El tiempo es demasiado valioso: no lo desperdicies.

por **Byron C. Erwann** Mar Jul 28, 2015 1:55 pm

Amanecer

11 Enero

1800

Rest Room

"Dime con quién vas, y te diré quién eres."

A veces, cuando mi señora madre me dice que ya es tiempo que rehaga mi vida, me veo tentado de decirle a la cara que ella, siendo viuda desde hace más de diez años, nunca se ha planteado hacerlo. Pero me contengo. Me contengo porque sé que no es justo presionar a alguien que ha perdido a un ser querido a olvidarse de él, de los momentos vividos juntos, y pensar en sustituirlo por otra persona. La que parece no tenerlo tan claro es ella, que me insiste día sí y día también en que hace mucho que debería haberme olvidado de mi difunta esposa, y que necesito una mujer en mi vida para llenar el vacío que ella dejó. No entiende que no es un vacío que yo quiera, ni necesite llenar. Recordarla, recordar los momentos que vivimos, a pesar de entristecerme, porque son tiempos que ya no volverán, también me hacen sentir inmensamente feliz y en paz. Porque sé que nos quisimos locamente, que siempre estuvimos el uno para el otro, y que si no hubiese sido por su prematura muerte, aún seguiríamos estando juntos. Hasta que la vejez nos llegara.

No hay día que no la eche de menos. Y es cierto que tras su muerte me encerré en mi mismo, ¿pero qué esperaban que hiciera? Soy un hombre de palabra, y yo le di mi palabra de amarla eternamente. Y así sigue siendo, aún hoy. Así que no me queda más que aguantar las insistentes palabras de mi madre con estoicismo. Sé que ella sólo quiere lo mejor para mi, pero a veces no es sencillo hacerle entender que ya soy un adulto capaz de decidir por sí mismo, y mi decisión, es seguir guardando luto. Porque creo que es la única forma que tengo de seguir honrándola, tras la muerte. A ella, y a mi pequeña hija. A una hija a la que ya nunca veré crecer, y convertirse en una mujer tan fuerte como lo fue su madre.

Y sin embargo, a pesar de que todo cuanto he dicho es cierto, no puedo evitar sentir que ahora, cuando mi madre me ha arrastrado de lleno a una especie de coqueteo con esa joven de cabellos caoba y mirada azul, haya rejuvenecido bastantes años. Es enigmática, tanto que apenas si parece real. ¿Me estará viendo mi esposa desde donde quiera que esté? Y si es así, ¿me perdonará por estas emociones crecientes? Espero que sí, porque yo la sigo amando a ella, y así será por siempre. Pero indagar en esta conexión me está devolviendo algo que creí perdido hace mucho: las ganas de vivir. La chispa de la juventud. La necesidad de experimentar.

By Miss Atomic Bomb