Jimmy Laborda

→ Sentidos aumentados: Los sentidos de los esclavos de sangre se acentúan y agudizan gracias a la sangre de vampiro que beben, por eso son capaces de escuchar y olfatear a distancias más lejanas, de ver más nítidamente, incluso en la oscuridad, entre otras cosas.

→ Fortaleza: Resistencia y capacidad para soportar dolor físico. Por supuesto, como todos los humanos, los esclavos de sangre sufren y experimentan dolor, pero gracias a las propiedades de la sangre de vampiro que beben pueden resistir un poco más.

→ Longevidad: Cualidad que le permite al esclavo de sangre vivir más años. Esto no significa que jamás envejecerá o que vivirá 200 años como los cambiantes y licántropos, simplemente su vida se prolongará un poco más de tiempo, pero únicamente mientras siga bebiendo sangre de vampiro ya que esta es la que le proporcionará esta cualidad.

→ Sanación más acelerada: Habilidad para sanar un poco más rápido las heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). Esta habilidad no está tan acentuada y ni es tan efectiva como la de un vampiro, porque siguen siendo mortales, por lo que siempre que reciban una herida estarán en peligro de muerte, especialmente si se desangran. El tiempo de recuperación varía según el esclavo de sangre y la gravedad de la herida o lesión. Sufren enfermedades pero están menos expuestos a ellas gracias a que su sistema inmunológico se fortalece gracias a la sangre de vampiro que beben.





Jimmy es de personalidad abierta, se podría decir que simpático. Es ingenioso y más inteligente de lo que parece, ya que normalmente intenta no mostrarlo externamente. Suele ser impredecible en una conversación, dependiendo siempre de la situación puede llegar a ser un parlanchín nato, o bien puede parecer la persona más tímida y callada de la Tierra. No le gusta llamar la atención ni usar en exceso su habilidad especial porque la aborrece. Tampoco es habitual en él pelearse ni entrometerse en ningún asunto que no le incumba. Por lo general Jimmy nunca da problemas a nadie, dado que su psicología le impide sentirse bien si sabe que ha hecho algo mal. Normalmente es propenso a prestar su ayuda a quien la necesite.

Como todo en la vida, Jimmy tiene un pero: La genialidad, el dinamismo y la sonrisa desaparecen de su rostro cada que la noche cae. La noche y Jimmy no son grandes amigos debido a su condición de esclavo de sangre. Cuando las sombras cubren Paris, nuestro buen amigo debe obedecer todo capricho y mandato de su Domitor, Odia por sobre todas las cosas no poder oponer resistencia, Se convierte en una auténtica marioneta viviente que no puede dar un paso sin que el otro no tenga la mirada puesta en él. Por la noche es  relativamente “libre”, por la noche… Sufre. Sufre mucho, incluso llora cuando nadie lo ve. Llora por no poder resistirse al elixir de los Dioses llamado sangre.


El amor a primera vista cegó a nuestro protagonista. Lo cegó una noche de frío invierno cuando salía de una larga jornada laboral en la panadería de un pariente muy lejano tacaño y avaricioso. Podría decirse que fue amor a primera vista. Nunca lo supo con certeza. Simplemente se dejó arrastrar por un aroma peculiar que nunca antes había podido olfatear, y para aromas Jimmy Laborda era el mejor de toda la ciudad. Una nariz privilegiada que lo metió en uno y mil aprietos por curioso. ¡Pero qué es la vida sino una estancia demasiado corta! Pudiera ser que la ingenuidad y las ganas por querer descubrir el mundo a través del aire y la degustación. Jimmy había dicho muy seguro de sí mismo - a la edad de seis- que sería uno de los chef más reconocidos de todo el mundo. Lo dijo en presencia de sus abuelos (no tenía padres debido a que una extraña peste se los llevó al cielo) tal fue su determinación, que con grandes esfuerzos logró que le aceptaran -primeramente como lava loza- en un restaurancillo de poca monta cuando cumplió los trece.

Éste joven y entusiasta amigo, se ganó el corazón de todos aquellos que lo conocían. Se ganó el título de: Mascota, puesto que era el de menor edad y rango. Pero las cosas no terminaron aquí, de lava loza, pasó a ser garroteo y de mesero a ayudante de cocinero. Allí pudo desplegar sus habilidades, aprendiendo todo cuanto podía. No le bastaban dos ojos para observar todo, era como un mundo mágico, su mundo de ensueño al cuál siempre quiso pertenecer.

Trabajó hasta los dieciséis en ese primer restaurante. Le echaron debido a un malentendido que prefiere dejar en el olvido. Quedó marcado y enojado con la vida, más no derrotado. Un pariente lejano con grandes aspiraciones llegó a Paris para hacerse de un local que tenía pensado echar a andar como panadería gourmet, realizando deliciosos bocadillos para las clases más favorecidas. El abuelo habló maravillas del nieto y he ahí que fue contratado de inmediato.

Volvemos a resaltar el buen gusto que Jimmy tenía por mezclar sustancias que todo lo difícil parecía hacerlo parecer sencillo. La panadería comenzó a tener una fama inusitada, convirtiéndose en una de las mejores. Todas las clases sociales se daban cita para comprar el pan recién horneado siendo una delicia a la vista y al paladar. ¡Ah! ¡la vida era maravillosa! tan maravillosa que el aroma de la reciente noche de luna nueva - volvemos a resaltar aquí el inicio de su pequeña historia- le abrió sus puertas. ¿Quién? ¿Quién podía dejar ese bello aroma? Mas nada podía ver. La silueta se escondía bajo un manto de oscuridad al fondo de la calle, donde la luz de las farolillas no podían tocarle. ¿Hombre? ¿Mujer? Jimmy quería descubrir el secreto, ya sabemos que era un chico demasiado inquieto que no se quedaba de brazos cruzados.

Como si flotara en el aire guiado a través de un hilo invisible, le fue siguiendo paso a paso alejándose de su ruta habitual. Pero el aroma era tan tentador, tan irresistible, que casi podía degustarlo. Para cuando se percató de que estaba alejado del centro de la ciudad, fue demasiado tarde para nuestro joven amigo. La bestia se le echó encima, ensartando dos poderosos colmillos entre su cuello y el hombro. Nada pudo hacer para defenderse, era demasiado fuerte para apartarle.

Su vista se nubló casi al grado de perder el conocimiento, quiso decir algo, balbucear, preguntar el qué había hecho mal ¿iba a morir? No, no iba a morir, no eran los planes que la criatura nocturna tenía para él. Aprovechando que Jimmy estaba desesperado por coger aire, tasajeó su muñeca obligándole a beber de su sangre, que desbordaba a borbotones casi negros, sintió morir ya que un fuego abrasador lo quemaba vivo por dentro. Fue todo lo que pudo recordar cuando despertó sobresaltado en una cama que no era la suya en un sitio lúgubre desbordando herrumbre moho y mal olor.

Tuvo mucho miedo, demasiado, quería huir de aquel extraño lugar pero cuando tomó el pomo de la puerta, una lúgubre voz detrás de él le hizo estremecer hasta el último vello de su cuerpo. Cuando giró, sus ojos se abrieron como platos ¡no daban crédito! ¿quien era aquella persona? no la había visto nunca en su vida ¿qué quería de el?

-Ahora eres mío. Únicamente mío Jimmy Laborda. Te he otorgado un don que más de uno mataría por poseer. Sé buen chico. Compórtate, ya que tú y yo vamos a permanecer juntos mucho tiempo.

La risa estridente casi le hace perder los estribos. ¿Un don? ¿Por qué había tanto ruido? Podía escuchar claramente hasta el más mínimo ruido.

-¿Te estarás preguntando por qué tú? es una simple respuesta: Porque me gustaste, porque quise, porque puedo, porque no vas a desear probar otra cosa que no sea mi sangre. Dejaste de ser el chico maravilla, el futuro gran chef de Paris. Ahora sólo podrás probar sangre y nada más. Me servirás y vivirás exclusivamente para satisfacer hasta el más ínfimo de mis caprichos.

¡Ah! qué triste no vida le esperaba al pobre Jimmy. En contra de su voluntad, debido a su peculiaridad y galanura, una criatura de la noche le escogió por mero capricho.

La noticia de la desaparición de Jimmy fue un duro golpe para sus abuelos. Pasaron las semanas, los meses los años y su querido nieto jamás regresó. Pronto la joven promesa dejó de ser la noticia de primera plana en los diarios, muy pronto se olvidaron de él. Para cuando todo se extinguió, Jimmy fue liberado de su oscura prisión. Ya había dejado de ser aquel chiquillo. Ahora se le veía más maduro, nadie podría reconocerlo puesto que había cambiado tanto de estatura como de complexión. La bestia había hecho muy bien su trabajo: Apartarle de todo aquello que representara alegría en su vida: Jimmy Laborda estaba muerto en vida.

Por ahora se dedica a deambular por las calles sin tener un destino fijo sin descuidar demasiado tiempo la guarida de aquella bestia espeluznante. Puede ser libre para hacer lo que mejor decida hacer, de todos modos sabe que no puede escapar más allá de Paris. El imán con su Domitor es fuerte, y aunque no quiera, aunque no lo desee, regresará todas las noches al lugar que más odia en la vida.


-Siempre usa ropa dos tallas más grandes para evitar miradas curiosas.
-Evita hacer nuevas amistades.
-Deambula solo durante el día.
-Temeroso. Desconfiado
-Su sentido del olfato está más desarrollado.
-Cocina excelentemente bien, aunque no pueda probar nada de lo que hace. Lo único que quiere es sangre.