AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
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Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
La niebla invisible se empieza a disipar, la mente tranquila en un sueño del que pareciera no quiere despertar. Pero la noche cae y el instinto gana a cualquier razón, sus pupilas se dilatan cual las de un felino al abrirse en la noche que comienza justo como un torbellino.
Afuera, tras las cortinas gruesas el cielo parece anunciar tempestad. Y en su mirada, por solo un instante, una fracción breve de tiempo, se muestra la confusión.
El lugar es sin duda conocido para él, pero con la calma en su lado, se pregunta cómo se encuentra ahí ahora y las escenas borrosas de las últimas semanas se suceden traídas de sus recuerdos, como imágenes en su mente. Se sabía en un país diferente cuando marchó desesperado por la persona que no podía esperar más. La necesidad, el miedo y la desesperación habían hecho presa de su alma, esa que aún poseía por la magia de quienes le habían ayudado antes de perecer bajo el purificador fuego en el que todo se envolvió una noche que ahora parecía lejana, no tan lejana como para olvidarla, por supuesto.
Aspiró el aire al mismo tiempo en que se giraba sobre las suaves sábanas que acariciaron su piel acompañando los movimientos ligeros y gráciles de su cuerpo. Estaba solo en la habitación aunque algo le decía que no lo había estado apenas minutos atrás. Debía ser la fragancia que aún podía percibir en el aire, el suave perfume que invisible a sentidos humanos llenaba su mente con la imagen nítida de solo un rostro. Recordaba justo eso, aquellos vibrantes ojos azules justo antes de caer dormido en esa misma cama que ahora abandonaba.
Caminó sin hacer ruido, conociendo tan bien como lo hacía aquel lugar, se metió en el cuarto de baño, dejando que todo cobrara un sentido nuevo en esta visión de la realidad que volvía a él. ¿Qué había hecho? Podía sentir en su cuerpo los rastros de las caricias de aquellas manos que había anhelado sentir a su alrededor cuando todo parecía estarse derrumbando. No solo eso, por supuesto. Limpiando su cuerpo, dejándose tocar por el agua fría que no hacía ninguna mella en su ser, que no podía hacerle daño de ninguna manera. Y salió de allí, vistiéndose con ropas ligeras a pesar del frío, de sus cabellos aún húmedos dejando caer las gotas sobre sus hombros mojando la camisa delgada y blanca.
Caminó, como un fantasma, buscando... buscando a quien debía estar ahí con él. No pronunció palabra, como si no pudiese hacerlo, como si acabara de despertar de un largo largo sueño... y es que para sí mismo, justamente eso había hecho...
Siguió aquel rastro, bajando las escaleras amplias y aún bien cuidadas, pero en las cuales se notaba la ausencia. Ese olor característico de lavandas, era más fuerte mientras avanzaba. Cerró los ojos un segundo, como si ese mero acto pudiese ayudarle a concentrarse aún más en solo ir hacia él. El objeto de su pretensión, la única razón por la que no había querido abandonar este mundo cuando estuvo a punto de perecer por las llamas o por su propio deseo.
Los pasillos parecían lúgubres, inhabitados mientras avanzaba entre ellos. Pero lo eran ¿no es cierto? No poseían la vida, pero existían en esta tierra en agonía.
Podía escuchar cada sonido, como si hora la percepción de ellos fuese aún más fuerte, tal vez se debía al silencio que le rodeaba, un silencio tan sepulcral que creía podía tocarlo si se esforzaba en ignorar los sonidos que se producían por su propia mano en ese lugar, el roce con el suelo, el agua escurriendo de sus cabellos, perceptibles, pero solo suyos. Y fue entonces que tras moverse como un fantasma entre las habitaciones vio la luz encendida en una de ellas.
La puerta estaba abierta, el olor de los libros, viejos y nuevos también podían llegar hasta él ahora que se adelantaba un par de pasos. Y su mano se deslizó por la puerta, empujándola con sutileza para poder asomarse y poder ver aquella silueta de espaldas a él, esa justa imagen que le hizo sentir por un momento que todo se detenía, que el tiempo detenía sus manecillas…
Y su voz sonó, un hilo apenas audible, y él mismo se sorprendió al escuchar en ella la carga de los sentimientos que aún albergaba en el fondo de su ser.
Solo un nombre… Sólo pronunció su nombre con aquella voz aterciopelada, ligeramente grave y firme, pero parecía un llamado, un llamado a quien había prometido estar con él hasta el fin de los tiempos –Asagi…
Afuera, tras las cortinas gruesas el cielo parece anunciar tempestad. Y en su mirada, por solo un instante, una fracción breve de tiempo, se muestra la confusión.
El lugar es sin duda conocido para él, pero con la calma en su lado, se pregunta cómo se encuentra ahí ahora y las escenas borrosas de las últimas semanas se suceden traídas de sus recuerdos, como imágenes en su mente. Se sabía en un país diferente cuando marchó desesperado por la persona que no podía esperar más. La necesidad, el miedo y la desesperación habían hecho presa de su alma, esa que aún poseía por la magia de quienes le habían ayudado antes de perecer bajo el purificador fuego en el que todo se envolvió una noche que ahora parecía lejana, no tan lejana como para olvidarla, por supuesto.
Aspiró el aire al mismo tiempo en que se giraba sobre las suaves sábanas que acariciaron su piel acompañando los movimientos ligeros y gráciles de su cuerpo. Estaba solo en la habitación aunque algo le decía que no lo había estado apenas minutos atrás. Debía ser la fragancia que aún podía percibir en el aire, el suave perfume que invisible a sentidos humanos llenaba su mente con la imagen nítida de solo un rostro. Recordaba justo eso, aquellos vibrantes ojos azules justo antes de caer dormido en esa misma cama que ahora abandonaba.
Caminó sin hacer ruido, conociendo tan bien como lo hacía aquel lugar, se metió en el cuarto de baño, dejando que todo cobrara un sentido nuevo en esta visión de la realidad que volvía a él. ¿Qué había hecho? Podía sentir en su cuerpo los rastros de las caricias de aquellas manos que había anhelado sentir a su alrededor cuando todo parecía estarse derrumbando. No solo eso, por supuesto. Limpiando su cuerpo, dejándose tocar por el agua fría que no hacía ninguna mella en su ser, que no podía hacerle daño de ninguna manera. Y salió de allí, vistiéndose con ropas ligeras a pesar del frío, de sus cabellos aún húmedos dejando caer las gotas sobre sus hombros mojando la camisa delgada y blanca.
Caminó, como un fantasma, buscando... buscando a quien debía estar ahí con él. No pronunció palabra, como si no pudiese hacerlo, como si acabara de despertar de un largo largo sueño... y es que para sí mismo, justamente eso había hecho...
Siguió aquel rastro, bajando las escaleras amplias y aún bien cuidadas, pero en las cuales se notaba la ausencia. Ese olor característico de lavandas, era más fuerte mientras avanzaba. Cerró los ojos un segundo, como si ese mero acto pudiese ayudarle a concentrarse aún más en solo ir hacia él. El objeto de su pretensión, la única razón por la que no había querido abandonar este mundo cuando estuvo a punto de perecer por las llamas o por su propio deseo.
Los pasillos parecían lúgubres, inhabitados mientras avanzaba entre ellos. Pero lo eran ¿no es cierto? No poseían la vida, pero existían en esta tierra en agonía.
Podía escuchar cada sonido, como si hora la percepción de ellos fuese aún más fuerte, tal vez se debía al silencio que le rodeaba, un silencio tan sepulcral que creía podía tocarlo si se esforzaba en ignorar los sonidos que se producían por su propia mano en ese lugar, el roce con el suelo, el agua escurriendo de sus cabellos, perceptibles, pero solo suyos. Y fue entonces que tras moverse como un fantasma entre las habitaciones vio la luz encendida en una de ellas.
La puerta estaba abierta, el olor de los libros, viejos y nuevos también podían llegar hasta él ahora que se adelantaba un par de pasos. Y su mano se deslizó por la puerta, empujándola con sutileza para poder asomarse y poder ver aquella silueta de espaldas a él, esa justa imagen que le hizo sentir por un momento que todo se detenía, que el tiempo detenía sus manecillas…
Y su voz sonó, un hilo apenas audible, y él mismo se sorprendió al escuchar en ella la carga de los sentimientos que aún albergaba en el fondo de su ser.
Solo un nombre… Sólo pronunció su nombre con aquella voz aterciopelada, ligeramente grave y firme, pero parecía un llamado, un llamado a quien había prometido estar con él hasta el fin de los tiempos –Asagi…
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Cierra y abre el puño izquierdo observándole con atención, siente el frío viento rozar su rostro, mover sus cabellos con poca fuerza pero terminan cayendo pesadamente y eso se va repitiendo sin molestarle. Se encuentra en ese lugar que alguna vez lució como un jardín lleno de flores de todos los colores pero ahora no son mas que tristes ramas esperando a que el invierno termine para poder florecer de nuevo, ellas se encuentran en un sueño, en un sueño tal como aquel a quién ha dejado en la cama, le abandono antes de que despertara por temor, sí, temor porque no sabía si aquello era solo un producto de su imaginación que le había hecho verdaderamente feliz y ahora estaba de vuelta en el infierno. Salió de la mansión con el abrigo, ni siquiera se cambió simplemente camino hasta ese lugar para poder ver una sábana blanca cubriéndolo.
Regresó sobre sus pasos observando aquella hermosa estructura tan majestuosa, los jardines, la iluminación y todo a su paso. Quién diría que su infierno se encontraba en ese lugar, quién le aseguraba que al regresar aquello cambiaría. Esos sentimientos de derrota e incertidumbre le consumían cada noche, parecía mas pálido y cada vez mas débil porque se negaba a alimentarse de aquel que ni siquiera podía cazar por sí mismo. Camino con lentitud hasta entrar en la mansión. Ah, todo parecía pulcro, reluciente e incluso el aroma de la lavanda inundaba el lugar cerró los parpados dejándose llevar por el dulce silencio que ahí habitaba.
No tardo en moverse y observas las grandes escaleras rumbo a aquellas habitaciones. Sin verle, sin siquiera sentir curiosidad, ¿estaría ahí como siempre o sería otro? No quería descubrirlo porque la noche anterior parecía un acto sacado de la imaginación algo completamente irreal como si fuese un sueño y es que una criatura como él soñaba, soñaba con la destrucción de su pequeña eternidad junto aquel ser que parecía ya no tener en sus manos y al cual difícilmente controlaba ahora porque su comportamiento iba de un extremo a otro.
Había sido como una flor en sus manos bajo sus cuidados y sin embargo unos segundos de ausencia habían hecho que el invierno le destrozara en la primera nevada. Le había protegido tanto que aquello le había hecho daño y jamás volvería a ser la misma flor, no siquiera llegada la primavera. Se dirigió a la biblioteca con paso lento, dejo la puerta entreabierta y se dirigió al balcón para poder abrir los ventanales. La noche tenía ese tinte gris, el viento soplaba con mas fuerza moviendo las cortinas haciéndolas danzar una y otra vez sin ritmo aparente, cerró los parpados un momento.
Se perdió tanto en el silencio y en sus pensamientos que aquella voz apenas llegó a él. Volteó con lentitud al verle, el aroma a jabón y el sonido del agua, esa mirada extraña en él. Dibujo una débil sonrisa en sus facciones queriendo avanzar hacia esa persona pero se detuvo. Observó sus piernas bajo aquella prenda yendo lentamente.
Dio un par de pasos hacía su dirección hasta estar frente a él. Extendió uno de sus brazos y deslizo su mano sobre una de sus mejillas húmedas, acercó la otra mano y sostuvo el pequeño rostro entre sus manos, la suavidad era única y le conocía aun de esa forma, sabía que era él –¿Realmente eres tú? –Preguntó con un tenue tonó mientras recargaba su frente contra la ajena pasando uno de sus brazos por su cintura sin querer amarrarle como lo haría siempre porque aún estaba ese temo, ese que le decía que quizás todo había sido un ‘buen’ sueño y nada mas.
Regresó sobre sus pasos observando aquella hermosa estructura tan majestuosa, los jardines, la iluminación y todo a su paso. Quién diría que su infierno se encontraba en ese lugar, quién le aseguraba que al regresar aquello cambiaría. Esos sentimientos de derrota e incertidumbre le consumían cada noche, parecía mas pálido y cada vez mas débil porque se negaba a alimentarse de aquel que ni siquiera podía cazar por sí mismo. Camino con lentitud hasta entrar en la mansión. Ah, todo parecía pulcro, reluciente e incluso el aroma de la lavanda inundaba el lugar cerró los parpados dejándose llevar por el dulce silencio que ahí habitaba.
No tardo en moverse y observas las grandes escaleras rumbo a aquellas habitaciones. Sin verle, sin siquiera sentir curiosidad, ¿estaría ahí como siempre o sería otro? No quería descubrirlo porque la noche anterior parecía un acto sacado de la imaginación algo completamente irreal como si fuese un sueño y es que una criatura como él soñaba, soñaba con la destrucción de su pequeña eternidad junto aquel ser que parecía ya no tener en sus manos y al cual difícilmente controlaba ahora porque su comportamiento iba de un extremo a otro.
Había sido como una flor en sus manos bajo sus cuidados y sin embargo unos segundos de ausencia habían hecho que el invierno le destrozara en la primera nevada. Le había protegido tanto que aquello le había hecho daño y jamás volvería a ser la misma flor, no siquiera llegada la primavera. Se dirigió a la biblioteca con paso lento, dejo la puerta entreabierta y se dirigió al balcón para poder abrir los ventanales. La noche tenía ese tinte gris, el viento soplaba con mas fuerza moviendo las cortinas haciéndolas danzar una y otra vez sin ritmo aparente, cerró los parpados un momento.
Se perdió tanto en el silencio y en sus pensamientos que aquella voz apenas llegó a él. Volteó con lentitud al verle, el aroma a jabón y el sonido del agua, esa mirada extraña en él. Dibujo una débil sonrisa en sus facciones queriendo avanzar hacia esa persona pero se detuvo. Observó sus piernas bajo aquella prenda yendo lentamente.
Dio un par de pasos hacía su dirección hasta estar frente a él. Extendió uno de sus brazos y deslizo su mano sobre una de sus mejillas húmedas, acercó la otra mano y sostuvo el pequeño rostro entre sus manos, la suavidad era única y le conocía aun de esa forma, sabía que era él –¿Realmente eres tú? –Preguntó con un tenue tonó mientras recargaba su frente contra la ajena pasando uno de sus brazos por su cintura sin querer amarrarle como lo haría siempre porque aún estaba ese temo, ese que le decía que quizás todo había sido un ‘buen’ sueño y nada mas.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
En el instante en que sus ojos cruzaron su mirada sintió aquel salto en el pecho, una ilusión de un sentimiento que albergaba en su interior y que le hacía sentir diferente. La vida había sido injusta, haciéndole olvidar por tanto tiempo a quien estaba frente a él. Y justo como aquellos ojos le miraban, los suyos observaban como si lo que estaba frente a sus ojos fuese a desvanecerse.
Y no contestó enseguida, por temor a romper aquella ensoñación, pero sabía que aquella era la realidad, sabía que incluso si le parecía un sueño no lo era, que podía tocarlo, que podía acercarse y buscar el calor que solo un amante podría darle.
Avanzó un poco más hacia él y extendió su mano, como tratando de alcanzarle, como si fuese a desvanecerse en un instante. Porque conocía esa sensación, porque la había sentido cientos de años atrás y no quería que se repitiera. Su mano se cerró apenas en torno a las ropas ajenas -Soy yo ... - Contestó con voz suave antes de atreverse a acercarse lo suficiente como para rodearle con sus brazos.
Suspiró cerrando los ojos con el tonto deseo de que se extendiera el tiempo en aquel efímero momento. Era de nuevo, un reencuentro, pero esta ya no había nada oculto para su mente, lo sabía, antes de que todo sucediese... aquella atracción que sentía hacía el otro no podía ser natural, porque era como si ya se conocieran de una forma en la que el deseo guió sus pasos olvidándose de toda razón, queriendo pertenercerle con desenfreno.
Se aferró a él por un segundo, aspirando el aroma de sus ropas, de sus cabellos, cada detalle que llegaba a sus sentidos. No era un sueño, pero quería disfrutarlo como si no hubiese más oportunidad que esa, quería absorber cada aroma, cada pequeño detalle que se le mostraba. No había nada que le hiciera desear alejarse. No había nada, e incluso el dolor, incluso la tristeza, cualquier otro sentimiento que aún estuviese carcomiéndole el alma, ninguno le haría más que querer estar aún más unido a esta persona.
Existen las creencias de tener un alma gemela, si eso era verdad y siempre existiría una atracción que les llamara a estar juntos, esto era para el tal concepto absurdo en mucho tiempo. Destino... si, él era su destino. No quería nada más, no deseaba sino sumergirse en él, perderse del mundo una vez más, no llorar por quienes habían caído, no sufrir con todo lo que había sucedido, anhelaba esa sensación de perder el sentido completo de todo y centrar sus ojos solo en ese sentimiento que le hacía levantarse de nuevo.
-Asagi... - Su voz era un murmullo, un llamado que no tenía ningún sentido cuando a quien evocaba estaba justo entre sus brazos. Y quería sentirse rodeado por él, saberse también especial para él, saber que sus ojos le mirarían con la misma idolatría, que no le abandonaría, que no le dejaría de nuevo.
Y no contestó enseguida, por temor a romper aquella ensoñación, pero sabía que aquella era la realidad, sabía que incluso si le parecía un sueño no lo era, que podía tocarlo, que podía acercarse y buscar el calor que solo un amante podría darle.
Avanzó un poco más hacia él y extendió su mano, como tratando de alcanzarle, como si fuese a desvanecerse en un instante. Porque conocía esa sensación, porque la había sentido cientos de años atrás y no quería que se repitiera. Su mano se cerró apenas en torno a las ropas ajenas -Soy yo ... - Contestó con voz suave antes de atreverse a acercarse lo suficiente como para rodearle con sus brazos.
Suspiró cerrando los ojos con el tonto deseo de que se extendiera el tiempo en aquel efímero momento. Era de nuevo, un reencuentro, pero esta ya no había nada oculto para su mente, lo sabía, antes de que todo sucediese... aquella atracción que sentía hacía el otro no podía ser natural, porque era como si ya se conocieran de una forma en la que el deseo guió sus pasos olvidándose de toda razón, queriendo pertenercerle con desenfreno.
Se aferró a él por un segundo, aspirando el aroma de sus ropas, de sus cabellos, cada detalle que llegaba a sus sentidos. No era un sueño, pero quería disfrutarlo como si no hubiese más oportunidad que esa, quería absorber cada aroma, cada pequeño detalle que se le mostraba. No había nada que le hiciera desear alejarse. No había nada, e incluso el dolor, incluso la tristeza, cualquier otro sentimiento que aún estuviese carcomiéndole el alma, ninguno le haría más que querer estar aún más unido a esta persona.
Existen las creencias de tener un alma gemela, si eso era verdad y siempre existiría una atracción que les llamara a estar juntos, esto era para el tal concepto absurdo en mucho tiempo. Destino... si, él era su destino. No quería nada más, no deseaba sino sumergirse en él, perderse del mundo una vez más, no llorar por quienes habían caído, no sufrir con todo lo que había sucedido, anhelaba esa sensación de perder el sentido completo de todo y centrar sus ojos solo en ese sentimiento que le hacía levantarse de nuevo.
-Asagi... - Su voz era un murmullo, un llamado que no tenía ningún sentido cuando a quien evocaba estaba justo entre sus brazos. Y quería sentirse rodeado por él, saberse también especial para él, saber que sus ojos le mirarían con la misma idolatría, que no le abandonaría, que no le dejaría de nuevo.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Era él, vestido de blanco, llenó de gloria y paz para sus sentidos, era él, un ángel que había perdido en el camino, era él, amor de su vida y eternidad, simplemente era él, con la piel iluminada llena de vida, renaciendo de las cenizas como un ave inmortal, era solamente ese ser el que llenaba su existencia. Placer, alegría, enojo, pasión y simple amor, era él, su pasado y futuro, su pesadilla y final. Por fin, podía abrazarlo con fuerzas entre sus brazos y jamás liberarlo porque el miedo se había transformado en realidad, lo había perdido en todo ese tiempo en cuyo lugar no podía entrar, al fin, entre sus brazos después de tanto tiempo sin un principio o final.
Sentía esas manos cerrarse sobre su silueta y no podía dejar de hacer lo mismo, le quería ahí aunque fuese un sueño o una simple ilusión quería sentir la felicidad por un momento, atesorar ese instante fugaz y sostenerlo entre sus brazos hasta que fuese el eterno final. Sus fuerzas se depositaron en ese simple gesto, quiso llorar como nunca lo había hecho ni siquiera en su vida mortal pero la melancolía se esfumaba, no alcanzaba, simplemente ese sentimiento cálido se apodero de su cuerpo. ‘Koizumi’, intentaba llamarle pero sus palabras quedaron atrás, sus manos se deslizaron sobre la casi transparente tela que cubría su lascivo cuerpo.
‘Soy yo’ ¿Quién le aseguraba que lo era? ¿Quién? Maldita sea, ¿el destino? ¿El amor? ¿Sus deseos o solo los delirios de un sueño? Sus manos arrancaron las telas con lujuria y enojo ¿eran mentiras? Solo quería sentirlo suyo como debía desde un principio, solo deseaba tenerlo entre sus brazos, sobre su cuerpo, jadeando, gimiendo e implorando con él con esa familiaridad extraña que los invadiera desde un principio.
Hazme creer en ello, dime que realmente no es un sueño… júramelo, dime algo que el otro tú jamás sabría de mí, asegúrame que no es un impostor más y que solo ahora tengo al original, abrázame hasta el final, mírame sin miedo, sin ese miedo profundo que jamás tuviste por mí aun cuando estaba en riesgo tu humanidad… solo hazme soñar por un momento, devuelve la paz y seguridad, dime que esto es eterno y no tendrá un final, sostén mi mano y llévame al infierno… solo asegura que soy yo tu único amor y que no habrá nadie más, que nunca lo hubo y que solo esperaste por mí como yo ansiosamente lo hice por ti, alivia mi sufrimiento con tus palabras, Koizumi…
Un ruego, una voz callada eso era lo que se proyectaba, ese tinte cargado de dolor y nostalgia solo conocía a una persona capaz de aliviar esas heridas. Deslizó lo que quedaba de la camisa por esos hermosos y pálidos hombros. Su frente se quedó contra su piel desnuda y le abrazo tanto que el espacio entre ellos no existía, quería llamarle pero seguramente reclamos saldrían de sus labios y ¿no estaba en todo su derecho? Le había abandonado tan cruelmente, había tenido el descaro de desaparecer y dejar a un impostor como si aquello fuese a funcionar, estaba lleno de rabia y dolor que ya no era capaz de distinguir un sentimiento del otro. Hacerle el amor no bastaba, llenarlo de él y marcarlo eternamente no lo compensaría.
Era su ángel después de todo, su salvación ese pedacito de cielo que jamás alcanzó, la humanidad que nunca tuvo y la que siempre admiro, él era su todo, sus deseos, sus pensamientos y una parte importante dentro de su cuerpo, era el engranaje que lo movía todo ¿podría entenderlo? Y un ‘te extraño’ no alcanzaba para expresarlo. Las ganas de gritarle que no era él invadían sus sentimientos pero estaba patéticamente feliz. –Cúbreme entonces con esas hermosas alas blancas que siempre has poseído y envenéname como en un principio.
Sentía esas manos cerrarse sobre su silueta y no podía dejar de hacer lo mismo, le quería ahí aunque fuese un sueño o una simple ilusión quería sentir la felicidad por un momento, atesorar ese instante fugaz y sostenerlo entre sus brazos hasta que fuese el eterno final. Sus fuerzas se depositaron en ese simple gesto, quiso llorar como nunca lo había hecho ni siquiera en su vida mortal pero la melancolía se esfumaba, no alcanzaba, simplemente ese sentimiento cálido se apodero de su cuerpo. ‘Koizumi’, intentaba llamarle pero sus palabras quedaron atrás, sus manos se deslizaron sobre la casi transparente tela que cubría su lascivo cuerpo.
‘Soy yo’ ¿Quién le aseguraba que lo era? ¿Quién? Maldita sea, ¿el destino? ¿El amor? ¿Sus deseos o solo los delirios de un sueño? Sus manos arrancaron las telas con lujuria y enojo ¿eran mentiras? Solo quería sentirlo suyo como debía desde un principio, solo deseaba tenerlo entre sus brazos, sobre su cuerpo, jadeando, gimiendo e implorando con él con esa familiaridad extraña que los invadiera desde un principio.
Hazme creer en ello, dime que realmente no es un sueño… júramelo, dime algo que el otro tú jamás sabría de mí, asegúrame que no es un impostor más y que solo ahora tengo al original, abrázame hasta el final, mírame sin miedo, sin ese miedo profundo que jamás tuviste por mí aun cuando estaba en riesgo tu humanidad… solo hazme soñar por un momento, devuelve la paz y seguridad, dime que esto es eterno y no tendrá un final, sostén mi mano y llévame al infierno… solo asegura que soy yo tu único amor y que no habrá nadie más, que nunca lo hubo y que solo esperaste por mí como yo ansiosamente lo hice por ti, alivia mi sufrimiento con tus palabras, Koizumi…
Un ruego, una voz callada eso era lo que se proyectaba, ese tinte cargado de dolor y nostalgia solo conocía a una persona capaz de aliviar esas heridas. Deslizó lo que quedaba de la camisa por esos hermosos y pálidos hombros. Su frente se quedó contra su piel desnuda y le abrazo tanto que el espacio entre ellos no existía, quería llamarle pero seguramente reclamos saldrían de sus labios y ¿no estaba en todo su derecho? Le había abandonado tan cruelmente, había tenido el descaro de desaparecer y dejar a un impostor como si aquello fuese a funcionar, estaba lleno de rabia y dolor que ya no era capaz de distinguir un sentimiento del otro. Hacerle el amor no bastaba, llenarlo de él y marcarlo eternamente no lo compensaría.
Era su ángel después de todo, su salvación ese pedacito de cielo que jamás alcanzó, la humanidad que nunca tuvo y la que siempre admiro, él era su todo, sus deseos, sus pensamientos y una parte importante dentro de su cuerpo, era el engranaje que lo movía todo ¿podría entenderlo? Y un ‘te extraño’ no alcanzaba para expresarlo. Las ganas de gritarle que no era él invadían sus sentimientos pero estaba patéticamente feliz. –Cúbreme entonces con esas hermosas alas blancas que siempre has poseído y envenéname como en un principio.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Existe esa calma que viene a ti cuando un gesto, una palabra, algo tan simple como cualquiera de ellos y tan complejo como un sentimiento te invade en un momento concreto. Eso le sucedió, sintiendo la calidez en su interior, esa que le indicaba que su felicidad estaba con esa persona solamente. Era irónico, era tan ilógico pensar en que quien podía provocarte un daño atroz con un solo par de sentencias fuese quien lograse provocar en su ser aquel afecto, el solo abrazo le transmitía más de lo que miles de palabras podrían haberlo hecho, la forma en la que le sostenía le decía claramente algo que podía entender. Y toda esa furia que antes había sentido, el enojo, la desesperación, si quedaba algo en él, simplemente desapareció, se esfumó como si hubiese sido una ilusión pasajera.
Quería con todas sus fuerzas sumergirse en ese instante, porque fue la calma que había deseado por un tiempo indefinido. No estaba seguro de cómo habían sido las cosas, los pasados días, semanas, no sabía cuánto había sido, eran en su mente recuerdos confusos, pero podía captar lo esencial, había dejado de ser él mismo por un lapso de tiempo, quien era, sus recuerdos habían sido absorbidos y se había encontrado en aquel espiral indescriptible. Y sabía que le había lastimado, ya no había nada que pudiese reprocharle ahora. Y quería decirle que no se preocupara, que sabía bien ahora dónde y con quién estaba. Que era él y no ningún espejismo de su propio ser en un determinado tiempo.
Le pertenecía con toda la fuerza que quedaba en su ser. Le había perdonado lo que había causado todo en su interior. Enseñarle, consolarle, confiar de nuevo ¿Era algo posible? No esperaba algo a cambio, pero se entregaría sin dudar de nuevo a él, sin importar lo que sucediese con él. Había llegado al punto de olvidarse de sí mismo. Tan locamente enamorado estaba como para perdonar cualquier, olvidar su bienestar y ser capaz de renunciar a todo si era por hacerle feliz.
Podía sentir la amargura, el dolor ajeno y sabiéndose el culpable solo pudo mantenerse ahí, justo para sentir sus manos deslizarse sobre su cuerpo antes de arrancar la camisa, haciéndole gemir involuntariamente cuando la delgada prenda se rasgó dejando al descubierto su pecho. Bajó la mirada, soltando su agarre para permitirle deshacerse de aquella tela y cuando sus brazos quedaron libres llevó sus manos a aquel rostro de pálida tez. Su tacto buscaba transmitirle lo que él ya no podía con lo poco que podría responderle. Y le besó, con calma, depositando sus labios sobe los de él, sintiendo el calor en ese pequeño gesto, sus ojos observaron los de él, intentando darle esa calma que parecía buscar con ansías.
-Soy completamente tuyo… - Fue la aseveración que ambos ya sabían, una afirmación de algo que ya había sucedido, más de una vez –No me alejaré jamás de tu lado… Eres mi inicio, eres mi final… Eres todo lo que necesito y sin ti, no existiría para mí la felicidad … -Era él, su ancla a este mundo, lo único que le hacía sentir que aún pertenecía a algún sitio, que podía alcanzar lo prohibido.
Y el deseo latente en el ambiente, esa pasión que existía solo cuando ellos dos estaban juntos, quiso saborearla, ser absorbido, sacudido por ese torbellino. Le besó con ansías reprimidas, queriendo que él respondiese sin miedo.
Quería con todas sus fuerzas sumergirse en ese instante, porque fue la calma que había deseado por un tiempo indefinido. No estaba seguro de cómo habían sido las cosas, los pasados días, semanas, no sabía cuánto había sido, eran en su mente recuerdos confusos, pero podía captar lo esencial, había dejado de ser él mismo por un lapso de tiempo, quien era, sus recuerdos habían sido absorbidos y se había encontrado en aquel espiral indescriptible. Y sabía que le había lastimado, ya no había nada que pudiese reprocharle ahora. Y quería decirle que no se preocupara, que sabía bien ahora dónde y con quién estaba. Que era él y no ningún espejismo de su propio ser en un determinado tiempo.
Le pertenecía con toda la fuerza que quedaba en su ser. Le había perdonado lo que había causado todo en su interior. Enseñarle, consolarle, confiar de nuevo ¿Era algo posible? No esperaba algo a cambio, pero se entregaría sin dudar de nuevo a él, sin importar lo que sucediese con él. Había llegado al punto de olvidarse de sí mismo. Tan locamente enamorado estaba como para perdonar cualquier, olvidar su bienestar y ser capaz de renunciar a todo si era por hacerle feliz.
Podía sentir la amargura, el dolor ajeno y sabiéndose el culpable solo pudo mantenerse ahí, justo para sentir sus manos deslizarse sobre su cuerpo antes de arrancar la camisa, haciéndole gemir involuntariamente cuando la delgada prenda se rasgó dejando al descubierto su pecho. Bajó la mirada, soltando su agarre para permitirle deshacerse de aquella tela y cuando sus brazos quedaron libres llevó sus manos a aquel rostro de pálida tez. Su tacto buscaba transmitirle lo que él ya no podía con lo poco que podría responderle. Y le besó, con calma, depositando sus labios sobe los de él, sintiendo el calor en ese pequeño gesto, sus ojos observaron los de él, intentando darle esa calma que parecía buscar con ansías.
-Soy completamente tuyo… - Fue la aseveración que ambos ya sabían, una afirmación de algo que ya había sucedido, más de una vez –No me alejaré jamás de tu lado… Eres mi inicio, eres mi final… Eres todo lo que necesito y sin ti, no existiría para mí la felicidad … -Era él, su ancla a este mundo, lo único que le hacía sentir que aún pertenecía a algún sitio, que podía alcanzar lo prohibido.
Y el deseo latente en el ambiente, esa pasión que existía solo cuando ellos dos estaban juntos, quiso saborearla, ser absorbido, sacudido por ese torbellino. Le besó con ansías reprimidas, queriendo que él respondiese sin miedo.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
¿Podría comprender todos esos miedos en su interior? en todos esos años jamás se había sentido vulnerable. Se culpaba por haber cometido semejantes actos, por mandarle lejos y al darlo por perdido. Si todo aquello no hubiese sucedido todo estaría bien ¿Qué precio tienen los malditos recuerdos? Odiaba eso. La sensación de tenerle y no tenerle como si de un juego se tratara. Jamás había derramado tantas lágrimas por alguien y las ganas de quedarse a su lado y seguir luchando cuando todo parecía perdido aun para él aquello había sido extraño.
Lo amaba, claro que lo amaba y aquello que sentía aunque fuese un infierno en vida lo valía. Siempre se preguntó qué precio pagaría por estar a su lado para siempre. Esas dificultades que se convertían en obstáculos cada día eran mas grandes. Observó esos orbes por un instante y lo supo, era él, le tenía ahí y no permitiría que nada ni nadie lo alejase ni él mismo. Que locura era amar a alguien con semejante fuerza y que extraño había sido que alguien penetrase su mundo hasta sus mas oscuros secretos. Después de todo ese deseo irrazonable en su interior de quererlo darlo todo por alguien se hacía mas grande echando raíces en todo su ser.
Se atrevía a decir algo con completa seguridad desde ahora; le pertenecía a alguien y siempre sería así. Paso su pulgar sobre aquellos dedos después de sentir el beso, ese sello único y primero lleno de pasión. Aquel beso había sido tan familiar que lo único que deseaba era seguir haciéndolo. Se atrevía a decir que esas manos poseían un calor que reconocía donde sea. Sonrío de forma débil al escuchar todas esas palabras ¿Eran ciertas? Aunque lo sabía deseaba escucharlas cada día por el resto de su eternidad pues aún tenía ese pequeño miedo de que alguien lo pudiese arrancar de sus brazos o despertarle de un sueño maravilloso.
Deslizó sus manos sobre es silueta hasta sujetarle de la cintura. –Te amo –El tinte con el que salieron sus palabras era uno que no había usado en mucho tiempo y se sorprendía de que fuese tan natural a esas alturas. –No lo hagas nunca por favor quédate a mi lado una vez mas y una vez mas… cada día y cada noche. –Murmuró besando sus labios con lentitud mientras veía directamente aquellos orbes de color particular.
Era suyo, lo sería siempre pero él también le pertenecía aunque muchos dijesen que en el mundo no existe algo como eso lo cierto es que deseaba ser posesivo con quién amaba en todos los aspectos. Sus manos se deslizaron suaves por toda esa piel de forma desesperada como si fuese algo prohibido que debía disfrutarse con prisa porque lo valía.
Lo amaba, claro que lo amaba y aquello que sentía aunque fuese un infierno en vida lo valía. Siempre se preguntó qué precio pagaría por estar a su lado para siempre. Esas dificultades que se convertían en obstáculos cada día eran mas grandes. Observó esos orbes por un instante y lo supo, era él, le tenía ahí y no permitiría que nada ni nadie lo alejase ni él mismo. Que locura era amar a alguien con semejante fuerza y que extraño había sido que alguien penetrase su mundo hasta sus mas oscuros secretos. Después de todo ese deseo irrazonable en su interior de quererlo darlo todo por alguien se hacía mas grande echando raíces en todo su ser.
Se atrevía a decir algo con completa seguridad desde ahora; le pertenecía a alguien y siempre sería así. Paso su pulgar sobre aquellos dedos después de sentir el beso, ese sello único y primero lleno de pasión. Aquel beso había sido tan familiar que lo único que deseaba era seguir haciéndolo. Se atrevía a decir que esas manos poseían un calor que reconocía donde sea. Sonrío de forma débil al escuchar todas esas palabras ¿Eran ciertas? Aunque lo sabía deseaba escucharlas cada día por el resto de su eternidad pues aún tenía ese pequeño miedo de que alguien lo pudiese arrancar de sus brazos o despertarle de un sueño maravilloso.
Deslizó sus manos sobre es silueta hasta sujetarle de la cintura. –Te amo –El tinte con el que salieron sus palabras era uno que no había usado en mucho tiempo y se sorprendía de que fuese tan natural a esas alturas. –No lo hagas nunca por favor quédate a mi lado una vez mas y una vez mas… cada día y cada noche. –Murmuró besando sus labios con lentitud mientras veía directamente aquellos orbes de color particular.
Era suyo, lo sería siempre pero él también le pertenecía aunque muchos dijesen que en el mundo no existe algo como eso lo cierto es que deseaba ser posesivo con quién amaba en todos los aspectos. Sus manos se deslizaron suaves por toda esa piel de forma desesperada como si fuese algo prohibido que debía disfrutarse con prisa porque lo valía.
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
¿Quién había sido el veneno? Ambos lo eran. Recordaba claramente el momento en el que había llegado a Inglaterra como un furioso tornado, en aquel reclamo hacia la persona que le había jurado solo él sería su eterna compañía. No había podido soportarlo. Lo que había a su alrededor se había desmoronado, se había hecho añicos, e incluso ser lo que era no fue suficiente.
Y no sabía por qué había ocurrido aquello, no sabía por qué su propia mente se había dividido. Solo sabía que ahora estaba de vuelta y que no quería perderlo. No al verlo así, no al saber que aún podía verle con aquellos ojos que le decían que no mentía al pronunciar esas palabras.
Y la suave caricia de sus manos esta vez se sentía diferente -No vuelvas jamás a tocar otro cuerpo como lo haces con el mío... -Pidió en lo que en realidad era una imposición. No iba a quejarse por lo que había sucedido más, pero no podía volver a repetirse. Jamás.
Dejó sus manos recorrer el torso ajeno, sobre las telas, sintiendo la firmeza de su piel debajo de ellas. Las manos en su cintura le hicieron pensar en cómo le gustaba la forma en que en ocasiones le sostenía. Le hacía sentir a su merced y al mismo tiempo protegido. Y agradecía ambas cosas en ese momento, porque él era su vida misma.
-No vuelvas a dejar que nadie más sea mínimamente lo que yo soy para ti -susurró en una amenaza latente mientras sus labios buscaban su cuello, sus manos se deslizaban por su espalda hasta su nuca. Quería eliminar esa poca distancia, sentirse tan unido a él que nada pudiera separarlos. Esa unión invisible, sentía claramente esa atracción que nadie podría comprender.
Era lo único que deseaba, lo que más anhelaba, lo que no quería ver desaparecer nunca. Todo en él tenía ese efecto sobre su mente, desde esa mirada, esos ojos que eran capaces de quitarle el aliento, de hacerle estremecer apenas con posarse sobre él. No había nada que deseara más que a él, no existía nada sobre la faz de la tierra que le hiciera alejarse, rendirse y marcharse. Eso no podría suceder ahora, solo quería verse reflejado en esos ojos, ver el deseo en aquellas pupilas, sentirse apresado por esas manos, por las cadenas invisibles que provenían de él. Estaban ahí a pesar de todos los obstáculos y eso le hacía creer que ese lazo no había hecho sino hacerse más fuerte.
Y no sabía por qué había ocurrido aquello, no sabía por qué su propia mente se había dividido. Solo sabía que ahora estaba de vuelta y que no quería perderlo. No al verlo así, no al saber que aún podía verle con aquellos ojos que le decían que no mentía al pronunciar esas palabras.
Y la suave caricia de sus manos esta vez se sentía diferente -No vuelvas jamás a tocar otro cuerpo como lo haces con el mío... -Pidió en lo que en realidad era una imposición. No iba a quejarse por lo que había sucedido más, pero no podía volver a repetirse. Jamás.
Dejó sus manos recorrer el torso ajeno, sobre las telas, sintiendo la firmeza de su piel debajo de ellas. Las manos en su cintura le hicieron pensar en cómo le gustaba la forma en que en ocasiones le sostenía. Le hacía sentir a su merced y al mismo tiempo protegido. Y agradecía ambas cosas en ese momento, porque él era su vida misma.
-No vuelvas a dejar que nadie más sea mínimamente lo que yo soy para ti -susurró en una amenaza latente mientras sus labios buscaban su cuello, sus manos se deslizaban por su espalda hasta su nuca. Quería eliminar esa poca distancia, sentirse tan unido a él que nada pudiera separarlos. Esa unión invisible, sentía claramente esa atracción que nadie podría comprender.
Era lo único que deseaba, lo que más anhelaba, lo que no quería ver desaparecer nunca. Todo en él tenía ese efecto sobre su mente, desde esa mirada, esos ojos que eran capaces de quitarle el aliento, de hacerle estremecer apenas con posarse sobre él. No había nada que deseara más que a él, no existía nada sobre la faz de la tierra que le hiciera alejarse, rendirse y marcharse. Eso no podría suceder ahora, solo quería verse reflejado en esos ojos, ver el deseo en aquellas pupilas, sentirse apresado por esas manos, por las cadenas invisibles que provenían de él. Estaban ahí a pesar de todos los obstáculos y eso le hacía creer que ese lazo no había hecho sino hacerse más fuerte.
Última edición por Kei Koizumi el Sáb Jun 13, 2015 12:48 am, editado 1 vez
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Aquellas noches cuando no le había tenido y había ido a recuperar sus recuerdos estaba tan confundido, tan fuera sé si, tan necesitado de él, necesitaba a la persona que era su cordura, su mundo, su estabilidad y su todo pero en cambio había hecho algo tan estúpido, en cambio había caído tan bajo que no había forma de remediarlo pero le amaba, lo amaba como nunca y lo único que deseaba era ir a buscarle, tenerle entre sus brazos y olvidarse de todo. Deseaba olvidar todo y comenzar a construir recuerdos de ahora en adelante.
Ya había pagado la falta a su juramento, ya había experimentado el no tenerle teniéndole. Ya se había quedado solo e imposibilitado para poder recuperarle, ya había sido demasiado que simplemente no creía tenerlo de vuelta pensaba que no se lo merecía que aquello era solo un deseo mas que se desvanecería.
Sonrío al escuchar aquella amenaza, besó sus labios con lentitud mientras aun escuchaba su voz resonar con ese tono fuerte que conocía. –Nunca lo he hecho. La forma en la que te acaricio, te toco o te tomo es única… es la que tu provocas en mí. –Susurró mordiendo su labio inferior mientras recorría con sus manos su piel hasta sus nalgas abriéndolas un poco. No entendía de donde nacían semejantes deseos pero sabía que él los provocaba, esa pasión única.
Le reclamo en un besó suave para después escuchar aquello. –Tú deberías saber que jamás, jamás por mas que en un momento lo desee, que es imposible, alguien tendrá el mismo significado que tú tienes para mí. Te amo y te seguiré amando mucho mas así pasen dos mil años mas. –Sintió aquellas manos sobre su piel notando su tacto cálido. Observó fijamente sus pupilas y suspiró, solo él podía brindarle ese calor que muchos creerían inexistente.
Le tomo nuevamente de la cintura para cargarlo poder besarle con mas reclamo, pasión y deseo. En ese momento sentía que solo existían ellos dos en todo el mundo. Solo lo quería a él para siempre y por siempre y si volvía a perderlo quería perderse con él para siempre pero estaba vez sería juntos. Soltó un gruñido mientras apretaba los muslos de su compañero sobre sus caderas.
Solo él, no le quería lejos, no quería perderlo, se aferraría a él como nunca lo había hecho y se enfrentarían a todo lo que viniese junto sin dejar que se fuera por otro camino, no, eso había sido tan mala idea. Quería ser posesivo con él desde ahora, mucho mas posesivo de lo que ya había sido, cuidarle desde sus pensamientos hasta cada paso que daba. Ya le había dolido demasiado perder lo que amaba y no quería de nuevo sentirse y verse abatido por ello. No quería ver en esas pupilas claras que era un extraño eso podía terminar con él si ocurría de nuevo.
Ya había pagado la falta a su juramento, ya había experimentado el no tenerle teniéndole. Ya se había quedado solo e imposibilitado para poder recuperarle, ya había sido demasiado que simplemente no creía tenerlo de vuelta pensaba que no se lo merecía que aquello era solo un deseo mas que se desvanecería.
Sonrío al escuchar aquella amenaza, besó sus labios con lentitud mientras aun escuchaba su voz resonar con ese tono fuerte que conocía. –Nunca lo he hecho. La forma en la que te acaricio, te toco o te tomo es única… es la que tu provocas en mí. –Susurró mordiendo su labio inferior mientras recorría con sus manos su piel hasta sus nalgas abriéndolas un poco. No entendía de donde nacían semejantes deseos pero sabía que él los provocaba, esa pasión única.
Le reclamo en un besó suave para después escuchar aquello. –Tú deberías saber que jamás, jamás por mas que en un momento lo desee, que es imposible, alguien tendrá el mismo significado que tú tienes para mí. Te amo y te seguiré amando mucho mas así pasen dos mil años mas. –Sintió aquellas manos sobre su piel notando su tacto cálido. Observó fijamente sus pupilas y suspiró, solo él podía brindarle ese calor que muchos creerían inexistente.
Le tomo nuevamente de la cintura para cargarlo poder besarle con mas reclamo, pasión y deseo. En ese momento sentía que solo existían ellos dos en todo el mundo. Solo lo quería a él para siempre y por siempre y si volvía a perderlo quería perderse con él para siempre pero estaba vez sería juntos. Soltó un gruñido mientras apretaba los muslos de su compañero sobre sus caderas.
Solo él, no le quería lejos, no quería perderlo, se aferraría a él como nunca lo había hecho y se enfrentarían a todo lo que viniese junto sin dejar que se fuera por otro camino, no, eso había sido tan mala idea. Quería ser posesivo con él desde ahora, mucho mas posesivo de lo que ya había sido, cuidarle desde sus pensamientos hasta cada paso que daba. Ya le había dolido demasiado perder lo que amaba y no quería de nuevo sentirse y verse abatido por ello. No quería ver en esas pupilas claras que era un extraño eso podía terminar con él si ocurría de nuevo.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Sus piernas se afianzaron rodeando sus caderas, aprisionándolo con ellas. Sus labios eran su atención en ese momento, quería saborear cada milímetro de esa boca, perderse y fundirse con él, como tantas veces y al mismo tiempo en una renovada forma, provocada por los sentimientos que estaban a flor de piel en ese instante, en ese su tiempo.
Sus dedos se enredaron con los oscuros y largos cabellos. Amaba cada parte de él, incluso lo que debería odiar. Era una locura, lo había sido desde el inicio. Ese amor que sentía por él era inmensurable, adictivo, era todo para él ahora. Ya no existía más para sus pensamientos, incluso si debía vivir una "vida" que no había planeado, solo lo haría por él, con él. Su misma existencia parecía estar sustentada en esa relación que no hacía sino sembrar raíces, volverse aún más difícil de eliminar, haciéndole lidiar con cosas que nunca creyó, cosas dañinas, alegres, todo lo que conllevaba estar perdido completamente por quien era la respuesta a sus plegarias.
Por eso le besó con esa misma pasión, con esa necesidad que estaba carcomiéndole. Deseaba sentirse suyo de nuevo, de una forma en la que su propio ser no pudiese más, llegar hasta el límite de lo imaginable. Quería todo, quería absorberlo, que su ser se perdiera en él de la misma forma en la que ocurría con sus sentimientos. Grabarse de nuevo en su ser, de modo que nunca más tuviesen que pasar por ello de nuevo, que jamás se alejasen en una forma que ninguno deseaba.
Su piel se sentía sensible, cálida ante su contacto, cada caricia se grababa sobre su piel haciéndole temblar, como si cada caricia fuese algo que nunca hubiese sentido, despertando cada fibra de su cuerpo a su contacto. Se acarició contra su torso, gimiendo sobre sus labios ante la ligera fricción y sintió las mejillas arder y su mirada enturbiarse de lujuria y anhelo.
Quería decirle tantas cosas, pero las palabras se habían relegado a segundo término, eran insuficientes, no había forma de transmitirle todo lo que sentía y de lo que quería hacer partícipe. No había forma, pero podía entregarse a él, nuevamente, porque era completamente suyo. Cada pensamiento, cada sentimiento, cada suspiro cuando estaba lejos de él. No había sentido con tanta fuerza aquello antes como ahora, sentir que no era dueño de su propio ser, porque lo amaba de tal forma, que solo podría hacer girar todo en torno a él. Ilógico, Insano, pero se sentía lleno de felicidad al estar entre esos brazos.
Sus dedos se enredaron con los oscuros y largos cabellos. Amaba cada parte de él, incluso lo que debería odiar. Era una locura, lo había sido desde el inicio. Ese amor que sentía por él era inmensurable, adictivo, era todo para él ahora. Ya no existía más para sus pensamientos, incluso si debía vivir una "vida" que no había planeado, solo lo haría por él, con él. Su misma existencia parecía estar sustentada en esa relación que no hacía sino sembrar raíces, volverse aún más difícil de eliminar, haciéndole lidiar con cosas que nunca creyó, cosas dañinas, alegres, todo lo que conllevaba estar perdido completamente por quien era la respuesta a sus plegarias.
Por eso le besó con esa misma pasión, con esa necesidad que estaba carcomiéndole. Deseaba sentirse suyo de nuevo, de una forma en la que su propio ser no pudiese más, llegar hasta el límite de lo imaginable. Quería todo, quería absorberlo, que su ser se perdiera en él de la misma forma en la que ocurría con sus sentimientos. Grabarse de nuevo en su ser, de modo que nunca más tuviesen que pasar por ello de nuevo, que jamás se alejasen en una forma que ninguno deseaba.
Su piel se sentía sensible, cálida ante su contacto, cada caricia se grababa sobre su piel haciéndole temblar, como si cada caricia fuese algo que nunca hubiese sentido, despertando cada fibra de su cuerpo a su contacto. Se acarició contra su torso, gimiendo sobre sus labios ante la ligera fricción y sintió las mejillas arder y su mirada enturbiarse de lujuria y anhelo.
Quería decirle tantas cosas, pero las palabras se habían relegado a segundo término, eran insuficientes, no había forma de transmitirle todo lo que sentía y de lo que quería hacer partícipe. No había forma, pero podía entregarse a él, nuevamente, porque era completamente suyo. Cada pensamiento, cada sentimiento, cada suspiro cuando estaba lejos de él. No había sentido con tanta fuerza aquello antes como ahora, sentir que no era dueño de su propio ser, porque lo amaba de tal forma, que solo podría hacer girar todo en torno a él. Ilógico, Insano, pero se sentía lleno de felicidad al estar entre esos brazos.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Se dejó llevar por aquel beso, suave y demandante a la vez, suspiró dejando que sus labios respondieran de apoco saboreando a su compañero, transmitiéndole todos esos deseos, esos pensamientos, lo mucho que lo extrañaba, habían pasado un tiempo bastante largo alejados uno del otro. Quería gritar lo mucho que le amaba pero solo se movió sobre su cuerpo. Mordió sus labios jalándolos poco a poco, sus manos recorrían su cuerpo con lentitud apretándolo contra él moviéndose con deseo, quería tomarlo y hacerlo suyo una y otra vez.
Koizumi. –Le gustaba como sonaba su apellido con su tono de voz, no podía quedarse sin aliento pero de alguna forma lo sentía, ese cuerpo poniéndole deseoso, vibrante, se movió como podo para poder recargar la espalda de su compañero en el respaldar del sofá sin solarle pero el beso continuo y su cuerpo se estremeció conforme sentía sus caderas mas pegadas a las suyas y aquella dureza sobre la propia.
Te quiero, te deseo… Todas esas palabras se quedaron en sus labios mientras disfrutaba de sus caricias y se desabrochaba los pantalones para dejar su miembro liberado y hacer que rozara con el ajeno en suaves y leves embestidas sintiendo como chocaba uno contra el otro.
Sus manos recorrieron todo su cuerpo, su piel con lentitud, como si no lo hubiese hecho por mucho tiempo y es que no era lo mismo cuando todo aquello había pasado, era de locos, era extraño que ambos estuvieran ahora juntos después de todo lo que había pasado, lo amaba y ahora entendía que no podía separarse de él nunca, jamás, dejarlo sería una estupidez, lo quería cerca cada día mas hasta el grado de hacerle pensar en encerrarle exclusivamente para él, tenía un poco de temor por perderle pero cualquiera lo tendría si amaran de esa forma.
Te deseo. –Deslizó un par de dedos a su interior comenzando a simular embestidas al mismo ritmo que se movía sobre su cuerpo y sus labios comenzando a saborearlos a dejar que su lengua jugueteara con la ajena.
Koizumi. –Le gustaba como sonaba su apellido con su tono de voz, no podía quedarse sin aliento pero de alguna forma lo sentía, ese cuerpo poniéndole deseoso, vibrante, se movió como podo para poder recargar la espalda de su compañero en el respaldar del sofá sin solarle pero el beso continuo y su cuerpo se estremeció conforme sentía sus caderas mas pegadas a las suyas y aquella dureza sobre la propia.
Te quiero, te deseo… Todas esas palabras se quedaron en sus labios mientras disfrutaba de sus caricias y se desabrochaba los pantalones para dejar su miembro liberado y hacer que rozara con el ajeno en suaves y leves embestidas sintiendo como chocaba uno contra el otro.
Sus manos recorrieron todo su cuerpo, su piel con lentitud, como si no lo hubiese hecho por mucho tiempo y es que no era lo mismo cuando todo aquello había pasado, era de locos, era extraño que ambos estuvieran ahora juntos después de todo lo que había pasado, lo amaba y ahora entendía que no podía separarse de él nunca, jamás, dejarlo sería una estupidez, lo quería cerca cada día mas hasta el grado de hacerle pensar en encerrarle exclusivamente para él, tenía un poco de temor por perderle pero cualquiera lo tendría si amaran de esa forma.
Te deseo. –Deslizó un par de dedos a su interior comenzando a simular embestidas al mismo ritmo que se movía sobre su cuerpo y sus labios comenzando a saborearlos a dejar que su lengua jugueteara con la ajena.
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Cerró los ojos dejándose envolver por aquella aura que emanaba de su compañero, aferrándose a su cuerpo. Sintiendo como su piel se estremecía contra la suya. Comenzó a mover sus caderas buscando aumentar aquel calor que provocaban esos roces. Su miembro estaba duro y húmedo, y él deseaba más, deseaba estar bajo su cuerpo, que le tomara con fuerza, que le marcara con esa pasión y la locura de su amor.
Mordió su cuello jalando con ligereza la piel, queriendo atravesarla pero aguantando las ganas mientras movía sus caderas sintiendo que le penetraba con sus dedos, gimió y sus dedos pasaron por su espalda -Necesito más de ti -susurró buscando sus labios, lamiéndolos al buscar la entrada en ellos, deslizando su lengua para acariciarse con la ajena.
Era como si no hubiese hecho el amor con él en un largo tiempo, todo su ser pedía ser poseído, amado y sacudido por aquel deseo y pasión. Necesitaba más, más y al mismo tiempo quería que aquello se extendiera tanto como pudiese -Tus dedos... no son suficiente -susurró sobre sus labios, jadeante -Asagi... -Su nombre, incluso amaba su nombre de una forma extraña, sabiendo a quién pertenecía, con solo pronunciarlo podía evocar su imagen. Pero justo ahora estaba frente a él y sus dedos le recorrían con desesperación.
Mordió su cuello jalando con ligereza la piel, queriendo atravesarla pero aguantando las ganas mientras movía sus caderas sintiendo que le penetraba con sus dedos, gimió y sus dedos pasaron por su espalda -Necesito más de ti -susurró buscando sus labios, lamiéndolos al buscar la entrada en ellos, deslizando su lengua para acariciarse con la ajena.
Era como si no hubiese hecho el amor con él en un largo tiempo, todo su ser pedía ser poseído, amado y sacudido por aquel deseo y pasión. Necesitaba más, más y al mismo tiempo quería que aquello se extendiera tanto como pudiese -Tus dedos... no son suficiente -susurró sobre sus labios, jadeante -Asagi... -Su nombre, incluso amaba su nombre de una forma extraña, sabiendo a quién pertenecía, con solo pronunciarlo podía evocar su imagen. Pero justo ahora estaba frente a él y sus dedos le recorrían con desesperación.
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Quiso decirle que podía morderle. Que podía también reclamarle como suyo pero la excitación que sentía le hacía perder el hilo de sus pensamientos. Sus labios fríos y húmedos eran tan deliciosamente eróticos que arrancaron mas de un gemido ronco de puro placer de su garganta. –Me encantas… te deseo. –Movió las caderas con cierto ritmo mientras le acariciaba por donde podía.
Su tacto ahora le resultaba completamente familiar. Era extraño como algo tan simple había cambiado a lo largo del tiempo. Suspiró denotando su excitación mientras mordía sus labios y jugueteaba con su lengua enredándola haciendo de ello todo un juego erótico. -¿No es suficiente? –Jadeó sabiendo que no lo era pues él también deseaba más. Él quería reclamarle como suyo.
Preso de la desesperación tomo las piernas delgadas de su compañero y las separo al mismo tiempo que se iba medio incorporando. Suspiró apretándole los muslos y enredándolos en su cintura. Le sonrío con ese toque pervertido sin quitarle la vista de encima. Agarró sus caderas con ambas manos y suspiró tras alzarlas y acercar su miembro para empujarlo poco a poco a su interior y lo único que deseaba era hacerlo lento para disfrutar del momento. De ese momento que había añorado.
Su tacto ahora le resultaba completamente familiar. Era extraño como algo tan simple había cambiado a lo largo del tiempo. Suspiró denotando su excitación mientras mordía sus labios y jugueteaba con su lengua enredándola haciendo de ello todo un juego erótico. -¿No es suficiente? –Jadeó sabiendo que no lo era pues él también deseaba más. Él quería reclamarle como suyo.
Preso de la desesperación tomo las piernas delgadas de su compañero y las separo al mismo tiempo que se iba medio incorporando. Suspiró apretándole los muslos y enredándolos en su cintura. Le sonrío con ese toque pervertido sin quitarle la vista de encima. Agarró sus caderas con ambas manos y suspiró tras alzarlas y acercar su miembro para empujarlo poco a poco a su interior y lo único que deseaba era hacerlo lento para disfrutar del momento. De ese momento que había añorado.
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Su cuerpo ardía por el deseo, deseaba tanto sentirse de nuevo suyo, completamente suyo, quería que lo tomara ya, que le penetrara y le arrancara los gemidos de la garganta por el placer que le podría proporcionar. El juego previo no duraría mucho, lo sabía, así que lo aprovecho, acariciando las líneas del cuerpo ajeno, buscando con sus dedos delinear cada músculo, disfrutando el roce de su lengua en su boca, aquel beso era tan ardiente, tan perfecto, hacía temblar todo su cuerpo que se acariciaba contra el ajeno.
El movimiento brusco de él buscando acomodarse entre sus piernas no hizo sino excitarlo aún más. Al ver como las dirigía a su cuerpo le hizo aferrarse a él, sintiendo lo que estaba deseando de un momento a otro, esa forma en la que fue entrando en él, su cavidad recibiéndolo y apretándole en su interior, se sentía tan bien, tan delicioso. Era exactamente lo que buscaba, que su cuerpo le reclamara de todas las formas posibles, que no dejara lugar a ninguna duda. Le pertenecía por completo, a él, a nadie más.
¿Cuánto había pasado desde la última vez? Se sentía como si hubiese sido mucho, pero también sabía que no lo era. No tanto como le hacían creer su mente y su cuerpo. Gimió arqueándose mientras le recibía por completo, empujando sus caderas solo cuando lo tuvo todo en su interior, provocando aquella fricción. Susurró su nombre entre gemidos ligeros, llamándole, buscándole con sus labios, recorriendo con ellos su cuello, mordiendo la piel suavemente, esta vez provocando apenas un par de gotas de sangre correr hasta su boca, haciéndole sentir lleno de vigor y excitación. No quiso probar más de momento, solo quería disfrutar de cómo le embestía y le hacía sentir completamente perdido.
El movimiento brusco de él buscando acomodarse entre sus piernas no hizo sino excitarlo aún más. Al ver como las dirigía a su cuerpo le hizo aferrarse a él, sintiendo lo que estaba deseando de un momento a otro, esa forma en la que fue entrando en él, su cavidad recibiéndolo y apretándole en su interior, se sentía tan bien, tan delicioso. Era exactamente lo que buscaba, que su cuerpo le reclamara de todas las formas posibles, que no dejara lugar a ninguna duda. Le pertenecía por completo, a él, a nadie más.
¿Cuánto había pasado desde la última vez? Se sentía como si hubiese sido mucho, pero también sabía que no lo era. No tanto como le hacían creer su mente y su cuerpo. Gimió arqueándose mientras le recibía por completo, empujando sus caderas solo cuando lo tuvo todo en su interior, provocando aquella fricción. Susurró su nombre entre gemidos ligeros, llamándole, buscándole con sus labios, recorriendo con ellos su cuello, mordiendo la piel suavemente, esta vez provocando apenas un par de gotas de sangre correr hasta su boca, haciéndole sentir lleno de vigor y excitación. No quiso probar más de momento, solo quería disfrutar de cómo le embestía y le hacía sentir completamente perdido.
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Gruñó de placer al estar completamente en él. Lo deseaba, parecía que habían pasado demasiados años sin él o como si fuera la primera vez sin embargo estaba desesperado por estar así con él. Su tacto, su desnudes e incluso sus gemidos, todo eso parecía algo nuevo y a su vez conocido, una combinación extraña de esos dos sentimientos. Jadeó de placer al sentir esa pequeña mordida. –Necesitaba cogerte. –Le gruñó mordiendo su labio inferior mientras le tomaba de las caderas para empezar a cogerle duro como sabía que le gustaba.
Suspiró al sentir su pene entrando y saliendo se su cavidad de forma constante haciéndole temblar de placer. Le encantaba sentir como lo llenaba y tocaba un punto especifico al estar ahí dentro, de esa manera le podía arrancar gemidos de placer, adoraba verlo sucumbir ante ello. Sonrió y mordió ligeramente su barbilla sin dejar de ver a sus ojos, esa mirada que denotaba perdición. –Mastúrbate. –Susurró notando el miembro ajeno sobre su vientre mojándole cada que se rozaba contra él. –Quiero escucharte jadear mas alto. –Susurró mordiendo su garganta pero sin llegar a penetrarle con los colmillos, solo lamió las heridas y probó un poco de su sangre.
Extrañaba ese momento, esa mirada llena de placer y la forma en la que se perdían en él. Suspiró saliendo de su cuerpo y volteándole para colocarle sobre sus rodillas para que alzara las caderas. Suspiró de placer al ver sus nalgas y comenzó a acariciarlas para después darle un par de azotes. Las separó e inclinó el rostro para lamer su entrada solo para hacerlo temblar y después le penetro de nueva cuenta de una sola estocada.
Suspiró al sentir su pene entrando y saliendo se su cavidad de forma constante haciéndole temblar de placer. Le encantaba sentir como lo llenaba y tocaba un punto especifico al estar ahí dentro, de esa manera le podía arrancar gemidos de placer, adoraba verlo sucumbir ante ello. Sonrió y mordió ligeramente su barbilla sin dejar de ver a sus ojos, esa mirada que denotaba perdición. –Mastúrbate. –Susurró notando el miembro ajeno sobre su vientre mojándole cada que se rozaba contra él. –Quiero escucharte jadear mas alto. –Susurró mordiendo su garganta pero sin llegar a penetrarle con los colmillos, solo lamió las heridas y probó un poco de su sangre.
Extrañaba ese momento, esa mirada llena de placer y la forma en la que se perdían en él. Suspiró saliendo de su cuerpo y volteándole para colocarle sobre sus rodillas para que alzara las caderas. Suspiró de placer al ver sus nalgas y comenzó a acariciarlas para después darle un par de azotes. Las separó e inclinó el rostro para lamer su entrada solo para hacerlo temblar y después le penetro de nueva cuenta de una sola estocada.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Su cuerpo se arqueó sintiéndole moverse con aquella intensidad. Eso le gustaba, despertaba en él tantas sensaciones, le hacía olvidarse de todo excepto él. Era tan embriagante, tan placentero, se sentía tan perdido entre sus brazos y eso le gustaba. Le había hecho falta, aún cuando la situación se había tornado como lo había hecho había algo en su interior reclamando por aquella mirada, por aquella atención, para que se fijara en él y no se apartara jamás.
Sus colmillos rasgando ligeramente la piel le hicieron vibrar, sentir el deseo crecer en él, el calor extenderse por todo su cuerpo sin ningún tipo de control. Lo quería, quería más de él. Que le hiciera perder la razón si era por aquel placer.
Suspiró totalmente embelesado, disfruto de cada roce, de cada caricia, al menos hasta que gimió en protesta cuando salió de él para girarlo. No tuvo de tiempo de pensarlo demasiado. Sintió su lengua contra su entrada y gimió de placer, removiéndose. Aquel par de azotes le había encendido aún más, sus caderas se movieron siguiendo el ritmo de sus estocadas cuando le penetró de nuevo, provocándole aún más. No pudo decir nada, solo podía gemir y decir su nombre entre jadeos. Aquel placer que no podía obtener con nadie más que con él. Estaba completamente a su merced, no quería nada más, solo a él.
Obedeció aún entre gemidos, llevando una de sus manos a su miembro palpitante, acariciando y estimulando a ritmo que el cuerpo ajeno le dictaba. Gimió más para él mientras sentía su cuerpo responder a los estímulos, a punto de correrse tras sentir cómo golpeaba aquel punto sensible en su interior sin consideración, haciéndole temblar y curvar su espalda, pegándose al cuerpo ajeno –Muérdeme… -Pidió apenas con voz, sintiendo que no podría más, pero lo necesitaba, que lo marcara como suyo, que le hiciera saber lo que ya sabía, que le pertenecía completamente.
Sus colmillos rasgando ligeramente la piel le hicieron vibrar, sentir el deseo crecer en él, el calor extenderse por todo su cuerpo sin ningún tipo de control. Lo quería, quería más de él. Que le hiciera perder la razón si era por aquel placer.
Suspiró totalmente embelesado, disfruto de cada roce, de cada caricia, al menos hasta que gimió en protesta cuando salió de él para girarlo. No tuvo de tiempo de pensarlo demasiado. Sintió su lengua contra su entrada y gimió de placer, removiéndose. Aquel par de azotes le había encendido aún más, sus caderas se movieron siguiendo el ritmo de sus estocadas cuando le penetró de nuevo, provocándole aún más. No pudo decir nada, solo podía gemir y decir su nombre entre jadeos. Aquel placer que no podía obtener con nadie más que con él. Estaba completamente a su merced, no quería nada más, solo a él.
Obedeció aún entre gemidos, llevando una de sus manos a su miembro palpitante, acariciando y estimulando a ritmo que el cuerpo ajeno le dictaba. Gimió más para él mientras sentía su cuerpo responder a los estímulos, a punto de correrse tras sentir cómo golpeaba aquel punto sensible en su interior sin consideración, haciéndole temblar y curvar su espalda, pegándose al cuerpo ajeno –Muérdeme… -Pidió apenas con voz, sintiendo que no podría más, pero lo necesitaba, que lo marcara como suyo, que le hiciera saber lo que ya sabía, que le pertenecía completamente.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Al escucharlo suplicar de esa manera se acercó a su cuello lamiendo la zona que deseaba morder. Suspiró lamiendo el lóbulo de su oreja y se posiciono un poco mas abajo y enterró de golpe los colmillos comenzado a succionar la sangre. Desea ver la mirada de su compañero en ese instante pero ahora le tenía de esa forma. Cerró los parpados entregándose a toda es pasión mientras le embestía con mas fuerza y cada vez mas rápido gruñendo como un animal tan solo de placer. Le dio un par de azotes en las nalgas antes de tomarlas y juntarlas entorno a su miembro que entraba y salía con mas fuerza.
Succiono de manera lenta aquella sangre llenándose la boca con ella y sintiendo como se le escapaba por las comisuras pero no podía dejar de hacerlo, ese sabor que ahora era tan familiar le encantaba, le enloquecía, como si aquella fuera la primera vez que lo tomaba de esa forma. Tragó un poco de sangre dejando algo en su boca y le soltó por un momento para buscar aquellos labios y reclamarlos en un beso dejando que la sangre escurriera entre ambas.
-Me encantas. –Murmuró contra aquellos labios mordiéndolos con fuerza mientras golpeaba con mas fuerza aquel punto en su interior. Regresó a morder su cuello succionando esta vez de forma lenta y ahogando uno que otro gruñido sintiendo que no podía mas… pronto llenó aquella cavidad con su semen.
Succiono de manera lenta aquella sangre llenándose la boca con ella y sintiendo como se le escapaba por las comisuras pero no podía dejar de hacerlo, ese sabor que ahora era tan familiar le encantaba, le enloquecía, como si aquella fuera la primera vez que lo tomaba de esa forma. Tragó un poco de sangre dejando algo en su boca y le soltó por un momento para buscar aquellos labios y reclamarlos en un beso dejando que la sangre escurriera entre ambas.
-Me encantas. –Murmuró contra aquellos labios mordiéndolos con fuerza mientras golpeaba con mas fuerza aquel punto en su interior. Regresó a morder su cuello succionando esta vez de forma lenta y ahogando uno que otro gruñido sintiendo que no podía mas… pronto llenó aquella cavidad con su semen.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Todo lo que habían pasado, todas las dificultades, todo los problemas parecían tan pequeños ahora. Le miró y enredó sus manos en sus cabellos mientras sentía su sangre correr hacia él, haciéndolo temblar de placer. La sensación en su cuello era tan embriagadora y lo fue aún más cuando aquellos labios pidieron los suyos, con aquel sabor a su propia sangre entre aquellas caricias.
Se aferró a su cuerpo, sintiendo el roce con su entrepierna haciéndole vibrar, sintiendo que llegaría al clímax en cualquier instante. Gimió contra sus labios, sintiendo el momento en que su cuerpo se arqueó y eyaculó tras que él le llenara con su semen de aquella forma. Suspiró aún moviendo sus caderas, buscando alargar aquel momento, mordió suave los labios ajenos. Le gustaba cuando le trataba de esa forma, cuando parecía tan necesitado de él como él mismo lo estaba por aquel vampiro que le hacía sentir que todo estaba bien mientras estuviese a su lado.
Detuvo sus movimientos cuando las sensaciones empezaron a desaparecer de su cuerpo. Aún sentía aquel pulsar en su cuello donde le había mordido, la calidez en sus labios y en su cuerpo. Se relajó un poco, dejando de aferrarse con fuerza a él, pero sin soltarle, no quería separarse de su cuerpo aún -Te amo -susurró reclamando sus labios una vez más. Cerró los ojos continuando con un beso lento, le gustaba tanto, le podía enloquecer, poner su mundo de cabeza, pero no había nada que amara más en este mundo -Eres mi cielo...
Se aferró a su cuerpo, sintiendo el roce con su entrepierna haciéndole vibrar, sintiendo que llegaría al clímax en cualquier instante. Gimió contra sus labios, sintiendo el momento en que su cuerpo se arqueó y eyaculó tras que él le llenara con su semen de aquella forma. Suspiró aún moviendo sus caderas, buscando alargar aquel momento, mordió suave los labios ajenos. Le gustaba cuando le trataba de esa forma, cuando parecía tan necesitado de él como él mismo lo estaba por aquel vampiro que le hacía sentir que todo estaba bien mientras estuviese a su lado.
Detuvo sus movimientos cuando las sensaciones empezaron a desaparecer de su cuerpo. Aún sentía aquel pulsar en su cuello donde le había mordido, la calidez en sus labios y en su cuerpo. Se relajó un poco, dejando de aferrarse con fuerza a él, pero sin soltarle, no quería separarse de su cuerpo aún -Te amo -susurró reclamando sus labios una vez más. Cerró los ojos continuando con un beso lento, le gustaba tanto, le podía enloquecer, poner su mundo de cabeza, pero no había nada que amara más en este mundo -Eres mi cielo...
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Take my Hand & Show me the Sky [Asagi, +18]
Sintió el semen de su compañero entre sus cuerpos y suspiró notando la necesidad que el menor tenía, correspondió a los besos, a esas caricias y sus movimientos suaves mientras aún sentían placer y excitación hasta que gradualmente se fueron deteniendo. Mordió el labio inferior del menor jalando con lentitud y le observó con amor, con ternura, como si fuera lo mas hermoso que había contemplado –Te adoro Kei, eres mi todo, simplemente eres lo único que necesito, mi compañero eterno… -No sabía cómo expresar lo que sentía al verlo. Solo le necesitaba a él, era su todo, era lo mejor que le había pasado.
Le resultaba increíble que estuviesen destinado, unidos por algo, que necesitaban encontrar una y mil veces porque así debía ser. Abrazó al menor y le acurrucó entre sus brazos. –¿Querías mi sangre? –Suspiró acercando su muñeca a los labios del menor mientras le besaba el rostro y buscaba estar mas cerca de él. –Te amo demasiado, de verdad que no puedes comprender la magnitud de todo lo que siento por ti. –Entrelazo sus dedos con los ajenos y le sostuvo con fuerza…. Le contemplo una vez mas, como si esa fuera la última vez que lo vería. –Te amo, te amo solo a ti. –Le besó la frente y le atrajo a él para sostenerle de la cintura.
Le resultaba increíble que estuviesen destinado, unidos por algo, que necesitaban encontrar una y mil veces porque así debía ser. Abrazó al menor y le acurrucó entre sus brazos. –¿Querías mi sangre? –Suspiró acercando su muñeca a los labios del menor mientras le besaba el rostro y buscaba estar mas cerca de él. –Te amo demasiado, de verdad que no puedes comprender la magnitud de todo lo que siento por ti. –Entrelazo sus dedos con los ajenos y le sostuvo con fuerza…. Le contemplo una vez mas, como si esa fuera la última vez que lo vería. –Te amo, te amo solo a ti. –Le besó la frente y le atrajo a él para sostenerle de la cintura.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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