Cafe du ciel (Baldassare)

Aquella noche mientras observaba la luna menguante en el cielo azabache a través del agujero en el techo de la cabaña abandonada donde se había instalado, le pareció que todo en su vida estaba cambiando progresivamente rápido. Hacía un par de meses apenas que había decido volver de su entierro voluntario y había conocido bastantes personas en ese poco tiempo que estaban haciendo su vida cada vez más interesante. Esa noche parecía no ser la excepción pues iba a verse con Baldassare, un Vampiro quien le producía muchísima curiosidad, no sólo por su longevidad sino por su forma de ser.

Con renovados ánimos se había arreglado lo mejor posible (teniendo en cuenta su limitado ropero no había tardado mucho), la nieve que había caído en días anteriores y que se había filtrado por los agujeros en el techo de madera, se había derretido y pequeños charcos de agua gélida estaban esparcidos por aquí y por allá a través de la mustia sala. Esa cabaña aún conservaba algunas sillas y una estantería de su anterior dueño, ahora lucían maltrechas y mohosas gracias a los cambios del clima.

Salió de su improvisado refugio y se dirigió a la ciudad, más específicamente al lugar donde habían quedado. El café Du Ciel quedaba en una estrecha calle que pasaba desapercibida la mayor parte del tiempo y más en aquella temporada invernal. El café era pequeño y desde afuera lucía más como la casa de una ancianita salida de cuento de los hermanos Grim que un establecimiento público, con la madera pintada en colores pasteles y decoraciones navideñas colgando del pórtico de la entrada.

El vampiro saludó a la dueña, una señora cuya edad no estaba bien preguntar, pues su cabello canoso y grandes ojeras dejaban implícito que había estado en este mundo por muchos años, abrió la puerta con una sonrisa cálida, el fuerte olor a café y hierbas le recibió de repente así como el calor de la fogata encendida al fondo que llenaba todo el lugar de una agradable temperatura primaveral. El sitio estaba tan saturado de decoraciones de navidad que más bien parecía el contenido de una piñata. Habían estaquillas de Santa Claus, ángeles en miniatura y estrellas colgando del techo por doquier, así como un enorme árbol de navidad en el centro con frondosas ramas llenas de girnaldas y bolas de cristal verdes y rojas.

Caminó hasta el fondo, a una mesa justo al lado del árbol y cerca a una pequeña ventana que daba a la callejuela y se dispuso a esperar a su amigo.

¿Amigo? ¿Podía realmente llamarle amigo? Se preguntaba recostando los codos sobre la mesa, el sueter color beige y la bufanda sepia, que llevaba hacían juego con la decoración del sitio sin proponerselo.

No tuvo que esperar por mucho tiempo hasta que vio a Baldassare entrar por la pequeña puerta, algunas personas se giraron a verle pero pronto continuaron en lo suyo bebiendo sus humeantes tazas. Soren sonrió levemente cuando el vampiro más viejo se acercó.

-No es un lugar muy popular – Comentó mientras el otro se sentaba – La gente lo considera pasado de moda, así que no es muy concurrido, pero alguien como yo, que ha visto las modas ir y venir, valora las cosas que se mantienen a través del tiempo... como este café precisamente ¿Sabes lo viejo que es? - Preguntó aunque no esperaba que Baldassare lo supiera.

-¿No estarás pensando revelar la edad de una dama? ¿Eh Profesor? - La voz de una anciana le interrumpió, una señora de cabello blanco planteado recogido en una coleta, de espalda encorvada, cientos de arrugas pero ojos tan vivos como los de cualquier adolescente se había acercado a la mesa – Y veo que me has traído nueva clientela – Agregó con una sonrisa de abuelita de cuento.

-La señora Dufort es la dueña – Exclamó Soren – El señor Donizetti también trabaja en el ámbito del arte – Le presentó, la anciana le hizo un ademán con la mano para que no se pusiera de pie como era acostumbrado por los caballeros al saludar a una dama – No hay necesidad pimpollo- Comentó sacando un par de librillos - Aquí esta el menú - Les ofreció unos librillos rectangulares en los que había una impresionante lista de bebidas que uno no esperaría pudieran ser ofrecidas en un lugar tan recóndito como ese, habían cafés importados de Sudamérica, tés de todos los colores de China y Japón, inclusive algunas preparaciones propias que ella había ideado a lo largo de los años.

El menú estaba escrito a mano con tinta y la caligrafía era remarcarble.

Notó la sorpresa en la mirada de Baldassare, el menú dejaba una gran impresión a cualquiera que lo viera por primera vez. Le agradó que Baldassare comprendiera la importancia de las cosas que se mantienen perennes en el tiempo, cosas que pueden pasar desapercibidas para un mortal, pero no para alguien que había visto las eras ir y venir con todos sus cambios. Soren se quedó esperando a que su compañero pidiera algo pero en vista de que no se decidía llamó a la señora Dufort con un movimiento de su muñeca y la señora llegó con pasos lentos pero seguros de nuevo a la mesa.

- Para el señor Donizetti, un Café Italiano expreso con Brandy, espolvoreado con Cocoa - Le pidió sin ni siquiera mirar el menú, había ido tantas veces que lo había memorizado - Para mi... - La señora Dufort le interrumpió y completó la frase con un tono de voz pícaro
- Lo de siempre, pimpollo, capuchino sin azúcar preparado con café de Brasil - Luego se giró hacía Baldassare y agregó - Ha pedido lo mismo por casi 20 años y siempre cree que lo olvido - Dejó escapar una risita que resultaba vivaz para su edad y se giró para regresar a la cocina con los menús en las manos.

Una vez solos, Soren sintió la necesidad de explicarle un poco mejor la situación a su interlocutor.

- Ella sabe lo que soy - Le comentó bajando la voz, no quería que otros comensales lo supieran también, aunque estaban relativamente lejos de la mesa donde ellos estaban y bastante entretenidos en sus propias conversaciones - Sabe que existen otro tipo de seres en la ciudad, pero es buena guardando secretos, no te preocupes por ello - Agregó para que Baldassare se sintiera más relajado en el recinto - He pedido un café con algo de licor para ti... porque me da la impresión de que eres un hombre de carácter fuerte, tus esculturas me hablan de alguien que sabe lo que quiere, por lo tanto un café expreso fuerte y firme será apropiado para tu paladar, la cocoa le da un toque dulce y suave, porque también tienes un lado sensible ¿no? - Finalizó.

Soren no iba a aceptar que había observado a Baldassare más de la cuenta, más allá de sus obras en el museo, pero era cierto que le gustaba analizar a la gente, especialmente a otros artistas, siempre había un mundo escondido detrás de cada cuadro que él deseaba descubrir. Sobre su capuchino el vampiro más joven se encogió de hombros, pensando en alguna respuesta compleja que le dejara impactado, sin embargo no tenía una en especial.

- Todo lo que pruebo me sabe a cenizas... a excepción de la sangre - Aunque aquello era sin duda algo obvio para su interlocutor, continuó - El café es de las pocas bebidas que a pesar de no poder disfrutar como antaño, su fuerte olor me trae recuerdos y me hace sentir como un mortal que puede disfrutar de esos simples placeres de la vida - Agregó con cierta nostalgia - Que no daría yo por volver a probar la comida - Comentó y su mirada se perdió en algún punto del salón.

Sobre el alago intentó remilgar pero el Vampiro más viejo le pidió que aceptara el halago sin más por lo que asintió con la cabeza y un leve sonrojo se instaló en sus mejillas. Intentando salir del embarazoso momento decidió cambiar el tema de la conversación.

- ¿Pòrqué llevas tantos años encerrado? - Le preguntó directamente - Espero no ser indiscreto y no estar ahondando en cosas demasiado personales - Se apresuró a decir - Pero realmente me da curiosidad... después de todo no se conoce a un Vampiro tan viejo todos los días - Agregó con una sonrisa, demasiado inocente para alguién que pronto cumpliría los 300 años.

Observaba las figuras que la espuma de leche formaba en su café y levantó el rostro con cierta sorpresa frente a la pregunta, no había hablado al respecto con nadie, en el pasado había estado en una relación con un pintor con quien había compartido su alma y abierto su corazón, sin embargo nunca había hablado de ese tema con él. Un humano no podría comprenderlo aún cuando se lo intentara explicar, pero Baldassare quizás lo entendería.

-Sólo ciertas cosas – Respondió sin sonreír, su mente se estaba perdiendo en otros tiempos – La inmortalidad trae sus ventajas... pero hay cosas que sólo se pueden apreciar cuando se es mortal, la comida por ejemplo es una de ellas – Revolvió perezosamente el café generando espirales en la espuma – La culinaria habla de la cultura y la historia del país donde proviene, es como si en cada bocado pudieses degustar la esencia de esa región... en mi opinión es otra forma de descubrir el mundo -

Y era que para Soren casi todo en la vida se resumía en búsqueda de conocimiento. Para él fin único de su existencia imperecedera era poder experimentar y absorber cuanta información y conocimiento le fuese posible, porque consideraba la inmortalidad como una oportunidad para trascender su intelecto.

- Bueno en eso tienes razón... ayuda a darte un perfil como artista – Exclamó al escuchar a Baldassare hablar sobre su decisión de vivir en soledad. - Sin mencionar que las relaciones interpersonales son complicadas...- Agregó llevándose el café a los labios, el calor de la bebida le quemó la lengua, pero no le importó y continuó hablando - Las vidas humanas son como suspiros... un día te encuentras amándolos con locura y luego simplemente mueren y tienes que continuar sólo -

Notó como Baldassare se había quedado callado de repente, al parecer el tema le hacía perderse en algún recuerdo pasado y con todos esos años que decía tener sobre sus hombros, el Vampiro más joven podía comprender porque el repentino cambio de semblante, lucía mucho más serio, como si el tema fuera más personal para él. Sintió que frente a él, podría decir cualquier cosa, que sin importar lo alocada que fuera, Baldassare terminaría por comprender.

-Esta bien preguntar – Respondió para que entendiera que no le molestaba, le habría molestado quizás hablar del asunto con otra persona, pero a pesar de llevar conociendo a ese vampiro por poco tiempo, sentía que podía conectar de alguna forma y más importante aún que podía aprender de él – Como humano no tuve mucha experiencia en las relaciones amorosas, para ser franco no me interesaba y debido a que era el hijo medio de un Barón en Suecia, mi hermano mayor, era por supuesto el destinado a heredar el título de mi padre, por esa razón no me preocupaba encontrar una doncella para casarme, más bien me imaginaba que sería el Tio que se quedó soltero toda la vida y que mantiene encerrado en la biblioteca – Sonrió mientras contaba aquello - Pero cuando se me fue ofrecida la inmortalidad, decidí que no me permitiría amar a nadie porqué sabía que eventualmente le vería morir, por eso estuve mucho tiempo sólo con mi Sire, viajando de ciudad en ciudad, visitando Bibliotecas... era como una especie de vida bohemia y de abstinencia... algo así como un monje – Le explicó y bebió un poco más de café.

- Claro que mi Sire no perdió el tiempo como yo – Bromeó – Tuvo 3 esposas y por supuesto fui testigo del dolor que representaba para él quedar viudo... un dolor que, temía miedo no poder soportar – Dejó escapar un suspiro y le pareció que estaba hablando demasiado, decidió cortar allí la historia y preguntar - ¿Has estado en este tipo de situación? 1000 años es demasiado tiempo para estar sólo... -

Le escuchó hablar y asintió cuando dijo que para algunos vampiros el tema de las relaciones no era tomado de manera tan seria sino mucho más a la ligera, Soren inclusive había escuchado de Vampiros en París que eran bastante promiscuos y no se preocupaban por el impacto que pudieran tener en las vidas humanas.

Lo siguiente le sorprendió bastante, abrió los ojos de par en par y parpadeó con sorpresa, Soren era como un libro abierto y resultaba fácil leer en su rostro sus intenciones o sentimientos.

¿Cómo podía Baldassare haber amado a una sola mujer en más de 2000 años? Era demasiado tiempo para no volver a fijarse en alguien, para no dejar que alguien entrara en su corazón. De seguro en todos esos años tuvo que conocer otras mujeres con personalidades afines y que quizás despertaran el mismo interés de su esposa ¿Cómo es que había resistido esa tentación por tantos años?.

-Me cuesta creer que sólo haya habido una mujer para ti... teniendo en cuenta tu edad – Comentó perplejo, no lo juzgaba por ello, de hecho estaba facinado – Entonces es posible que el amor... dure tanto tiempo – Comentó más para si mismo que para su compañero, luego la pregunta de Baldassare le hizo levantar el rostro y mirárle a los ojos, estaba en lo correcto, al parecer ese hombre en frente suyo tenía la capacidad de analizar a las personas sin que estas tuvieran que decir mucho.

-Es verdad... creo – Murmuró sintiéndose algo avergonzado con el asunto – Es como el arte... cuando una persona me atrae y despierta esa pasión que el arte despierta en mi... es fácil que mi corazón caiga rendido – Le explicó, aunque no sucedía muy a menudo y la mayoría eran amores platónicos, Soren no solía perseguir una relación en esas personas, le resultaba más fácil amarlas en silencio – Sin embargo no soy muy dado a tener un montón de relaciones... una cosa es sentirse atraído y llegar a amar a una persona y otra cosa es actuar en consecuencia – Le explicó y agregó – Es complicado para mi tener una relación con un humano y aunque me sienta atraído prefiero ignorar el sentimiento y no hacer nada al respecto... por el bien de esa persona más que por mi mismo – Se encogió de hombros – He sobrevivido casi 300 años, no voy a morir por un corazón roto – Bromeó jugueteando con la cucharita en su café.

- Si no te molesta que te pregunte... ¿Nunca pensaste en convertir a tu esposa en Vampira? - Inquirió luego de una pausa – Así podrían haber estado juntos para siempre ¿No? -

Sonrió sintiendo la cabeza caliente cuando dijo que probablemente habría salido de un cuento fantástico y en cierta forma ambos lo eran, para los humanos que los rodeaban ellos eran seres míticos que sólo habitaban las leyendas y los cuentos. Soren si lo había intentado, 300 años era mucho tiempo para vivir en solitud y no salir con nadie, inclusive alguien como él con una personalidad un tanto introvertida podía encontrar otros con ideas y gustos similares. Pero antes de responder a ello prefirió esperar y escuchar lo que Baldassare tenía para decir, estaba realmente curioso sobre como era posible que alguien amara a una sola en tanto tiempo.

-Entonces es posible recordar por más de 2000 años – Dijo más como para si mismo que para su interlocutor – Siempre me he hecho esta pregunta desde que fui convertido por mi mentor, ¿En que punto los recuerdos desaparecen? ¿Cuantos años pueden pasar para que el cerebro deje de recordar ciertas cosas? Es fascinante ¿No crees? Que nosotros podamos mantener la memoria a través del tiempo de esta forma -

No se dio cuenta pero estaba sonriendo, absorto en esta idea de poder ser testigo del desarrollo de la humanidad y poder recordar cada detalle como si lo hubiese vivido el día antes aún cuando pasaran 1000 años. ¿Llegaría a vivir tanto como Baldassare? El abanico de posibilidades era infinito y le emocionó tan sólo imaginarlo, por lo que su expresión resultó inapropiada para el tono melancólico y la historia triste de su compañero.

La pregunta lo sacó de su ensoñación. Y se tomó unos momentos para pensar bebiendo hasta casi terminar su café.

-Creo que no hay una respuesta correcta a esa pregunta pues depende del sentimiento por la otra persona – Respondió con ambigüedad y recordó a su pintor – Hace 6 años amé con locura a un joven pintor y creo que podría basar esa respuesta en mi experiencia con él, por la intensidad del sentimiento – Volvió a hacer una pausa y pensó en su propio mentor mientras meneaba la cabeza – Si estuviera en tus zapatos, la habría convertido sí y sólo si, ella fuera mi mejor amiga, no sólo mi amante – Respondió al fin con expresión pensativa – El amor puede ir evolucionando y cambiando con el tiempo, es difícil que no fluctué y se transforme dependiendo de las experiencias... por esta razón creo que, si hay una amistad fuerte se podría pasar la eternidad con esa persona aún cuando el amor cambie -

Se llevó una mano a la cabeza para rascarse entrecerrando los ojos en una mueca que resultaba un tanto inocente, como un niño nervioso frente a un profesor que le pide la lección.

- No se si me hago entender... por ejemplo mi mentor, no siento por él una atracción física ni tenemos un tipo de relación amorosa – Hizo una mueca como si tan sólo la idea de imaginarse a Erkki en una situación comprometedora con sigo mismo le resultara excéntrica – Pero llevamos casi 300 años como buenos amigos... a lo mejor hubieses podido lograr algo así con ella, aún cuando el amor cambiara en algún punto -

Por la forma en como se refirió a su amada, Soren comprendió que no era un tema del cual Baldassare gustase hablar y no le sorprendía pues el mismo también evitaba hablar de muchas cosas, además se conocían relativamente hacía poco y aunque compartieran la misma maldición que los hacía trasegar indeterminadamente por el mundo, eso no significaba que debían compartir todo lo que pensaban o sentían.

Entonces le preguntó sobre Anuar y los recuerdos llegaron dolorosos a su mente, tuvo el impulso de cambiar el tema pero sabía que hablar de lo que había ocurrido en esos últimos 6 años era necesario para superar ese dolor. Si Baldassare llevaba casi 2000 años recordando a la mujer que amó era posible que Soren continuara amando a Anuar por muchos años más ¿No era mejor desahogarse un poco y aprender a vivir con ese recuerdo?.

- Espero no aburrirte con la historia - Dejó escapar un suspiro - Nuestra relación fue corta, tan sólo duró dos años a comparación de lo que un Vampiro puede vivir es sólo un parpadeo, sin embargo fue intenso y viví muchas cosas con él - Le explicó desviando la mirada hacía la bebida que ya casi terminaba - En un viaje a Rumanía que hicimos juntos, una noche un cazador me capturó y me encerró en un sótano por más de un año - Hizo una pausa porque recordar las torturas que había sufrido en ese mugroso sótano le sobrecogieron de repente - Pasé mucho tiempo sin beber... estuve tan débil que apenas si era consciente del paso de los días... creo que el cazador quería venderme al mercado negro de Rumanía o algo así, en realidad nunca supe realmente cuales eran sus intenciones hasta que logré escapar -

- Me tomó un buen tiempo recuperarme... no se si has estado tan sediento que no puedes casi ni moverte por ti mismo, mucho menos cazar humanos. así que sobreviví mordiendo pequeños animales en el bosque y eventualmente pude recuperarme lo suficiente como para volver a París - Hizo otra pausa y meneó la cabeza con una medio sonrisa - Cuando regresé Anuar estaba con otra persona... como nunca envié una carta, él creyó que le había abandonado y bueno... así es como terminaron las cosas -

Se encogió de hombros, ahora que lo pensaba resultaba muy frustrante pensar que había perdido la oportunidad de encontrar un compañero eterno en ese pintor de no haber sido por la intervención del cazador.

- A lo mejor... habría terminado convirtiéndolo en mi compañero eterno si hubiese tenido mejor suerte... pero ya vez... -

Mientras Baldasare decía que la gente no tenía idea de lo mucho que eran perseguidos a través del a historia, Soren se preguntó cuantos encuentros con cazadores o inquisidores habría tenido un ser como él ¿Con más de 2000 años a cuestas? las experiencias que debía tener sobre su espalda eran casi infinitas.

- Si... creo que todos han vivido alguna vez su propia tragedia de amor, de lo contrario el teatro no sería tan popular, la gente va al teatro porque se siente identificado de alguna u otra forma con alguno de los personajes - Comentó volviendo la vista al café que ya estaba por terminar.

Le escuchó decir que la inmortalidad no había manchado sus virtudes y recordó a su propio mentor quien decía cosas similares sobre él, que tenía un corazón puro a pesar de ser un depredador que se alimentaba de sangre humana. Sonrió tímidamente y no pudo evitar que el color volviera a sus mejillas, ser halagado por alguien con tantos años, le hacía sentir muy feliz pero al mismo tiempo avergonzado. Una extraña combinación de sentimientos que se transformaban en una serie de cosquillas en la barriga.

- Voy a tomar tu consejo - Dijo al fin luego de carraspear - Después de todo, puedo decir que alguien con más de dos milenios de experiencia me lo dio - Agregó con voz orgullosa inflando un poco el pecho - Por cierto... tengo curiosidad de saber algo ¿De todas los siglos que has vivido, cuál es tu favorito? Supongo que deben haber épocas que recuerdes con cariño y otras que quieras simplemente olvidar -