Enjoying the view... [CALYPSO]

por **Vladik Udinov** Mar Jun 14, 2011 10:58 pm

Alcohol, risas y gritos, tres factores contiene el ambiente que rodea al joven al entrar a ese lugar, ¿acostumbrado de estar en antros? En lo absoluto. Camina a paso seguro hacia la barra sin detenerse a pensar en las consecuencias, el ruido de la sangre al fluir por miles de venas llega a sus oídos, el olor de aquellos cuerpos sudorosos se acomoda en su nariz, las ansias de morder algunos cuellos se centra en su boca y sus ojos miran con atención al hombre que lo atendería. Se sienta sin observar a nadie más que a la persona que tenía en frente, no podía concentrarse en nadie más, no aún, no quería explotar tan pronto, debía enorgullecer a su padre, tenía que aprender a controlarse. - Un Whisky sin hielo - Tibio, caliente, helado, daba igual el punto era tener alcohol circulando por su garganta, lo que sea para controlar las ansias.

Inhala, cierra los ojos un momento, se concentra, gira su rostro fijándose en los demás por primera vez, mujeres hermosas, hombres borrachos, jovencitas con poca ropa, jovencitos en actitud extraña, todo un mundo nuevo ante sus ojos que aún le cuesta entender. Su trago es puesto sobre la mesa de la barra con más fuerza de la normal, mira intrigado al ejecutor de la acción, ladea su cabeza, entrecierra sus ojos, arquea un de sus cejas a la defensiva, es un joven, tiene sólo dieciocho años, mas ni cuando era un simple humano se dejaba intimidar, ¿exageración ante la acción inconsciente del cantinero? Definitivamente, sin embargo no es algo que vladik pueda controlar - Grracias - el acento ruso se escucha nuevamente, toma su vaso concentrándose sólo en él y nada más que él, el alcohol comienza a recorrer su garganta mezclándose con su sangre fluyendo por sus venas, se siente mucho mejor.

Una sonrisa, la primera desde que entra al local, se posa en sus labios al tiempo que vuelve a dejar el vaso sobre la barra con extrema suavidad, totalmente de forma opuesta a lo que había hecho el cantinero, relajado se acomoda en el asiento a la espera de lo que vino a buscar, una víctima, sólo una, un cuello y se iría satisfecho... era todo lo que necesitaba para subsistir.

por Invitado Mar Jun 14, 2011 11:25 pm

No. Aquella noche no deseaba entregar mis servicios a ningún hombre, por mas apuesto o aristócrata que podían llegar a ser. Mis servicios, eran escasos, era por eso que siempre me llamaban “ La mujer de cabellos de fuego” , era igual de ardiente que el fuego y también me inventaban muchos motes que contrastaban con mi personalidad o apariencia. Salí del Burdel, con pasos ligeros mientras sentía la frescura de la noche golpear mi rostro. Este, a su paso, excesivo de maquillaje hacían resaltar mas mis ojos. Mi vestimenta era simple, con los vestidos pomposos que dejaban ver con claridad mi cuerpo curvado. Permití a mis pies la libertad de llevarme a cualquier lugar que no fuese el burdel. Los gemidos de mis compañeras me volvían loca . Intenté no observar a nadie a mi paso, con el rostro alto y con la mirada fría y distante seguía caminando a paso normal , haciendo resonar mis tacones. Como cada vez, no prestaba atención a los rumores , estaba acostumbrada que la gente estuviera cuchicheando detrás de mí por el simple hecho de que era una cortesana. Si, una puta ¿y que?. Al menos yo no vivía en la ignorancia, no esperaba con los brazos cruzados a que mi marido volviera del trabajo para entregarme el dinero.

Todo lo ganaba con el sudor de mi cuerpo..y obviamente de mi cliente. Llegué ligeramente a una de las calles que solía frecuentar cuando aun solo era una extranjera mas que había llegado a Paris. La Taberna, un lugar que “escondía” diferentes personas, esa conclusión la había formado en mi cabeza en el momento que uno de mis clientes me había abordado de una manera rara, hasta podíamos nombrarla cínica. Pero esta noche, no deseaba entregar mi cuerpo a nadie a no ser que el dinero excesivo me diera un gran empujón y me tiraría en los brazos de mi cliente. Dudaba aquello, aun así, con las dudas en mi cabeza, abrí la puerta para hacer acto de mi presencia. Entré con la misma sensualidad y elegancia que mis motivos me permitieron y con los que solía abordar a mis victimas. Con paso decidido llegue hacía la barra, donde me senté en una de las sillas sin el mayor interés en las miradas y en los babosos que me deseaban allí mismo – Buenas noches – saludó al encargado sin mostrar sonrisa alguna que pudiese delatar sus mas íntimos deseos – Ponme una copa de vino – ordené con voz firme observando como el encargado se ponía a trabajar para ofrecer mi pedido. Siempre había optado por el vino, su color rojo tal cual la sangre me producían algo mejor que un simple orgasmo . Ignoraba todo a mi alrededor, incluso al joven que tenía a mi lado. Como todas las noches, mantenía el silencio equilibrado .

por **Vladik Udinov** Miér Jun 15, 2011 11:51 am

Irgue su cuerpo con rapidez, se concentra en aquel simple ruido sin poderlo evitar, cierra sus ojos, se deleita con el nuevo aroma, alguien acaba de entrar a la estancia y él lo percibe de inmediato, sonríe. Toma su vaso nuevamente, su semblante está normal, carismático, agradable, apacible, bebe de aquel exquisito licor un poco más, un sorbo mayor recorre su garganta, su vaso está casi vacío a estas alturas. Una voz, es todo lo que necesita para saber que esa persona es la razón de su visita a ese lugar, su perfume ya le señala que se trata de una mujer, mas no hace movimiento alguno para observarla, discreción ante todo, primero necesita oír su voz, ¿una obsesión? Por completo; sangre, licor y voz, obsesiones todas para el pequeño.
Un saludo, en un saludo se entera de todo lo que necesita saber, sonríe, mas nadie es testigo de aquella sonrisa, la esconde tras el vaso que vuelve a rozar sus labios, relaja sus sentidos, no es necesario estar alerta, no más. - otrro igual - ¿y el por favor? Está de humor para decirlo, sin embargo se olvida, sólo piensa en la criatura que está a su lado, aquella que sin saberlo se volverá en una de sus víctimas, esa mujer que, a pesar de hablar el francés mucho mejor que Vladik, posee su mismo acento, ¿coincidencia? Para los incrédulos, para el adolescente es destino, nada menos.

Ladea su cabeza, la curiosidad puede más, la observa, está muy cerca de él, escucha su sangre fluir, se llena con su esencia, se deleita con su hermosura y se sorprende por su atuendo, emociones a montón, por fortuna ninguna contradictoria, todo su cuerpo desea una cosa, mas su rostro no lo demuestra, sigue apacible, invitando a la conversación - ¿Una mala noche? - ¿verdadera curiosidad? Puede ser, ni siquiera él lo sabe aún, necesita buscar conversación, saber que ella es la indicada, Vladik es impulsivo, aún no controla su sed de sangre por completo, sin embargo desde que se ha empeñado en controlarlo suele tener paladar exigente, necesita un cuello que lo deje satisfecho, exhausto, de lo contrario el asesino incontrolable volverá a ser parte de él.

Su mirada se posa en el rostro sin sonrisa, le intriga, desde su voz firme hasta su insinuante atuendo, todo le intriga, ¿por qué? Eso es muy claro, el joven no sabe de mundo, tiene la teoría, mas no la experiencia, es un mendigo, o al menos lo era, no está acostumbrado a ser sociable, pero lo intenta, no conoce la profesión de la mujer, así como no le interesa.

por Invitado Miér Jun 15, 2011 12:59 pm

Entretenía mis pupilas grisáceos en el encargado que parecía no tener prisa alguna en servir mi bebida. Nunca tenía suficiente paciencia y me cabreaba con facilidad al ver como aquel hombre se tomaba las cosas con simpleza. Apreté mis labios en un intento de acallar lo que mis labios deseaban soltar a cierta persona. Pero relajé mi rostro con rapidez al verle como estiraba la mano y colocaba la copa con un ruido exagerado sobre la barra. Solo había intentado parecer algo que no era, una persona de lo mas agradable y paciente. Aunque eso era una contradictoria con mi verdadero carácter . No agradecí por mi bebida , no se lo merecía ya que había tardado demasiado. ¿Es por es que no deseaba entrar en lugares como aquellos?. Estiré mis dedos largos , con una manicura perfectamente cuidada , levantando la copa para poder saborear mi pedido. Una voz a mi lado hizo que todo mi plan de sentir el liquido acariciar mi garganta se esfumara por arte de magia . El joven que pocos minutos antes había ignorando, pidió lo mismo que yo . ¿Ese era un intento de ligarme o simplemente copiarme.? . Lo que fuese aquel plan suyo, no daba ninguna raíz a no ser que la cuidase demasiado bien como para hacer enflorecer una flor . Una flor cualquier no, una flor con espinas.

Lo ignoré, por completo levantando mi copa y llevándola a mis labios los cuales mancharon el cristal del rojo pasión que adornaba mis labios y otorgaban un aspecto mucho mas sensual . Solo levanté la copa para permitirme un lujo de saborear un poco el exquisito licor , sin excesivo aprovechamiento de aquello. Mis labios se humedecieron con facilidad y mi garganta fue recorrida por un suave sabor , dulce pero a la vez amargo, fino y exquisito. Cuando creí que fue suficiente, volví a dejar la copa sobre la barra con un movimiento elegante . Escuché con facilidad, de nuevo, la voz del joven que parecía haberme mirado desde que aparecí por la dicho puerta. Encarné una ceja con sensualidad, observando su rostro. Era …blanco, bueno no tanto, pero tenía la piel demasiado blanca. Tal vez eran exageraciones mías, tal vez solo era por la luz del local que me hacía observar reflejos totalmente diferentes a los reales. Poseía una belleza que no conseguía describirla con exactitud, era algo que no había visto en todos mis años como cortesana. Parecía una gran escultura, moldeada con la perfección de un artista el cual crea a sus creaciones como Dios mandaba. Creí que era conveniente responderle a la pregunta, tal vez me había pasado del plazo para contestar solo por observar mejor su rostro – No, no exactamente – comenté totalmente misteriosa. La educación nunca me había faltado , ese era el motivo por el cual preguntaba lo mismo - ¿Y usted, monsieur? – pregunté con un acento ruso , peculiar en mi voz. El cual parecía darle color a mis palabras y al mismo tiempo la sensualidad que mis labios deseaban otorgar a las sílabas que se resbalaban por el fruto carnoso de la pasión.

por **Vladik Udinov** Miér Jun 15, 2011 1:30 pm

Satisfacción ¿o diversión?, no, no, definitivamente un brillo de satisfacción se posa en los ojos del vampiro, observa con deleite como los labios de la mujer se humedecen con facilidad, sonríe satisfecho, es lo que busca, lo que necesita, lo que anhela, nada se compara a lo que siente en ese momento, las ansias lo corrompen con facilidad, algo que simplemente no puede evitar. Sonríe, de forma tenue, pero sonrisa al fin, escucha como el cantinero pone el vaso de vino frente a él, mas no se gira a mirarlo o a agradecerle, no quiere, no puede, sus ojos sólo tienen ojos para ese rostro que lo cautiva desde el primer momento. Suave, con delicadeza, toma su copa calculando la distancia exacta sin observarla, bebe un poco probando por segunda vez en su vida ese un poco amargo sabor, lo traga con deleite sintiendo como el rojo licor se mezcla con el anterior en su estómago, ¿sería un problema para la resistencia del joven mezclar dos licores de muy diferente grados de alcohol? Absolutamente, mas no le importa, su roja esencia hace que vea algo ligeramente pervertido, excitante, en la situación, le agrada.

Sonríe de forma perfecta, vuelve a escuchar esa voz rusa, sus sentidos se excitan con tan sólo esa melodía, su miembro no es el que acarrea las consecuencias, es su garganta, su boca, sus colmillos, Vladik no puede excitarse de otra forma, su mente aún ingenua en ese ámbito se lo prohíbe. Suelta un suspiro, ¿melodramático? Puede ser, mas no le importa - Hasta hace unos segundos mi rrespuesta hubiese sido un rrotundo "sí" - susurra mirándola en todo momento, sin coquetear aunque tiene ganas de hacerlo - Perro ahorra lo dudo - desvía la mirada de sus ojos a sus labios de forma lenta, ¿cómo podría decir que tenía una mala noche cuando aquella criatura de Dios estaba sentada a su lado? Sería estúpido si quiera pensarlo.

Bebe un poco más de vino, aparta la mirada para no parecer tan interesado, las mujeres necesitan su espacio y él lo comprende, bebe un poco más, las ansias de sangre son demasiado fuertes, cierra sus ojos, piensa en otra cosa, mas el aroma de la mujer no se lo permite, su nariz desea estar sobre su cuello, su lengua quiere recorrer el sector que será perforado por sus colmillos, sus manos quieren acariciarla, mas su mente logra controlar sus impulsos. Abre los ojos calmado, vuelve a posarse en su rostro, levanta la copa en dirección a la joven - ¿Si brrindo porr usted, serría tan amable de decirme su nombrre? - caballero, propio, digno, amable, cualidades que siempre han estado en él.

por Invitado Miér Jun 15, 2011 2:03 pm

Con disimulo , dejando la impresión de que no daba crédito a lo que tenía al lado, observaba la manera en la que sus movimientos parecían abordar aquel vaso . No quise darle la impresión de que me interesaba, de hecho si lo hacia, pero era su belleza y era un grave error que mi atención fuera de aquella manera . Drásticamente física. Hice lo mismo, volviendo a mi copa para saborearlo de nuevo. No era una adicta a las bebidas alcohólicas , pero de vez en cuando aquella era una puerta para salir de mis pensamientos y los problemas que parecían crearme al estar en soledad. Me humedecí los labios, pasando la lengua por ellos tras beber otro trago. Las gotas rebeldes deseaban acariciar desde mis labios hasta mi barbilla y llegando por ultimo al comienzo de mis pechos pero fue mi lengua la que interrumpió aquel recorrido antes de que pudiera empezar. Presté atención a sus palabras y al acento que estás desprendían con total facilidad, podría agregar que se notaba mas el del joven. Ruso. Era inconfundible, idéntico al mío. ¿Destino?. Una mierda. No existía el destino, por mas que la gente se empeñaba en creer en ello. Eran simples coincidencias. No me sorprendían sus palabras, entendía perfectamente que mi presencia podía causar muchas reacciones en los hombres e incluso en mujeres. Y si, tenía un problema con el egocentrismo, con la autoestima pero…seamos sinceros!. No soy ninguna princesa sacada de los cuentos de hadas, soy una puta que ofrece sus servicios a cambio de sumas enormes de dinero .

En principio me había llamado la atención el suspiro, era algo raro ver a la gente suspirar o hablar de otros temas que no fueran el sexo . No deseaba demostrar una sonrisa, solo me mantuve seria con los ojos clavados en su rostro a la espera de encontrarme con los suyos. Era una persona…vagamente misteriosa, distinta . Podía percibirlo ,tal vez por la intuición femenina - ¿Por qué lo duda? – pregunté con unos suaves susurros . Me hacía la tonta, me gustaba escuchar a los demás la razón por la que deseaban mi presencia alrededor de ellos y en aquel momento, deseaba escuchar pronunciar en aquel francés deleitado con el ruso , de que yo era la razón por la que tenia una noche agradable, aunque era un total desconocido. Algo me había tomado desprevenida, observar a tal joven despertó en mi una curiosidad que creí muerta. No sabía porque tenía aquellos cambios repentinos , parecía llevar una guerra interna en su interior. Todos teníamos un ramadazo de locura, pero aquello era excesivo aun así no dije nada salvo mi nombre, ya que el hombre lo había pedido – Calypso – levanté mi copa haciendo que se juntara con la suya para hacer sonar aquel sonido propio de un brindis. Suponía que el hombre se daba cuenta de que no era una mujer que se pasaba horas comunicando con la gente felizmente, el silencio muchas veces lograba hablar por mi. Creí que era apropiado preguntar su nombre, aunque también me intrigaba – Y si yo… - comencé girando mi cuello con suavidad y clavando mi mirada en la suya – brindo por usted, sería igual de amable que yo y me divulgara su nombre? – pregunté con un eje de inocencia en mi voz. Aunque de inocencia no poseía nada, salvo una picardía escondida tras la mascara de la pureza.

por **Vladik Udinov** Sáb Jun 18, 2011 1:43 pm

Sonríe, la observa de pies a cabeza sin disimular que es ella la causante de que su noche se hubiese puesto mejor de lo que era, mas no hace comentario alguno, sus ojos lo dicen todo, Vladik de por sí es un chico tímido, un joven que no sabe cómo expresarle a una mujer lo hermosa que es, lo encantadora que se ve, lo bien que se siente estar en su compañía, a menos que el deseo de sangre lo corrompa, en esos momentos el pequeño se transforma, no sólo de rostro, sino que también de esencia, palabras que ni siquiera conoce salen de su boca, oraciones que no entiende a fondo son pronunciadas por sus labios, caricias que jamás pensó en realizar son guiadas por sus manos, es definitivamente otro hombre guiado por el deseo sanguinario, sin embargo ahora no cuenta con esa carta bajo la manga, con ese trance, no todavía, aún es muy pronto.

Levanta su copa al mismo tiempo que ella para que se produzca el inminente sonido, una sonrisa de medio lado se posa en sus labios - Calypso - murmura en un sonido grave, masculino, le agrada el nombre y lo demuestra. Bebe un poco de vino de su copa sin quitarle la mirada de encima para luego soltar una ligera risa igual de grave que su voz ante la pregunta de la damisela, tan parecida a la suya. - Vladik - esta vez el acento ruso fue extremo - Vladik Udinov - con apellido o sin apellido, ¿cuál es la diferencia? Toda su familia está muerta y en Francia no habían más Udinov, por lo que no se molesta en ocultar su descendencia, no tiene nada de qué temer.

Bebe un poco más de vino, los sorbos que da son pequeños en comparación a los que daba con el vaso de Wshiky - pude notar, perdone la intromisión, - comienza a explicar dejando la copa en la mesa, se gira en la silla para quedar frente a frente a la señorita de dudosa reputación - que su acento es ruso - sus ojos penetran los de ella con mayor intensidad que antes - ¿estoy en lo correcto? ¿Será posible de que seamos compatriotas? - sonríe encantado ante aquel hecho, para Vladik no hay nada como las mujeres rusas, sus favoritas son las morenas, mas las pelirrojas también le causaban intriga al pequeño vampiro, especialmente aquella que está a su lado que de chicas misteriosas, hasta el momento, es un de las que se disputa el premio a primer lugar.

por Invitado Dom Jun 19, 2011 2:45 pm

Me daba cuenta con facilidad como aquel hombre misterioso , me observaba una y otra vez de pies a cabeza. No me molestaba. Al contrario, parecía desnudarme con la mirada y eso no hacía nada más que mi ego aumentara de una manera sobrenatural. Me limité en saciar mi sed , llevando la copa hacía mis labios y terminándola con un ultimo trago. Eso estaba mal visto en los tiempos que vivíamos, pero como siempre, no me importaba lo que la gente pensaba de mi . Escuché como se deleitaba con mi nombre y solo solté una risa juguetona , ante el acento y lo divertido que me parecía el joven – Así es, Calypso – confirmé orgullosa de poseer un nombre que me agradaba, aunque desconocía el real – Vladik – susurré suavemente para luego morderme el labio inferior con sensualidad. Me agradaba su nombre, tal vez porque su acento ruso era mucho mas acentuado que el mío y eso solo significaba que era un compatriota . Con una paciencia limitada, busqué unos cuantos francos, dejándolos sobre la barra ,pagando el pedido que poco antes había hecho y al mismo tiempo escuchando sus palabras . Me tomé el tiempo necesario para responder a su pregunta mientras abandonaba mi asiento con total sensualidad.

Me acerqué al oído de Vladik, rozando con mis labios su lóbulo y susurrando tal cual una serpiente, siseando – Da, ya iz Rossii – afirmé con un perfecto y delicioso ruso . Me alejé de su rostro , girando sobre mis talones y alejándome del joven. Al llegar a la puerta , la abrí y giré mi cuello , sonriendo pícaramente hasta tal punto de enseñar mi perfecta dentadura. Sin mas, desaparecí por aquella puerta. Le había hecho una invitación, a sabiendas de que el joven me seguiría. Los lugares alborotados nunca me habían gustado por el simple hecho de que había mucho ruido, risas y jaleo. Prefería el silencio de la noche, el olor de las calles de Paris. Mis tacones resonaba al son de mis caderas, moviéndolas con elegancia y sensualidad , esencia femenina. Giré un callejón, sin siquiera estar al tanto del peligro que la noche y de sus hazañas pero…¿acaso yo temía a borracheros?. No, podía defenderme sola. Sentía, percibía que el joven parecía seguirme, su aroma se había quedado prendado de mi en el momento que mis labios rozaron con el lóbulo de su oreja. En aquel instante no pude evitar morderme el labio inferior, tal vez deseo pero era mayor el interés hacia su persona. Una belleza que no podía explicar con simples palabras, una elegancia masculina y una voz aterciopelada. . Giré mi cuello hacía atrás , observándole seguirme a pasos lentos y sonreí , pues el juego comenzaba…

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