Calypso ID

¿Qué se puede decir de la personalidad de Calypso? Para muchos es algo completamente desconocido, algo acorde a la fantasía que has pagado tener con ella por unas cuantas horas. En esos momentos la joven rubia puede despojarse de su carácter mortal y adquirir el de Venus si eso te complace. A sus clientes sabe tratarles muy bien, envolverles en el ambiente de seducción y complacencia carnal que tan ardientemente desean, ya que sabe perfectamente que si pagan debe retribuirles bien.

Fuera de la alcoba y dejando a un lado su profesión, cuando se encuentra sola y no tiene que fingir ni actuar de ninguna forma, resulta ser una persona inteligente y bastante práctica. No se deja amedrentar con facilidad ni se deja pisotear cual víctima. Dadle al César lo que es del César. Eso quiere decir que conoce perfectamente cual es su lugar en la vida pero eso no quiere decir que carezca de ambiciones.

La joven eslava desea escalar tan alto como le sea posible mientras le resulte posible y de esa manera hacerse de un patrimonio propio, tener algo que pueda considerar como suyo y que nada ni nadie pueda arrebatarle jamás. Solo entonces podrá dormir tranquila por las noches y quizás podrá olvidar y dejar ir el pasado.

Tiene un espíritu fuerte, el mismo le ha permitido seguir adelante y subsistir, lo cual también quiere decir que en casos extremos ha recurrido a acciones extremas sin pestañear.

A regañadientes ella misma admite que aún tiene orgullo, cualidad risible e impensable en alguien con su oficio pero que a pesar de todo está allí. Desde su punto de vista si en la sociedad cada persona cumple su función ¿por qué la de ella debe tener menos mérito que la de los demás?

En pocas palabras y a pesar de que Calypso se adueñe a menudo de la situación, aún sobrevive parte de Eliška y poniendo a las dos en una balanza solo el futuro dirá quien lleva las de ganar.

HISTORIA:

Nació en un pequeño poblado eslavo, en Bohemia, en territorio que posteriormente se conocería como parte de Checoslovaquia,  y fue bautizada con el nombre Eliška Čermák. Fue hija única de un matrimonio de campesinos de clase baja. Desde muy pequeña entabló amistad con el pequeño hijo de los vecinos, un niño de su edad llamado Dušek con quien solía escaparse ocasionalmente de las calles de los barrios bajos para correr por en medio de otras más acomodadas adonde ambos niños pegaban las pequeñas narices en las ventanas, observando como la gente de mejor fortuna se reunía alrededor de la chimenea de su hogar comiendo manjares que se convertían en parte de sus sueños infantiles.

No se puede decir que haya mucho que destaque con respecto a su infancia, aprendió las labores de campesina desde chica para de esa forma poder ayudar a sus padres, y en ocasiones tuvo la iniciativa de correr entre los mercados robando alimentos que luego llevaba de vuelta a casa adonde sabía a todos les vendría bien algo más que comer ya que su padre enfermó y frecuentemente tuvo que permanecer en cama con su madre dedicada a cuidarle, por lo que era difícil subsistir cuando la alacena de la casa estaba vacía.

A los catorce años la situación en el hogar empeoró, la enfermedad de su padre avanzaba y el único consuelo de Eliška eran los momentos en que se encontraba con Dušek, quien le comprendía mejor que nadie incluso sin necesidad de intercambiar palabras. Fue a esa edad cuando su amigo por primera vez le robó un beso, cuando se encontraban en los sembradíos y en el horizonte se reflejaba la luz del atardecer. Eliška le empujó y corriendo se alejó de él, negándose a hablarle durante el resto del verano.

La muchacha comenzó a madurar, su cuerpo se desarrolló revelando sus curvas y por primera vez comenzó a descubrir su interés en el sexo opuesto. Aún seguía sin dirigirle la palabra a Dušek, quien se decidió a interceptarla por el camino de regreso a su casa sin dejarle marchar hasta obligarla a prestarle atención, dispuesto a domar el carácter de la joven, y a pesar de diversos enfrentamientos e intercambios de palabras al finalizar el verano Eliška finalmente aceptó que lo que sentía por él iba mucho más allá de una simple amistad.

Cumplió entonces los quince años y poco después su padre falleció. Su madre decidió abandonar Bohemia y viajar a Francia, adonde esperaba pudieran recomenzar sus vidas. Dušek le juró que en cuanto contara con los medios iría a buscarla pero el reencuentro tomó más tiempo del que ambos previeron.

Al llegar a suelo francés, la familia de la madre de Eliška se negó a recibirlas indicando que no contaban con los medios para alimentar dos bocas más pero lograron acomodar a la madre como sirvienta en la casa de un notario que había enviudado hace poco. Pasó algo de tiempo antes de la primera visita del hombre a la habitación de ambas. La joven apenas se percató de que su madre abandonaba la misma con él y regresaba hasta el amanecer pálida y temblorosa procurando que su hija no notase la ausencia, pero en las semanas siguientes le quedó bastante claro. Le preguntó a su madre al respecto pero no consiguió explicación alguna y en realidad no fue necesaria, la misma Eliška les escuchó una noche en que notando la ausencia de su madre recorrió la casa y escuchó unos ruidos peculiares provenientes de la habitación del hombre.

Tras descubrirlo la joven encaró a su madre quien se negó a decir palabra alguna al respecto, aunque inevitablemente por las noches el amo volvía a utilizar su cuerpo. Eliška le rogó que se marchasen pero su madre le indicó que de hacerlo no sobrevivirían. ¿De qué vivirían? La otrora hermosa mujer comenzó entonces a perder su brío y su aspecto fresco y agraciado por lo que el amo comenzó a perder interés por ella y a deambular con la mirada en dirección a su joven hija. Encontró una excusa para enviar a la mujer fuera de la casa a realizar un encargo y llegada la noche se aproximó a la habitación de la servidumbre, esta vez interesado en la rubia joven que habiendo logrado dormir se encontraba ajena a la mirada que cercana a ella recorría su cuerpo. Fueron las lujuriosas manos del hombre y su respiración entrecortada y agria las que le despertaron.

Inmediatamente comprendió lo que sucedía y sin pensarlo dos veces empujó al hombre para alejarle de ella, aunque este no estaba dispuesto a desistir. Tras propinar unas palabrotas retornó a su objetivo, lanzándose encima de Eliška quien no paró de forcejear con él en todo momento, gritando a pesar de que nadie la escucharía mientras el hombre que tantas nauseas le causaba con su aliento nauseabundo golpeándole la piel del rostro, y tirando de su camisón, rasgándolo y revelando lo que nunca nadie había visto. Comprendiendo que la joven no cedería la golpeó fuertemente con el puño en el rostro, reventándole la piel de manera que ella podía percibir el olor de su propia sangre corriendo por un lado del mismo.

Entre lágrimas y sin saber como alcanzó las tijeras que descansaban en la pequeña y destartalada mesa que tenía la doble función de mesa de noche y mesa de costura y las enterró con todas sus fuerzas en el cuello del hombre del cual brotó un chorro de sangre antes de desplomarse sobre ella aplastándola con su peso mientras chillaba estruendosamente y luego permanecía inmóvil en un momento que le pareció eterno. Empujándole se levantó de la cama, notando que aún respiraba tomó la almohada manchada de sangre y la colocó sobre el rostro del hombre, presionando sobre este con todas sus fuerzas durante varios minutos hasta finalmente dejarla caer y percatarse de que se encontraba, efectivamente, muerto.

Mientras esperaba el regreso de su madre, Eliška corrió a la habitación del notario, buscó todo lo que pudo encontrar de valor, lo cual consistía en algo de dinero, un reloj de oro de bolsillo y algunas cadenas y anillos. Objetos que se apresuró a guardar en una bolsa y que les servirían para sobrevivir en las siguientes semanas. Antes de marcharse y con su madre en estado de shock, tras descubrir el cadáver del amo, la joven procedió a prender fuego a la casa, la cual se quemó hasta sus cimientos.

Ambas mujeres se marcharon del pueblo dirigiéndose al norte del país pero algo había cambiado en ambas. Eliška había perdido su inocencia y su madre comenzaba a mostrar los primeros signos de lo que después los doctores catalogarían como demencia prematura, episodios que luego se volverían más prolongados y más frecuentes, actuando de forma ausente o padeciendo de delirios del pasado en los cuales olvidaba adonde se encontraban y mantenía conversaciones con su difunto esposo.

En una nueva ciudad consiguieron trabajo como lavanderas, trabajando desde primera hora de la mañana hasta el anochecer por una paga tan mísera que apenas cubría la renta del miserable cuarto adonde vivían. Habían transcurrido tan solo un par de semanas cuando uno de los huéspedes de la casa observando a la joven rubia sugirió presentársela a su prima, siendo la señora una experta en "buenas relaciones" seguramente encontraría algo más apropiado para ella.

Pensando que no tenía nada que perder acudió a entrevistarse con la señora, quien midiendo mentalmente a la hermosa muchacha y notando los destacables atributos físicos que le otorgaban una singular belleza, le indicó que conocía a un comerciante de telas que frecuentaba su casa cada quince días y que sentía predilección por las féminas muy jóvenes, y que seguramente se sentiría mayormente complacido y pagaría muy bien por acostarse con una virgen, haciendo hincapié en lo último y afirmando que el hombre no era un pervertido por lo que no habría peligro de que le causase daño físico o que la golpeara.

Lo primero que cruzó por la mente de Eliška fue negarse pero cuando su mente volvió hacia las manos rotas de su madre y las propias, en la carencia de comida y en la amenaza de ser lanzadas a la calle al no tener suficiente dinero para cubrir el pago de la renta, se dijo que sólo aceptaría para contar con los medios suficientes para sobrellevar la situación.

Así fue como a la semana siguiente, en un cuarto de decoración de gusto mediocre, con sábanas más baratas de lo que pretendían ser pero buscando cumplir con las expectativas de los clientes, vendió aquello que antes tan celosamente había protegido, su virginidad, pasando la noche con un extraño de mediana edad que en tan solo unos minutos le arrebató lo que debería haber sido resguardado para un esposo.

El comerciante regresó con más frecuencia en las siguientes semanas preguntando siempre por la misma joven quien volvió a acostarse con él varias veces más hasta el día en que su madre descubrió por accidente el dinero que había escondido su hija y le sonsacó la verdad, arrancándole el juramento de que no volvería a prostituirse a lo cual Eliška accedió decidida a buscar otros medios de subsistencia.

Unos meses después, al caminar de regreso a la casa adonde vivía se topó de frente con un hombre que le pareció extrañamente familiar y que le arrancó un grito al reconocerle como Dušek. Cumpliendo su promesa él había viajado a Francia para reunirse con ella, desconociendo que de haberse presentado tan sólo algo de tiempo antes, los antecedentes de la joven hubiesen sido muy diferente.

A pesar de todo, había algo que no había cambiado en ella, sus sentimientos por su compañero de la infancia, ahora un hombre hecho y derecho, seguían siendo los mismos. En las siguientes semanas ambos recuperaron el tiempo perdido. Dušek la esperaba invariablemente al terminar su trabajo para acompañarla de regreso a su morada prometiéndole que se encargaría de sacarle a ella y a su madre de allí pronto.

El idilio continuó y la pasión predominó sobre la razón por lo que en uno de sus encuentros Eliška se entregó a Dušek. Pocos días después los jóvenes estaban comprometidos para casarse, pero la conciencia no le permitía no revelarle a su futuro esposo todo lo que había hecho para subsistir así que antes de arrepentirse le confesó la verdad confiando en que la perdonaría pero no reaccionó como esperaba. En sus ojos pudo ver la decepción, la confusión, y un rechazo tan grande que provocó que ella le devolviese la promesa de matrimonio. Al día siguiente, sin decirle nada a nadie se marchase de la ciudad. Ni siquiera su madre supo de su paradero hasta varios meses después.  

Los caminos llevaron a Eliška a París, adonde esperaba tener un nuevo comienzo aunque las posibilidades existentes para alguien sin educación y sin recursos no eran nada favorables. En la capital se percató de que estaba embarazada, robó, saqueó y durmió en las calles. Durante el siguiente largo invierno habría muerto de pulmonía de no ser por un par de agentes de la ley que encontrándola inconsciente la llevaron a un albergue y de allí fue redirigida a un hospital, adonde dió a luz al hijo de Dušek.

Entre esas cuatro paredes, en uno de los salones llenos de hileras de camas para los miserables de clase baja entabló amistad con otra joven enferma. Ella le habló de la señora Brodeur, una madam que según le informaba sabía tratar muy bien a sus chicas. Incapaz de separarse de su hijo y decidida a conservarlo y proveerle a toda costa unas semanas después se dirigió adonde vivía la señora y comenzó la instrucción bajo su tutelaje.

Madam Brodeur contaba con una serie de clientes selectos, gente de clase alta que pagaba muy bien por los encuentros con sus protegidas. Así comenzó el entrenamiento de Eliška en el arte más antiguo, con la finalidad de que supiese complacer a dichos clientes, y así fue como finalmente pudo contar con una cama, comida, techo y ropa tanto para ella como para su pequeño. Poco a poco llegó a ser una de las favoritas de todo el burdel. Dominó bien el arte y en ese mundo murió la joven eslava, renaciendo bajo el seudónimo de Calypso.

DATOS EXTRA:

- Abandonó el burdel hace un año, decidida a sacar a su pequeño de ese ambiente. Una vez que ya había adquirido una clientela frecuente se mudó a una casa en uno de los barrios de clase media de la ciudad adonde ahora recibe con mayor discreción a quienes pagan por sus favores.

- Siempre recibe a sus clientes en la planta baja de su casa, jamás permite que suban a la planta alta pues a su hijo procura mantenerlo alejado de todo aquello que pueda arrancar su inocencia. Eliška le ama con cada poro de su ser y por él es una leona que haría cualquier cosa por protegerle.

- Nunca dejó de enviarle dinero a su madre y ahora cubre sus gastos de internamiento en la institución adonde se encuentra tras haber perdido hace algunos años sus facultades mentales ya que la señora padece de demencia y en muy raras ocasiones recuerda a su hija.

- Ambiciona hacerse del suficiente capital para comprar un negocio que desea dirigir ella misma.

- Desprecia las clases sociales, y asimismo detesta la miseria, haría cualquier cosa con tal de permanecer adonde se encuentra ahora y jamás regresar a la calle.

- A pesar de que ha hecho todo lo posible por enterrar el recuerdo de Dušek este le persigue, pero todo lo que hubo de bueno en ese sentimiento ahora se ha convertido en odio.