Nada dura para siempre [Privado]

por **Akseli Nygard** Miér Oct 08, 2014 9:21 pm

Habíamos llegado sin contratiempos mayores que los que significaba el sol, hasta París. Aunque había tratado de lucir lo más relajado posible desde el camino donde sepultara a mi amada pantera, la verdad es que además del dolor que sentía por su perdida y la nueva responsabilidad de llevar a su hermana Adda, existían otras cosas que me preocupaban respecto a nuestra llegada a París y todas esas preocupaciones giraban en torno a algo definido. Jarko.

Me fui de la peor manera posible, abandonando a mi hermano sin ninguna explicación o si quiera una carta que indicara que regresaría pronto. Era cierto que el viaje se había extendido de pasar solo unos días a varias semanas así que no podía evitar cuestionarme ¿Qué habría pensado él? ¿Estaría tan molesto como para no desear verme nunca más? Sabía que de ser así me lo merecía enteramente. Nunca antes nos habíamos separado de esa manera y el motivo por el cual había hecho todo de manera tan impulsiva sería algo que seguramente le haría molestarse incluso más. Podía dibujar en mi mente miles de escenarios posibles sobre lo que iba a ocurrir y aun así corroa el riesgo de que ninguno de ellos fuera el apropiado para lo que se acercaría.

En un intento por tantear el terreno antes de nuestra llegada, termine por dejar a Adda en un lugar donde rentaban cuartos, con la promesa de que regresaría pronto por ella. La verdad es que no la quería cerca por si algo salía terriblemente mal, aunque ya me imaginaba una clase de reprimenda o pelea entre ambos por lo que yo había creído que era una cosa enteramente normal; solo que las cosas tomaron el rumbo que menos creía posible y ahora era momento de hacerle frente a mi situación y ver nuevamente a mi hermano. Pasara lo que pasara durante nuestro encuentro, tenía claro que su lado siempre sería mi lugar; estar separado de él solo deparaba cosas que terminaban destruyendo a mi ser poco a poco. Mi hermano había sido, era y sería, el único con quien realmente podría ser yo y con quien sin importar que me sentía libre y comodo. Debía ser porque no éramos hermanos solamente al tener a la misma creadora, sino por haberlo sido también en vida; continuamente creía que ese era el motivo por el que después de tantos años continuáramos juntos.

Una vez que había dejado a Adda a salvo, me dispuse a ir a la mansión que tan bien conocía y donde esperaba encontrarlo. ¿Cómo estaría Lanna? No podía dejar de pensar también en ella considerando que le había abandonado al lado del bruto de Jarko así que deseaba con el muerto corazón que siguiera realmente viva. Conforme me acercaba a la casa mi nerviosismo creció hasta alcanzar un punto en que pensé que no podía ser mayor. Cuando estuve cerca de la casa, la ronde por las cercanías dejando que mi presencia me anunciara antes de hacer cualquier cosa. Me acercaba cada vez más, sin permitirme aun a mi mismo entrar en la casa, únicamente me quede en los jardines que tantas veces recorría antes de ir a buscar alguna presa divertida; en esta ocasión, yo parecía la presa. Me mantenía inmóvil, expectante de lo que fuera a ocurrir a mi alrededor, cuestionándome nuevamente sobre que sería lo que pasaría y sobre todo de que manera exacta iría a actuar mi hermano. De todo aquel encuentro se definirían las aventuras venideras y si contaría en ellas con Jarko, o no.

por **Jarko Nygard** Sáb Oct 18, 2014 11:00 pm

Pensar en que a mi hermano le había sucedido algo me hacía sentir destrozado, inútil e incompleto. Lo busqué por cada rincón posible desde que caía la noche hasta el último minuto de oscuridad en la que podía sobrevivir. Sin embargo todos mis intentos habían sido infructuosos y me había detenido ya, a esperar sencillamente antes de saber cómo era que Akseli se las había arreglado para escapar sin ser ubicado. Su mujer de entonces había desaparecido con él y en mis momentos más airados supuse que se habían largado juntos. Qué escena más espantosa y traidora.

Un par de noches atrás, Lanna también se había ido, pero a ella pude encontrarla y hacerla volver a casa. Le dije que Akseli volvería y era cierto, porque hace un par de noches lo vi con una mujer idéntica a la anterior pero visiblemente humana. No me acerqué porque en un arranque de ira podía haberlos matado a ambos. Sin embargo me guardé todo, él tenía que volver a casa y yo había tomado mis determinaciones para tener la decencia de dárselas a conocer cuando se dignara a aparecer, si es que todavía le quedaba algo de respeto.

Pasados los días, finalmente apareció y pareció rondar la casa como si temiera lo obvio. Por mi parte me serví un vaso de vodka y me senté en el sillón de la sala principal, poniendo los pies sobre la mesa de centro, cruzados como si no me importara nada. No me iba a mover de ahí, no iba a correr a saludarlo si era eso lo que esperaba. Era lo que menos quería, lo sentía un traidor al igual que a Lanna que también se había largado. Ambos volvían, pero me pasaban por alto como si fuera la magna molestia del lugar en el que vivían.

Akseli ingresó a los jardines, como si fuera un maldito ladrón. Eso no me cambiaría el humor pero tampoco lograría que me inmutara. Bebí un trago largo y agité el vaso en mis manos mirando a cualquier punto. Los hielos sonaron y si lo notaba se daría cuenta que bebía y que no iba a salir a recibirlo. Había asistido sólo, sin su copia humana que me molestó también al no entender absolutamente nada ¿Qué había pasado con la primera? Tenía curiosidad pero en cierto modo no quería saberlo. No tenía idea de lo que pasaría cuando mi mirada se cruzara con la de mi hermano, lo que si agradecía era que Lanna durmiera profundamente. Estaba seguro porque yo mismo la había dopado con un jarabe que había obtenido sin mayor esfuerzo, pero que me permitía quedarme en paz respecto a sus miles de preguntas y a sobre cómo se pondría en cuanto Akseli cruzara la puerta.

En cuanto a mí, apreté la mandíbula por el mal humor que me recorría hasta las entrañas. No podía moverme porque no quería ser impulsivo y necesita recordar los planes que había hecho y que cambiarían mi vida. Bebí de nuevo, no iba a darle el gusto de verme alterado, Akseli debía de empezar a importarme menos, tal como había hecho él conmigo.

por **Akseli Nygard** Jue Nov 06, 2014 5:06 pm

El ligero y casi inexistente sonido proveniente del interior de la mansión me daba a entender que Jarko se había dado cuenta de mi presencia, tal y como en un principio deseé que pasara. Darme cuenta de que tenía pleno conocimiento de mi presencia ahí ya no dejaba la forma de regresar sobre mis pasos e ir en busca de Adda; no tenía miedo, eso nunca. La cuestión era que no sabía como presentarme ante mi hermano, que después de tanto tiempo y ninguna separación era normal que se encontrara molesto conmigo.

El tiempo que permanecí inmóvil en los jardines fue una eternidad. No importaba que mi existencia estuviera basada en esa palabra; el periodo de tiempo que transcurrió hasta que mis piernas se movieron era mucho mayor que los años que llevaba ya sobre la tierra. Eran apenas unas semanas lejos de la mansión y cada paso que daba en dirección a ella, era como avanzar a un lugar completamente desconocido. Era un idiota por estar pensando de esa manera y lo sabía, aquel sitio era mi hogar; compartía el interior de esa mansión con Lanna y Jarko, así que no existía nada diferente.

Llegue hasta la puerta y sin más preámbulo, abrí y entre. La mansión era exactamente idéntica, prueba fehaciente de que nada cambio durante mi ausencia. No estoy completamente seguro de que era lo que esperaba ver diferente, después de todo no habían sido años lejos, nada demasiado considerable desde un punto de vista más frío. El aroma de Lanna se encontraba en el aire, al igual que el de Jarko que aún no aparecía por ningún sitio lo que me llevo a deducir que tendría que dar yo los primeros pasos y aventurarme a iniciar finalmente el reencuentro. Termine cerrando la puerta y avanzando por los pasillos que tan bien conocía, sentía que la mansión me daba la bienvenida nuevamente y eso era lo que más podía esperar pues mi hermano no daba muestras de nada y Lanna; la joven humana que trabajaba para nosotros debía estar en algún sitio pero la notable falta de su presencia y sus palabras me hicieron soltar un suspiro.
– ¿Qué le has hecho a Lanna? ¿Tanto ha molestado que ahora debes dejarla inconsciente o encerrada en algún sitio para que no la veas más? – Jarko me escucharía, claro. La pregunta era si es que se dignaría a responder o si mis actos le habían hecho enfurecer tanto como para dejarme por lo que restaba de la eternidad.

por **Jarko Nygard** Dom Nov 16, 2014 10:07 pm

Sentí que la ira me hacía apretar con fuerza la mandíbula, pero me detuve antes de destrozarme los dientes por culpa de lo que me provocaba mi hermano ¿Qué quería? ¿Una fiesta de bienvenida? No saldría por él ni aunque se le ocurriera amenazar con quemar la casa o cualquier cosa similar. Yo sabía que él no haría algo así, pero pensarlo me dio a entender que había perdido la confianza en mi hermano y que ya no sabía quién era. En el fondo consideraba que desde la aparición de su nueva mujer, él había tomado un rumbo mental distinto y en el que yo no estaba dispuesto a participar.

Me mantuve inmóvil durante los casi cinco minutos que transcurrieron y en los que lo supe del mismo modo que yo, pero afuera. Pareció un tiempo eterno, pero no tanto comparado con el que sentí cuando lo estuve buscando sin obtener rastro alguno. Me alegraba que estuviera bien, pero era obvio que él había cambiado y que por ello mismo, yo también. O quizás yo no cambiaba, sencillamente me mostraba con él como con el resto del mundo. Yo siempre había sido un antipático y frío ser que no le daba importancia prácticamente a nada ni a nadie fuera de mi propia sangre. Era a ese modo de tratar en el que ingresaba por voluntad propia a Akseli.

Lo sentí acercarse lentamente, entendiendo a las malas que yo no iba a recibirlo con los brazos abiertos como quizás esperaba. Apareció al poco tiempo, pero lo que dijo sólo logró que me pusiera peor de humor. ¿Desaparecía y luego de tanto sólo se le ocurría preguntar por Lanna? De buena gana me hubiera levantado a darle una paliza, pero no podía recriminar sus preferencias en general. Yo ya sabía lo que pasaba, no iba a centrarme más en ello. Además, ya no éramos niños y mi ira sobrepasaba incluso esas ganas de herirlo físicamente. —Ella duerme— respondí con tal frialdad y en un tono tan bajo, que era obvio que no me soportaba ni a mí mismo. —Va a quedar a tu cuidado ya que tanto te preocupa. Es tan idiota como tú y se comporta del mismo modo. Así que, dicho esto…— me levanté de inmediato y giré para subir a mi habitación. Creí poder conversar con él, pero no podía soportarlo sin sentir que mi propio fuego me consumía cual combustión espontánea. Iba a largarme de allí y aunque le hube hablado con exagerada calma, iba a crear un caos si permanecía allí unos cinco minutos más.

por **Akseli Nygard** Sáb Nov 29, 2014 9:19 pm

Todo parecía encontrarse detenido, como si el mundo hubiese dejado de girar. No era eso para nada, sino que tanto yo como Jarko nos encontrábamos inmóviles. La duda que tenía en la manera que actuaría mi hermano fue lo que me mantuvo de esa manera, hasta que junte la fuerza necesaria para entrar en la casa como si nunca en la vida la hubiese dejado y hasta me tome la libertad de tratar de romper el hielo usando a nuestra humana favorita. Lana.
– ¿Duerme o la has hecho dormir? – preguntaba lo que me parecía más sencillo para ambos hablar en esos momentos y sin embargo, también parecía estar tocando un tema demasiado delicado.

Notaba su frialdad y no podía pedir menos cuanto quien le dejo sin decir nada había sido yo. Pese a eso, era terrible saber que había hecho algo que para mi hermano significara tratarme de esa manera. Una vida humana y una existencia inmortal no habían sido capaces de separarnos en tanto tiempo y yo, como un estupido me aleje de él creyendo que hacía lo correcto, pero me equivoque. Prueba de que todo había sido el más terrible error de mi vida es que Jarko se notaba molesto y Shinshine estaba muerta. Algo que si no pensaba permitir era que se fuera así como así, prefería que me golpeara, que desquitara su ira conmigo que se notaba estaba conteniendo; pero que por nada del mundo me dejara de esa manera. Jarko era el vampiro más bruto e idiota de la existencia pero con todo y eso, era mi hermano y el único ser con quien contaría eternamente por más que él tratara de mostrarse desinteresado.
– Solo he preguntado por ella, me parecía lo más prudente – respondí a sus palabras y sin pensar en si deseaba estar a solas, le seguí – soy un idiota, lo admito pero ¿Qué hizo ella? – esas palabras me hacían pensar en que no estaba muy satisfecho con la humana y lo mejor era saber que estaba sucediendo – y no me dejes así Jarko que cuando me fui pensé que tardaría muy poco en regresar, era un viaje veloz para buscar a la familia de Shunshine. No creí que me tardaría tanto y… yo nunca me he comportado así cuando tu te desapareces sin decirme nada, no me parece justo que cuando tu lo hagas nada cambie pero ahora que he sido yo él que lo hizo te indignas – mi voz comenzaba a elevarse y no era porque deseara una pelea, sino porque quería que se quedara y si esa era la única forma de mantenerle sin escapar, haría todo lo que estuviese a mi alcance.

por **Jarko Nygard** Jue Dic 25, 2014 4:06 pm

Mi hermano me conocía bien, sabía incluso que yo era capaz de hacer dormir a Lanna a las malas y eso fue lo primero que espetó en cuanto le dije que dormía —Ve a verla tú, si tanto te preocupa esa mujer— respondí con tono despectivo tanto para él como para ella. Ninguno de los dos me importaba ahora e incluso si se morían en ese mismo instante, yo me pondría de pie y partiría pasando la página y cerrando ese libro de ser necesario. Realmente estaba muy, muy molesto.

El asunto principal es que yo no solía mostrar interés por nadie, pero cuando lo hacía, esperaba una fidelidad a ese sentimiento que me permitiera saber cuándo querían alejarse y cuando no. Pero tanto Akseli como Lanna se habían largado en silencio, pasando por alto que yo pudiera preocuparme por su paradero y omitiendo el hecho que yo intentaría buscarlos. Y la verdad, es que sólo eso me bastaba para saber que era el fin de ese grupo que intentamos hacer familia en una mansión cualquiera. Digo mansión, porque a esa falta de respeto no se le puede llamar hogar.

—Vaya, ahora vienes hablar de prudencia— me jacté con una sardónica sonrisa y giré el rostro por un momento, como quien pretende ignorar. —Deja de preguntarme por Lanna. Ve a su habitación, comprueba si está, bésala si prefieres o llévale la cena. Me da igual. Pero cállate y deja de preguntarme por ella, no soy su maldita niñera—. Mi voz seguía siendo calma, pero por Dios que estaba sacándome de quicio con tanta cuestionadera.

—Siempre desaparezco por negocios que tú conoces e ignoras, no me voy a presentaciones familiares ridículas. Si desconoces mi paradero es porque no eres capaz de entrar al estudio y ver que de algún lado sacamos el dinero. Piensas en mujeres únicamente y ahora me reclamas a mí. Eres igual de cínico que Dominique. Ahora veo que algo le heredaste— farfullé y avancé esperando que eso lograra callarlo. Ese recuerdo de ella posiblemente le dolería, pero llegados a ese punto de la discusión, me tenía realmente sin cuidado. —Ahora ve a ver a tu humana y déjame en paz— me despedí caminando a mi habitación para poder abandonar el lugar de inmediato.

por **Akseli Nygard** Lun Ene 12, 2015 9:58 pm

– Solo he preguntado por ella y sabes bien que si me interesa es porque prometimos que la cuidaríamos, no que aprovecharíamos cualquier oportunidad para dejarla inconsciente de noche – sol sin más, porque aveces con Jarko era imposible tratar, mucho más cuando se ponía de aquel humor tan característico en el que se encontraba ahora y el cual sabía era gracias a mi, a mis estupideces y pensamientos que no solo terminaron con una vida, sino que además dejaban a mi hermano hecho una fiera.

No iba a existir manera de expresar debidamente a Jarko cuanto lamentaba todo aquello. Y era parte de mi propia personalidad, pues siempre parecía estar tomando a juego todo lo que me acontecía pero esas tonterías ya no eran opciones, el mundo alrededor de mi existencia se desmoronaba y yo no era capaz de hacer nada más que mirarlo mientras se caía a pedazos, todo porque era inútil. No parecía importar el tiempo que llevaba ya siendo un inmortal, en esos momentos era como si una vez más fuera el mismo Akseli Nygard que se encontrara por primera vez con Dominique, aquel que era incapaz de defenderse y que fue arrastrado a la inmortalidad junto a un hermano a quien ahora decepcionaba por completo.

Tenía él razón en que no era la mejor idea que hablara de la prudencia y mucho menos que tratara de desviar el tema con Lanna que nada tenía que ver, así que deje de responder respecto a ella. La humana si me preocupaba, claro que lo hacía pero me preocupaba más por Jarko y su evidente y cada vez mayor molestia.

– Excusarte en que sales por negocios no implica que no desaparezcas de la nada – me reí de sus comentarios respecto al dinero – ¿Ahora necesitamos dinero? Pues has sido siempre tu quien ha buscado tenerlo porque sabes a la perfección que no lo necesitamos o dime ¿Acaso saldrás de compras por las mañanas o piensas cenar en algún lugar extremadamente caro con amigos o mujeres? No necesitas dinero porque podemos conseguir lo que necesitamos sin tener que ir a negocios – su alusión a nuestra creadora me dolía. Yo nunca había esperado parecerme a ella y sin embargo, muy en el fondo la seguía amando como antes de que decidiéramos asesinarla – Yo herede su cinismo y tu su carácter del demonio. Eres idéntico a ella, siempre haciendo caprichos que no parecer tal cosa, exigiendo cosas que no das y molesto por tonterías – le seguí sin pensar un segundo en Lanna, ella ya no importaba – No me iré a ningún maldito lado. ¿Qué es lo que tanto te molesta? ¿Qué me fuera o que no te pedí permiso para hacerlo? – decía muchas cosas que no quería decir, pero siempre había tenido la certeza de que el mundo podría derrumbarse por completo, pero jamás nuestra hermandad. Y bueno, tal vez estaba un tanto equivocado.

por **Jarko Nygard** Lun Ene 26, 2015 11:29 am

—Iba a preguntar si te habías vuelto imbécil, pero eso me quedó claro cuando te fuiste tras las faldas de una mujer nada especial y tiraste por la borda la confianza que te tenía. — espeté sin ganas ni de mirarlo, con el ceño fruncido y completamente decepcionando de su conducta. Para mí, aquello no tenía justificación y pese a que para muchos podría tratarse de algo sin importancia, en mi concepto tenía demasiado peso. Y como siempre, soy demasiado radical. —Además yo no le prometí nada a ella. Y deja de especular que no tienes ni idea de lo que hablas. Es más, hazme el favor y ve a donde ella duerme y me dejas en paz de una buena vez— agregué esperando que terminara de enojarse y desapareciera de mi vista.

—Siempre sabes de mi maldito paradero ¿En qué idioma te lo digo, Akseli? — me estaba poniendo peor y me exasperaba que se riera como si mi preocupación por él fuera un tema de tomar a juego. —¿Ahora debo pedirte disculpas por usar la cabeza en vez de robar como hacen la mayoría de vampiros? Porque así se llama, aunque no sé ni para qué te explico, si le cambias de nombre a todo según tu conveniencia— sin mencionar que aquello me mantenía lo suficientemente entretenido como para no aburrirme tras más de cinco mil años de existencia. Mi hermano se divertía con mujeres, yo, con negocios, así de sencillo era.

—Ah, el caprichoso soy yo. No me hagas reír— dije muy molesto y supe que esa conversación debía de terminar pronto si es que no queríamos empeorar las cosas. Sobre todo porque me quedaba muy claro que Akseli no reconocería su error sino que continuaría empecinado en devolverme mis juicios como si hubiese sido yo el causante del quiebre de nuestra tranquila relación. Y cuando eso cruzó mi mente, supe que nada de lo que le dijera valdría lo suficiente como para que lo tuviera en cuenta. Ese era el final —Bien, no necesitas irte. Eres libre y nada de lo que te diga te hará darte cuenta o admitir lo gravedad de tu falta. Olvida todo, como haré yo. Lanna no es de mi incumbencia y ahora tú tampoco. Ahora, si me permites— tomé la maleta que tenía lista en mi habitación y pasé por su lado dirigiéndome hacia la puerta. No quería tolerar más su altivez, estaba agotado de querer hacerle entender que me preocupaba que desapareciera de repente y dada su actitud, no iba a decirle que estaba como una bestia porque mis días con mi único hermano desaparecido habían sido un infierno en el que me imaginé lo peor. Él era mi única familia y jamás dejé de comportarme como el hermano mayor y sobreprotector que era. Para mí, él siempre tendría sus veintitantos años.

por **Akseli Nygard** Vie Feb 06, 2015 10:38 pm

– Pero regrese, cometí un error y lo admito. No soy como tu que siempre trata de ser el perfecto, el que hace todo correcto. Lo siento, pero finalmente soy el hermano menor y mi deber siempre ha sido hacer estupideces que tu no te das el permiso de cometer – No importaba si estábamos muertos, ni cuanto tiempo transcurriera. Otros inmortales solían olvidar cosas como la hermandad y la naturaleza humana, pero para nosotros, al parecer estar juntos tanto tiempo solo había vuelto el lazo de hermandad más fuerte, al punto de que esta decepción amenazaba con echar a perder todo el tiempo unidos – Ya dejare de hablar de ella, pero deja de ser tan terco y hablar desde el enojo. Estoy de regreso Jarko y estoy bien.

Se preocupaba demasiado por mi y en cierto punto era verdad que todo aquello era mi culpa. Todo lo que decía eran cosas que no deseaba decir, pero era algo inevitable que cuando uno se enojaba, terminaba escupiendo veneno que no tenía nada que ver con el problema original.
– Igual me dejas Jarko, sé tu paradero pero eso no es garantía de que sepa te encuentras bien y bueno… te encargas de negocios que no entiendo pero tampoco sé desde cuando es que eres tan sensato como para darme a entender que robar esta mal – le miraba con confusión, molestia y dolor – también robamos la sangre de los humanos o ¿eso no te parece robar? porque si no lo es entonces no comprendo que es lo malo de tomar de los mortales lo que necesitamos.

– Te empecinas en culparme de todo cuando yo solo quería volver a la tranquilidad de este hogar – admití con el pasar de quien sabía que había obrado mal. Igual no lo aceptaba porque no sabía hasta que punto eso mejoraría o no el estado de humor de Jarko, que igual y podía pensar que únicamente lo decía por el hecho de no oírle molesto o discutir con él. Y entonces, no dije nada más, deje que se marchara a su habitación mientras yo permanecía como un idiota que no sabe que más hacer o decir. Creía que aquello era el final de la discusión y que pronto estaríamos como siempre, pero no fue hasta que le vi pasar con la maleta en la mano que la realidad de todo aquello me golpeo. Mis ojos se abrieron de golpe y antes de que fuera a salir por la puerta me coloque frente a él – ¿Qué demonios estas haciendo Jarko? ¿A dónde te vas? – no podía ocultar cierto grado de temor en sus actos. Mi hermano era terco y difícilmente perdonaba las ofensas, por no decir que nunca las perdonaba y nada me aterraba más que el hecho de pensarlo lejos de mi lado por siempre – No actúes de esta manera, no te vayas Jarko – él era todo lo que tenía. El motivo de mi resistencia por tanto tiempo y de que sintiera la eternidad apenas un suspiro. Mi hermano siempre había estado a mi lado y sin él, no tenía a nadie en el mundo.

por **Jarko Nygard** Dom Feb 15, 2015 5:40 pm

—Ya sé que regresaste, maldita sea y el asunto no es ese ¿De dónde demonios sacas que tu deber es hacer estupideces? Definitivamente no tengo más que hablar. Tanto tú como Lanna me resultan imposibles y no voy a darles el gusto de ceder a sus niñerías. Eres menor que yo, sí, pero en años mortales, porque fuimos convertidos el mismo día. Recuérdalo bien, porque no tienes los veintidós años a los que moriste, tienes más de cinco mil y aún te comportas como un muchachito que necesita refugio entre un par de piernas y corre tras ellas lo necesario — dije sin detenerme, sin mermarle al tono de mi voz ni disimular mi ira. Él tenía razón, le hablaba desde mi enojo y no tenía otro modo de hablar cuando me habían colmado los límites entre él y la inmadura mujer a la que habíamos contratado. Me alegraba que él estuviera bien, pero eso no cambiaba ninguna de las decisiones tomadas previamente por él o por mí.

Pero ahí no terminaba todo, como siempre había alguien que me refutaba aunque fuera por gusto y al parecer ninguno cambiaría de opinión. —Te das cuenta sólo de lo que se te da la gana, Akseli. No sé a quienes matas tú, pero si te responde tu pregunta, jamás mato a nadie que no lo merezca. Además no estoy para educarte, soy tu hermano mayor, pero ya no soporto tus tonterías— espeté mirándolo bien a los ojos, dejándole claro que mi paciencia se había agotado y que lo que había hecho, había tenido el peso suficiente como para apartarme de él. Sin mencionar el evento con Lanna que aún me tenía molesto.

—Sólo querías volver… jaa, pues debiste haber dicho algo, porque me dejaste como un idiota buscándote hasta debajo de cada maldita piedra en París y sus alrededores— confesé restándole importancia al asunto al ocultar todo entre mi tono frío e inquebrantable. Aunque seguramente, y dada la molestia en él, no notaría la importancia que aquello realmente había tenido para mí.

No reparé en su gesto cuando le pasé por el lado con el poco equipaje que había alistado y que constituía un par de documentos importantes, poca ropa y un par de libros. También había incluido tabaco y una botella de cualquier licor para pasar el resto de noche y nada de aquello ocupaba demasiado espacio. —¿Qué no estás viendo? Deja de preguntar cosas obvias— dje con completa antipatía —Es todo, Akseli. Ve a buscar a tu humana y odiame porque sí, la dopé para evitar escucharla. No los tolero a ninguno y es hora de irme. — agregué abriendo la puerta y sin un adiós que rayara en la redundancia, cerré la misma tras de mí, y partí.

por **Akseli Nygard** Mar Mar 17, 2015 9:44 pm

Imaginaba aquella molestia, las palabras duras y hasta la discusión que estábamos llevando a cabo. Lo que nunca había esperado era que aquella unión que habíamos mantenido desde siempre, terminara de una manera tan repentina y todo por qué, por mi culpa. Si. Yo era el maldito idiota que se había ido tras una mujer sin decir palabra alguna, era el que no podía mantenerse quieto y había abandonado a mi hermano. Era incapaz de imaginar la preocupación por la que le había hecho pasar, esa que le llevaba a despotricar cada uno de sus pensamientos en duras palabras contra mi persona. Me había equivocado terriblemente con mis actos y no solo eso, sino que había tratado de excusarme con tonterías. Quise culparle cuando el único que hacía mal las cosas era yo y aunque no estuviera dispuesto a aceptarlo en ese preciso momento, la verdad es que tenía razón. Yo ya no era el que había muerto hace tanto, ya no era un muchacho de 22 años que se había aferrado a una mujer que prometía salvación y que nos enseñaba noche tras noche la manera de vivir adecuadamente. Ni siquiera Dominique estaba ya con nosotros, él único capaz de soportarme era Jarko y había echado todo eso a perder.

– Todo lo digo por la emoción del momento – termine por admitir un tanto avergonzado de lo que antes saliera de mis labios. Pero no existía vergüenza que pudiera hacer retroceder el tiempo y evitar que yo dijera todo aquello y mucho menos podía volver el tiempo al momento en que había decidido abandonar a mi hermano. Las cosas estaban hechas y no podía hacer nada que no fuera aceptar la culpa de mis actos y permitir que Jarko hiciera lo que creyera conveniente para él – No pensé que las cosas iban a llegar a este punto y lo ultimo que deseo en estos momentos es discutir más contigo. Dejemos que todo esto pase Jarko y hablemos después. Lamento haberte preocupado a ese punto y de verdad que no pensé que te podrías de esta manera– pero mis palabras ya no tenían efecto alguno. Arruinaba la relación con mi hermano con cada palabra que decía y cuando le vi alejarse, le seguí, porque no creía que todo llegaría a aquel punto en que él decidía alejarse de mi por completo.

No existía acción alguna que alejara la terquedad de la mente de Jarko. Por eso era que ante sus palabras, termine por hacerme un lado. Si iba a irse, lo mejor era que lo hiciera y bien merecido que me tenía yo el que buscara mantener distancia conmigo.
– No preguntare nada más, no insistiré en que te quedes, ni te odiare por lo que has hecho a Lanna – le mire mientras abría la puerta – Solo sé consciente de que siempre seremos hermanos y siempre estaré esperando por tu regreso. El lugar al que llamo hogar jamás estará completo sin tu presencia. Ten cuidado y nos veremos – la puerta entonces se cerro, dejándome una sensación terrible. Quería destruir todo aquel lugar pero bien sabía que nada me serviría. Lo mejor era, tal y como Jarko me había dado a entender, que me hiciera responsable. Era un vampiro con más cinco mil años, sintiéndome más perdido que el joven de 22 años que aparentaba ser.

TERMINADO

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