Ne vous attendez pas rien de personne ~Jude Jager~

Su familia siempre fue de clase alta, y muy cercana con la realeza, grandes y lujosos hogares rodeaban la mansión Jager… Además de su gran riqueza, la madre de Jude, Eliana, poseía un gran corazón y sentido de empatía, por lo que un día decidió acoger a un indigente del lugar que solo vagaba por las noches en busca de dinero para beber en los bares aledaños.
A la edad de 20 años, decidió seguir los pasos de su hermana más cercana en edad, ella era una cazadora en verdad muy hábil para su corta experiencia, por lo que fue la perfecta maestra de Jude. Al aprender del mundo sobrenatural en el que se comenzaba a desenvolver, le parecía cada vez más extraño el invitado de su casa, solo salía durante las noches, poseía una mirada muy peculiar, su piel era tersa y blanca sin comparación a la del resto de las personas a las que conocía, hasta que descubrió la verdad… su madre había traído a vivir a casa a un miembro del averno, un vampiro.
Decidió guardarlo en secreto a sus demás hermanas y sus padres, sin embargo debía dar aviso a su mentora. Jude fue sorprendida cuando hablo de la problemática, no solo su maestra estaba ya al tanto de la situación de aquel hombre… sino que estaba involucrada sentimentalmente con este mismo, y por esta razón no había dado caza al sobrenatural ser que dormía bajo el mismo techo. No podía hacer nada, aquel ser llevaba ya un tiempo comportándose de forma relativamente correcta y no causo ningún engorro a nadie, además de los sentimientos que su hermana dirigía hacia este, Jude lo dejo por la paz… grave error.
Durante una noche, el vampiro que la madre de Jude decidió cuidar y acoger en su hogar como si fuera un familiar más, callo por el hambre y la sed. Desde que llego al hogar Jager, se propuso cambiar… dejo por completo el alcohol que usaba como excusa para atraer gente en las noches y pedirles limosna… y sobre todo, quiso dejar de ser un vampiro, solo se mantenía “vivo” si se puede decir, a base de animales que capturaba exclusivamente para su satisfacción de sangre. Sin embargo estaba tan acostumbrado al sabor de la sangre humana, inigualable para su paladar.
Mientras todos en la mansión Jager dormían, el hombre se levantó de su letargo casi como un zombi sonámbulo, sin control de sí mismo, solo por la necesidad del elixir color carmesí que ya llegaba a sus fosas nasales. Los gritos inundaron la mansión, el padre fue el primero, ni siquiera logro despertar antes de ser completamente vaciado, la madre, arrojando lejos las elegantes sabanas y cubrecamas, corrió sobre su terciopelado piso, pero fue atrapada antes de salir de la gran habitación, ahora con paredes entintadas de roja sangre.
Con los gritos las cinco hijas despertaron, sin embargo el miedo que infundio la sombría figura de un hombre, manchado  con la sangre de sus progenitores, logro paralizar a dos de ellas, dejándolas indefensas ante el hambriento ser infernal. Otra hermana, se lanzó por un gran ventanal ubicado en el tercer piso, solo por el terror al entrar a la habitación en busca en busca de sus padres, y ver el desagradable paisaje con tonos sangrantes en las paredes, suelo y techo, la caída causo su muerte de manera instantánea.
Solo quedaron las cazadoras, que se encontraron frente a frente con el vampiro aún fuera de sí. Jude enseguida tomo un corvo, su arma favorita para acabar con los que pueblan el tártaro, intento que su mentora la acompañara y lograran derrotar al detestable ser… sin embargo solo dejo caer un lacrimal, lamentándose por su familia, y por la pérdida de su amado.
Jude dio una fuerte estocada al vampiro, pero este ni se inmuto, parecía demasiado perdido en su sed y hambre. Tomo el brazo de la joven, y propino una mordida a su yugular. Rápidamente la novicia cazadora, giro el corvo y logro empujar al vampiro. Cuando Jude se disponía a arremeter contra el hombre nuevamente, su hermana la detuvo, y le grito desaforadamente, diciéndole que se fuera, que escapara de ahí… no le dio tiempo de pensar, y Jude hiso exactamente lo que su mentora le dijo. Escapo de los terrenos de los Jager con su preciado cuchillo, sin embargo, su cuello había sido ya marcado.
Pasaron 25 años para que la joven pusiera nuevamente un pie en la aún destruida y manchada de sangre mansión Jager… Pero aunque no parecía haber envejecido un día, ya no era ni volvería a ser la misma.