AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
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Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
La noche reinaba oscura, fría sobre todos aquellos que caminaban por las calles parisinas. El viento soplaba, en menor intensidad, hojas de colores cayendo de los arboles una a una, allá abajo en la calle. Aquellos que aun transitaban las calles llevaban prisa y se aferraban a sus abrigos en búsqueda de algo de calor, aunque fuera solo un poco que los mantuviera en movimiento, como si estuvieran siendo perseguidos. Por aquel vecindario no había prostitutas ni nada que se le pareciese y con algo de imaginación uno bien podía imaginarse que tales asuntos no existían en el mundo exterior y en su hermoso paisaje otoñal.
Las manos de Mirechia se aferraban la una a la otra mientras contemplaba todo aquello desde uno de los balcones de su hogar, tratando de darse calor mutuamente, frotándoselas a consciencia e ignorando la fiesta que transcurría a sus espaldas. Su rostro permanecía estoico, con vagas, escasas señales de que algo estaba ocurriendo alli adentro en lo absoluto. Un movimiento de sus labios o la ceja izquierda, un suspiro, o el sonido de sus pasos que iban y venían en el piso del balcón. La casa no podía considerarse del todo suya pensó, pero ya prácticamente lo era.
Su padre la adoraba, y no tenia nadie mas a quien dejársela ni la casa ni el negocio, ni nada,ya prácticamente podía considerar todo aquello suyo.Sin hermanos, ni nadie a quien heredar todo aquello. Y dentro de lo que podría considerarse soledad,no se sentía sola en lo absoluto, puesto que tenía cosas mas importantes de las que preocuparse, como ocuparse de su fiesta, en su casa, a la que podía llamar suya con aun mas propiedad en la privacidad de sus pensamientos. Dejando el balcón con un leve suspiro,volvió al interior de la mansión, una verdadera belleza de tres pisos, hecha en el clásico estilo arquitectónico ingles, con salpicaduras de arte y cultura de una lejana rusia de donde venía su madre aquí y allá, casi imperceptibles en el conjunto de todo, una hermosa mansión decorada casi de forma contenida, donde había tratado de dejar mostrar su personalidad de cualquier manera. El resultado la hacia sentir orgullosa cada vez que mostraba su interior en una reunión de negocios o fiesta, orgullo y satisfacción que era visto como el de una hija, no el de un monstruo calculador que analizaba sus posibilidades y con cuidado organizaba dichas fiestas y reuniones de negocios, riéndose en secreto,porque ella seria la que reiría al final, porque era ella la que llevaba los hilos desde un principio.
Cuando se colaba a una fiesta del mundo bajo todo era sobre no hacerse notar, pero en las de su casa era todo diametralmente opuesto, y ahí estaba, riendo,conversando, tomando una copa de vino o dos para hacer todo mas divertido, acercándose a escuchar cuando creían que no lo hacia o que no entendería. Muchos de los invitados le eran desconocidos, pero aquello no resultaba tan extraño, y siempre que no resultasen ser personas indeseables no tenia ningún problema al respecto. Su presencia se hacia notar entre los invitados, siempre al pendiente de que la estuvieran pasando bien, y por supuesto, antes que todo, de divertirse. De buscar aquellos que le parecieran particularmente interesantes y entablar conversación.
Despues de todo la noche era joven ¿quien sabia que podia pasar?
Las manos de Mirechia se aferraban la una a la otra mientras contemplaba todo aquello desde uno de los balcones de su hogar, tratando de darse calor mutuamente, frotándoselas a consciencia e ignorando la fiesta que transcurría a sus espaldas. Su rostro permanecía estoico, con vagas, escasas señales de que algo estaba ocurriendo alli adentro en lo absoluto. Un movimiento de sus labios o la ceja izquierda, un suspiro, o el sonido de sus pasos que iban y venían en el piso del balcón. La casa no podía considerarse del todo suya pensó, pero ya prácticamente lo era.
Su padre la adoraba, y no tenia nadie mas a quien dejársela ni la casa ni el negocio, ni nada,ya prácticamente podía considerar todo aquello suyo.Sin hermanos, ni nadie a quien heredar todo aquello. Y dentro de lo que podría considerarse soledad,no se sentía sola en lo absoluto, puesto que tenía cosas mas importantes de las que preocuparse, como ocuparse de su fiesta, en su casa, a la que podía llamar suya con aun mas propiedad en la privacidad de sus pensamientos. Dejando el balcón con un leve suspiro,volvió al interior de la mansión, una verdadera belleza de tres pisos, hecha en el clásico estilo arquitectónico ingles, con salpicaduras de arte y cultura de una lejana rusia de donde venía su madre aquí y allá, casi imperceptibles en el conjunto de todo, una hermosa mansión decorada casi de forma contenida, donde había tratado de dejar mostrar su personalidad de cualquier manera. El resultado la hacia sentir orgullosa cada vez que mostraba su interior en una reunión de negocios o fiesta, orgullo y satisfacción que era visto como el de una hija, no el de un monstruo calculador que analizaba sus posibilidades y con cuidado organizaba dichas fiestas y reuniones de negocios, riéndose en secreto,porque ella seria la que reiría al final, porque era ella la que llevaba los hilos desde un principio.
Cuando se colaba a una fiesta del mundo bajo todo era sobre no hacerse notar, pero en las de su casa era todo diametralmente opuesto, y ahí estaba, riendo,conversando, tomando una copa de vino o dos para hacer todo mas divertido, acercándose a escuchar cuando creían que no lo hacia o que no entendería. Muchos de los invitados le eran desconocidos, pero aquello no resultaba tan extraño, y siempre que no resultasen ser personas indeseables no tenia ningún problema al respecto. Su presencia se hacia notar entre los invitados, siempre al pendiente de que la estuvieran pasando bien, y por supuesto, antes que todo, de divertirse. De buscar aquellos que le parecieran particularmente interesantes y entablar conversación.
Despues de todo la noche era joven ¿quien sabia que podia pasar?
Mirechia Sassacre- Humano Clase Alta
- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 28/02/2015
Re: Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
La noche era fresca, a veces tenia deseos de ser mortal, de poder sentir realmente los embates del clima citadino, el cómo sus dedos se congelaban al contacto con la nieve, el temblor en el cuerpo, pero no sentía nada de aquello, era casi cansado no sentir nada más que el calor de la sangre en el cuerpo y la ansiedad que el ayuno provocaba, aun que realmente para él, aquello no significaba ningún reto, trescientos años habían logrado en el muchas cosas, lo habían endurecido y perfeccionado, para ser el joven caballero inmutable que vagabundeaba de vez en vez por las calles parisinas, sin buscar nada realmente.
Aquella noche le resultaba realmente atractiva y ciertamente había algo en el ambiente que le invitaba a mezclarse entre los mortales, jugar a ese juego que tenia de por mas ejercitado, era un experto en fingir ser un mortal, usando sus dones, un tono de voz claro, suave, hipnotizante y quién sabe, puede que encontrara a alguien o algo lo suficientemente interesante, algo que se estaba volviendo parte de su casi rutina. Seres realmente interesantes, como Louis o Mikael y aquella hurón hembra tan curiosa.
Una sonrisa se formo en sus labios ante el recuerdo de aquel extraño encuentro, y el tacto cálido del pelaje del animal, quien sorpresivamente había resultado ser una bella dama, que no actuaba según su género y eso la hacía más interesante para él, alguien que salía de los moldes determinados por la sociedad.
Camino por un breve tiempo, hasta llegar a la iluminada zona residencial, notando un ir y venir constante de carruajes y gente de alto linaje entrar a una casa, se sintió atraído y camino en aquella dirección, mezclándose ente los invitados, usando su don mental para entrar a la mansión, hermosa y cálida, pese a ser un lugar muy grande, había algo que le decía que aquello era un hogar, más que un lugar que habitar, aun que esa noche era un lugar para recibir invitados, una fiesta sin motivo o quizás sí, no lo sabía con exactitud y ahora la curiosidad le había picado y quería saber quien o quienes eran los anfitriones de dicho festín.
Aquella noche le resultaba realmente atractiva y ciertamente había algo en el ambiente que le invitaba a mezclarse entre los mortales, jugar a ese juego que tenia de por mas ejercitado, era un experto en fingir ser un mortal, usando sus dones, un tono de voz claro, suave, hipnotizante y quién sabe, puede que encontrara a alguien o algo lo suficientemente interesante, algo que se estaba volviendo parte de su casi rutina. Seres realmente interesantes, como Louis o Mikael y aquella hurón hembra tan curiosa.
Una sonrisa se formo en sus labios ante el recuerdo de aquel extraño encuentro, y el tacto cálido del pelaje del animal, quien sorpresivamente había resultado ser una bella dama, que no actuaba según su género y eso la hacía más interesante para él, alguien que salía de los moldes determinados por la sociedad.
Camino por un breve tiempo, hasta llegar a la iluminada zona residencial, notando un ir y venir constante de carruajes y gente de alto linaje entrar a una casa, se sintió atraído y camino en aquella dirección, mezclándose ente los invitados, usando su don mental para entrar a la mansión, hermosa y cálida, pese a ser un lugar muy grande, había algo que le decía que aquello era un hogar, más que un lugar que habitar, aun que esa noche era un lugar para recibir invitados, una fiesta sin motivo o quizás sí, no lo sabía con exactitud y ahora la curiosidad le había picado y quería saber quien o quienes eran los anfitriones de dicho festín.
Amadeo- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 279
Fecha de inscripción : 12/01/2011
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Re: Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
En una de las visitas a mi abogado, él me entregó una invitación a un festejo. Era una velada organizada por una señorita heredera de la fortuna y el negocio de sus padres. Mirechia Sassacre, era su nombre. Sólo para romper la monotonía de mi vida suelo asistir a los bailes públicos en el Palais Royal o aceptar este tipo de invitaciones que recibía a reuniones privadas. Y luego de meditarlo por unos días, decidí presentarme y llevar a Louis conmigo.
Mi madre sigue errando por el mundo, libre de toda carga. A veces torna a mis brazos y permanece conmigo en el Hotel, pero de nuevo se marcha y desaparece tal como llegó. Debo admitir que ella está hecha de un material diferente, uno muy siniestro y magnifico. Sé que aunque se encontrará aquí ahora, no podría obligarla a ir.
Me observo frente al espejo; Un joven de metro ochenta, con cabello rubio y tupido, largo hasta casi llegar a los hombros. Mi blanca piel y mis ojos grises se ven afectados por la luz; Mis orbes absorben con facilidad los tonos azules o violáceos de la piel que los rodea. La criatura reflejada en el espejo me miraba con una enorme sonrisa que relajaba y daba a relucir sus perfectas facciones. Vestía un traje de raso negro con bordado de flores. Bajo la chaqueta abierta, llevó un chaleco cruzado y se puede apreciar la cadena del reloj de bolsillo. Al bajar la mirada, contemplo como los botones hacen juego con el broche de plata en el cuello de mi camisa, una camisa blanca con bordados plata en las muñecas.
Algo me distrae. Escucho tras de mí unos pasos. No se trataba de un andar mesurado, aunque si intentó no llamar la atención. Estaba completamente seguro que aquella criatura no era Gabrielle. Me di media vuelta, girando con distinción mi cuerpo hacía el individuó. Su figura pareció absolutamente ingrávida; Era un hombre de cabello negro, sus ojos verdes fijos en mí, eran tan llamativos ante la profundidad con la que me miraban que me sentía cautivado. Mantuvó la calma y elegancia, permaneciendo a unos pocos pasos. Sin embargo, me dio la impresión de que estaba impaciente por iniciar una conversación que nos llevaría a una discusión inevitable.
Si vas a decir algo hazlo ahora. Estamos invitados a una fiesta y no me gusta llegar tarde. – Bromeé con solemnidad –
Luego de aquella noche, era Louis quien me visitaba de vez en cuando. Aparentábamos que todo estaba bien y que nuestros resentimientos habían quedado en el pasado, pero sabíamos que no era así. Aún quedaba mucho por comprender y aún hay demasiadas palabras que no han sido dichas. A veces creo que es un círculo vicioso el que nos mantiene unidos, puedo sentirlo aunque este al otro lado del mundo, murmurando lo equivocado que estoy. Siempre he sido un hombre de acción, jamás he meditado lo suficiente mis acciones. Sin embargo, sin sospecharlo siquiera, Louis hacía tambalear mi conciencia y con su maravillosa ingenuidad, sabía transformar mi enojo en ternura.
Sé que la noticia no fue de su agrado. Podría gritar que me detestada y rechazarme, pero ya no importa ¿O sí? La situación es que en un par de horas, él y yo nos dejaríamos ver en esa fiesta.
Mi madre sigue errando por el mundo, libre de toda carga. A veces torna a mis brazos y permanece conmigo en el Hotel, pero de nuevo se marcha y desaparece tal como llegó. Debo admitir que ella está hecha de un material diferente, uno muy siniestro y magnifico. Sé que aunque se encontrará aquí ahora, no podría obligarla a ir.
Me observo frente al espejo; Un joven de metro ochenta, con cabello rubio y tupido, largo hasta casi llegar a los hombros. Mi blanca piel y mis ojos grises se ven afectados por la luz; Mis orbes absorben con facilidad los tonos azules o violáceos de la piel que los rodea. La criatura reflejada en el espejo me miraba con una enorme sonrisa que relajaba y daba a relucir sus perfectas facciones. Vestía un traje de raso negro con bordado de flores. Bajo la chaqueta abierta, llevó un chaleco cruzado y se puede apreciar la cadena del reloj de bolsillo. Al bajar la mirada, contemplo como los botones hacen juego con el broche de plata en el cuello de mi camisa, una camisa blanca con bordados plata en las muñecas.
Algo me distrae. Escucho tras de mí unos pasos. No se trataba de un andar mesurado, aunque si intentó no llamar la atención. Estaba completamente seguro que aquella criatura no era Gabrielle. Me di media vuelta, girando con distinción mi cuerpo hacía el individuó. Su figura pareció absolutamente ingrávida; Era un hombre de cabello negro, sus ojos verdes fijos en mí, eran tan llamativos ante la profundidad con la que me miraban que me sentía cautivado. Mantuvó la calma y elegancia, permaneciendo a unos pocos pasos. Sin embargo, me dio la impresión de que estaba impaciente por iniciar una conversación que nos llevaría a una discusión inevitable.
Si vas a decir algo hazlo ahora. Estamos invitados a una fiesta y no me gusta llegar tarde. – Bromeé con solemnidad –
Luego de aquella noche, era Louis quien me visitaba de vez en cuando. Aparentábamos que todo estaba bien y que nuestros resentimientos habían quedado en el pasado, pero sabíamos que no era así. Aún quedaba mucho por comprender y aún hay demasiadas palabras que no han sido dichas. A veces creo que es un círculo vicioso el que nos mantiene unidos, puedo sentirlo aunque este al otro lado del mundo, murmurando lo equivocado que estoy. Siempre he sido un hombre de acción, jamás he meditado lo suficiente mis acciones. Sin embargo, sin sospecharlo siquiera, Louis hacía tambalear mi conciencia y con su maravillosa ingenuidad, sabía transformar mi enojo en ternura.
Sé que la noticia no fue de su agrado. Podría gritar que me detestada y rechazarme, pero ya no importa ¿O sí? La situación es que en un par de horas, él y yo nos dejaríamos ver en esa fiesta.
Última edición por Lestat De Lioncourt el Sáb Abr 25, 2015 6:13 pm, editado 1 vez
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/01/2011
Edad : 264
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Re: Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
La noche en calma, el ínterin de mi deplorable actitud repitiéndose en voz baja contra mis oídos, una y otra vez, resonando correctamente, culpablemente. Las malas decisiones retocando los pasos en mi camino. Hace frío esa noche, un frío que no me molestaba. No lo hizo cuando abandone mi pequeño escondite, ni cuando me moví por las callejuelas oscuras en busca de una pobre victima para calmar mi sed. Como se esperaba, las imágenes y el calor entraron lentamente y me inundaron por completo y, enseguida, la sensación de infinito placer se desvaneció con el sorbo final. Entonces apareció el hastió y el irremediable deseo de abandonar el lugar cuanto antes.
Deambulé durante largo rato, restituyendo la sangre en mi cuerpo, y en mi mente, acomodando los recuerdos de las noches diferentes al andar noctámbulo que tenía por costumbre. En pocos meses he padecido encuentros que me abrieron los ojos, situaciones que bastaron para que me juzgara a mí mismo, incapaz de encontrar algún castigo lo suficientemente justo y correcto. Después, en seguida, cómo el final de una semana terrible, recibí la invitación. Me estoy quedando en tal hotel Louis, Gabrielle está conmigo, deberías venir alguna vez a visitarnos. ¿Para qué? Nada que mi visita pudiera provocar traería una diferencia provechosa a nuestra situación. Pero de todas maneras acabé pensando en la posibilidad y, de un forma u otra, mis pasos me llevaron, sino con frustración si con desgana, al hotel en cuestión.
Lestat se encontraba allí, justo como había dicho. No requerí de ningún guía para encontrar la habitación apenas me proporcionaron el número. Entré en silencio y me encontré un lugar ostentoso y plagado de oro y tonos rojos en las moquetas, cortinas, en los muebles cabriolé y en el decorado general. Había mármol y una chimenea que estaba encendida. Avancé por la habitación, apenas distrayéndome en el teatral pero bello decorado, que, sin desearlo, me traía a la mente nuestro propio hogar en New Orleans, revestido con la copia de lo que veo ahora aquí. Genuino, el estilo francés se proyectaba en cualquier esquina. Incluso había un diván de terciopelo rojo. Crucé la habitación, guiado más por intuición que por el sonido y por unos segundos me arrepentí profundamente de venir de esta manera. Sin estar listo. De haber sido arrastrado por su persuasiva pero irritante voz. Me detuve a poco más de un metro de distancia, observando su rostro impío en el espejo antes de que girara a mirarme.
— ¿Fiesta? — Mi primera idea es refutar su actitud, pero desvía mi atención con la segunda oración. — No estoy vestido para una fiesta… — Lo cierto es que lo que menos deseo esa noche es asistir a una fiesta. Es algo que no había hecho en meses, desde que llegué a París, algo que había perdido su gusto sin la justa y apropiada compañía. Lo observé, vistiendo magnificas ropas como antaño, siendo escrupuloso con su apariencia, o enfadosamente obsesivo al respecto. Todo en su sitio, todo impecable. Narcisista. Me enfadé, así de sencillo, bullendo dentro de mí el recuerdo absurdo de mil momentos como este y otros muchos que no, no fueron nada malos. — Ve tú a la fiesta, Lestat. Y yo vendré a verte otra noche… — Increpe de pronto, mirándole a los ojos. Me di la vuelta en un impulso por abandonar ese lugar cuanto antes. París parecía no tener un lugar para mi está noche. No me sentía cómodo en las calles y tampoco aquí.
Deambulé durante largo rato, restituyendo la sangre en mi cuerpo, y en mi mente, acomodando los recuerdos de las noches diferentes al andar noctámbulo que tenía por costumbre. En pocos meses he padecido encuentros que me abrieron los ojos, situaciones que bastaron para que me juzgara a mí mismo, incapaz de encontrar algún castigo lo suficientemente justo y correcto. Después, en seguida, cómo el final de una semana terrible, recibí la invitación. Me estoy quedando en tal hotel Louis, Gabrielle está conmigo, deberías venir alguna vez a visitarnos. ¿Para qué? Nada que mi visita pudiera provocar traería una diferencia provechosa a nuestra situación. Pero de todas maneras acabé pensando en la posibilidad y, de un forma u otra, mis pasos me llevaron, sino con frustración si con desgana, al hotel en cuestión.
Lestat se encontraba allí, justo como había dicho. No requerí de ningún guía para encontrar la habitación apenas me proporcionaron el número. Entré en silencio y me encontré un lugar ostentoso y plagado de oro y tonos rojos en las moquetas, cortinas, en los muebles cabriolé y en el decorado general. Había mármol y una chimenea que estaba encendida. Avancé por la habitación, apenas distrayéndome en el teatral pero bello decorado, que, sin desearlo, me traía a la mente nuestro propio hogar en New Orleans, revestido con la copia de lo que veo ahora aquí. Genuino, el estilo francés se proyectaba en cualquier esquina. Incluso había un diván de terciopelo rojo. Crucé la habitación, guiado más por intuición que por el sonido y por unos segundos me arrepentí profundamente de venir de esta manera. Sin estar listo. De haber sido arrastrado por su persuasiva pero irritante voz. Me detuve a poco más de un metro de distancia, observando su rostro impío en el espejo antes de que girara a mirarme.
— ¿Fiesta? — Mi primera idea es refutar su actitud, pero desvía mi atención con la segunda oración. — No estoy vestido para una fiesta… — Lo cierto es que lo que menos deseo esa noche es asistir a una fiesta. Es algo que no había hecho en meses, desde que llegué a París, algo que había perdido su gusto sin la justa y apropiada compañía. Lo observé, vistiendo magnificas ropas como antaño, siendo escrupuloso con su apariencia, o enfadosamente obsesivo al respecto. Todo en su sitio, todo impecable. Narcisista. Me enfadé, así de sencillo, bullendo dentro de mí el recuerdo absurdo de mil momentos como este y otros muchos que no, no fueron nada malos. — Ve tú a la fiesta, Lestat. Y yo vendré a verte otra noche… — Increpe de pronto, mirándole a los ojos. Me di la vuelta en un impulso por abandonar ese lugar cuanto antes. París parecía no tener un lugar para mi está noche. No me sentía cómodo en las calles y tampoco aquí.
Louis De Pointe Du Lac- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 13/05/2014
Localización : No hay lugar a donde ir
Re: Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
La vida se nos presenta a todos de forma diferente, de acuerdo al lente con el que la estemos observando. Para Mirechia, la vida era un juego, y mas que la vida en si, cada persona con la que se encontraba. Dominante, manipuladora, sentia la necesidad de ganar cada juego que encontrara, cada vez. Sus dedos jugaron con la base de la copa de vino que sostenia y de la que habia estado dando largos, suaves tragos mientras la noche transcurria.
Tenia un delicado sabor frutal con un toque acido, y un poco aromatico, como madera tostada al sol. Era una de sus reservas favoritas, abiertas especialmente para el pequeño festin. Por supuesto, la comida se habia tratado con el mismo cuidado que la bebida; los camareros y camareras caminaban con bandejas llenas de hours de euvres, pequeños pasapalos de salmon, crema tartara, y tartaletas de hongos, junto a copas pequeñas de vinos de diferente calidad.
La decoracion era sobria, elegante, pero lujosa a la vez. Algunas personas fumaban, otras bailaban, otras se hallaban en agradable conversacion sobre sucesos de politica o actualidad. Mirechia se involucro en charlas, solo para ver el ambiente, acuñando incisivos comentarios en algunas,antes de circular y beber un poco mas de vino. La noche se planteaba a si misma deliciosa.
Y sin embargo, Mirechia se aburría, y se encontro a si misma sin descanso, alejandose de las personas y vagando hasta llegar a uno de los balcones. Alli se encontraba practicamente sola, con solo sus pensamientos y la oscuridad de la noche como compañia. Suspiro y miro los jardines. Parecian tan pequeños desde alli... la hacian sentir absolutamente insignificante.
Tenia un delicado sabor frutal con un toque acido, y un poco aromatico, como madera tostada al sol. Era una de sus reservas favoritas, abiertas especialmente para el pequeño festin. Por supuesto, la comida se habia tratado con el mismo cuidado que la bebida; los camareros y camareras caminaban con bandejas llenas de hours de euvres, pequeños pasapalos de salmon, crema tartara, y tartaletas de hongos, junto a copas pequeñas de vinos de diferente calidad.
La decoracion era sobria, elegante, pero lujosa a la vez. Algunas personas fumaban, otras bailaban, otras se hallaban en agradable conversacion sobre sucesos de politica o actualidad. Mirechia se involucro en charlas, solo para ver el ambiente, acuñando incisivos comentarios en algunas,antes de circular y beber un poco mas de vino. La noche se planteaba a si misma deliciosa.
Y sin embargo, Mirechia se aburría, y se encontro a si misma sin descanso, alejandose de las personas y vagando hasta llegar a uno de los balcones. Alli se encontraba practicamente sola, con solo sus pensamientos y la oscuridad de la noche como compañia. Suspiro y miro los jardines. Parecian tan pequeños desde alli... la hacian sentir absolutamente insignificante.
Mirechia Sassacre- Humano Clase Alta
- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 28/02/2015
Re: Once upon a time I met you(priv armand/lestat/louis)
Observo a una rubia mujer, atractiva con un aire de superioridad ajena a la forma en que el común de las féminas de la sociedad actuaban, era más como ver a un caballero de mundo rodeado de sus invitados, aunque ella se re le veía retraída y molesta, casi ajena a todo lo que la rodeaba.
La siguió con la mirada hasta ubicarla en uno de los balcones, con una copa de vino en la mano, con ese rostro aristocrático lleno de fastidio, de cansancio. Se acercó lentamente, pasando casi desapercibido entre la multitud, acercándose a la mujer, quien de cerca lucia más hermosa de lo que le había parecido a la lejanía. De rubia y lacia cabellera que parecían hilos de seda, blanca piel cual porcelana y los hermosos ojos azules, fríos.
-Buenas noches, mademoiselle- saludo con calma, pasando del salón al balcón, sintiendo nuevamente la briza fresca y la humedad del ambiente. Permaneció de pie, intentando no acosar a la joven mortal, y pese a ello, la seguía observando.
La siguió con la mirada hasta ubicarla en uno de los balcones, con una copa de vino en la mano, con ese rostro aristocrático lleno de fastidio, de cansancio. Se acercó lentamente, pasando casi desapercibido entre la multitud, acercándose a la mujer, quien de cerca lucia más hermosa de lo que le había parecido a la lejanía. De rubia y lacia cabellera que parecían hilos de seda, blanca piel cual porcelana y los hermosos ojos azules, fríos.
-Buenas noches, mademoiselle- saludo con calma, pasando del salón al balcón, sintiendo nuevamente la briza fresca y la humedad del ambiente. Permaneció de pie, intentando no acosar a la joven mortal, y pese a ello, la seguía observando.
Amadeo- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/01/2011
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