AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Le rêve du prince charmant
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Le rêve du prince charmant
19:00pm
Calles de París, cerca del burdel
El caballero seguía en busca de su princesa cuando otra tarde rojiza de Paris se escondía tras el horizonte. Él en su acostumbrada vestimenta de Burberry a tonos café oscuro, caminaba con paso lento por cada adoquín, por cada acera recorriendo cada rincón que pudiera llevarla a ella. Tenía tanto que contarle. Había pasado demasiado tiempo desde que las circunstancias habían obligado a separarlos y de los días que contaba hasta su rencuentro. Seguramente ella no le reconocería después de tanto tiempo pero él a ella si. Lo ultimo que escucho es que iba de burdel en burdel, de cliente tras cliente, sin apenas un descanso. A pesar de que odiaba pasearse por aquellos lares, tendría que seguir descartando lugares en los que podría estar metida. Si estaba aun en algún burdel, él tendría que hacerse pasar por un magnate de mucha pasta y acabar convenciendo a quien sea que la quería para él solo.
En el pasado había viajado con su padre entre su tierra natal y los comercios de Rusia. Viajes desde Virginia hasta Europa y sus interminables viajes en barco, carruaje hasta hubo veces que anduvieron a pie. Sus paseos por España los echaba en falta y pensaba irse allí con ella. Seguramente no había salido de la frontera norte en su vida y había pasado siempre en el anonimato. Oh, cuanto pensaba recompensarla en toda su esencia. Era consciente de que no lograría llevársela a la primera, ni que le recordaría seguramente, pero él tenia fe en que en algún momento la haría recordar. Amaba tanto hacerse ilusiones como el pasado que nunca pensaba en las consecuencias que tuviera sus acciones. Desde luego aun tenia que aprobar esa asignatura. Y ya estaba. Sus zapatos de piel oscuro se pararon frente al umbral de los callejones donde entraría en el mundo de la lujuria y la perdición. Debería de mostrarse reacio a cualquier toque ajeno que no fuera el de ella y sobre todo, control. No tenia que perder el control.
-Debe ser por aquí…-Murmuro entre dientes al ver a ciertas mujeres ligeras de ropa. Subió el cuello del abrigo para protegerse de las corrientes que venían por los callejones -…Demonios…-Maldijo pues ya noto las primeras corrientes de aire, dios vería si se enfermaba o no.
Seguía caminando. Solo veía a gente con mas gente. Mujeres ligeras de ropa, mostrándose llenas de libido con sus acompañantes. Los caminos se oscurecían conforme uno se adentraba más y mas. Ya era de noche, las farolillos comenzaban a iluminarse tenuemente, cada vez llegaban mas mujeres ligeras de ropas por los callejones, algunas demasiado vestidos y ataviadas para la ocasión, hasta que al girar por una esquina encontró una luz que venia de un local en el que se apoyaba gente en las puertas. Pensó en que allí estaría el burdel, nada perdería por preguntar por la dirección exacta de su princesa. Inmediatamente cuando entro lo vio todo claro. Allá al fondo había un escenario en el que estaba siendo ocupado por múltiples personas, había mezcla de hombres y mujeres, lo que hizo que Gareth torciera el gesto de su rostro.
-¡Uhm! Perdón….ad…-Murmuro sin importarle mucho con quien se chocó hasta que sus ojos se abrieron de par en par, observando a quien vio, a quien reconoció -…Lamento la torpeza…-Se echo atrás empujando sin importar a quien, haciendo una reverencia -…..Muchas veces…nunca sé por donde voy…-
Calles de París, cerca del burdel
El caballero seguía en busca de su princesa cuando otra tarde rojiza de Paris se escondía tras el horizonte. Él en su acostumbrada vestimenta de Burberry a tonos café oscuro, caminaba con paso lento por cada adoquín, por cada acera recorriendo cada rincón que pudiera llevarla a ella. Tenía tanto que contarle. Había pasado demasiado tiempo desde que las circunstancias habían obligado a separarlos y de los días que contaba hasta su rencuentro. Seguramente ella no le reconocería después de tanto tiempo pero él a ella si. Lo ultimo que escucho es que iba de burdel en burdel, de cliente tras cliente, sin apenas un descanso. A pesar de que odiaba pasearse por aquellos lares, tendría que seguir descartando lugares en los que podría estar metida. Si estaba aun en algún burdel, él tendría que hacerse pasar por un magnate de mucha pasta y acabar convenciendo a quien sea que la quería para él solo.
En el pasado había viajado con su padre entre su tierra natal y los comercios de Rusia. Viajes desde Virginia hasta Europa y sus interminables viajes en barco, carruaje hasta hubo veces que anduvieron a pie. Sus paseos por España los echaba en falta y pensaba irse allí con ella. Seguramente no había salido de la frontera norte en su vida y había pasado siempre en el anonimato. Oh, cuanto pensaba recompensarla en toda su esencia. Era consciente de que no lograría llevársela a la primera, ni que le recordaría seguramente, pero él tenia fe en que en algún momento la haría recordar. Amaba tanto hacerse ilusiones como el pasado que nunca pensaba en las consecuencias que tuviera sus acciones. Desde luego aun tenia que aprobar esa asignatura. Y ya estaba. Sus zapatos de piel oscuro se pararon frente al umbral de los callejones donde entraría en el mundo de la lujuria y la perdición. Debería de mostrarse reacio a cualquier toque ajeno que no fuera el de ella y sobre todo, control. No tenia que perder el control.
-Debe ser por aquí…-Murmuro entre dientes al ver a ciertas mujeres ligeras de ropa. Subió el cuello del abrigo para protegerse de las corrientes que venían por los callejones -…Demonios…-Maldijo pues ya noto las primeras corrientes de aire, dios vería si se enfermaba o no.
Seguía caminando. Solo veía a gente con mas gente. Mujeres ligeras de ropa, mostrándose llenas de libido con sus acompañantes. Los caminos se oscurecían conforme uno se adentraba más y mas. Ya era de noche, las farolillos comenzaban a iluminarse tenuemente, cada vez llegaban mas mujeres ligeras de ropas por los callejones, algunas demasiado vestidos y ataviadas para la ocasión, hasta que al girar por una esquina encontró una luz que venia de un local en el que se apoyaba gente en las puertas. Pensó en que allí estaría el burdel, nada perdería por preguntar por la dirección exacta de su princesa. Inmediatamente cuando entro lo vio todo claro. Allá al fondo había un escenario en el que estaba siendo ocupado por múltiples personas, había mezcla de hombres y mujeres, lo que hizo que Gareth torciera el gesto de su rostro.
-¡Uhm! Perdón….ad…-Murmuro sin importarle mucho con quien se chocó hasta que sus ojos se abrieron de par en par, observando a quien vio, a quien reconoció -…Lamento la torpeza…-Se echo atrás empujando sin importar a quien, haciendo una reverencia -…..Muchas veces…nunca sé por donde voy…-
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 13/06/2014
Re: Le rêve du prince charmant
Otra noche más de trabajo arduo y duro…había que echarle muchas ganas porque así podría pasar el final de la noche en mi habitación más relajada y hasta dormida si era posible, sí, sé que mi habitación no es como el de las chicas de “servicio” pero es mi mullido cuartucho con una ventana y muebles dañados que yo misma he reparado…así que tienen un toque mío y más hogareño así que podría decirse que tenía un pedacito que me pertenecía en aquel antro de miserias.
La noche empieza como todas, muy agitada…en esta ocasión desde muy temprano tuve que arreglar varios vestidos de las “florecitas” del lugar porque los han magrullado de tanto que se dejan manosear por los hombres uno que otro los termina rasgando, otras porque han subido de peso y ya no les cierra la tela, y otras por ahí que quieren algún arreglo extra para que su ropa sea mejor que las de las otras…no sabía mucho pero al menos era buena en cosas del hogar como coser, cocinar, limpiar y arreglar…así que mientras pegaba un botón, un listón, un adorno o algo más las demás chicas hacían el resto de mis tareas…como arreglar ellas mismas sus habitaciones, limpiar, llevar agua a las habitaciones, lavar la ropa. Todo estaba saliendo de maravilla en este día.
A medida que el tiempo avanza los vestidos van siendo terminados, la mayoría de mis tareas están también cumplidas, solo quedaría una esta noche la de ayudar al cantinero…eso me tocaba todos los fines de semana porque era cuando más se llenaba el burdel así que él no podía con todas las bebidas y todo lo que conlleva así que debo darle una manito…ya llegó el cantinero pero se queda peleando con una de las muchachas…todas en el burdel se han fijado en él pobre hombre y le quieren tener pero él es muy reacio y siempre de mal genio además de que algunas noches llega cubierto de sangre en sus nudillos y muy sudado, sospecho donde ha estado pero no me atrevo a preguntarle ya que tengo miedo que me rompa algún hueso…es el doble de grande y corpulento de lo que mi menudo cuerpo es…Al pasar de la “florecilla” me mira y pone esa mirada de “A trabajar, ven ya”, pero solo me dedico a pasar la aguja e hilo por la tela sonrojada…como me sentí mal alcé el vestido para que lo viera, al parecer entendió y se fue a la barra.
Al fin he terminado y los clientes ya llenan el lugar…bajo corriendo por las escaleras con la cabeza agachada y las manos entre el cabello haciendo una trenza que a cada intento salía más mal, quizás era por la prisa con la que iba, ya que casi volaba para llegar a mi última labor del día…pero antes de llegar siento que soy derribada cayendo de bruces al suelo –OOOUCH- grito sintiendo como mi pequeño y escuálido cuerpo pega contra el suelo y mi trasero es quien soporta el frio y el dolor –debe fijarse por donde va así no irá tirando a pequeñas huesudas al suelo- con una risa suelto de un grito para ponerme de pie llegando medio arreglada a la barra pero el cantinero me mira con una mirada tan seria como si hubiera hecho algo malo lo que hace que me encoja más ante esa mirada…me sentía bien pequeña pero al rato luego de unos minutos me di cuenta que la mirada era para un sujeto que entró mirándonos a los dos, algo que me hizo reír porque con eso molestaría al pobre cantinero.
La noche empieza como todas, muy agitada…en esta ocasión desde muy temprano tuve que arreglar varios vestidos de las “florecitas” del lugar porque los han magrullado de tanto que se dejan manosear por los hombres uno que otro los termina rasgando, otras porque han subido de peso y ya no les cierra la tela, y otras por ahí que quieren algún arreglo extra para que su ropa sea mejor que las de las otras…no sabía mucho pero al menos era buena en cosas del hogar como coser, cocinar, limpiar y arreglar…así que mientras pegaba un botón, un listón, un adorno o algo más las demás chicas hacían el resto de mis tareas…como arreglar ellas mismas sus habitaciones, limpiar, llevar agua a las habitaciones, lavar la ropa. Todo estaba saliendo de maravilla en este día.
A medida que el tiempo avanza los vestidos van siendo terminados, la mayoría de mis tareas están también cumplidas, solo quedaría una esta noche la de ayudar al cantinero…eso me tocaba todos los fines de semana porque era cuando más se llenaba el burdel así que él no podía con todas las bebidas y todo lo que conlleva así que debo darle una manito…ya llegó el cantinero pero se queda peleando con una de las muchachas…todas en el burdel se han fijado en él pobre hombre y le quieren tener pero él es muy reacio y siempre de mal genio además de que algunas noches llega cubierto de sangre en sus nudillos y muy sudado, sospecho donde ha estado pero no me atrevo a preguntarle ya que tengo miedo que me rompa algún hueso…es el doble de grande y corpulento de lo que mi menudo cuerpo es…Al pasar de la “florecilla” me mira y pone esa mirada de “A trabajar, ven ya”, pero solo me dedico a pasar la aguja e hilo por la tela sonrojada…como me sentí mal alcé el vestido para que lo viera, al parecer entendió y se fue a la barra.
Al fin he terminado y los clientes ya llenan el lugar…bajo corriendo por las escaleras con la cabeza agachada y las manos entre el cabello haciendo una trenza que a cada intento salía más mal, quizás era por la prisa con la que iba, ya que casi volaba para llegar a mi última labor del día…pero antes de llegar siento que soy derribada cayendo de bruces al suelo –OOOUCH- grito sintiendo como mi pequeño y escuálido cuerpo pega contra el suelo y mi trasero es quien soporta el frio y el dolor –debe fijarse por donde va así no irá tirando a pequeñas huesudas al suelo- con una risa suelto de un grito para ponerme de pie llegando medio arreglada a la barra pero el cantinero me mira con una mirada tan seria como si hubiera hecho algo malo lo que hace que me encoja más ante esa mirada…me sentía bien pequeña pero al rato luego de unos minutos me di cuenta que la mirada era para un sujeto que entró mirándonos a los dos, algo que me hizo reír porque con eso molestaría al pobre cantinero.
Gene M. Garbo- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/09/2011
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Re: Le rêve du prince charmant
No eran las formas, no era el momento y él estaba posiblemente metiendo la pata. La mirada inquisitiva que echaba hacia el cantinero no era amistosa y no inspiraba confianza. Cuando pretendía acercarse a la bella cortesana que le había cautivado siempre, dos mujeres se le lanzaron encima que él, muy cortésmente apartó con cuidado, haciéndose paso hasta ponerse cara a cara con la cortesana, bloqueándola para que no pudiera pasar el limite de la barra del burdel. Solo inspiro lentamente aire y tomo la mano de Gene.
– Busca una habitación..-beso lentamente el dorso de su mano mientras mantenía una mirada tranquila hacia Gene – Ya –Fue directo y lanzado, rodeó lentamente la cintura de Gene mientras observaba por el rabillo del ojo al cantinero, observando como le devolvía una mirada asesina que a él mismo no le importaba – Te la tomo toda la noche –Volvió a decir sin pelos en la lengua, llevándose de allí a Gene para poder estar con ella.
La había encontrado, la tenia a su lado y esperaba que en el futuro pudiera sacarla de esta vida que no la estaba haciendo nada bien.
Retiro una silla que había cerca de una mesa redonda de madera desgastada por el uso de la bebida, arañazos y algún que otro grabado a navaja con iniciales de amantes perdidos entre sabanas al cabo de la noche –Toma asiento, haré que nuestro amigo nos traiga algo…-No pudo evitar hablar con aquella voz aterciopelada con la que le caracterizaba tanto, sonriendo de lado y aun con la silla retirada hasta que tuvo que “obligar” a la cortesana a que se sentara con suavidad, dejando una leve caricia por la línea de aquel suave mentón de porcelana con el canto de sus dedos, bajando con la yema del dedo índice por el hombro descubierto e inmediatamente, bajo hasta su oído.
– Basta de coser y de atar andrajos de tus compañeras del prostíbulo…-comenzó a susurrar con suavidad sobre su oído – besé manos mas suaves y menos astrosas…-Acabo por posar sus labios sutilmente sobre el otro hombro – pero las tuyas tienen mucho que contar antes de llegar al burdel…o ¿Me equivoco? –Fue incorporándose, paro a una de las cortesanas que parecía pasar mesa por mesa, Gareth estaba quieto al lado de Gene – Tráenos algo que…-su mano derecha se deslizaba con sutileza sobre una de las hebras doradas del cabello de Gene, terminando por estar acariciando sutilmente el hombro derecho, el principio del brazo, la tela rizada de la que se componía aquel vestido hasta que finalmente cogía un franco de su chaqueta y se lo daba a la cortesana que estaba esperando a que le dieran el pedido.
La cortesana con la bandeja de servir se alejaba dejando a solas a la parejita que permanecía en silencio. Gareth se sentó en la silla que había al lado de la de Gene con el semblante serio, prácticamente tenia el ceño fruncido y solo suspiro para sobarse las cuencas de los ojos con suavidad, como si hubiera estado detrás de un largo día de trabajo – Quiero ser directo cont…con usted…-se lamio los ojos con sutileza, pensando lo que diría a continuación – busco ayuda y pensé que volver a buscar ayuda a un viejo apellido cuando en el pasado…hemos negociado con otros proyectos –la señalo con la palma de la mano – No contigo directamente, pero si con su familia Srta Garbo –Quería ser directo, pero la belleza que proyectaba Gene, su princesa, no le dejaba tener las palabras en orden y conseguía que se enredara en un nudo demasiado prieto.
– Busca una habitación..-beso lentamente el dorso de su mano mientras mantenía una mirada tranquila hacia Gene – Ya –Fue directo y lanzado, rodeó lentamente la cintura de Gene mientras observaba por el rabillo del ojo al cantinero, observando como le devolvía una mirada asesina que a él mismo no le importaba – Te la tomo toda la noche –Volvió a decir sin pelos en la lengua, llevándose de allí a Gene para poder estar con ella.
La había encontrado, la tenia a su lado y esperaba que en el futuro pudiera sacarla de esta vida que no la estaba haciendo nada bien.
Retiro una silla que había cerca de una mesa redonda de madera desgastada por el uso de la bebida, arañazos y algún que otro grabado a navaja con iniciales de amantes perdidos entre sabanas al cabo de la noche –Toma asiento, haré que nuestro amigo nos traiga algo…-No pudo evitar hablar con aquella voz aterciopelada con la que le caracterizaba tanto, sonriendo de lado y aun con la silla retirada hasta que tuvo que “obligar” a la cortesana a que se sentara con suavidad, dejando una leve caricia por la línea de aquel suave mentón de porcelana con el canto de sus dedos, bajando con la yema del dedo índice por el hombro descubierto e inmediatamente, bajo hasta su oído.
– Basta de coser y de atar andrajos de tus compañeras del prostíbulo…-comenzó a susurrar con suavidad sobre su oído – besé manos mas suaves y menos astrosas…-Acabo por posar sus labios sutilmente sobre el otro hombro – pero las tuyas tienen mucho que contar antes de llegar al burdel…o ¿Me equivoco? –Fue incorporándose, paro a una de las cortesanas que parecía pasar mesa por mesa, Gareth estaba quieto al lado de Gene – Tráenos algo que…-su mano derecha se deslizaba con sutileza sobre una de las hebras doradas del cabello de Gene, terminando por estar acariciando sutilmente el hombro derecho, el principio del brazo, la tela rizada de la que se componía aquel vestido hasta que finalmente cogía un franco de su chaqueta y se lo daba a la cortesana que estaba esperando a que le dieran el pedido.
La cortesana con la bandeja de servir se alejaba dejando a solas a la parejita que permanecía en silencio. Gareth se sentó en la silla que había al lado de la de Gene con el semblante serio, prácticamente tenia el ceño fruncido y solo suspiro para sobarse las cuencas de los ojos con suavidad, como si hubiera estado detrás de un largo día de trabajo – Quiero ser directo cont…con usted…-se lamio los ojos con sutileza, pensando lo que diría a continuación – busco ayuda y pensé que volver a buscar ayuda a un viejo apellido cuando en el pasado…hemos negociado con otros proyectos –la señalo con la palma de la mano – No contigo directamente, pero si con su familia Srta Garbo –Quería ser directo, pero la belleza que proyectaba Gene, su princesa, no le dejaba tener las palabras en orden y conseguía que se enredara en un nudo demasiado prieto.
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/06/2014
Re: Le rêve du prince charmant
Antes de siquiera poder llegar a mi última estación de trabajo con la mente llena de ideas para molestar al cantinero una voz, una presencia me impide siquiera acercarme a aquel hombre cuya mirada está tirando chispas, humos, dagas con venenos, todo para matar al sujeto que me impedía realizar mi trabajo cotidiano…tenía que liberarme de aquello o el cantinero iría a golpearlo, ya de por si se golpeaba con todos los clientes que se propasaran con las chicas de ahí, así que no quería peleas por mi causa y que luego el dueño del burdel me echara a la calle.
Traté…por dios que traté de todo los medios impedir que me llevara a aquella mesa, miraba con ojos perdidos como me alejaba de la barra lentamente…pero luego la mirada del cantinero me hizo sentir más cómoda y no le miraba la hombre como con ganas de matarlo al contrario fue más tranquilo como si le diera permiso de…DE LLEVARME A LA CAMA.
Mi rostro se giró completamente pálido pues recién estaba digiriendo las palabras del joven que no conocía y ya me estaba llevando a la cama con sus propuestas raras de coser, atar, bordar y no sé qué más…de hecho solo me puse de pie entre los dos toda sonrojada de la vergüenza –Se…señor no sé quién es usted ni lo conozco para que me haga esas propuestas de llevarme a la cama y menos eso de…de…de…dee…de…- no podía ni siquiera decir la palabra y me acordaba de Nicolas, Edmond y todos sus juegos extraños con lo de atar lo que hizo que mi rostro esté completamente rojo –lo de…lo de atar- la última palabra la digo susurrando tan bajo como si pensara que todos ahí me pueden escuchar, eso fue algo que hizo que tomará asiento cerrando bien fuerte las piernas con las mano en medio de ellas, era mi pose habitual de avergonzada diciendo “trágame tierra”
-Yo le puedo ayudar, que necesita, alguna chica experimentada, alguna inocente flor, tenemos de todo en el burdel yo le puedo ayudar para que hable con el dueño a ver si le alquila a una de sus chica o le puedo conseguir otras chicas en otros burdeles, aunque sus dueños y dueñas son algunos más estrictos algunos si suelen dejar que las trabajadoras vayan a otros compromisos con los clientes- hablo cual máquina programa por inercia no más sin mirarle a los ojos…me intimidaba aquel joven quizás por sus suaves caricias o porque luego de exasperarme me di cuenta de que le hablaba de mis manos y lo que hago con ellas cada noche para tener un pan de comida, para tener un techo donde vivir, para siquiera llegar a sentir algo de la familia que nunca tuve y que al parecer el joven conocía –Yo…yo no tengo familia- una lágrima corrió por mi mejilla al recordar las palabras de mi padre sobre lo que era y lo que representaba para él…vergüenza, horror, y sobre todo que era una puta barata…como podía él decir eso…como pudo creer más a un capaz que a su hija, las lágrimas seguían saliendo lentamente poco a poco hasta que no pude más y alce el rostro a que vea mis ojos cubiertos de lágrimas –si conoció a mi familia joven sabe que nunca fui parte de ella…yo no soy hija de aquel hombre…no soy nada soy del viento- cerré los ojos levemente dejando que toda esa tristeza volviera de donde vino…que se entierre nuevamente en mi corazón. –lamento ser una decepción también para usted joven- entre susurro el sonrojo seguía en mi rostro estaba apenada, triste, avergonzada, intimidada…muchas sensaciones con una sola persona y con pocas palabras
Traté…por dios que traté de todo los medios impedir que me llevara a aquella mesa, miraba con ojos perdidos como me alejaba de la barra lentamente…pero luego la mirada del cantinero me hizo sentir más cómoda y no le miraba la hombre como con ganas de matarlo al contrario fue más tranquilo como si le diera permiso de…DE LLEVARME A LA CAMA.
Mi rostro se giró completamente pálido pues recién estaba digiriendo las palabras del joven que no conocía y ya me estaba llevando a la cama con sus propuestas raras de coser, atar, bordar y no sé qué más…de hecho solo me puse de pie entre los dos toda sonrojada de la vergüenza –Se…señor no sé quién es usted ni lo conozco para que me haga esas propuestas de llevarme a la cama y menos eso de…de…de…dee…de…- no podía ni siquiera decir la palabra y me acordaba de Nicolas, Edmond y todos sus juegos extraños con lo de atar lo que hizo que mi rostro esté completamente rojo –lo de…lo de atar- la última palabra la digo susurrando tan bajo como si pensara que todos ahí me pueden escuchar, eso fue algo que hizo que tomará asiento cerrando bien fuerte las piernas con las mano en medio de ellas, era mi pose habitual de avergonzada diciendo “trágame tierra”
-Yo le puedo ayudar, que necesita, alguna chica experimentada, alguna inocente flor, tenemos de todo en el burdel yo le puedo ayudar para que hable con el dueño a ver si le alquila a una de sus chica o le puedo conseguir otras chicas en otros burdeles, aunque sus dueños y dueñas son algunos más estrictos algunos si suelen dejar que las trabajadoras vayan a otros compromisos con los clientes- hablo cual máquina programa por inercia no más sin mirarle a los ojos…me intimidaba aquel joven quizás por sus suaves caricias o porque luego de exasperarme me di cuenta de que le hablaba de mis manos y lo que hago con ellas cada noche para tener un pan de comida, para tener un techo donde vivir, para siquiera llegar a sentir algo de la familia que nunca tuve y que al parecer el joven conocía –Yo…yo no tengo familia- una lágrima corrió por mi mejilla al recordar las palabras de mi padre sobre lo que era y lo que representaba para él…vergüenza, horror, y sobre todo que era una puta barata…como podía él decir eso…como pudo creer más a un capaz que a su hija, las lágrimas seguían saliendo lentamente poco a poco hasta que no pude más y alce el rostro a que vea mis ojos cubiertos de lágrimas –si conoció a mi familia joven sabe que nunca fui parte de ella…yo no soy hija de aquel hombre…no soy nada soy del viento- cerré los ojos levemente dejando que toda esa tristeza volviera de donde vino…que se entierre nuevamente en mi corazón. –lamento ser una decepción también para usted joven- entre susurro el sonrojo seguía en mi rostro estaba apenada, triste, avergonzada, intimidada…muchas sensaciones con una sola persona y con pocas palabras
Gene M. Garbo- Prostituta Clase Baja
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Re: Le rêve du prince charmant
-Entonces dígame, Srta. Garbo, ¿Eran sus susurros los que oía cuando el viento pasaba cerca de mi oído y escuchaba una voz apenada? –Las manos propias se posaron sobre las ajenas levantándolas para poder besarlas una por una con suavidad, como queriendo quitar el dolor de esas manos – ¿No hay más que pueda hacer? –Las soltó poniéndolas sobre la mesa de nuevo, ahora acariciando una de ellas y recordó que tenía encima un licor curativo para las pequeñas cicatrices de esas estropeadas manos –Permítame…-Sacando un frasquito de líquido semi transparente, un par de algodones, se puso manos a la obra a curar aquellos desperfectos. Mojo el algodón con el líquido e inmediatamente se dispuso a curar las heridas – Sanaran enseguida pues creo que no mas puedo hacer…-se refería a que las heridas curarían por si solas pero también quería hacerle entender que en su interior por todo lo malo que paso, también cesarían a su lado.
– Quisiera pedirle un favor…-Alejaba sus manos conforme recogía y volvía a colocarlo todo en su sitio dentro de su chaqueta – Debe venir conmigo como mi acompañante…es más quiero que salgas de esta vida, ya hablándote de tu a tu…-se lamio los labios pues se quedaba seco de lo nervioso que estaba- Te recuerdo de algunos años atrás, he…buscado por todas partes solo para poder hacerte un favor…un favor que no quiero hacerte de que no sigas teniendo aquí…una vida para quedar en el olvido, pues veo en ti un potencial que puede ser usado en una vida que yo puedo darte, una vida en la que pueda mostrarte un mundo nuevo, lleno de nuevas experiencias inolvidables y mucho mejor que estar ofreciendo tu cuerpo….-suspiro, tenía que aminorar su ánimo pues podría asustarla.
– No quiero asustarte pues no quiero eso, debes pensar que no puedes seguir así…Gene…¿Estoy yendo demasiado deprisa? –Vio a la cortesana traer las bebidas y él se levantó para cogerlas y poner una delante de ella y la suya delante de él – Quiero estar contigo a solas….pero no para lo que piensas…-suspira- Hoy no quiero ni quiero usar tu cuerpo hasta que tú me lo pidas…-Dejando la bebida en la mesa después de un trago puso una mano sobre la de ella – No me eches de aquí…si quieres vamos a una habitación…ahí podremos hablar más tranquilamente…-Cogió la mano de Gene con suavidad, entrelazándolas con las suyas, acariciándole con el pulgar la piel de su mano y con la otra cogía la bebida, para ir juntos a una habitación que había dicho que preparasen.
Tiraba de ella con suavidad, alejándose del tumulto de gente y dejando las sillas vacías al igual que la mesa en la que habían estado. Llegando a la habitación, espero a que Gene entrara, dejo el primero la bebida sobre una mesa de madera y espero a que Gene entrase – Entra Gene…por favor…-Pidió con la poca paciencia que tenía.
– Quisiera pedirle un favor…-Alejaba sus manos conforme recogía y volvía a colocarlo todo en su sitio dentro de su chaqueta – Debe venir conmigo como mi acompañante…es más quiero que salgas de esta vida, ya hablándote de tu a tu…-se lamio los labios pues se quedaba seco de lo nervioso que estaba- Te recuerdo de algunos años atrás, he…buscado por todas partes solo para poder hacerte un favor…un favor que no quiero hacerte de que no sigas teniendo aquí…una vida para quedar en el olvido, pues veo en ti un potencial que puede ser usado en una vida que yo puedo darte, una vida en la que pueda mostrarte un mundo nuevo, lleno de nuevas experiencias inolvidables y mucho mejor que estar ofreciendo tu cuerpo….-suspiro, tenía que aminorar su ánimo pues podría asustarla.
– No quiero asustarte pues no quiero eso, debes pensar que no puedes seguir así…Gene…¿Estoy yendo demasiado deprisa? –Vio a la cortesana traer las bebidas y él se levantó para cogerlas y poner una delante de ella y la suya delante de él – Quiero estar contigo a solas….pero no para lo que piensas…-suspira- Hoy no quiero ni quiero usar tu cuerpo hasta que tú me lo pidas…-Dejando la bebida en la mesa después de un trago puso una mano sobre la de ella – No me eches de aquí…si quieres vamos a una habitación…ahí podremos hablar más tranquilamente…-Cogió la mano de Gene con suavidad, entrelazándolas con las suyas, acariciándole con el pulgar la piel de su mano y con la otra cogía la bebida, para ir juntos a una habitación que había dicho que preparasen.
Tiraba de ella con suavidad, alejándose del tumulto de gente y dejando las sillas vacías al igual que la mesa en la que habían estado. Llegando a la habitación, espero a que Gene entrara, dejo el primero la bebida sobre una mesa de madera y espero a que Gene entrase – Entra Gene…por favor…-Pidió con la poca paciencia que tenía.
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
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Re: Le rêve du prince charmant
Patidifusa, consternada, azorada y miles de adjetivos podría usar para describir aquello que estaba pasándome ni siquiera yo podía creerlo menos los que estaban mirándonos…y ¿por qué nos miraban? Porque aquel hombre estaba siendo muy amable conmigo y se comportaba como todos los patanes al contrario fue atento, galante y muy educado quizás podría él ser el príncipe que todas mis compañeras de oficio esperan bueno casi todas alguna no lo hacen pues están por placer ahí y otras porque ya se acostumbraron; y ahí estaba yo la simple ayudante del burdel siendo atendida cual princesa de castillo, tan dulce y delicado como si me fuera a romper con una caricia eso provocaba un sonrojo en mis acaloradas mejillas y no, no es que no me gustara ese tipo de tratos pero siempre que alguien lo hacía terminaba siendo atada y…bueno ya saben.
Sus palabras me dejaron con la boca abierta completamente… “que…que…que sea su acompañante…esta noche….una habitación…yo…no puedo….no” quería contestarle en verdad lo deseaba pero no pude mis palabras no salían era como si no estuviera mi alma ahí solo mi cuerpo y mi graciosa alma estuviera solo observando la escena de mi cuerpo frente al caballero y solo escuchaba todas y cada una de sus palabras “que me conocía, que yo le pediría que me tome, que me andaba buscando, que quería darme una vida nueva” muchas ideas mucha información en mi cabeza que comenzó a latir, estaba aturdida pero sabía que tenía que decir algo o él creería que me desmayaría de la impresión….algo que no estaba alejado de la realidad –Yo…yo no puedo pedirle eso además – me acerqué a él para susurrarle –Aquí no me dejan ser de cortesana si no por orden del dueño soy más bien la ayudante, y solo cuando le piden a él que me envíe lo hace- agaché la cabeza enseguida sonroja a mil por haber dicho esas palabras, no supe cómo pudieron salir de boca así sin más.
Quería desaparecer, salir de ahí corriendo hasta mi habitación y encerrarme para estar bajo la cama toda la noche oculta de la vista de todos, pero como si mi mente le hablara el joven tomó mi mano tirando de mi… -Espere yo…yo no puedo dejar el trabajo así…me van a…- quedamos frente a la habitación y él entrando con la bebida miré hacia donde estábamos y vi la mía no sabía si ir por ella o dejarla, comencé a bailar prácticamente moviéndome para las escaleras y bajar por el licor y luego moviéndome hacia la puerta eso hasta que escuché que me invitaba a pasar…y ahí vi porqué estaba asustada además el no podía tocarme si es que no ha pagado y podría gritar y haría que el cantinero subiera y lo sacara…respiré tan hondo como pude entrando, con ojos cerrados para no verle y que me cause timidez, me recargue sobre la puerta tomando el pómulo de esta –Señor no sé quién sea usted, y si trató antes con mi familia ya le dije mi padre solo hacia mandados era tan pobre que prácticamente vendía a sus hijas e hijos y cuando no pudieron conmigo me dijo que no servía para él, era buena para nada y así lo soy, no sé hacer más que limpiar ¿Qué vida me puede ofrecer usted? A parte de la que ya conozco que es limpiar, cocinar, coser, trapear y hacer mandados y de vez en cuando muy de vez en cuando ser de prostituta para algún ser de la noche que desea mi piel suave y sin marcas, eso es todo…- abrí los ojos mirándole –Además usted viene a irrumpir en mi trabajo, quiere acaso que me azoten o golpeen por dejar el trabajo a medias y más por meterme a su habitación debió buscarse una mejor acompañante la más experimentada- me reí porque siempre me abofeteaban o me castigaban con el doble de tareas, era lo de siempre y en una parte, muy pero muy escondida de mi ser ya se había acostumbrado a eso también y claro no podía creer que aquel caballero me pedí a mi por eso cada vez que alguien decía que venía por mí siempre ponía a otras porque mi suerte era la más oscura.
Sus palabras me dejaron con la boca abierta completamente… “que…que…que sea su acompañante…esta noche….una habitación…yo…no puedo….no” quería contestarle en verdad lo deseaba pero no pude mis palabras no salían era como si no estuviera mi alma ahí solo mi cuerpo y mi graciosa alma estuviera solo observando la escena de mi cuerpo frente al caballero y solo escuchaba todas y cada una de sus palabras “que me conocía, que yo le pediría que me tome, que me andaba buscando, que quería darme una vida nueva” muchas ideas mucha información en mi cabeza que comenzó a latir, estaba aturdida pero sabía que tenía que decir algo o él creería que me desmayaría de la impresión….algo que no estaba alejado de la realidad –Yo…yo no puedo pedirle eso además – me acerqué a él para susurrarle –Aquí no me dejan ser de cortesana si no por orden del dueño soy más bien la ayudante, y solo cuando le piden a él que me envíe lo hace- agaché la cabeza enseguida sonroja a mil por haber dicho esas palabras, no supe cómo pudieron salir de boca así sin más.
Quería desaparecer, salir de ahí corriendo hasta mi habitación y encerrarme para estar bajo la cama toda la noche oculta de la vista de todos, pero como si mi mente le hablara el joven tomó mi mano tirando de mi… -Espere yo…yo no puedo dejar el trabajo así…me van a…- quedamos frente a la habitación y él entrando con la bebida miré hacia donde estábamos y vi la mía no sabía si ir por ella o dejarla, comencé a bailar prácticamente moviéndome para las escaleras y bajar por el licor y luego moviéndome hacia la puerta eso hasta que escuché que me invitaba a pasar…y ahí vi porqué estaba asustada además el no podía tocarme si es que no ha pagado y podría gritar y haría que el cantinero subiera y lo sacara…respiré tan hondo como pude entrando, con ojos cerrados para no verle y que me cause timidez, me recargue sobre la puerta tomando el pómulo de esta –Señor no sé quién sea usted, y si trató antes con mi familia ya le dije mi padre solo hacia mandados era tan pobre que prácticamente vendía a sus hijas e hijos y cuando no pudieron conmigo me dijo que no servía para él, era buena para nada y así lo soy, no sé hacer más que limpiar ¿Qué vida me puede ofrecer usted? A parte de la que ya conozco que es limpiar, cocinar, coser, trapear y hacer mandados y de vez en cuando muy de vez en cuando ser de prostituta para algún ser de la noche que desea mi piel suave y sin marcas, eso es todo…- abrí los ojos mirándole –Además usted viene a irrumpir en mi trabajo, quiere acaso que me azoten o golpeen por dejar el trabajo a medias y más por meterme a su habitación debió buscarse una mejor acompañante la más experimentada- me reí porque siempre me abofeteaban o me castigaban con el doble de tareas, era lo de siempre y en una parte, muy pero muy escondida de mi ser ya se había acostumbrado a eso también y claro no podía creer que aquel caballero me pedí a mi por eso cada vez que alguien decía que venía por mí siempre ponía a otras porque mi suerte era la más oscura.
Gene M. Garbo- Prostituta Clase Baja
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Re: Le rêve du prince charmant
La Bebida quieta y sumisa se quedó atrás cuando él fue a cerrar la puerta con pestillo. Apartando a Gene de la puerta pues no confiaba de estas estando cerradas pero su atención fue a Gene ¿Cómo pensaba eso de él? – Te asusté…lo lamento…pero solo quiero hablar…conocerte en intimidad aunque sea lejos de tantas miradas…-Se sacó la chaqueta que llevaba esa noche, se la echo por encima a ella por los hombros y se sentó en el borde de aquella cama por la ausencia de sillas en la sala. La bebida ahora se balanceo un poco al ser agarrada por las manos de Gareth. Estaba fría y burbujeante. Dispuesta a ser degustada libremente sin poder dejar de beber. Gareth tenía que hablar con Gene. Sabía que tendría que hacerle caso si no quería morir a causa de algún cliente.
Escucho que no o ¿Qué si? – Seguramente ese amiguito tuyo Nicolás te ayuda a que desempeñes esa función sin que te resistas demasiado…-Dio un trago de su bebida…pero la estampo contra la pared, haciendo que la tensión creciera de sobremanera en la habitación. No se movió. Él estaba inmóvil pensando en su próximo comentario o próximo movimiento. Lo hizo y fue levantarse lentamente, fue hasta ella y solo se quedó a milímetros de ella, sintiéndose poderoso frente a ella - ¿Me tienes miedo Gene? -No lo dijo con reproche, lo dijo con voz calmada, él la tomo por los hombros con suavidad – Mírame Gene… – acaricia la mejilla de la cortesana con esa sonrisa misteriosa en el rostro una sonrisa que guarda un secreto – Deberías temerme porque quiero hacerte cosas que nadie te las hará mejor que yo….¿Confías en mí?, no, no lo hagas porque lo que quiero hacerte te haría gritar y si lo haces entonces deberías de venir conmigo, alejarte de esta mala vida puedes hacerlo por tu voluntad o por la mia.-Le tomo de las manos – Gene mírame cuando te hablo y solo agacha la cabeza si te lo digo….no quiero desdichas desde el primer día…te prometo que seré contigo un buen amigo guardián pero puede que este yendo demasiado deprisa ¿O no? la empujo empujo a la pared acercando los labios a los de ella para querer besarla pero se retira riéndose – ya te dije que no te tocaré, tu pedirás que lo haga –
Las preguntas de Gareth en su cabeza sonaban confusas al igual que a como él se las formulaba a ella. Estaba preguntándole cosas que tendría que decirle cuando ella confiase un poco más en él, pero el tiempo se le estaba agotando. Era fuerte y viril, pero su existencia en el mundo no duraría o eso pensaba él. Gareth, al igual que su madre podría estar sufriendo la misma enfermedad que a los veinte años, estos quedan en coma pero en realidad mueren en sí. Los síntomas no son diferentes, pareces estar en coma, tienes pulso pero no vives, no respiras. Su madre fue un caso extraño que al final fue cuidado por su padre y sus hermanos. Él mismo se ocupaba de la buena y dulce Emily – Gene… una vida donde no tengas que escuchar quejas de nadie, ser tu propia jefa pero a la vez siendo solo mia, poder tener un negocio en el que disfrutes teniéndolo como algo tuyo, parte de una nueva vida para ti….Estoy convencido de que sabes hacer muchas cosas con maestría y no me refiero a lo que haces en este antro, aunque no dudaría en probar tus habilidades – Junto con las palabras de Gareth su mirada recorre el jovial cuerpo indecente de la rubia, sus voz estaba con un tono seco y sin entonación, pero intentaba ser comunicativo, quería que ella misma pudiera ver que tenía elección, que podía elegir su propio camino o él se lo haría elegir.
Encontró una silla. La cogió para atrancar la puerta- Por si decides escapar y me dejas con esa sensación de que nadie quiere hablar conmigo e igualmente tu…-suspiro- y como dije no vine a hacerte daño. Vine a ofrecerte un cambio en tu vida…si pudieras elegir irte conmigo, te diría que te enseñaría nuevos caminos para despertar la dulzura que tienes dentro, si pudieras irte conmigo, te llevaría, te enseñaría de todo, de arte, música y te convertiría en…bueno...eso con el tiempo, pero iré poco a poco. Te quiero en mi vida Gene…-suspiro – prometí a mi madre que te cuidaría y me casaría contigo…sé que es una locura lo último que acabo de decir pero yo también quisiera hacerte mi esposa algún día…si decides darme la oportunidad de enseñarte todo un mundo de maravillas…-Dijo con paciencia, sin hacer gestos bruscos queriendo no asustarla más de lo que seguramente estaba consiguiendo.
Escucho que no o ¿Qué si? – Seguramente ese amiguito tuyo Nicolás te ayuda a que desempeñes esa función sin que te resistas demasiado…-Dio un trago de su bebida…pero la estampo contra la pared, haciendo que la tensión creciera de sobremanera en la habitación. No se movió. Él estaba inmóvil pensando en su próximo comentario o próximo movimiento. Lo hizo y fue levantarse lentamente, fue hasta ella y solo se quedó a milímetros de ella, sintiéndose poderoso frente a ella - ¿Me tienes miedo Gene? -No lo dijo con reproche, lo dijo con voz calmada, él la tomo por los hombros con suavidad – Mírame Gene… – acaricia la mejilla de la cortesana con esa sonrisa misteriosa en el rostro una sonrisa que guarda un secreto – Deberías temerme porque quiero hacerte cosas que nadie te las hará mejor que yo….¿Confías en mí?, no, no lo hagas porque lo que quiero hacerte te haría gritar y si lo haces entonces deberías de venir conmigo, alejarte de esta mala vida puedes hacerlo por tu voluntad o por la mia.-Le tomo de las manos – Gene mírame cuando te hablo y solo agacha la cabeza si te lo digo….no quiero desdichas desde el primer día…te prometo que seré contigo un buen amigo guardián pero puede que este yendo demasiado deprisa ¿O no? la empujo empujo a la pared acercando los labios a los de ella para querer besarla pero se retira riéndose – ya te dije que no te tocaré, tu pedirás que lo haga –
Las preguntas de Gareth en su cabeza sonaban confusas al igual que a como él se las formulaba a ella. Estaba preguntándole cosas que tendría que decirle cuando ella confiase un poco más en él, pero el tiempo se le estaba agotando. Era fuerte y viril, pero su existencia en el mundo no duraría o eso pensaba él. Gareth, al igual que su madre podría estar sufriendo la misma enfermedad que a los veinte años, estos quedan en coma pero en realidad mueren en sí. Los síntomas no son diferentes, pareces estar en coma, tienes pulso pero no vives, no respiras. Su madre fue un caso extraño que al final fue cuidado por su padre y sus hermanos. Él mismo se ocupaba de la buena y dulce Emily – Gene… una vida donde no tengas que escuchar quejas de nadie, ser tu propia jefa pero a la vez siendo solo mia, poder tener un negocio en el que disfrutes teniéndolo como algo tuyo, parte de una nueva vida para ti….Estoy convencido de que sabes hacer muchas cosas con maestría y no me refiero a lo que haces en este antro, aunque no dudaría en probar tus habilidades – Junto con las palabras de Gareth su mirada recorre el jovial cuerpo indecente de la rubia, sus voz estaba con un tono seco y sin entonación, pero intentaba ser comunicativo, quería que ella misma pudiera ver que tenía elección, que podía elegir su propio camino o él se lo haría elegir.
Encontró una silla. La cogió para atrancar la puerta- Por si decides escapar y me dejas con esa sensación de que nadie quiere hablar conmigo e igualmente tu…-suspiro- y como dije no vine a hacerte daño. Vine a ofrecerte un cambio en tu vida…si pudieras elegir irte conmigo, te diría que te enseñaría nuevos caminos para despertar la dulzura que tienes dentro, si pudieras irte conmigo, te llevaría, te enseñaría de todo, de arte, música y te convertiría en…bueno...eso con el tiempo, pero iré poco a poco. Te quiero en mi vida Gene…-suspiro – prometí a mi madre que te cuidaría y me casaría contigo…sé que es una locura lo último que acabo de decir pero yo también quisiera hacerte mi esposa algún día…si decides darme la oportunidad de enseñarte todo un mundo de maravillas…-Dijo con paciencia, sin hacer gestos bruscos queriendo no asustarla más de lo que seguramente estaba consiguiendo.
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
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Re: Le rêve du prince charmant
– Te asusté…lo lamento… –
– ¿Me tienes miedo Gene? –
– Deberías temerme –
– ¿Me tienes miedo Gene? –
– Deberías temerme –
Mi cabeza estaba revuelta, las ideas iban y venían…ahora me sentía en una maraña de muchas voces y respuestas que todas se contraponían y más con aquellas palabras de aquel joven que solo quería era molestarme, o seo pensaban pero ya no sé ni que pensar y si lo que pienso es real o no solo hay muchos ecos en mi tonta cabeza que gritan un ¡SI! Y a la vez se revuelven por el ¡NO! Pero luego saltan con un ¡ALEJATE! ¿A qué voz le hago caso?.
Mis manos subieron abruptamente a los oídos cubriéndolos, no deseaba escuchar ni una palabra más de lo que tenía o quería decir, al parecer aquel sujeto solo quería confundirme –No…no…no oiré nada– murmuré con un sobresalto cuando el vaso de cristal visitó la pared y luego pedazos de este en el suelo morían, la mancha del líquido ambarino quedó impregnado en la pared, mis ojos se abrieron completamente con el cuerpo que temblaba, mis manos se juntaron como si fuera a rezar pero se colocaron sobre mi pecho, algo inclinada hacia adelante asustada, si lo estaba, lo estoy porque si por algo tan pequeño se ponía así no quería imaginar si le contaba todo lo que había pasado seguro hasta…NO, no quiero ni pensar en ello.
Un pequeño golpe en la espalda sentí, ya no lo oía, ni podía verlo, estaba muy aterrada temía lo peor en aquellas circunstancias, quería escapar pero la puerta la había cerrado y la tenía atrancada con la silla y saltar por la ventana no era seguro porque terminaría muerta…y ahí viendo en la búsqueda de una salida como un ratón que se enfrenta a un hambriento gato, tomé todo el valor de acercarme hasta él, justo a donde se había sentado en aquella silla vieja y mi diestra se levantó furiosa para cruzarle la cara en una bofetada, de mis ojos comenzaron a brotar lágrimas, de dolor, ira, tristeza…todo estaba brotando.
Mi voz sonaba quebrada porque no quería lanzarme a llorar abiertamente como antes –Primero no te interesa lo que hizo Nicolás antes y no sabes lo que fue después – sorbí la nariz para no dejar que la lloradera me gane –En segundo lugar, no puedes venir a tratarme bien y mal a la vez, además si, si te tengo miedo pero no por lo que hagas o por lo que dijiste que harías si no porque temo que me termine gustando y no quiero eso, ya paso una vez…y por tercer punto no te pediré que me toques aun seas el último hombre en este mundo y si lo hago deberé estar bien tomada – ese último reclamo del beso se lo dije roja pero más que molesta era por estar herida; él había estado cerca de mis labios provocándolos para un beso dulce pero se fue riéndose…mientras yo esperaba un beso.
Alce la vista para que vea lo que hizo –No quiero otra vida…¿para qué? Esta ya la conozco y la quiero hasta me estaba empezando a caer bien, conozco a amigas y amigos interesantes además aquí veo lo que es verdadero en verdad quien es de verdad y quien no…y aunque quisiera no pudiera, porque soy una buena para nada, siempre me lo dijo mi padre, que no servía para nada y que jamás haría algo bueno, pues bien tiene razón, soy la chica más torpe de todas en este lugar, me caigo, me choco con todos, llego tarde, siempre estoy corriendo y de paso siempre estoy llorando sola en mi mullida cama…-
Corría hasta la puerta, tomé su pomo pero estaba cerrada y entonces por vez primera en tantos años dejé que las lágrimas salieran, voltee para verlo y corrí nuevamente acurrucándome en su regazo, me senté en sus piernas casi subiendo las mías abrazándome a mí misma y pegada a su cuello, olía bien y tenía algo distinto una forma negra y dulce que me atraía como abeja a la miel o quizás a la dulce muerte.
Gene M. Garbo- Prostituta Clase Baja
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Re: Le rêve du prince charmant
La desolación de Gareth significo su derrota, en cambio, cuando postro su trasero sobre el asiento de madera cerca de la mesa donde descansaba su bebida, Gene se le acercó, se sorprendió repentinamente e inmediatamente quería alejarla, pero no, le era imposible, la abrazo, simplemente la abrazo y beso su frente junto con algunos mechones de su cabellera dorada. Tenía miedo de perderla y no tenía prisa pero quería conquistarla, quería estar en la vida de ella – Deja ya de angustias y libera las penas, no te preocupes, que yo estoy aquí, todo estará bien…-Comenzó a mecerla lentamente para que calmara los nervios que eran causados por todo tipo de emociones, simplemente no se separaría de ella, no se iría esa noche ahora que podría estar con ella y entrar más en confianza con ella.
–Cuando era pequeño, me sentía en desventaja por ser el que quería enorgullecer a mi padre y por ser el que parecía más enfermo de todos, pero resulto ser mi hermana Emily….-La miro de reojo un poco hacia abajo, allá, buscando aquellos ojos claros que tenía – Al final, yo tome las riendas de mi vida…-La tomo del mentón con unos dedos delicadamente y le alzo el rostro, le fue limpiando cada lágrima cristalina que resbalaba por aquel rostro de porcelana – Gene, lamento haberte disgustado, mi objetivo de venir aquí era para darte una nueva vida que eso es, no sabes si te gustará….-Apoyo su frente contra la ajena como si tuviera la confianza del mundo, comenzaba a acariciarle su rostro con lentitud, los pulgares rozaban su pómulo izquierdo. Él estaba observando a una mujer asustada que se había puesto así por su culpa.
Él y sus ataques posesivos pero en parte ella tenía la culpa de ello. Siempre la hubo amado y aún sufre por ella por si estará bien o en la necesidad de alguna ayuda. ¿Sería tiempo de dejarla ir o de seguir luchando? La decisión estaba tomada. Él lucharía por ella simplemente por el mero hecho que no amaba a otra mujer que a ella misma. Gareth cogió a Gene en brazos cual doncella y simplemente se fue hacia la cama que había hecha ahí. La puso con cuidado sobre la cama y la arropo con cuidado, no sabía porque, pero quería estar ahí, obvio que si quería, pero no pretendía asustarla más…si es que había hecho aquello con ella.
– Gene …-Busco la mano de ella para tomarla y poder acariciarla mientras la observaba sobre aquel lecho, encontrándose ella demasiado provocativa, su respiración estaba entre cortada, pero trabajo para poder calmarse – Me gustaría que me otorgaras la oportunidad de poder dormir contigo esta noche…-Gareth encogió los hombros, restándole importancia – Poder entablar una base entre ambos, conocernos y a lo mejor me recuerdes del pasado y el cariño que te procesaba que….ahora es distinto…-Retiro con suavidad un mechón del cabello de Gene tras la oreja, ofreciéndole una sonrisa sincera, pero los nervios hicieron que se diera cuenta de pisadas en el pasillo exterior, que se alarmara, pero paso rápidamente convirtiéndose en un recuerdo efímero, simple y que ya había olvidado.
-Cuéntame….-Se acercó más a ella, tumbándose de lado sobre el lecho de la cama aun con las ropas puestas – por cierto, serás torpe, pero eres la torpe más bonita que he visto, seguramente la que se cae con más elegancia y la que hace unas entradas espectaculares….seguro que te riñen por pura envidia que te tienen, eh? ¿A que si? –Termino por apoyar la cabeza en una de sus manos donde el codo hacía de apoyo sobre el lecho de la cama, y el estaba observándola con la misma sonrisa de siempre – y te gustaría estar conmigo al menos un mes? Dos semanas conmigo? – Intento acercar su mano pero se sentía cohibido, igualmente volvió a cogerle la mano y le acariciaba los dedos de ella con sus dedos – Gene, te necesito…No sabes lo que me haces sentir…-Sus palabras susurradas fueron cercanas a su rostro, él se había acercado a ella mientras le había hablado – Mon cherie…-Acerco sus manos al cuerpo de Gene para comenzar un leve juego de cosquillas y simpatía, para finalizar tras varios minutos de pelea bastante cerca del uno del otro.
–Cuando era pequeño, me sentía en desventaja por ser el que quería enorgullecer a mi padre y por ser el que parecía más enfermo de todos, pero resulto ser mi hermana Emily….-La miro de reojo un poco hacia abajo, allá, buscando aquellos ojos claros que tenía – Al final, yo tome las riendas de mi vida…-La tomo del mentón con unos dedos delicadamente y le alzo el rostro, le fue limpiando cada lágrima cristalina que resbalaba por aquel rostro de porcelana – Gene, lamento haberte disgustado, mi objetivo de venir aquí era para darte una nueva vida que eso es, no sabes si te gustará….-Apoyo su frente contra la ajena como si tuviera la confianza del mundo, comenzaba a acariciarle su rostro con lentitud, los pulgares rozaban su pómulo izquierdo. Él estaba observando a una mujer asustada que se había puesto así por su culpa.
Él y sus ataques posesivos pero en parte ella tenía la culpa de ello. Siempre la hubo amado y aún sufre por ella por si estará bien o en la necesidad de alguna ayuda. ¿Sería tiempo de dejarla ir o de seguir luchando? La decisión estaba tomada. Él lucharía por ella simplemente por el mero hecho que no amaba a otra mujer que a ella misma. Gareth cogió a Gene en brazos cual doncella y simplemente se fue hacia la cama que había hecha ahí. La puso con cuidado sobre la cama y la arropo con cuidado, no sabía porque, pero quería estar ahí, obvio que si quería, pero no pretendía asustarla más…si es que había hecho aquello con ella.
– Gene …-Busco la mano de ella para tomarla y poder acariciarla mientras la observaba sobre aquel lecho, encontrándose ella demasiado provocativa, su respiración estaba entre cortada, pero trabajo para poder calmarse – Me gustaría que me otorgaras la oportunidad de poder dormir contigo esta noche…-Gareth encogió los hombros, restándole importancia – Poder entablar una base entre ambos, conocernos y a lo mejor me recuerdes del pasado y el cariño que te procesaba que….ahora es distinto…-Retiro con suavidad un mechón del cabello de Gene tras la oreja, ofreciéndole una sonrisa sincera, pero los nervios hicieron que se diera cuenta de pisadas en el pasillo exterior, que se alarmara, pero paso rápidamente convirtiéndose en un recuerdo efímero, simple y que ya había olvidado.
-Cuéntame….-Se acercó más a ella, tumbándose de lado sobre el lecho de la cama aun con las ropas puestas – por cierto, serás torpe, pero eres la torpe más bonita que he visto, seguramente la que se cae con más elegancia y la que hace unas entradas espectaculares….seguro que te riñen por pura envidia que te tienen, eh? ¿A que si? –Termino por apoyar la cabeza en una de sus manos donde el codo hacía de apoyo sobre el lecho de la cama, y el estaba observándola con la misma sonrisa de siempre – y te gustaría estar conmigo al menos un mes? Dos semanas conmigo? – Intento acercar su mano pero se sentía cohibido, igualmente volvió a cogerle la mano y le acariciaba los dedos de ella con sus dedos – Gene, te necesito…No sabes lo que me haces sentir…-Sus palabras susurradas fueron cercanas a su rostro, él se había acercado a ella mientras le había hablado – Mon cherie…-Acerco sus manos al cuerpo de Gene para comenzar un leve juego de cosquillas y simpatía, para finalizar tras varios minutos de pelea bastante cerca del uno del otro.
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
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Re: Le rêve du prince charmant
Rusia 1795
Invierno
Era aun de noche, el frío corría por el poblado, la comida dura y congelada hacía juego con la caída fuerte de la nieve, allá alejada de todos, bajo aquel árbol, sentada y llorando desconsoladamente. Una joven adolescente de apenas quince años, con su rostro manchado de tanto lloras, sus uñas ensangrentadas un reflejo de haber rasgado alguna pared o madera con sus dedos, esos ojos claros se alzan al cielo en una súplica de lamento, sus labios temblando, el cuerpo entero tiritando de frío, se recuesta sobre la hierba y la nieve esperando la muerte y el deseo de acabar con ella…Invierno
Despierta en un lugar cálido, con una vela y agua tibia, sus dedos curados y vendados, está abrigada con uno de esos costosos abrigos de pieles, caros y raros pero no hay nadie junto a ella, solo ve una sombra y una cálida voz que le envía a descansar junto al sonido del agua muriendo en un cuenco…
Actualidad
Ahora estaba sentada sobre aquellas piernas y esos brazos que buscaban tranquilizar el corazón que no paraba de resonar hasta en mi cabeza, pero con cada leve sonido que aquel hombre emitía lograba hacer ceder aquellas sensaciones hasta el grado de la soñolencia, se sintió tan bien que por años tuve la sensación de soñar, soñar estando despierta, ¿se puede ello? No para mí, no merecía esa felicidad pues he sido muy mala, una sucia y mala persona, eso todos me lo habían dicho y en muchas formas.Acurrucada más sobre su regazo sentí la calidez de que alguien de verdad sienta algo desinteresado hacia mi persona, por vez primera no era solo la prostituta o ayudante que se vendía por unas cuantas monedas, ahora era yo, quizás ese siempre fue el problema que no tenía un nombre “oculto” si no que siempre fue mi propio nombre.
Los segundos pasaron a minutos hasta que entre sus palabras distinguí unas claramente “dormir contigo esta noche” esa frase revoloteo en mi mente haciendo que abruptamente me levantara del asiento, los ojos abiertos como enormes platos asustada por la petición, temblando por nervios, miré la cama y luego a él negando levemente a su petición pero antes poder responderle con una de mis tantas negativas de cajón, sus brazos me había cargado directo al lecho, no pude negar a mi rostro aquel sonrojo leve al estar ahí con un desconocido solo recostados.
“Cálmate Gene no puedes ponerte así por alguien que conoces apenas unos minutos, cálmate, respira, tranquila, piensa en otra cosa, como en tu trabajo, no te dejes siquiera tocar un dedo”
Eso era lo que dictaba su cabeza mientras su ojos seguían fijos en el techo de la habitación escuchando las palabras del joven, por minutos rezaba que no pasara nada de nada pero cuando su cuerpo se movía sobre la cama acercándose, hacía que mi cuerpo anhelara su toque o caricia, incluso sentí una presión en pecho que se reflejó en mis senos a lo que fruncí el ceño en reclamo a mi propio cuerpo traidor.
No sabía que decir, era la primera vez que me dejaban callada, pero la necesidad me hizo contestarle -un mes como tu empleada será suficiente, necesito el dinero y es una buena oportunidad para mí- susurra tragando en seco sin poder mirarle hasta que un instante le observo mejor y no parecía tan malo y es entonces ahí que atrevo a hablar mejor acomodándome de lado en la cama mirándole completamente a sus caricias –Por qué? Eres en un minuto dulce, luego agresivo a punto de rasgarme la ropa y tomarme- un sonrojo aparece en mis mejillas –y al otro segundo me tratas como una princesa, cuál es tu juego, o acaso es eso lo que te hago sentir, el querer romper todo y luego…luego tratarme con dulzura…oye el que…- calló por guardar algo de dignidad.
Volví a ver el techo suspirando, la respiración se agitó cuando le sentía más cerca y sus manos me acariciaban lentamente para hacerme olvidar todo, y así fue porque terminamos haciéndonos cosquillas –No ahí no…- reía olvidándome de todo y fue en ese momento que lo tumbe quedando encima de él a horcajadas para hacerle cosquillas pero tal como vino ese momento se fue al verme así con él tratando de levantarme de la cama negando –lo siento yo…yo creo que debo volver a trabajar, si la madame me encuentra contigo me castigará severamente porque no has…no has…ya sabes…- tosí de vergüenza con el rostro en dirección al suelo.
Gene M. Garbo- Prostituta Clase Baja
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Re: Le rêve du prince charmant
No, asi no irían a ninguna parte.
-Gene, no…no es como mi empleada…-Levantándose de la cama pues se hundía demasiado en ella, tomo parte de la iniciativa de acercarse a Gene, la tomo de las manos mientras negaba de lado a lado – No escucha, no quiero que vengas como empleada Gene, quiero que vengas como Gene Garbo…la nueva Gene Garbo –Sus manos estaban tan sujetas a las de Gene que temía romper la fragilidad de las mismas, pero estaba con la mirada suplicando, observando con necesidad de que dejara de jugar con él.
– No, espera…Ven –La tomo de las manos y acabo por tomarla en brazos volviéndola a acostar en la misma cama donde habían estado o haber estado intentando hablar de propuestas que a lo mejor el habría propuesto prematuramente. La puso en la cama y el se quitó los pantalones, la camisa y dejándose la ropa interior se metió en el interior de la cama, soltando las sabanas y cubriendo con ellas a Gene.
– Aquí estarás a salvo, no te preocupes, además la he pagado un buen fajín de billetes para que nos dejara tranquilos – Cuando casi la obligo por que estuviera a su lado, la beso en el cuello esperando provocarle algun tipo de reacción nerviosa, en el que él la agarro de la cintura y asi mismo la mantuvo cerca, ambos dentro de una cama y nuevamente de lado – Noté momentos atrás rubores de los que soy el que los provoca, por favor, ahora te ando salvando pero deseo que pruebes conmigo, vuelvo a relatar que si vienes conmigo, podrás disfrutar de tu propia vida…Desconozco si tienes alguna vida aquí, tan solo son órdenes y creo que simplemente no quieres terminar mal aquí…..-Apoyo su frente contra la sien de Gene, con suavidad – Gene, lo que te pido es que vengas conmigo, protección en mis brazos tendrás, atención y afecto siempre tendrás.
La mayoría del tiempo estoy en mi modesta mansión esperando a que algo diferente ocurra y ese milagro espero que sea igual de bello que el espejo en el que me veo reflejado en tus ojos, la suavidad de una caricia tuya – En aquellas palabras beso en el pómulo de Gene, apoyando después el codo contra la almohada tras colocarse de lado, acariciando los mechones cual rayos de sol de Gene hacia atrás mientras comenzó a explicarle con detalle cómo estaba decorado el jardín y el invernadero nuevo que construyeron en meses cuando llegó Vainille al encuentro de su hermano, como eran las habitaciones y pasillos de su mansión. Después pasaron a los detalles que describían la seriedad de su trabajo de comercialización y algunos otros sectores que influían tener afecto por la familia -....y quiero un nuevo día a día, despertándome a tu lado, ser acariciados por rayos de sol en la mañana, observarte dormir debe de ser uno de los más bellos placeres de la vida…creo que sería incluso mejor que el sexo -Y era verdad.
¿Por qué querría una vida llena de complicaciones? Podría estar costándole la luna convencer a Gene de que si salía del burdel iba a estar mejor, pero al fin y al cabo ella tomaba la decisión e igualmente él seguiría insistiendo en llevársela consigo lejos de esta vida sucia y de depravación.
-Gene, no…no es como mi empleada…-Levantándose de la cama pues se hundía demasiado en ella, tomo parte de la iniciativa de acercarse a Gene, la tomo de las manos mientras negaba de lado a lado – No escucha, no quiero que vengas como empleada Gene, quiero que vengas como Gene Garbo…la nueva Gene Garbo –Sus manos estaban tan sujetas a las de Gene que temía romper la fragilidad de las mismas, pero estaba con la mirada suplicando, observando con necesidad de que dejara de jugar con él.
– No, espera…Ven –La tomo de las manos y acabo por tomarla en brazos volviéndola a acostar en la misma cama donde habían estado o haber estado intentando hablar de propuestas que a lo mejor el habría propuesto prematuramente. La puso en la cama y el se quitó los pantalones, la camisa y dejándose la ropa interior se metió en el interior de la cama, soltando las sabanas y cubriendo con ellas a Gene.
– Aquí estarás a salvo, no te preocupes, además la he pagado un buen fajín de billetes para que nos dejara tranquilos – Cuando casi la obligo por que estuviera a su lado, la beso en el cuello esperando provocarle algun tipo de reacción nerviosa, en el que él la agarro de la cintura y asi mismo la mantuvo cerca, ambos dentro de una cama y nuevamente de lado – Noté momentos atrás rubores de los que soy el que los provoca, por favor, ahora te ando salvando pero deseo que pruebes conmigo, vuelvo a relatar que si vienes conmigo, podrás disfrutar de tu propia vida…Desconozco si tienes alguna vida aquí, tan solo son órdenes y creo que simplemente no quieres terminar mal aquí…..-Apoyo su frente contra la sien de Gene, con suavidad – Gene, lo que te pido es que vengas conmigo, protección en mis brazos tendrás, atención y afecto siempre tendrás.
La mayoría del tiempo estoy en mi modesta mansión esperando a que algo diferente ocurra y ese milagro espero que sea igual de bello que el espejo en el que me veo reflejado en tus ojos, la suavidad de una caricia tuya – En aquellas palabras beso en el pómulo de Gene, apoyando después el codo contra la almohada tras colocarse de lado, acariciando los mechones cual rayos de sol de Gene hacia atrás mientras comenzó a explicarle con detalle cómo estaba decorado el jardín y el invernadero nuevo que construyeron en meses cuando llegó Vainille al encuentro de su hermano, como eran las habitaciones y pasillos de su mansión. Después pasaron a los detalles que describían la seriedad de su trabajo de comercialización y algunos otros sectores que influían tener afecto por la familia -....y quiero un nuevo día a día, despertándome a tu lado, ser acariciados por rayos de sol en la mañana, observarte dormir debe de ser uno de los más bellos placeres de la vida…creo que sería incluso mejor que el sexo -Y era verdad.
¿Por qué querría una vida llena de complicaciones? Podría estar costándole la luna convencer a Gene de que si salía del burdel iba a estar mejor, pero al fin y al cabo ella tomaba la decisión e igualmente él seguiría insistiendo en llevársela consigo lejos de esta vida sucia y de depravación.
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/06/2014
Re: Le rêve du prince charmant
noche pasaba lento cuando no se tenía algún trabajo o tarea a realizar, al contrario los segundos parecen que marcan más despacio la hora, como si el tiempo se detuviera en esos pequeños momentos en que nos marcarían por siempre.
Las palabras del hombre aquel solo provocaron el sonrojo en mis mejillas y la vergüenza reflejada en el rostro ¿por qué aquel hombre hacía eso? Muevo los labios mordiéndolos un poco en busca de las respuestas que quiero, pero nada ocurre solo quedan más dudas y me asaltan más cuestionamientos ¿será que juega conmigo? ¿Quiere burlarse? ¿Soy una apuesta? ¿Por qué me trata con tanta familiaridad? ¿Me conoce, cómo, dónde, por qué ahora?.
Me cubro completamente con aquella sábana y los ojos cerrados con fuerza, el corazón late a mil por horas con tanta fuerza que parece que en segundo saldrá corriendo por mi boca; trato de calmarme alejando las dudas por los rezos de “todo estará bien” pero es mentira esta vez, nada estará bien y ¿por qué tiene que estarlo?. Abruptamente salgo de la cama con las manos extendidas creando una barrera protectora con estas, niego a sus palabras, no me veo como esposa de nadie y más porque nadie se casaría con una prostituta.
-NO, yo no conozco otra vida, no la sé y no la quiero, usted dice que hay algo bueno para mí pero la verdad lo bueno solo se ve con el esfuerzo, de que me sirve que me de todo ese lujo que yo no se trata, solo me haría infeliz, soy feliz ahora aun cuando hago los trabajos más desagradables y no hablo solo de tener sexo con los clientes porque de eso es poco realmente pero me refiero a que soy feliz en esta miseria que usted ve, porque aquí no tengo a nadie que agradar con mis actos, hago lo que se y no estoy escuchando murmuros de que no se tocar el piano, no se bordar o no se pintar, al diablo con eso, aquí bordo y pinto a mi gusto pero no lo que ustedes quieren si no lo que yo quiero- antes que diga algo le irrumpí con la mano pidiéndole un momento, estaba con toda la valentía pero más por el sonrojo –Si, usted me ha hecho sonrojar por sus palabras y su cercanía, porque se pone violento y luego está así como ahora y sobre todo si, el que se haya sacado la ropa- rogaba que aquel golpe de adrenalina durara más per o…no.
Así como vino se fue y estaba nuevamente nerviosa. –Mire joven le agradezco el que quiera ayudarme pero ¿con qué lo haría?, no puede hacer nada en verdad- la sonrisa poblaba mi rostro –Creo que tengo que marcharme ya, tengo trabajo que hacer y no quiero molestara los dueños, me gusta mi trabajo aunque sea agotador y “mal” visto para la mayoría de su sociedad, para mí está bien, no pido no quiero no ambiciono nada que no sea el ver el sol día a día por la ventana y por las calles- trago un poco completando mis palabras –Puede decir que me gusta estar en la cama de los hombres y ahí se equivoca pero si quiere creerlo, créalo- espera no enfadarlo y si lo hacía ¿Qué podía hacer? Nada, solo caminar con cautela hasta la puerta.
Las palabras del hombre aquel solo provocaron el sonrojo en mis mejillas y la vergüenza reflejada en el rostro ¿por qué aquel hombre hacía eso? Muevo los labios mordiéndolos un poco en busca de las respuestas que quiero, pero nada ocurre solo quedan más dudas y me asaltan más cuestionamientos ¿será que juega conmigo? ¿Quiere burlarse? ¿Soy una apuesta? ¿Por qué me trata con tanta familiaridad? ¿Me conoce, cómo, dónde, por qué ahora?.
Me cubro completamente con aquella sábana y los ojos cerrados con fuerza, el corazón late a mil por horas con tanta fuerza que parece que en segundo saldrá corriendo por mi boca; trato de calmarme alejando las dudas por los rezos de “todo estará bien” pero es mentira esta vez, nada estará bien y ¿por qué tiene que estarlo?. Abruptamente salgo de la cama con las manos extendidas creando una barrera protectora con estas, niego a sus palabras, no me veo como esposa de nadie y más porque nadie se casaría con una prostituta.
-NO, yo no conozco otra vida, no la sé y no la quiero, usted dice que hay algo bueno para mí pero la verdad lo bueno solo se ve con el esfuerzo, de que me sirve que me de todo ese lujo que yo no se trata, solo me haría infeliz, soy feliz ahora aun cuando hago los trabajos más desagradables y no hablo solo de tener sexo con los clientes porque de eso es poco realmente pero me refiero a que soy feliz en esta miseria que usted ve, porque aquí no tengo a nadie que agradar con mis actos, hago lo que se y no estoy escuchando murmuros de que no se tocar el piano, no se bordar o no se pintar, al diablo con eso, aquí bordo y pinto a mi gusto pero no lo que ustedes quieren si no lo que yo quiero- antes que diga algo le irrumpí con la mano pidiéndole un momento, estaba con toda la valentía pero más por el sonrojo –Si, usted me ha hecho sonrojar por sus palabras y su cercanía, porque se pone violento y luego está así como ahora y sobre todo si, el que se haya sacado la ropa- rogaba que aquel golpe de adrenalina durara más per o…no.
Así como vino se fue y estaba nuevamente nerviosa. –Mire joven le agradezco el que quiera ayudarme pero ¿con qué lo haría?, no puede hacer nada en verdad- la sonrisa poblaba mi rostro –Creo que tengo que marcharme ya, tengo trabajo que hacer y no quiero molestara los dueños, me gusta mi trabajo aunque sea agotador y “mal” visto para la mayoría de su sociedad, para mí está bien, no pido no quiero no ambiciono nada que no sea el ver el sol día a día por la ventana y por las calles- trago un poco completando mis palabras –Puede decir que me gusta estar en la cama de los hombres y ahí se equivoca pero si quiere creerlo, créalo- espera no enfadarlo y si lo hacía ¿Qué podía hacer? Nada, solo caminar con cautela hasta la puerta.
Gene M. Garbo- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/09/2011
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Re: Le rêve du prince charmant
Mientras la estuvo escuchando su rostro estaba serio e inconforme. Supuestamente él estaba pretendiendo llevársela de aquel lugar del que ella no quería irse al parecer, pero toda persona tenía su paciencia. Gareth tiro de un manotazo la bebida que había puesto en la mesa y esta se cayó haciendo un ruido estrepitoso, fue a cerrar la puerta de la habitación, echo el cerrojo y entonces se quejó de un dolor en la mano. Se había hecho daño, se había hecho un corte en la mano en el que podría hacerle falta algunos puntos.
– Mierda –Miro a gene mientras se ponía un poco de tela para poder parar la hemorragia – Mira Gene he intentado ser paciente pero no pensé que la tuviera completamente agotada. Vine aquí para poder sacarte de una mierda de vida ¿Te crees que esto es vida? ¿Qué te manden y te peguen? ¿Qué vas a hacer cuando venga uno y te quiera para el solo y tú no quieras? Vas a acabar muerta Gene! Muerta! –No gritaba sino estaba comenzando a sentirse alterado.
La mano que tenía sana la paso por su barba poblada, pensativo de que poder hacer – Cúrame la mano –Dijo como si la ordenase, no podría hacer nada al respecto si no tenía su ayuda – Gene, mira lo siento, no quise alzarte la voz pero es que parece que no quieres confiar en mí, maldita sea, parece que tengo la peste o algo parecido –Dijo jactándose de que solo se estaba dando excusas – Yo no te pegaría en la vida Gene, te lo dije aquella vez que te salve la vida, tampoco te haría pasar ningún rato malo pero es que me dejas sin opciones de las que poder sacar y poder hablarte sin que tu vengas con una barrera para echarme hacia atrás –Gareth describía como se sentía, apretando aun la herida en la mano.
Se sentó en el borde de la cama preocupándose del dolor que ahora le afligía en la mano. Tan bien tenía el corazón en un puño porque no quería que Gene ahora se separase de él solamente porque perdió un poco los papeles – Tienes a un hombre que no te quita el ojo de encima, si, ese cantinero – rio- Me habría parecido que quería matarme, aunque yo haría lo mismo si estuvieras a mi lado – Bufo desanimado, aun doliente por la herida – No, Gene. Ahora te quedaras conmigo –Se levantó rápidamente de donde estaba y se aseguró de sujetar a Gene de la cintura, contra su cuerpo.
– Y no te irás….-comenzó a susurrarle en el inocente oído de Gene, retirándole los mechones de oro con la punta de la nariz, besando su cartílago – Hasta que yo diga que te vas – Beso su cuello lentamente, no se separó hasta que estuvo seguro de hacerlo – ahora….cúrame la herida en la mano…-Ordenó rápidamente, quitándose lentamente la tela de la herida que al final la hemorragia no había sido tanta, pero necesitaba algún que otro toque.
– Mierda –Miro a gene mientras se ponía un poco de tela para poder parar la hemorragia – Mira Gene he intentado ser paciente pero no pensé que la tuviera completamente agotada. Vine aquí para poder sacarte de una mierda de vida ¿Te crees que esto es vida? ¿Qué te manden y te peguen? ¿Qué vas a hacer cuando venga uno y te quiera para el solo y tú no quieras? Vas a acabar muerta Gene! Muerta! –No gritaba sino estaba comenzando a sentirse alterado.
La mano que tenía sana la paso por su barba poblada, pensativo de que poder hacer – Cúrame la mano –Dijo como si la ordenase, no podría hacer nada al respecto si no tenía su ayuda – Gene, mira lo siento, no quise alzarte la voz pero es que parece que no quieres confiar en mí, maldita sea, parece que tengo la peste o algo parecido –Dijo jactándose de que solo se estaba dando excusas – Yo no te pegaría en la vida Gene, te lo dije aquella vez que te salve la vida, tampoco te haría pasar ningún rato malo pero es que me dejas sin opciones de las que poder sacar y poder hablarte sin que tu vengas con una barrera para echarme hacia atrás –Gareth describía como se sentía, apretando aun la herida en la mano.
Se sentó en el borde de la cama preocupándose del dolor que ahora le afligía en la mano. Tan bien tenía el corazón en un puño porque no quería que Gene ahora se separase de él solamente porque perdió un poco los papeles – Tienes a un hombre que no te quita el ojo de encima, si, ese cantinero – rio- Me habría parecido que quería matarme, aunque yo haría lo mismo si estuvieras a mi lado – Bufo desanimado, aun doliente por la herida – No, Gene. Ahora te quedaras conmigo –Se levantó rápidamente de donde estaba y se aseguró de sujetar a Gene de la cintura, contra su cuerpo.
– Y no te irás….-comenzó a susurrarle en el inocente oído de Gene, retirándole los mechones de oro con la punta de la nariz, besando su cartílago – Hasta que yo diga que te vas – Beso su cuello lentamente, no se separó hasta que estuvo seguro de hacerlo – ahora….cúrame la herida en la mano…-Ordenó rápidamente, quitándose lentamente la tela de la herida que al final la hemorragia no había sido tanta, pero necesitaba algún que otro toque.
Luis Castelló- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 13/06/2014
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