hablen. A mí tampoco me hablan pero no importa, escuchan bastante- a estas alturas, Drake ya debía asumir que a quienes se refería Alexia era a los muertos. Con el tiempo se acostumbraría o incluso puede que intentara abrirle los ojos.
Lo que también era obvio, era que Alexia no estaba acostumbrada a los cumplidos y entendía la mitad de los mismos, por esa misma razón muchas veces terminaba siendo más graciosa y torpe que cualquier otra cosa –Me ves bonita porque tus ojos son bonitos. Debes ver todo bonito: A mí, a las naranjas, a la lluvia, a la luna, incluso también verás bonito a mi Canelo- frunció los labios en una nueva sonrisa sin entender la analogía de Drake con respecto al surgimiento de las frutas que Alexia consideraba salvadoras para poder salir de noche con su nuevo amigo.
-No sé…- dijo bajando la voz y con la duda impregnándole el rostro –A veces no sé qué es real y que no. A veces he sentido que muero, que me lastiman, que pasan cosas y… las siento tan reales que cuando despierto me sorprendo. A veces incluso todo se mezcla y tengo marcas en los brazos o raspones en las piernas y así- negó con la cabeza y buscó los ojos ajenos de nuevo –Si eres un sueño, este es uno de los bonitos, así que no importa si sigo dormida- declaró volviendo a sonreír antes de terminar el pastelillo que yacía aún en sus delgadas manos. –Podemos comer flores un día. A Canelo le gusta masticarlas y ya, pero no es tan rico como esta crema- soltó una risita y se relamió los labios retirando lo que le quedaba de la misma. –Y... ¿Entonces qué hago con ellas? Si no me las como se las pongo a alguien. Son para comer o para que la gente no se sienta sola ¿No?- preguntó pretendiendo que de nuevo él le explicara el orden de sus cosas, que no era otro que el habitual en la mayoría de los casos.
Sin embargo aquello no era nada con lo que se aproximaba; los espíritus estaban inquietos, buscándola sin motivos aparentes y molestándola desde que abrió los ojos al despertar esa noche. Su cuerpo delicado fue envuelto en los brazos del vampiro como protección y ella soltó una risa distinta a las anteriores. Fue más seca, con una malicía extraña y que de seguro sorprendería a Drake que, para entonces, ya debería estar empezando a sentir una especie de descarga eléctrica que lo haría alejarse de ella y que era el resultado de uno de sus dones que hacía las veces de barrera. –¡LES DIJE QUE SE FUERAN!- Gritó molesta al tiempo que le daba la espalda a él, caminaba hacia una de los costados y ponía las manos sobre la tela de la carpa -¿Quieres verlos vampiro? Pues seguro que eres de esos que leen la mente, así que puedes empezar a hacerlo- lo instó hablando mucho más serio y coherente y llevando las manos hacia atrás, despegándolas poco a poco de la tela y al tiempo que parecía que desde afuera otras manos hacían lo mismo. –Aquí están y se irán pronto- susurró entre dientes y cayó de rodillas al suelo -Sedens in anima quam in corpore- susurró respirando profundo, inclinando la cabeza y poniendo los dedos sobre la tierra -Sedens in anima quam in corpore- repitió algo más alto y deslizó las uñas unos diez centímetros hacia abajo, arrastrándolas con fuerza -Sedens in anima quam in corpore- dijo de nuevo aún más alto y empezó a repetirlo una y otra vez mientras arrastraba más y más las uñas sobre el suelo. Lo hacía con tal ira que se le iban deshaciendo las uñas y la piel bajo las mismas empezaba a sangrar por tal efecto. Pero ella no se detenía, parecía no sentir y aunque la carpa se agitaba como si una tempestad la moviera con fuerza, Alexia seguía en lo suyo, destruyendo con un hechizo simple los cuerpos de aquellos espíritus que clamaban afuera y que esperaba con eso se fueran. Les dolería, claro, más de lo que le dolerían a la joven las manos una vez terminara con aquello y fuera la misma de nuevo.
¿Qué pensaría ahora el vampiro con esa faceta de la bruja? Era claro que no era ella misma para ese preciso momento y que lo que la movía, no sentía el dolor en las manos que, en poco tiempo, haría que Alexia sufriera más de lo que podría causar el apenas susurro de aquellos espíritus.
-¿De verdad? Tal vez están tan locos como dicen que estoy yo, jum- se encogió de hombros como si no comprendiera los motivos o, como si quizás prefiriera no pensar cuanto tiempo soportaría Drake sus desvaríos. Esos mismos que él apenas si estaba conociendo. Tal vez Canelo permanecía allí porque comían juntos, se calentaban en medio del frío y Alexia lo mimaba como ningún otro. Pero en el caso del vampiro era diferente, él podría responderle las preguntas y por eso mismo ella formularía muchas más. Podría matarla en algún momento de absoluta sed porque sea como fuere ella seguía haciendo parte de su cadena alimenticia y así, había un sinnúmero más de situaciones por las que él podría alejarse más temprano que tarde de la joven de apariencia dulce. –Está bien- extendió la mano hacia él con gesto sonriente –Seremos amigos- la idea le gustaba, demasiado. –Luego te presentaré a mis otros amigos aunque dudo que hablen. A mí tampoco me hablan pero no importa, escuchan bastante- a estas alturas, Drake ya debía asumir que a quienes se refería Alexia era a los muertos. Con el tiempo se acostumbraría o incluso puede que intentara abrirle los ojos.
Lo que también era obvio, era que Alexia no estaba acostumbrada a los cumplidos y entendía la mitad de los mismos, por esa misma razón muchas veces terminaba siendo más graciosa y torpe que cualquier otra cosa –Me ves bonita porque tus ojos son bonitos. Debes ver todo bonito: A mí, a las naranjas, a la lluvia, a la luna, incluso también verás bonito a mi Canelo- frunció los labios en una nueva sonrisa sin entender la analogía de Drake con respecto al surgimiento de las frutas que Alexia consideraba salvadoras para poder salir de noche con su nuevo amigo.
-No sé…- dijo bajando la voz y con la duda impregnándole el rostro –A veces no sé qué es real y que no. A veces he sentido que muero, que me lastiman, que pasan cosas y… las siento tan reales que cuando despierto me sorprendo. A veces incluso todo se mezcla y tengo marcas en los brazos o raspones en las piernas y así- negó con la cabeza y buscó los ojos ajenos de nuevo –Si eres un sueño, este es uno de los bonitos, así que no importa si sigo dormida- declaró volviendo a sonreír antes de terminar el pastelillo que yacía aún en sus delgadas manos. –Podemos comer flores un día. A Canelo le gusta masticarlas y ya, pero no es tan rico como esta crema- soltó una risita y se relamió los labios retirando lo que le quedaba de la misma. –Y... ¿Entonces qué hago con ellas? Si no me las como se las pongo a alguien. Son para comer o para que la gente no se sienta sola ¿No?- preguntó pretendiendo que de nuevo él le explicara el orden de sus cosas, que no era otro que el habitual en la mayoría de los casos.
Sin embargo aquello no era nada con lo que se aproximaba; los espíritus estaban inquietos, buscándola sin motivos aparentes y molestándola desde que abrió los ojos al despertar esa noche. Su cuerpo delicado fue envuelto en los brazos del vampiro como protección y ella soltó una risa distinta a las anteriores. Fue más seca, con una malicía extraña y que de seguro sorprendería a Drake que, para entonces, ya debería estar empezando a sentir una especie de descarga eléctrica que lo haría alejarse de ella y que era el resultado de uno de sus dones que hacía las veces de barrera. –¡LES DIJE QUE SE FUERAN!- Gritó molesta al tiempo que le daba la espalda a él, caminaba hacia una de los costados y ponía las manos sobre la tela de la carpa -¿Quieres verlos vampiro? Pues seguro que eres de esos que leen la mente, así que puedes empezar a hacerlo- lo instó hablando mucho más serio y coherente y llevando las manos hacia atrás, despegándolas poco a poco de la tela y al tiempo que parecía que desde afuera otras manos hacían lo mismo. –Aquí están y se irán pronto- susurró entre dientes y cayó de rodillas al suelo -Sedens in anima quam in corpore- susurró respirando profundo, inclinando la cabeza y poniendo los dedos sobre la tierra -Sedens in anima quam in corpore- repitió algo más alto y deslizó las uñas unos diez centímetros hacia abajo, arrastrándolas con fuerza -Sedens in anima quam in corpore- dijo de nuevo aún más alto y empezó a repetirlo una y otra vez mientras arrastraba más y más las uñas sobre el suelo. Lo hacía con tal ira que se le iban deshaciendo las uñas y la piel bajo las mismas empezaba a sangrar por tal efecto. Pero ella no se detenía, parecía no sentir y aunque la carpa se agitaba como si una tempestad la moviera con fuerza, Alexia seguía en lo suyo, destruyendo con un hechizo simple los cuerpos de aquellos espíritus que clamaban afuera y que esperaba con eso se fueran. Les dolería, claro, más de lo que le dolerían a la joven las manos una vez terminara con aquello y fuera la misma de nuevo.
¿Qué pensaría ahora el vampiro con esa faceta de la bruja? Era claro que no era ella misma para ese preciso momento y que lo que la movía, no sentía el dolor en las manos que, en poco tiempo, haría que Alexia sufriera más de lo que podría causar el apenas susurro de aquellos espíritus.
Alexia Voltaire- Hechicero Clase Baja
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Re: Wake me up, I'm living a nightmare (Drake Ende)
“Existen locuras necesarias y la tuya es así, pero ignorale porque ahora yo te cuidare”
Imaginarla dormir tanto tiempo hacía que la viera como un gato. Esos animales dormían tanto que cuando pensabas que se cansaban de hacerlo, volvían a dormir. Fue por eso que supuso que se llevaba tan bien con su gato Canelo y las idea de verla descansar junto al animal le inundo los pensamientos ¿Luciría tan linda al dormir? Seguramente si. Cuando se era tan hermosa como Lexi, de ninguna manera podía lucir mal.
– Seguro que alguna vez lo haces, aunque yo preferiré esperar a otras circunstancias para dormir tanto – La muerte real, eso era lo que Drake pensaba como un sueño, uno eterno al igual que su ahora existencia.
– Debo de estar mucho más loco de lo que dicen que estas tu, esa sería la única respuesta – Estarlo o no, era irrelevante. Escucho de algunos otros de los suyos que en ocasiones los vampiros podían realmente enloquecer cuando la idea de la inmoralidad resulta tan larga y cansada. Por su parte confiaba en que no perdería la razón y de hacerlo, viendo a la bruja junto a él, no debía ser tan malo todo y con ella como amiga mucho menos. Una sonrisa que mostraba sus colmillos apareció en sus labios cuando fue aceptado para ser amigo de Alexia. Ella no comprendería el alcance de esa aceptación, pero para el vampiro eso simbolizaba parte de la promesa de protección que se hizo para con ella, de esa forma podría aparecer sin aviso alguno a verla y así disfrutar con su presencia e inocencia – Por supuesto, tus amigos también serán mis amigos. No importa que ellos no me hablen siempre que tu no dejes de hacerlo – cuantos muertos serían con los que debía compartir la amistad de la bruja. Si bien era un aspecto ridículo el preocuparse por los muertos, creía que en cierta medida le robarían a la bruja y eso, no le agradaba del todo.
No le cabía la menor duda de que hacerle ver a Lexi lo bonita que era para él sería todo un reto. Se pedía demasiado a si mismo para el primer encuentro de ambos así que no hizo más que reír bastante de la lógica de ella y asentir a sus palabras.
– Seguramente es que tienes razón. Canelo entonces debe ser precioso así que espero conocerlo muy pronto. Muero de ganas por hacerlo – la palabra muerte le hizo echarse a reír nuevamente, pues quien sabe en que sentido es que lo tomaría la bruja.
– Bueno, ya decidirás entonces si es que soy real o no pero sea como sea, yo no te dejare. Solo por las mañanas – sonrió. Esperando que ella creyera en sus palabras, en que realmente seria su amigo y que le espantaría los demonios cuando ellos osaran en acercarse a ella – Comeremos tantas como quieras pero las que te daré yo, son para que tu no te sientas sola y que te hagan compañía en mi lugar por las mañanas – le miro fijo. Aún si esa clase de gestos o muestras de afecto eran extrañas y un tanto desconocidas para ella, no dejaría de hacerlas hasta que se convirtiesen en algo normal, algo que pudiera entender Lexi y que asociara con él. Era una niña a la que se debía explicar todo y al vampiro no le importaba hacerlo, se sentía nuevamente vivo y todo gracias a la bruja y sus preguntas, a su compañía y al ritmo en que su corazón latía; una melodía maravillosa que le atraía no para acabar con ella, sino para escucharle eternamente.
Algo raro comenzó a recorrerle el cuerpo entero, provocando que dejara abrazar a la bruja y se alejara. Los latidos que antes le eran tan hermosos y rítmicos perdían todo el sentido y orden, volviendose una melodía diferente, una melodía más coherente y peligrosa ante los sentidos de Drake. Sus ojos se posaron en Lexi, notando la extraña expresión en su rostro y como la fuerza inundaba las palabras de la bruja. No se movió, no fue en dirección a ella simplemente porque sus sentidos le mantenían alejado por más que dentro de él quisiera estar tan cerca de ella como fuera posible. Vampiro. Esa palabra le hizo percatarse entonces de que quien fuera la que hablaba no era la Lexi con la que estuvo momentos atrás, así que solo se limito a verla fijamente.
– No soy de esos, a menos que estés dispuesta a mostramelos – no presto atención a las manos que se encontraban rozando el exterior de la carpa, no temía por los muertos, ellos no podían hacerles daños. Temía por la bruja y lo que le estaba pasando. Cuando cayó de rodillas frente a él, instintivamente dio un paso en su dirección pero no más. Se mantuvo firme escuchando las palabras que le eran incomprensibles al tiempo que el aroma a sangre llegaba hasta su olfato; fue ahí cuando la alarma se disparo – Basta – en el exterior parecían estar sucediendo cosas que no podía ver debido a la carpa y no importaba el exterior – ¡DETENTE! – las finas manos de la bruja estaban llenas de tierra mezclada con sangre y sin aguardar más tiempo, Drake se arrodillo frente a ella, sujetando sus manos con fuerza. La suficiente como para hacer que parara de hacerse daño – Deja de hacerle daño – que la misteriosa fuerza que tomaba el control de la bruja se alejara de una buena vez, porque ahí estaba él y no iba a dejar que ni siquiera ella misma se lastimara – ¡LEXI PARA DE UNA VEZ!
Iba a protegerle, realmente lo haría. Costara lo que costara. Aunque el sol saliera en esos momentos, no abandonaría su lado, confiaba en que ella regresaría a ser Lexi antes de que debiera partir a refugiarse y aguardar por verla nuevamente.
Konrad Zhivago- Humano Clase Alta
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