AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Full moon? Full fun | Cassandra
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Full moon? Full fun | Cassandra
París era, en lo más básico, una ciudad fácil a la cual adaptarse. Una de las muchas reglas sobrenaturales no escritas de París pero que todos -o casi todos- sabían era que, cuando había luna llena, lo más seguro era no andarse dando vueltas por las afueras de París, ni por los bosques ni zonas alejadas ni las abandonadas, porque eran en esas áreas primordialmente donde ocurrían gran parte de los ataques de licántropos. Sin embargo, era por eso mismo que él adoraba esas noches, como la de hoy. Con un cielo despejado, luna llena y vientos primaverales, salió en rumbo a cerciorarse de que aquella pequeña humana que cuidaba de lejos estuviera bien y fuera de peligro, para luego simplemente comenzar a pasearse por los suburbios, a ver si encontraba algo interesante ocurriendo.
Por supuesto, como de costumbre, se encontró con un par de situaciones que le parecieron vigorosas de observar, pues se divertía muchísimo al observar enfrentamientos de licántropos con inquisidores y cazadores o de simplemente con quienes se cruzaran. En otras ocasiones también disfrutaba una pelea con algún licántropo, aunque nunca se enemistaba con más de lo que pudiese enfrentar, pues aquella noche nada más pretendía estar de espectador, puesto que no pretendía tampoco beber sangre aquella noche sino hasta la próxima. Así fue hasta que, paseándose en las zonas más alejadas en lo que se consideraban los límites comunales de París, se encontró con una escena que le llamó más que la atención.
Una joven vampiresa que no parecía haber siquiera llegado aún al medio siglo, se encontraba rodeada de una manada de aproximadamente cuatro licántropos. Al observar bien, los cabellos dorados de la muchacha se movían de lado a lado ante la guardia que mantenía al observar a tanta bestia junta que amenazaba con atacarle. Aquella era una suma que incluso a él le costaría manejar, por lo que al momento en que una de las bestias se abalanzó sobre la muchacha, no lo pensó dos veces para acercarse con rapidez sobrenatural y echarle el cuerpo encima al lobo. El golpe que le dio con el costado de su cuerpo hizo que el licántropo descontrolado saliera propagado en dirección opuesta y rebotara incluso en el suelo, rodando unos metros.
Aquello hizo enfadar y gruñir aún más a las otras bestias y ahora estaba él rodeado junto a la vampiresa. Se acercó a juntar espaldas con ella y, quitándose la chaqueta para lanzarla al suelo y estando así más cómodo con su camisa de lana, miró de soslayo a la vampiresa, apenas lo suficiente para tenerla a ella en su vista periférica como también a la bestia más cercana.- Asumo que te manejas en una pelea, ¿no? ¿O prefieres que te saque de aquí, nada más? Aunque si hubieras querido huir hubieses podido por ti misma, ¿no es así? –Inquirió en un susurro rápido en el que las palabras de le solapaban y mezclaban, como si tuviese dificultad para hablar. Estaba dispuesto a proseguir como la mujer le indicara, aunque emocionado por la idea de entrar en batalla como solía hacerlo en el pasado, aunque con distintos enemigos.- Podría prestarte mi hacha, si quieres. –Agregó luego, sonriente y emocionado, llevando una mano a alcanzar el arma que colgaba de su cinturón y extendiéndosela, casi como si en realidad no estuviese dando opción.
Por supuesto, como de costumbre, se encontró con un par de situaciones que le parecieron vigorosas de observar, pues se divertía muchísimo al observar enfrentamientos de licántropos con inquisidores y cazadores o de simplemente con quienes se cruzaran. En otras ocasiones también disfrutaba una pelea con algún licántropo, aunque nunca se enemistaba con más de lo que pudiese enfrentar, pues aquella noche nada más pretendía estar de espectador, puesto que no pretendía tampoco beber sangre aquella noche sino hasta la próxima. Así fue hasta que, paseándose en las zonas más alejadas en lo que se consideraban los límites comunales de París, se encontró con una escena que le llamó más que la atención.
Una joven vampiresa que no parecía haber siquiera llegado aún al medio siglo, se encontraba rodeada de una manada de aproximadamente cuatro licántropos. Al observar bien, los cabellos dorados de la muchacha se movían de lado a lado ante la guardia que mantenía al observar a tanta bestia junta que amenazaba con atacarle. Aquella era una suma que incluso a él le costaría manejar, por lo que al momento en que una de las bestias se abalanzó sobre la muchacha, no lo pensó dos veces para acercarse con rapidez sobrenatural y echarle el cuerpo encima al lobo. El golpe que le dio con el costado de su cuerpo hizo que el licántropo descontrolado saliera propagado en dirección opuesta y rebotara incluso en el suelo, rodando unos metros.
Aquello hizo enfadar y gruñir aún más a las otras bestias y ahora estaba él rodeado junto a la vampiresa. Se acercó a juntar espaldas con ella y, quitándose la chaqueta para lanzarla al suelo y estando así más cómodo con su camisa de lana, miró de soslayo a la vampiresa, apenas lo suficiente para tenerla a ella en su vista periférica como también a la bestia más cercana.- Asumo que te manejas en una pelea, ¿no? ¿O prefieres que te saque de aquí, nada más? Aunque si hubieras querido huir hubieses podido por ti misma, ¿no es así? –Inquirió en un susurro rápido en el que las palabras de le solapaban y mezclaban, como si tuviese dificultad para hablar. Estaba dispuesto a proseguir como la mujer le indicara, aunque emocionado por la idea de entrar en batalla como solía hacerlo en el pasado, aunque con distintos enemigos.- Podría prestarte mi hacha, si quieres. –Agregó luego, sonriente y emocionado, llevando una mano a alcanzar el arma que colgaba de su cinturón y extendiéndosela, casi como si en realidad no estuviese dando opción.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2013
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Re: Full moon? Full fun | Cassandra
Noche de luna llena, una de mis favoritas. Primero porque soy una amante empedernida de su belleza, esplendor y majestuosidad; segundo porque me asegura una caza de lobos muy divertida. Me arreglé con esmero, como si de una fiesta se tratase, aunque claro, sería una fiesta de sangre y mucha acción.
Me atavié con un pantalón ceñido, una camisa blanca de lana y cuello en V que tenía un faralao que llegaba hasta mis pechos, me até un cinturón negro en la cintura y me calcé unas botas altas negras de cuero. En mi cajón encontré unos lindos guantes de cuero que me dieron ese toque de cazadora que buscaba. Por último me amarré el cabello en una cola baja con una cinta.
Cuando estuve lista para emprender la aventura, me dirigí a las afueras de la ciudad. El viento acariciaba mi rostro y me sentía viva, la adrenalina ante la emoción recorría todo mi cuerpo. Al llegar a mi destino el olor a lobo se volvió muy intenso, pero también sentí el aroma humano. Sinceramente, esto de que ahora a los humanos les haya dado por cazar criaturas sobrenaturales, no me gustaba para nada. Suspiré y seguí en busca de una presa, no dejaría que los mortales me arruinaran esta noche de diversión.
En mi exploración, vi como dos licántropos despedazaban a un mortal que pretendió darles caza… la escena estaba llena del morbo sangriento y eso fue lo que llamó mi atención. Con cautela, me aproximé a la escena y salté como una pantera por detrás de ellos. Los lobos gruñeron con furia, cuando sintieron los golpes secos en sus espaldas, y con un movimiento brusco me tiraron al piso.
Al levantarme, me di cuenta que con ese gruñido otros dos lycans se habían acercado. Respiré profundo y traté de analizar bien la situación, ahora me superaban, por bastante, en número. Siempre he luchado contra lobos, pero solía agarrarlos solos o como mucho en pareja, odiaba las manadas. Me agazapé y gruñí en advertencia, uno de los perros se enfureció ante mi gruñido y se abalanzó hacia mí. No supe cómo pasó, pero un vampiro apareció de la nada y se lanzó contra él. Miré fascinada la escena, pero sin descuidar a los otros tres lobos. Sonreí cuando el lycan rebotó en el piso. Las bestias gruñían enfurecidas y mis manos se curvaron como garras dispuestas a matar. El desconocido se me acercó y le murmuré con cierta arrogancia:
-Monsieur, debería tener cuidado y no meterse en peleas ajenas. – Vigilaba a los lobos que nos rodeaban – No necesito vuestra ayuda, puedo arreglármelas solas. – Mostré mis colmillos a nuestros agresores en señal de amenaza.
El vampiro me extendió un hacha y de verdad que me dejó sin saber qué hacer ¿Un hacha? Nunca se me había ocurrido utilizar armas humanas contra ningún adversario. Sonreí de medio lado y agarré el arma ¿cómo usaría esto? En realidad, aquel pequeño gesto me hizo pensar que este entrometido podía brindarle una diversión extra a mi cacería.
Me atavié con un pantalón ceñido, una camisa blanca de lana y cuello en V que tenía un faralao que llegaba hasta mis pechos, me até un cinturón negro en la cintura y me calcé unas botas altas negras de cuero. En mi cajón encontré unos lindos guantes de cuero que me dieron ese toque de cazadora que buscaba. Por último me amarré el cabello en una cola baja con una cinta.
Cuando estuve lista para emprender la aventura, me dirigí a las afueras de la ciudad. El viento acariciaba mi rostro y me sentía viva, la adrenalina ante la emoción recorría todo mi cuerpo. Al llegar a mi destino el olor a lobo se volvió muy intenso, pero también sentí el aroma humano. Sinceramente, esto de que ahora a los humanos les haya dado por cazar criaturas sobrenaturales, no me gustaba para nada. Suspiré y seguí en busca de una presa, no dejaría que los mortales me arruinaran esta noche de diversión.
En mi exploración, vi como dos licántropos despedazaban a un mortal que pretendió darles caza… la escena estaba llena del morbo sangriento y eso fue lo que llamó mi atención. Con cautela, me aproximé a la escena y salté como una pantera por detrás de ellos. Los lobos gruñeron con furia, cuando sintieron los golpes secos en sus espaldas, y con un movimiento brusco me tiraron al piso.
Al levantarme, me di cuenta que con ese gruñido otros dos lycans se habían acercado. Respiré profundo y traté de analizar bien la situación, ahora me superaban, por bastante, en número. Siempre he luchado contra lobos, pero solía agarrarlos solos o como mucho en pareja, odiaba las manadas. Me agazapé y gruñí en advertencia, uno de los perros se enfureció ante mi gruñido y se abalanzó hacia mí. No supe cómo pasó, pero un vampiro apareció de la nada y se lanzó contra él. Miré fascinada la escena, pero sin descuidar a los otros tres lobos. Sonreí cuando el lycan rebotó en el piso. Las bestias gruñían enfurecidas y mis manos se curvaron como garras dispuestas a matar. El desconocido se me acercó y le murmuré con cierta arrogancia:
-Monsieur, debería tener cuidado y no meterse en peleas ajenas. – Vigilaba a los lobos que nos rodeaban – No necesito vuestra ayuda, puedo arreglármelas solas. – Mostré mis colmillos a nuestros agresores en señal de amenaza.
El vampiro me extendió un hacha y de verdad que me dejó sin saber qué hacer ¿Un hacha? Nunca se me había ocurrido utilizar armas humanas contra ningún adversario. Sonreí de medio lado y agarré el arma ¿cómo usaría esto? En realidad, aquel pequeño gesto me hizo pensar que este entrometido podía brindarle una diversión extra a mi cacería.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Full moon? Full fun | Cassandra
Estaba emocionado, sonriendo de oreja a oreja, como si de pronto fuese nuevamente un humano luchando lleno de gozo como capitán de las tropas de Harald, como si nuevamente fuese parte de la guardia varega en aquellos tiempos que aún era capaz de sentir la adrenalina correr por mis venas; sin embargo, las palabras de la vampiresa junto a sus acciones me dejaron algo desconcertado. Me volteé a verla mientras que abría los brazos hacia los lados, como en indignación, sin importarme que estaba dándole la espalda a dos de los cuatro licántropos que nos acechaban.- Bueno, pues, ¿cómo es la cosa? -Alegué sin medir mis palabras.- ¿Primero dices que no necesitas ayuda pero luego me aceptas el hacha? -Agregué, dejando caer mis brazos a mis costados y sintiendo entonces que un par de lobos se adelantaron hacia mí, aprovechando que les daba la espalda.
Mi reacción ante aquello fue meramente inconsciente y automática, gatillada nada más que por mi entrenamiento previo como mariscal. Aunque, en ocasiones como esta, reaccionaba siempre a proteger antes que a atacar, por lo que tomé a la muchacha por la cintura y la lancé por los aires con la mayor fuerza que pude. Inmediatamente después y con toda la rapidez que mi vampirismo me brindaba, esquivó los ataques de los lobos y, tomándolos de los brazos -o más bien de las patas, no sé- los desvié hacia un lado, lanzándolos lejos también. Entonces, volteé a atrapar a la muchacha en mis brazos, dejándola de inmediato sobre el suelo de forma algo reacia, como si no apreciara el haber tenido contacto físico con ella en primer lugar.
¿Y bien? -Dije entonces, divertido aunque alejándome un paso de ella.- ¿Los hago enojar un poco más para que entonces me consideres? ¿O simplemente me voy y te dejo a solas con tus invitados, mon cher? -Agregué, intentando que mis palabras sonaran cordiales, aunque por lo general siempre causaba la impresión contraria. Mientras esperaba respuestas, me quedé viendo de reojo a los licántropos que se reagrupaban, babeándose de la rabia y gruñendo como las bestias que eran. Pareciera que estaban comenzando a funcionar más como manada que como los seres individuales que nada más se juntaron a pelear que en realidad eran. Miré entonces a la muchacha que era apenas diez centímetros más baja que yo y apunté hacia mi hacha, que seguía en sus manos.- Más vale que uses y cuides bien eso. Es del doceavo siglo. -Advertí, justo antes de que ella hablara y sin darme cuenta habiéndola interrumpido. Aunque, claro, con mi condición, ni cuenta caí de que aquello era indebido.
Mi reacción ante aquello fue meramente inconsciente y automática, gatillada nada más que por mi entrenamiento previo como mariscal. Aunque, en ocasiones como esta, reaccionaba siempre a proteger antes que a atacar, por lo que tomé a la muchacha por la cintura y la lancé por los aires con la mayor fuerza que pude. Inmediatamente después y con toda la rapidez que mi vampirismo me brindaba, esquivó los ataques de los lobos y, tomándolos de los brazos -o más bien de las patas, no sé- los desvié hacia un lado, lanzándolos lejos también. Entonces, volteé a atrapar a la muchacha en mis brazos, dejándola de inmediato sobre el suelo de forma algo reacia, como si no apreciara el haber tenido contacto físico con ella en primer lugar.
¿Y bien? -Dije entonces, divertido aunque alejándome un paso de ella.- ¿Los hago enojar un poco más para que entonces me consideres? ¿O simplemente me voy y te dejo a solas con tus invitados, mon cher? -Agregué, intentando que mis palabras sonaran cordiales, aunque por lo general siempre causaba la impresión contraria. Mientras esperaba respuestas, me quedé viendo de reojo a los licántropos que se reagrupaban, babeándose de la rabia y gruñendo como las bestias que eran. Pareciera que estaban comenzando a funcionar más como manada que como los seres individuales que nada más se juntaron a pelear que en realidad eran. Miré entonces a la muchacha que era apenas diez centímetros más baja que yo y apunté hacia mi hacha, que seguía en sus manos.- Más vale que uses y cuides bien eso. Es del doceavo siglo. -Advertí, justo antes de que ella hablara y sin darme cuenta habiéndola interrumpido. Aunque, claro, con mi condición, ni cuenta caí de que aquello era indebido.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Re: Full moon? Full fun | Cassandra
El panorama de la batalla había cambiado totalmente, ahora éramos dos vampiros en combate. No era frecuente para mi luchar acompañada. Normalmente, peleo sol, pero este joven había aparecido de la nada con un hacha y una sonrisa desconcertante ¿Acaso podía confiar en él? ¿Cómo sabía que en medio de la batalla no me arrancaría la cabeza también a mi? Los vampiros poseemos el don de percibir el aura de los otros, cosa que siempre nos alerta de los peligros. Por los momentos, aquel ser no parecía peligroso más que para los lobos.
Su gesto de indignación me desconcertó ¿cómo hacía eso en plena batalla? Un descuido con los lycans podía costarte uno de tus miembros. Pero bueno, en cierto sentido tenía razón había tomado el hacha como una niña curiosa a la que se le presenta un juguete nuevo. Justo como pensé, los licántropos vieron la oportunidad de atacar, aprovechando la distracción y se lanzaron a diestra y siniestra.
Como si de una maquina se tratara el vampiro reaccionó de inmediato al ataque. Lo siguiente que hizo me tomó por total sorpresa, no pude predecir el movimiento y cuando me di cuenta ya flotaba en el aire. En otra ocasión, esta intromisión me hubiese molestado más de la cuenta, pero esta vez me causó cierta gracia y no pude evitar reír ¿cómo se le ocurrió semejante movimiento?
Por lo que pude analizar, aquel ser tenía cierto entrenamiento pues sus movimientos eran precisos y certeros, no parecía tan instintivo como yo ¡Ah! Pero que no osara subestimarme. Caí en sus brazos y una vez en el suelo decidí que era hora de enseñar que no era ninguna damisela indefensa.
Luego de escuchar sus interrogantes, observé el hacha y calibré su peso.
Pues bien, veo que eres bueno entreteniendo a mis invitados. Una vez vi a un cazador hacer esto – con buena puntería arrojé el hacha y la clavé en la cabeza de uno de los lobos, éste cayó al piso como un saco de papas.
Los licántropos rugieron furiosamente y yo gruñí en respuesta. Me saqué los guantes y los guardé en uno de mis bolsillos. Iba a necesitar las garras en este momento. Quedaban tres perros furiosos que venían corriendo hacia nosotros en una formación de triángulo. Corrí hacia ellos y asesté un puñetazo en la cara del delantero, el cual chilló y cayó de bruces, salté y quedé detrás de los lycans. Los otros dos mantuvieron la formación y se dirigieron a mi compañero. En aquel instante, grité
Sí quieres unirte a la fiesta, pues bienvenido. Demuestra lo que tienes – El licántropo que había golpeado se puso de pie y quedó frente a mí con el rostro sangrante.
Su gesto de indignación me desconcertó ¿cómo hacía eso en plena batalla? Un descuido con los lycans podía costarte uno de tus miembros. Pero bueno, en cierto sentido tenía razón había tomado el hacha como una niña curiosa a la que se le presenta un juguete nuevo. Justo como pensé, los licántropos vieron la oportunidad de atacar, aprovechando la distracción y se lanzaron a diestra y siniestra.
Como si de una maquina se tratara el vampiro reaccionó de inmediato al ataque. Lo siguiente que hizo me tomó por total sorpresa, no pude predecir el movimiento y cuando me di cuenta ya flotaba en el aire. En otra ocasión, esta intromisión me hubiese molestado más de la cuenta, pero esta vez me causó cierta gracia y no pude evitar reír ¿cómo se le ocurrió semejante movimiento?
Por lo que pude analizar, aquel ser tenía cierto entrenamiento pues sus movimientos eran precisos y certeros, no parecía tan instintivo como yo ¡Ah! Pero que no osara subestimarme. Caí en sus brazos y una vez en el suelo decidí que era hora de enseñar que no era ninguna damisela indefensa.
Luego de escuchar sus interrogantes, observé el hacha y calibré su peso.
Pues bien, veo que eres bueno entreteniendo a mis invitados. Una vez vi a un cazador hacer esto – con buena puntería arrojé el hacha y la clavé en la cabeza de uno de los lobos, éste cayó al piso como un saco de papas.
Los licántropos rugieron furiosamente y yo gruñí en respuesta. Me saqué los guantes y los guardé en uno de mis bolsillos. Iba a necesitar las garras en este momento. Quedaban tres perros furiosos que venían corriendo hacia nosotros en una formación de triángulo. Corrí hacia ellos y asesté un puñetazo en la cara del delantero, el cual chilló y cayó de bruces, salté y quedé detrás de los lycans. Los otros dos mantuvieron la formación y se dirigieron a mi compañero. En aquel instante, grité
Sí quieres unirte a la fiesta, pues bienvenido. Demuestra lo que tienes – El licántropo que había golpeado se puso de pie y quedó frente a mí con el rostro sangrante.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Full moon? Full fun | Cassandra
Sonreí orgulloso, de lado a lado y hasta sacando pecho al escuchar su respuesta, aunque algo decepcionado de que me comparase con un cazador, pero aquello no tuvo mucha cabida en mi mente pues pronto la muchacha no hizo nada más que impresionarme. Me quedé, literalmente, boquiabierto al ver la puntería con la que le había dado en la cabeza al lobo, medio a medio tal y como lo hubiese hecho yo mismo. ¿Entrenamiento? Lo dudaba. ¿Talento? Quizá, pero fuera lo que fuera, hizo que mi cuerpo se estremeciera. Me entusiasmaba, la batalla era el lenguaje en el que mejor me manejaba, mi lenguaje, y era estimulante cuando alguien más parecía hablar aunque sea un dialecto similar.- Oh, podría hasta besarte por esa puntería, mujer. -Comenté sin siquiera pensar antes de hablar o en filtrar lo que decía, dándome cuenta de lo que dije sino hasta después de haberlo pronunciado. Su gruñido en respuesta a los lobos me sacó otra sonrisa más, aunque ahora me causaba más gracia que asombro. Aún así, su gruñido era mi señal para entrar en el combate junto a ella.
La estrategia sería simple, dividir y triunfar. Ella llamó la atención de una de las bestias mientras que las otras dos corrieron hacia mí, momento en el que pensé que era cierto cuando se decía que la transformación de licántropo les hacía perder su humanidad por completo, pues su capacidad para pensar era nula. Yo no tenía problema en enfrentarme con dos al mismo tiempo, es más, me parecía perfecto. Me quedé en mi puesto, tomando posición de combate cuerpo a cuerpo, flectando las rodillas y separando un poco los pies, de este modo bajando un poco el cuerpo y balanceándome bien. Alcé mis manos para estar preparadas mientras que mis ojos observaban hacia ambos lados, a ver cuál bestia llegaría a mi primero. La ganadora fue la bestia a mi derecha, que dio un salto para intentar caer sobre mi con sus garras, cosa que no le permití porque me adelanté a tomarle de la muñeca y, jalando con fuerza y girando mi cuerpo, le eché el cuerpo encima e hice que pasara por sobre mi, haciendo que cayera de cabeza sobre el otro licántropo y haciendo que cayesen hacia atrás ambos.
La verdad es que me estaba divirtiendo con aquello, pues aplazaba la pelea real y me aseguraba más diversión, pues siendo esta la segunda vez en que desviaba los ataques de los lobos, hacía que se enfadaran todavía mucho más. Mientras se reponían y yo los esperaba con paciencia, exhalé contento, sonriente y a punto de comenzar a reír de pura dicha.- Ah, no hay por qué apresurarnos, ¿o sí? Total, tenemos toda la noche. O al menos yo. -Comenté volteando a verla apenas unos segundos, segurándome de que fuese bien y desviando mi vista a los licántropos nuevamente.- A menos, claro, que quieras ir en busca de algo más que hacer luego. -Agregué. ¿La estaba invitando a salir? Quizá. Su desempeño con el hacha había sido demasiado para mi, eso era seguro.
Esperaba respuesta ansioso, pero los lobos no me daban el tiempo pues volvieron a por mi. Esta vez le mandé un puñetazo a uno, tan fuerte que le giré el rostro y le mandé a volar un par de dientes. ¿Le crecerán de nuevo esos? No tenía idea, pero tampoco me importaba. Al otro lican, que venía detrás, lo desvié nuevamente con el mismo brazo que di el puñetazo, echándolo hacia atrás. Di un par de pasos hacia atrás, observándolos y volviendo a prestar atención a la aliada que tenía en esos momentos.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Re: Full moon? Full fun | Cassandra
Las batallas, desde que me convertí en inmortal, me fascinan. Hacen que me sienta viva y hasta feliz. No es algo que pueda comprender todo el mundo y no los juzgo ¿A quién, en sano juicio, le gusta estar cerca de la muerte? Pero, en esta ocasión, parece que mi compañero me entendía. Podía percibir su excitación ante el combate, hasta sus palabras parecían revelarlo. No pude más que reír cuando dijo lo de besarme ¡Mon Dieu! Que ocurrencias.
El licántropo que tenía en frente sangraba y me gruñía amenazadoramente, eso incrementaba la adrenalina. Nos mirábamos ferozmente, ambos estábamos dispuestos a saltar sobre el otro y destrozarlo sin contemplación. De reojo miraba al otro vampiro, se enfrentaba a dos lobos que solo llevaban ventaja numérica, sus garras amenazaban con destruirlo, pero, en una maniobra perfecta, los mandó a volar a ambos. Me encantó la forma en que lo hizo.
-Nada mal, vampiro – sonreí de medio lado.
Regresé la vista a mi contrincante y este se lanzó contra mí, pero fui lo suficientemente rápida para apartarme y hacerlo chocar contra varios árboles. Estos animales podían llegar a ser realmente estúpidos, el lobo se volvió a mirarme hecho una furia.
Por supuesto, tengo toda la noche para divertirme con esto. – entonces, aquel inmortal me… bueno, no estoy segura ¿me invitó a salir? Esto me desconcertó del todo ¿cómo hacía para sorprenderme tanto? Tenía mucho tiempo sin conocer a alguien como él.
¡Ah! Pero Cassandra ¿acaso no sabes que no hay que quitar la mente de la batalla? He peleado infinidad de veces con lycans y esta noche cometí un error de principiante, me distraje. El licántropo se abalanzó sobre mí y me tiró al piso, todo sucedió tan deprisa que solo chillé de dolor cuando sentí sus enormes dientes en uno de mis brazos.
Las enormes fauces seguían apresando mi extremidad, vi el hacha que me habían prestado cerca, pero no la podía alcanzar. Entonces, por un breve segundo me quedé en silencio. Nadie, absolutamente, nadie osaba morderme sin recibir castigo. Entonces, comencé a reír, reí más alto y como una demente. El perro gruñó dispuesto a arrancarme el miembro, en ese instante, en lugar de seguir tratando de alcanzar el hacha, use mi mano libre para llegar a su rostro y sacarle uno de los ojos. La sangré brotó como un río hacia mi rostro. ¡Ash! Como odiaba mancharme, pero la distracción fue suficiente para que me soltara.
Entonces, con hacha en mano, fui yo la que se arrojó sobre él. Me molestaba el brazo izquierdo y aún sangraba, pero eso no me iba a detener. Por supuesto que no, habían despertado al monstruo que vivía en mi interior y este no se quedaría en paz hasta cumplir su venganza. Con premeditada maldad, corté el brazo derecho del animal y luego el izquierdo, sus aullidos de dolor fueron como una dulce melodía para mis oídos. Esto me tranquilizaba lo suficiente para voltear el rostro hacia mi aliado.
Si se te ocurre hacer algo más divertido, estoy abierta a la posibilidad, aunque tendrías que darme un momento para arreglar este desastre – señalé mi camisa ensangrentada. Me levanté y pateé al licántropo agonizante.
Pude observar como uno de los lycans que el vampiro había arrojado al piso, se levantaba y venía a toda prisa hacia mí para ayudar a su compañero ¡Oh! Que adorable, pero acaso no le preocupaba el peligro.
El licántropo que tenía en frente sangraba y me gruñía amenazadoramente, eso incrementaba la adrenalina. Nos mirábamos ferozmente, ambos estábamos dispuestos a saltar sobre el otro y destrozarlo sin contemplación. De reojo miraba al otro vampiro, se enfrentaba a dos lobos que solo llevaban ventaja numérica, sus garras amenazaban con destruirlo, pero, en una maniobra perfecta, los mandó a volar a ambos. Me encantó la forma en que lo hizo.
-Nada mal, vampiro – sonreí de medio lado.
Regresé la vista a mi contrincante y este se lanzó contra mí, pero fui lo suficientemente rápida para apartarme y hacerlo chocar contra varios árboles. Estos animales podían llegar a ser realmente estúpidos, el lobo se volvió a mirarme hecho una furia.
Por supuesto, tengo toda la noche para divertirme con esto. – entonces, aquel inmortal me… bueno, no estoy segura ¿me invitó a salir? Esto me desconcertó del todo ¿cómo hacía para sorprenderme tanto? Tenía mucho tiempo sin conocer a alguien como él.
¡Ah! Pero Cassandra ¿acaso no sabes que no hay que quitar la mente de la batalla? He peleado infinidad de veces con lycans y esta noche cometí un error de principiante, me distraje. El licántropo se abalanzó sobre mí y me tiró al piso, todo sucedió tan deprisa que solo chillé de dolor cuando sentí sus enormes dientes en uno de mis brazos.
Las enormes fauces seguían apresando mi extremidad, vi el hacha que me habían prestado cerca, pero no la podía alcanzar. Entonces, por un breve segundo me quedé en silencio. Nadie, absolutamente, nadie osaba morderme sin recibir castigo. Entonces, comencé a reír, reí más alto y como una demente. El perro gruñó dispuesto a arrancarme el miembro, en ese instante, en lugar de seguir tratando de alcanzar el hacha, use mi mano libre para llegar a su rostro y sacarle uno de los ojos. La sangré brotó como un río hacia mi rostro. ¡Ash! Como odiaba mancharme, pero la distracción fue suficiente para que me soltara.
Entonces, con hacha en mano, fui yo la que se arrojó sobre él. Me molestaba el brazo izquierdo y aún sangraba, pero eso no me iba a detener. Por supuesto que no, habían despertado al monstruo que vivía en mi interior y este no se quedaría en paz hasta cumplir su venganza. Con premeditada maldad, corté el brazo derecho del animal y luego el izquierdo, sus aullidos de dolor fueron como una dulce melodía para mis oídos. Esto me tranquilizaba lo suficiente para voltear el rostro hacia mi aliado.
Si se te ocurre hacer algo más divertido, estoy abierta a la posibilidad, aunque tendrías que darme un momento para arreglar este desastre – señalé mi camisa ensangrentada. Me levanté y pateé al licántropo agonizante.
Pude observar como uno de los lycans que el vampiro había arrojado al piso, se levantaba y venía a toda prisa hacia mí para ayudar a su compañero ¡Oh! Que adorable, pero acaso no le preocupaba el peligro.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Full moon? Full fun | Cassandra
Yo jugaba con las bestias, como los toreros que había visto en España, nada más engañando y haciendo enfadar al animal con el puro propósito de entretener a la audiencia, en este caso, la vampiresa y yo mismo, pues me había acercado nada más que para divertirme un rato. Sonreí un poco más ampliamente ante el elogio por parte de la vampiresa, incrementando mi ego por montones, riendo luego al voltear el rostro y ver cómo hacía chocar al licántropo contra los árboles.- Nada mal tú tampoco. -Comenté alegre, volteando solo para lanzar otro puñetazo, sin permitir que los lobos me tocaran siquiera. Eran demasiado bárbaros y simples para siquiera enfrentarse con un capitán vikingo. Continué jugueteando con los lobos de forma relajada y entretenida, aunque solo hasta que escuché aquel chillido por parte de la mujer.
Volteé de inmediato a verla, viendo al licántropo sobre ella con los colmillos clavados en su brazo. En un principio me alerté, comenzando a dar pasos hacia ella, mas su repentina risa me desconcertó nuevamente. ¿Por qué se reía? No lo comprendía, por lo que de espalda a los licántropos con los que lidiaba, nada más me quedé viéndola. Observé todo con impasibilidad: cómo le arrancaba el ojo y se lanzaba entonces con hacha en mano. Me mantuve inexpresivo, aunque ligeramente preocupado, solo hasta que la muchacha se puso de pie y, aunque sangrante, dijo aquellas livianas palabras.- ¿Desastre? ¿Cuál desastre? -Comenté en respuesta, bromeando de forma relajada, aunque desviando la mirada hacia el licántropo que se ponía de pie con intenciones de ir hacia ella.
Aunque se veía ya recompuesta, me negué ante la idea de que aquella lucha continuara, pues no quería que saliera herida nuevamente. En cierta parte me sentía responsable por aquello, pues a mi se me entrenó tanto para luchar como para proteger, por lo que me apresuré en interponerme en el camino del licántropo y, sin darle tiempo de alzar las garras siquiera, le tomé la cabeza y se la giré de un solo tirón brusco, rompiéndole el cuello como a los pollos para cuando se va a hacer caldo. El último licántropo nada más decidió huir y yo se lo permití, mirando cómo corría hacia los bosques con la cola entre las patas y varios dientes menos.
¿Estás bien? -Pregunté y, entonces, caminé hacia la vampiresa con total tranquilidad y cuando llegué hasta ella, tomé su mano sin escrúpulos para examinar la herida en su brazo. Nuestra especie no tenía problemas en sanar, pero los licántropos eran nuestros enemigos naturales y sus heridas nos costaban más tiempo, por lo que antes de que la muchacha pudiera reclamar por lo que hacía y haría, enterré la uña de mi pulgar en la palma de mi mano, hiriéndome a propósito para poder entonces colocar mi mano en la herida, haciendo que mi sangre le ayudara a sanar de modo que al menos dejara de sangrar.- Esto ayudará por el momento. Creo que ahora deberíamos ir a por algo de sangre para beber, así te recuperas más rápido. -Agregué luego de hacer aquello, mirándola ahora con mejor detenimiento.- Y no te sientas mal, la sangre encima te queda bien. Además, me gustan las guerreras. ¿Cómo te llamas? Mi nombre es Svein y, habrás notado ya, es un gusto conocerte. -Un ruido detrás de ellos me volvió a distraer. Era el licántropo con el cuello roto que aún vivía pero que apenas y convulsionaba en el suelo.- ¿Quieres los honores finales para ti? -Le dije a la vampiresa, señalándole el hacha y luego el licántropo.
Volteé de inmediato a verla, viendo al licántropo sobre ella con los colmillos clavados en su brazo. En un principio me alerté, comenzando a dar pasos hacia ella, mas su repentina risa me desconcertó nuevamente. ¿Por qué se reía? No lo comprendía, por lo que de espalda a los licántropos con los que lidiaba, nada más me quedé viéndola. Observé todo con impasibilidad: cómo le arrancaba el ojo y se lanzaba entonces con hacha en mano. Me mantuve inexpresivo, aunque ligeramente preocupado, solo hasta que la muchacha se puso de pie y, aunque sangrante, dijo aquellas livianas palabras.- ¿Desastre? ¿Cuál desastre? -Comenté en respuesta, bromeando de forma relajada, aunque desviando la mirada hacia el licántropo que se ponía de pie con intenciones de ir hacia ella.
Aunque se veía ya recompuesta, me negué ante la idea de que aquella lucha continuara, pues no quería que saliera herida nuevamente. En cierta parte me sentía responsable por aquello, pues a mi se me entrenó tanto para luchar como para proteger, por lo que me apresuré en interponerme en el camino del licántropo y, sin darle tiempo de alzar las garras siquiera, le tomé la cabeza y se la giré de un solo tirón brusco, rompiéndole el cuello como a los pollos para cuando se va a hacer caldo. El último licántropo nada más decidió huir y yo se lo permití, mirando cómo corría hacia los bosques con la cola entre las patas y varios dientes menos.
¿Estás bien? -Pregunté y, entonces, caminé hacia la vampiresa con total tranquilidad y cuando llegué hasta ella, tomé su mano sin escrúpulos para examinar la herida en su brazo. Nuestra especie no tenía problemas en sanar, pero los licántropos eran nuestros enemigos naturales y sus heridas nos costaban más tiempo, por lo que antes de que la muchacha pudiera reclamar por lo que hacía y haría, enterré la uña de mi pulgar en la palma de mi mano, hiriéndome a propósito para poder entonces colocar mi mano en la herida, haciendo que mi sangre le ayudara a sanar de modo que al menos dejara de sangrar.- Esto ayudará por el momento. Creo que ahora deberíamos ir a por algo de sangre para beber, así te recuperas más rápido. -Agregué luego de hacer aquello, mirándola ahora con mejor detenimiento.- Y no te sientas mal, la sangre encima te queda bien. Además, me gustan las guerreras. ¿Cómo te llamas? Mi nombre es Svein y, habrás notado ya, es un gusto conocerte. -Un ruido detrás de ellos me volvió a distraer. Era el licántropo con el cuello roto que aún vivía pero que apenas y convulsionaba en el suelo.- ¿Quieres los honores finales para ti? -Le dije a la vampiresa, señalándole el hacha y luego el licántropo.
Svein Yngling- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/06/2013
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Re: Full moon? Full fun | Cassandra
Aquel incidente había renovado mi entusiasmo y mis fuerzas, era justo lo que siempre buscaba en las pelas. Ahora me sentía eufórica, el dolor siempre había sido mi aliado en aquellas noches en que los recuerdos y las tristezas amenazan con dominar mi mente. Solo lo lamentaba por mi camisa blanca que ahora se teñia con liquido carmesí que brotaba de mi brazo.
Sonreí ante forma de bromear del vampiro. Bueno, que mejor forma de llamar la atención que ir por ahí cubierta de sangre. Reí ante la idea, pues era terriblemente tentadora y sabia que podía atraer mas que cosas que solo simples mirada ¿acaso aquel caballero pensaba lo mismo y sabia que aquello nos traería mas emoción? Podía ser, ya lo estaba imaginando.
En medio de mis cavilaciones, estaba pendiente del lobo que se acercaba, pero no tardo mucho en que el vampiro le volteara el cuello sin contemplación y acabara con su vida. Cosa que me hizo saber que hasta aquí había llegado el juego con los lycans, pues ya no le notaba esa chispa de diversión como hace minutos en que emulaba una corrida española. Lo lamente, pues en realidad me estaba divirtiendo mucho con aquello.
El inmortal se acercó a mi, algo preocupado por la herida, aunque su rostro exhibía bastante tranquilidad. . Ambos sabíamos que sanaría, pero tardaría un poco mas de lo habitual. Lo que hizo a continuación me dejo sin palabras. No supe como reaccionar y me quede casi paralizada. Aquel vampiro, se hizo una herida para curarme con su sangre. Era algo que jamás había presenciado, era algo completamente nuevo para mi. Parpadee un par de veces y luego sacudí un poco el rostro intentando salir de mi asombro.
Primero, se había interesado por mi bienestar. Eso no era común, eso no ocurría desde… bueno, desde que aquel vampiro orgulloso me había encontrado luego de mi despertar. Después, me había dado su sangre sin preguntar solo para curarme.
Asentí ante su propuesta de cazar y le sonreí en gesto de agradecimiento, como no lo hacia desde que era mortal. – Merci, Monsieur Svein. – hice un acto de reverencia en un acto reflejo de mi conducta mortal – El gusto es mío, me llamo Cassandra. – extendí el hacha hacia el vampiro – la he cubierto de sangre de lobo, supongo que ese era su propósito. Por el momento, me gustaría que terminaras con el pobre desdichado tu, ya que te he quitado un rato de diversión.
En un gesto cómplice le guiñe y murmure – la estocada final, torero-
Sonreí ante forma de bromear del vampiro. Bueno, que mejor forma de llamar la atención que ir por ahí cubierta de sangre. Reí ante la idea, pues era terriblemente tentadora y sabia que podía atraer mas que cosas que solo simples mirada ¿acaso aquel caballero pensaba lo mismo y sabia que aquello nos traería mas emoción? Podía ser, ya lo estaba imaginando.
En medio de mis cavilaciones, estaba pendiente del lobo que se acercaba, pero no tardo mucho en que el vampiro le volteara el cuello sin contemplación y acabara con su vida. Cosa que me hizo saber que hasta aquí había llegado el juego con los lycans, pues ya no le notaba esa chispa de diversión como hace minutos en que emulaba una corrida española. Lo lamente, pues en realidad me estaba divirtiendo mucho con aquello.
El inmortal se acercó a mi, algo preocupado por la herida, aunque su rostro exhibía bastante tranquilidad. . Ambos sabíamos que sanaría, pero tardaría un poco mas de lo habitual. Lo que hizo a continuación me dejo sin palabras. No supe como reaccionar y me quede casi paralizada. Aquel vampiro, se hizo una herida para curarme con su sangre. Era algo que jamás había presenciado, era algo completamente nuevo para mi. Parpadee un par de veces y luego sacudí un poco el rostro intentando salir de mi asombro.
Primero, se había interesado por mi bienestar. Eso no era común, eso no ocurría desde… bueno, desde que aquel vampiro orgulloso me había encontrado luego de mi despertar. Después, me había dado su sangre sin preguntar solo para curarme.
Asentí ante su propuesta de cazar y le sonreí en gesto de agradecimiento, como no lo hacia desde que era mortal. – Merci, Monsieur Svein. – hice un acto de reverencia en un acto reflejo de mi conducta mortal – El gusto es mío, me llamo Cassandra. – extendí el hacha hacia el vampiro – la he cubierto de sangre de lobo, supongo que ese era su propósito. Por el momento, me gustaría que terminaras con el pobre desdichado tu, ya que te he quitado un rato de diversión.
En un gesto cómplice le guiñe y murmure – la estocada final, torero-
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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