~+~Adagio of the Full Moon~+~

por **Mário de Romanus** Jue Sep 17, 2015 4:37 pm

—"Akasha..." —Fue el nombre que se formó en mi mente al traer un recuerdo al presente. Aquel donde todo comenzó a formarme más y más dudas, a preguntarme cómo y porqué pasó. La pista era clara, yo lo supe en cuanto él llegó a despertarla, pero esa fue la peor de mis tragedias... Sigo repitiéndome que no debí a traerlo, que no debí confesárselo, que no debí dejarlo solo. Pero el futuro nadie lo puede predecir, ni siquiera nosotros los no-muertos; los hijos del milenio.

La melodía del piano e forte era ligeramente calmada, mis dedos acariciaban cada tecla que producía una suave nota. Cuan ingenioso instrumento pudo haber sido creado por un gran inventor capaz de amar y producir música con tales materiales. Hermosos talentos en las mentes de los más viejos mortales; el instructor y el discípulo. Me hubiese encantado conocerlo. Bartolomeo era su nombre, el inventor de cual instrumento de sonidos suaves y fuertes. Había mandado a traer aquel instrumento para llevarlo a los Alpes para que el padre y la madre lo contemplasen como yo lo hice, pero por el momento se había quedado adornando mi gran estudio en la biblioteca en donde me encontraba en este preciso instante.

Era obvio que no sabía tocar un piano, pero con mis habilidades de conocimiento no me fue complicado aprender durante un corto tiempo. Comenzaba a imitar melodías de algunos músicos como Sebastián Bach, Amadeus Mozart y el famoso alemán Ludwig van Beethoven. No sé cuanto tiempo quedé unido a aquel instrumento de cuerdas y teclado pero sin duda al cerrar los ojos estaba comenzando a soñar; aunque en realidad, no parecía un sueño. El sonido del mar se escuchaba demasiado cerca, las olas se abatían contra las rocas de las orillas de la isla con la espuma de éstas desvaneciéndose ante el choque. Entonces de repente, el sonido se desvaneció lentamente, más que un sueño era un recuerdo... aquel donde tuve que dejar partir al joven vampiro que deseaba brindarle mis conocimientos, por causa de los que deben ser guardados.

Flashback:

Hacía ya mucho tiempo que había pasado el incidente de Lestat con los padres, donde el muy joven bebedor de sangre había bajado con el violín en mano para tocar para ellos, para comprobar con sus propios ojos, si podría ser cierto su sospecha de que aún podían llegar a ser despertados... por lo que así había sido. Incluso yo había logrado escuchar cual música interpretada con tal hermoso instrumento perteneciente a su amigo y joven colega bebedor de sangre; a pocos kilómetros donde me hallaba. Pero después de aquel sonido agudo y estremecedor, toda maravilla había terminado. Akasha había despertado.

por Akasha** Vie Sep 25, 2015 11:01 am

—Marius... -

Flashback:

Maharet y Mekare hermanas gemelas, hechiceras que vivían algo lejos del Valle del Nilo, en el Monte Carmelo; hablaban con los espíritus al igual que su madre y la madre de su madre... brujas pelirrojas quienes se atrevieron a refutar las decisiones de Akasha, si no lo hubieran hecho, si tan solo hubieran hecho lo que se les pedía, quizás la humanidad no peligraría.

Aquel sonido casi mudo, un eco que se repetía en su mente y que hacía vibrar de a poco cada fibra de su endurecido cuerpo ¿seguía aquí? eso era relativo, había caído en un sueño profundo y ahora la realidad de la Reina era otra ¿se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor? decir que no sería mentir y decir que si sería admitir algo que realmente se ignora, pero de algo se podía estar seguro, él ese joven vampiro ávido de sangre y tan ambicioso de conocimiento había logrado lo que nadie... llamar su atención.

Para él fue como un sueño, una ilusión causada por la mas adictiva de las drogas. Solos, ambos vampiros en el mayor de los trances, ella extasiada y él hipnotizado —Ven a mí - repetía sin cesar la reina y él como cordero embelesado, la obedeció, firmó su condena en ese momento, aceptó amar y ser amado sin límites pero con todas las condiciones posibles, solos contra el mundo que ella pretendía condenar, contra todo aquel que se interpusiera... inclusive el que dormía a su lado.

—Marius... -

por **Victor Hohenheim** Miér Sep 30, 2015 6:21 pm

El eco de las voces milenarias se entretejió, desorbitando mis sentidos. Voces del exterior, pensamientos de aquél al que se le había encomendado la misión de aguardarnos, bajo las llaves mudas del silencio eterno. Pero como en todas las cosas bellas y espectrales siempre queda el alero de algún curioso que desafía a lo eterno, y lo imposible. Mentes jóvenes, sensaciones a flor de piel, aquél espíritu aventurero juvenil que a veces osa de traspasar lo límite de lo prohibido. Recuerdo que en alguna edad parecida fui así también, y fue cuando conocí a Akasha y sin pensarlo nos convertimos en los amos y señores de lo macabro en nuestras tierras, de lo insano, de lo destructivo… de la esencia vampírica, destrozando todo a nuestro paso.

Las resonantes vibraciones del espíritu de un piano forte, que dominado por Marius se escuchaban fervientemente en mi audición y los susurros de Akasha a mi lado soñando nuevamente, con el joven vampiro que la hubo despertado y llamado a su atención más de una vez… ¿Acaso creían todos que yo era una simple estatua sin vida, sin oído, sin conocimiento acerca de las cosas? Pues no… y a veces el silencio se transforma en un buen aliado para observar con cautela a los contrincantes, y condenar a los desahuciados desenterados de lo que acontecerá en el porvenir de los tiempos.

-La destrucción ya viene…- susurré a Marius a voz grave y marchita pero penetrante ante el hilo de sus pensamientos que le carcomían el Ser Interior.

Flashback de Enkil:

El proceso fue lento, día tras día aquella osada vampira convertida por Lestat De Lioncourt, dentro de aquellos tiempos en que éste creía que podían amarlo, y enterada de la catástrofe que se le venía… Visitaba mis aposentos pasando desapercibida de la vista de Marius para emebellecer mi estatua con las sublimes manos féminas, retocándome con sus habilidades artísticas adorando mi imagen… ¿Por qué lo hacía? Porque había sido abandonada, y buscaba la venganza contra su sire. Al verlo disuadido por mi Reina en contadas ocasiones.

Llegó hasta a mí, pidiendo un auxilio, parafraseando plegarias que entre Magia Negra y una pizca de odio me llamaron y estaba siendo cual Dios Milenario había sido ya en la Tierra anteriormente. Ella me conversaba con los cánticos de su voz, como la antigua Grecia cuando se cantaban las historias mitológicas de la civilización, más me contaba el acontecer de los tiempos presentes y su sangre me llamó también. Tal y como lo hizo Akasha alguna vez…

Por eso he de admirar a la juventud, a las osadías e inclusive a los que van en contra de las leyes establecidas… Puesto que si no fuera por ella, hubiese sido olvidado como un Rey sin corona… pero ahí estaba aún quedaban los adoradores de los antiguos reyes de Egipto, Akasha y yo permanecíamos encerrados como una llaga de fuego en las almas de los ancianos, de los antiguos, de nuestros dominios…

-La sangre arderá….- susurré nuevamente dirigiéndome a mi compañera Akasha y a el guardían Marius.

por **Mário de Romanus** Vie Dic 04, 2015 7:16 pm

»¡Enkil! ¡Si le pones una mano encima, si lo matas, juro que apartaré a Akasha de tu lado, y ella me ayudara a hacerlo!

Esas fueron las palabras que le había dirigido a él, al soporte de la madre cuando todo el valor combinado con el miedo se apoderaban de mi ser, con la intención de salvar al bebedor de sangre al cual amaba entonces. Por suerte para mí aquella amenaza había funcionado pero por otra parte tuve la desgracia de perderle. Era necesario, era preciso, por su bien, por el bien de todos. En el silencio absoluto, con el único ruido de las antorchas despidiendo el tronar de las llamas vivientes, me pasó una escena por la mente. Un sueño, el mismo sueño de siempre; los jardines del edén, las flores y la voz hablándome. Siempre terminaría sin recordar la mayoría de aquel sueño y sin lugar a dudas sentiría que algo estaba a punto de ocurrir. No creo ser supersticioso, pero con las cosas que he llegado a ver a través de la sangre de mi reina y a través de los sueños que repentinamente me asaltaban cada que la bebía, ya no podía esta tranquilo.

por Akasha** Miér Ene 06, 2016 12:09 pm

—Marius... aquello no será necesario-

La voz de la Reina surgió entre las tinieblas de los recuerdos, él estaba en trance, él lo añoraba, y ella solo lo entregaba; conocía el dolor en el que vivía aquel eterno que tanto compadecía ¿lo hacía por él? no, lo hacía por aquel que la había despertado, por eso le mostraba el sueño completo, lo hacía recordar el porque había regresado a él.

Los pedazos difusos del pasado tomaron forma en la mente trastornada del vampiro, ella no pretendía hacerlo sufrir, no mas, solo hacerlo recordar, aquellas añoranzas que para ella eran preciadas, demostrarle la fuerza con la que regresaba.

Su rey, aquel que había jurado proteger, pedazos de imágenes que mostraban a la reina detrás suyo, acariciando con suavidad ese rostro arenoso por el paso de los siglos, un brillo demoniaco en la mirada, en esa que se alzó advirtiéndole a su protector de lo que haría, una sonrisa maliciosa antes de que sus colmillos rasgaran por completo la piel del cuello de mármol, los dedos que refulgieron bajo el reflejo de la luna, parecían navajas filosas al introducirse en el pecho de quien fue su marido, el mar de color carmesí que llegó hasta los pies de Marius... estaba hecho.

—¿Me desprecias por eso, Marius? - la voz de la vampireza resonaba dentro de la cabeza de su guardian, no estaba lo suficientemente fuerte aún, pero podía formar ilusiones, manifestarles su despertar.

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