Fréderic E. Bourgeois || ID

Personalidad

Un hombre que con una simple mirada puede hacer mucho más de lo que cualquiera dice; Ese es Fréderic.
Su sola presencia demuestra la confianza que se tiene, sin darse tiempo a titubeos ni pasos retráctiles que le alejen de sus objetivos, sin importar lo que se proponga conseguir, ya sea algo material o más ambiciosamente; Algún ser.
Altamente arrogante, con gustos sofisticados aún por sobre su característico trabajo, el cual acapara gran parte de su existencia. Siendo él mismo quien se encomendó que así fuera.

Intimidante, e intenso cuando debe serlo. Muy seguro de sus habilidades, por lo que el miedo no es algo presente en su vocabulario de ninguna manera.
Producto de todos sus ideales puede verse como alguien totalmente insensible, aunque por lo general así es. Cuesta mucho trabajo llegar a él de manera más íntima, puesto que no está en sus planes permitir que alguien toque aquella mínima parte más débil de su ser. Sólo que aquellas ocasiones en las que se dejó "sentir", fue años antes de que su obscura labor iniciara, siendo también la razón de su cambio y elección.
Nadie puede mantener un trabajo tan particular como él logra hacerlo, y por supuesto que debe existir un fuerte motivo. A fréderic lo mueve la venganza, el rencor y la culpa que él mismo se adjudicó. Y no no desistirá frente a nada ni nadie, con tal de llevar a cabo su objetivo.

Historia

¿Cómo podría un inocente convertirse en asesino? Existen muchas maneras...

Fréderic Efraín Bourgeois, nacido sólo bajo la custodia de una inigualable mujer, fuerte y sacrificada, aunque con una suerte muy lamentable al haber sido violada por maldito ebrio quien fue capaz de aprovecharse de la inocencia de una joven de apenas diecisiete años. Sin importar nada más, ni siquiera contar con el apoyo de su familia, quienes la dejaron a su suerte producto de la deshonra que su embarazo significaba, Arlette mantuvo sus ideales producto del bebé que esperaba, sin importar las circunstancias ella no era nadie para quitarle la vida.
Y así, una tarde cálida de otoño nació el delicado primogénito de la joven, a quien llamó Fréderic, basándose en el significado pacifico de aquel nombre, y claro, ella jamás podría imaginar el destino que le esperaba a su hijo.

Sólo existe una manera de conseguir el sustento necesario; Trabajo. Arlette comenzó a trabajar de sirvienta en una residencia de la única familia que la recibió con el pequeño de apenas unos meses de vida. Y de pronto sentía nuevamente el calor de hogar, su patrona la acogió brindándole el apoyo que necesitaba, e incluso le ayudó con la crianza de Fréderic, quien rápidamente comenzaba a crecer, y ayudaba con los labores a su madre. Ella era la luz de sus ojos, sabía el sacrificio que había echo por él desde su nacimiento, y por todo eso estaría en deuda con ella, misma deuda que aunque le dedicara toda su vida, no sería capaz de pagar.

Veinte años pasaron viviendo con la familia Bourgeois, siendo tanto el lazo que forjaron que incluso Arlette y Fréderic, adoptaron su apellido como propio, luego de las insistencias de la cálida familia, quien los veía a ambos como parte de ellos. Pero como toda armoniosa historia debe tener sus dificultades, lamentablemente estas atacaron a la madre de Fréderic, quien fue victima de una avanzada tuberculosis que la hizo caer internada al hospital.
Noches en vela e interminables días eran los que Fréderic pasaba junto a su madre, no iba a abandonarla, más aún sabiendo el trágico destino que le esperaba. El joven se sentía limitado e inútil, no podría cambiar el destino de aquella mujer que toda su vida se sacrificó por él, y ahora sólo podía sentarse a verla morir.
Gracias a trabajos esporádicos que realizaba, ganó el dinero que le permitió pagar por una doctora que se centrara sólo en su madre, sobretodo las horas que él no podría estar presente. Así fue como conoció a Lia, fue ella quien muchas veces consiguió trnaquilizarlo, buscando que sobrellevara el dolor que le estaba carcomiendo.

Un mes sin cambios, sin mejoras. Sabía que Arlette no resistiría mucho más y la desesperación volvía a él, haciéndose cada vez mas insoportable. Fue aquella fatídica noche precisamente, en la que no aguantó más y tuvo que salir a caminar, pidiendo exclusivamente a Lia que se quedara acompañándola.
No pasó más de una hora exactamente, y sin saber porque regresó a toda velocidad al hospital. La visión que vino luego de eso, fue la más horrenda de las pesadillas para Fréderic. El suelo, sin vida y prácticamente descuartizado, yacía el cuerpo de su madre. Las piernas del joven flaquearon, dejándolo de rodillas y agatas llegó a sostener el cadáver de la mujer. Fue un grito desgarrador el que afloró de su garganta. lloró y liberó toda su impotencia, sólo para luego fijarse de un pequeño detalle que había pasado por alto anteriormente; El cuerpo de Arlette se encontraba totalmente drenado, ni una gota de sangre en él.
Si antes había dudado de la existencia de seres sobrenaturales, ahora no le quedaba duda.. ¿Y donde estaba Lia? ¿Acaso había sido ella? La mente de Fréderic alojaba un sin fin de cuestionamientos, y cada uno más irracional que el anterior.

Y como era de esperarse la muerte de su progenitora fue el plus que dio el giro tan macabro en su vida. La venganza es el único fin que le motiva a seguir, buscaría sin descanso al o la responsable que le arrebató a quien más amaba. Y sólo con esfuerzo conseguiría aquello. Se entrenó por años, convirtiéndose en un asesino especializado... Un cazador nocturno.