En mi se ha roto algo||Vogel Woldman

por **Odile St' Clarie** Lun Sep 29, 2014 4:29 pm

Rosas...rojas cómo la sangre más pura. Sangre…la moneda del alma, dulce néctar de la vida ¿qué haría sin ella? Odile suspiró recordando aquella vida que había tenido alguna vez, cuántas cosas habían pasado en el transcurso de los siglos. “Eternamente” pensó “que palabra graciosa” Algo en ella estaba roto, podía sentirlo –Enamorados…eternamente- dijo para sí misma con un hilo de voz y un nudo en el estómago. Era tan obvio…o tal vez no y solo le parecía obvio ahora que podía comprenderlo.
Sentía una desbordante tristeza y sin embargo no podía llorar, algo en ella le decía que estaba equivocada en la razón de su tristeza pero si no era por eso ¿por qué más podría ser? Las otras opciones la aterraban. Solo con pensar en él un escalofrío recorría su espalda pero…¿realmente pensaba en él o en su ausencia? Sacudió su cabeza como si quisiera desvanecer sus melancólicos pensamientos
Estuvo quieta por un rato, parecía una estatua blanca cómo la nieve con su cabello rubio y su vestido de terciopelo morado que enmarcaba su cuerpo perfectamente.

por **Vogel Woldman** Mar Sep 30, 2014 1:10 pm

Aquella noche Vogel decidió hacer una pequeña visita a Mª Dolors, una anciana de ochenta y tres años que regenta una pequeña taberna. Hoy había terminado tarde en el trabajo y lo que mas le apetecía en ese momento era tomarse un buen baño. Entro ala taberna, que al ser ya tarde, estaba vacía. Detrás de la barra estaba la anciana, con su pelo en media melena gris gastado y bien repeinado, delgadita y pequeña. Una anciana de aspecto frágil, pero con muchísimo espíritu. -Vogel! Ya creí que te habías olvidado de mi.- Dice la mujer con sonrisa y mirada dulce. -Hola mami. Solo es que estos últimos días ha habido muchísimo jaleo en el trabajo, estamos ya casi a punto de terminar la obra.- Le cuenta Vogel, y decide callarse los demás encuentros que ha tenido, no quiere apenar esa mirada tan dulce que tiene la mujer. -Es mas, hoy vine a ver si tenias algunos buñuelos de esos tan ricos.- Le dijo con cara de niño. La mujer le sonríe y se mete en la cocina.

En apenas diez minutos la anciana sale de la cocina con una papelina hecha de periódico con unos veinte buñuelos dentro y se los da. -Cuanto te debo mami?- Le pregunta Vogel, a lo que la anciana le responde con el cejo fruncido y saliendo de la bar con una mano en la cadera y estira el brazo para coger al chico de la mejilla. -Te tengo dicho que aquí siempre tendrás para comer mientras viva hijo mío.- La anciana lo mira y vuelve a sonreír extendiendo los brazos y el chico se inclina para abrazarla. -Venga va, ve a casa, pero ven mas a menudo a verme ¿vale?- Dice la mujer con los ojos brillosos. Vogel la mira y le da un largo beso en la frente. -Hasta mañana mami.-

El chico sale de la taberna y se encamina para su casa, y el tener que atravesar el jardín botánico le gusta, es tranquilo, y el olor es muy agradable. Coge un buñuelo de la papelina y se lo mete en la boca, el sabor es delicioso y en cuestión de segundos engulle cinco mas sin apenas masticar. Cuando Vogel se adentra en el jardín, a unos cincuenta metros, puede ver entre medio de decenas de flores dormidas dentro de sus capullos, un bella mujer, de tez pálida como la misma luna, cabellos dorados y una mirada triste, es realmente bella. Sus ojos brillan pareciendo que en breves momentos las lagrimas fuesen a brotar. Vogel solo sonríe, coge un buñuelo y camina hacía la chica.

Una brisa cálida sopla desde el norte transportando el olor de los buñuelos, junto al olor del chico después de un día de trabajo, hacía la chica.

Vogel se para frente a la chica, intentando no asustarla, tendiéndole la papelina de buñuelos. -¿Le apetece uno? Estoy seguro que le sacaran una sonrisa.- Le dice con una sonrisa amable.

por **Odile St' Clarie** Jue Oct 02, 2014 6:48 pm

Posó una mano sobre la gargantilla negra que llevaba puesta mientras por su mente pasaba un tornado de pensamientos confusos. Bajó la cabeza mirando fijamente al suelo inspiró profundamente inhalando el aroma de un hombre que se acercaba, había algo más con él ¿Buñuelos? Sintió la tentación de mirarlo pero un humano no habría notado nunca su presencia desde esa distancia así que ,como de costumbre, se mantuvo estática como una estatua hecha del más puro marfil fingiendo que no notaba su presencia hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para que un humano lo escuchase. Levantó lentamente su cabeza siendo la mirada la última que se encontrase con el joven que ,notó Odile, era bastante buen mozo –No gracias- dijo con una leve sonrisa dibujada en sus rojos labios- Pero una buena conversación me levantaría el ánimo-Agregó. Notó algo raro en sus ojos a primera vista parecía ingenuo pero Odile había vivido mucho tiempo y sabía reconocer cosas importantes en los ojos de las personas - ¿Qué lo trae por aquí?- preguntó cortésmente mirándolo fijamente con sus ojos cristalinos y de largas pestañas mientras acomodaba un mechón de su cabello de oro detrás de su oreja

por **Vogel Woldman** Vie Oct 03, 2014 4:01 pm

Vogel retira con suavidad la papelina de los buñuelos mientras se come el que tiene en la mano, observa la sonrisa de la rubia, de un rojo intenso y seductor. Es hermosa, y es mas, el que le pida conversación le complace en gran medida, no se puede negar que es un lugar donde el encuentro es no menos que místico, como mi maestra Crystall me diría, las casualidades no existen.

-Solo estoy de paso.- Dice Vogel devolviendo a la dama una sonrisa dulce. -Este es uno de los lugares mas tranquilos de París. He de reconocer que jamas había estado de noche, pero la belleza sigue aquí.-

El chico mira una rama de claveles que germinan trepando por un pequeño arco de madera, extiende su mano para acariciar con suavidad el una de las flores que permanece cerrada. -Pero parece que debía pasar por aquí hoy.- Pasa su mano de los claveles a unas rosas que permanecen abiertas y corta una de ellas, roja como la sangre, mira a la chica y se la ofrece. -Me alegra ver esa sonrisa en su rostro mademoiselle.-

Vogel la mira a los ojos. -Soy Vogel Woldman, un placer.- Dice haciendo una leve reverencia, a la vez que toma su mano para besarle en el dorso de esta. El chico se incorpora despacio, con mirada seductora y amable. -Dígame mi señora, cual era el motivo de su tristeza?- Le pregunta mirándole a los ojos interesado.

por **Odile St' Clarie** Dom Oct 05, 2014 10:29 am

Le gustaba la manera de hablar del joven, le parecía sencillo no andaba diciendo cosas muy rebuscadas como algunos hombres que se ufanaban por el simple hecho de saber unos cuantos sinónimos.
Lo observo detenidamente mientras acariciaba los claveles –Gracias- Dijo con una sonrisa mientras con su mano tomaba la rosa. Cuanto contraste que hacía el rojo apasionado de la flor con el blanco níveo de su delicada mano –Odile St’ Clarie- Se presentó con una sonrisa de dientes como perlas blancas sosteniéndole la mirada a Vogel. –Oh… ¿El motivo de mi tristeza?-sonrió mientras su cabeza volvía a ser un remolino de pensamientos- Es algo complicado de explicar. Son cosas que ocurrieron hace muchos…eem hace mucho tiempo.
Se quedó callada por unos segundos observándolo podía sentir lo que él era pero… ¿él podría darse cuenta de la naturaleza de ella? Debía ser cuidadosa, no sabía muy bien cuál sería su reacción si se enterase de lo que en verdad era, además el joven le caía bien y no quería verse obligada a matarlo si algo malo llegaba a ocurrir.
-Cuénteme algo de usted- dijo incorporándose e invitándolo a caminar con ella haciendo un simple gesto

por **Vogel Woldman** Mar Oct 07, 2014 9:18 am

La chica contesta a la pregunta de Vogel con una dulce sonrisa en sus labios. Le dice que es por algo que ocurrió mucho tiempo atrás, parece que no quiere hablar del tema.

Odile mira al chico en silencio durante unos segundos, como si no le cuadrara algo, pero su sonrisa es dulce y cortés, lo que infunde tranquilidad y confianza a Vogel. La dama le pide a Vogel que le cuente algo sobre él, ala vez que con un gentil gesto le pide hablar mientras dan un paseo.

Vogel sonríe complacido y se pone al lado de Odile, se mete la mano derecha en el bolsillo y ofrece a la chica que se coja de su codo. -Será un placer pasear junto a vos madame.- Dice con tono varonil y una sonrisa animada.

El chico comienza a caminar, a paso lento con la intención de alargar un poco el paseo, ya que su casa esta a poco mas de tres manzanas de su posición.

-¿Algo sobre mí...?- Dice el chico mirando hacía al frente, con la mirada fija en el vacío y una sonrisa en sus labios. -Demasiadas cosas para contar, pero lo que importa ahora es que estoy en París. Lejos de esos recuerdos.- Vogel sigue sonriendo, pero su mirada muestra claramente tristeza. El chico toma aire por la nariz de forma sutil, intentando despejar esos pensamientos de su mente. Mira a Odile y le dice. -Odile, tan solo soy un obrero de la construcción que llego hace cinco años a París.- Sonríe de medio lado y mira de nuevo al frente. -¿Y de usted, que me puede contar?- Vogel mira a Odile de reojo y sigue caminando a su lado.

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