Colaboración forzosa || Jäger Schulz

por **Viviane Clayton** Dom Jun 12, 2016 6:03 am

Durante el último mes había tenido tan sólo un encargo para eliminar a un licántropo por lo que esa oferta que ahora estaba ante ella sobre la mesa de la tasca era de obligado cumplimiento para poder mantenerse a salvo del hambre y la podredumbre. En un caso más favorable para ella se hubiera negado en redondo, jamás había trabajado codo con codo con nadie salvo su mentor, al que consideraba como un padre; pero la situación no le daba margen para siquiera pensárselo. Cogió el paquete con el dinero y con ello dio pie a que le explicaran cuál era el enemigo a batir y el motivo por el que no podía ir una sola persona. Los pagadores, dos hermanos de buena familia, tenían vigilada a la pequeña de la familia y por lo que contaban esta estaba siendo cortejada por un vampiro que cada noche se encontraba con ella. Temían por la mortalidad de la joven y por la vida del resto de la familia la que ese vampiro era conocido en su país de origen justamente por eliminar familias enteras una vez conseguía a las vírgenes y las convertía en sus concubinas. A Viviane poco le importaba la historia que hubiera detrás de los seres que se le encargaba eliminar, si aquella muchacha no hacía caso a las advertencias de sus hermanos no parecía ser muy espabilada por lo que poca pena le daba la situación por su parte. En cuanto a ellos, valoraba el esfuerzo que se habían tomado al recurrir a ella y quien fuera que la iba a acompañar en esa caza, pero siendo dos hombres hechos y derechos tampoco comprendía el motivo por el que no habían tratado de eliminarlo ellos mismos. Como es lógico ni una de esas ideas salió de sus labios y se limitó a asentir ante toda la información que recibía por su parte.

No se la conocía por ser especialmente sonriente ni habladora, valoraba la información que recibía y establecía un plazo para cumplir con el mandato. En ese caso tendrían que estudiar los movimientos de dicho vampiro –si es que realmente lo era- y descubrir en dónde pasaba los días, ya que ambos hermanos se negaban a que fuera eliminado mientras estaba con su hermana. Eso les dejaba un margen de acción reducido ya que era el único lugar en donde sabían a ciencia cierta que acudiría noche tras noche. -Dos semanas-, concluyó mirando a ambos alternativamente. Si habían acudido a ella antes que al otro cazador supuso que era porque ella estaría un escalón por encima y tomaría ese tipo de decisiones, -desde el momento en que le conozca empezará a contar el tiempo-, asintió conforme con la idea de ir a conocerle esa misma tarde. Le vería a las cinco en la misma taberna en que se encontraban y su apellido era Schulz. -Entonces en dos semanas a contar desde hoy nos encontraremos aquí de nuevo, ¿misma hora que hoy?-, miró a los hermanos y al obtener una respuesta positiva se levantó y abandonó el local. No había más que hablar con ellos, todos los temas que debían ser aclarados lo habían sido y no le agradaba pasar tiempo con sus clientes.

En el tiempo que tenía libre entre una cita y la siguiente se fue a casa para darse un baño y cambiarse de ropa. Necesitaría llevar más armas de las que entonces llevaba encima y por ello un atuendo menos femenino sería mucho más cómodo. Para ella siempre fue más sencillo cazar con camisa y pantalón pero no podía caminar así por París o llamaría demasiado la atención por lo que había ideado una prenda que hacía las veces de falda. Se trataba de una tela fina, nada pesada que colocaba tras ponerse el pantalón, así esta lo cubría y podía llevar debajo la ropa perfecta para pelear y sus armas. Si bien cuando iba de paseo nunca salía sin un arma, ya fuera pistola, daga… Cuando se trataba de cazar nada era demasiado y con el tiempo había aprendido a colocarlo de forma en que de un primer vistazo no se notara en absoluto bajo su cáscara femenina. El pelo recogido y sin gota de maquillaje. Un rato antes de la cita con el tal Schultz, decidió dar un paseo por el barrio en que vivían sus clientes. No faltaba policía merodeando para asegurar la seguridad de aquellas familias bien acomodadas pero por supuesto aquellos seres se podrían reír en la cara de los agentes que estos ni les verían pasar. Dio una vuelta a la casa que debían estudiar y contó tres entradas en la planta baja sin tener en cuenta las ventanas, era un edificio enorme pero el hecho de estar en un barrio y no en las afueras le complicaría el trabajo a aquel vampiro para no ser visto jamás. Una vez memorizó puertas, ventanas y balcones de cada fachada de la casa se dio media vuelta y encaminó sus pasos hacia la taberna, sabía que llegaría antes de la hora pero no tenía inconveniente en tomar una cerveza mientras esperaba.

por **Jäger Schulz** Mar Jun 14, 2016 8:51 am

En el mundo de la caza de sobrenaturales, cualquiera que conociera La Orden donde se crió Jäger, sabía de qué pasta estaba hecho. Sin embargo hay muchos cazadores en el mundo y cada uno lleva el trabajo de diferente manera. Los profesionales para Jäger, son los que han recibido una excelente educación y adiestramiento y pueden vivir holgadamente por el precio que ponen a la cabeza del sobrenatural que matan. Otros como los aficionados, que suelen ir armados hasta los dientes, intentaban dar caza en un amplio grupo a un sobrenatural, intentando que entre la fuerza bruta y la desproporción de fuerza, hiciera cometer un error al adversario para cazarlo, como mercenarios que reciben una gran paga y la reparten haciendo así las Compañías. Y finalmente estaban la Orden, que es donde estaba Jäger, tenían muchísimas entidades por el mundo repartidas, pero no lo hacían por el dinero, ya que la Orden, una vez te graduabas te daba el apellido de tu familia y procuraba que llevaras una vida holgada y tranquila. Lo hacían por el respeto a la vida humana.

Una de las ventajas que tenía el no necesitar dinero, es que no tenía que lidiar con los contratistas. La Orden le enviaba la paloma mensajera con el nombre del objetivo, la edad y la raza. También la pluma que debía impregnar con la sangre del muerto para hacer constar a la Orden de que había cumplido su trabajo. Y así fue como obtuvo el contrato para la muerte de aquel vampiro. La información de ese comunicado era ligeramente más extensa, en el papel le ponía las directrices y que por precaución y la importancia de esa familia, necesitaban asegurarse de la victoria frente al Vampiro y por eso, recibiría ayuda de otro cazador. Jäger que jamás hubiera pedido ayuda elevó una ceja al ver el comunicado y apretó la mandíbula tenso, malhumorado y enfadadísimo. ¿Tan poco confiaban en él? ¿Era una forma de castigo por algo que hubeira hecho? No tendría jamás esa respuesta, ya que poner en duda la decisión del consejo de Orden, suponía un acto de rebeldía que no tenía cabida allí y podrían degradarle.

Así que salió de la habitación del hotel en el que se hospedaba, vestido con normalidad y se fue directo a escudriñar aquel escenario donde le tocaría cazar. Era una gran casa, con un pequeño jardín y de aspecto neoclásico por su arquitectura. De reciente creación. Los ventanales eran amplios y grandes, permitían tanto la entrada de luz, como la imagen iluminada por la luz de las velas hacia el exterior y más en una noche de primavera que siempre solían estar abiertas. Jäger vio el qué hacer de la casa, planta baja para el servicio, y la recepción, salones en la planta media y la superior los dormitorios. Se notaba que era de construcción nueva tenía materiales nuevos que impedían que ardiera por ejemplo como era el hierro. Una vez dio una vuelta se acercó al punto donde había quedado con el otro cazador y se acercó al tendero de la taberna. En voz baja le preguntó si alguien había preguntado por él. Y el tendero le respondió con una mirada y un susurro- La Srta. Clayton- dijo señalando la figura que tenía en su mano una cerveza burbujeante.

¿Sabes la sensación de que el corazón se te paralice? Pues eso es exactamente lo que a Jäger le pasó. Esperaba encontrarse con un cazador experto, como él. No con una mujer en una taberna. ¿Era aquello una broma de mal gusto? Además el apellido Clayton para los graduados era de sobra conocido, era una leyenda en el combate cuerpo a cuerpo y con armas de corto alcance, tipo Sai o cuchillos. Pero si daba clases en los orfanatos, eso suponía una cosa más que evidente. No tenía hijos, y mucho menos una hija. Jäger con su desconfianza y prejuicios naturales se acercó a la joven a la que llamó en su hombro, llevaba los guantes de siempre que en su palma, tenía el cuero cosido con pequeños remaches de plata fina, si algún sobrenatural le estrechara la mano, ardería al contacto y él sabría que es un sobrenatural. ¿Aquella mujer había matado y robado la identidad de aquel hombre?- Me cuesta creer que una mujer sea una cazadora, pero más me cuesta creer que el Viejo Clayton tuviera hijos- dijo a modo de presentación, midiendo aún sus palabras. Alargó la mano en señal de presentación y expectante esperó a que esta se presentara como él- Soy Jäger Schulz.- le dijo sin apartar la mirada de su mano, sobre la jarra, y la otra libre, que esperaba que revelara la auténtica naturaleza de la mujer. Los segundos en los que esperaba a que la mujer se decidiera en estrecharle la mano, se le antojaron tormentosos y tensos, como ninguna vez. No entendía nada de lo que estaba pasando, pero no por ello bajaría la guardia.

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