~+~Angel Vampire Diary~+~

por **Angelo Ange D' Le Rose** Jue Mar 19, 2015 10:46 am

"La pluie créa la vie, et le feu la détruit..."

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—"Yo no soy hipócrita..."(Repítelo hasta que lo creas)— Los recuerdos son la agonía del alma que habita el cuerpo revivido de un ser. La melodía de una caja musical provoca viajar en un profundo sueño donde la historia se repite como una pesadilla que no quería volver a recordar... —"Ella murió... ¿Por mi culpa?"— El sonido de la lluvia caer produce un suave sonido de melancolía, las gotas rocían los pétalos de las rosas de aquel jardín pasado, y otras más empapan las ventanas de cristal desnudas sin una tela que cubra el interior de aquel lugar. La fuente se une a aquella música melancólicamente melodiosa, donde el efecto de una cascada silenciosa se escucha en ésta.

Me encontraba dentro, la puerta del recinto abierta; y yo contemplando las figuras talladas en cada rincón de la pieza. Elegante y formal; así era como me encontraba, ante aquel estilo victoriano de aquella época. Un rayo cae cerca de donde me encontraba advirtiendo la llegada de una joven asustada, pues al parecer no le gustaba aquellos efectos de la naturaleza que se producían aquella noche.

—Bonne nuit mademoiselle...— Le llamé la atención con aquella voz sutil tanto como gentil, ella me buscó con la mirada y respondió el saludo, su mirada extrañada, preguntas en su mente del quien era, no había nadie quien le contestará; a menos, que preguntara. —Bonne nuit sire— Ah..., elegante y suave era su forma de hablar, terciopelo o algodón, es como podría haber definido aquella sensación de su voz, el acento tan delicado y fuerte a la vez, el cosquilleo recorrió mi pecho sintiéndome débil por un leve y ligero instante. Nostalgia era la palabra que buscaba.

Una grata platica y risas se escuchaban en aquel lugar, la mirada de la joven viró hacia la ventana, observando la lluvia caer, ya estaba por terminar. Me había dado cuenta de su expresión y quedé en silencio contemplándole sin que ella lo notase... —"La pluie créa la vie"— Murmuró... filosofía en su hablar, educada y hermosa, no podría haber pedido más —"et le feu la détruit"— Respondí. Ella giro a verme sorprendida, pues tal parece sólo había susurrado para sí misma, correspondí la mirada sin expresión alguna y ella, sonrío —Cuando era niña...— Se interrumpió mirándome fijamente y asentí para que prosiguiera —he soñado con un baile en una noche como esta, bajo la lluvia en un hermoso jardín...— Su mirada se desvió de nuevo al ventanal y contemplo la danza de las gotas sobre las rosas y la tierra, eran como pequeñas bailarinas girando cada que caían —Pero ahora le temo, por ellos...— Dirigió la mirada al cielo al momento que otro rayo cae a lo lejos.

Mi zurda es ofrecida hacia ella con educación, advirtiendo que ya me encontraba de nuevo en pie, y ella dudando al fin entendió; así tomando mi mano se levanto y caminando lentamente hacia la salida ella volvió a contemplar la lluvia y el aroma a tierra húmeda impregno sus fosas, sintiéndose relajada y tranquila. Viró a verme, su mirada se plantó en la mía, sus ojos azules resplandecían y su rostro fino y delicado me invadía con su belleza. No paré de admirar cual cuerpo esculpido en arte, sin duda; una obra bien hecha con mucha dedicación y tiempo. Le encamine directo al centro del jardín, la lluvia al momento comenzó a empapar mis ropajes, su rostro ahora mojado con suaves gotas parecían lágrimas caer de sus ojos. Entre el cielo, viento y lluvia; una melodía se inventó con el golpe del agua en la tierra, así iniciándose un lento y armonioso vals de la noche de luna llena.

Miradas entrelazadas, sonrisa contra sonrisa, giros tras giros, el baile parecía nunca acabar, una danza eterna ante un inmortal con el mortal. Cuerpos empapados por las gotas acumuladas en estos, la frescura fusionada con el viento, el frío aumentando pero ella no dejaba de reír, ella era feliz. Mientras la lluvia comenzaba aumentar el ritmo, los pasos se hacían más rápidos, un giro y otro giro, la caja musical continuaba sonando, el mareo en ella se hacía presente y el baile paró en seco. La respiración agitada de la joven y el sujeto observando el calor invadiendo el cuerpo de ella mientras la lluvia le entibiaba, el olor a sangre se advierte, sus ojos tintinean, el deseo por tenerla re-aparece y todo acaba con un beso... el trago de la muerte, su destino; un sueño, que termina en pesadilla...

Ella yacía en mis brazos, un cuerpo vacío, pero aún embellecido; muerta está, en aquel jardín de rosas, donde éstas continúan creciendo por la vida de la lluvia.

»La lluvia hizo la vida, y el fuego la destruye...«

por **Angelo Ange D' Le Rose** Sáb Abr 18, 2015 5:15 am

"Un secreto guardado en la memoria de un inocente... no, nadie es inocente en este infierno".

Otro día, otra noche; el día se hizo para dormir o eso para mí en éste caso era así por mi condición que poseía al ser un Ser del que un "Don oscuro" se me había otorgado yace varios años... siglos. Aunque ésta vez, creo que he dormido más de lo normal para una criatura como yo ¿Será que estoy llegando a la etapa "adulta"? ¿Será que mi apetito se retrasa cada vez más mientras pasan las décadas, los siglos...?. Es verdad, "la maldición", esa que nunca se desvanece, que jamás se terminara o por lo menos, no ahora...

¿Qué es la vida para un mortal? ¿Qué es la muerte para un vivo? ¿Creen en lo sobrenatural? Pues deberían, aunque prefiero que no, así es más interesante. Sencillamente porque me fascinan los exceptos, los ignorantes, los falta de conocimiento... que no hayas visto algo no significa que no exista ¿Cierto?

Ah... la noche, aquel efecto de manto oscuro, ese azul Rey que despierta ante tal majestuosidad a un ser que duerme en lo más profundo de la tierra o en mi caso... de mi lugar de descanso.

Un horizonte tiñéndose de un color fuego... pues el sol anunciaba su descanso para cederle paso a la hermosa dama plateada, Luna llena... que con ella poco a poco los faroles del cielo hacían presencia dándole la bienvenida a esa manta oscura que coloreaba el cielo con su tono de superioridad, la noche, donde todo cobra vida y donde lo débil descansa ante el peligro que pueda haber a ésta hora. Aunque debo decir que ha llegado la época de las fiestas, los bailes, los mal de amores... esos seres que deciden ir a tabernas para desahogar sus despreciables emociones no correspondidas... o perdidas. Otros deciden ir a sacudir sus almas obligandolas a divertirse viendo mujerzuelas mostrando su cuerpo en lugares especiales para ello.

Sinceramente, nada de eso me interesa por el momento...

Más a lo lejos de todo ese alborullo se escucha unos cascos resonar por un camino terroso, un trote veloz de una hermosa "bestia" negra que corría hacia esa dirección de diversión, la cabellera azabache del dicho animal así como la cola se ondeaban ante el viento que producía la velocidad de aquella corrida, el bufido de los ollares se escuchaba agitado y esforzado donde la respiración de aquel mamífero se podía notar ante aquella noche, el sonar de las bridas al agitarse fusionando aquel sonido con la silla de montar negra. Sobre aquel hermoso animal de un Crin largo así como su cola con un estilo de "peinado" rizado, un jinete montándolo; botas negras, el pantalón de cuero negro que al final de las rodillas éste se ocultaba por dentro de aquel calzado, un chaleco gris que protegía el torso ocultando parte de una camisa holgada blanca con encajes en las mangas que casi ocultaban las manos cubiertas de unos guantes de cuero negro, su cuello igual siendo cobijado por un pañuelo de encaje muy al estilo parisiense; su cabellera roji-negra que mucho le destacaba entre los "suyos" larga y ondulada, todo con naturalidad sin ningún accesorio que le sujetara, su piel que se notaba pálida en ese momento por las noches sin alimentarse, resaltaban unos ojos celestes cristalinos mostrando una mirada fija al camino, fría y serena, calculadora y seria, que mostraba seguridad ante su persona.

Me dirigía al llamado "mundo humano" aquel lugar donde yacía mi origen, donde todo ser al que haya conocido alguna vez ya no existe, familiar y amigos tuvieron su tiempo y se desvanecieron al cumplir una vida, algunos siendoselas arrebatadas... así es ésto, así es el llamado mundo mortal, aquel mundo donde la avaricia y corrupción mandan y el indefenso es comido por los débiles que se hacen llamar fuertes para creerse superiores, me dan lastima... los desprecio. Pero así como desprecio igual hay admiración, éstos seres llamados humanos poseen un Don que no valoran... que no usan, a comparación mía, ellos deberían ser los muertos; pero sí hay algo que me hace igual a ellos es, que valoro la vida después de perderla.

Es irónico ¿Cierto? ¿Por qué no nos damos cuenta de lo valioso que tenemos hasta que es tarde para remediarlo y verlo por perdido? Ellos no valoran su vida... hasta que se ven atrapados en el borde de la muerte, hasta que ruegan a su "Dios" ser salvados. Y lo más curioso es, que piden perdón a todos a quienes hicieron daño al momento de su muerte, se arrepienten de sus pecados cuando ven su final cerca, que desperdicio. Pero bueno, como dije, igual hay admiración por ese don de vivir y tener pruebas en ésta para superarlas, viajar a tantos lugares para cumplir una sola meta. Me detuve a la entrada de la ciudad parisiense donde contemple detenidamente los carruajes negros pasar cruzando carreteras con aquellos caballos tan hermosos aprisionados entre los mortales, ese sonido de cascos trotar elegantemente al viaje de un lugar a otro, las luces de faroles de las calles de parís alumbrando banquetas y las luces alumbrando por dentro de cada establecimiento, algunas otras casas dormidas y otras despiertas... efectivamente, siempre se ha dicho que París despierta en la noche, así como los seres como yo.

Después de contemplar tal escenario di un ligero golpe con el estribo en el costillar derecho de aquella "Bestia negra" que montaba; el frisón respondió con un bufido que salió de sus ollares de la nariz muy ligero y comenzó a caminar con calma paseándome por las calles estrechas de aquella ciudad. Cuanto había cambiado aquel lugar, todo era tan diferente a cuando era un mortal, pero las viejas costumbres podía notar que seguían vivas, al menos los hombres corruptos no habían cambiado... sonreí con travesía mostrando mi dentadura superior al percatarme de una joven que caminaba tan deprisa al adentrarse a un callejón en la oscuridad, ésto es lo que me da gracia, ¿Por qué tomar atajos cuando se sabe que siempre perderás al querer llegar primero? Agite con sutileza las riendas dándole a entender al caballo que avanzase indicándole aquel sitio.

Tacones femeninos resonando por aquel callejón donde algunas lucesillas alumbraban un poco el camino, una joven notándose nerviosa, asustada por lo que siente que puede pasarle en la oscuridad, su respirar entrecortado donde el aliento se notaba por el frío, un vestido victoriano con el tono de las rosas escarlata le acompañaban en su persona, un cabello azabache... peinado en una trenza de sirena que le llegaba por su espalda media, sus manos cubiertas por unos guantes carmín con encajes de color negro que le cubrían sólo las palmas y sobresalían sus dedos alzando un poco la falda del vestido para así acelerar el paso con cuidado de no pisarlo. Detrás de ella, más de tres metros... un ebrio harapiento con olor a suciedad siguiéndole a escondidas de que no lo viese pero ella podía sentirle, podía presentir que un peligro le acechaba así como la liebre que detecta el peligro ante el halcón que le vigila y huye a su madriguera para ponerse a salvo. Una pared se hace presente ante la vista de la joven, lo cual preocupada toca ésta como si logrará moverla con un sutil roce de palmas, decide volver así al dar media vuelta dirige su mirada al frente cuando en ese momento se queda quieta el ver una sombra en el suelo de un hombre, ella retrocede al advertir aquel hombre caminando hacia a ella, zangoloteándose al estar perdiendo el equilibrio por la ebriedad; ella al notarle borracho camina apegándose por la pared lateral de aquel callejón pensando que quizá así lo esquivaría y saldría corriendo, pero fue inútil, el hombre alcanzo a tomarla del brazo izquierdo golpeándola de espaldas a la pared —Una jovencita tan refinada portando cual vestido provocativo no debería estar sola por la noche... —Le dice aquello mientras le sonríe al atraparla entre sus brazos apoyando sus palmas de las manos en la pared. —D-disculpe... —Comenta ella —me separe de mi prometido en el camino... v-vine sin rumbo fijo pidiendo ayuda p-pues algo nos atacó... —Su voz nerviosa y tartamuda dejaban al hombre con deseos de tocarla pues sabía que le estaba teniendo miedo e ignorando lo que le decía —Pues yo te ayudare, no te preocupes —le respondió —pero a cambio voy a probarte entera... —Dijo aquello pasando su lengua por sobre sus labios de si mismo, a lo que ella asustada trato de gritar pero la diestra del hombre le cubrió la boca mientras trataba de sujetarla para hacerla suya... la mujer ponía resistencia y al momento de que un rasgar de ropas se escuchase el hombre fue arrastrado por el suelo por un efecto "sobrenatural" la mujer se cubre con sus manos la boca mientras gime de miedo al ver como el sujeto era enviado a la parte oscura del callejón sin nadie que le tocase, otra figura masculina se hace presente entre las sombras, sólo su silueta es notable.

Tomé aquel hombre por el cuello al tenerlo aprisionado contra la pared de ladrillo, él me miraba, su miedo, su ansia... mi vista se nublo dando paso a una figura roja, advirtiendo mis ojos carmín mostrando el deseo de matanza ante aquella victima. El hombre se retorcía, pataleaba tratando de zafarse de mi mano enroscada en su cuello, sonreí con travesía mostrando mis colmillos que se sentían hambrientos. —¡Piedad! No me mates, por favor... —Ahora él era quien gritaba clemencia, ahora era él quien pedía que no le hiciese nada... ahora era él quien no quería morir. —E-ella me provoco, y-yo no quería hacerle nada... te lo juro... —Escuchaba sus palabras llenas de angustia y miedo, pero el exceso de alcohol en su sangre que recorría sus venas me embriagaba —¿Ella? —cuestione al fin dejando conocer mi voz —¿Ella quien? Si sólo vengo por ti... —El hombre abrió sus ojos sorprendido, asustado —nadie es inocente en este infierno mi querido amigo —Al finalizar aquella frase plante mis colmillos en su yugular sin darle tiempo de contestar o de hacer un último movimiento de escape. La sangre broto de golpe a mi paladar, podía sentirme excitado al sentir aquel liquido pasar por mi garganta, un sonar de tambores en el pecho de la victima, como si el órgano aún deseara vivir, ¡Pero yo necesitaba más vida que él! podría reírme con mi propio comentario, pues... en mí no hay vida, sí a caso sería la de ellos.

El hombre dio sus últimos pataleos a lo que advertí que ya estaba por morir, dí el último trago del vino sangriento y me separe lentamente de él, me relamí con delicadeza los labios y lo deje caer al suelo, moribundo y sin capacidad de volver a vivir. Su sangre, ese sabor alcoholizado de su sangre sentía que regresaba a ese tiempo donde tome ese vicio del alcohol... algo que detesto recordar pero ahora me fascina, pude sentir cálido mi pecho, sentirme quemarme por dentro por aquella sustancia, el calor me invadía y dí un gemir ligero expulsando el aliento para liberar el aire que se quedaba atrapado. La mujer; me extrañó que no huyera, se había quedado de pie completamente paralizada, camine en dirección a ella y ella se veía ausente, sorprendida, asustada, pareciera que su alma ya no habitaba en ella... pero reaccionó al escuchar mi andar a lo que volvía a escuchar su respiración exaltada. Dio un paso hacia atrás intentando huir pero en eso aparecí repentinamente por detrás de ella, la dama no quiso voltear se quedaba firme y tiesa, sorprendida por lo que había presenciado entre aquella parte oscura del callejón. —Debería estar en su hogar ahora mademoiselle —Le comenté cerca del oído —una joven como vos no debería estás en un lugar como este si quiere vivir, claro está... —Después al sentirse libre de su cuerpo se giro para buscarme a lo que en ese momento desaparecí, no sabe si lo que presenció fue real, no sabía si creer o no, pero el miedo sabe bien que lo sintió, aún así si ella no lo cree aún viéndolo con sus propios ojos, nadie más le creerá.

por **Angelo Ange D' Le Rose** Jue Abr 30, 2015 4:17 pm

¿Alguna vez, haz amado a un ser, tanto...
hasta el punto en que te encariñas demasiado,
te aferras y no quieres soltarlo?

Al menos para mí,
es difícil apegarme a alguien
y no dejarle jamás, y cuando ya no está
es inevitable el dolor y la soledad...

"El dolor es inmenso, cuando amaste de verdad."

Las risas dormidas, los recuerdos enmarcados
el amor estampado, en el corazón olvidado;
vivir o morir, la cuestión incoherente,
todos sufren, todos lloran; todos mueren...

La sangre derramada del cuerpo sin vida,
el ser bebiendo de la copa vacía;
el alcohol no satisface, ni el deseo carnal cobija
simplemente seres secos con la esperanza perdida.

Odio, amor y olvido, son las misiones del ser vivo,
la vida regala felicidad y tristeza al humano,
y la inmortalidad ofrece el infierno al desterrado.

¡Adán, tu hijo está pecando!
y lo único que pudiste hacer fue liberarlo;
de la prisión donde iba hacer castigado.

"El paraíso: donde las almas, no son libres."

Ojala hubiera perdido la memoria cuando fui convertido, ojala pudiera perderla a cada que termino por conocer a alguien y olvidar que una vez estuvo conmigo. Olvidar las conversaciones, las platicas compartidas, las risas y llantos de unos y las historias de finales felices de algunos otros. Pero no es así.

Ojala, hubiera podido olvidar aquella joven que se cruzó en mi camino en aquella noche de invierno. Aquella que me alimentó con su sangre, aquella que me acompañó a mi casa, aquella quien terminó muerta en mi sala. Nunca olvidaré su aspecto dulce y pecaminoso, su cabello negro como mi amada noche, sus ojos de un color chocolate y su rostro finamente inocente. Su sangre exquisitamente amarga, pues en ese entonces no había nadie quien me satisficiera mi paladar, quien me llenara de ese deseo de la sangre, quien me embriagara con una dulce sustancia; quien me hiciera olvidar que ahora estaba solo. En un tiempo donde sólo me dedicaba a matar.

Quizá, pero no sé. Tal vez me decida a buscar un nuevo compañero quien comparta mi dolor pero lo veo difícil, lo veo imposible, nadie ha de conocer esta faceta mía y no estoy dispuesto a demostrarla, no estoy dispuesto a despertarla. No quiero volver a recordarla. No soy quien para saber que sucederá mañana o a la siguiente noche, no soy alguien que adivina el futuro, no soy un espíritu, no soy un gitano, no soy un hechicero. Sólo soy un simple no-muerto que vaga por la tierra en busca de la vida que una vez me fue arrebatada, pero no por la fuerza pues admito que fui cobarde en no aceptar mi destino de muerte eterna. ¿Una maldición? No lo creo, escuché de la voz de una neófita decir aquello. No creo que esto sea una maldición, pues suficiente maldición tengo de haber nacido con esta estética diferente que me distinguen de los otros, suficiente tengo que el mismo Demonio se esté bufando de mí, suficiente tengo con haberme quedado solo en vida y en muerte continuo estando en soledad ¿Por qué? Porque no quiero que suceda otra tragedia más.

por **Angelo Ange D' Le Rose** Vie Mayo 22, 2015 2:56 pm

"Me volví loco por el deseo y no hice más que cazar furtivamente."

Ángel de Ángeles, así era como se representaba mi nombre, un significado para un ser el que es lo contrario a ello. Ah, como extrañaba aquellos tiempos de antaño, donde la vida de un pequeño mortal era simple tortura para la mente joven. Un ángel caído desde el más oscuro y tenebroso cielo, que sino fuera por "aquel" ahora estaría allí... o tal vez no. ¿Cómo estar cobijado por un manto celestial; si nací en la época de las maldiciones? Fui maldecido desde el vientre de una madre... ¿y qué peor maldición el ser convertido en lo que ahora soy? Sufrimiento y desdicha, fue mi vida. Lo que antes odiaba es lo que ahora adoro.

Hacía ya unas horas que había despertado, que me había alimentado..., pobre de la chiquilla que se había atravesado en mi andar; elegante y audaz, es como me he de considerar. La vida se escapa de las manos cuando menos te lo esperas, olvida todo; olvida lo que una vez quisiste ser, y nunca luchaste para serlo. Olvida que una vez soñaste. Porque la muerte está ahí, esperándote. Su vida pasó por mis ojos, tal vez ella pensaba que eran el mismo cielo; celestes con el efecto del cristal en ellos. A donde su alma iría a parar en aquel punto negro, que apenas se lograba apreciar. Pero cambia, el rumbo cambia a ese rojo carmesí. Yo no creo que "Él" perdone, yo no creo en esa blasfemia, yo ya no creo, en lo que es verdad mortal.

Vivo, mi ser se encontraba vivo en aquel instante, su sangre recorría el cuerpo muerto de un alma vacía. Cada que tomaba una vida, mi cuerpo "renacía", simple reflejo, pues ya nada en mí puede ser real. Un muerto que camina por el sendero de la vida, que ya no me pertenece, pero sigo aquí, llenándome de sabiduría por cada vida que se ahogaba en mis brazos. He de esconder su cuerpo en lo más profundo de la tierra, ¿pues no es cierto que son polvo y en polvo se convertirán? Excepto yo, que mi cuerpo es solo ceniza si se llegara a quemar, y la cual desaparecería con el viento sin dejar huella ni evidencia de que alguna vez yo existía... La noche me iluminaba, fugazmente con aquellas pequeñas incrustasiones de estrellas relucientes, pequeños diamantes en su manto de total oscuridad. Los faroles de aceite iluminaban aquel lugar entre cada esquina de las calles produciendo sombras al fusionar la luz con los edificios que creaban carreteras en sus grandes pasillos, suficiente espacio para que los carruajes pasearan de un lado a otro.

Aún quedaba mucho tiempo para la siguiente noche, y mi andar por aquellas callejas era tranquilo sin preocupaciones. Quería explorar, conocer lo nuevo que se encontraba en cada rincón de parís. Cada noche antes de despertar sé que será un buen rato para aprender y ganar sabiduría, algo que había desperdiciado una vez convertido en lo que ahora era; cazando y devorando si ni siquiera aprovechar cada gota de la bebida de la vida. Explorando, observando y contemplando aquel lugar, algunas lucesillas interiores se alcanzaban a notar en algunas casas, otras se encontraban apagadas, la mayoría diría yo. Tranquilidad, serenidad, es lo que alcanzaba a apreciar.

"Pero fui rescatado por las melodías que sonaban por aquellas manos."

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