Los Campbell | Privado | +18

por **Stéfano Tiersen** Dom Sep 07, 2014 1:32 am

Avalon

Día 1

El décimo séptimo cumpleaños de los mellizos está a tan sólo una semana. Sus tíos habían preparado un viaje a Londres con la intención de cumplirles sus capricho. El principal, por supuesto, era el visitar la ciudad; sería la primera salida que tendrían después de casi tres años de cautiverio en los campos pertenecientes a sus tíos. Los mellizos habían vivido no como campesinos, pues su educación occidental era muy superior al de las personas de los alrededores. Eso, y su extraordinario control sobre sus poderes. Pero si alejados de la civilización urbana, por decirlo de algún modo.

Era un Lunes, amaneció con un frío abrumador y con lluvia. Avalon seguía recostado en su alcoba, él no iría. Días antes había enfermado y el viaje fue cancelado, mas Avalon no permitió que su hermana se perdiera de un viaje que posiblemente, al menos en ese año, no volverían a tener. Así que aunque no estuviera cómodo con la situación rogó a sus tíos porque fueran. Ya él se encargaría de sobrevivir a su ausencia. Después de todo, los criados estaban para cuidarlo realmente no se quedaría del todo solo.

Él se sentía un poco mejor, pero estaba decidido a no arriesgarse, por lo que no había salido de la cama. Escuchaba el caminar de los criados, e inclusive de su hermana diciéndole que se cuidara y regresaría pronto... «¿Pronto? El viaje duraría una semana, para aquel entonces ya debería de estar bien» pensaba pero no se atrevió a refutarle. Volvió a cerrar sus ojos, no quería levantarse pero sintió el deseo de ir a despedir a Roxanne, «por el amor que le tengo a ella no puedo no despedirme, no verla una vez más» se levantó, se calzó lo primero que encontró y caminó hasta la sala de estar, ya no había nadie. Siguió caminando hasta la puerta principal, salió al balcón y contempló a su hermana subiendo al coche en medio de esa lluvia molesta. Su tía no se encontraba muy lejos de él, se había quedado.

Avalon no pensó en ello en ese momento, sólo quería que Roxanne se girara para que sus ojos se cruzaran y el pudiera despedirla. Y cuando al fin lo hizo y cumplió su cometido, se dio media vuelta y caminó hasta su alcoba. —Me iré a descansar— dijo a su tía. Continúo su andar y antes de entrar a su alcoba detuvo a una de las criadas, preparame el baño, quiero que el agua hierva, que esté insoportable para cualquiera— ordenó con una sonrisa.

por **Maev / Roxanne Campbell** Lun Sep 15, 2014 4:13 pm

1800, 11:50am ,
Las Highland, Escocia.
Mansión Campbell Morgan.

Una mañana grisácea se levantó junto con el desánimo de Maev. A su lado yacía su esposo dormido, acostada bajo la pintura de rostros angelicales y con bellas alas blancas. Su esposo, Douglas Campbell y del cual deseaba ser de él. Alguna vez poder llevar el manto de los Campbell, poder sentir su falo dentro de ella, pero por más que lo intentase, jamás conseguía seducirlo de ninguna manera. Se sentía la mayoría de las veces despechada. Paró de insistir en que yaciera con ella. Si él quería yacer con ella, ella le esperaría. Solo no podía esperar demasiado tiempo. Sus ciclos menstruales cesarían una vez llegue a una edad que no pueda dar hijos.

Entonces sí que se sentiría como una Banshees despechada por aquel que le hubiera dado plantón. Tal y como se creía en el folclore, las banshees se convertían por ser abandonadas por su gran amor ¿Le pasaría lo mismo a ella? O simplemente Maev las creía como las novias de la muerte, mensajeras que con sus embrujos consiguen llevarse a apuestos hombres a la muerte. No quería pensar nada equivoco en su amado esposo, pero si ejercía un querer poder presionarle para que se acercara a su cuerpo aunque siempre fallase en su cometido.

Hoy saldrían a Londres. Lugar que era desconocido para la nueva familia que se había formado al haber rescatado a los jóvenes Avalon y Roxanne. Dentro de una semana ambos cumplirían diecisiete años en los que organizarían una fiesta por todo lo alto, pero hoy, salían hacia Londres por mero capricho de los jóvenes –Mi señora…-Escucho a una de las doncellas golpear la puerta con suavidad pero aun audible – Es el señorito Avalon…parece estar enfermo…-Finalizo con temor a lo que en el cuerpo de Maev se instaló el miedo.

Se puso lo primero que pillo, una camisa de su esposo, zapatillas y una bata de seda de su esposo – Iré a ver querido…-Dijo aunque le escuchó decir entre gruñidos que parecía que el viaje se cancelaba. Maev se adelantó y descubrió a Roxanne poniendo compresas frías en la frente de Avalon. Solo pudo llegar a suspirar. Ella misma decidió que se quedaría a cuidarle y que los demás fueran a Londres sin preocuparse de nada. Ella le cuidaría y con eso decidido, todos se pusieron en marcha mientras dejaban descansar a Avalon en su habitación y reducían las maletas para llevarse en el viaje.

Al cabo de la mañana, Maev se había despedido de Roxanne y Douglas que, al parecer se olvidó de despedirse de ella. A veces no entendía a su esposo. Tan viril que era pero tan despistado a veces…o la mayoría de las veces. No supo cuántas veces iban ya, pero el té que bebía ahora mismo, sentada en el porche mientras aun el paisaje era gris y la lluvia había amenguado, estaba delicioso. Se sintió tranquila. Se preguntó que estaría haciendo su estimado sobrino, iría a verle, pero ella misma por torpe se echó e te en el vestido blanco que se había puesto esta mañana – Ah! –Quemaba – Debería cambiarme antes de quemarme…más-Dijo para si misma, yendo escaleras arriba, llegando a su alcoba y precisamente sabia del agujero de su habitación que daba al baño compartido con la habitación de los críos. Dentro del baño había colocado un cuadro pequeño y discreto sobre el agujero.

No desearía que nadie espiara. Así que en su alcoba estaba escogiendo algún otro vestido. Después iría ir a ver a Avalon. Encontró un verde lima y lentamente comenzó a desnudarse, tranquila y severa.

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