Letras de Fuego y Pasión.

Lilith O'Hara escribió:

Hacía ya casi una semana que Lucciano se había ido a su viaje y me había dejado sola con la casa. Recibí aquél día en que le vi por última vez una nota en la que me dejaba a cargo hasta de sus negocios y me había prometido escribir pero no había recibido nada de su parte… ¿Era quizá demasiado pronto para que me escribiera algo?, ¿Cuánto tiempo permanecería afuera?
A los pocos días en que el vampiro me había dejado sola con todo me reencontré con esa persona que habría sido tan importante en mi pasado lo cual quizá era lo que me mantenía aún menos tranquila.

-¡Basta! –me grité a mí misma mientras miraba por la ventana de mi habitación y me solté las manos con las que con tanto nerviosismo había estado jugando en las últimas horas.

Caminé hacia el despacho con gran rapidez, odiaba tener que escribirle yo primero cuando había sido él quien me lo había prometido pero detestaba más aún tener esta ansiedad carcomiéndome por dentro.

Rebusqué de entre los cajones las hojas de papel, destapé la tinta que había sobre su escritorio y remojé la pluma que me encontré cerca de la botella.

Lucciano...

El sirviente me hizo llegar tu nota. ¿Qué es lo que piensas que yo haga? Jamás me has enseñado nada sobre tus negocios y no creo que mi vida en las calles, en la taberna y en el burdel me sea mucho de ayuda...

Detuve mi frenética escritura llena de desesperación y tomé aire profundamente. Releí el pequeño párrafo y nuevamente remojé la pluma para proseguir con la escritura.

Pero lo haré.
Aún no sé de qué forma sacaré adelante todo esto y seguramente cometeré algún error (aunque espero que no) pero he decidido empeñarme para demostrarte que estoy preparada para cualquier cosa que venga, así esta vez ambos estaremos seguros de que ya es momento de mi conversión y podremos hacerlo sin más contratiempos a tu regreso.

Separé mi puño de la hoja que casi se terminaba. ¿Era todo lo que le iba a decir? Aquello que había escrito era tan solo un papel lleno de reclamos orgullo… ¿Debería contarle sobre Stéfano?

-¿Para qué? –susurré mientras aún sujetaba la hoja de papel. No tenía caso hacerlo ya que seguramente me marcharía en cuando nuestro trato se completara… ¿Pero y si alguno de sus trabajadores le contaba de mis salidas a la playa? –Ha… Ese maldito es capaz de dejarme vigilada. Si no te conoceré ya… -me reí con un poco de coraje al pensar que alguien pudiera estarme viendo. No era algo que me agradara, pero sabía de lo que era capaz.

Proseguí con la carta.

He de confesarte que he estado tan preocupada por cómo hacerme a cargo de tus bienes que he salido a caminar a la playa, no sé si te he comentado que ese lugar me relaja mucho… y me ha ayudado últimamente para recuperar mi fortaleza y seguir siendo valiente. De hecho me he encontrado con

-¡Me he encontrado con el viejo amor de mi vida el cual quiso matarme! ¿Qué lindo reencuentro no crees? –dije sarcásticamente antes de continuar mi escritura.

No.

Tenía que dejar de pensar en cosas tan vanas y restarle importancia a el mundo, yo era lo único importante ahora y así lo sería siempre… por eso había dejado ir a Lucciano sin importarme lo que podía estar sintiendo, mi orgullo y sobre todo mi ego no me permitía amarrarme a una persona.

¿Por qué darle tanta importancia a alguien del pasado y sobre todo, porque contárselo a Lucciano?

De hecho me he encontrado con viejos conocidos y he charlado un poco sobre mi niñez y mi adolescencia… pero bueno, nada importante.
Tan solo te quise escribir para que sepas que no voy a huir y tomaré la responsabilidad que me has dejado sin temor. Muy pronto te escribiré para decirte como llevo todo y contarte las buenas nuevas. Y dime… ¿Tú tienes alguna noticia para mí?

Lilith.  

-¿Alguna noticia para mí? Ya imagino su expresión ofendida al pensar que seguro le estoy pidiendo cuentas de su viaje. –me reí de tan solo imaginarlo… Lo extrañaba un poco.

Lilith O'Hara escribió:


Firmé unos cuantos permisos sobre el escritorio de mi despacho, el cual ahora era mas mío que de Lucciano mientras él no estaba.

Los multiples hombres importantes que entraban para hablar de negocios conmigo o quienes me ayudaban a orientarme casi siempre venían con flores, chocolates o algún otro obsequio. Diariamente los recibía y los terminaba por acomodar en algun espacio de la oficina por lo cual ahora el lugar siempre tenía un perfume a naturaleza mezclada con cacao.

En realidad a excepción de los primeros, cada regalo que me llegaba ya no me impresionaba pues todos seguían el mismo patrón tanto de regalos como de alagos conmigo, pues si bien ninguno me faltaba el respeto, parecía que para ellos una mujer de buena clase (como yo lo estaba aparentando ahora) era más fácil que una mujer de la calle y burdeles como realmente era.

-Listo... Solo me falta un último documento. -dije con voz agotada para mi sola antes de comenzar con la epístola que había estado postergando, pero ya no podía esperar mas.

Lucciano...

Perdón por tardar en escribir, no había tenido tiempo de contestarla. De verdad que encargarse de tantos lugares a la vez es agotador, aunque también es que aún no me acostumbro y he estado aprendiendo a la vez.

Gracias por no dejarme sola, aquellos hombres me han tratado muy bien y parece que les sorprende el que tu hayas dejado a una mujer a cargo. Me pregunto ¿También tu les has dicho que me inunden de obsequios? A veces ya no sé que hacer con tantos, cuando llegues a tu despacho creo que te llevarás una pequeña sorpresa...

Me detuve un momento y miré al rededor... En cada mueble había por lo menos un ramo de flores muy coloridas lo cual le daba un toque muy femenino al despacho. No era muy fan de las flores, pero al recibir tantas casi a diario ya les había encontrado el gusto. Sonreí.

Es una pena que no hayas encontrado lo que buscabas, pero me imagino que debe ser un gran consuelo el poder platicar de tu historia con aquellos... ¿Arqueologos? Solo cuida tus palabras, no creo que sea bueno para su salud el que te metas tanto en sus cabezas por tus indiscreciones.

Yo  me entretengo leyendo tus libros de el despacho para estudiarlos y ya hasta le he tomado el gusto a leer... Creo que he cambiado mucho Lucciano, desde que te conocí he cambiado. Incluso aún sin tenerte cerca creo que he madurado y aprendido mucho aquí sola.

Busqué la carta que el vampiro me había enviado y releí los últimos párrafos, la razón verdadera del porque me había demorado tanto en haber contestado.

A decir verdad, desde que le había mandado la primera carta y me habia distraído en el negocio que ya no sentía las mismas ansias de cuando se fue o de cuando me reencontré con Stéfano. No sabía si era por aquél reencuentro con mi pasado o porque ahora me la pasaba ocupada todo el día visitando locales, firmando papeles, hablando con gente importante... Sinceramente ahora era más fácil dejar de extrañar a Lucciano.

No quiero indagar mucho, pero te pido dejes de recordar esa noche.

Ya te mencione que contigo he cambiado y parte de esos cambios es que me has hecho débil ante ti. Quizá te he mostrado mas de lo que debería y aunque te confieso me han gustado las sensaciones... sabes que no puedo permitirlo. No quiero ser débil de nuevo.

¿Estaba siendo demasiado dura?
¿Tomaría a mal mis palabras?
-...no importa. Quizá sea necesario. -hablé sola de nuevo antes de proseguir.

Siempre voy a agradecerte lo que has hecho por mi sin importar los altibajos que hemos pasado. Estoy consciente de lo que has arriesgado y lo sigues haciendo tan solo para ayudarme, tampoco olvidare nunca que alguna vez aún siendo ese vampiro duro tu fuiste capaz de incluso entregar tu vida para que yo me salvara.

Creo que pase lo que pase y aunque suceda una eternidad sin vernos, al final también te he cambiado para siempre... lo siento por eso.

Dejé de escribir, la pesadez de los sentimientos que ya había olvidado me comenzaron a invadir de nuevo. ¿Porque tenía que recordarme en su carta "ese" momento?

-Terminemos con esto... -me quejé. No podía permitirme mas sentimentalismos, él tenía que creer que todo seguía igual que antes de habernos amado.

Espero que no te estés arriesgando mucho, hazme ese favor. ¿Quieres?

Lilith.  

Deje que secara un poco la tinta antes de doblarla y meterla al sobre, luego coloqué el sello correspondiente de la mansión Veccio y antes de entregarla al sirviente tomé la botella de vino que ya iba por la mitad para llenar mi copa.

-...esa noche fue la que nos ha cambiado, nos cambio tanto que no me atreví a verte a la cara a la mañana siguiente...- Moví en circulos delicados mi copa de vino y saboreé su aroma. -¿Que pasará el día en que vuelva a verte de nuevo Lucciano?

Tomé un gran sorbo de vino hasta ingerir la última gota... Últimamente mi garganta se sentía tan seca que ni el agua me pasaba. En ocasiones el vino me ayudaba a humedecerla