AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Raziel Loyard
2 participantes
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Raziel Loyard
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Raziel Loyard▲EDAD▲
20 Años▲ESPECIE▲
Humano▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Prostituto/Clase baja▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Bisexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
ParísRetraido y hundido casi siempre en sus propios pensamientos, carente del sentido de la justicia o equidad tras la tragedia que vivió su familia, frío y desinteresado en lo que ocurre a su alrededor, lo único que le causa preocupación es tener el dinero suficiente para comprar ropa que agrade a su clientela.
Pasa las primeras horas del día caminando por las calles de la ciudad, las cuales a esa hora solo están llenas de sirvientes o mercaderes ya que los amos aun no despiertan.
Odia con pasión a la clase alta de humanos pues ha visto el nivel al cual pueden llevar su ambición, aunque el hecho de ver a sus integrantes bajar hasta su nivel en busca de desahogo sexual o emocional le parece un hecho muy hilarante.
No habla con los demás integrantes del burdel a menos que sea realmente necesario o que uno de sus clientes requiera del servicio de alguien más.
Pasa las primeras horas del día caminando por las calles de la ciudad, las cuales a esa hora solo están llenas de sirvientes o mercaderes ya que los amos aun no despiertan.
Odia con pasión a la clase alta de humanos pues ha visto el nivel al cual pueden llevar su ambición, aunque el hecho de ver a sus integrantes bajar hasta su nivel en busca de desahogo sexual o emocional le parece un hecho muy hilarante.
No habla con los demás integrantes del burdel a menos que sea realmente necesario o que uno de sus clientes requiera del servicio de alguien más.
Nació en Francia bajo el amor y cobijo de una familia bien acomodada económicamente ya que su padre Vladimir Loyard era dueño de una mina de plata e inversionista arriesgado.
Pasó sus primeros 3 años de vida cómo cualquier otro niño de clase alta, siendo consentido durante cada segundo.
Su crecimiento podría describirse cómo normal, al cumplir 4 años comenzó a recibir todo tipo de clases, desde comportamiento hasta clases de esgrima y danza, gracias a esto podía escuchar peleas casi diarias por parte de sus padres, ya que al ser su padre un hombre de origen Ruso no consideraba que todas sus actividades fueran propias de alguien de su género, pero por otro lado su madre era alguien que disfrutaba bastante de las expresiones artísticas y quería que sus hijos (Raziel y su hermana X años mayor Elizabeth) disfrutaran de ello.
Mientras crecía las constantes ausencias de sus padres por motivos de negocios le hicieron cerrarse al mundo e incluso a su hermana quien en un principio era su compañera de juego y aventuras, algunas veces igual se asemejaba a su madre al cuidarlo. Cuando su hermana cumplió XVII años de edad muchos chicos de buenas familias comenzaron a visitarlos, se portaban bien con ella y con él lo trataban aún mejor que los sirvientes, incluso algunos le decían —si así lo deseas, puedes llamarme hermano—, nunca consiguió entender a que se referían, pero ese tipo de visitas siguió durante III años. Mientras su hermana pasaba el tiempo con todos los extraños que llegaban a casa, él pequeño heredero de la familia se volvía cada vez más ausente, llego el punto de su vida a los XIII años de edad que quienes le conocían creían que carecía de la habilidad del habla pues casi nunca se le escuchaba haciéndolo, sus lecciones se volvían cada vez más envolventes y ya no tenía tiempo de caminar por la mansión, ni siquiera podía esconderse en su habitación por unos minutos para despejar su mente.
Un día cuando recién cumplía XIV de edad su padre llego a casa sumamente molesto e incluso paranoico; —Cosette!!!— gritaba a su madre… —Cosette!! Trae a los niños!!!, tenemos que salir de aquí!!! —; sin dudarlo ni un segundo, su madre corrió a por él y su hermana quien ya no era una niña, pero si una soltera de XXIV años, al salir por la puerta pudo observar cómo los sirvientes también comenzaban a abandonar el lujoso lugar, algunos lloraban otros solamente cotilleaban entre sí, —hacia dónde vamos padre? — no pudo evitar cuestionar a la cabeza de la familia, pero este no dijo nada, solo volteo a mirarlo con gran irá y con un tajo de decepción, subieron a un carruaje que los llevo hacia una especie de pensión, donde vivían varias familias, pequeños mercaderes y uno que otro sirviente, —Que hacemos aquí? — dijo su madre — Aquí viviremos pos un par de meses— fueron las últimas palabras que salieron de sus labios antes de salir del lugar, los III Loyard miraron a su alrededor, solo una habitación, algo que parecía ser una estufa aunque no se parecía en nada a las de su casa, un par de tablas acomodadas sobre otros trozos de madera que a su parecer tenían la forma de una mesa —que clase de lugar es este— fue lo único que pensó antes de deducir que su padre se había equivocado en sus negocios y habían perdido todo su dinero.
Los días pasaron, todo se volvió muy difícil para todos ellos, su padre que ya era una persona muy difícil de tratar se había convertido en un ser amargado de la existencia, su madre parecía marchitarse cómo una rosa carente de agua, su bella cabellera castaña se veía atacada por pequeños cabellos plateados, su perfecta piel porcelanizada ahora parecía cómo si una hoja liza de seda se hubiera abultado un poco por culpa de las tareas del hogar, su hermana sufría bastante con las labores de la casa ya que ella era quien lavaba la ropa y los pisos, mientras el salía diariamente en busca de cualquier empleo, llego a trabajar cómo repartidor para un panadero, ayudaba a personas a cargar bolsas, incluso llego el momento en que se ponía ropas completamente desgastadas, sucias y descoloridas para poder pedir limosna o robar si tenía la oportunidad.
Un par de años después su padre llego con una gran expresión de alegría dibujada en su rostro, —Uno de mis antiguos amigos nos prestara una casa y nos dará empleo a Raziel y a mí en su compañía, las cosas al fin comienzan a mejorar—; toda la familia se alegró bastante, pudo notar cómo su hermana arrojaba la escoba al suelo y prácticamente bailaba de alegría, sin perder tiempo hicieron sus maletas, guardaron todas las cosas de valor que aún tenían y la poca ropa que les quedaba, al salir un carruaje cómo los que solían utilizar los estaba esperando, al subir en el y emprender el camino a su nueva casa por un instante pensó que sería una nueva oportunidad para su familia. Llegaron a una casa mediana con V habitaciones, un par de baños, un amplio jardín y decoraciones decentes, las ordenes de su padre fueron que se instalaran y se relajaran por lo que quedaba del día, aun no anochecía así que eso sería mucho tiempo.
Paso el día en su habitación acomodando sus cosas, cuando la hora de dormir sintió una gran tranquilidad al volver a dormir solo en una cama, cayó profundamente dormido, una gran sensación de paz le envolvía conforme la noche avanzaba.
A altas horas de la madrugada escucho el sonido de varias cosas rompiéndose, gritos de su hermana, su madre y padre, se alcanzaban a entender algunos reclamos y ruegos, no podía distinguir muy bien quien era quien pues a pesar de que lo intentaba no podía abrir los ojos ni mover su cuerpo era cómo si aún durmiera, cómo si fuera una pesadilla, tras unos minutos de sonidos intensos finalmente todo el lugar quedo en silencio, solo unos pequeños quejidos alcanzaban a distinguirse y también el sonido de algún liquido derramándose… —que… que es ese aroma… yo…. es alcohol? —, unos segundos después de percibir aquella esencia su cuerpo reacciono un poco, pudo entreabrir los ojos solo para ver sangre por todo el piso, aun un poco confundido miro un poco más por el lugar notando a su padre apenas vivo, con varias puñaladas por todo el cuerpo, su madre y hermana se encontraban amarradas y amordazadas justo a ambos lados de su padre, los 3 se encontraban bañados en alcohol y rodeados por pinturas y pequeños pedazos de madera, un pequeño quejido escapo de sus labios a lo que pudo sentir cómo una mano helada le tomaba con firmeza por el mentón y lo hacía mirar directamente hacia sus familiares, alcanzo a distinguir la silueta de un hombre acercándose con una antorcha, una risa un tanto perturbadora resonó por todo el lugar antes de dejar caer el fuego sobre las pinturas, en cuestión de segundos sus seres queridos comenzaron a arder, los gritos eran desgarradores, o al menos eso pensaba pues aun no reaccionaba del todo.
Observo de manera intima cómo su familia era quemada, mientras él era arrastrado hacia afuera del lugar, al parecer quienes habían asesinado al resto de los habitantes de esa casa ahora se encargarían de él en otro lugar, lo acomodaron sobre el lomo de un caballo y emprendieron camino lejos de ahí, pero porque a él y no a su solterona hermana mayor?, era algo que se cuestionaba conforme se alejaban de lo que ahora era una gran columna de luz y humo.
Después de eso sus días y noches se alternaron entre tareas de servidumbre bajo la luz del sol que iban desde limpieza y mandados hasta trabajos pesados cómo arar la tierra o cargar cosas pesadas, pero todo cambiaba bajo el manto plateado de la luna ya que cuando todos se encontraban profundamente dormidos tenía que dejar la habitación donde dormían los sirvientes y caminar entre largos pasillos hasta llegar a una especie de cuarto donde solo había espacio suficiente para una cama pequeña y un buro bastante viejo, ahí en ese lugar bajo la luz de la luna que se colaba por los barrotes de una pequeña ventana tenía que cumplir las instrucciones de su amo, las cuales eran llegar cada noche sin falta, vistiendo una bata de dormir de tela transparente y nada más bajo de esta, abrir la puerta y sin decir nada arrodillarse para dar desahogo oral a su amo quien alguna vez fue el mejor amigo de su padre.
Los días de su vida transcurrieron de esta manera sin parar o descansar de su tarea nocturna ni una sola vez. Al cumplir XVIII años de edad se encontraba completamente resignado a que su vida seguiría de esa manera por siempre, ya que nunca se le permitía salir de la mansión y era constantemente vigilado incluso a la hora de ducharse, pero, el 24 de Julio de ese año su amo lo mando llamar, a lo que le dijeron su presencia era requerida con urgencia, sin poder esperar o dejar pasar un poco de tiempo dejo sus tareas para caminar hacia el despacho del Sr. de la casa, al llegar a la puerta y antes de llamar para anunciar su llegada pudo escuchar cómo una plática se llevaba acabo al parecer su amo hablaba sobre alguna mercancía muy valiosa pues la voz de la otra persona al parecer un hombre sonaba muy molesto y reclamaba su parte y su Sr. decía que era mercancía para uso personal y no comercial, y que también lo había cuidado todos los días procurando su bien estar, pensaba escuchar un poco más cuando fue descubierto por la sirvienta principal de la casa, quien con un poco de “misericordia” le dijo que dejara de ser tan mal educado y entrara o le diría al Amo lo que estaba haciendo, sin decir nada solo un pequeño gesto de refunfuño en su rostro llamo a la puerta y entro al despacho para ver qué era lo que deseaban, pero antes de poder preguntar su amo solo le dijo —desde ahora le sirves a él así que vete, no necesitaras ropa pues tu nuevo Sr. te dará lo que requieres—; sin decir nada más que acceder con la cabeza hizo una reverencia de despedida y una de saludo hacia el desconocido.
Así paso de servir en una mansión a trabajar en una especie de taberna o cantina subterránea, donde casi toda la gente que se encargaba de atender en ese lugar andaba con ropa muy escasa o sumamente impúdica, las mujeres usaban vestidos cortos con una gran abertura que dejaba por completo a la vista una de sus piernas, mientras que los hombres usaban camisas con grandes escotes que dejaban al descubierto su pecho y parte de su abdomen. Cuando recién llego solo se dedicaba a ir a buscar las cosas que hicieran falta, cómo cigarrillos, tal vez a buscar ropa que los empleados mandaban reparar y cosas de poco esfuerzo.
Tras unas cuantas semanas trabajando de esa manera llego su primer cliente, no sabía muy bien que era lo que tenía que hacer pues nunca había visto que pasaba después de que sus compañeros (as) de trabajo se iban a otro lado con sus clientes, pero ellos solo le decían que tenía que fingir ser virgen, no conseguía entender a que se referían pues reían mucho después de decirlo cómo si fuera una especie de broma, pero su desconocimiento de ese término no pasaría de ese día cuando estuvo a solas con un anciano que toco y amancillo cada centímetro de su cuerpo durante varias horas.
Pocos días después de eso consiguió escapar de ese lugar en busca de un porvenir.
Pasó sus primeros 3 años de vida cómo cualquier otro niño de clase alta, siendo consentido durante cada segundo.
Su crecimiento podría describirse cómo normal, al cumplir 4 años comenzó a recibir todo tipo de clases, desde comportamiento hasta clases de esgrima y danza, gracias a esto podía escuchar peleas casi diarias por parte de sus padres, ya que al ser su padre un hombre de origen Ruso no consideraba que todas sus actividades fueran propias de alguien de su género, pero por otro lado su madre era alguien que disfrutaba bastante de las expresiones artísticas y quería que sus hijos (Raziel y su hermana X años mayor Elizabeth) disfrutaran de ello.
Mientras crecía las constantes ausencias de sus padres por motivos de negocios le hicieron cerrarse al mundo e incluso a su hermana quien en un principio era su compañera de juego y aventuras, algunas veces igual se asemejaba a su madre al cuidarlo. Cuando su hermana cumplió XVII años de edad muchos chicos de buenas familias comenzaron a visitarlos, se portaban bien con ella y con él lo trataban aún mejor que los sirvientes, incluso algunos le decían —si así lo deseas, puedes llamarme hermano—, nunca consiguió entender a que se referían, pero ese tipo de visitas siguió durante III años. Mientras su hermana pasaba el tiempo con todos los extraños que llegaban a casa, él pequeño heredero de la familia se volvía cada vez más ausente, llego el punto de su vida a los XIII años de edad que quienes le conocían creían que carecía de la habilidad del habla pues casi nunca se le escuchaba haciéndolo, sus lecciones se volvían cada vez más envolventes y ya no tenía tiempo de caminar por la mansión, ni siquiera podía esconderse en su habitación por unos minutos para despejar su mente.
Un día cuando recién cumplía XIV de edad su padre llego a casa sumamente molesto e incluso paranoico; —Cosette!!!— gritaba a su madre… —Cosette!! Trae a los niños!!!, tenemos que salir de aquí!!! —; sin dudarlo ni un segundo, su madre corrió a por él y su hermana quien ya no era una niña, pero si una soltera de XXIV años, al salir por la puerta pudo observar cómo los sirvientes también comenzaban a abandonar el lujoso lugar, algunos lloraban otros solamente cotilleaban entre sí, —hacia dónde vamos padre? — no pudo evitar cuestionar a la cabeza de la familia, pero este no dijo nada, solo volteo a mirarlo con gran irá y con un tajo de decepción, subieron a un carruaje que los llevo hacia una especie de pensión, donde vivían varias familias, pequeños mercaderes y uno que otro sirviente, —Que hacemos aquí? — dijo su madre — Aquí viviremos pos un par de meses— fueron las últimas palabras que salieron de sus labios antes de salir del lugar, los III Loyard miraron a su alrededor, solo una habitación, algo que parecía ser una estufa aunque no se parecía en nada a las de su casa, un par de tablas acomodadas sobre otros trozos de madera que a su parecer tenían la forma de una mesa —que clase de lugar es este— fue lo único que pensó antes de deducir que su padre se había equivocado en sus negocios y habían perdido todo su dinero.
Los días pasaron, todo se volvió muy difícil para todos ellos, su padre que ya era una persona muy difícil de tratar se había convertido en un ser amargado de la existencia, su madre parecía marchitarse cómo una rosa carente de agua, su bella cabellera castaña se veía atacada por pequeños cabellos plateados, su perfecta piel porcelanizada ahora parecía cómo si una hoja liza de seda se hubiera abultado un poco por culpa de las tareas del hogar, su hermana sufría bastante con las labores de la casa ya que ella era quien lavaba la ropa y los pisos, mientras el salía diariamente en busca de cualquier empleo, llego a trabajar cómo repartidor para un panadero, ayudaba a personas a cargar bolsas, incluso llego el momento en que se ponía ropas completamente desgastadas, sucias y descoloridas para poder pedir limosna o robar si tenía la oportunidad.
Un par de años después su padre llego con una gran expresión de alegría dibujada en su rostro, —Uno de mis antiguos amigos nos prestara una casa y nos dará empleo a Raziel y a mí en su compañía, las cosas al fin comienzan a mejorar—; toda la familia se alegró bastante, pudo notar cómo su hermana arrojaba la escoba al suelo y prácticamente bailaba de alegría, sin perder tiempo hicieron sus maletas, guardaron todas las cosas de valor que aún tenían y la poca ropa que les quedaba, al salir un carruaje cómo los que solían utilizar los estaba esperando, al subir en el y emprender el camino a su nueva casa por un instante pensó que sería una nueva oportunidad para su familia. Llegaron a una casa mediana con V habitaciones, un par de baños, un amplio jardín y decoraciones decentes, las ordenes de su padre fueron que se instalaran y se relajaran por lo que quedaba del día, aun no anochecía así que eso sería mucho tiempo.
Paso el día en su habitación acomodando sus cosas, cuando la hora de dormir sintió una gran tranquilidad al volver a dormir solo en una cama, cayó profundamente dormido, una gran sensación de paz le envolvía conforme la noche avanzaba.
A altas horas de la madrugada escucho el sonido de varias cosas rompiéndose, gritos de su hermana, su madre y padre, se alcanzaban a entender algunos reclamos y ruegos, no podía distinguir muy bien quien era quien pues a pesar de que lo intentaba no podía abrir los ojos ni mover su cuerpo era cómo si aún durmiera, cómo si fuera una pesadilla, tras unos minutos de sonidos intensos finalmente todo el lugar quedo en silencio, solo unos pequeños quejidos alcanzaban a distinguirse y también el sonido de algún liquido derramándose… —que… que es ese aroma… yo…. es alcohol? —, unos segundos después de percibir aquella esencia su cuerpo reacciono un poco, pudo entreabrir los ojos solo para ver sangre por todo el piso, aun un poco confundido miro un poco más por el lugar notando a su padre apenas vivo, con varias puñaladas por todo el cuerpo, su madre y hermana se encontraban amarradas y amordazadas justo a ambos lados de su padre, los 3 se encontraban bañados en alcohol y rodeados por pinturas y pequeños pedazos de madera, un pequeño quejido escapo de sus labios a lo que pudo sentir cómo una mano helada le tomaba con firmeza por el mentón y lo hacía mirar directamente hacia sus familiares, alcanzo a distinguir la silueta de un hombre acercándose con una antorcha, una risa un tanto perturbadora resonó por todo el lugar antes de dejar caer el fuego sobre las pinturas, en cuestión de segundos sus seres queridos comenzaron a arder, los gritos eran desgarradores, o al menos eso pensaba pues aun no reaccionaba del todo.
Observo de manera intima cómo su familia era quemada, mientras él era arrastrado hacia afuera del lugar, al parecer quienes habían asesinado al resto de los habitantes de esa casa ahora se encargarían de él en otro lugar, lo acomodaron sobre el lomo de un caballo y emprendieron camino lejos de ahí, pero porque a él y no a su solterona hermana mayor?, era algo que se cuestionaba conforme se alejaban de lo que ahora era una gran columna de luz y humo.
Después de eso sus días y noches se alternaron entre tareas de servidumbre bajo la luz del sol que iban desde limpieza y mandados hasta trabajos pesados cómo arar la tierra o cargar cosas pesadas, pero todo cambiaba bajo el manto plateado de la luna ya que cuando todos se encontraban profundamente dormidos tenía que dejar la habitación donde dormían los sirvientes y caminar entre largos pasillos hasta llegar a una especie de cuarto donde solo había espacio suficiente para una cama pequeña y un buro bastante viejo, ahí en ese lugar bajo la luz de la luna que se colaba por los barrotes de una pequeña ventana tenía que cumplir las instrucciones de su amo, las cuales eran llegar cada noche sin falta, vistiendo una bata de dormir de tela transparente y nada más bajo de esta, abrir la puerta y sin decir nada arrodillarse para dar desahogo oral a su amo quien alguna vez fue el mejor amigo de su padre.
Los días de su vida transcurrieron de esta manera sin parar o descansar de su tarea nocturna ni una sola vez. Al cumplir XVIII años de edad se encontraba completamente resignado a que su vida seguiría de esa manera por siempre, ya que nunca se le permitía salir de la mansión y era constantemente vigilado incluso a la hora de ducharse, pero, el 24 de Julio de ese año su amo lo mando llamar, a lo que le dijeron su presencia era requerida con urgencia, sin poder esperar o dejar pasar un poco de tiempo dejo sus tareas para caminar hacia el despacho del Sr. de la casa, al llegar a la puerta y antes de llamar para anunciar su llegada pudo escuchar cómo una plática se llevaba acabo al parecer su amo hablaba sobre alguna mercancía muy valiosa pues la voz de la otra persona al parecer un hombre sonaba muy molesto y reclamaba su parte y su Sr. decía que era mercancía para uso personal y no comercial, y que también lo había cuidado todos los días procurando su bien estar, pensaba escuchar un poco más cuando fue descubierto por la sirvienta principal de la casa, quien con un poco de “misericordia” le dijo que dejara de ser tan mal educado y entrara o le diría al Amo lo que estaba haciendo, sin decir nada solo un pequeño gesto de refunfuño en su rostro llamo a la puerta y entro al despacho para ver qué era lo que deseaban, pero antes de poder preguntar su amo solo le dijo —desde ahora le sirves a él así que vete, no necesitaras ropa pues tu nuevo Sr. te dará lo que requieres—; sin decir nada más que acceder con la cabeza hizo una reverencia de despedida y una de saludo hacia el desconocido.
Así paso de servir en una mansión a trabajar en una especie de taberna o cantina subterránea, donde casi toda la gente que se encargaba de atender en ese lugar andaba con ropa muy escasa o sumamente impúdica, las mujeres usaban vestidos cortos con una gran abertura que dejaba por completo a la vista una de sus piernas, mientras que los hombres usaban camisas con grandes escotes que dejaban al descubierto su pecho y parte de su abdomen. Cuando recién llego solo se dedicaba a ir a buscar las cosas que hicieran falta, cómo cigarrillos, tal vez a buscar ropa que los empleados mandaban reparar y cosas de poco esfuerzo.
Tras unas cuantas semanas trabajando de esa manera llego su primer cliente, no sabía muy bien que era lo que tenía que hacer pues nunca había visto que pasaba después de que sus compañeros (as) de trabajo se iban a otro lado con sus clientes, pero ellos solo le decían que tenía que fingir ser virgen, no conseguía entender a que se referían pues reían mucho después de decirlo cómo si fuera una especie de broma, pero su desconocimiento de ese término no pasaría de ese día cuando estuvo a solas con un anciano que toco y amancillo cada centímetro de su cuerpo durante varias horas.
Pocos días después de eso consiguió escapar de ese lugar en busca de un porvenir.
Disfruta más la compañía de animales cómo gatos o perros que la compañía de otras personas.
Raziel Loyard- Prostituto Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/04/2015
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Re: Raziel Loyard
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
- Mensajes : 10717
Fecha de inscripción : 11/01/2010
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