Cuentame tu historia [Calliope]

por **Mickaella Sunder** Mar Mar 03, 2015 2:52 pm

Era hora de volver,si,por desgracia lo era.Hora de volver a la soledad de mi caseron,a las horas encerrada en mis aposentos o en la biblioteca,a la compañia obligada del servicio,tutor o madre.Al aburrimiento.Pero era tarde asique ¿que importaba tardar unos minutitos mas?Total, la bronca ya estaba asegurada por haber salido sola y llegar con el vestido embarrado hasta el cuello,asique disfrutar de mis ultimas horas de libertad no me parecia tan mala idea.

Decidi tomar el camino largo,aquel que me llevase mas tiempo de recorrer, investigando cada calle y rincon de la ciudad, avanzando y pisando fuerte sin temor ninguno.Llegue a la plaza que tanto me gustaba y aunque las tiendas y demas ya estaban cerradas la contemple a la luz de la luna.Era hermosa sin ninguna duda, las estrellas le daban un toque salvaje y peligroso,lo que hacia que pareciese mas interesante aun si pudiese.Me pare delante de un escaparate, contemplando mi reflejo de arriba a abajo con los ojos desorbitados. "Madre mia....mis padres me matan,o peor, me obligan a casarme."Ciertamente estaba hecha una pena.El vestido habia pasado de ser de un color marfil elegante a un marron de barro sucio y mugriento, mi cara, achurretada por los restos de polvos de arroz que la lluvia habia arrastrado,quedo limpia tras retirarme el resto con el pañuelo de seda que siempre llevaba en mi bolso, y mi cabello.....eso si que era un caso perdido.El elaborado recogido con el que habia salido de casa se habia reducido a una maraña de rizos rojizos pegados a mi rostro afilado, pero me daba igual,estaba contenta.

Cualquier dama de mi categoria se habria horrorizado de verse a si pero a mi no me causo mas que una gran carcajada al verme de esa guisa.Ya afrontaria las consecuencias despues.

-Querida Mickaella,de esta no sales. -Me rei de mi misma.

por **Calliope E. Graham** Mar Mar 03, 2015 3:50 pm

Calliope continuaba perdida por las calles de París, pero en esta ocasión, a diferencia de hace un par de días, estaba bastante descansada y limpia, sobre todo eso último. Salió de la modesta pensión en la que se alojaba temporalmente, por no utilizar una palabra menos eufemística, y observó a su alrededor. París era una ciudad enorme, preciosa. Un lugar que le quitaba el aliento y del que le gustaría conocer todos y cada uno de los rincones, pero ahora no era el momento. Quizás en otra ocasión, quizás nunca. Chasqueó la lengua y abrochó su desgastado abrigo hasta arriba del todo, metiendo sus manos en los bolsillos. No llevaba demasiado dinero consigo, más bien nada, tan solo un par de monedas y sabía que lo poco que había conseguido ahorrar antes de partir de su ciudad natal no le iba a durar mucho, por lo que tenía que encontrar trabajo. Al menos la pensión era barata, eso le permitiría poder hospedarse allí más tiempo del que había pensado. Eso era un respiro, por supuesto. Elevó la vista, clavando sus ojos en el cielo parisino y sonrió. Quizás, y solo quizás, las cosas irían a ir bien a partir de ahora.

Con ese pensamiento positivo se infundió ánimo y comenzó a pasear, intentando memorizar todos y cada uno de sus pasos mientras se dejaba envolver por el ambiente que transmitía esa ciudad. Observó con curiosidad a la gente que, como ella, se dedicaba a pasear, aprovechando que había salido un buen día. Admiró los trajes de las damas que paseaban en un coche de caballos o que, como ella, habían decidido andar un poco. Por un instante no pudo evitar sentirse fuera de lugar ya que su vestido era demasiado antiguo, había perdido el color que una vez tuvo y tenía varios fruncidos que intentaban reparar algún descosido demasiado grande. Puede que hubiera sido mejor comprarse otro, era cierto, pero no podía permitírselo, así que había cosido otros trozos de tela para poder seguir poniéndoselo.

Una voz hizo que volviera al mundo real, que dejara de pensar mientras caminaba. Se giró y observó a la mujer de arriba abajo. El vestido era elegante, incluso uno de los más elegantes que la muchacha había visto nunca, a pesar de estar lleno de barro. Se acercó a ella y tocó levemente su hombro.-¿Necesita ayuda, señorita?-le preguntó-Si lo precisa, puede acompañarme a la habitación de mi pensión. No es gran cosa, pero podrá limpiarse un poco-le ofreció, porque a ella le hubiera gustado que alguien hiciera eso mismo cuando lo había necesitado. Esbozó una ligera sonrisa e hizo una especie de reverencia, más por nerviosismo que por otra cosa. Al fin y al cabo, ella no era más que una pobre muchacha y la chica debía ser de un círculo social mucho más alto que el suyo.

por **Mickaella Sunder** Mar Mar 03, 2015 4:07 pm

Le tocaron el hombro sin previo aviso,cosa que detestaba pues estaba muy a la defensiva ultimamente, pero la calma prevalecio y se giro lentamente.Contemplo a una muchacha cuya edad debia de parecerse a la suya,aunque sin duda de clase inferior.

Segun sus leyes deberia de mostrar indiferencia pero dadas las ciscunstancias ¿que importaba eso?Ademas su propuesto la hizo ver amigable y de buen corazon,ademas de que su aura se veia pura.Le devolvio la sonrisa y espero a que la mirase tras la reverencia intentando parecer amistosa.

-Es muy amable por su parte señorita,pero vivo cerca de aqui y no tardare mucho en llegar y poder asearme.- Le dedico una sonrisa mas calida aun.-Se lo agradezco mucho.

Le gustaba,esa chica le traia buenas vibraciones y por suerte no habia tenido ninguna premonicion cuando la toco,la cual era la razon por la que no le gustaba el contacto.No queria dejar de hablar con ella, necesitaba relacionarse con gente normal sin tener que seguir los protocolos que dictan los de la alta sociedad, estupidos a su parecer.

-Sin embargo si yo puedo hacer algo por usted, a modo de agradecimiento por su oferta, estaria mas que encantada de cumplirlo.Unque mejor empezamos con una presentacion en condiciones,¿no le parece?Mi nombre es Mickaella Anne Marie Sunder,pero me dicen Mickaella, y usted es..

Sabia su nombre obviamente, pero por una vez actuaria como una persona normal y corriente.Tambien sabia de su situacion actual y las cosas que necesitaba,pero tampoco podia actuar como una monja y dar cobijo a todos los pajaritos extraviados,aun asi las buenas vibraciones sobre ella persistian y fue lo que me hizo querer entablar conversacion.

por **Calliope E. Graham** Miér Mar 11, 2015 6:23 am

Calliope le había ofrecido la escasa ayuda que podía dar a una completa desconocida, era cierto, pero solo porque ella sabía muy bien lo que era estar en una situación difícil y no poder pedir ayuda. Tal vez por eso había empatizado con la muchacha, a pesar de no saber ni si quiera su nombre.

La observó de arriba abajo, detenidamente. Por su ropaje, aunque embarrado, se notaba que procedía de una posición social más que acomodada. La joven tragó saliva y se cercioró de que su abrigo estuviera completamente abrochado, como si de esa forma pudiera evitar que ella juzgara su vestimenta. No era algo que le importara, al menos no como todo lo demás de su vida, pero en ocasiones no podía evitar sentirse diminuta, fuera de lugar.

-Oh…-murmuró mientras asentía levemente ante la contestación de la mujer.-Entiendo, señorita-comenzó a decir-Siento si le ha importunado mi intervención. Mi intención era buena-agregó, por si a ella le hubiera molestado que alguien pobre como Callie se hubiera atrevido a dirigirse a ella.

No sería la primera vez que se encontraba con un burgués que le miraba por encima del hombro. Es más, estaba acostumbrada a eso, era el pan de cada día para la chica desde que tenía memoria. No había tenido mucha suerte en su vida, eso era cierto, pero esperaba que todo comenzara a ir bien ahora que una nueva oportunidad se abría ante ella. París sería su tabla de salvamento.

-¿Algo por mí, señorita?-preguntó, enarcando una ceja y ladeando ligeramente la cabeza.-No es necesario, de verdad-sonrió levemente.-Yo soy Calliope Eleanor Graham-se presentó, aunque su nombre le sonó demasiado rimbombante para lo que ella era realmente, demasiado pomposo para una simple y humilde chica.

La muchacha salía adelante por sus propios medios, pero tal vez era que siempre lo había tenido que hacer así. No estaba acostumbrada a ofrecimiento alguno, por lo que las palabras de esa damisela la habían descolocado. Respiró lentamente y se mordió el labio inferior. No estaba acostumbrada a ese tipo de cosas.

por **Mickaella Sunder** Jue Mar 12, 2015 12:31 pm

Le sonrio tiernamente para darle animos a la joven que intentaba esconderse tras un abrigo roido cerrandolo mientras miraba para todos lados.

-Habla sin miedo muchacha, solo somos dos mujeres conversando tranquilamente en la calle,hoy no hay posicion social que valga para mi.

Ella odiaba todo el tema que denotaba el estatus de cada persona,pues en sus pensamientos todos eran humanos e hijos de Dios, pero no dudaba en recalcar quien era e hija de quien era si alguien intentaba sentirse superior a ella,pues ante todo estaba el respeto y no conentia que se lo faltasen.Asi pues volvio a mirar a la joven invitandola a hablar con tranquilidad con ella.Adoraba la sencillez.

-Hermoso nombre para una joven hermosa.-Sonrio y le retiro un par de mechones dejandole la cara libre.-No te ocultes tras el pelo querida Calliope, o prefieres que te llame Eleonor,¿o tal vez ambos?

Le señalo la calle con un suave y elegante movimiento de la mano, invitandola a andar con ella, aunque sin esperar a que lo hiciese empezo a andar vigilandola por el rabillo del ojo para cercionarse de que asi lo hacia.

por **Calliope E. Graham** Mar Abr 14, 2015 6:25 pm

Calliope solía sentirse fuera de lugar, pero esa sensación aumentaba ahora más que nunca debido a que se encontraba en una ciudad en la que era una extraña, una extranjera. Ni sus ropajes ni seguramente su actitud tenían cabida ahí, pero no se desanimaría. No cuando su razón de ser la necesitaba de tal forma. Lucharía contra viento y marea si fuera necesario, aunque involucrarse tanto en su trabajo significara no tener vida social. No había ido allí a hacer amigos, sino a intentar tener una vida mejor. Aunque para eso primero necesitaba encontrar un trabajo.

Escuchó las palabras de la joven y tragó saliva. No estaba acostumbrada a tanta amabilidad por parte de nadie, mucho menos de una completa desconocida. Y es que, a pesar de que ella siempre intentaba actuar de buena fe, ayudar en lo que en su mano estuviera, no acostumbrara a que le correspondieran con la misma moneda.-Oh no, señorita-comenzó a decir, esbozando una tímida sonrisa-Cada cual pertenece a una clase. No estaría bien que yo intentara imitar a alguien como usted. Ni siquiera lo estaría conversar como si de viejas amigas tratáramos.

Porque aunque ella hubiera tenido una educación que a nadie de clase baja le correspondía, por circunstancias de la vida, eso no significaba que intentara ser lo que no era. La muchacha conocía más que de sobra sus limitaciones sociales. Y las aceptaba. No podía tratar de ser duquesa cuando ni siquiera llegaba a ser criada. Al menos de momento. A pesar de esto, se dijo que una conversación no haría daño a nadie. Además, le vendría bien o acabaría hablando con las paredes de la pensión en la que se alojaba.

-¿Perdone, señorita?-preguntó, alzando una ceja a la vez que intentaba recordar si le había dicho su segundo nombre. Su memoria debía estar jugándole una mala pasada, porque no recordaba tal cosa, pero…¿quién sino?-Calliope estará bien, mi señora. Nadie utiliza mi segundo nombre. En ocasiones hasta yo lo olvido-le contestó, todavía extrañada.

Se quedó unos segundos quieta, observando como la mujer comenzaba a andar, pero pronto la siguió, tomando como pudo la tela de su falda y caminando tan rápido como sus pequeños pies le permitieron hasta quedar a la altura. Caminó a su lado, cabizbaja, en silencio. Sin atreverse a decir siquiera murmuro alguno.

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