{ID} Jorani

psique

Jorani siempre fue callada. Nunca le importó lo que sucedía a su alrededor, y su indiferencia la mantenía en el silencio, hasta el punto de convertirse en su marca de identidad. No significa que fuera fría o seria. "Habla sólo cuando lo que tengas que decir mejore el silencio" oyó una vez. Y se lo tomó al pie de la letra, lo que entre líneas puede leerse como una baja autoestima.

Su prolongado silencio y sus manías la convirtieron desde pequeña en una marginada, en un pájaro de mal agüero, en una persona a evitar. Y a esto no ayuda su incapacidad social y su introversión. Es buena. Es buena en el fondo. Pero la desconfianza la ciega, y hará más caso a su razón que a los consejos de los demás.

Lo único que le hace falta es autoestima y confianza para sacar a relucir a la chica temperamental que lleva dentro. La chica que no hace mucho vivía en ella, que a veces sale relucir cuando más cómoda se siente. Algunos podrían considerarla contradictoria. Más bien es una víctima de una vida de abusos que se encierra en sí misma.

Cada uno tiene sus fallos.

trasfondo

Ella nació en la capital de Camboya: Phnom Penh. Por aquella época, Camboya era parte de Indochina, una de las numerosas colonias pertenecientes al imperio colonial francés. Ella era hija de una lavandera y un repartidor, ambos muy pobres y padres de muchos hijos. Jorani fue tan sólo una más de trece chiquillos, cuya gran mayoría no llegó a la pubertad. Ante la incapacidad de sus padres de poder criar a una boca más con otras doce aún recientes, prácticamente, decidieron vender a la más pequeña a un traficante de esclavos cuando tenía casi tres años. Todos salían beneficiados, ¿no? Sus padres conseguirían un buen pellizco con el que podrían salir adelante (si dejaban por el camino a otro par de hijos), y el traficante conseguía materia prima para su mercado. Pero ¿ella? Ella era aún muy pequeña para comprender lo que pasaba, y cuando supo que no volvería a ver a su madre, lloró amargamente hasta quedarse sin voz.

Su infancia pues, pasó en una especie de casona enorme, en pésimas condiciones, agrupada con otras decenas o cientos de niños en condiciones similares: huérfanos, abandonados, vagabundos, pero todos en manos de la mafia camboyana, que los llevaba y traía a su antojo. Nadie se preocupaba por ellos, eran hijos de nadie. Jorani, incapaz de relacionarse de una forma normal con el resto de las personas, prefirió jugar con su soledad, experimentar con los hongos y las hierbas que crecían en los rincones más mohosos del lugar. Al fin y al cabo, es un hobbie como otro cualquiera. Su "despertar" tuvo lugar a los cinco años: ella vio un gato muerto y prefijo un incendio, que a los tres días se llevaría gran parte de los dormitorios. A partir de entonces, todo el mundo pasó de ignorarla a mirarla con desdén, a evitarla. Los niños eran superticiosos, pero los adultos más, y quisieron librarse de ella de la forma más fácil: se la llevaría el mejor postor.

El mejor postor resultó ser un matrimonio francés recién llegado de Marsella: los Bellout. Su llegada había sido precipitada a raíz del destapamiento de un escándalo de corrupción en las adunas del puerte. Se identificó a monsieur Bellout como el principal culpable, y él tomó a su mayor y huyeron con lo puesto. Al llegar a Camboya alquilaron la casa más asequible y adquirieron a Jorani. Eso le permitió a la muchacha ganarse un apellido al entrar al servicio de ambos. Pero la convivencia no era buena. Ambos eran nuevos ricos: monsieur Bellout era alcohólico y tenía accesos de ira, y madame Bellout era una narcisista consumada cuya máxima aspiración era sumir en la miseria a sus inferiores. Y ella era una esclava. ¿Eran necesarios más motivos? Difícilmente. Durante ocho años Jorani estuvo al servicio de los Bellout en su mansión de Phomn Penh. Cuando ambos fueron descubiertos por las autoridades francesas, Jorani ya tenía secuelas emocionales que la indujeron a un estado de shock. Ella volvió a estar en manos de sus anteriores dueños, pero ellos se acordaban de ella, y su estado actual no les inspiraba más confianza. Por la noche, ella susurraba palabras indescifrables una y otra vez mientras dormía y corría el rumor que alguien la había visto hacer volar a una pájaro recién nacido caído del nido con sólo soplarle. Su presencia no era bien recibida, pero antes habrían preferido sufrir otro incendio que perder una buena suma de dinero. Al fin y al cabo la muchacha era callada y era mona (cosa que monsieur Bellout no había dejado pasar cuando advirtió en ella el cambio de su cuerpo).

Finalmente, ella acabó en París con un barco de esclavos con el propósito de ser vendida en el mercado negro, junto con otras varias decenas de hombres, mujeres y nios.

habilidad

Jorani es una bruja, dotada de los siguientes poderes:

• Hechicería: a través de hierbas y bálsamos, es capaz de elaborar ungüentos y pociones curativas sobretodo. Su propia moral ya es contraria a que ella elabore cualquier tipo de veneno, pero la moral es una de las cosas más fáciles de violar.
  
• Percepción del aura: la capacidad de ver el aura de otros seres, con la intención de revelar su identidad.
  
• Atmokinesis: muy leve, que se manifiesta sobretodo con cambios fuertes del humor. Lluvia para la melancolía, sol para la alegría, tormenta para los enfados, etc...
  
• Vigoris: traspasa, mediante contacto físico, a otra persona con el fin de sanarla.
  
• Nigromancia: capacidad de ver a los espíritus de los fallecidos para consultarles el futuro. Aunque algunas personas son capaces de controlar mediante nigromancia a otros seres inferiores ya muertos, Jorani no es capaz.
  

extras

→ Parece tener algún tipo de imán que es irresistible para los gatos. Alrededor de ella suele haber un mínimo de tres gatos. Quizá por eso tolera más a los gatos que a las personas.
→ No usa maquillaje, ni perfume, pero huele naturalmente a té verde.
→ Insiste en usar ropa sencilla de su país. No le gustan los vestidos apartosos, ni los uniformes de sirvienta. Le hacen sentir aún más extranjera.
→ Demisexual significa que sólo es capaz de sentir atracción sexual por alguien a quién ya se sienta ligado románticamente, independientemente de su sexo.
→ Es completamente analfabeta, pero irónicamente, habla francés en un nivel bastante aceptable, por no hablar del jemer.
→ Tiene un miedo atroz a las alturas.
→ Su comida favorita... es ninguna. Pero le encantan los dulces con vainilla y canela.