Caduto [Nathalia]

por Invitado Miér Sep 01, 2010 8:54 pm

Aquella era una noche extraña, me había despertado alterado, y no había sido cosa de mis visiones de pasado. Era algo diferente, estaba alterado, con ganas de hacer de todo y de nada a la vez. No tenía hambre, y me decidí a caminar por las calles de la ciudad sin rumbo, ni siquiera me percataba de por donde iba o cual sería mi destino.
Sentía ansias de todo y de nada, y solo se me vino una cosa a la mente: mi papel y mis pinturas.
Me perdí por uno de los callejones de la ciudad, buscando algo especial, algo que poder dibujar, que poder plasmar con los sentimientos encontrados y tan extraños que tenía aquella noche.
Las miradas parecían clavarse en mi perdido caminar, unos me tomaban por vagabundo, otros por loco, y otros, quizá, por un ser de ultratumba. ¿Habrían oído sobre mis masacres?
Sonreí de medio lado, fría e irónicamente mientras seguía caminando por aquellos pequeños y recónditos callejones, que parecían perdidos a la mano de Dios y a la del propio hombre.
Descubrí finalmente una extraña zona de la ciudad, donde los niños corrían alrededor de una hoguera, cantando felices, observados y cuidados por mujeres que parecían estar cantando. ¿Aquello era una especie de fiesta?
Me senté lejos de ellos, lo suficiente para poder captar todos sus movimientos y los gestos de sus rostros, aquella era una extraña imagen que plasmar, pues la felicidad, a veces, era un sentimiento que parecía muy lejano a mí...

por **Nathalia Remoue** Vie Sep 03, 2010 7:25 pm

Se me había hecho bastante tarde en la tienda ultimando los preparativos para la apertura. Salí del local no sin antes percatarme de que lo había dejado todo bien cerrado. Al salir me di cuenta de que ya era de noche, las calles estaban oscuras y solitarias, sólo habían un par de parejas que de seguro salían de alguna fiesta o del teatro y algún que otro vagabundo trotando por las calles. Comencé a caminar en dirección a mi casa a paso ligero, no me gustaba estar a esas horas sola por esos callejones en los que habían pasado tantas cosas, algunas las había presenciado yo y otras habían llegado a mis oídos. No era por miedo ni mucho menos, desde siempre he sabido defenderme ante cualquier circunstancia, pero eso no quiere decir que me entusiasme la idea de vagar a solas por la oscuridad de la noche. Unas calles más abajo escuché varias voces que provenían de mujeres y niños que jugaban entre ellos, parecía una especie de reunión entre amigos, lo que me extrañaba era que fuese a esas horas, pero cada uno tenía sus costumbres y yo no era nadie para criticarlas.

Me acerqué hacia el tumulto de gente observando a un caballero que estaba sentado unos metros atrás. No sabía muy bien lo que estaba haciendo, me había parecido verle con un cuaderno y unas pinturas, en tal caso la curiosidad llamó mi atención y me acerqué a él para ver lo que estaba dibujando. A penas había comenzado a dibujar, pero por lo poco que había visto estaba plasmando la imagen de todos esos niños y esas mujeres que había cerca de nosotros. – Bonito paisaje ¿no cree?.

por Invitado Vie Sep 03, 2010 8:05 pm

– Bonito paisaje ¿no cree?.
Una voz de mujer me interrumpió mientras dibujaba, y una de mis pinturas dibujó una raya atravesando todo lo que ya había realizado, estropeándolo.
Miré el dibujo asombrado y parpadée un momento para ver si aquello era realmente real. Y lo era, acababa de estropear todo el dibujo.
Apreté la mandíbula molesto y dirigí la mirada a la propietaria de la voz que me había interrumpido. Una mujer de pelo oscuro me miraba llena de curiosidad, ¿que se creía, que era un mono de feria?
Entrecerré los ojos mirándola con frialdad.

-Lo era, hasta que has llegado
Mi voz sonó absolutamente fría, así que esperaba espantarla, no quería cerca a nadie, nunca quería cerca a nadie, pero mucho menos cuando estaba pintando. Suspiré irritado y volví la mirada a la gente que seguía bailando en alrededor de la hoguera, ¿era demasiado cruel por mi parte desear echar a aquella mujer al fuego? No haberme estropeado el momento, ¡no me sobraba el dinero para comprar pinturas y hojas cuadernos como para perder una hoja en nada!

La extraña sensación de alboroto interior creció hasta convertirse en un profundo enfado. Me levanté recogiendo las cosas y miré a la mujer a los ojos.
-Procura no acercarte a extraños a la próxima vez, puede salirte muy caro

por **Nathalia Remoue** Vie Sep 03, 2010 9:55 pm

Cometí un error al acercarme por detrás sin previo aviso, lo había asustado y su dibujo quedó con un rayón que trazaba todo la hoja. Cuando lo vi sólo sentí vergüenza, había estropeado lo que seguramente hubiese sido un lindo dibujo. Iba a pedirle disculpas cuando me miró, sus ojos desprendían una furia casi incontenida, parecía que iba a explotar. Fruncí el ceño cuando lo escuché hablarme de esa manera tan brusca, sólo había sido un accidente y él se lo estaba tomando como si hubiese cometido un asesinato o algo parecido. - Tráteme con más respeto señor, no ha sido mi intención que sucediera esto. - Dije con voz autoritaria mirándole a los ojos. Me hubiese gustado decirle algo más, pero no iba a perder las formas con tal individuo que no merecía la pena.

Cuando se levantó para volver a dirigirse a mí no retrocedí ni un paso, quizás estaba acostumbrado a que cuando se ponía de esa manera con alguien esa persona retrocediera, pero no sabía con quien estaba tratando, puede que fuese mujer, que tuviese que mantener la elegancia y el saber estar las 24 horas del día, pero eso no quería decir que tuviese que esconder mi caracter y mucho menos permitir a un desconocido que me hable de esa manera. - ¿Me está amenazando o sólo advirtiéndome?. - Le miré de arriba a abajo, iba bien vestido, pero sus formas me daban a enteder que era de una clase mucho más baja que la mía, no me gustaba hacer lo que iba a hacer en ese momento, pero no me quedó otra alternativa, había herido mi orgullo y mi persona. - Si lo que le preocupa es no tener dinero para comprarse otra hoja. - Abrí mi cartera y tomé unas monedas que tenía sueltas. - Tome, aquí tiene. - Le agarré la mano y le puse las monedas en ella. - Buenas noches. - Dije en tono severo mientras me daba la vuelta y seguía caminando por donde había venido, ¿quién me mandaría a venir por estas calles?.

por Invitado Dom Sep 05, 2010 11:55 am

Su única reacción fue fruncir el ceño. ¿Se había ofendido? ¡Pobre! Cuantísima pena me daba.
- Tráteme con más respeto señor, no ha sido mi intención que sucediera esto..- su autoritaria voz hizo que estallase en carcajadas de forma casi inevitable ¿pero quién demonios se creía aquella mujer? -¿Me está amenazando o sólo advirtiéndome?..- volví a reírme, ¿es que no le había dejado bien claro que acabaría con ella si volvía a acercarse? Debía comenzar a ser más frío, parecía que las cosas no quedaban claras para personas como aquella. Sentí su mirada recorriéndome de arriba a abajo y un pequeño gesto de asco... ¿asco? ¿Le daba asco que no fuera de clase alta? Dejé de reírme para quedarme serio y frío esperando su reacción, había encendido la llama de la ira en mí, así que era mejor que por su bien no continuara alimentándola. -Si lo que le preocupa es no tener dinero para comprarse otra hoja.. Se me abrieron los ojos de par en par al comprobar que lo que estaba haciendo era real... estaba abriendo su cartera y tomando algunas monedas. ¡¿ME ESTABA DANDO LIMOSNA?! - Tome, aquí tiene..- tomó mi mano y dejó las monedas en ella. No lo has hecho... no me has tocado y no me has dado limosna..., pensé intentando convencerme, pero aquello era real. - Buenas noches., dijo con tono frío y alejándose de mí.

¿Se alejaba de mí después de todo aquello? ¿Esperaba que la dejara ir después de todas las ofensas que me había hecho? Me había mirado con asco por ser pobre, me había dado limosna y por encima, me había tocado. ¿Realmente esperaba irse así? Apreté los dientes tan fuerte que sentí que chirriaban por un momento. Apreté también la mano donde había dejado las monedas y sentí que podría haberlas roto de la ira que llevaba dentro en aquel momento.

Caminé con pasos veloces hasta aquella mujer y la tomé del brazo con fuerza, con el claro propósito de hacerle daño. La giré con brusquedad y la empujé contra una casa. La fuerza fue tal que la pared de dicha casa se agrietó. Me acerqué a ella, que estaba en el suelo tras aquel golpe, y le obligué a abrir la boca apretando con fuerza sobre sus mejillas. Cuando lo hizo, metí las monedas que me había dado y le cerré la boca con fuerza.
-Trágatelas.- dije con voz gélida, clavando mi mirada en sus ojos deseando convertirme en su peor pesadilla.

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