AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Györgyike Cšillá | ID
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Györgyike Cšillá | ID
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Györgyike "Yuna" Cšillá▲EDAD▲
19 años aparentes, 38 años reales.▲ESPECIE▲
Cambiaformas Felina▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲
-▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase Media▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Homosexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
Hungría▲HABILIDADES/PODERES▲
- Poderes Innatos:
- → Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Longevidad. Flexibilidad. Agilidad. Buenos reflejos. Sentidos aumentados...
→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el cambiaformas está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros cambiaformas o licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
- Poderes Propios:
- → Memoria fotográfica: Capacidad de recordar cosas oídas y vistas con un nivel de detalle perfecto. Las personas con esta habilidad no olvidan nunca escritos, sonidos, imágenes y los recuerdan mucho tiempo después como si lo hubieran escuchado/visto apenas unos días antes.
→ Ojo superior: Habilidad para tener visión aún con los ojos cerrados o en la oscuridad. El cambiaformas posee naturalmente una visión más aguda, pero no se compara con esta habilidad que se puede igualar a la visión de un halcón.
→ Mimetismo: La capacidad de confundirse con el entorno para protegerse o disimular su presencia.
- Animales:
- Gato Común
Guepardo
Jaguar
Muchos me llaman loca, pero yo prefiero decir que soy apasionada, porque queda mejor y porque, aunque realmente significa lo mismo, no tiene la misma connotación negativa. Pienso que la vida hay que vivirla intensamente porque sólo tenemos una y nadie la va a vivir por nosotros. Y por eso hay que hacer las cosas que te gustan, esforzarte por ser el mejor y por encontrar tu lugar en un mundo en el que todos somos pequeñitos, a menos que encontramos la forma de que nuestra voz se escuche más fuerte. Por eso, seré franca, me cae mal la gente que no se esfuerza, que cree que se lo darán todo hecho o que aceptan su destino como si fuera imposible cambiarlo. ¡Yo nunca he tenido nada, ni familia! Y aún así siempre aspiro a llegar más alto, a ser más fuerte, a ser mejor. Porque eso significa vivir, y crecer, y es la única manera de encontrar nuestro sitio en el mundo. Así que, sí, puede que esté loca por arriesgarme tanto incluso cuando hay pocas posibilidades de éxito. Pero si no te arriesgas, no ganas. ¡La vida es riesgo! Es equivocarse y volver a intentarlo. Tratar de escalar la montaña una y otra vez hasta que encuentras la mejor forma de hacerlo, o el mejor lugar para trepar.
También soy testaruda. Sí, lo sé. Es una mezcla un tanto explosiva pero yo creo que necesaria para sobrevivir. Como ya dije, nunca he tenido nada, y cuando no tienes nada, rendirse no es una opción válida. Para sobrevivir hay que ser terco, hay que esforzarse y no dejarse caer jamás. Ni aunque las circunstancias nos aplasten. ¿Qué importa lo que otros digan o piensen? Nadie nos da nada hecho ni regala nada sin pedir nada a cambio. Así que ni necesito su ayuda ni la pido. Yo me busco la forma de salir adelante. ¡Y siempre lo consigo! Porque, según los dichos, tengo siete vidas, concentradas en una sola. ¡Soy invencible! Y ni temo a nada ni dejo que nadie me asuste o me pisotee. Soy más valiosa de lo que nadie piensa. El valor nos lo ponemos nosotros a nosotros mismos, y dejar que otros decidan qué somos o qué no somos es, además de estúpido, de gente débil. Y yo no soy débil. Soy una luchadora nata, y peleo siempre por mi misma y por las causas justas, sin escuchar las opiniones que traten de hacerme cambiar de idea. Porque las ideas son lo que nos define. ¡No podemos dejar que nos las cambien!
Habladora, aventurera, divertida y sincera son otras de mis cualidades. Me encanta conocer gente diferente, culturas diferentes y experimentar todo cuanto puedo mientras pueda seguir haciéndolo. Porque eso es lo que hace que la vida merezca la pena. La sal de la vida, como lo llaman. Me gusta reírme y hacer reír, sobre todo a los más pequeños y a quienes más lo necesitan. Podéis llamarme blandengue, pero sé lo que es estar solo en el mundo y lo que significa ser más pobre que las ratas. Ayudar a otros nunca está de más. Me hace sentirme mejor conmigo misma y consigo que esas personas, además, sientan que no están tan solas. ¿Puede haber algo mejor?
También soy testaruda. Sí, lo sé. Es una mezcla un tanto explosiva pero yo creo que necesaria para sobrevivir. Como ya dije, nunca he tenido nada, y cuando no tienes nada, rendirse no es una opción válida. Para sobrevivir hay que ser terco, hay que esforzarse y no dejarse caer jamás. Ni aunque las circunstancias nos aplasten. ¿Qué importa lo que otros digan o piensen? Nadie nos da nada hecho ni regala nada sin pedir nada a cambio. Así que ni necesito su ayuda ni la pido. Yo me busco la forma de salir adelante. ¡Y siempre lo consigo! Porque, según los dichos, tengo siete vidas, concentradas en una sola. ¡Soy invencible! Y ni temo a nada ni dejo que nadie me asuste o me pisotee. Soy más valiosa de lo que nadie piensa. El valor nos lo ponemos nosotros a nosotros mismos, y dejar que otros decidan qué somos o qué no somos es, además de estúpido, de gente débil. Y yo no soy débil. Soy una luchadora nata, y peleo siempre por mi misma y por las causas justas, sin escuchar las opiniones que traten de hacerme cambiar de idea. Porque las ideas son lo que nos define. ¡No podemos dejar que nos las cambien!
Habladora, aventurera, divertida y sincera son otras de mis cualidades. Me encanta conocer gente diferente, culturas diferentes y experimentar todo cuanto puedo mientras pueda seguir haciéndolo. Porque eso es lo que hace que la vida merezca la pena. La sal de la vida, como lo llaman. Me gusta reírme y hacer reír, sobre todo a los más pequeños y a quienes más lo necesitan. Podéis llamarme blandengue, pero sé lo que es estar solo en el mundo y lo que significa ser más pobre que las ratas. Ayudar a otros nunca está de más. Me hace sentirme mejor conmigo misma y consigo que esas personas, además, sientan que no están tan solas. ¿Puede haber algo mejor?
Descubrí que era adoptada en el mismo momento en que supe que podía convertirme en gato, que curiosamente también fue el día en el que la que creía que era mi familia me abandonó a mi suerte en un albergue local. Pero hasta entonces yo había sido una niña completamente normal. Me metía en peleas, mordía a mis hermanos, jugaba con los animales como si fuera un igual e ignoraba completamente a los niños de mi edad por ser mucho más lista que ellos... Bueno, vale, quizá no fuera muy normal, pero sí lo bastante para sobrevivir al hecho de haber sido la más pequeña de siete hermanos varones con tanta testosterona como malas intenciones. Yo era la enana, la que no crecía, la que parecía atrapada en la tierna edad de cinco años aún cuando debería tener el aspecto de los chicos de diez. Todos fingíamos que tenía la que aparentaba por obvias razones, pero claro, eso explicaba que fuera mucho más inteligente que todos mis compañeros de clase juntos: les doblaba la edad. Yo no sabía nada de eso, por supuesto. Siempre pensamos que era algún defecto genético que me impedía crecer -así como enfermarme-, pero la verdad es que una vez me di cuenta de que en realidad era un gato, todo empezó a tener más sentido para mi.
Lo curioso es que en el orfanato no eché a ningún miembro de mi familia de menos. También dudo que ellos lo hicieran. Fui más feliz entre todos aquellos chicos abandonados de lo que jamás había sido con ellos. Me enseñaron muchas cosas. Cómo forzar cerraduras, cómo robar por la calle y como hacer creer a otros que se era más inocente de lo que realmente era. Conocí a otros como yo y juntos formamos el grupito de los "estancados". No crecíamos al mismo ritmo que el resto de niños, y nuestras inquietudes tampoco se parecían, pero entre nosotros era distinto. Nos comprendíamos, y juntos, comenzamos a aprender a controlar nuestras transformaciones, que al principio sucedían de improviso y en los momentos más inoportunos. Nos fuimos haciendo mayores, y aunque la comida escaseaba y los adultos no nos hacían especial caso, nos teníamos los unos a los otros. Yo tenía doce años cuando el director del orfanato, totalmente arruinado, decidió que lo mejor era cerrarlo. Por suerte parecía lo bastante joven para que otra familia de acogida me llevaran con ellos, pero separarme de mis nuevos "hermanos" fue tan doloroso para mi que no fui capaz de integrarme nunca. Ellos tampoco recibieron con mucho agrado mi extraña naturaleza. La mujer, asustada, quiso llamar a los inquisidores en más de una ocasión, aunque el marido, del que yo sabía que era algo más que un simple humano, siempre se lo prohibía. Y menos mal. A lo largo de mi vida he visto las muchas atrocidades que esa organización ha hecho con los de mi especie. No me gustaría pensar en qué me hubieran hecho a mi.
No duré ni dos años con ellos antes de que me devolvieran a las calles. Aunque esa vez fui más lista que ellos y huí de la ciudad hasta un pueblo cercano antes de que me recogiera la policía. Era lo bastante mayor para sobrevivir por mi cuenta, o al menos, eso pensaba entonces. Reconozco que los primeros meses fueron un auténtico infierno. Sin dinero, sin comida y sin un lugar donde dormir, comencé a plantearme si había sido buena idea renunciar a que el "estado" cuidase de mi. Después de todo, sólo aparentaba siete años. Podría haber encontrado a otra familia, otra casa de acogida, hasta que fuese demasiado mayor para que nadie me acogiera. Me sentía sola, desamparada y diminuta en un mundo que evidentemente no estaba hecho para que los niños vagaran solos por las calles. Pero apenas un año después, la cosa mejoró. Me topé con un circo ambulante en el que, por alguna razón, encontré mi lugar. Allí habían varios como yo. Un muchacho que se convertía en oso y una chica que se convertía en mono. Y se les veía felices. Al principio yo sólo tenía que ayudar a los demás con sus actuaciones, pero una noche, mientras limpiaba el escenario y me entretenía haciendo equilibrismos, el dueño me vio y se sorprendió con mi habilidad. Cuando le confesé en qué podía convertirme, sonrió como si ya lo supiera. Fue él quien me ayudó a descubrir en qué otros seres podía convertirme.
En pocos meses me pasé de ser una simple becaria a una de las atracciones más aclamadas del circo. Mi flexibilidad y agilidad me hacían una acróbata bastante buena, y el hecho de que pudiera convertirme en un animal tan exótico como un jaguar me hacía ser un auténtico milagro para un circo que, pese a ser de los pocos que trataba bien a sus integrantes, estaba casi en la bancarrota. Ellos me dieron un nombre, una identidad. Y por eso siempre les estaré agradecida. Mi aventura circense duró, sin embargo, menos de lo que yo esperaba. Acababa de cumplir veintidós años cuando un hombre bastante raro pactó mi venta con el director del circo, que no pudo rechazarla por mucho aprecio que me tuviera. ¡Y sé que me quería! Supongo que pensó que lo que el hombre ofrecía era, además de una buena suma de dinero, una gran oportunidad para mi. Y no se equivocaba. Al menos, no del todo. Aquel hombre, que siempre supo que bajo la apariencia de una niña de once años se escondía en realidad una adulta, me habló desde el primer momento como si fuese su sobrina, a lo que yo siempre respondí tratándolo como si fuese familiar mío también. Era respetuoso, amable, y jamás me tomó por una cría. Al contrario, me confiaba cosas que sólo confiarías a un adulto, consciente de que podía entenderlas perfectamente. Aunque eso siempre ocurrió de puertas para adentro, claro.
Alastair era un vampiro. Lo sé porque él me lo dijo, una noche, cuando lo vi entrar en una habitación con una de las sirvientas. Y la verdad es que no me importó. Nunca trató de beber de mi sangre ni nada por el estilo, y jamás lo vi matar a nadie. Era un buen tipo, callado y un poco raro, pero bueno al final. Y no sólo me había comprado a mi. Se dedicaba a recoger a chicos como yo, "excepcionales" como él los llamaba, y tratar de darles una educación razonable antes de dejarles partir para que vivieran su vida. Yo siempre fui un poco torpe para aprender las letras y números, pero él, con paciencia y dedicación infinitas, no tuvo ninguna prisa en enseñarme. Siempre me decía que mi dificultad era debida a mi incapacidad de estarme quieta más de dos minutos seguidos... Y creo que tenía razón. Porque una vez aprendí, nadie era capaz de sacarme de la biblioteca ni de quitarme un cuaderno en el que anotaba fórmulas y más fórmulas matemáticas que nunca me resultaron difíciles de memorizar. Mi memoria es excelente, en realidad, y según él era una de mis muchas dotes. No me dijo cómo lo había averiguado ni cuáles eran las otras... Pero me ayudó a descubrirlas por mi cuenta.
Cuando cumplí treinta años, nuestros caminos se separaron. Habíamos viajado hasta Francia por unos negocios que tenía allí, cuando al parecer un antiguo conocido del vampiro, que trabajaba para la Inquisición, lo descubrió cuando ambos paseábamos por la capital y me iba enseñando sus muchos misterios. Supe en el mismo momento en el que me dijo que era peligroso, que lo decía de verdad. La última vez que lo vi él estaba subido a un barco que lo llevaría a América, y yo estaba en tierra, despidiéndole. Decidí invertir el dinero que me había dado en empezar una nueva vida en Francia, y aunque al principio lo eché de menos por sentirme incapaz de hacer nada por mi cuenta, la verdad es que me fue bastante bien. Encontré trabajo de aquello que me apasionaba, como acróbata en el circo de la ciudad. De nuevo, creo que he encontrado mi lugar en el mundo... ¡Esperemos que a nadie se le ocurra fastidiarme esta vez! Porque ahora sí se enseñar las garras... Y utilizarlas.
Lo curioso es que en el orfanato no eché a ningún miembro de mi familia de menos. También dudo que ellos lo hicieran. Fui más feliz entre todos aquellos chicos abandonados de lo que jamás había sido con ellos. Me enseñaron muchas cosas. Cómo forzar cerraduras, cómo robar por la calle y como hacer creer a otros que se era más inocente de lo que realmente era. Conocí a otros como yo y juntos formamos el grupito de los "estancados". No crecíamos al mismo ritmo que el resto de niños, y nuestras inquietudes tampoco se parecían, pero entre nosotros era distinto. Nos comprendíamos, y juntos, comenzamos a aprender a controlar nuestras transformaciones, que al principio sucedían de improviso y en los momentos más inoportunos. Nos fuimos haciendo mayores, y aunque la comida escaseaba y los adultos no nos hacían especial caso, nos teníamos los unos a los otros. Yo tenía doce años cuando el director del orfanato, totalmente arruinado, decidió que lo mejor era cerrarlo. Por suerte parecía lo bastante joven para que otra familia de acogida me llevaran con ellos, pero separarme de mis nuevos "hermanos" fue tan doloroso para mi que no fui capaz de integrarme nunca. Ellos tampoco recibieron con mucho agrado mi extraña naturaleza. La mujer, asustada, quiso llamar a los inquisidores en más de una ocasión, aunque el marido, del que yo sabía que era algo más que un simple humano, siempre se lo prohibía. Y menos mal. A lo largo de mi vida he visto las muchas atrocidades que esa organización ha hecho con los de mi especie. No me gustaría pensar en qué me hubieran hecho a mi.
No duré ni dos años con ellos antes de que me devolvieran a las calles. Aunque esa vez fui más lista que ellos y huí de la ciudad hasta un pueblo cercano antes de que me recogiera la policía. Era lo bastante mayor para sobrevivir por mi cuenta, o al menos, eso pensaba entonces. Reconozco que los primeros meses fueron un auténtico infierno. Sin dinero, sin comida y sin un lugar donde dormir, comencé a plantearme si había sido buena idea renunciar a que el "estado" cuidase de mi. Después de todo, sólo aparentaba siete años. Podría haber encontrado a otra familia, otra casa de acogida, hasta que fuese demasiado mayor para que nadie me acogiera. Me sentía sola, desamparada y diminuta en un mundo que evidentemente no estaba hecho para que los niños vagaran solos por las calles. Pero apenas un año después, la cosa mejoró. Me topé con un circo ambulante en el que, por alguna razón, encontré mi lugar. Allí habían varios como yo. Un muchacho que se convertía en oso y una chica que se convertía en mono. Y se les veía felices. Al principio yo sólo tenía que ayudar a los demás con sus actuaciones, pero una noche, mientras limpiaba el escenario y me entretenía haciendo equilibrismos, el dueño me vio y se sorprendió con mi habilidad. Cuando le confesé en qué podía convertirme, sonrió como si ya lo supiera. Fue él quien me ayudó a descubrir en qué otros seres podía convertirme.
En pocos meses me pasé de ser una simple becaria a una de las atracciones más aclamadas del circo. Mi flexibilidad y agilidad me hacían una acróbata bastante buena, y el hecho de que pudiera convertirme en un animal tan exótico como un jaguar me hacía ser un auténtico milagro para un circo que, pese a ser de los pocos que trataba bien a sus integrantes, estaba casi en la bancarrota. Ellos me dieron un nombre, una identidad. Y por eso siempre les estaré agradecida. Mi aventura circense duró, sin embargo, menos de lo que yo esperaba. Acababa de cumplir veintidós años cuando un hombre bastante raro pactó mi venta con el director del circo, que no pudo rechazarla por mucho aprecio que me tuviera. ¡Y sé que me quería! Supongo que pensó que lo que el hombre ofrecía era, además de una buena suma de dinero, una gran oportunidad para mi. Y no se equivocaba. Al menos, no del todo. Aquel hombre, que siempre supo que bajo la apariencia de una niña de once años se escondía en realidad una adulta, me habló desde el primer momento como si fuese su sobrina, a lo que yo siempre respondí tratándolo como si fuese familiar mío también. Era respetuoso, amable, y jamás me tomó por una cría. Al contrario, me confiaba cosas que sólo confiarías a un adulto, consciente de que podía entenderlas perfectamente. Aunque eso siempre ocurrió de puertas para adentro, claro.
Alastair era un vampiro. Lo sé porque él me lo dijo, una noche, cuando lo vi entrar en una habitación con una de las sirvientas. Y la verdad es que no me importó. Nunca trató de beber de mi sangre ni nada por el estilo, y jamás lo vi matar a nadie. Era un buen tipo, callado y un poco raro, pero bueno al final. Y no sólo me había comprado a mi. Se dedicaba a recoger a chicos como yo, "excepcionales" como él los llamaba, y tratar de darles una educación razonable antes de dejarles partir para que vivieran su vida. Yo siempre fui un poco torpe para aprender las letras y números, pero él, con paciencia y dedicación infinitas, no tuvo ninguna prisa en enseñarme. Siempre me decía que mi dificultad era debida a mi incapacidad de estarme quieta más de dos minutos seguidos... Y creo que tenía razón. Porque una vez aprendí, nadie era capaz de sacarme de la biblioteca ni de quitarme un cuaderno en el que anotaba fórmulas y más fórmulas matemáticas que nunca me resultaron difíciles de memorizar. Mi memoria es excelente, en realidad, y según él era una de mis muchas dotes. No me dijo cómo lo había averiguado ni cuáles eran las otras... Pero me ayudó a descubrirlas por mi cuenta.
Cuando cumplí treinta años, nuestros caminos se separaron. Habíamos viajado hasta Francia por unos negocios que tenía allí, cuando al parecer un antiguo conocido del vampiro, que trabajaba para la Inquisición, lo descubrió cuando ambos paseábamos por la capital y me iba enseñando sus muchos misterios. Supe en el mismo momento en el que me dijo que era peligroso, que lo decía de verdad. La última vez que lo vi él estaba subido a un barco que lo llevaría a América, y yo estaba en tierra, despidiéndole. Decidí invertir el dinero que me había dado en empezar una nueva vida en Francia, y aunque al principio lo eché de menos por sentirme incapaz de hacer nada por mi cuenta, la verdad es que me fue bastante bien. Encontré trabajo de aquello que me apasionaba, como acróbata en el circo de la ciudad. De nuevo, creo que he encontrado mi lugar en el mundo... ¡Esperemos que a nadie se le ocurra fastidiarme esta vez! Porque ahora sí se enseñar las garras... Y utilizarlas.
>> Es simpatizante de los vampiros, aunque siempre muestra bastante respeto ante ellos porque sabe de lo que son capaces.
>> Le encanta la naturaleza, y estar convertida en sus formas animales.
>> Vive en una casita en las afueras de la ciudad, con varios gatos y un pájaro al que le falta un ala.
>> Aunque la mayor parte del tiempo es de trato relativamente fácil -aunque peca de irónica-, tiene una parte bastante agresiva que suele salir a relucir cuando presencia alguna injusticia o insultan de alguna forma alguno de sus ideales o a su forma de pensar. En ese caso, pelea con uñas y dientes -a veces, literalmente- para conseguir imponerse. Siempre suele conseguirlo.
>> Es bastante directa y sincera hablando, llegando a rozar la mala educación. Más que nada porque está acostumbrada a tratar a gente sobre todo de clase baja.
>> Adora leer, sobre todo libros de historia.
>> Es hiperactiva. Habla tanto que cuando no tiene a nadie cerca suele hablar para sí misma en voz alta.
>> No le gusta que le den las gracias. Tampoco que muestren lástima por ella.
>> Le encanta la naturaleza, y estar convertida en sus formas animales.
>> Vive en una casita en las afueras de la ciudad, con varios gatos y un pájaro al que le falta un ala.
>> Aunque la mayor parte del tiempo es de trato relativamente fácil -aunque peca de irónica-, tiene una parte bastante agresiva que suele salir a relucir cuando presencia alguna injusticia o insultan de alguna forma alguno de sus ideales o a su forma de pensar. En ese caso, pelea con uñas y dientes -a veces, literalmente- para conseguir imponerse. Siempre suele conseguirlo.
>> Es bastante directa y sincera hablando, llegando a rozar la mala educación. Más que nada porque está acostumbrada a tratar a gente sobre todo de clase baja.
>> Adora leer, sobre todo libros de historia.
>> Es hiperactiva. Habla tanto que cuando no tiene a nadie cerca suele hablar para sí misma en voz alta.
>> No le gusta que le den las gracias. Tampoco que muestren lástima por ella.
Györgyike Cšillá- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/09/2014
Re: Györgyike Cšillá | ID
Terminada
Györgyike Cšillá- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/09/2014
Re: Györgyike Cšillá | ID
FICHA APROBADA
BIENVENIDA A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADA DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
BIENVENIDA A VICTORIAN VAMPIRES
TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADA DE CÓMO SE MANEJA TODO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MAL ENTENDIDOS, Y SI TIENES ALGUNA DUDA O ACLARACIÓN SOBRE CUALQUIER COSA, NO DUDES EN PREGUNTARME A MÍ O A OTRO ADMINISTRADOR, ESTAMOS PARA AYUDARTE.
QUE TE DIVIERTAS.
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 7350
Fecha de inscripción : 19/06/2010
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