AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Enemigos acérrimos [Privado]
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Enemigos acérrimos [Privado]
Detestaba con todo el corazón tener que seguir malditos chupasangre por las calles de París, pero si existía algo más que Elías detestaba, era el descaro de algunos para alimentarse como si no fueran a ser vistos por nadie. Eso fue justamente lo que le había ocurrido noches atrás, cuando después de terminar una cacería de manera satisfactoria se dirigía hacia su hogar y en una de las callejuelas, había observado a una vampiro que bebía sin piedad de una mujer que se había expuesto a los peligros de la noche y a la que posteriormente identifico como una de sus vecinas. Generalmente Elías sabía muy bien mantenerse calmo ante aquellas situaciones, pero esa noche, alimentado por la excitación de la reciente cacería, fue que se lanzo contra aquella inmortal buscando terminar con su existencia pero antes de que se desarrollara una verdadera batalla entre ambos, llegaron a interrumpir un grupo de servidores de la iglesia, los que obligaron a ambos sobrenaturales a abandonar aquella calle tan rápido como fuera posible y si bien tanto la calle como el conflicto entre ambos había quedado de lado, no lo hicieron los deseos del licántropo por dar con aquella vampiro y terminar con ella.
El Pharzuph era un cazador con años de experiencia, un licántropo por descuido y un hombre al que una vez que se le instalaba una idea en la cabeza no la descartaba hasta verla volverse realidad y lo que ahora estaba buscando, era destruir a aquella inmortal. No poseía un motivo especifico para desear hacerlo, apenas y había conocido a aquella joven que fuera asesinada, aún así para él era suficiente el hecho de que formaran parte de razas enemigas y uno nunca sabía, bien podía resultar que aquella vampiro fuera buscada por alguien y terminase recibiendo un pago inesperado solo por librar al mundo de escorias como aquella. Igual, pese a la resolución de destruir a la mujer aquella existían ciertos factores en contra que Elías no podía ignorar; entre ellos el hecho que apenas y había sido capaz de ver el rostro de la mujer e identificar su olor, fuera de eso, no tenía la más mínima información respecto a ella.
En un intento por dar con aquel ser bebedor de sangre, el cazador se había enviado a si mismo en búsquedas nocturnas por las calles de París todo debido a que se encontraba cien por ciento seguro de que tarde o temprano daría con ella y aunque no lo sabía, aquella noche era su noche de suerte.
Caminaba por una calle cerca del centro de París cuando noto un aroma a sangre que invadía su alrededor y guiado por aquel rastro, termino por dar con una escena similar a que observara noches atrás. Una sonrisa apareció en el rostro del cazador, quien capto el aroma que tanto estaba buscando.
– Esta noche no vas a correr con tanta suerte mujer – su voz sonó firme, rompiendo el silencio en el que se mantenían las calles mientras que sus ojos se hallaban fijos en la inmortal que no permitiría que se le escapara una segunda ocasión.
El Pharzuph era un cazador con años de experiencia, un licántropo por descuido y un hombre al que una vez que se le instalaba una idea en la cabeza no la descartaba hasta verla volverse realidad y lo que ahora estaba buscando, era destruir a aquella inmortal. No poseía un motivo especifico para desear hacerlo, apenas y había conocido a aquella joven que fuera asesinada, aún así para él era suficiente el hecho de que formaran parte de razas enemigas y uno nunca sabía, bien podía resultar que aquella vampiro fuera buscada por alguien y terminase recibiendo un pago inesperado solo por librar al mundo de escorias como aquella. Igual, pese a la resolución de destruir a la mujer aquella existían ciertos factores en contra que Elías no podía ignorar; entre ellos el hecho que apenas y había sido capaz de ver el rostro de la mujer e identificar su olor, fuera de eso, no tenía la más mínima información respecto a ella.
En un intento por dar con aquel ser bebedor de sangre, el cazador se había enviado a si mismo en búsquedas nocturnas por las calles de París todo debido a que se encontraba cien por ciento seguro de que tarde o temprano daría con ella y aunque no lo sabía, aquella noche era su noche de suerte.
Caminaba por una calle cerca del centro de París cuando noto un aroma a sangre que invadía su alrededor y guiado por aquel rastro, termino por dar con una escena similar a que observara noches atrás. Una sonrisa apareció en el rostro del cazador, quien capto el aroma que tanto estaba buscando.
– Esta noche no vas a correr con tanta suerte mujer – su voz sonó firme, rompiendo el silencio en el que se mantenían las calles mientras que sus ojos se hallaban fijos en la inmortal que no permitiría que se le escapara una segunda ocasión.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Enemigos acérrimos [Privado]
Después de que tuviera el infortunio de encontrarme con aquel licántropo, aunque hubiera conseguido escapar, me había mantenido oculta en mi hogar intentando no ser encontrada, intentando evitar aquel rostro desencajado por la ira, el odio y la sed de sangre.
Era un ser bastante duro pero, desde mi primer encuentro con uno de ellos, desde la primera vez que había sentido como sus garras perforaban mi piel, eran encuentros que prefería evitar. No sabía hasta que punto eran fuertes, rápidos o resistentes. Pero también sabía que quizás, el hecho de comprobarlo, me robara mis últimos instantes en este mundo.
Después de tres días sin salir, estaba completamente famélica. Necesitaba de alimento a cualquier precio. Finalmente me decidí a salir y buscar algo no demasiado lejos de casa. Luché por encontrar un lugar lo suficientemente apartado y silencioso, oscuro y escondido, para poder tomar a la primera dama que encontrara y alimentarme. Fue una prostituta que esperaba por clientela cerca de allí. Sólo tuve que mostrarle el dinero y, aunque en un primer momento se mostró reticente debido a mi sexo, finalmente accedió, siguiéndome hasta el lugar que había elegido.
Fue un forcejeo leve y pronto me encontraba saciando mi apetito mientras la mujer dejaba de luchar. No moriría, no esa noche. No necesitaba acabar con ella para apagar el fuego de mis entrañas.
La voz me sacó de mi trance, también rompió mi calma. Solté el cuerpo de la joven que cayó al suelo mientras mis ojos se posaban en aquel animal que me miraba desde una de las salidas del callejón. ¿Pero cómo?. Quizás al ser perros también tenían buen olfato. Era lo único qué podía pensar.
- ¿Cuál es vuestro problema Monsieur? - le dije y recordé las palabras de sir William y todo lo que me había contado acerca de ellos - ¿No tiene nada mejor que hacer que seguirme allí donde voy? - mi tono de voz era calmado y neutro, no pretendía violentarle más de lo que ya estaba. Me interesaba hablar, quería ver que se escondía dentro de aquella cabeza - Voy a pensar que tiene una fijación insana conmigo.
Era un ser bastante duro pero, desde mi primer encuentro con uno de ellos, desde la primera vez que había sentido como sus garras perforaban mi piel, eran encuentros que prefería evitar. No sabía hasta que punto eran fuertes, rápidos o resistentes. Pero también sabía que quizás, el hecho de comprobarlo, me robara mis últimos instantes en este mundo.
Después de tres días sin salir, estaba completamente famélica. Necesitaba de alimento a cualquier precio. Finalmente me decidí a salir y buscar algo no demasiado lejos de casa. Luché por encontrar un lugar lo suficientemente apartado y silencioso, oscuro y escondido, para poder tomar a la primera dama que encontrara y alimentarme. Fue una prostituta que esperaba por clientela cerca de allí. Sólo tuve que mostrarle el dinero y, aunque en un primer momento se mostró reticente debido a mi sexo, finalmente accedió, siguiéndome hasta el lugar que había elegido.
Fue un forcejeo leve y pronto me encontraba saciando mi apetito mientras la mujer dejaba de luchar. No moriría, no esa noche. No necesitaba acabar con ella para apagar el fuego de mis entrañas.
La voz me sacó de mi trance, también rompió mi calma. Solté el cuerpo de la joven que cayó al suelo mientras mis ojos se posaban en aquel animal que me miraba desde una de las salidas del callejón. ¿Pero cómo?. Quizás al ser perros también tenían buen olfato. Era lo único qué podía pensar.
- ¿Cuál es vuestro problema Monsieur? - le dije y recordé las palabras de sir William y todo lo que me había contado acerca de ellos - ¿No tiene nada mejor que hacer que seguirme allí donde voy? - mi tono de voz era calmado y neutro, no pretendía violentarle más de lo que ya estaba. Me interesaba hablar, quería ver que se escondía dentro de aquella cabeza - Voy a pensar que tiene una fijación insana conmigo.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/08/2015
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Re: Enemigos acérrimos [Privado]
El licántropo no olvidaba fácilmente y perdonar después de ver a un inmortal beberse a un humano no estaba nunca en su mente, de hecho, estaba en contra de sus principios como cazador, por eso optaba por buscar a aquella vampiro aunque fuera lo ultimo que hiciera en la vida. Pese a que parecía ser como si ella se hubiera desvanecido para siempre, Elías sabía que era cuestión de tiempo para que mostrara su despreciable existencia, eso a no ser que hubiera decidido huir de París, en cuyo caso sería mucho más complicado que fuera a encontrarla. Aún así, ya cuando el cazador estaba por perder las esperanzas de encontrarla, la buena fortuna le sonreía y le entregaba a la inmortal.
Ver nuevamente como aquella despreciable criatura le arrebataba la vida a una persona era algo que no iba a volver a tolerar. Ya una vez se había escapado de sus manos y una segunda, no lo permitiría. Una sonrisa cargada de burla apareció en su rostro ante las palabras ajenas.
– Mi problema eres tu y las atrocidades que te he descubierto haciendo. Los tuyos son de la peor calaña que puede existir y aunque no puedo eliminarles a todos, me daré por bien servido acabando contigo – se acercó algunos pasos a aquella mujer antes de detenerse y soltar una carcajada ante las ideas que la inmortal tenía – ¿Fijación contigo? No te confundas vampira, lo que pasa más bien es que una vez que encuentro a una presa tan despreciable como tu, no pienso en descansar hasta verla convertida cenizas, creo que ese estado te iría mucho mejor – el tranquilo tono de la fémina no hacía más que molestar mucho más al cazador, quien termino por gruñir de manera amenazante.
En la mente del licántropo no existía tiempo que perder en palabras que no les llevarían a nada, él estaba ahí para aniquilar a la inmortal y nada más que eso. Reanudo entonces el paso en dirección a ella.
– Si ya me dijiste todo lo que debías, será mejor que te prepares que no he venido a hablar solamente – podría aun no ser luna llena y Elías definitivamente no tenía toda la fuerza que podía llegar a tener, pero con su decisión creía sería suficiente para eliminarla, para siempre.
Ver nuevamente como aquella despreciable criatura le arrebataba la vida a una persona era algo que no iba a volver a tolerar. Ya una vez se había escapado de sus manos y una segunda, no lo permitiría. Una sonrisa cargada de burla apareció en su rostro ante las palabras ajenas.
– Mi problema eres tu y las atrocidades que te he descubierto haciendo. Los tuyos son de la peor calaña que puede existir y aunque no puedo eliminarles a todos, me daré por bien servido acabando contigo – se acercó algunos pasos a aquella mujer antes de detenerse y soltar una carcajada ante las ideas que la inmortal tenía – ¿Fijación contigo? No te confundas vampira, lo que pasa más bien es que una vez que encuentro a una presa tan despreciable como tu, no pienso en descansar hasta verla convertida cenizas, creo que ese estado te iría mucho mejor – el tranquilo tono de la fémina no hacía más que molestar mucho más al cazador, quien termino por gruñir de manera amenazante.
En la mente del licántropo no existía tiempo que perder en palabras que no les llevarían a nada, él estaba ahí para aniquilar a la inmortal y nada más que eso. Reanudo entonces el paso en dirección a ella.
– Si ya me dijiste todo lo que debías, será mejor que te prepares que no he venido a hablar solamente – podría aun no ser luna llena y Elías definitivamente no tenía toda la fuerza que podía llegar a tener, pero con su decisión creía sería suficiente para eliminarla, para siempre.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Enemigos acérrimos [Privado]
La mirada de aquel hombre, el asco que parecía tener hacía mi. Hacía que todo aquello más bien pareciera una historia entre dos enemigos que se ven una y otra vez y que jamás terminan acabando su lucha. Una lucha que podía alargarse durante toda la eternidad en caso de ser ambos inmortales... pero él ¿lo era?
Su aura revelaba que no distaba de aquella bestias que me atacaron una noche y que casi acaban conmigo. No obstante, había más matices que no podía distinguir a ciencia cierta. Más aún si añadimos a la dificultad, el hecho de que la rabia colmaba de colores todo aquello que parecía normal en él.
- ¿Consideras una atrocidad el hecho de que requiera alimento para sobrevivir?¿Acaso tú no lo haces como yo? - en principio no quería entrar en más detalles, no quería que supiera todo lo que podía adivinar de él sólo con mirarle fijamente, pretendía ver hasta donde estaba dispuesto a llegar - Esta dama - indicando la que reposaba en el suelo después de haber sido presa de mi mordisco - Sólo está descansando, no ha muerto. No siempre matamos para subsistir... tienes una idea demasiado lejana de lo que somos realmente - le miraba con cierto escepticismo después de lo que había dicho - ¿Quién te ha contado las historias de que los vampiros matan todo lo que tocan?¿Lo has descubierto tú sólo? Si es así, siento destrozarte el mito - ciertamente mis palabras iban cargadas con la razón de que la joven seguía respirando, más rápido pero aún respiraba.
Parecía que sus ánimos se estaban crispando conforme no cambiaba mi actitud hacia una agresiva. ¿Era eso lo que esperaba? ¿Una señal para atacar?¿Algo que le dijera que estaba haciendo lo correcto? No lo iba a encontrar en mi. Tendría que cargar con el peso de dar el primer golpe y asumir las consecuencias de lo que ello mismo conllevaba.
- Yo si he venido a hablar - aunque realmente nunca había sido mi pretensión aquella noche - He de llamarle hipócrita caballero... - seguramente su rostro se tornaría en sorpresa a causa de aquella conversación - Hipócrita por venir exigiendo sangre por sangre cuando los suyos - le señalé con el dedo - Son los primeros que matan y devoran sólo porque su naturaleza escapa a su control. Ustedes son los que no tienen justificación para su actos.
Su aura revelaba que no distaba de aquella bestias que me atacaron una noche y que casi acaban conmigo. No obstante, había más matices que no podía distinguir a ciencia cierta. Más aún si añadimos a la dificultad, el hecho de que la rabia colmaba de colores todo aquello que parecía normal en él.
- ¿Consideras una atrocidad el hecho de que requiera alimento para sobrevivir?¿Acaso tú no lo haces como yo? - en principio no quería entrar en más detalles, no quería que supiera todo lo que podía adivinar de él sólo con mirarle fijamente, pretendía ver hasta donde estaba dispuesto a llegar - Esta dama - indicando la que reposaba en el suelo después de haber sido presa de mi mordisco - Sólo está descansando, no ha muerto. No siempre matamos para subsistir... tienes una idea demasiado lejana de lo que somos realmente - le miraba con cierto escepticismo después de lo que había dicho - ¿Quién te ha contado las historias de que los vampiros matan todo lo que tocan?¿Lo has descubierto tú sólo? Si es así, siento destrozarte el mito - ciertamente mis palabras iban cargadas con la razón de que la joven seguía respirando, más rápido pero aún respiraba.
Parecía que sus ánimos se estaban crispando conforme no cambiaba mi actitud hacia una agresiva. ¿Era eso lo que esperaba? ¿Una señal para atacar?¿Algo que le dijera que estaba haciendo lo correcto? No lo iba a encontrar en mi. Tendría que cargar con el peso de dar el primer golpe y asumir las consecuencias de lo que ello mismo conllevaba.
- Yo si he venido a hablar - aunque realmente nunca había sido mi pretensión aquella noche - He de llamarle hipócrita caballero... - seguramente su rostro se tornaría en sorpresa a causa de aquella conversación - Hipócrita por venir exigiendo sangre por sangre cuando los suyos - le señalé con el dedo - Son los primeros que matan y devoran sólo porque su naturaleza escapa a su control. Ustedes son los que no tienen justificación para su actos.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Enemigos acérrimos [Privado]
Una carcajada salió de su boca en el momento en que la inmortal osaba creer que ambos eran algo similar. Cierto era que Elías necesitaba alimento para vivir pero no requería de la sangre de un humano para ello y por ende, no acababa con la vida de personas inocentes como lo hacía aquella vampiro.
– Yo no soy igual que tu, no te atrevas a ponerme en el mismo sitio en que te encuentras criatura despreciable – sus palabras sonaron crueles y frías, todo porque no pensaba tolerar verse en la misma situación que ella.
Los ojos del cazador fueron a posarse sobre el cuerpo en el suelo para después viajar con incredulidad al rostro de la inmortal.
– No la has matado a ella, lo que no significa que no lo hayas hecho con otros además de que al dejarla tan débil la expones a que sea atacada por otro de los tuyos – una sonrisa burlona apreció en sus labios – conozco a los tuyos, así que no trates de hacerme ver como un ignorante – como cazador, toda su vida se vio investigando sobre los sobre naturales, incluidos los licántropos. No cedería ante la aparente inocencia de aquella inmortal y de la única manera en que ella podría librarse del licántropo sería enfrentándose a él y derrotándole.
Hablar… a eso decía ir la vampiro cuando bien sabía Elías que la única manera en que ambos saldrían de aquella situación sería en batalla. Nuevamente una sonrisa aprecio en sus labios cuando ella le llamó hipócrita.
– ¿Los míos? – enarco la ceja y cruzó los brazos de manera divertida – mi naturaleza escapa de mi control, los licántropos que asesinan no son conscientes de sus actos contrario a lo que hacen ustedes, que premeditan sus asesinatos y todo lo hacen con plena consciencia y para mi fortuna, mis garras están limpias de la sangre de humanos inocentes, eso si, no estarán limpias de tu sangre maldita – dicho eso, dio un paso en dirección a la inmortal, preparándose para el ataque y para terminar con ella.
– Yo no soy igual que tu, no te atrevas a ponerme en el mismo sitio en que te encuentras criatura despreciable – sus palabras sonaron crueles y frías, todo porque no pensaba tolerar verse en la misma situación que ella.
Los ojos del cazador fueron a posarse sobre el cuerpo en el suelo para después viajar con incredulidad al rostro de la inmortal.
– No la has matado a ella, lo que no significa que no lo hayas hecho con otros además de que al dejarla tan débil la expones a que sea atacada por otro de los tuyos – una sonrisa burlona apreció en sus labios – conozco a los tuyos, así que no trates de hacerme ver como un ignorante – como cazador, toda su vida se vio investigando sobre los sobre naturales, incluidos los licántropos. No cedería ante la aparente inocencia de aquella inmortal y de la única manera en que ella podría librarse del licántropo sería enfrentándose a él y derrotándole.
Hablar… a eso decía ir la vampiro cuando bien sabía Elías que la única manera en que ambos saldrían de aquella situación sería en batalla. Nuevamente una sonrisa aprecio en sus labios cuando ella le llamó hipócrita.
– ¿Los míos? – enarco la ceja y cruzó los brazos de manera divertida – mi naturaleza escapa de mi control, los licántropos que asesinan no son conscientes de sus actos contrario a lo que hacen ustedes, que premeditan sus asesinatos y todo lo hacen con plena consciencia y para mi fortuna, mis garras están limpias de la sangre de humanos inocentes, eso si, no estarán limpias de tu sangre maldita – dicho eso, dio un paso en dirección a la inmortal, preparándose para el ataque y para terminar con ella.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Enemigos acérrimos [Privado]
La risa de aquel ser realmente me hacía sentirme incómoda. Era una risa que rozaba la locura. Una locura animal y completamente fuera de lugar. Una risa que realmente era nerviosa, antinatural, carente de sentido.
Decía no ser igual que yo, algo que era obvio. No obstante, ambos eramos criaturas que escapabamos de la realidad del día a día. De lo normal. Ambos eramos sobrenaturales y, aunque el se empeñara en negarlo, nos parecíamos más entre si que con los propios humanos.
- Cierto es que no somos similares. Pero los dos buscamos lo mismo de diferente manera: Sobrevivir - le contesté intentando apelar a su consciencia más animal, la que le llevaba a hacer actos de los que, siendo consciente, podría arrepentirse.
Luego hizo referencia a la chica de la que me había alimentado y, en concreto, al estado en el que había quedado una vez había terminado con ella. La verdad es que, generalizar en cualquier aspecto, estaba mal. Y si, había matado, pero pocas veces lo había hecho si no era porque me sentía atacada o por mi propio arte.
- Jamás, a menos que alguien me intente atacar, dejo a una persona en este estado tirada en el suelo. Me ocupo de que esté en un lugar seguro hasta que despierte - le indiqué pues, normalmente si me alimentaba de vagabundos, conseguía que pasaran desapercibidos hasta que volvieran en si. De todos modos, nunca me alimentaba tanto como para que estuvieran completamente indefensos - Y te equivocas, los mios no son carroñeros. No se quedan con las sobras de otro.
Avanza hacia mi, mientras sigue soltando todo tipo de injurias contra mi persona y justificándose a si mismo de sus actos. Es gracioso como las personas siempre intentan ver que los otros hacen mal o, mejor dicho, más mal o quizás peor que los que ellos mismos hacen. Cuando, en el fondo, ellos también están actuando de un modo completamente reprochable.
- La consciencia o no del acto, no te exime del mismo. Es una pena que vuestra voluntad se vea nublada con vuestro cambio de forma, no obstante esos que mueren a vuestras manos, también son humanos, al igual que esta chica que está aqui ahora mismo. ¿Acaso alguno de los que caen bajo vuestras garras sobrevive para contarlo? Me parece que no... - seguía intentando apelar a su buen juicio, si es que quedaba algo de el entre tanta rabia - Y dices que tus manos están libres de la muerte de inocentes... ¿Cómo puedes saber sin ser consciente de tus actos.
Decía no ser igual que yo, algo que era obvio. No obstante, ambos eramos criaturas que escapabamos de la realidad del día a día. De lo normal. Ambos eramos sobrenaturales y, aunque el se empeñara en negarlo, nos parecíamos más entre si que con los propios humanos.
- Cierto es que no somos similares. Pero los dos buscamos lo mismo de diferente manera: Sobrevivir - le contesté intentando apelar a su consciencia más animal, la que le llevaba a hacer actos de los que, siendo consciente, podría arrepentirse.
Luego hizo referencia a la chica de la que me había alimentado y, en concreto, al estado en el que había quedado una vez había terminado con ella. La verdad es que, generalizar en cualquier aspecto, estaba mal. Y si, había matado, pero pocas veces lo había hecho si no era porque me sentía atacada o por mi propio arte.
- Jamás, a menos que alguien me intente atacar, dejo a una persona en este estado tirada en el suelo. Me ocupo de que esté en un lugar seguro hasta que despierte - le indiqué pues, normalmente si me alimentaba de vagabundos, conseguía que pasaran desapercibidos hasta que volvieran en si. De todos modos, nunca me alimentaba tanto como para que estuvieran completamente indefensos - Y te equivocas, los mios no son carroñeros. No se quedan con las sobras de otro.
Avanza hacia mi, mientras sigue soltando todo tipo de injurias contra mi persona y justificándose a si mismo de sus actos. Es gracioso como las personas siempre intentan ver que los otros hacen mal o, mejor dicho, más mal o quizás peor que los que ellos mismos hacen. Cuando, en el fondo, ellos también están actuando de un modo completamente reprochable.
- La consciencia o no del acto, no te exime del mismo. Es una pena que vuestra voluntad se vea nublada con vuestro cambio de forma, no obstante esos que mueren a vuestras manos, también son humanos, al igual que esta chica que está aqui ahora mismo. ¿Acaso alguno de los que caen bajo vuestras garras sobrevive para contarlo? Me parece que no... - seguía intentando apelar a su buen juicio, si es que quedaba algo de el entre tanta rabia - Y dices que tus manos están libres de la muerte de inocentes... ¿Cómo puedes saber sin ser consciente de tus actos.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Enemigos acérrimos [Privado]
– Eso lo buscaras tú, así que a mi no me metas en tus generalizaciones porque no me conoces y no sabes nada de mis motivos – Sobrevivir. Que ingenua y poco conocedora de la naturaleza sobrenatural que resultaba ser aquella mujer inmortal. Al igual que a los simples mortales, a cada sobrenatural le movía un motivo diferente y si bien para muchos era cierto que su existencia se resumía a sobrevivir, para Elías su existencia se resumía en un motivo muy diferente a ese. Desde que su hermano mayor hubiera muerto asesinado por uno de su propia raza, el cazador se entregó en cuerpo y alma a encontrar al que le arrancara a la única familia que le quedaba en el mundo. Así que… ¿Sobrevivir? Que buen chiste porque a Elías únicamente le movía el sentimiento de venganza por el asesinato de Jeremiah, aunque en aquella noche, frente a la vampiresa, su motivo era otro. El cazador era un perfeccionista por naturaleza, un hombre que odiaba sobre todas las cosas cuando una presa se salía con la suya y lograba escapar de sus garras, así que una vez que sucedía un escape, no descansaba hasta ver aquella presa eliminada y así sería con aquella inmortal.
Escuchó las siguientes palabras de la fémina y con una sonrisa de burla en los labios, levantó sus manos y dio dos grandes aplausos dirigidos a discurso de la vampira.
– Que noble y hermoso se escucha el mentir en que dedicas tanto tiempo a tus victimas – las manos de Elías bajaron entonces y su rostro mostró una mayor seriedad – ¿Crees que voy a confiar en tus palabras cargadas de mentiras? No sé con que clase de sobrenaturales ingenuos te has topado pero conmigo no será tan sencillo convencerme de tus nobles intenciones porque conozco a los tuyos; mienten de manera descarada y buscan únicamente la manera de sacar provecho de los mortales – enarcó entonces la ceja y soltó una risotada – carroñeros no… asesinos de los más débiles y desamparados, eso son.
Hartó de toda la palabrería femenina que trataba de hacerlo ver como el lobo feroz de las historias, Elías se acerca a ella, acechante.
– Mi consciencia se vera nublada en los cambios de forma, pero la suya siempre se encuentra nublada por la sed de sangre humana, repulsiva criatura – nada de lo que ella dijera, por más coherente que sonara, haría que Elías cambiara de opinión respecto a alguien que ya consideraba una presa – Yo lo sé, porque nunca he detectado sangre humana en mi cuerpo después de una transformación – sonrió burlón – pero vaya que he detectado el olor de los tuyos en mi cuerpo, porque al parecer los vampiros siempre son mi presa predilecta – y sin nada más que agregar, con un gruñido contenido en su garganta, Elías se lanzó sobre la presa femenina. Su forma humana podría ser mucho más frágil que cuando se encontraba en plena transformación pero sus conocimientos de cacería le ayudaban por lo que al lanzarse contra la inmortal, el licántropo no lo hacía simplemente con su cuerpo sino que de un veloz movimiento fue capaz de sacar de entre sus ropas una estaca, arma contra los inmortales que estaba destinada a clavarse directamente en el corazón de su presa.
Escuchó las siguientes palabras de la fémina y con una sonrisa de burla en los labios, levantó sus manos y dio dos grandes aplausos dirigidos a discurso de la vampira.
– Que noble y hermoso se escucha el mentir en que dedicas tanto tiempo a tus victimas – las manos de Elías bajaron entonces y su rostro mostró una mayor seriedad – ¿Crees que voy a confiar en tus palabras cargadas de mentiras? No sé con que clase de sobrenaturales ingenuos te has topado pero conmigo no será tan sencillo convencerme de tus nobles intenciones porque conozco a los tuyos; mienten de manera descarada y buscan únicamente la manera de sacar provecho de los mortales – enarcó entonces la ceja y soltó una risotada – carroñeros no… asesinos de los más débiles y desamparados, eso son.
Hartó de toda la palabrería femenina que trataba de hacerlo ver como el lobo feroz de las historias, Elías se acerca a ella, acechante.
– Mi consciencia se vera nublada en los cambios de forma, pero la suya siempre se encuentra nublada por la sed de sangre humana, repulsiva criatura – nada de lo que ella dijera, por más coherente que sonara, haría que Elías cambiara de opinión respecto a alguien que ya consideraba una presa – Yo lo sé, porque nunca he detectado sangre humana en mi cuerpo después de una transformación – sonrió burlón – pero vaya que he detectado el olor de los tuyos en mi cuerpo, porque al parecer los vampiros siempre son mi presa predilecta – y sin nada más que agregar, con un gruñido contenido en su garganta, Elías se lanzó sobre la presa femenina. Su forma humana podría ser mucho más frágil que cuando se encontraba en plena transformación pero sus conocimientos de cacería le ayudaban por lo que al lanzarse contra la inmortal, el licántropo no lo hacía simplemente con su cuerpo sino que de un veloz movimiento fue capaz de sacar de entre sus ropas una estaca, arma contra los inmortales que estaba destinada a clavarse directamente en el corazón de su presa.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Enemigos acérrimos [Privado]
- Es gracioso que me digas que no generalice cuando el primero que lo hace aquí eres tú - le contesto a su respuesta totalmente inapropiada - Los mismos motivos tengo yo para pensar que todos los tuyos son unos descerebrados como tú de que todos los míos somos unos carniceros - la lógica no era mi punto fuerte pero, en ese caso, era fácil de aplicar - ¿Quiere decir eso que tu también estás equivocado quizás? - añadí.
Además, aunque no pareciera real, era más bien que no se había parado a pensar en ello.
- Por desgracia para mi, mí alimento no se ende en supermercados y sólo tengo un modo de obtenerlo - intenté razonar de nuevo aunque al parecer a ese hombre le daba igual - Pero, como ya te he dicho, no mato a mi alimento y tengo personas que se prestan a ello de buena gana - algunos ligeramente manipulados por la situación - No organizó bacanales ni me retozo o doy baños en sangre de vírgenes - intenté ponerle un punto cómico a la explicación.
Luego amenazas vanas, intentando amedrentarme con recuerdos, con esbozos de sus transformaciones. Con cazas pasadas de vampiros que no supieron huir a tiempo o matarle por desconocimiento.
- ¿Entiendo entonces que eres un carroñero? Al parece te gusta comer cosas muertas - reí sonoramente ante locqie acababa de decir - Las mismas posibilidades tienes tú de creerme a mi en mis explicaciones que yo en tus negaciones.
Se harta y busca el ataque. Salta y en un movimiento completamente imprevisible saca una estaca con la que pretende acabar conmigo. Es temerario y bastante bueno. Pero yo ya he sufrido demasiado ataques por parte de humanos y, uno sólo, es poco para uno de los nuestros.
Cojo su manos mientras cae y giro alrededor suya colocándosela en la espalda y haciendo crujir su muñeca hasta que suelta la madera.
- Soy muy vieja y tu demasiado humano - una oportunidad más - No quiero pelear.
Además, aunque no pareciera real, era más bien que no se había parado a pensar en ello.
- Por desgracia para mi, mí alimento no se ende en supermercados y sólo tengo un modo de obtenerlo - intenté razonar de nuevo aunque al parecer a ese hombre le daba igual - Pero, como ya te he dicho, no mato a mi alimento y tengo personas que se prestan a ello de buena gana - algunos ligeramente manipulados por la situación - No organizó bacanales ni me retozo o doy baños en sangre de vírgenes - intenté ponerle un punto cómico a la explicación.
Luego amenazas vanas, intentando amedrentarme con recuerdos, con esbozos de sus transformaciones. Con cazas pasadas de vampiros que no supieron huir a tiempo o matarle por desconocimiento.
- ¿Entiendo entonces que eres un carroñero? Al parece te gusta comer cosas muertas - reí sonoramente ante locqie acababa de decir - Las mismas posibilidades tienes tú de creerme a mi en mis explicaciones que yo en tus negaciones.
Se harta y busca el ataque. Salta y en un movimiento completamente imprevisible saca una estaca con la que pretende acabar conmigo. Es temerario y bastante bueno. Pero yo ya he sufrido demasiado ataques por parte de humanos y, uno sólo, es poco para uno de los nuestros.
Cojo su manos mientras cae y giro alrededor suya colocándosela en la espalda y haciendo crujir su muñeca hasta que suelta la madera.
- Soy muy vieja y tu demasiado humano - una oportunidad más - No quiero pelear.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 295
Fecha de inscripción : 01/08/2015
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Re: Enemigos acérrimos [Privado]
- Yo podría estar de acuerdo con lo que dices acerca de las generalizaciones - menciono despreocupado - el problema es que yo ya te he visto atacando personas y tú no tienes nada para probar que como dices, soy un descerebrado - dijo con una sonrisa en los labios. Si la vampiro aquella pensaba burlarse de él y hacerle cambiar de opinión con argumentos tan tontos… estaba terriblemente equivocada - Así que no… yo no estoy equivocado.
Las explicaciones dadas por aquella inmortal únicamente hacían enojar mucho más al lobo, quien gruño molesto por lo que ella decia.
- Eres incluso más repugnante cuando tratas de bromear sobre la manera en que te alimentas - no era capaz de comprender como los vampiros encontraban tan fácil el hablar de la vida de los humanos. Elías sabía que él ya no era un mortal común pero no por eso dejaría de proteger a la raza que alguna vez perteneció, de hecho, se sentía más humano que lobo, más cazador que monstruo.
Cansado de todo aquello y enfurecido por todo lo que la inmortal dice, el cazador se lanza al ataque. La mano que lleva la daga es sujetada por la vampiro que con movimientos certeros termina sobre el lobo, lastimando su mano hasta que el hueso se rompe, obligando al cazador a soltarla daga y un quejido. En aquella situacion puede que ella se sienta vencedora y las palabras que escucha de su enemiga lo confirman.
- Ya es demasiado tarde para no pelear - asegura antes de usar la fuerza de su cuerpo para moverse y tratar de ser él quien someta a la vampiro, sin embargo aquella inmortal es rápida y lo unico que Elías logra es liberarse de ella.
Rápidamente se incorpora y gruñe al ver el estado de su mano.
- Vaya que tienes valor para herirme… lástima que será lo único que puedas hacer - con la mano izquierda saca un arma, algo que sabe no dañará a la inmortal pero que cree él, le dara tiempo para recuperar la daga del suelo y acabar de una vez por todas con ella.
Las explicaciones dadas por aquella inmortal únicamente hacían enojar mucho más al lobo, quien gruño molesto por lo que ella decia.
- Eres incluso más repugnante cuando tratas de bromear sobre la manera en que te alimentas - no era capaz de comprender como los vampiros encontraban tan fácil el hablar de la vida de los humanos. Elías sabía que él ya no era un mortal común pero no por eso dejaría de proteger a la raza que alguna vez perteneció, de hecho, se sentía más humano que lobo, más cazador que monstruo.
Cansado de todo aquello y enfurecido por todo lo que la inmortal dice, el cazador se lanza al ataque. La mano que lleva la daga es sujetada por la vampiro que con movimientos certeros termina sobre el lobo, lastimando su mano hasta que el hueso se rompe, obligando al cazador a soltarla daga y un quejido. En aquella situacion puede que ella se sienta vencedora y las palabras que escucha de su enemiga lo confirman.
- Ya es demasiado tarde para no pelear - asegura antes de usar la fuerza de su cuerpo para moverse y tratar de ser él quien someta a la vampiro, sin embargo aquella inmortal es rápida y lo unico que Elías logra es liberarse de ella.
Rápidamente se incorpora y gruñe al ver el estado de su mano.
- Vaya que tienes valor para herirme… lástima que será lo único que puedas hacer - con la mano izquierda saca un arma, algo que sabe no dañará a la inmortal pero que cree él, le dara tiempo para recuperar la daga del suelo y acabar de una vez por todas con ella.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
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