AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:23 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
Había tardado mucho en llegar, había pedido que lo trajeran desde el Magreb, en el norte de África. No solía ser muy fan de esas joyas acusadas de haber sido usada en extraños rituales de hechicería oscura. Había visto algunos, pero nunca había notado ni el más leve resquicio de magia en sus gemas o el mínimo espíritu perturbado. Pero este era diferente, ya no solo tenía interés en él a modo de hechicero, sino que también me interesaba a modo de coleccionista puro. Se decía que había pertenecido al mismísimo Saladino y se decía que te nía en su interior el poder de doblegar a los hombres en la batalla, sinceramente no creía que fuera así, realmente todas esas cosas eran cuentos de viejas aunque poseer algo del famoso general de los árabes era algo muy suculento, fuera o no mágico.
Aún no era mio, se iba a subastar en una de las más afamadas casas de París y claramente, como ya era costumbre, no pensaba esperar a que llegara ese momento, quería llevármela directamente del navío en el que lo traían. No utilizando ninguna artimaña mágica, simplemente usando el poderoso lazo y poder persuasivo del dinero. Que seguro que sería menos de lo que podría alcanzar en la subasta.
Sentí bastante rabia cuando al subir al barco me dijeron que no estaba, que había desaparecido. Todo eran palabras titubeantes y excusas baratas. Todo fue así hasta que uno de los marineros, suplicando por su vida dijo que había visto un gato con el brazalete en la boca. No creía que fuera mentira aunque todos hubieran creído que era así, que no fuera asequible para un ladrón corriente domesticar un gato así, si podía serlo para otro tipo de personas. Sentí la tentación de decirles a mis acompañantes que dieran una lección a estos marineros, pero no valía la pena. Ahora había prisa.
En realidad no fue difícil encontrar a una sospechosa. Las tallas de hueso que llevaba siempre conmigo eran muy útiles para estas cosas. La encontré caminado en medio del barrio portuario. Decidí abordarla aparentemente solo, los cuatro fortachones que venían conmigo nos rodeaban y bloqueaban las calles. Pensaba asustarla con mis camaradas, el método tradicional, extorsión a base de miedo. Si eso no funcionaba tendría que utilizar alguna estrategia más elevada, era difícil decirme que no. Tenía la estrategia en mente, también podía ofrecerle dinero pero no quería gastarme más de lo que ya me había gastado, esa sería mi última opción.
- Buenas noches, modemoiselle.- dije mientras me ponía en medio del camino que llevaba la joven.- Siento interrumpirla, pero me temo que algunos amigos marinos me han comentado que tal vez usted pudiera tener un bello brazalete engarzado de esmeraldas,algo que no le pertenece, algo que me pertenece.- dije enfatizando fuertemente el "me"
Aún no era mio, se iba a subastar en una de las más afamadas casas de París y claramente, como ya era costumbre, no pensaba esperar a que llegara ese momento, quería llevármela directamente del navío en el que lo traían. No utilizando ninguna artimaña mágica, simplemente usando el poderoso lazo y poder persuasivo del dinero. Que seguro que sería menos de lo que podría alcanzar en la subasta.
Sentí bastante rabia cuando al subir al barco me dijeron que no estaba, que había desaparecido. Todo eran palabras titubeantes y excusas baratas. Todo fue así hasta que uno de los marineros, suplicando por su vida dijo que había visto un gato con el brazalete en la boca. No creía que fuera mentira aunque todos hubieran creído que era así, que no fuera asequible para un ladrón corriente domesticar un gato así, si podía serlo para otro tipo de personas. Sentí la tentación de decirles a mis acompañantes que dieran una lección a estos marineros, pero no valía la pena. Ahora había prisa.
En realidad no fue difícil encontrar a una sospechosa. Las tallas de hueso que llevaba siempre conmigo eran muy útiles para estas cosas. La encontré caminado en medio del barrio portuario. Decidí abordarla aparentemente solo, los cuatro fortachones que venían conmigo nos rodeaban y bloqueaban las calles. Pensaba asustarla con mis camaradas, el método tradicional, extorsión a base de miedo. Si eso no funcionaba tendría que utilizar alguna estrategia más elevada, era difícil decirme que no. Tenía la estrategia en mente, también podía ofrecerle dinero pero no quería gastarme más de lo que ya me había gastado, esa sería mi última opción.
- Buenas noches, modemoiselle.- dije mientras me ponía en medio del camino que llevaba la joven.- Siento interrumpirla, pero me temo que algunos amigos marinos me han comentado que tal vez usted pudiera tener un bello brazalete engarzado de esmeraldas,algo que no le pertenece, algo que me pertenece.- dije enfatizando fuertemente el "me"
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:24 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
Odiaba que la gente me tratara como alguien estupido, para cualquiera esto no podría ser aparente pero para mi si lo era, los que estamos versados en los secretos de la brujería tenemos la capacidad de ver más allá de lo evidente, ver los movimientos de las auras de las personas. Era algo muy util porque te permitía saber que personas era proclives para ser extorsionadas o estafadas. Por eso sabía que todo esto no le daba miedo, !le resultaba divertido!
No me había parado a verla bien, ahora era el primer momento en que me paraba a hacerlo, veía un aura burlona y confiada, nada que me desagradara, nada que en otra circunstancia no pudiera haberme resultado hasta divertido. Pronto me di cuenta de lo familiar que me resultaba esta aura ¿la había visto antes? lo vi claro cuando me fije un poco más, ¿un gato?
Era la segunda vez en mi vida que veía algo así, y la anterior vez fue hacía ya muchos años. Con un movimiento leve mandé a acercarse a mis fortachones amigos, como si pretendiera marcar territorio- No me gusta que me mientan, señorita. Siempre me ha resultado algo molesto.- ¿O acaso me decía la verdad? no lo creía, ahora la historia del gato que huía tenía más sentido, era todo demasiada casualidad. Cierto es que no tenía ninguna prueba, pero tampoco es como si la necesitara.- Normalmente la gente suele tratarme con más respeto y hasta con sumisión, no negaré que pueda gustarme la diferencia, pero yo la he tratado con respeto, pero lo mismo pido modemoiselle- Esta persepción de su felinidad me permitía cambiar mi plan de abordaje, ahora tenía muchisimo más peso en la extorsión, ciertamente hay muchos inquisidores a los que les encantaría echarle el guante a una gatita tan especial como era esta.
-Aunque Dios también sabe que no quiero hacerle daño a una "gatita" tan excepcional.- Esto ultimo lo dije con bastante sorna, como si afirmara saber lo que era, como realmente podía verlo. Es cierto que con esto delataba mi condición diferenciante del resto del vulgo de personas normales, pero valía la pena, nunca había visto a una cambiante y esto bien lo valía. Aunque esto no significaba que iba a dejar que se quedara con el brazalete
No me había parado a verla bien, ahora era el primer momento en que me paraba a hacerlo, veía un aura burlona y confiada, nada que me desagradara, nada que en otra circunstancia no pudiera haberme resultado hasta divertido. Pronto me di cuenta de lo familiar que me resultaba esta aura ¿la había visto antes? lo vi claro cuando me fije un poco más, ¿un gato?
Era la segunda vez en mi vida que veía algo así, y la anterior vez fue hacía ya muchos años. Con un movimiento leve mandé a acercarse a mis fortachones amigos, como si pretendiera marcar territorio- No me gusta que me mientan, señorita. Siempre me ha resultado algo molesto.- ¿O acaso me decía la verdad? no lo creía, ahora la historia del gato que huía tenía más sentido, era todo demasiada casualidad. Cierto es que no tenía ninguna prueba, pero tampoco es como si la necesitara.- Normalmente la gente suele tratarme con más respeto y hasta con sumisión, no negaré que pueda gustarme la diferencia, pero yo la he tratado con respeto, pero lo mismo pido modemoiselle- Esta persepción de su felinidad me permitía cambiar mi plan de abordaje, ahora tenía muchisimo más peso en la extorsión, ciertamente hay muchos inquisidores a los que les encantaría echarle el guante a una gatita tan especial como era esta.
-Aunque Dios también sabe que no quiero hacerle daño a una "gatita" tan excepcional.- Esto ultimo lo dije con bastante sorna, como si afirmara saber lo que era, como realmente podía verlo. Es cierto que con esto delataba mi condición diferenciante del resto del vulgo de personas normales, pero valía la pena, nunca había visto a una cambiante y esto bien lo valía. Aunque esto no significaba que iba a dejar que se quedara con el brazalete
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:25 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
Cada vez me hacía más gracia la joven mujer, se comportaba como si ella fuera la que mandaba en todo este asunto. ¿Acaso no veía que podía ordenarle a sus subordinados su muerte en cualquier momento?¿No veía que su vida podía estar pendiente de un hilo? O era excepcionalmente fuerte y valiente, o estaba rematadamente loca. Probablemente como una cabra.
-Por favor, señorita.- dime abriendo los brazos, imitando una actitud abierta, a este juego podiamos jugar ambos, pero también los dos debiamos saber que en algún momento se nos podrían acabar las palabras bien-sonantes y llegar a las malsonantes.- No pretendía que mis amigos y compañeros la asustaran, ni nada por el estilo.- dije mientras me acercaba un poco a la posición de uno de los fortachones que más cerca de mi se encontraba.- Por ejemplo, este afable hombre de aquí.- decía mientras me acercaba al hombre, el cual me sacaba la cabeza y medio tronco. Tenía un aspecto ciertamente digno de respeto, su cara adornada con una cicatriz que iba de lado a lado de su rostro, no lo hacía parecer más asequible, precisamente.- Se llama Rufus y su afición favorita es ir por el bosque cogiendo flores y rescatar pajaritos heridos.- Esto último lo decía con mucho sarcasmo, ciertamente su acción favorita era ir al bosque, pero normalmente con una chica... la cual normalmente quedaba herida. Si ahora estaba conmigo era porque le había ofrecido un trato que no podía rechazar, había hecho que los cuerpos por los que lo ajusticiaron desaparecieran y le había conseguido la exculpación.... y dinero suficiente, mes a mes, para tener una chica casi todos los dias de la semana. Sabía que miraba a la gatita con deseo, pero sabía que su statu quo dependía de servirme bien. Era bruto, pero no tonto.
Con una seña, ante las palabras de la chica, mis subalternos se alejaron un paso atrás, no mucho pues sabían que podía necesitarlos pronto, pero si suficiente para que no se pudiera decir que no hacía caso a las peticiones de una dama.- ¿De verdad cree que podamos llegar a un acuerdo, modemoiselle, si como dice usted no tiene nada que ofrecerme?-
Soy un negociante, me gusta verme como tal. A veces llego a extremos en mis intereses y métodos que muchos no considerarían del todo éticos o validos, pero nadie podía negar que no conseguía mis objetivos religiosamente. Ella ahora me ofrecía un trato, y eso no era algo malo, siempre que no fuera muy descabellado, a fin de cuentas, lo que tenía era un articulo de subasta que se vendería por una pequeña fortuna.- ¿Acaso podría convencerla con alguna cosa.....o con alguna cantidad en concreto? Le recomiendo no ser muy exigente, no suelo ser tan afable con el resto de mis negocios, señorita.....- dije esperando oir su nombre, con un poco de suerte pudiera ser que perteneciera a una familia o casa que me deba algún favor, y todo lo que estaba haciendo ahora no fuera más que una tontería. No era una gran posibilidad pues no me había reconocido, y normalmente uno no se olvida de su "protector", como me gustaba llamarlo.
-Por favor, señorita.- dime abriendo los brazos, imitando una actitud abierta, a este juego podiamos jugar ambos, pero también los dos debiamos saber que en algún momento se nos podrían acabar las palabras bien-sonantes y llegar a las malsonantes.- No pretendía que mis amigos y compañeros la asustaran, ni nada por el estilo.- dije mientras me acercaba un poco a la posición de uno de los fortachones que más cerca de mi se encontraba.- Por ejemplo, este afable hombre de aquí.- decía mientras me acercaba al hombre, el cual me sacaba la cabeza y medio tronco. Tenía un aspecto ciertamente digno de respeto, su cara adornada con una cicatriz que iba de lado a lado de su rostro, no lo hacía parecer más asequible, precisamente.- Se llama Rufus y su afición favorita es ir por el bosque cogiendo flores y rescatar pajaritos heridos.- Esto último lo decía con mucho sarcasmo, ciertamente su acción favorita era ir al bosque, pero normalmente con una chica... la cual normalmente quedaba herida. Si ahora estaba conmigo era porque le había ofrecido un trato que no podía rechazar, había hecho que los cuerpos por los que lo ajusticiaron desaparecieran y le había conseguido la exculpación.... y dinero suficiente, mes a mes, para tener una chica casi todos los dias de la semana. Sabía que miraba a la gatita con deseo, pero sabía que su statu quo dependía de servirme bien. Era bruto, pero no tonto.
Con una seña, ante las palabras de la chica, mis subalternos se alejaron un paso atrás, no mucho pues sabían que podía necesitarlos pronto, pero si suficiente para que no se pudiera decir que no hacía caso a las peticiones de una dama.- ¿De verdad cree que podamos llegar a un acuerdo, modemoiselle, si como dice usted no tiene nada que ofrecerme?-
Soy un negociante, me gusta verme como tal. A veces llego a extremos en mis intereses y métodos que muchos no considerarían del todo éticos o validos, pero nadie podía negar que no conseguía mis objetivos religiosamente. Ella ahora me ofrecía un trato, y eso no era algo malo, siempre que no fuera muy descabellado, a fin de cuentas, lo que tenía era un articulo de subasta que se vendería por una pequeña fortuna.- ¿Acaso podría convencerla con alguna cosa.....o con alguna cantidad en concreto? Le recomiendo no ser muy exigente, no suelo ser tan afable con el resto de mis negocios, señorita.....- dije esperando oir su nombre, con un poco de suerte pudiera ser que perteneciera a una familia o casa que me deba algún favor, y todo lo que estaba haciendo ahora no fuera más que una tontería. No era una gran posibilidad pues no me había reconocido, y normalmente uno no se olvida de su "protector", como me gustaba llamarlo.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:25 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
No me suelen gustar las jovencitas que se creen mejores que yo solo por haber nacido en una buena casa y una buena familia, había vivido mucho de eso en mi hogar, me había dicho mucho de joven que por ese dinero nunca llegarían a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Claramente me mentía. Tampoco podía entender como una joven como esta, que parecía de buena familia, con buenos trajes y un porte elegante, podía o quería acabar en el robo. Ciertamente el dinero para ella no era lo mismo que sería para un mendigo, no se conformaría con dos monedas o con la promesa de un par de comidas calientes. Eso me dificultaba todo el negocio.
-Creo que a la señorita Freya no le falta el dinero.- dije siendo un tanto impertinente.- Me extrañaría por tanto que la cantidad que pudiera decir pueda convencerle minimamente, siendo honestos.- Ya me había puesto bastante más serio con una actitud más propia de un comerciante y negociador avezado.- Pero puedo ofrecer otras cosas, cosas que no podría encontrar en un mercado normal de Paris.- Igual que yo sabía que ella no era una mujer normal, estaba dando por hecho que ella sabía que yo tampoco era el hombre corriente que camina por las calles de la ciudad. Yo podía ofrecer ciertos articulos vedados al resto de personas.
Con parsimonia saque un pequeño frasco de uno de los multiples bolsillos pequeños diminutos. El contenido del frasco era negro como la noche, y daba el aspecto, si se lo miraba con detenimiento parecía que una tormenta vivía en el interior del frasco.- Nunca encontrará esto en un puesto parisino.- dije mientras me sentaba en el barril al lado del cual ocupaba la damisela.- Agua de locura, especialmente útil si alguna persona con un cargo de poder desea ajusticiarla y, Dios no lo quiera, quemarla en la hoguera. Como muchos de mis camaradas, han sufrido.- Uno de mis camaradas se estremeció, me vio una vez usarla y nunca lo borró de su mente. Era magia necromántica de muy alto nivel, los ingredientes para esto habían sido muy dificiles de encontrar, pero no tanto como el brazalete. Temía que esto delatara parcialmente mi interés por la joya engarzada que ella se había llevado.
-Creo que a la señorita Freya no le falta el dinero.- dije siendo un tanto impertinente.- Me extrañaría por tanto que la cantidad que pudiera decir pueda convencerle minimamente, siendo honestos.- Ya me había puesto bastante más serio con una actitud más propia de un comerciante y negociador avezado.- Pero puedo ofrecer otras cosas, cosas que no podría encontrar en un mercado normal de Paris.- Igual que yo sabía que ella no era una mujer normal, estaba dando por hecho que ella sabía que yo tampoco era el hombre corriente que camina por las calles de la ciudad. Yo podía ofrecer ciertos articulos vedados al resto de personas.
Con parsimonia saque un pequeño frasco de uno de los multiples bolsillos pequeños diminutos. El contenido del frasco era negro como la noche, y daba el aspecto, si se lo miraba con detenimiento parecía que una tormenta vivía en el interior del frasco.- Nunca encontrará esto en un puesto parisino.- dije mientras me sentaba en el barril al lado del cual ocupaba la damisela.- Agua de locura, especialmente útil si alguna persona con un cargo de poder desea ajusticiarla y, Dios no lo quiera, quemarla en la hoguera. Como muchos de mis camaradas, han sufrido.- Uno de mis camaradas se estremeció, me vio una vez usarla y nunca lo borró de su mente. Era magia necromántica de muy alto nivel, los ingredientes para esto habían sido muy dificiles de encontrar, pero no tanto como el brazalete. Temía que esto delatara parcialmente mi interés por la joya engarzada que ella se había llevado.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:26 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
No pude más que encogerme de ambos ante su cumplido, por primera vez en toda la conversación sentía que habíamos avanzado algo. Parecía que el frasco de la locura le había gustado, !y no era para menos! Esto era muy difícil de conseguir y de controlar, por eso me decepcionó un poco cuando dijo que le gustaría tener más para poder elegir. Ciertamente tenía otros artículos de bastante valor, pero no aquí. Normalmente no voy con cosas de alto valor por las calles, salvo que tenga alguna razón para traerlas. Si hubiera sabido que iba a acabar en esta situación tal vez me habría traído otras cosas de valor.- Me temo que aquí y ahora no llevo encima otras cosas de valor semejante. Nada más que cosas inferiores. Un par de tónicos de olvido y parálisis, así como un par de nubes en frasco, pero nada más. Aún así, señorita, si lo desea de verdad, en mi mansión puedo ofrecerle otras cosas de semejante valor......- Me sorprendería mucho que dijera que si a algo así, yo no lo haría pero era cierto lo que le estaba diciendo. Si lo quería aquí, tendría que ser ese frasco.
Únicamente tenía una cosa de valor en mi ahora mismo, pero no era nada que pudiera interesarle. Nada más que unas cuantas semillas de tomates. A fin de cuentas mi inicios mágicos y de mi vida en general fueron en el campo, la horticultura y la magia oscura eran mis dos aficiones favoritas y me encantaba mezclarlas. Encantaría estas semillas y en un par de semanas tendría una agradable cosecha de tomates letales. Ideales para una buena ensalada de un noble que me llevaba dando problemas.
-Otra manera de eliminar sus dudas ante la excelencia de mi producto.- dije señalando al frasco de tormenta.- Siempre podemos probarlo, cualquiera de mis camaradas estaría contento de ayudarme a solucionar este problemilla.- Los cuatro me miraron con pavor, realmente eso no sería algo más que temporal. Un simple desmayo provocado y en casa una cura y un borrado de recuerdos y pasaran como si no hubiera pasado nada, un par de semanas en cama atado con alucinaciones no era tan horrible si había posibilidad de mejora. Un par de ellos dieron un paso atrás, como si quisieran huir de la situación. Era lógico, es una respuesta difícil preguntar si era preferible eso a la muerte.- El producto tiene tan buena calidad, que una sola gota serviría para tumbar a cualquiera de mis amigos-
Únicamente tenía una cosa de valor en mi ahora mismo, pero no era nada que pudiera interesarle. Nada más que unas cuantas semillas de tomates. A fin de cuentas mi inicios mágicos y de mi vida en general fueron en el campo, la horticultura y la magia oscura eran mis dos aficiones favoritas y me encantaba mezclarlas. Encantaría estas semillas y en un par de semanas tendría una agradable cosecha de tomates letales. Ideales para una buena ensalada de un noble que me llevaba dando problemas.
-Otra manera de eliminar sus dudas ante la excelencia de mi producto.- dije señalando al frasco de tormenta.- Siempre podemos probarlo, cualquiera de mis camaradas estaría contento de ayudarme a solucionar este problemilla.- Los cuatro me miraron con pavor, realmente eso no sería algo más que temporal. Un simple desmayo provocado y en casa una cura y un borrado de recuerdos y pasaran como si no hubiera pasado nada, un par de semanas en cama atado con alucinaciones no era tan horrible si había posibilidad de mejora. Un par de ellos dieron un paso atrás, como si quisieran huir de la situación. Era lógico, es una respuesta difícil preguntar si era preferible eso a la muerte.- El producto tiene tan buena calidad, que una sola gota serviría para tumbar a cualquiera de mis amigos-
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:27 pm, editado 1 vez
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
No me gustaba la pintura, podía deleitarme con la música o incluso ver belleza en la dificultad de ejecución de la creación de una escultura bastante realista, pero en mi mente consideraba la pintura como la más innecesaria de las artes. Tal vez muchos puedan decir que es un claro indicio de que la sangre campesina de mis padres aún corre por mis venas, y que aún distan bastante de contaminarse con las formas y gustos de la metropoli. A muchos esto podía parecerles algo malo pero yo llegaba hasta enorgullecerme de esto. Por eso cuando dije.- No entiendo casi nada de arte, pero si se de buscar y encontrar, supongo que eso valdrá.- no lo decía en broma.
Había formas muy simples de encontrar algo que no se sabe donde esta, pero la mayoría incluyen la utilización de artilugios mágicos o conocer el aspecto de lo que uno busca, indudablemente ninguna de las dos cosas podía poseerlas en este momento y no podría poseerlas. Nada más entablar la conversación con la señorita intenté hacer lo que hago siempre, buscar en sus recuerdos buscando debilidades, estudiar a mi adversario para sacar el máximo provecho, de su mente todo lo que saqué fue un zarpazo.
Hay más razones para no usar esos metodos simples, y es la facilidad con la que alguien entendido en magia puede notarlo. Es cierto que ella decía que se suponía que estaba en manos de la Iglesia y estos suelen ser los menos duchos en asuntos espirituales y trascendentes, pero no vale la pena jugarsela. No sería la primera vez que me encuentro un hechicero trabajando para el clero.
Arrodillado en el suelo, puse mi mano sobre la tierra, tal vez no supiera como era el cuadro, pero si sabía como era un cuadro. No podía buscar el concreto pero, ¿cuantos cuadros hay en las catacumbas de París?. Resulto que muchos, docenas y docenas. Tenía más trucos sobre la manga.
-No tengo una imagen del cuadro, nunca antes lo vi.- dije a la joven negociantes.- pero doy por hecho que sale una crucifixión en él.- dije con una sonrisa sarcástica.- Hay muchos cuadros bajo tierra, más de cien solo bajo recintos eclesiales.-Ese conocimiento repentino tenía truco, curiosamente esta no era magia de búsqueda, era magia de comunicación, a través de las raíces interconectadas de las plantas, a lo largo de la ciudad, un truco bastante campestre.
Me levanté del suelo y silbé entonando una canción extraña. Otro truco de campo.- Espero que no tenga hambre ahora.- dije soltando una risotada. Al principio no parecía pasar nada, pero de un momento a otro, decenas de ratas, ratoncillos y cucarachas empezaron a brotar de todos los rincones y agujeros que nos rodeaban.- Buscadlo, mostradmelo pequeños amigos.- decía susurrando una y otra vez, mientras las miriadas de plagas se dispersaban por todo París, buscando los sotanos, buscando el cuadro.
-Mientras tanto señorita.- dije mientras sacaba el frasco de nuevo y se lo ponía en la mano.- Una sola gota es suficiente.- dije señalandole a mis fortachones, aún asustados como cobayas. Uno no pudo reprimirlo y empezó la carrera lejos de nosotros. Eligió muerte antes que locura
Había formas muy simples de encontrar algo que no se sabe donde esta, pero la mayoría incluyen la utilización de artilugios mágicos o conocer el aspecto de lo que uno busca, indudablemente ninguna de las dos cosas podía poseerlas en este momento y no podría poseerlas. Nada más entablar la conversación con la señorita intenté hacer lo que hago siempre, buscar en sus recuerdos buscando debilidades, estudiar a mi adversario para sacar el máximo provecho, de su mente todo lo que saqué fue un zarpazo.
Hay más razones para no usar esos metodos simples, y es la facilidad con la que alguien entendido en magia puede notarlo. Es cierto que ella decía que se suponía que estaba en manos de la Iglesia y estos suelen ser los menos duchos en asuntos espirituales y trascendentes, pero no vale la pena jugarsela. No sería la primera vez que me encuentro un hechicero trabajando para el clero.
Arrodillado en el suelo, puse mi mano sobre la tierra, tal vez no supiera como era el cuadro, pero si sabía como era un cuadro. No podía buscar el concreto pero, ¿cuantos cuadros hay en las catacumbas de París?. Resulto que muchos, docenas y docenas. Tenía más trucos sobre la manga.
-No tengo una imagen del cuadro, nunca antes lo vi.- dije a la joven negociantes.- pero doy por hecho que sale una crucifixión en él.- dije con una sonrisa sarcástica.- Hay muchos cuadros bajo tierra, más de cien solo bajo recintos eclesiales.-Ese conocimiento repentino tenía truco, curiosamente esta no era magia de búsqueda, era magia de comunicación, a través de las raíces interconectadas de las plantas, a lo largo de la ciudad, un truco bastante campestre.
Me levanté del suelo y silbé entonando una canción extraña. Otro truco de campo.- Espero que no tenga hambre ahora.- dije soltando una risotada. Al principio no parecía pasar nada, pero de un momento a otro, decenas de ratas, ratoncillos y cucarachas empezaron a brotar de todos los rincones y agujeros que nos rodeaban.- Buscadlo, mostradmelo pequeños amigos.- decía susurrando una y otra vez, mientras las miriadas de plagas se dispersaban por todo París, buscando los sotanos, buscando el cuadro.
-Mientras tanto señorita.- dije mientras sacaba el frasco de nuevo y se lo ponía en la mano.- Una sola gota es suficiente.- dije señalandole a mis fortachones, aún asustados como cobayas. Uno no pudo reprimirlo y empezó la carrera lejos de nosotros. Eligió muerte antes que locura
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:28 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
Cuando vi a "mujer-gato" correr detrás del fortachón cobarde no pude más que impresionarme, realmente era reflejos absolutamente felinos. Yo no podría haber tenido una reacción tan rápida, ni probablemente lo hubiera alcanzado. Mi conocimiento de las calles de París no era suficiente para moverme con la soltura que la muchacha mostraba. Ni siquiera hice ademán de moverme, no conocía tanto de los cambiaformas como me gustaría, pero si la mitad de lo que había leído era cierto, no tenía ni la más mínima oportunidad.
Una vez la joven se hubiera marchado mis macarras se acercaron a mi.- Señor, por qué no cogemos el brazalete y nos vamos. Yo creo que entre los tres que estamos aquí podemos con una jovencita....- Realmente pensaba que si me lo proponía yo podría reducirla, pero eso sería algo con muy poca visión.- Yo no pienso aguantar esto, no pienso dejar que juegues con nosotros Ortolani, no me interesa que uses esos extraños mejunjes herejes con nosotros. Podemos ir a un corresponsal de la Inquisición y...- No soporto la insubordinación, no llegó a terminar la frase para cuando ya estaba elevado en el aire, sus pies ya no tocaban el suelo. Este hombre me sacaba toda la cabeza en altura, pero como también habría de decirse de esa joven, no todo es el tamaño físico. Unas simples palabras hicieron que el hombre se convirtiera en una carcasa sin alma, los ojos hundidos y una expresión sin pensamiento. Acto seguido llamas brotaron de su cuerpo, para consumir la cascara. Este era un conjuro muy poderoso, no era algo para hacer improvisado. Cada vez que alguno como estos tontos entraba a mis servicios firmaba un contrato, un contrato de sangre. Cuando se activaba esta clausula era cosa mía. Yo les daba lujos y excesos, ellos su alma. Un trato justo y beneficioso, para mi.
Un saco de huesos y ceniza fue todo lo que cayó en el suelo. Sus compañeros solo podían tragar saliva y bajar la cabeza.- Nunca toleraré la insubordinación, que ni se os pase por la cabeza. Yo soy el que piensa y decide como se hacen las cosas, pensad que mis motivos tendré y por ellos actuaré. Recordad que mi mente ve negocio donde solo veis ofuscación. Entendido.- dije ya furioso. Rápidamente me giré para volver con la joven, ya casi nos había alcanzado. No sabía lo que había o no visto, pero tampoco me importaba. Sabía que no diría nada, sus ojos al darle el frasco me dijeron que esas acciones no eran del todo desagradables para ella.
-Lamento que haya huido, pero veo que conseguisteis alcanzarlo.- dije con una sonrisa cómplice, mientras oía los chillidos del hombre, que duraron apenas un minuto. Se había pasado de dosis, la locura lo llevó al suicidio.- Vaya, una gota era suficiente. Aunque creo que ya no hay duda de la efectividad de mis preparados, ¿cierto?-
En ese instante, una rata se ponía a dos patas a mis pies, tirando con una de sus patas delanteras de mi pantalón. Con una de mis manos la cogí por el lomo y la puse a mi altura, para escuchar lo que su mente tenía que decirme.- Muchas gracias amiguita.- dije mientras le daba un pedazo de pan de uno de mis bolsillos y la devolvía al suelo.- Rue de la Discordie, nº 45. A 8 manzanas al este. Es el subsótano de una taberna dirigida por la orden de los Oradores del Cristo Apaleado.- dije mientras extendía la mano para recibir el brazalete. Obviamente era una dirección falsa, no esperaba que me diera el brazalete tan fácil. Tal vez incluso huyera directamente a esa dirección sin darme nada. Soy honesto en el fondo y me interesaba acabar bien el negocio, así mismo tampoco soy tonto.
Una vez la joven se hubiera marchado mis macarras se acercaron a mi.- Señor, por qué no cogemos el brazalete y nos vamos. Yo creo que entre los tres que estamos aquí podemos con una jovencita....- Realmente pensaba que si me lo proponía yo podría reducirla, pero eso sería algo con muy poca visión.- Yo no pienso aguantar esto, no pienso dejar que juegues con nosotros Ortolani, no me interesa que uses esos extraños mejunjes herejes con nosotros. Podemos ir a un corresponsal de la Inquisición y...- No soporto la insubordinación, no llegó a terminar la frase para cuando ya estaba elevado en el aire, sus pies ya no tocaban el suelo. Este hombre me sacaba toda la cabeza en altura, pero como también habría de decirse de esa joven, no todo es el tamaño físico. Unas simples palabras hicieron que el hombre se convirtiera en una carcasa sin alma, los ojos hundidos y una expresión sin pensamiento. Acto seguido llamas brotaron de su cuerpo, para consumir la cascara. Este era un conjuro muy poderoso, no era algo para hacer improvisado. Cada vez que alguno como estos tontos entraba a mis servicios firmaba un contrato, un contrato de sangre. Cuando se activaba esta clausula era cosa mía. Yo les daba lujos y excesos, ellos su alma. Un trato justo y beneficioso, para mi.
Un saco de huesos y ceniza fue todo lo que cayó en el suelo. Sus compañeros solo podían tragar saliva y bajar la cabeza.- Nunca toleraré la insubordinación, que ni se os pase por la cabeza. Yo soy el que piensa y decide como se hacen las cosas, pensad que mis motivos tendré y por ellos actuaré. Recordad que mi mente ve negocio donde solo veis ofuscación. Entendido.- dije ya furioso. Rápidamente me giré para volver con la joven, ya casi nos había alcanzado. No sabía lo que había o no visto, pero tampoco me importaba. Sabía que no diría nada, sus ojos al darle el frasco me dijeron que esas acciones no eran del todo desagradables para ella.
-Lamento que haya huido, pero veo que conseguisteis alcanzarlo.- dije con una sonrisa cómplice, mientras oía los chillidos del hombre, que duraron apenas un minuto. Se había pasado de dosis, la locura lo llevó al suicidio.- Vaya, una gota era suficiente. Aunque creo que ya no hay duda de la efectividad de mis preparados, ¿cierto?-
En ese instante, una rata se ponía a dos patas a mis pies, tirando con una de sus patas delanteras de mi pantalón. Con una de mis manos la cogí por el lomo y la puse a mi altura, para escuchar lo que su mente tenía que decirme.- Muchas gracias amiguita.- dije mientras le daba un pedazo de pan de uno de mis bolsillos y la devolvía al suelo.- Rue de la Discordie, nº 45. A 8 manzanas al este. Es el subsótano de una taberna dirigida por la orden de los Oradores del Cristo Apaleado.- dije mientras extendía la mano para recibir el brazalete. Obviamente era una dirección falsa, no esperaba que me diera el brazalete tan fácil. Tal vez incluso huyera directamente a esa dirección sin darme nada. Soy honesto en el fondo y me interesaba acabar bien el negocio, así mismo tampoco soy tonto.
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
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Última edición por Portia L. Fickzó el Sáb Ene 24, 2015 6:29 pm, editado 1 vez
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
Sorpresa, esa fue la cara que se me quedó cuando la mujer se desvistió. Obviamente eso no era algo que realizaría una mujer normal de esta época, ¿acaso estaría loca? Es cierto que los "locos" suelen ser mucho más interesantes que los comúnmente denominados cuerdos.- Creo que pueda ser un poco, demasiado captante de atención.- diciéndolo de la manera más cortés que se me paso por la mente.- ir por la ciudad de esa manera. Y no es que me desagrade personalmente, pero no soy de las personas que le encanta llamar la atención de sus convecinos.- En esta época la estética era muy importante, sobre todo cuando uno tenía una posición social de respeto. Los trajes cerrados y los trajes de etiqueta que buscaban ocultar cada parcela del cuerpo eran otro medio de represión social, tan válido como otro cualquiera. Era una de las normas de esta sociedad, uno debía comportarse de cierta manera, hablar de cierta manera, si no quería ser un paria. Con esto también le daba una respuesta afirmativa a lo de la localidad, no me importaba e incluso lo propuse antes, en el fondo me sorprendía que aceptara. Aunque a estas alturas podía notar que se había dado cuenta. Yo no necesitaba a esos escoltas, no eran más que un bulto para ahuyentar a los ladrones tontos, el único "peligroso" era yo, y nunca atacaría a alguien con quien estaba realizando una transacción económica. no soy tan estúpido.
Dicho esto, el grandullón volvió a tenderle el vestido.- Podemos considerar el ademán de entregarlo como una muestra de confianza, por lo que yo caeré en lo mismo.- Obviamente no era suficiente para para darme suficiente confianza para darle la localización del cuadro.- Vamos a hacer un trato. Ahora usted me acompañará a la entrada de mi domicilio. Si lo desea podrá entrar pero no se sienta obligada a ello.- Soy un hombre de negocios, como tal quería mantenerme la posibilidad de futuros tratos, para ello necesitaba que ella supiera por lo menos donde encontrarme, para poder realizar futuros negocios.- Ese será nuestro punto de encuentro. Una vez allí yo iré a por el cuadro, usted por el brazalete. A la vuelta realizamos un intercambio.- Ciertamente esto era una jugada, si ella sabía donde vivía podía plantear un robo en mi domicilio (que lo intentara, a ver que pasaba, no saldría de allí), o incluso seguirme y robarme el cuadro. Este era el voto de confianza que depositaba en ella- ¿Que me dice?
Dicho esto, el grandullón volvió a tenderle el vestido.- Podemos considerar el ademán de entregarlo como una muestra de confianza, por lo que yo caeré en lo mismo.- Obviamente no era suficiente para para darme suficiente confianza para darle la localización del cuadro.- Vamos a hacer un trato. Ahora usted me acompañará a la entrada de mi domicilio. Si lo desea podrá entrar pero no se sienta obligada a ello.- Soy un hombre de negocios, como tal quería mantenerme la posibilidad de futuros tratos, para ello necesitaba que ella supiera por lo menos donde encontrarme, para poder realizar futuros negocios.- Ese será nuestro punto de encuentro. Una vez allí yo iré a por el cuadro, usted por el brazalete. A la vuelta realizamos un intercambio.- Ciertamente esto era una jugada, si ella sabía donde vivía podía plantear un robo en mi domicilio (que lo intentara, a ver que pasaba, no saldría de allí), o incluso seguirme y robarme el cuadro. Este era el voto de confianza que depositaba en ella- ¿Que me dice?
Hans Ortolani- Hechicero Clase Alta
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Re: Ah ! Vous dirai-je Maman Ce qui cause mon tourment? [w/Hans]
- Spoiler:
- off: Disculpa la demora, estoy algo alejada del ordenador (=
Portia L. Fickzó- Cambiante Clase Alta
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