Leah Windsor ID

Hija única de una familia bastante acomodada Leah, fue la luz de la familia Windsor mostrando desde pequeña esa capacidad de convencimiento y escucha por sus pares, era la típica niña que siempre quería jugar, amiga de todos en su hogar, decía su padre que cuando grande seria una persona importante, quizás la primera psicóloga en el mundo, sus padres aun siendo de la clase alta, siempre la guiaron a seguir sus sueños y vivir la vida de la mejor manera, creció con el pensamiento de una vida libre sin ataduras, sin nadie que la quisiera engañar. Los años comenzaron a pasar, y de ser la niña dulce se convirtió en una adolescente con ganas de conocer la vida, de aprender de todo un poco, aconsejaba y serbia de Sicóloga para la servidumbre, escuchaba sus problemas y les trataba de dar ayuda, todo lo anotaba en una libreta dejando registro de las “consultas” que hacía. Aun con la poca experiencia que poseía, su capacidad de convencimiento era de tal punto que las doncellas le creían y seguían los consejos que ella les daba, nunca hizo nada para que les sucediera algo malo. Sus padres notaron que a pesar de los años ella seguía con aquello en la cabeza, de ayudar, de escuchar, le contrataron a sus quince años un profesor que le enseñara sobre filosofía, ética y psicología, entre otras materias, que rápidamente llenaron la cabeza de  Leah a tal punto que quería saber de todo.

Si bien las batallas para esos años estaban a la orden del día, ella prefería mantenerse alejada de aquello, de vez en cuando llegaba uno que otro soldado a su hogar en busca de su padre, ella los estudiaba y hasta les sacaba un perfil sicológico a cada uno, su padre le tenía prohibido acercarse a estos hombres y ella como una mujer obediente le hacía caso. No falto la oportunidad que tuvo para conversar con alguno de los hombres que llegaban en ausencia de su padre hizo lo mejor que sabe hacer, escuchar, aconsejar y hasta darles un segundo de esperanza.

Con el paso de los años, siguió con sus estudios, pero ya no era un solo profesor si no que tenía alrededor de cinco profesores que me enseñaban de todo lo que ella se le ocurría, desde teología, física, química, matemáticas, historia, pintura y psicología entre otras, la mayor parte de su tiempo la pasaba con libros leyendo, estudiando tomando apuntes. Hasta que decidió que había aprendido lo suficiente, con diecinueve años comenzó a vivir su juventud, asistir a bailes que no le gustaban mucho, a conocer a la sociedad como tal, cruda y tan llena de prejuicios, no tuvo ninguna amistad que a su parecer fuera digno de conocerla, claramente se hizo de amigos, les decía las cosas como eran y ellos se alejaba, ya que la realidad era que la gente prefería mentir antes de escuchar cómo eran en realidad las cosas, no mentía y tampoco le gustaba ocultar cosa, a menos claro que fueran secretos de amistad… pero no conocía la verdadera amistad.
 

Estaba atardeciendo el clima era  agradable para pasarla en el jardín, justo antes de que se ocultara el sol, su momento favorito del día; tomo su cuadernillo y se fue hacia el jardín donde la esperaba una mesa junto a las rosas, abrió su cuaderno y comenzó a leer las ultimas anotaciones que tenia, eran sobre uno de los jardineros que había llegado a no más de unos meses, tenía problemas con el alcohol y ella trataba de ayudarle, un alcohólico con un buen gusto por la jardinería, le había dicho su padre, mas para ella era un hombre que buscaba ahogar sus penas en aquel liquido que le permitía olvidar en lapsos de tiempo lo que su pasado acarreaba…  Ahí en total calma escribiendo sus anotaciones, vio como entraron los carruajes, con escudos en ellos, no le importo hasta que su padre comenzó hablar desde la entrada de su hogar, felicitando al Héroe de Guerra, que tenía el agrado de visitar a la Familia Windsor. Su padre no tardo en notar la presencia de su hija en los jardines y mando a llamarla para presentarle a tal héroe.

No paso ni diez minutos y Leah se encontraba junto a su padre observando al joven que no pasaba de los veinte años, con su ojo crítico noto todo lo que acarreaba tras sus espaldas aquel joven de nombre Philippo Stagiakos. Más que nunca quería conocer lo que ocultaba tras su mirada, notaba algo diferente a todas las personas que había conocido, quizás las batallas habían endurecido su rostro, o tal vez las muertes de su espada le habían hecho tener esa aura que le incomodaba pero a la vez le intrigaba, primera vez en mucho tiempo quería conocer más de uno de los invitados a su hogar…

Y Así fue cuando tuvo la oportunidad de estar a solas con el hizo lo mejor que sabe hacer… preguntar y escuchar, le costó más que nada sacarle las primeras palabras, pero tenía un don como le decía su padre el del convencimiento, tenía ese ángel – como decían las doncellas – de querer contarle lo que sucedía… poco entendió… pero el tiempo le daría las respuestas a todas las interrogantes. Fue envidiada por gran parte de la realeza primeramente por las damas ya que ella había conseguido tener una cercanía una amistad con Philip. Su enamoramiento comenzó el día que él le conto, la verdad, ¿Extraño enamorarse de alguien que ama a alguien más? Nunca le dijo absolutamente nada, por el respeto que ella sentía por la vida que llevaba… una que no se imaginaba ni en lo más mínimo… Entre confesiones y varias visitas al palacio de los Windsor, Leah, comenzó a conocer un mundo del que no salía escrito en ningún lado y dudaba que alguien quisiera compartir aquello… eso le acarreo la idea de plasmar en un libro lo que ella sabía, una historia con un apodo masculino ya que mujeres escritoras nunca serian bien vistas… Siempre supo que no sería correspondida, pero no se alejo de él, nunca cuando él estuvo libre… la amistad era divertida y solo se conformaba con escucharle y con tratar de aliviar aquella carga que caía en la espalda del joven Héroe…

UN año completo estuvieron hablando, por cartas, en persona y mas verdades que mentiras fueron reveladas, maravillada y sorprendida Leah, le quiso aun mas…
 
 

El día de su cumpleaños Leah se atrevió a preguntarle a Philip -¿Alguna vez has convertido a alguien? – Tal vez esperaba una mejor respuesta y no fue así, y a raíz de aquello odio con todas sus ganas a Asariel, por manipular aquel joven que ella aun quería en secreto, conocía la historia pero nunca le había tomado el peso, un peso que se llamaba vida eterna, algo que todos desconocían y a ella se le abrían los ojos. Esa noche bailo con el Héroe de guerra, todos decían que eran una pareja perfecta… realmente nadie sabía nada de ellos, ella los dejaba hablar y al parecer Philip le daba igual, el tenia claro sus sentimientos… y ella… al parecer también…

Los meses pasaron tan rápido que la ausencia de Philip se hizo notar en su vida… aun cuando le escribía casi a diario las respuestas casi siempre eran las mismas, Émile le sigo el rastro, está perdido Asariel lo ha ocultado… Leah siempre pensó que Émile, era una mujer muy afortunada hasta que en una de sus tantas respuesta descubrió que era un hombre, las piezas encajaban y no se sentía desconcertada, un poco avergonzada pero eso no cambio nada…  faltaban pocos días para terminar ese año cuando la peste callo en el palacio, poco a poco y lentamente fueron muriendo primero las empleadas, las doncellas… sus padres se encontraban igual que ella… y ya hacia un mes que no escribía… sus fuerzas eran pocas, la habían logrado estabilizar con la medicina rudimentaria, brujas habían llegado al palacio para salvaguardarla…

El día era negro como la noche… o la noche era tal cual es… solo escucho los pasos, no podía ver, ni siquiera sentir nada, escucho su nombre y una respuesta que no espera – Es mi primera vez… la primera vez que convierto en alguien-  no sabía si estaba alucinando o la cuarentena la tenia así… la voz angelical de Philip inundo su pequeño mundo que se desvanecía a medida que las horas pasaban…
 
 


No sabía si tenía los ojos abiertos o aun dormía, no sabía si estaba muerta o estaba más viva que nunca, era aquello de lo que tanto le había conversado su amigo Philip, era aquello que temía ser pero sabía que de alguna manera la había salvado, dada por muerta fue dada cuando en el palacio no encontraron el cuerpo de la joven Leah, mas Philip se había encargado de todo, principalmente de no dejar a la deriva a su amiga y confidente, antes de morir el padre de Leah, había dejado todos sus bienes a nombre de la única heredera, tierras, negocios, campos, oro, era necesario para que ella pudiera continuar con la misma vida que había estado viviendo hasta la caída de la peste…

Los días comenzaron hacer eternos, y aprender a vivir por las suyas la llevo casi a la locura misma, la sed incontrolable que sintió los primeros meses, no podía parar mas nunca probo la sangre humana solo probo la sangre de Philip pero no recordaba el sabor, de animales comenzó alimentarse sintiéndose culpable por cometer aquella atrocidad que la transformaban en su propia pesadilla, de leer tanto paso a no leer nada, tenía un objetivo controlarse, se encerró por el bien de los demás… y al cabo de unos años logro encontrar la armonía en su interior, siempre siguió en contacto con Philip, no podía perderle la vista ni el rastro… más bien ahora ella le debía la vida…

Y se lo retribuiría de la manera que sabría cómo hacerlo feliz… ayudándole en la búsqueda de Émile, que años, muchos años más tarde le encontró, lo reconocía por que había visto en sus sueños el rostro de aquel hombre que había robado el corazón de Philip, con otro nombre Émile estaba con vida… Pietro… pero no pudo, algo detuvo a Leah a callar y hacer hasta lo imposible para que su amigo no viera, a su amado, aquello la llevo a perder al único hombre, familia y amigo que tenia…

Philip… se había enamorado otra vez… Pietro o Émilie… ella quedaba atrás…
 
 


Los años comenzaron a pasar demasiado rápido para Leah… lejos de Philip, tuvo que empezar hacer su vida, celos podrían llamarse pero no los sentía;  comenzó a  seguir de lejos la pista de Asariel  y de Émilie perdiendo el rastro de su único amigo… aborto todas las esperanzas cuando perdió el rastro de todo lo que había sido hasta ese momento su existencia, una vida que no había elegido pero de la que estaba agradecía.

Los años pasaron y comenzó a vivir su propia vida, madura de pensamiento y con los ojos bien abiertos se instalo en Paris, con una consulta para ayudar a quien lo necesitara, atendía solo de día a los humanos quienes llegaban por una infinidad de problemas, aprendió mas sobre los humanos gracias a su capacidad de leer los pensamientos, buena para escuchar y dar buenas respuestas se tacho ella misma de Psicóloga, no cobraba mucho más dinero no era lo que necesitaba, conoció a sus pacientes, ayudo en fortalezas y debilidades, en trastornos y en simples caprichos, eso la llevo con el tiempo y los años hacer una Psiquiatra una loquera una rama de la medicina en ese tiempo criticada por la sociedad, a ella simplemente le importaba muy poco lo que decían los demás, adoraba ser aquello. Comenzó a trabajar en el Sanatorio mental donde le pudo emprender el vuelo sobre lo que realmente le gustaba desde siempre ayudar.

De vez en cuando le escribe a Philip, no lo ha visto en años, respuestas a veces recibe… pero sabe que sigue con los mismos fantasmas y ella aun tiene un sentimiento fuerte hacia él, uno que sabe nunca será correspondido…

Actualmente sabe que Philip esta en Paris, pero no ha podido dar con su paradero… espera que el reencuentro sea mejor que la última vez que se vieron…